La Guerra Civil de Siria III.

(CONTINUACIÓN)

Los Participantes y los Países involucrados en la Guerra Civil de Siria.

Los Países vecinos de Siria y las Potencias extranjeras interesados en la Guerra Civil de Siria.

El Estado de Israel.

Israel no ve hasta el medio plazo la expresión de un nuevo peligro para su seguridad y no necesariamente mayor, con la floración de las semillas islamistas y de una seudo independencia democrática en Siria. Porque Siria ha participado activa y fructíferamente en todas las guerras contra Israel desde 1948. La dialéctica bélica con los Assad se prolongaba por más de 4 décadas. Y está enconada gravemente con la ocupación por Israel en la guerra de 1967 de los Altos sirios del Golán. Buscando estratégicamente, mediante un enorme obstáculo natural reforzado, proteger las llanuras de Galilea e impedir el desparrame (teórico) de las unidades motorizadas sirias por ellas, camino de Jerusalén. Y viceversa, los altos del Golán son territorios sirios, no hablemos ya de los límites de la Gran Siria de la dinastía Epifanes, heredera en el reparto del Imperio de Alejandro. Y abren la puerta de su país a las fuerzas de defensa mecanizadas israelíes, atacando en una penetración profunda a Kuneitra y a Damasco, sobre un terreno favorable para el empleo de los medios acorazados.

El único parámetro nuevo sería la posible presencia en esas fronteras de Israel de comandos “suicidas” o “desesperados armados sin retorno” de al-Qaida. Pero Israel ya ha demostrado que la infiltración de pequeñas unidades por sus fronteras, incluso con entrenamiento de ingenieros, es una posibilidad que tiene controlada con sus medios desplegados humanos, eléctricos, visuales, destructores y electromagnéticos. Y al-Qaida, aunque actúa espasmódica y dolorosamente, lo hace buscando una trascendencia estratégica en sus acciones sucesivas. Por ejemplo, aumentando la confusión, el desorden y el odio entre comunidades opuestas en un país o región, como Irak o Siria. Es decir, quiere también optimizar el gasto de sus magros recursos destructivos.

La República de Turquía, herencia ideológica de Mustafá Kemal.

Los turcos están intentando aumentar su protagonismo y su influencia en el Próximo Oriente. Buscando convertirse en una gran potencia regional. A ello les llevan los sucesivos inconvenientes planteados durante lustros a su incorporación de derecho a Europa. Y, les empuja definitivamente el gobierno de Erdogan. Que juega sus bazas a largo plazo, por aproximaciones sucesivas, en envites cortos, intentando islamizar la república de Ataturk, sin que los militares, garantes constitucionales de ella, se le encabriten y lo derriben. Sus renovadas preferencias estratégicas les llevan a mirar por bastante tiempo al Este. Turquía, con casi 80 millones de habitantes, puede intentar hacer un papel moderador sunní hacia la República de Irán. El gran problema operativo para Turquía es que fue la potencia dominante de la zona hasta hace menos de un siglo. El Imperio otomano extendido duró desde el siglo XV al inicio del XX. Y los turcos no son étnicamente árabes y su cultura es diferente.

El ministro de relaciones exteriores turco, Ahmet Davutglu, declaró categóricamente que “intervenir en el norte de Siria es un derecho natural de Turquía”. Y Erdogan remachó que “los que ataquen a Turquía, sentirán en su nuca su aliento”. Aquélla no permitirá que grupos terroristas como al-Qaida o el PKK se establezcan allí. Pero Turquía sabe que el Kurdistán es largo en Kms. Y que sus rebeldes kurdos actúan desde el Kurdistán iraquí, con bases seguras en los montes Candil. Donde tienen cobertura en su contrapendiente sur y abastecimientos de sus habitantes iraquíes.

La República Islámica de Irán.

Al extremo este del Próximo Oriente está la teocracia intransigente antioccidental chiita de los ayatollahs amomiados. Éstos, cuando quieren resultados importantes y rápidos contra sus vecinos, emplean a comandos o a unidades de la Guardia Republicana, imbricada en el régimen. Éste está enraizado en un complejo de consejos y asambleas, ideados, creados y organizados para asegurar, mantener y perpetuar su funcionamiento socio religioso. Pero que es incapaz de desarrollar moderna y económicamente a un país con los recursos y la exuberancia demográfica de los iraníes. Irán es una isla chií en un Mar sunní. Que lo abraza, desde el oeste al este, por todo el sur, desde Turquía a Pakistán, pasando por Afganistán, Arabia, Jordania, Palestina. Sus “cayos adyacentes” son El Líbano, Siria, Irak y Bahrein; teniendo más pujanza Irak y El Líbano. La pérdida del régimen de los Assad no sólo les restará un aliado, sino que entorpecerá mucho toda la logística del apoyo a Hezbolá y a Hamas, en la franja de Gaza.

La República Popular China.

Es otro de los países intervinientes en Siria, al ser una potencia principal en el escenario de un mundo global y multipolar. De hecho, las posibles actuaciones de las naciones occidentales en ese conflicto están frustradas y limitadas por el sistemático veto de China a su aprobación en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los comunistas chinos se consideran un poco al margen de la lucha por la influencia directa en el Oriente Medio musulmán. De la que el conflicto sirio es un episodio más, surgido en lo que es un resurgimiento del islamismo militante en esa zona geoestratégica.

Las preferencias estratégicas chinas se dirigen hacia el subcontinente indio y las naciones de su influencia. Donde un rival a su medida tiene una estructura política más avanzada que la suya, aún a pesar de todas sus contradicciones, discriminaciones y carencias. Y posee una pujanza demográfica que les supera. Aunque últimamente los chinos comienzan a darse cuenta de lo irracional de sus métodos seudos científicos del control de la natalidad. Aplicados en aras de un progreso material futurible, del que sólo disfrutan en diversos grados en el presente los miembros del partido y sus familias, los técnicos que lo diseñan, impulsan y desarrollan, los jefes y oficiales de las fuerzas armadas y una minoría de emprendedores y hombres de negocio, que han prosperado a la sombra de un clientelismo institucional inveterado de las citadas élites públicas. Otra preferencia estratégica de Beijing es extender su influencia y ampliar los lazos económicos y diplomáticos con las naciones en desarrollo, especialmente las que tengan “recursos naturales y cultivos primarios”, que sean necesarios para la producción manufacturera, la alimentación y el desarrollo general de las naciones. Ella les ha llevado hasta mucho más allá de sus fronteras geográficas o estratégico militares.

Así, los chinos no actuarían directamente, ni por intermedio de terceros países, en Siria. Sino lo harán colaborando en cierta medida con los intereses y las proposiciones diplomáticas internacionales de los rusos. Reforzando así una postura política común de contrapeso y neutralización de la influencia de Occidente en la zona. Y a cambio de una cierta reciprocidad rusa a favor de los intereses chinos, en otros países en los que no choquen las influencias de ambos.

Rusia.

La nueva Rusia de Putin, tras el paréntesis difícil e indiferenciado de Boris Yeltsin, está despertando de una transición traumática a la democracia formalista, no reflejada aún en sus estructuras de poder y de administración. En ellas se está transmutando todo el aparato supervisor y burocrático de la URSS, creado a lo largo de 70 años de férrea dictadura del PC. Por lo que no es casual el origen profesional de Vladimir Putin.

El mantenimiento de la base de Tartus al este del Mediterráneo, le supone para Rusia su única instalación naval real legal en un mar en el que históricamente ha estado ausente. En Latakia se podría instalar “provisionalmente” (en lenguaje diplomático puede indicar indefinidamente) la República alauita de Latakia, bajo el Protectorado de Rusia. La pérdida de sus “aliados controlados” del Pacto de Varsovia y del COMECON, sólo le dejan a Rusia aspirar a nuevas influencias captables en Eurasia hacia el Asia central, desde Siria a la India y Vietnam. Turquía ha sido un enemigo proverbial. China es un socio, competidor y rival, si vale esta definición polivalente, que hace que ninguna de las expresiones lo sea en plenitud. En Afganistán nunca han podido asentarse.

Los Estados Unidos anglosajones

, para diferenciarlos de los Estados Unidos mejicanos, que también están en América del Norte, son una potencia en repliegue en toda la zona de influencia musulmana del Próximo Oriente. Ni están, ni se les espera significativamente en este conflicto. Su preocupación evidente son los arsenales de armas químicas del ENS. Pero, los agentes químicos nunca han sido empleados modernamente en operaciones fuera de los frentes fijos, estables y fortificados, o contra ataque masivos frontales, sin vehículos con protección NBQ, los cuales invitaban a su empleo productivo. Éste se concreta hoy en día en reducir el ritmo de realización (el “tempo”) de las operaciones militares móviles del enemigo. Como lo harían un campo de minas o un obstáculo reforzado. El empleo de los agresivos químicos en “interfases de acción” tácticas muy fluidas, de unidades y pequeñas unidades militares con “grupos” de rebeldes, no es práctico. Y los miedos de que estas armas caigan en mano de terroristas antioccidentales no son muy fundados. Tras la caída de la URSS y la aparición de una Federación Rusa articulada pasó un tiempo, en que se pensó que ocurriría una gran diseminación de las armas NBQ en grupos terroristas y/o separatistas y estados díscolos. Y esto no ocurrió. Los estadounidenses actúan en Siria sirviéndose de sus agencias secretas y de inteligencia y dando al ELS apoyos selectivos de comunicaciones y gestiones.

La Europa de los Mercaderes huidizos, formalistas y meticulosos.

La vieja Europa está representada apropiadamente por la cuestionable Alta Representante de la Unión europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Margaret Ashton, baronesa Ashton de Upholland. Y sigue (por pasos contados y seguros, propios de una burocracia supranacional, autoprotegida y cristalizada, guiada por una multitud de leyes, reglamentos y protocolos internos), una “actuación” en el conflicto sirio que resulta previsible, lenta, indecisa y poco brillante. Y que no tiene nada que envidiar a la de las ineficaces Naciones Unidas.

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