CHIÍES vs. SUNNÍES

LAS COMUNIDADES HERMANAS ENFRENTADAS (CHE)

El Corán, fuente religiosa común de los chiíes y sunníes, no es muy revelador acerca de las disputas internas armadas (DIA) dentro de la comunidad universal de creyentes. En la época del Profeta este problema ni se contemplaba. Y si aquéllas hubiesen existido, al juntarse con el acoso externo que sufrían los musulmanes, probablemente llevasen juntos a la dispersión y a la desaparición del grupo de los fieles. En la Sura (capítulo) 49, aleya (versículo) 9 se les ordena: “Cuando se hacen la guerra dos naciones de creyentes, procurad reconciliarlas… Los creyentes son tus hermanos (la máxima relación de consanguinidad). Arreglad, pues, las diferencias de vuestros hermanos y temed a Dios, a fin de que tenga piedad de vosotros.” Y en 4, 33: “Oh, creyentes,… no os matéis entre vosotros…(o, no os matéis a vosotros mismos)”. El inicio del versículo va dirigido contra la codicia y la apropiación ilícita. Y el Legislador ha podido extenderlo al asesinato (muerte del inocente) y sus variantes (por ejemplo, el suicidio).

Los chiíes.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Ëste se siente perseguido, en razón de las ortodoxias dinástica (los derechos de la familia del Profeta a la conducción del Islam) e ideológica (admite menos fuentes de revelación), que proclama y defiende. El cisma surge en el 680 d.C., a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero eximio del Profeta. Llamándose en árabe a sus partidarios, shi’at Ali o, resumiendo, shi’is. Pero, los chiíes no tenían organización, ni medios para triunfar y dominar en los territorios donde abundaban. Así, el chiismo, en minoría demográfica siempre, asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello. Están a la espera del retorno del (califa) imán desaparecido. Éste es el nombre que toman los guías político-religiosos en el chiismo y que no tiene que ver con los imanes sunníes, de menor rango y formación ideológica, que dirigen la oración en las mezquitas. Aquél vendrá como Mahdi (el guiado por Alá) en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma ortodoxa (los chiitas). Pero también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente o guerrera, incluso con éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolah o partido de Alá. Las principales comunidades chiíes están en Irán (65 millones), India (22 millones), Pakistán (36 millones), Iraq (17 millones) y Afganistán (5 millones), siendo mayoría en Iraq e Irán.

Los sunníes.

El sunnismo, que siguen cerca del 90% de los musulmanes actualmente, acepta también como revelación divina la Tradición o Sunna del Profeta, de donde toman el nombre. La tradición la forman los hechos y los comentarios o hadices de Mahoma. El mayor o menor rigor en la selección por la pureza de su origen y en la aceptación de esta tradición, que fue recogida y transmitida por sus seguidores más inmediatos, caracterizan a las cuatro “escuelas ideológicas” sunníes, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, abr una puerta esperanzadora a la evolución pacífica del Islam. Ella acepta también el “consenso de los sabios” de la comunidad o Umma y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares. Partiendo de su “origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles y barbarie”. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

A la muerte de Mahoma, las alianzas tribales árabes que él creó amenazaban con disolverse, al no reconocer todos su mensaje o el control político religioso desde Medina. El primer califa Abu Baker al-Siddique, dos años menor que Mahoma, afirmó su autoridad en la comunidad y consolidó el califato como los “sucesores político religiosos del Profeta” (no como “Legisladores del Islam”, institución que se extinguió con aquél). Y para ello utilizó la Yihad, en la guerra llamada de las riddas, estableciéndose un ejército permanente, no sujeto a paga regular. Los 4 primeros califas, desde Abu Baker a Alí, son conocidos por los sunníes como los Rashidun, los “rectamente guiados (por Dios)”. En esta etapa histórica primigenia, los musulmanes realizan sus primeras conquistas, partiendo de su núcleo inicial La Meca-Medina, hacia el norte, el este y el oeste del mismo. La transmisión del califato entraría ya enseguida en conflicto irreconciliable con los después llamados chiíes.

La Yihad, esfuerzo en el camino de Allah.

Es de señalar que la Yihad, expresada en el concepto preciso que todos entendemos, no está recogida en el Corán. Sin embargo, si bien aparecen en el Corán unos 8 versículos “pacifistas”, también existen cerca de 100 aleyas en las que se anima a los musulmanes a la defensa de la comunidad, a la lucha contra los infieles y a la propagación armada del Islam. Establecidas las líneas maestras, rápidamente los jefes políticos de la Umma, incluyendo al Profeta, echaron mano del instrumento que tan claramente se les ofrecía y que necesitaban a vida o muerte. Y lo denominaron Yihad. El Islam establece la obligatoriedad de la Yihad como guerra santa, equiparándola a los llamados “5 pilares del Islam”, que se simbolizan con el dorso de una mano abierta. Ellos son las obligaciones elementales, de carácter ritual y colectivo, y simples, de todo musulmán en su “sometimiento a la voluntad de Dios”. En el principio del Islam, cuando reinaba la jahiliyya (definición de la barbarie anterior a éste) en los árabes, en los tiempos de Mahoma, la Yihad fue imprescindible e inevitable para la defensa de la nueva religión. Que surgía en medio de un mar proceloso de tribus y clanes paganos e idólatras y más o menos nómadas, que poblaban Arabia. No había comenzado aun la diáspora, la expansión primera del Islam a todo el mundo árabe, y los grupos de musulmanes podían ser fácilmente eliminados por sus enemigos. Todo cambio radical, incluso sólo nuevo, encuentra siempre un rechazo inicial, que se origina en la “inercia ideológica y costumbrista” conservadora, que existe en la sociedad donde aparece.

Los Hermanos Separados Enfrentados.

El cisma chií pretendía arrebatar a la mayoría de los musulmanes, seguidores de la Tradición, la legitimidad del legado de Mahoma. En él iban incluidos los conceptos del legítimo origen, del mando o dirección social y militar, del control y desarrollo religiosos y de las perspectivas organizativas y sociales del Islam. Los sunníes tienen el mando político religioso de la Umma en el califato y sus emires y jeques delegados, asesorados , prevenidos y apoyados por los ulemas y muftíes piadosos. Los chiíes, para lograr y mantener la supervivencia, descansaron el poder político, la dirección de su gran estrategia o estrategia nacional y la conducción religiosa en la “casta clerical”, como intermediarios privilegiados entre los fieles y Allah. Esto mantiene firmemente unidos a los creyentes en torno a su interpretación única y vigilada del Corán. Aunque tienen una proyección ideológica y social hacia el futuro: el retorno liberador, justiciero y hacedor del Mahdi, encarnado en su decimosegundo iman desaparecido (en el año 874), que no ha muerto. Pero esto es la necesidad social y psicológica de la recuperación, consolidación y exaltación del orden establecido original, que fue perturbado por los sunníes, y un premio, la paz y la ventura para los creyentes ortodoxos (ellos) antes del Juicio Final de Dios.

(CONTINUARÁ)