Rusia, Ucrania y Occidente…

Desde el principio de la revolución ucraniana a finales de 2013 contra el presidente Viktor Yanukovich, las noticias sobre ésta, sus prolegómenos, su inicio y su desarrollo han ido adquiriendo mayor espacio e importancia en las “páginas, imágenes y audio de Internacional” de todos los medios de comunicación. Y no hay comentarista político que no haya escrito ya varias veces sobre este fenómeno político social y sus posibles vías de solución. Cuyos resultados, cualesquiera que sean ellas, tendrán gran trascendencia para Europa y su futuro inmediato y a medio plazo.

La gran mayoría de las informaciones no de agencias, casi siempre glosadas, y los comentarios políticos, procuran ensanchar el alcance y, a la vez, concentrar todo el espectro del fenómeno y sus derivadas. Entremezclándose los intereses, opciones, opiniones y probabilidades de acción de los distintos actores de este drama coral, en cada reseña que es producida y publicada. Que a veces son micro ensayos. Al igual que en el G-2 del Estado Mayor debe existir un mapa que proyecte y exprese la situación general, existirá otro que defina la situación del enemigo. Éste permite al mando estudiar y comprender lo que ocurre y, también, lo que traman “al otro lado de la colina”. Usemos este recurso. Concentremos nuestro pensamiento, retirando del fenómeno en marcha las adherencias de las reacciones del otro rival, que son más numerosas y, al menos teóricamente, cuenta con más actores secundarios en su elenco.

Las relaciones de Ucrania y Rusia.

Al final de la Guerra Fría, Ucrania controlaba y desplegaba unas 1900 cabezas nucleares estratégicas y cientos de armas tácticas nucleares, que procedían del reparto del arsenal atómico de la extinta URSS. Muchas de estas armas estaban almacenadas en Crimea, en el valle del Kiziltashsky. Donde había una instalación subterránea para montar y almacenar cabezas nucleares. Pero ya en 1990, el Parlamento ucraniano (Rada) aprobó seguir una política de defensa “no nuclear”, lo que implicaba deshacerse de ese tipo de armamento. Pero la Rada no ratificó hasta el 18 de noviembre de 1994 el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP). En la votación, los diputados aprobaron suscribir el tratado internacional por una aplastante mayoría de 301 votos a favor, 8 en contra y 13 abstenciones. Sin embargo, pusieron previamente como condición para realizar la adhesión que se diesen “garantías de seguridad” a Ucrania. La víspera de la ratificación, 14 países y la Unión Europea (otros 12) anunciaron que otorgarían a Ucrania una ayuda de unos 30000 millones de pesetas. Esta cesión se sumaría a los 62000 millones de pesetas ya concedidos, que estaban destinados a desmantelar las armas nucleares heredadas de la Unión Soviética y a abastecer las cinco centrales nucleares eléctricas de Ucrania con combustible enriquecido ruso. Finalmente, un acuerdo firmado entre Ucrania, Rusia y los EEUU, elevaba las ayudas garantizadas a 124000 millones de pesetas. Por otra parte, con el Acuerdo de Budapest de 1994, los EEUU, Gran Bretaña y Rusia acordaron defender la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania a cambio de su desarme nuclear.

En seguida, los trenes de carga especial comenzaron a moverse desde Ucrania a las instalaciones de desarme y reutilización en Rusia. En total, unos cinco mil ingenios y componentes nucleares se trasladaron entre los dos países, empleando para ello un centenar de viajes de trenes completos. La operación concluyó básicamente en 1996 y Ucrania se unió así al pequeño grupo de países nucleares, que ahora incluye a Libia y Suráfrica, que renunciaron voluntariamente a sus armas nucleares. En la actualidad Ucrania tiene operativos 15 reactores nucleares, que dan electricidad al menos a la mitad del país, según de Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), y que utilizan combustible enriquecido por Rusia, el cual procede, con menor cantidad de material fisionable, de los EEUU. El corte del abastecimiento de combustible nuclear para uso en reactores comerciales es otro posible instrumento de presión sobre Ucrania en manos de Rusia actualmente. Tras los primeros movimientos rusos en Crimea, el presidente interino de Ucrania declaró que iba a desplegar a las fuerzas armadas para defender sus instalaciones nucleares. Y el Parlamento de Ucrania hizo un llamamiento a los observadores internacionales para que ayuden a proteger esos reactores.

Ucrania es por historia y por demografía parte de la Europa limitada al este por los Urales. Y Ucrania es por oportunidad política y momento histórico parte de la “Europa democrática y liberal centro occidental”. Que forma junto con los Estados Unidos, que actúa como el otro “polo vibrante” fundamental al otro lado del Atlántico, la “civilización occidental”. Un gran problema se plantea ahora, no sólo a Ucrania, sino a sus vecinos al Este y al Oeste. Y es conseguir que las fuerzas hoy antagonistas e irreconciliables, que se enfrentan en Ucrania, desgarrando su patria, se conviertan en fuerzas complementarias y necesarias entre sí. Y es una gran labor conjunta, desinteresada, con altura de miras y dirigida por estadistas, la que hay que desarrollar para conseguirlo y alejar los espantajos que se vislumbran, cada vez más amenazadores, en su horizontes socio político. De no conseguirse esa “fusión de intereses”, que ésa es la misión de la Política, la alternativa sería mala para todos, nacionales y vecinos cercanos y lejanos. Y la herida sólo se cerraría en falso y por un tiempo imprevisible.

Pero para Rusia, Ucrania es algo más que un aliado estratégico. Como lo serían el Imperio japonés, la Europa Occidental o la Gran Bretaña para los EEUU. Ucrania es parte de la esencia nacional rusa. En Ucrania nació hace muchos cientos de años, el germen fuerte y prometedor de la nación rusa, la Rus. Desde la caída de la URSS en 1989, Rusia no se enfrentó a un mayor cataclismo disruptor, potencialmente rupturista, que la Revolución Naranja de 2004 de Julia Timoshenko, ahora recién liberada tras un durísimo encierro político. Debía haberla digerido y neutralizado o asimilado, lenta y pacíficamente. Pero, hoy en día, los dirigentes tienen prisa. Siempre, la maldita prisa. Sin embargo, los ucranianos y sus aliados rusos optaron por contener y apagar esa Revolución. Fue lo más fácil, pero dejaron unas brasas potentes bajo la capa de cenizas. Y el problema latente ha resurgido ahora virulento y casi descontrolado. Y Rusia, con un conflicto encendido, está apostando fuerte y decisivamente por una resolución unilateral a su favor.

La Estrategia de Rusia.

Para el 19 o 20 de febrero último se generalizó el uso de tiradores libres de la policía y de las fuerzas de seguridad especiales de Ucrania contra los manifestantes más díscolos o destacados de las revueltas populares, especialmente en Kiev, con su centro en la plaza Madián. Epicentro, que es la palabra usada en general, quiere decir “sobre el centro”. Y señala el punto terrestre que está encima de donde se origina un temblor de tierra. El epicentro es el punto terrestre teóricamente más afectado por las fuerzas telúricas desatadas. El cariz de la revuelta armada obligó a Yanukovich a ceder mucho e importante a la oposición rampante. Antes de que los acontecimientos se volvieran más graves e irreversibles, el presidente abandonó la capital rápidamente y tras un breve peregrinaje por Ucrania, terminó refugiado en Rusia. Un parlamento dominado por la oposición, donde se incluyen grupos de violentos y exaltados visionarios, que no están controlados y permanecen callados y soterrados, tomó todo el poder y eliminó al anterior ejecutivo elegido por el pueblo. Técnicamente, se trata de un golpe de estado incruento.

(CONTINUARÁ)

THE ARROGANCE OF THE COMMAND IN COMBAT

On January 17, 1781, the American brigadier 45-year-old Daniel Morgan, faced in Cowpens, in a small battle without operational transcendence, with the British regular forces of the lieutenant colonel 27-year-old Banastre Tarleton. Both were possessing similar forces. But half of the large thousand men of Morgan were territorial militias. The shock with the regular British would ruin them, as the fixed bayonets in closed formation terrify the militiamen. These, nevertheless, were good shooters, accustomed hunt, having a great personal initiative. Only the 200 militiamen of Virginia had received training of regular. And together with the Delaware, Maryland and Virginia Continentals, might form part of an infantry line, to resist the assault of the more than 1000 regular British. Morgan neither came to a very reflexive deduction, nor planned too much. He simply guided by his instinct and experience and used his men successively, according to their qualities. And he bore in mind Tarleton’s behavior with the rebels in other occasions, thinking in slowly wearing out the British. In Cowpens acted a capable, impulsive and haughty enemy. That was an example of the arrogance of the command. This is one of the best characters to face him in a dialectic of wills. Showing convincingly him a fodder and a weakness, these «invincible controls» grow bolder and thoroughly insist, mentally and tactically, up to the sink.

Precedents of Cowpens’s Battle.

The mission given to Daniel Morgan by the general Nathanael Greene, commander of the South Department of the Continental Army, was as simple as wide and vague. And had a high degree of interpretation, of adjustment and of possibilities of use of his scanty and unlike resources. «Your force and all those who could join you, will operate at the west of the Catawba river, as much defensive as offensively, according to your prudence and discretion, acting with all care and precaution to avoid surprises and stumbles with the enemy. Your aim is to protect this zone of the country, to raise the spirit of her inhabitants and to be a nuisance (to scourge) in it to the enemy». Morgan, who already had fought in the Indian and French wars of last times of the Colonies, was put by George Washington in 1777 in charge of a select light force of 500 infantrymen with rifles, which were known as «Morgan’s Shooters». This unit played a principal role in Saratoga’s American victory, which was an inflexion point of the Independence War. The post of the brigadier general Morgan was Commander of the Southwest Department. Though his initial forces were only approximately 300 regular infantrymen from Maryland, Delaware and Virginia, under the control of the lieutenant colonel John Howard, approximately 200 militiamen of Virginia, commanded by the major Frank Triplett and around 80 dragoons commanded by the lieutenant colonel William Washington (second cousin of George Washington).

From his part, the British commander of the territory, Lord Cornwallis, was planning to return to North Carolina and lead the invasion postponed after his defeat in King’s Mountain. And the force of Morgan was a vague threat on his left flank. To defeat her and protect the British fort in Ninety Six, that his intelligence indicated erroneously him that Morgan was going to attack, Corwallis called lieutenant colonel Banastre Tarleton to the west of the Catawba. Tarleton’s troops were the «taskforce» called the British Legion, a combined unit of infantry and cavalry formed by some of the best British troops in the Carolinas. The Legion had gained important victories in Monck’s Corner and in Fishing Creek. But Tarleton had acquired an odious and irrevocable reputation of cruelly and merciless among the «patriots» after Waxhaws’s battle, when he allowed his men to massacre the rebellious soldiers who had given up. Tarleton asked Cornwallis more regular and went after Morgan with a reinforced force, trying to corner him in the Broad river.

The Preparations for the Battle.

In the cold and moist morning of Friday, the 16th of January, 1781, the Morgan’s regular went out of his night camp in Burrs Mill towards the Broad river. The rebels were in South Carolina, near her border with North Carolina. In both Carolinas, the Americans had suffered several reverses the previous year: In the siege of Charleston they had to surrender an «army» and lost another one in Camden’s battle. And great part of South Carolina was in British hands, commanded by Lord Cornwallis. The column was advancing following paths and gullies, framed by low still defoliated bushes, at the west of the Catawba river. Daniel Morgan known be followed by the British forces of Tarleton, placed behind at only 4 hours of march. The successive reports of his cavalry explorers, who were keeping visual contact with the enemy explorers and vanguard, were confirming that this distance in time» was not changing. But brigadier Morgan was thinking that it might diminish very much this night, if Tarleton, as it was his custom, was deciding to continue the pursuit during part of it, to fall at the dawn over the «rebels». The principal danger was to be reached by 300 Tarleton’s dragoons during the crossing of the Broad, which was flowing then in flood and was impeding furthermore its passage. At middle of the evening, the Americans were approximately 16 km to the river and only were remaining 4 hours of the languid winter daylight. Already they could not realize the passage this day. Morgan knew about the existence of an opened area of pastures, sprinkled with trees, at half way to the river. It was the Hannah’s Pasture (Cowpens), where the local farmers give up freely their cattle. Furthermore, this night he would receive the support requested to colonel Andrew Pickens, chief of Carolina and Georgia‘s militias, which also were at south of the Broad and which were directing to their meeting. Morgan decided to go toward him and take his decision, after realizing a visual reconnaissance and know his chiefs‘ opinion.

At the end of the evening, the regular rebel forces reached the pasture, placed 8 km south of the river, by its southwest side. It was a softly rolling or flat ground, provided with small dispersed spots of walnuts, pines or oaks. On having lacked low bushes, the high natural grass provided good pastures to the cattle. Morgan and his chiefs could estimate this way their defense area from the sights that the British would have. The ground opposite to them was ascending up to a long ridge that closed it, placed at 375 ms. of distance and with not more than 20 ms of high with this base. Beyond that, partially covered by the rear slope, 2 nearby hills were outlined at the right. It was a favorable area for the cavalry, where Tarleton might move at pleasure his dragoons, maneuvering, threatening, attacking or finishing off the task of his regular infantry. For it, it was of hoping that the British would not avoid a combat presented on it. Morgan decided to face the British there. Establishing in this great meadow chunk a defense in depth position, reserving his dragoons to reject assaults at his exposed flanks and using his men according to his qualities and real possibilities.

One of the means of the command to conquer the «combat laziness» of the men, is to use always the forces according to their real capacities. And allowing that the phases of the «cycles of action and recovery» are always fulfilled. As example, «national militias» could neither be the advance point in an assault or breaking through, nor permanently and aggressively operate far from their support bases. But they could defend established positions, «redoubts», against professional units and even come to locally countershocking them successfully, if they were well directed. Their aims had to be simple, easy and, even, staggered. In such way that they were not swept by an enemy higher combat capacity and could fulfill them. And that the gratifications for the successive obtained stages, supported them and were reinforcing their moral and confidence in themselves.

This night Morgan was joined by 600 state and local militiamen of Colonel Pickens. Morgan establishes with the militias a dispersed first line of expert shooters for the harassment, placed at the beginning of the gentle slope. And another second line, in closed formation, at 135 ms. behind, to receive the first one. He only asks the men of both lines to realize two deliberate aimed shots. Allowing them then to retreat at rearward, close to both nearby hills, slipping through the left flank, without waiting the close combat with the British. Morgan removes them from the bayonets and takes advantage of their attrition capacity by the fire at many dozens of yards of targets, even small. Neither he forgets to stimulate their survival instinct. He remembers them that if the enemy infantry charges triumph, the pursuit and their annihilation will be almost inevitable: they have at their back the Broad and the British possess a majority of regular cavalry of 3 to 1. Morgan’s third line, his only regulars line, is deployed a bit below of the military ridge. His right side is formed by the Virginia militiamen of Triplett and the center and the left side is formed by the Continental infantry, with Howard in command of the whole line. The Americans rested this night near their positions. And their direct commands and Daniel Morgan approached them with interest, to encourage and to clear them the doubts. At dawn, they took there the breakfast.

The Battle of Cowpens.

At sunrise and beyond the rebels positions, the first British dragoons were outlined between the line of trees that was framing the horizon. As Morgan thought, the British had use several night hours to continue the march to reach them at the first morning. The dragoons advanced at front, forming a clumsy vanguard, and were surprised by the running fire of the riflemen of the first enemy line, concealed between the trees. Morgan and Howard, observed the result from the height: 15 dragoons had fallen from their mounts. The rest went back and urgently penetrated between the trees. Very soon, all the units of the combined force of Tarleton went out the forest and began to form their assault line. In each end placed a dragoons company (<50 men). Together with that in the left side, as her a little behind, deployed the Scottish Highlanders' 71 battalion (the infantry reserve).

The principal British line was formed, from left to right, by the 7 infantry regiment (of recruitment), the regular infantry of the Legion, and her light infantry in compact guerrilla line. Inserted between these 3 units, were two small artillery pieces of 3 pounds, transported on horse and known as «grasshopper», due to the typical jump that they gave on having shot. Behind the Legion deployed her two dragoons companies (> 250 riders), forming the mobile reserve of the British detachment.

The British line began to advance at the pace of his drums. Little later, could be observed the smoke puffs from the rifles of the rebel free shooters. These got up and ran towards the line commanded by Pickens, retreating through the spaces between the formed companies. The British leveled muskets to bayonet charge. When his line was less than 40 ms. to the militias, his officials gave the order of open fire. The volley struck the British, whose discipline allowed them to rapidly close rows and to answer in turn with a volley. But, instead of continuing a determined advance, the British lost their impetus, on having decided to recharge the weapons. It was an opportunity for the rebels: the enemy was detained inside the range of their muskets. And another volley went out of their line, beating the whole British line and knocking down many «epaulettes». Again the British recovered and arranged to a bayonet charge. Fulfilled their orders, the militiamen broke formations and ran towards the left flank, looking for theit rear.

(TO BE CONTINUED)

EL CORÁN.

UNA GLOSA PARA NO INICIADOS…

Korán es el conocimiento y su lectura, y al-Korán o el Corán es el Libro Noble por antonomasia. Mahoma no pretendió instaurar una religión nueva, diferente, distanciada o enemiga. Sino que recogió y partió de las tradiciones escritas y orales de los judíos (la Torá o nuestro Antiguo Testamento-AT) y cristianos (unos Evangelios paupérrimos) de su época. Porque todos ellos eran adoradores del Dios Único, Eterno y Todopoderoso. Que se acerca Personalmente a los hombres, buenos y malos, para revelarles Su existencia plena, felicísima y autosuficiente. Y para darles un mensaje de salvación eterna, por voluntad libérrima Suya. En el Corán se narran y se repiten por numerosos capítulos las historias de diferentes y numerosos personajes judíos del AT. Incluso, como en el caso de José, el hijo de Jacob, se extiende en detalles que no están en los textos judíos y cristianos.

Aproximación al Corán.

Los asuntos tratados en el Corán se relacionan directamente con las preocupaciones y los desvelos que, a lo largo de su devenir, estaban en el alma de Mahoma. Al inicio de su predicación, durante su primera estancia en la Meca, las suras descendidas son religiosas y luego, tras la Hégira, las medinesas recogen órdenes propias de un estadista, un organizador, un mando conductor. Desde el punto de vista de su estilo, el Corán está redactado en la prosa rítmica (say), que era usada por los sacerdotes y magos de la Arabia idólatra. Pero, a diferencia del lenguaje usado por éstos, no utiliza palabras altisonantes, oscuras o sin significado. Sino que posee una riqueza inusual de ideas nuevas, que lo hacen un modelo de la literatura árabe. El texto del Corán es piedra de escándalo para muchos hombres, porque no todos lo tratan con la perfección que pide y se merece. En efecto, unos lo toman textualmente, interpretándolo al pie de la letra, sin admitir posibilidad alguna de variación ideológica o de adaptación lógica; pero otros, quizás demasiado estudiosos del lenguaje y sus expresiones, lo entienden casi todo alegóricamente, veladamente.

El Corán se desmenuza en 114 capítulos o suras, que contienen unos 6200 versículos o aleyas. Las discrepancias en su número, según las escuelas recopiladoras, llevó al recuento de sus palabras, 77934, y de sus letras, 323631, ya que estos números sí coincidían. El lenguaje coránico es simple y cercano y la metodología de expresión es sencilla y muy reiterativa. El Corán va dirigido a gentes humildes e iletradas. Que tienen que aprender sus mensajes, normas y mandatos a través de fórmulas literarias alegóricas y metafóricas, empleando símiles bucólicos, venatorios y pastoriles, que les resultan próximos a sus modos de vida simples y naturales. Y recordarlos y asimilarlos por su repetición frecuente, primero en grupo vecinal (primeras madrasas o escuelas coránicas) y luego en la soledad con Dios.

Una y otra vez, se insiste en el Corán que las obligaciones de los musulmanes son el establecer la oración diaria (el salat), dar la limosna canónica (el sakat) y hacer el bien en general. Es evidente que, previo a cualquier obligación y su cumplimiento, está el reconocimiento y la sumisión a Allah, concretados en la recitación por el neofito de la fórmula ritual “Sólo Dios (Allah) es Dios y Mahoma es su profeta. Fórmula que tendría un efecto parigual al bautismo cristiano. La peregrinación a la Meca y sus santos lugares está más desdibujada, porque en la etapa del descendimiento de los suras de junto a Allah, los musulmanes eran minoría, no estaban organizados y bien establecidos y estaban amenazados por multitud de enemigos infieles.

En 28, 37 se concreta: “Al igual que Allah hace el Bien, haz tú también el bien y no fomentes el desorden (el Mal) en la tierra”. El Mal comprendería, entre otras cosas, los asesinatos u homicidios de inocentes, las drogas y borracheras, las destrucciones innecesarias de bienes de todas clases o de cosechas y árboles útiles. También previene el Corán a los fieles, contra la actitud errada y suficiente de los malvados, los salvapatrias, los falsos anunciadores y apóstoles en su nombre. Que son, a su vez, desviados por Allah, para que sufran el castigo a sus acciones maliciosas y recalcitrantes. 2, 10 “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (crímenes) en la tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”. 2, 11 “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”. Pero, Allah, el Compasivo y Misericordioso, siempre castigará al malvado y al infiel por debajo de lo merecido por sus pecados, crímenes e ingratitudes.

Origen, necesidad y transmisión de la Tradición islámica.

Las historias transmitidas oralmente de “las costumbres y los dichos” (la Sunna) de Mahoma, se transformaron pronto en escritos, que fueron, a su vez, objetos de grandes recopilaciones. A cada narración o comentario escrito se le llama hadith o hadís. El término también se usa para referirse a la generalidad de ellos. La longitud de los hadises es muy variable, según el tema del escrito. Muy interesante y definitorio es su inteligente estructura interna. Ésta los caracteriza y da fe de su verosimilitud. En cada hadís se suele exponer primero la “cadena de transmisión” hasta su escritura o la comprobación de ella, desde su origen oral, con la figura del “transmisor”. Hoy en día le llamaríamos a esto la trazabilidad histórica. Son de primera importancia como “transmisores” de los hadises, Aixa o A’,isa, la segunda esposa y preferida del Profeta, y Alí, su sobrino. Luego, viene el contenido de la narración o el comentario, llamado el “matn”.

El Corán, en 4, 59 (capítulo 4, versículo 59), garantiza y concede un poder especial de decisión y de explicación al Profeta o Enviado de Dios y a los soberanos, sucesores o califas musulmanes, que son los que detentan la autoridad en la Umma. Esto explicaría y justificaría la necesidad de una interpretación cualificada, prevista por Allah, para la aplicación práctica del Corán a lo largo de la geografía y la historia de los pueblos. Con Mahoma actuando como intérprete, como “intermediario” excepcional y privilegiado de Allah. Existen cientos de miles de hadises que han llegado hasta nosotros. Y entre ellos aparecen numerosas contradicciones. Además, su texto total es excesivo para haberse comentado o dicho y vivido o realizado por Mahoma. incluso empleando para ello toda su vida. Desde casi el principio, los propios exégetas y apologistas del Islam vieron esto. Los hadises corrían el riesgo de convertirse en una cadena de mitos, cuentos tribales embellecidos y realidades más o menos conservadas de una Tradición vaporosa e insegura del Profeta. Y se estableció pronto un sistema de crítica del “isinad” o transmisión, para garantizar la calidad del contenido propiamente dicho o “matn” de los hadises como Tradición escrita.

Dios, su manifestación y sus múltiples expresiones antropológicas.

Los nombres de Dios surgen en la religión judía y en el Islam como la expresión exaltada de las cualidades desbordantes de la divinidad única. No incluyen sólo el nombre con el que Dios quiere ser llamado por los hombres (Yavé, Allah, Dios), sino también la denominación de sus características antropológicas más destacadas y trascendentes o próximas al hombre. Los famosos “99 nombres de Alá” del Islam se basan principalmente en las cualidades que así mismo se atribuye Allah en los versículos de al-Korán y en las deducidas en los qiyas o razonamientos analógicos de los ulemas y muftíes durante los primeros siglos del Islam.

Es interesante el origen y el desarrollo de algunas de estas acepciones. Los judíos de la Kabalah reclaman sus “72 nombres de Dios” del Éxodo 14, 19 al 21. Cada versículo en hebreo tiene 72 letras y tomando una letra de cada uno, se crean las 72 combinaciones únicas de las letras hebreas. La interpretación mística dice que ellas serían como las vibraciones espirituales de un diapasón divino. Esas frecuencias esotéricas protegerían a los hombres de las energías negativas del ego (el yo desviado, engrandecido y excluyente) y les comunicarían, a su nivel inferior y según cada capacidad receptora, las potencias de la divinidad. Hoy en día, se diría que actúan en los ADN, los telómetros, las células madre y las mitocondrias, para alcanzar a toda persona beneficiada.

Estos “sonidos especiales maravillosos”, estos mantras rítmicos, aparecen en otros libros del AT. Ésa fue la técnica decidida por Dios para derribar las murallas de Jericó, ocurrida durante la conquista de los Territorios Prometidos a Israel y que se narra en el libro de Josué, capítulo 6. Durante 6 días, el pueblo circunvaló una vez al día en total silencio el perímetro de la ciudad sitiada. 7 sacerdotes acompañaban su marcha, sonando sus trompetas. Allí iba la “presencia de Dios” y el Arca de su Alianza con el pueblo. Al séptimo día, en un momento dado, Josué ordenó además gritar clamorosamente a los judíos, cada uno en su puesto en la línea de marcha y mirando a la ciudad. La acción potenciada por Dios derribó las murallas de Jericó. Y los milites israelitas, una infantería entre ligera e irregular, ya sin obstáculos defensivos que superar para llegar al combate inmediato, la asaltaron y dieron al filo de la espada a hombres y mujeres, niños y viejos, bueyes, ovejas y asnos de la ciudad.

(CONTINUARÁ)