La Guerra de Afganistán, Hoy

La ministra Chacón suele centrar sus argumentaciones para solicitar al Congreso su autorización para incrementar el contingente español en la ISAF, en que “a más hombres, más rápidamente acabarían sus tareas y su compromiso en Afganistán y más pronto regresarían todos”. Si se tratase simplemente de realizar múltiples tareas civiles y educativas, en localizaciones diferentes, es posible. Y con tal de que la Tabla de Tareas, ordenando los trabajos y midiendo sus tiempos, no impidiese los trabajos en paralelo, ni apretujara a los hombres, neutralizando sus esfuerzos. Pero se trata de realizar una parte de las labores cívicas económicas necesarias en una guerra contra una insurrección armada, creciente, desparramada y decidida. Y los hitos en el tiempo de la insurrección los marcan los avances en las labores militares, a cargo de otros ejércitos en presencia más comprometidos con ellas.

Introducción.

Para efectuar una campaña eficaz contra los rebeldes irregulares en Afganistán, es necesario establecer: la estrategia política, incluyendo alianzas nacionales y extranjeras firmes y estables; la estrategia militar, incluyendo los medios a su disposición y quiénes y cuándo los aportarán y mantendrán; y las prioridades y marcos de acción de los esfuerzos cívicos y bélicos de la guerra irregular.

¿Se busca la derrota total y efectiva de los talibanes? ¿Están de acuerdo el presidente Karsai y los otros miembros y apoyos del gobierno afgano? ¿O prefieren algunos un acercamiento a los grupos más moderados de los talibanes? Que realmente son los que ven en el diálogo una forma de avanzar en sus planes últimos. La ideología islámica radical imprime carácter. Es muy dudoso que, quienes la tienen por su misión y razón de ser y, además, estén ganando posiciones, influencia y adeptos civiles, deseen negociar sinceramente, algo que no sea el cómo y el cuándo de la rendición enemiga y la marcha de su país de los militares extranjeros invasores infieles. Por último, ¿ha servido la Jirga o asamblea de notables afganos convocada en mayo por el recientemente reelegido Karsai, para un acercamiento nacional?

La actuación de los ejércitos regulares en presencia.

Las unidades tácticas de los ejércitos aliados (la ISAF y los EE.UU.) en Afganistán son los batallones y regimientos. Con las fuerzas de un batallón intentan barrer una zona supuestamente insurrecta siguiendo un sentido y dirección, en cuyo límite opuesto han desplegado un cerrojo. Con un regimiento suelen intentar ya una operación de cerco y aniquilación en una zona enemiga dada, separada de lugares y aldeas civiles. No parece que esto sea suficiente ni eficaz. La prueba es que cada vez más, la insurgencia se pasea por donde quiere. Y los soldados occidentales se protegen en sus acuartelamientos. O patrullan reiteradamente, sin eficacia contra guerrillera, por ciertos lugares acotados, dicen que para evitar bajas civiles. Tienen los guerrilleros montañeses unas armas naturales de las que carecen los soldados europeos actuales: la motivación, la paciencia, la calma, la agudeza de los sentidos, la resistencia física, la autosuficiencia y la sobriedad.

Por su parte, al ejército afgano le falta instrucción, experiencia, espíritu de cuerpo e interés combativo. Pero es nativo, no ocupante, y no parte de cero. Y con la habilidad y profesionalidad de sus mandos y asesores extranjeros, puede adelantar etapas rápidamente. El coste a pagar mientras tanto es el tiempo, prolongado en una lucha interna dolorosa, sangrienta y costosa.

Los talibán o talibanes.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. La cercanía ideológica y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura hace que sus células no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada. Esto les permite operar bastante bien sin la intervención de sus altos mandos. La muerte de algunos altos jefes en un bombardeo estadounidense, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular.

Los insurrectos, por la fuerza y por su popularidad, en una mezcla variable y siniestra, son capaces de mezclarse y diluirse con la población civil pashtún y esconderse seguros en casas, zulos, cuevas, etc. Aunque una parte de la población esté a su lado, la coacción ejercida por insurrectos armados existe siempre. Si el ejército afgano es capaz de proteger permanentemente un barrio o población de los ataques o de la presencia de los hostiles irregulares, puede también ir progresivamente exigiendo la lealtad nacional debida a sus habitantes. Lo que es inadmisible es que se someta intermitentemente a la presión militar de uno y otro bando a las poblaciones civiles locales, exigiéndoles una lealtad que no les ofrece seguridad.

Los pueblos montañeses pashtunes son numerosos, pequeños y diseminados por las amplias zonas a ambos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán. En ellos se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes “regulares”, a la espera de que pase de largo una creciente militar. Aparte, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre Afganistán y Pakistán, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los talibanes son de la etnia pashtún. Sólo los distinguen de las tribus locales, su mayor fervor y proselitismo religioso y su actual actividad militar. Parte de los lugareños con los que se encuentran los soldados en sus patrullas y registros, son talibanes “a tiempo parcial” y simpatizantes. Dos o tres hombres de un grupo de nativos que transitan por un camino rural, pueden ser una escuadra de talibanes moviéndose de un lado a otro. Su logística es tan parca, que es frecuente, en zonas muy batidas por los soldados, que los guerrilleros transiten desarmados. Y que sean armados de nuevo por los grupos locales a los que acceden, tras su viaje. Los talibanes no dejan fácilmente una “huella operativa” detectable por los sensores y artilugios electrónicos modernos.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento en la defensiva estratégica. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración y el minado de caminos y veredas. Concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. En un grado mucho menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida en Afganistán.

La propaganda constituye un objetivo estratégico básico de los insurrectos, con el que colaboran entusiasmados los medios y las agencias occidentales. Cualquier ataque rebelde con éxito es inmediatamente retransmitido al mundo. Esto debilitará siempre la voluntad de permanencia de los EE.UU. y sus aliados. Sus “grunts”, llamados por sus casas, quieren regresar, para gozar del consumo variado y superfluo y las vacaciones exóticas.

Los insurgentes saben que la lucha no acabará simplemente porque las fuerzas de los aliados se retiren. Esto hace que algunos grupos de este mosaico variopinto, preocupados por las consecuencias graves e imprevisibles de que se instaure luego un caos social, puedan ser atraídos a dejar las armas con arreglos políticos y civiles. Por otro lado hay que explicar y convencer al pueblo que la mejor forma para que cese la presencia militar extranjera, es la desaparición de la rebelión talibán. Las mejoras continuas en comercio, servicios, suministro de energías están teniendo efectos positivos y deben ser expuestas enfáticamente por la administración nacional. Recíprocamente, su destrucción o sabotaje por los rebeldes debe ser siempre capitalizado en su contra por los medios y agentes del estado afgano.

La lucha contra la insurgencia irregular en Afganistán.

Las guerras contra los irregulares armados son por naturaleza largas, dolorosas y difíciles. El carácter prolongado, por el lado rebelde, se origina de la necesidad de que una fuerza “popular”, partiendo casi de la nada, se desarrolle y se extienda y llegue a derrotar moral o militarmente a un ejército regular propio o de ocupación. A su vez, el carácter prolongado por el bando oficial y regular se debe a que una rebelión más o menos popular y extensa, delata una importante fractura en la estructura y en la convivencia de la sociedad que las sufre. Y su reparación y recuperación son largas y costosas. Las dificultades y los crueles males surgen por el elevado componente civil que participa en ellas. Son guerras localizadas en el patio de casa, en la retaguardia propia u ocupada. Aquí no hay frentes a establecer y retaguardias operativas acogedoras, protectoras y abastecedoras. Lo que hay son grupos de enemigos, de apoyo logístico y de información de éstos y de simpatizantes de ellos, integrados según el distinto coraje personal de sus miembros, y todos ellos extendidos y asentados por un territorio sin límites ni retaguardias clásicas.

Los aspectos operativos de la guerra afgana contra los rebeldes irregulares deben centrarse en la lucha por la movilidad y la iniciativa. Para conseguir fuerzas suficientes y mantener la iniciativa, los ejércitos aliados y afgano deben concentrarse en la defensa de sus objetivos estratégicos y de sus comunicaciones. La defensa de poblaciones menores, especialmente fuera de las zonas pashtunes, debe recaer en unidades locales de auto defensa y de policía, apoyadas por unidades militares móviles, que patrullen por todo un sector amenazado.

Las fuerzas contrainsurgentes tienen varias misiones que cumplir simultáneamente. Deben defender sus bases, cuarteles y reductos. Y no simplemente limitarse a las labores de guarnición y espera. Que son de las tareas que más erosionan y carcomen la iniciativa, la disposición combativa y la motivación de las fuerzas regulares en este tipo de lucha. Deben perseguir sistemática y continuamente a las bandas, especialmente sus bases y unidades mayores o concentraciones de bandas. El fuego aéreo no es más que una parte del plan de fuegos de apoyo de las operaciones de ataque, hostigamiento y cerco y aniquilación de las fuerzas terrestres regulares y especiales. Deben defender las instalaciones vitales para el esfuerzo contrainsurgente, especialmente sus comunicaciones terrestres. No es necesario aferrarse a nudos de comunicaciones, puentes, túneles y a los Km. de vías, sino protegerlos activamente. Deben ganar progresiva y firmemente el apoyo de la población afgana. Unido a este acercamiento, están las verdaderas “bases” regulares (no son las grandonas, “seguras” y aislantes), cercanas o insertadas en los pueblos y aldeas. Como posiciones seguras que protegen a los civiles y trabajan con y para ellos. Y desde las que se expande y asegura el territorio afgano arrebatado a la influencia de los rebeldes armados.

Veamos sucintamente la posible distribución de las bases militares en función de la actividad enemiga. En las zonas más favorables a los talibanes, los puestos militares deben ser sólidos y resistentes, pocos y con mayor guarnición. En estas áreas deben predominar la exploración de las bandas y las mayores operaciones ofensivas contra ellos, sobre sus bases, concentraciones, refugios y pasos.

En las zonas donde los rebeldes intentan asentarse, progresar y llegar a dominar a los civiles, partiendo de las zonas pashtunes del este y del sureste de Afganistán, los puestos serán más numerosos y con menos tropas. Éstas son las zonas más lábiles, de guerra más irregular, de encuentros (la emboscada lo es) más frecuentes. Aquí se decide, primero, el avance y el progreso y, finalmente, el triunfo de uno de los dos contendientes. Las comunicaciones enemigas y los núcleos rebeldes en estas áreas son los objetivos operativos de las fuerzas leales, junto con la defensa de las poblaciones. Apoyándose, en parte, en fuerzas de autodefensa locales, reforzadas por patrullas militares muy móviles, incluso helitransportadas. Asegurada la defensa de un área en estas zonas, es posible exigir lealtad a la población protegida, y comenzar las labores de apoyo económico y de rearme cívico nacionales.

En las áreas más leales o neutrales y pacíficas es necesario ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población afgana. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes, para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras 2 clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

(CONTINUARÁ)

LA INTELIGENCIA Y LA SEGURIDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS.

El domingo 18 de julio, el “Washington Post” ha comenzado a publicar una serie de artículos de investigación, destinados a retratar la verdadera y compleja situación de la Inteligencia y la Seguridad nacionales de los EEUU. Entre las primeras críticas que ha recibido este estudio, están que pone en peligro la seguridad del país o bien que los datos que expone son sesgados, parciales o incompletos. Y ambas revisten contradicción. Como se verá enseguida, el crecimiento de los medios dedicados a esas actividades es tan desaforado, desproporcionado e inabarcable, y, por tanto, inútil en gran parte, que, aunque aceptemos una reducción importante de los números ofrecidos, éstos siguen siendo desmesurados y asombrosos.

El descubrimiento del Washington Post.

Tras un trabajo de casi dos años examinando documentos de todas clases, registros de la propiedad, contratos varios, informaciones aparecidas en las lenguaraces “redes sociales” y realizando numerosas entrevistas, los autores han descubierto un entramado institucional desparramado y autosuficiente, que se podría calificar como un verdadero Cuarto Poder del Estado federal. Veamos algunos datos significativos de dicho estudio.

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, sólo en Washington se han construido unos 33 edificios dedicados a la inteligencia y seguridad nacionales, que ocupan 17 Km2., equivalentes a la superficie de 3 Pentágonos. Más de 1270 entidades gubernamentales diferentes se ocupan ahora de esas actividades. Están apoyadas por más de 1930 empresas privadas. Que han recibido y reciben contratos externos de colaboración y complemento (outsourcing) de las labores citadas. El outsourcing consiste en la externalización de las actividades no estratégicas de una corporación, para que sus activos humanos y materiales puedan especializarse y dedicarse al núcleo de su negocio o actividad. Pero si nos dicen que unas 855 mil personas trabajan para aquellas agencias, ¿es necesario aún externalizar? ¿Cuántos trabajos genera la actividad omnipresente de estos organismos? Sí, omnipresente. Porque la justificación de esta mastodóntica gestión (burocrática) de la Inteligencia y la Seguridad nacionales, reside en la elaboración anual de más de 50 mil informes “serios”.

Un volumen tan desmesurado hace que gran parte de ellos sean reiterativos, incompletos o parciales, poco consistentes, innecesarios a veces y poco leídos porcentualmente. Con lo que la “paja” cubrirá y ocultará fácilmente los verdaderos “diamantes” en el barril. ¿Con qué criterio se seleccionan para que un conjunto importante, constante y suficiente de trabajos, accedan a los mandos ejecutivos de la Inteligencia y Seguridad nacionales? ¿Quiénes hacen la selección?

¿Cómo se comparte, en cantidad, tiempo, oportunidad y calidad, la información con otras agencias? Esta actividad fundamental de colaboración y coordinación parece que es escasa y deficiente por todo el espectro y rango de las agencias. Funcionando bien, hubiese permitido abortar el intento de atentado del 25 de diciembre de 2009. Donde el nigeriano hijo de papá, entrenado en el Yemen y jugando a mártir yihadista, Omar Farouk Adbulmutallab trató de atentar contra un avión civil en vuelo a Detroit. Como consecuencia, el Director Nacional de Inteligencia Dennis Blair fue cesado por Mr. Obama. Ocupaba un cargo de coordinador general de esas actividades, creado en 2005 por George Bush, y le llamaban el Kaiser de la Inteligencia. Pero, ¿qué funciones ejercía? Las que no ejerció fueron estar al tanto, conocer y reconducir las rivalidades y celos existentes entre las agencias e instituciones.

En la Secretaría de Defensa de Robert Gates hay un cierto número de altos cargos con autorización para conocer todas las actividades y materiales de la Inteligencia y la Seguridad. Pero algunos ya han reconocido públicamente que no tenían esperanzas de vivir lo suficiente como para llegar a conocer o a asimilar todo lo que debieran. Sólo en los EEUU hay identificadas más de 10 mil oficinas, instalaciones y lugares dedicados a esas actividades y a generar informes oficiales, no sólo los simples briefings de uso interno. Los defensores del sistema montado arguyen que desde aquel atentado, los USA no sufren ningún ataque importante. La pregunta es cuáles serían los medios verdaderamente necesarios y su reparto y organización, para conseguir el mismo resultado.

El gobierno federal es consciente del crecimiento sin control, superfluo, caro, con costes difuminados y poco eficaz de estas actividades. Y está buscando áreas donde recortar y prescindir de actividades. Pero la pregunta es: ¿por qué no se hizo desde el principio o, al menos, antes? Siempre, en las actividades asignadas, el que controla el presupuesto, manda.

La Ley de Parkinson. La degradación de las burocracias. Las burocracias corruptas.

En 1957, el economista y sociólogo británico Northcote Parkinson enunció su famosa ley: “Las burocracias TIENDEN a ocupar todo el tiempo disponible en sus trabajos de administración, no necesariamente útiles o productivos”. Un corolario de ella sería que su “trabajo crece hasta llenar todo el tiempo del que disponen”. También le llamaron la ley de la pirámide invertida. Porque sobre los hombros de los contribuyentes, cada vez más agobiados, descansa el peso de una burocracia pública, creciente en el tiempo, sin EREs o regulaciones establecidas, sin claras y objetivas medidas de su necesidad cuantitativa o de su eficacia laboral.

Se trata de una ley social, porque su cumplimiento se extiende por todas las administraciones públicas, durante el largo período de tiempo investigado y con las lógicas, más escasas y honrosas excepciones. En una entrevista mundial, publicada el lunes 26 de noviembre en El Mundo, el historiador y analista militar israelí Martin Van Creveld, hoy con 64 años, autor de más de 15 libros sobre el tema, nos brindaba píldoras como éstas: “Los ejércitos son (terminan siendo, si mantienen una endogamia ideológica) burocracias que se petrifican” o “A los EEUU les falta inteligencia táctica para coger a Bin Laden”. La Escuela de Mando del Estado Mayor de Israel le ha cerrado sus puertas hace muchos años, por iconoclasta. Bueno, pero con los intelectuales y doctores esto no pasa, saben refrenarse. ¿O no? La consejería de Educación de la Comunidad de Madrid acaba de confirmar que la Universidad Complutense ha gastado en los últimos 6 años, 192 millones de euros más de lo autorizado, precisamente en gastos de personal.

Los funcionariados tienden a consolidarse y a perpetuarse en el poder. Todos conocemos a alguien que busca sacar una oposición, para garantizarse un trabajo de por vida. Rara vez te hablan de satisfacer una vocación de servicio. Por otro lado, todos tendemos a identificarnos con y a asumir lo que hacemos. De algún modo el servidor público termina adquiriendo un sentido de propiedad del Estado, mayor del que tenemos los contribuyentes administrados (sus verdaderos dueños). A veces a este sentimiento natural se unen circunstancias adversas: Un estado incipiente, débil, con poca tradición democrática; una situación social calamitosa; unas divisiones sociales profundas y enquistadas: étnicas, religiosas, políticas; una falta de sentido de ciudadanía y de futuro común de la nación. Es entonces fácil que a la minuciosa ineficacia de la burocracia para gestionar e impulsar una economía nacional (los regímenes socialistas son ejemplos), se una la codicia desbordada por los bienes generales comunes, tanto por su posesión como, por supuesto, por su usufructo indefinido.

Estas burocracias ya corruptas devienen en un cáncer terminal de sus sociedades cuando: se apropian de un porcentaje significativo del PIB, frenan el desarrollo social y económico del país y privan a sus ciudadanos de sus esperanzas de progreso y bienestar, que son el motor de una sana “moral nacional”. Es difícil reconvertir a los corruptos. Y la cosa pasa por el empleo más o menos drástico y extenso del bisturí. Pero siempre, siempre hay arreglo.

Características generales de la Inteligencia.

La exploración de campo genera información de los diferentes niveles operativos y de los terrenos, que también reconoce. Pero, aquélla debe ser convertida en inteligencia. Ésta es el conocimiento razonablemente fiable y suficiente del enemigo, de sus intenciones y posibilidades y del terreno, en sus posibilidades de lucha y transitabilidad.

Los órganos elaboradores de la inteligencia a partir de las exploraciones operativa y de combate son ser diferentes, puesto que también lo son los dos tipos de información generados. La principal diferencia es que proceden de niveles de actuación cualitativamente diferentes, en los cuales deben dar una visión de conjunto: enemigo, terreno y posibilidades.

Una vez creada la inteligencia, es integrada por el mando superior existente de la misma, el G-2. Éste, mediante otros órganos, se encargará de transmitirla a las unidades y mandos interesados. Dicha transmisión debe ser protegida por todos los medios existentes, garantizando el secreto y su llegada a los destinatarios, mediante dobles estafetas, cifrados, etc.

La inteligencia transmitida debe reunir las características adecuadas en cuanto al momento, la fiabilidad, la continuidad, la seguridad de transmisión, la riqueza de contenido y su suficiencia. En cuanto al tiempo debe ser oportuna y continua. Su seguridad afecta a los planes y a las decisiones que a partir de ella se elaboren. Debe ser suficiente, rica y fiable para permitir a los correspondientes mandos, dedicándole sólo un tiempo razonable, hacerse una idea lo más completa posible de una situación y planear sus posibles evoluciones y los factores que a ellas concurrirán. La suficiencia limita drásticamente los excesos de información no necesaria, que desorientan o cansan al mando afectado por ellos. Aquí el exceso embota y oculta la realidad y su percepción. Y su selección es, más que una ciencia, un arte del G-2, la CIA o el FBI.

El G-2 se convierte así en los ojos penetrantes y lúcidos del mando operativo.

LA GUERRA RUSO POLACA DE 1920.

LOS POLACOS, MAESTROS DE LA GUERRA MODERNA

LA PRIMERA DERROTA MILITAR DEL IMPERIALISMO ROJO

Los polacos, occidentales en su perspectiva vital, no compartían con sus dominadores rusos, ni la religión, ni una cultura común, ni el alfabeto. En la década de 1770, Polonia había desaparecido del mapa europeo. Su territorio fue dividido y quedó absorbido por sus poderosos vecinos imperiales, Prusia, Austria y Rusia. Así, durante todo el siglo XIX, el sueño de tener un país libre e independiente fue una constante del pensamiento social polaco. Y esto era especialmente deseado en Varsovia y la zona central de Polonia, gobernada por Rusia.

Antecedentes Históricos.

En 1905, Joseph Pilsudki, un patriota polaco de 42 años, estudioso de la ciencia militar, procedente de una familia hidalga polaco lituana empobrecida, comenzó a entrenar a unidades militares polacas, con la aprobación de los austriacos. Estas “legiones” polacas estaban destinadas a alzarse contra Rusia en el momento oportuno. Al estallar la guerra mundial, las “legiones” de Pilsudski sirvieron en el ejército austro húngaro y, cuando los rusos fueron expulsados de Polonia, las Potencias Centrales la declararon independiente, bajo su protectorado conjunto. Pilsudski accedió a dirigir un ejército, pero bajo la soberanía del estado polaco. Esto provocó que en julio de 1917, cuando ya Rusia estaba en medio de las convulsiones revolucionarias y no era un rival importante, los alemanes metieran a Pilsudski en prisión. Con la derrota de los Imperios Centrales, fue liberado en noviembre de 1918 y regresó a Varsovia como un héroe nacional. Aquí lo nombraron Jefe del Estado polaco.

El rápido colapso de los tres imperios citados, dejó un enorme vacío de poder en Europa del Este, creando por toda ella una gran inquietud política y étnica. En marzo de 1917, el gobierno provisional de Kerenski había reconocido la independencia de una Polonia formada por todos aquellos territorios del oeste de Rusia, con mayoría de población polaca. Pilsudski buscó rápidamente consolidar sus fronteras al este. Esto llevó a los polacos a un estado de guerra no declarada con los rojos. Y en 1920, ganada la guerra civil, Rusia estaba en condiciones de resolver su “cuestión del oeste”. Su intención político militar (de estrategia nacional o gran estrategia) era extender el comunismo por la Europa Central, tras aplastar a los nacionalistas polacos.

Dos grupos de ejércitos o “Frentes” rojos avanzaron hacia el oeste. El Frente del Oeste, al mando de Mijail Tujachevski, formado por cuatro ejércitos y un cuerpo de caballería, avanzó bordeando el norte de los pantanos del río Pripet, de extensión enorme y variable, según la estación del año. Por su lado sur, avanzó el Frente del Suroeste, formado por 2 ejércitos rojos y un cuerpo de caballería.

Las Hordas rojas aparecen en la Europa del Este.

El enemigo principal para los polacos era Tujachevski, de 28 años, considerado el mejor de los jefes militares rojos. Con una extraña y brillante personalidad, tenía un cierto gusto por la destrucción por sí misma (“la revolución y la lucha son fuentes de derecho”) y se convirtió en un entusiasta comunista. Su nostalgia por los días en los que los mongoles y tártaros invadían Europa, le llevó a nombrar a sus ejércitos como las “hordas”. E irónicamente eso eran. Tras años de lucha en las guerras mundial y civil, los rusos deseaban regresar a sus casas. Y sólo la brutal disciplina impuesta por un pequeño grupo de fanáticos, políticamente motivados, impedía que lo hicieran. En el cuerpo de oficiales había un gran número de antiguos oficiales zaristas, no necesariamente convertidos a la causa del proletariado, de cuya lealtad respondían sus familias. Su entusiasmo y, sobre todo, su iniciativa, siempre arriesgada, era la de los esclavos. También la calidad de los servicios logísticos y técnicos del ejército rojo, lo asemejaban a las hordas asiáticas. La jerarquía bolchevique justificaba inútil y dogmáticamente esta desventaja operativa, diciendo que “el esfuerzo revolucionario es impulsado por los fusiles del proletariado”. La impedimenta o tren de abastos de un ejército rojo consistía en miles de “carros del país”, requisados y encargados de llevar sus municiones y combustibles, con un tiro de uno o dos caballos Panje, los únicos capaces de soportar las penurias y trabajar en las peores condiciones geográficas. Para el resto de las necesidades de abastecimiento, las tropas tenían que arreglárselas en su procura. Esto creaba un problema añadido para Rusia: el avance de sus ejércitos esquilmaba su propia retaguardia operativa.

En enero de 1920, el mariscal Pilsudski contaba con un ejército de 110 mil hombres, organizados en 21 divisiones, 7 brigadas de caballería y la artillería de apoyo. Los hombres estaban motivados y eran guiados por sus mandos naturales, una parte de los cuales eran cuadros experimentados en la guerra mundial. Los polacos tenían falta de armamento y un déficit crónico en su remonta caballar.

Confirmadas las intenciones bolcheviques, Pilsudski lanzó un golpe preventivo, apoyado por fuerzas ucranianas blancas, destinado a ocupar Kiev, establecer una república ucraniana independiente y contar con un estado aliado, interpuesto a Rusia.

Pilsudski derrota a un Ejército del Frente del Suroeste.

El golpe principal se dirigió al XII ejército rojo, parte del Frente del Suroeste, que recibía sus abastecimientos desde Husiatin y Zhitomir, a unos 65 Km. de la frontera, defendida por una brigada de caballería. Pilsudski envió contra ella una fuerza combinada motorizada, estimando que su captura haría insostenible el despliegue enemigo. El “grupo móvil” al mando del coronel Biernacki, estaba formado por un escuadrón de vehículos blindados ligeros Ford T, el 1er. regimiento de infantería de la Legión, un escuadrón de caballería, una compañía de ingenieros y una batería, remolcada por camiones Daimler, de cañones Schneider de 75 mm. Para el transporte, disponían de unos 20 vehículos semiorugas Fiat y de unos 20 vehículos pesados Packard, con neumáticos sólidos. Al no ser suficientes, el 3er. batallón legionario tuvo que seguir a marchas forzadas.

A las 4:30 del 25 de abril de 1920, el 5º regimiento de la Legión atacó en Niesiolon las avanzadas de la caballería soviética, abriendo una brecha en el frente por donde se insertó el grupo móvil polaco a las 6:15. Éste se dirigió a Zhitomir, siguiendo una pista de tierra que discurría a unos 3 Km. al norte de la carretera pavimentada. A las 6:40 tuvieron un encuentro en Novo Rudra con la caballería roja, que fue barrida por las ametralladoras de los vehículos blindados de la vanguardia y se dispersó. Al este de la villa, la pista de tierra se deterioraba y surgió un problema para el avance del grupo móvil, al no ser operativamente compatibles sus distintos tipos de vehículos. Los pesados Packard, los de peor tracción, se hundían en el suelo y sus pasajeros tuvieron que caminar. Pronto se abrieron claros en la agrupación de marcha. Durante varias horas la columna se movió a una velocidad sostenida, pero baja, permitiendo que los Packard la alcanzaran.

Hacia las 15:00 los polacos estaban en Wilsk, a 55 Km. del sector de inserción y a 11 Km. de Zhitomir. En aquella villa se hallaban acantonados el 1er. regimiento de la 58ª división de infantería roja y un escuadrón de caballería. Sin avanzadas de combate ni ninguna disponibilidad combativa, fueron sorprendidos por los polacos. Mientras la infantería desmontaba de los vehículos y se desplegaba para el combate, los vehículos blindados se lanzaron hacia el centro de Wilsk. Y procedieron a batir con su fuego el lugar y a cazar a los asustados soldados, en fuga hacia Zhitomir. Por dos veces, los rojos intentaron reconquistar Wilsk, sin conseguirlo. Biernacki envió entonces a parte de sus transportes hacia el oeste, donde presionaba con éxito la “masa de apoyo” polaca, a por refuerzos. Al anochecer regresaron con el 3er. batallón del 5º regimiento de infantería de la Legión, pero ya el enemigo había desistido.

Hacia medianoche, Biernacki atacó Zhitomir. El batallón de refuerzo y la batería de 75 mm. atacarían la villa desde el oeste. Sus vehículos Fiat y el 1er. regimiento de la Legión lo harían desde el norte. Durante toda la noche, distintas unidades de las divisiones rojas 58 de infantería y 17 de caballería, en retirada desde el frente polaco, convergieron en Zhitomir y chocaron varias veces, sin trascendencia, con los dos destacamentos polacos. Hacia las 8:00 éstos penetraban en la villa, donde se enfrentaron a 2 tanquetas Renault FT (versión ametralladora), que fueron abandonadas por sus tripulaciones. A las 10:00 llegaron nuevos refuerzos, un batallón de la 3ª brigada de la 1ª división de la Legión, traídos por los “transportes en lanzadera” de Biernacki, y a las 11:00 la villa estaba ocupada. El grupo móvil capturó unos 1000 soldados, 2 tanquetas, 10 cañones, numerosas ametralladoras y gran cantidad de equipo enemigo.

La caída en paralelo de Husiatin, menos importante, al sur, desarticuló la retaguardia operativa del XII ejército, cuyas fuerzas restantes tuvieron que retirarse al este. El 7 de mayo, Kiev cayó en manos de los polacos. Pero Pilsudski había sobrestimado el entusiasmo de los ucranianos por los planes polacos e infravalorado la capacidad rusa.

El 14 de mayo, en su orden de marcha, Tujachevski arengaba a sus huestes: “En el Oeste se desconoce la significación de la revolución general. Por el cadáver de Polonia cruza el camino hacia el incendio mundial. ¡Marchemos a Vilna, Minsk y Varsovia!” El 15 de mayo ambos Frentes rojos lanzaron una potente contraofensiva. Zhitomir fue recuperada. Y, al norte de los pantanos del Pripet, en la Bielorrusia, el Frente del Oeste de Tujachevski presionó insistentemente y, para fines de julio de 1920, amenazaba con ocupar Varsovia. Una división de caballería, al mando del general Gaj-Chan, debía cruzar el río Vístula y atacar Varsovia desde el norte. Esta maniobra de envolvimiento simple ya había sido usada por el general Ivan Paskievicz, cuando el levantamiento polaco de noviembre de 1831, y terminó con la victoria rusa. Los 200 mil rusos de los 2 Frentes se enfrentaban en un vastísimo territorio “vacío de enemigos” a unos 150 mil polacos. Separadas las fuerzas por grandes distancias y protegidas por destacamentos de caballería de diferente capacidad. El mariscal Pilsudski recurrió a la movilización general, formando un ejército de unos 370 mil hombres sobre el papel, de los cuales sólo un tercio estaban realmente bien entrenados y equipados.

(CONTINUARÁ)

Las Amenazas de Corea del Norte a la Paz

¿Qué pasaría si lo inesperado sucediese y una guerra estallase en noreste de Asia?

Temiendo un colapso inminente de sus anquilosadas, ineficaces y obsoletas estructuras económicas, sociales y políticas, las autoridades del Partido de los Trabajadores de Corea (o Choson Rodongdang) y de sus Fuerzas Armadas (o Inmun Gun), pueden percibir como única salida a sus males y para lograr su supervivencia, el emprender una “guerra revolucionaria de unificación nacional”.

¿Qué posibilidades hay de que esto suceda? Seguidamente examinamos los parámetros del “problema norcoreano” y las vías de elaboración de sus conflictos.

La orografía norcoreana: el obstáculo natural a los despliegues y movimientos ofensivos de los modernos grupos de tareas de armas combinadas.

Corea es una península montañosa. Una cadena central la recorre de norte a sur, con alturas máximas superando los 2000 ms., configurando, especialmente en el norte, numerosos y estrechos valles. Éstos se orientan principalmente de noreste a suroeste y de norte y noreste a suroeste. Las llanuras se extienden al oeste de la península, hasta las costas del Mar Amarillo.

Los ríos Yalú, al oeste, y Tumen, al este, delimitan al norte del país sus fronteras con China. Los ríos Han, Hokanko, Kuiko y Rakutoco corresponden a los desagües occidental y meridional de la cordillera central. La vertiente oriental de las aguas no posee cursos de agua notables.

El clima de Corea del Norte es duro y extremado. Es muy similar al de Manchuria, con la que limita al norte. El sur de la península está sometido al influjo benéfico de los monzones y es más suave y húmedo.

Corea del Norte no presenta muchos terrenos favorables para las maniobras de las fuerzas mecanizadas. Éstas se ven fácilmente canalizadas por terrenos quebrados y de corto o medio dominio por la vista. Los obstáculos naturales pueden ser reforzados por abatis, cortaduras verticales, numerosos y pequeños campos de minas, etc. Son terrenos naturales para el empleo del rechazo antitanque, basados en los cohetes de carga hueca con variadas distancias eficaces de tiro, aderezado con una defensa móvil a cargo de unidades de infantería ligera. En apoyo, una artillería bien protegida y camuflada, con las avenidas de aproximación enemigas y los puntos importantes o singulares del terreno, registrados. Los flancos de las posiciones pueden apoyarse en los compartimentos del terreno que crean las líneas de alturas.

La Ideología y la Sicología Sociales de Corea del Norte.

Para prever el comportamiento aparentemente caprichoso y errático de las élites norcoreanas, es necesario conocer los parámetro ideológicos y sicológicos de una sociedad tan cerrada, catequizada y jerarquizada. El único precedente que se le acerca en el delirio de persecución, el estado totalitario férreo y la necesidad de la pureza ideológica, frente a las sucesivas divagaciones revisionistas, es la Albania del camarada Enver Hoxha. Y esos parámetros se derivan de los postulados marxistas leninistas, según interpretación y aplicaciones realizadas durante el régimen estalinista en la URSS.

Al que le parezca forzado e inalcanzable, por extraño, inhumano o paradójico, el entender a nuestro amigo Kim Jong-il, el “Amado Líder” o el “Sol del Siglo XXI”, le sugerimos que haga la prueba de entender realmente a los suicidas yihadistas islamistas. Que también están ahí, aunque más cerca de nosotros. Por último, la ideología comunista más rancia, puesta en escena por los norcoreanos, lleva al uso de expresiones y giros lingüísticos, inusuales e inexplicables en nuestras formas de expresión y pensamiento.

La dirección norcoreana aspira a la unidad absoluta de sus estrategias, su doctrina, su organización y sus planes. En la terminología norcoreana, el “monolitismo” representa una estructura político social como el granito, con absolutas homogeneidad interna y unidad de acción externa. “Estructura” carente de fisuras, a través de las cuales pueda penetrar el enemigo y dañarla. No existe una distinción significativa o radical entre la paz y la guerra en la estrategia nacional norcoreana. Ambas son “fases” de la política nacional, con diferentes participaciones del Inmun Gun. Así, las estrategias política, económica y militar son formas de la estrategia total norcoreana.

Consideran, derivándolo de la estrategia soviética estalinista, que la estrategia norcoreana posee una orientación y un estilo de planteamiento y elaboración para sus planes y decisiones. Su fundamento es el “supuestamente sensato y científico” cálculo de la “correlación de fuerzas” entre los norcoreanos y sus enemigos. Esa relación de fuerzas es un deliberado y calculado cotejo de las capacidades potenciales relativas entre ambos rivales, para las distintas situaciones de conflicto.

Así, las estrategias surcoreana o japonesa o estadounidense se describen como directamente opuestas a las virtudes norcoreanas. Recordemos que las virtudes son hitos de bondad y ejemplo permanentes, del pensamiento, de la cultura, del referente buen hacer, de una sociedad. Y valores son las cualidades apreciadas temporales o pasajeras de aquélla. Así, las determinaciones surcoreanas o estadounidenses son divagadoras y responden a espasmos aventureristas imperialistas y/o militaristas no científicos. En la práctica, bien sobrestimando sus capacidades o totalmente deficientes en los resultados obtenibles.

Los norcoreanos prefieren obtener sus objetivos por medios pacíficos. Pero el determinismo del materialismo dialéctico les lleva a considerar que las guerras son inevitables, mientras existan las clases sociales y las opresiones entre ellas. O, como en los últimos 50 años, estén ellos rodeado de estados capitalistas, sujetos a las fases sucesivas de crecimiento y decadencia. Las élites norcoreanas, con su sicología especial y distintiva como sustrato anímico vital y con su ideología y toda la parafernalia rimbombante donde se expresa, no se preguntan si tendrán o no un conflicto externo. Sino, ¿qué forma de conflicto es más ventajosa para nosotros para destruir al enemigo? Y, además, ¿quién puede triunfar sobre quién en cada caso?

Y consideran que, de acuerdo con las premisas y el desarrollo del materialismo dialéctico, que los sucesivos enfrentamientos de los opuestos sociales antagónicos (los que son incompatibles y/o no complementarios), que van surgiendo progresiva y sucesivamente, tal como describe el materialismo histórico, finalmente les darán la razón. Y la victoria, sobre los estúpidos y decadentes imperialismos yanquis y japonés. Para facilitar las cosas y como aproximación somera y pálida, podemos decir que el materialismo histórico es así como una descripción marxista de los acontecimientos o historia y que el dialéctico es así como una teoría científica de la creación, desarrollo y solución de los conflictos sociales (o sea, todos).

Los norcoreanos consideran que Marx había declarado a menudo que el ataque era la mejor forma de defensa. Y de esto arguyen que el Inmun Gun debe ser conducido por un principio operativo o estratégico ofensivo. Las razones, desde el punto de vista estalinista, para esta preferencia por la ofensiva, son las mayores iniciativa y actividad, al menos percibidas, que caracterizan al ataque. Y cuando es necesario asumir la defensiva, por aquello de la “relación de fuerzas” local o nacional o de oportunidad dialéctica, se exige la misma importancia a la actividad y a la determinación de los jefes y hombres involucrados. En todo esto subyace, a su vez, el carácter disciplinado y decidido, militante activo y comprometido, que suelen poseer y exhibir, como una orden militar atea, con votos a la causa del proletariado y al partido, los miembros de los Pe Ces. Al menos en los países donde no gobiernan.

Al apoderarse de la iniciativa y en su empleo vigoroso, los norcoreanos buscan controlar la actuación enemiga y aprovechar las numerosas ocasiones que surgen para imponer su voluntad al enemigo. Esto es claramente agresivo, pero, en parte, es también una reacción defensiva, ante la posibilidad de ser controlados desde fuera. Este temor a quedar dependientes y controlados es un factor muy importante en las conductas política y militar norcoreanas. Así, ese juego dialéctico lo están empleando en sus interminables negociaciones con los EEUU y en las rondas periódicas con los Seis. En el que siempre intentan adelantarse, sorprender y superar al “enemigo”.

Para controlar una situación y mantenerse sin desviaciones, por ocurrencias del azar o del enemigo, es necesario pensar y formular un plan. Y éste, en aras del monolitismo citado, debe también anular las desviaciones (o iniciativas) de sus mandos inferiores. E incluso se considera al azar menos peligroso, que caer en una posición de pérdida de la iniciativa, de dependencia o de mera reacción a los “movimientos” iniciados por el enemigo irreconciliable. De ello, podemos inferir, sin margen teórico de error, que el ataque de un submarino norcoreano a la corbeta surcoreana Cheonan, el viernes 26 de marzo en el Mar Amarillo, provocando su hundimiento y la muerte de 46 de sus 104 tripulantes, fue decidida y ordenada por el consejo de defensa norcoreano y por el Supremísimo.

La solución para resolver un antagonismo planteado, un dilema entre opuestos, es elaborar y realizar un plan “científico”, basado en los pronósticos teóricos y en la correlación de fuerzas probables. Las acciones sucesivas a realizar, deben ser impulsadas por un ímpetu especial, derivado del convencimiento de las superioridades moral y doctrinaria del marxismo leninismo. Parece tener un significado especial en su doctrina, la expresión hasta el fin o hasta el mismísimo fin. Así, debido a la manera de pensar norcoreana acerca de ganar al enemigo o ser derrotado por el, hay una fuerte tendencia a exagerar la necesidad de su “total aniquilación”. Es decir, de rematar una faena hasta el final, sin permitir la recuperación de su opuesto antagónico en ese conflicto.

(continuará)

Al-Qaida en Irak

Gran Golpe a la Franquicia Terrorista: la Caída de tres Importantes “Abus”

Hace ya unas semanas nos han vuelto a dar la noticia de la muerte violenta de Abu Ayyub al-Masri y de Abu Omar al-Bagdadi. Resultaron definitivamente muertos el sábado 17 de abril, durante el ataque a su vivienda de fuerzas militares combinadas estadounidenses e iraquíes. El objetivo estaba al suroeste de Tikrit, la tierra natal de Sadam Hussein, ejecutado en 2006 por las autoridades iraquíes. La casa quedó destruida, ya que le tiraron hasta cohetes medios, en un exceso de fuego pesado profiláctico y protector, habitual con los estadounidenses.

El Resumen de la Situación.

Los cadáveres de los dos jefes insurrectos fundamentalistas estaban en un hueco del edificio, donde se habían refugiado. También aparecieron en la vivienda los cadáveres de un ayudante de al-Masri y de un hijo de al-Bagdadi. El jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, general Odierno, calificó las muertes como “el golpe más importante que se ha dado a al-Qaida en Irak desde el comienzo de la insurgencia” (a mediados de 2003).

Seguramente se olvidaba de la muerte de Abu Musab al-Zarqaui. Que fue el anterior jefe de al-Qaida en Irak, muerto en junio de 2006 en un ataque aéreo selectivo. Y en una etapa mucho más activa y tenebrosa de la polifacética insurgencia armada iraquí. En enero de 2004, la inteligencia norteamericana interceptó un memorándum de 17 páginas escrito por Abu Musad al-Zarqaui y dirigido a Osama bin Laden, en el que le expresaba su preocupación por su supervivencia: “En Iraq no hay montañas donde podamos refugiarnos, ni bosques en cuya espesura nos podamos esconder. Hay ojos avizores en todas partes. Nuestras espaldas están expuestas y nuestros movimientos se realizan a la vista de todos”.

En Iraq las bases insurrectas están siempre en las ciudades y poblaciones más favorables a la actividad de los distintos grupos rebeldes armados. Y rodeadas o permeadas por las fuerzas militares locales y foráneas. Por ello, no todas las poblaciones son defendibles de los poderosos medios militares, ni los insurrectos tienen la intención de hacerlo. Aquí no existen formas numantinas de lucha militar sin esperanza.

Al-Masri era el actual jefe de al-Qaida en el país. En octubre de 2006 anunció la creación de una coalición con algunos grupos insurrectos sunníes, auto proclamada Estado Islámico de Irak. Permeada y dominada por al-Qaida, la coalición quedó desde entonces bajo el mando de al-Bagdadi.

A finales de 2003 comenzó a revelarse una alianza de colaboración entre los baasistas iraquíes y los yihadistas extranjeros o miembros de Al-Qaida, la organización islámica radical internacional que opera en Iraq superpuesta a la subversión nacional. Los objetivos de Al-Qaida son generales, imprecisos y amplios. Cualquier gobierno o sociedad no islámica radical sunní es su enemigo potencial. Los extranjeros muhaydines realizan la inmensa mayoría de los ataques suicidas.

Los baasistas, “las redes leales” o “ahl al thiga”, que eran el núcleo de la insurgencia sunní y que buscaban restaurar su control, en un país donde apenas son el 20% de la población, les brindaban a aquéllos infraestructura logística, refugio y colaboraban en la coordinación de los ataques. El flujo de mártires iluminados era suficiente y constante. Era muy común que la organización terrorista le pagase a la familia del suicida una pensión permanente mensual, que podía alcanzar hasta los 600 o 700 euros y que financiara también su atención sanitaria y la educación de los niños.

Hoy en día, al-Qaida en Irak es una organización mucho más deslavazada y acosada que hace 3 o 4 años. Sus células o grupos locales están descoordinados operativamente. Y el daño que realizan contra el pueblo iraquí (en los EEUU les es mucho más difícil atacar), árabe como ellos, es el que pueden hacer las fieras acorraladas y/o heridas. Son acciones locales limitadas, por lo que su trascendencia operativa es menor.

Los sunníes iraquíes no ya mantienen relaciones importantes con al-Qaida. Han ido incorporándose progresivamente al esfuerzo militar oficial desde primeros del 2007. A través de las milicias al-Sahwa o del despertar sunní, de auto defensa del territorio de los clanes y las tribus. Fueron promovidas y desarrolladas por el general David Petraeus, sin contar mucho al principio con las autoridades chííes y kurdas iraquíes. También se han ido integrando progresivamente los sunníes en partidos y coaliciones políticas interreligiosas y laicas, para poder participar en los comicios de 2010. Convencidos de la necesidad de participar para influir efectivamente en la actual situación política y social de Irak. Y de que en 2005 desaprovecharon una importante oportunidad, al abstenerse de concurrir a las elecciones, dejando todo el gobierno iraquí en manos de los chiíes y los kurdos.

Precisamente, el martes 20 de abril, las fuerzas aliadas estadounidenses e iraquíes realizaron otra acción conjunta en Mosul, en la que resultó muerto Abu Seheib Ahmed al-Obeidi. Este elemento faccioso era el jefe de los grupúsculos locales de al-Qaida en las provincias al norte de Irak, Kirkuk, Nínive y Salahadín.

Las informaciones que permitieron la eliminación de tres de los terroristas más buscados en Irak, las facilitó un terrorista de segundo nivel capturado hace unas semanas, según declaró el general Qassem al-Musaiu, portavoz militar iraquí. No sabemos el grado de persuasión empleado para obtener los datos del informador. Los más duros, sanguinarios y recalcitrantes terroristas islámicos suelen derrumbarse, por ejemplo, si se les envuelve en una piel de cerdo. Como es una religión formal, el pecado de impureza se comete independientemente de la voluntad del transgresor. Y su entrada al Jardín de las Huríes, por un tiempo desconocido e indeterminado, no necesariamente eterno, correría un serio peligro de fiasco y malogro.

Alcance, Contenidos y Razones de los Nombres Utilizados por los Terroristas del Califato Mundial Imposible.

Esos nombres, para un occidental, pueden resultar complejos y pomposos. Y aún evocar nobleza. Como un González de los Santos y Martínez-Arraiz. O cualquier otra combinación de apellidos simples, que recordemos o nos imaginemos. Pues, no. Estos tipos se significan empleando términos paupérrimos, sumergidos en ambientes familiares y locales estrechos. Y propios de sociedades agrarias no desarrolladas, donde sólo tienen sentido y alcance los apelativos y nombres.

Al-Masri o al-Bagdadi son dos toponímicos. Y quieren decir respectivamente, el egipcio y el bagdadí o de Bagdad. Y Abu Omar y Abu Ayyub quieren decir padre de Omar y padre de Ayub. Así como bin o ben Laden quiere decir hijo de Laden, el nombre familiar. Y bin Saud significa hijo de Saud, el fundador del conocido reino saudí. Y podría corresponder a uno de los “mil príncipes” oligarcas de la monarquía islamista radical wahabita.

Abu Seheib Ahmed al-Obeidi, se podría expresar como Ahmed, padre de Seheib, natural de Obeidi. En la época del Profeta, muchos compañeros y jefes islámicos añadían el Abu al resto de su nombre. Era como un galón más. Ahora los terroristas yihadistas imitan esa distinción de los primeros tiempos de la Yihad.

Es decir, los nombres de estos rebeldes truculentos primitivos radicalizados, son como nuestros Manuel el de Rita, Xuan el del cura (un posible hijo del pecado), el hijo de la parida o Perico de los Palotes, muy conocidos todos en sus casas a las horas de comer.

La Batalla de Marjah.

La Operación Moshtarak (“Juntos”, en dari, una de las lenguas regionales afganas) ha comenzado. Con algunos periodistas, especialmente estadounidenses, insertados en las unidades empeñadas en las operaciones ofensivas. Y otros esperando las informaciones oficiales en las “bases de partida” del distrito de Marjah.

Para la operación se han reunido unos 15 mil soldados aliados, de la OTAN y afganos. El contingente EEUU lo forman unos 4 mil marines y 800 soldados del US Army. Los afganos son 2 mil hombres y acompañarán a los estadounidenses en los ataques y ocupaciones. Los británicos son 4 mil hombres y hay contingentes de Canadá, Dinamarca y Estonia.

Los Objetivos Estratégicos Operativos de la Operación Juntos.

Varios son sus objetivos operativos. El primero y no explicitado al público es asestar un golpe rápido y contundente a los talibanes, adelantándose a las habituales operaciones de la primavera. Y mostrándoles quiénes han tomado ahora la iniciativa.

Se trataba también de erradicar la producción de droga del distrito de Marjah. Según la Agencia de la ONU para la Lucha contra la Droga y el Crimen Organizado, el 42% del opio mundial se produce en la provincia de Helmand. Y Marjah es uno de los centros principales del cultivo de la amapola y de su procesamiento químico. Los británicos fueron anteriormente los encargados de combatir su cultivo en la zona. Y de pacificarla, para la implantación efectiva del Gobierno de Kabul en Helmand. Pero sus esfuerzos, hasta el pasado verano, fueron insuficientes e ineficaces para lograr esos dos objetivos. A pesar de la presencia, a 40 Km de la villa de Marjah, de más de ocho mil soldados británicos, desde hace unos ocho años.

Dentro de la estrategia de contrainsurgencia se busca limpiar de talibanes la zona y proteger a sus habitantes de su influencia. Se supone que la trascendencia del éxito de las operaciones será indefinida. Ya que el Gobierno no puede solicitar la lealtad del pueblo, si éste no es defendido eficaz y permanentemente de las represalias de los talibanes, si retornan.

Otro objetivo operativo es el de dar cancha a los soldados del Ejército afgano. Aumentando su autoestima y su experiencia, probando sus capacidades operativas y organizativas y contrastando sus lealtades.

Por último, se quiere que Marjah sea un “centro de prueba y verificación” de las distintas técnicas de pacificación y de desarrollo civil, de aplicación inmediata y futura en el resto del país. En una guerra contra rebeldes nacionales armados, estas operaciones civiles son el otro “brazo”, complementario y necesario, de las actuaciones militares con éxito sobre aquéllos.

La Situación de Partida en Helmand y Marjah.

En la zona de operaciones del distrito de Marjah, viven entre 100 y 150 mil campesinos. Entre ellos se dispersan, en pequeños grupos de no más de 40 o 50 hombres, un total de menos de mil (según fuentes del ISAF) o de dos mil (según el “comandante” rebelde Qari Fazludin) talibanes.

Algunas fuentes de la lucha contrainsurgencia cifran en diez mil (este es un número recurrente en las luchas contra islamistas rebeldes en Oriente Medio) el número de talibanes armados. Y calculan que sólo unos tres mil están “motivados”, el resto son “mercenarios”. Esto es impensable y ridículo. Supone que con esos activistas militantes y misioneros, controlan amplias zonas del país y tienen a la defensiva (la mayor parte del tiempo) a unos 150 mil soldados extranjeros y a unos 100 mil militares y afganos.

En la zona se esconden numerosas y pequeñas plantas de “procesado de la amapola” para la obtención de heroína, y de confección de los “artificios explosivos”, con los que los talibanes hostigan los movimientos militares por el sur del país. En lo que va de año, en mes y medio, han muerto 73 militares de la OTAN en Afganistán, víctimas de bombas y de suicidas explosivos. Los talibanes no suelen gestionar directamente el negocio de la producción y el mercadeo de la droga. Por ejemplo, los traficantes indican que, en los centros de procesamiento de Marjah les pagan a los talibanes entre $600 y $1200 mensuales, como impuesto canónico.

El terreno del distrito está surcado de canales de irrigación, que drenan el río Helmand, para los cultivos. Y es de difícil transitabilidad para los vehículos militares. Está reforzado para la defensa, especialmente cerca de Marjah y en su interior, en torno a su bazar, por una red muy rala de posiciones de combate y trincheras de comunicación, protegidas por una maraña inconexa de pequeños campos de minas y de numerosas trampas explosivas o “bobby traps”. Que son “sorpresas ingratas”, letales y mutilantes, activadas por personas que no las esperan encontrar a su paso.

La información sobre el trazado y los edificios de la villa, captada por los satélites y sensores militares, permiten a los atacantes establecer unas vías de penetración en el poblado, separando definidamente los sectores de avance y la responsabilidad táctica de cada batallón, para evitar el fuego amigo y la confusión en las maniobras. Así pueden establecer centros de gravedad del ataque en los edificios públicos, mezquitas y otros puntos singulares. Y definir bien los posibles puntos fuertes enemigos, donde sería necesaria una concentración puntual (“golpe”) de fuego pesado de apoyo. Éste debería ser directo, aportado por blindados pesados en subordinación de guerra en cada sector. Con la precisión del tiro filante, se evitarían muchos daños indeseables en personas y bienes ajenos.

El Desarrollo de la Operación Juntos.

En los días previos al inicio de las marchas al contacto se distribuyeron octavillas por la zona, avisando de la inminencia de la operación. Se dice oficialmente que fue para evitar los daños colaterales, “collateral damages”, (mejor, en español, indeseados) de civiles no combatientes. Sin embargo, a punto de concluir la ocupación y limpieza de Marjah, los muertos registrados de civiles y de talibanes están casi igualados. Además, el ministro afgano de Defensa Abdul Rahim Wardak, desde la capital de Helmand, Lashkar Gah, ofreció una mano abierta a los talibanes que se rindieran, aprovechando el programa de paz y reconciliación nacional. Un viejo principio operativo de la guerra dice que “guerra avisada, no mata soldado”.

Los estadounidenses y afganos partieron el viernes 12 de febrero de los campamentos Cuello Duro, Price y Bastión, situados al norte del distrito. Estaban apoyados y transportados en parte, por unos 60 helicópteros de ataque Apache y de transporte Chinook. Los británicos y el US Army avanzaron desde su conocida ciudad de Lashkar Gal, a 40 Km al este de Marjah. Los primeros se concentraron en torno a Nad Ali, una villa al norte de Marjah. Que es el centro del apoyo logístico de la operación.

La defensa de los talibanes no es una defensa móvil, ni una defensa retardante con cesión de terreno. Ni tienen un plan de fuegos coordinado. Sólo aspiran a hostigar por fuego directo ligero y medio intermitente a las tropas. Cuando se detienen brevemente para neutralizar unas minas o unos artificios explosivos artesanales. O cuando están esperando nuevas instrucciones para avanzar o están avituallándose. Dentro de Marjah, con calles estrechas y laberínticas, los soldados deben avanzar por dentro de los edificios, evitando los cruces importantes y las plazas. Como dato, podemos decir que un portavoz comunicó que los marines necesitaron nueve horas para avanzar una milla en el interior de la villa, en los días cruciales de este asalto.

A los 4 días de iniciado el ataque, ya había hasta 21 civiles muertos en los combates, reconocidos por las fuerzas aliadas. Y dejando aparte a otros cinco civiles muertos por un ataque de la aviación en Kandahar, hacia el este. Unos 13 fueron abatidos al principio de las operaciones, por el fuego de cohetes antitanques lanzados contra edificaciones de adobe. Otros 3 o 4 murieron el lunes 15 en el intercambio de disparos con los rebeldes.

La artillería se emplea en ataques deliberados antes de la irrupción, para batir posiciones de fuego, observatorios de las distintas armas, posiciones de combate y el rechazo de las avanzadas de combate (en el borde de los poblados), a lo ancho del sector de avance en el límite anterior aproximado detectado.

Aquí el enemigo es una infantería ligera irregular. Sin medios pesados de rechazo. El fuego pesado contra sus posiciones en poblado, sólo puede acarrear bajas civiles indeseables. Posiblemente, en el primer caso, los atacantes habían realizado un reconocimiento por el fuego, que puede ser correcto en combates con otro ejército. Esta conducta militar es reiterada. Y ocurre aún en los casos en que declaran tener un exquisito cuidado para no producir bajas de no combatientes. Está promovida por la repugnancia que sienten los altos mandos y luego los oficiales y sus hombres, de ser muertos o mutilados en los combates a las distancias próximas. Donde las unidades sólo tienen el apoyo de sus armas orgánicas. Y las diferencias de formación, entrenamiento y equipamiento con el enemigo irregular resultan en la práctica menos “asimétricas”. Y evitaban tradicionalmente esos combates, primero arrasando por el fuego y luego ocupando lo que quedaba.

Dos generales afganos actúan como portavoces de las fuerzas aliadas, dando periódicamente a los periodistas destacados en las bases de partida, la información sobre el desarrollo de las operaciones. Aquéllos forman parte de la sección G-5 del EEMM de operaciones, “guerra psicológica y relaciones civiles”. También el Gobernador de Helmand, Gulab Mangal ofrece ruedas de prensa a los informadores. Y el sábado 13 ya aseguraba que: “hemos capturado 11 posiciones enemigas y su resistencia está controlada”.

En los primeros días de la ofensiva han muerto varias decenas de combatientes enemigos y unos 15 han sido detenidos. Entre los últimos, el llamado “gobernador” talibán del distrito. La batalla se está desarrollando más en avanzar, bombardeando o cañoneando las posiciones sospechosas y ocupando y consolidando los avances logrados. El cerco externo y el control de las posibles vías de escape de los guerrilleros están a cargo de los británicos y de las fuerzas auxiliares de Canadá, Dinamarca y Estonia. Que también defienden las vías de comunicación aliadas. Calculan que la operación se completará en unos 30 días.

El primer día murieron un marine, por fuego enemigo, y un británico, víctima de una explosión. También el sábado 13 murieron otros cinco militares de la OTAN, tres de ellos estadounidenses, en ataques con explosivos improvisados y en un tiroteo. Pero no se ha aclarado si esto ocurrió en la zona de Marjah o en otra parte del sur del país. El lunes 15 murió un británico.

Consideraciones Finales.

Uno de los objetivos de la operación, presentada ya como un éxito a los escasos días de iniciarse, ha sido el desalojo ordenado de los talibanes del distrito. Y su ocupación por los marines y las fuerzas del Ejército afgano.

Queda por delante toda una labor de ganarse el respeto, la confianza y la lealtad de los lugareños. Y de que comiencen a aceptar al gobierno central afgano. También es necesario ofrecerles un futuro de paz, seguridad y prosperidad. Sustituyendo sus medios de vida actuales, basados en el cultivo de la adormidera y en el transporte de droga, por otros que les resulten razonablemente rentables. Y que no les trasladen simplemente a una agricultura de subsistencia sin esperanza. Los marines son excelentes fuerzas de acción. Pero en las vulgares y pacientes tareas de ocupación y de civilización de un territorio más o menos hostil y extraño, son mediocres, lejanos y desmotivados.

Sin éxitos militares sucesivos sobre el enemigo armado insurrecto nativo, no se dan las premisas para la conversión nacional y democrática (dentro de los márgenes de su cultura y religión) de los clanes y tribus locales y regionales afganos. Cuyos parlamentos operativos son las shuras o jurgas (asambleas); cuyos jefes y “padres” son los maliks locales; cuya religión altamente socializada es el Islam; cuyos códigos de conducta, derechos y honor son el Pashtunwalli y sus variaciones raciales.

El aumento de la presión militar contra los talibanes en el sur, les puede llevar a trasladarse en parte a la frontera con Pakistán (áreas pashtunes), donde la guerra se ha intensificado, o a las zonas uzbecas y tayikas, al norte del país, o hazaras, en su centro. En ocasiones han llegado hasta las provincias del noroeste, Herat y Badghis, donde operan las fuerzas españolas. Con misiones y reglas de enfrentamiento diferentes a las de los aliados combatientes.

Pero ése no es un Camino de Santiago. Las distancias son largas, los satélites militares vigilan, los parajes no siempre son amigos o neurales, no hay zonas preparadas de refugio, descanso o aprovisionamiento, y es necesario viajar en pequeños grupos dispersos inconexos.

Una ruta de escape de Helmand, pasa por la provincia de Farah, donde existen dos concentraciones de talibanes en Bakwa y Bala Baluk. Si van a Herat, deben cruzar el vale de Zirko y el paso de Shindand, donde España ha sufrido tres bajas en los últimos años, para alcanzar las zonas rebeldes. Si van al distrito de Bala Murghab, donde se han hecho fuertes, deben ir a Badghis, en cuya capital Qala i Naw está en construcción avanzada una gran base hispano afgana.

Hay que tener en cuenta que la asimilación e incorporación de nuevas fuerzas en los últimos casos, está limitada por las características y la organización de los talibanes.

La Estrategia de los EE. UU. en Afganistán.

Introducción.

En la etapa actual de la guerra de Afganistán, cuando los rebeldes fundamentalistas islamistas están extendiendo sus ramificaciones e influencias fuera de sus territorios habituales pashtunes y baluchis, los estadounidenses están discutiendo al más alto nivel sus objetivos estratégicos y operativos de esta ya larga campaña.

La estrategia nacional (llamada también “gran estrategia” hasta la década de los años treinta del pasado siglo) trata de la definición de los grandes objetivos de una guerra. En su consecución se incorporan todos los recursos del estado. Es decir, la economía, la diplomacia, la propia sociedad y los medios militares. La estrategia militar, como parte de aquélla, define los objetivos de un teatro de operaciones, de una campaña, y asigna los medios militares, generalmente escasos y aún poco suficientes, que recibe del estado para alcanzarlos.

La táctica se dedica a la preparación y a la realización óptima y favorable de los combates, frente a un enemigo que se opone por medios violentos al logro de los objetivos estratégicos propios. Entre ambos niveles de actuación militar, existe un “espacio de actividad” eminente y esencialmente práctico, llamado nivel operativo o estrategia operativa. Su misión es optimizar los empleos de las tácticas y de los medios disponibles en la campaña o el teatro de operaciones. Para ello, define y conceptualiza las marchas, las batallas, etc., es decir, tanto las operaciones militares como su correcta sucesión en tiempo y lugar, buscando el cumplimiento de los objetivos militares decisivos.

Uno de los problemas de la estrategia en Afganistán de los estadounidenses es que para ellos, el dinero es una cuestión estratégica secundaria, evidente y bastante fácil de dar. Y generalmente siempre ha sido así. En la II Guerra Mundial sufragaron en parte los esfuerzos de guerra de otras naciones aliadas. En IraK compraron clanes sunníes, con soldadas y contribuciones a fondo perdido, para alejarlos de Al-Qaida y de la rebelión promovida por el Partido Baaz y por los funcionarios y militares iraquíes despedidos en masa, sin más, por el incompetente Paul Bremer. En Vietnam apuntalaron durante años el régimen del Sur, incapaz de entusiasmar y arrastrar a su pueblo a la defensa firme y comprometida de un régimen libre nacionalista democrático (con todos sus defectos de gestación y parto), sobre el que pesó la incapacidad y la falta de probidad de sus políticos.

Otro de los problemas de la estrategia estadounidense en Afganistán es su repugnancia civil y nacional a pagar el “precio de sangre” necesario para actuar militarmente, con contundencia, decisión y eficacia en los niveles de sección, pelotón, equipo o team y hombre, en una guerra irregular. Precio de sangre que es inevitable en cualquier guerra. Y que es menor de lo que la “percepción sesgada por el temor” vaticina y amenaza. Porque tratándose de una “guerra de guerrillas” (le llaman ahora pomposamente de “cuarta generación” o asimétrica), contra rebeldes armados, el “precio de sangre” nunca será tan alto como en una guerra de tercera generación, contra un ejército moderno, tecnificado y mecanizado, que maneje bien la estrategia operativa.

Tampoco los estadounidenses tienen un compromiso permanente e indefinido, el marchamo del buen aliado, con el régimen político afgano. Que es un rompecabezas incoherente de intereses tribales y personales, aglutinado por el poder que hoy detentan y se reparten. Tampoco se puede “impregnar” en su totalidad y sin más, una democracia inorgánica occidental en un país musulmán con una estructura social antigua y firme, pero poco evolucionada. Sin principios y formas liberales en su idiosincrasia (esto no se adquiere con unas inyecciones de “liberalismo forte”) los dirigentes y jefes populares utilizarán los nuevos mecanismos de poder que se les ofrezcan para aumentar su influencia y beneficio, en la sociedad supuestamente moderna y libre, pero inarticulada. Aquí, el principio de fondo es que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia liberal.

Un problema importante de la estrategia en Afganistán de los EE.UU. es su falta de cercanía y de compromiso con el pueblo afgano. Que percibe a los “extranjeros infieles armados” en su territorio, como algo temporal, relativo, ajeno, dañino y superpuesto a sus intereses y necesidades cotidianas, familiares, tribales, culturales y religiosas, por este orden. Solamente algunos británicos consiguieron, a título personal, ser aceptados, respetados y estimados por los pashtunes y baluchis. Era la época del Imperio de la India británica y de la ominosamente famosa Frontera del Noroeste, con Afganistán. En una etapa histórica lejana, cuyos acontecimientos discurrían a una menor velocidad que hoy en día, los “turnos de servicio” (“military tours of duty”) en ultramar duraban algunos años.

Entonces, con el tiempo, algunas figuras extranjeras, que verdaderamente se integraban y trabajaban en el ambiente tribal, consiguieron su inmersión personal con los pashtunes y baluchis. Eran individuos que exhibían las cualidades de sobriedad, resistencia, respeto, valentía, justicia y benevolencia, que el Pashtunwalli o código de conducta y honor de las tribus, apreciaba y promovía, a su estilo. Y que actuaron generalmente como oficiales de las fuerzas indígenas de infantería ligera. Que fueron reclutadas al oeste del valle del Indo, en las estribaciones de las cadenas montañosas fronterizas. Y que se empleaban por los británicos para contener a las tribus más indómitas o belicosas en sus zonas tribales. O para castigarlas con incursiones punitivas y exacciones de multas, por sus desmanes o abusos, que realizaban generalmente fuera de aquéllas. Las soldadas percibidas por estos pashtunes movilizados suponían: unos ingresos importantes para sus tribus, dada su economía de subsistencia o de rapiña, y un status social privilegiado para ellos, en sus familias y clanes. La lealtad de estos pashtunes a su uniforme y a sus jefes británicos fue constante y ejemplar.

Un problema no menor de la estrategia de los EE.UU. en Afganistán es que carecen de un “liderazgo socio militar proyectado”, de una figura dirigente que les ofrezca iniciativa, esfuerzo, sudor y lágrimas para defender por unos años decisivos, una causa que sea aceptada por la mayoría del pueblo estadounidense. No olvidemos que se actuó en Afganistán para derrocar al régimen reaccionario, retrógrado e hiperintegrista, que daba cobijo, amparo y apoyo a la cúpula intelectual e inspiradora de Al-Qaida: el árabe internacionalista islámico Bin Laden, su especie de “consejero delegado”, el médico egipcio Al-Zawahiri, y su “Corte” del terror contra Occidente y contra la mayoría de los regímenes islámicos establecidos. Y que la doctrina Bush estableció, quizás sin ser explicada bien ni aceptada  popularmente, que esas “asymmetrical wars” (irregulares y con bajo nivel de equipamiento militar) se sostenían y eran necesarias, para alejar de los territorios estadounidense y de sus aliados, las amenazas del terrorismo foráneo fundamentalista de cualquier origen, religión o ideología.

La Situación Actual.

Según definió el “New York Times” a mediados de Octubre pasado, el “resident pessimism”, en relación con la guerra en Afganistán, se ha asentado en la Casa Blanca y en el Consejo Nacional de Defensa. Quiere decir algo así como un “pesimismo duradero” para evaluar y decidir la estrategia de los EE.UU. en Afgannistán.

El general de ejército Stanley McChrystal, al mando de las fuerzas en el teatro de operaciones, en un informe de 66 páginas presentado en Septiembre pasado, reclamaba al menos unos 40 mil soldados más, para poder ir imponiéndose al enemigo en armas. La cúpula del Pentágono apoya este refuerzo. Sin embargo, otras personas o agencias estadounidenses suponen que será necesario incrementar las fuerzas en presencia en dicho teatro hasta casi el doble de las actuales. Es decir, sólo podrían ir controlando y venciendo a los insurgentes, si desde los 68 mil hombres actuales pasan a contar con unos 130 mil y en el plazo de un año.

Para ello hay que considerar las necesidades logísticas de un ejército moderno, muy tecnificado, equipado y mecanizado, como el estadounidense. Que se concretan y satisfacen con un flujo constante de equipos, repuestos, consumibles, armamentos, municiones, combustibles, vehículos, hombres y unidades militares. Logística que es soportada por una red de almacenes regionales y locales y una flota de vehículos pesados de larga distancia y ligeros de reparto, hasta los puntos de recogida de las pequeñas unidades. La capacidad de las infraestructuras de Afganistán no puede sostener un despliegue logístico de tantos hombres en un plazo de sólo 9 meses (listos para la próxima campaña primavera verano, cuando las operaciones vuelven a retomarse).

El enviado especial del presidente Obama para la evaluación de la situación en Afganistán, Richard Hollbrooke, ha señalado en un informe que existe actualmente el peligro de disponer de “medios militares insuficientes” en la montañosa zona de la frontera afgano pakistaní. Esto quiere decir que las “zonas bases madres” de los talibanes y de Al-Qaida estarían en esta etapa poco acosadas militarmente. Y con capacidad libre para extender su actividad hacia el norte de Afganistán.

El influyente vicepresidente Joseph Biden no es partidario de incrementar las fuerzas, sino de seleccionar y diferenciar los objetivos militares insurgentes. Así, mediante las diferentes fuerzas especiales terrestres, internándose en “long range combat patrols”, los aviones no tripulados y los bombardeos selectivos con bombas guiadas, atacar a las guerrillas de Al-Qaida en las zonas montañosas pashtunes al este y sureste de Afganistán. Si el problema fuese sólo militar (por tratarse de unas bandas de narcotraficantes o de ladrones) y si las células de Al-Qaida no fueran miscibles con los grupos talibanes, en cuanto a apoyos, información, logística y blancos de oportunidad, esta estrategia selectiva y constreñida tendría un “chance”.

Resulta interesante considerar que Joe Biden fue elegido por Barack Obama para su “ticket electoral”, por sus conocimientos y experiencia en política internacional. Algo que es muy apreciado y necesario en un país, en el que tradicionalmente el público en general mira más y se preocupa del propio ombligo nacional. Hasta hace poco tiempo, Biden era considerado un “halcón” del Partido Demócrata y era defensor en el Senado de una mayor implicación de los EE.UU. en Afganistán.

Rahm Emanuel, el jefe del Gabinete de Obama, algo así como el ministro Secretario del Presidente, apoya las ideas de Joe Biden. Y piensa que un incremento de las fuerzas militares en Afganistán puede llevarlas (a ellas) a un callejón sin salida operativo, como el caso de Vietnam.

Por su parte, los Secretarios de Defensa Robert Gates y de Estado Hillary Clinton mantienen una postura común, creemos que más realista y pragmática y con posibilidades, al menos sobre el papel. Ambos Secretarios defienden la necesidad de mantener la lucha contra la insurgencia y de insistir en la formación y el despliegue de las fuerzas armadas afganas, para luchar contra los talibanes. Al mismo tiempo, proponen incrementar la persecución de los grupos de Al-Qaida en el teatro AfPak, como llaman a esta zona geoestratégica, contando, por tanto, con la ayuda del ejército paquistaní en su país.

¿Qué pasará, por fin? Espero que el inteligente y asiduo lector tenga ya elementos de juicio para verlo. Su interés le debe llevar a complementar este trabajo con la lectura de «Operaciones en Afganistán y Pakistán». Y cuando pueda, descenderé al estudio directo de las tácticas y técnicas de contrainsurgencia que se pueden emplear aquí. Que no digan que les faltan recursos. Los alemanes, en su lucha contra los partisanos soviéticos, sí que estaban faltos de hombres y recursos. Pero mantuvieron la iniciativa y la agresividad contra los partisanos. Y pudieron garantizar desde su retaguardia hacia el Reich, en ambos sentidos, el flujo necesario de hombres y materiales para sostener su esfuerzo de guerra contra los medios casi inagotables de la URSS.

Las Emboscadas en Afganistán.

Introducción.

Una de las tareas de los militares de la ISAF o Fuerzas Internacionales de Apoyo a la Seguridad estacionadas en Afganistán, es el patrullaje motorizado por los caminos polvorientos que entrecruzan la zona de influencia de sus acuartelamientos. Afganistán casi carece de carreteras asfaltadas: hay sólo dos. La más importante se da una vuelta redonda por todo el país, uniendo las principales poblaciones, Kabul, Kandahar, Herat, etc. Es como una gigantesca M-30 madrileña y le llaman la Ring Road. Luego está la North-South Road, que sigue este recorrido, al este del país. No son gran cosa. Las capas de asfalto tienen entre uno y dos dedos de espesor; y los calores las ablandan y se forman baches y burbujas fácilmente.

No es aquél un patrullaje agresivo. Es un patrullaje de exhibición, rutina y enlace visual y logístico entre sus posiciones principales y secundarias y con los núcleos de población cercanos.

Cuando los militares piensan que puede haber problemas, reciben el apoyo de la observación aérea. Son aviones de exploración no tripulados (los UAV, por sus siglas en inglés), cuyo uso se extiende en este conflicto asimétrico. Algunos pueden detectar (en condiciones ideales) a 5 mil metros, si una persona va armada. Los estadounidenses usan el modelo Predator (éste va también armado) y los españoles, el Searcher (sin capacidad de ataque), pudiendo ambos operar hasta los 350 km de su base. Los españoles cuentan también con los pequeños Raven, más sencillos, baratos, asequibles y con menores capacidades. Evidentemente, tienen sus fallitos. Los restos de un Searcher español están en manos del jefe talibán local, que pide 2000 euros por los despojos. Los españoles, muy dignos, han dicho que no negocian con los insurrectos.

En algunos casos se han atrevido los insurrectos y bandidos a emboscar a alguna de las columnas militares de marcha desde posiciones fijas y espaciadas, formando una franja o luneta como una media luna, que se abrazaban al camino de marcha. Su problema era que las armas rebeldes eran de tiro tenso y sus posiciones estaban en la pendiente anterior. Por tanto, los vehículos blindados ligeros armados de infantería extranjeros podían trabar combate ventajosamente con los guerrilleros situados en sus pozos de tirador, pequeñas trincheras y pliegues del terreno reforzados. En efecto, sus sistemas de adquisición de blancos y control de fuego les permitían la selección y la precisión de sus fuegos ametralladores contra los blancos puntuales de los irregulares. Y les obligaban a retroceder y a esconderse en las aldeas más cercanas.

Hay otros muchos más casos en que los insurrectos utilizan sus artificios explosivos artesanales (en inglés, los “improvised explosive devices”) en los caminos recorridos por los militares en patrulla. Los suelen colocar generalmente partiendo desde las aldeas cercanas, como su base improvisada operativa adelantada, y aprovechando la ocultación y el amparo de las noches. Se les tiene mucho miedo a estos artificios, famosos ya desde la posguerra de Irak. Porque son inesperados, impredecibles y difíciles de detectar (pueden estar en la carrera que ayer se recorrió y examinó), enervantes (la perspectiva anímica de la posible, aunque improbable explosión, grava mucho más que la probabilidad real de los daños del ataque) y ponen a los hombres en la defensa pasiva y a la espera, sabiendo que no se toman medidas activas para evitarlos. Las cargas huecas explosivas, que forman la mayoría de esos artificios, atacan el bajo vientre de los vehículos militares extranjeros, su parte más vulnerable y menos protegida. Ahí no pueden llevar las cargas reactivas de repulsión o un blindaje múltiple con cerámicas de los cascos de los tanques. Se calcula que los insurrectos talibanes del mulá Omar y del jeque Haqqani pueden colocar y activar durante el año 2009 más de 6500 de estas minas artesanales, en emboscadas baratas, sistemáticas, molestas y mutilantes.

Algunos corresponsales llaman a los artificios, el arma más efectiva de la insurgencia. Aunque son, en su conjunto operativo, como un inmenso campo de minas, pero que no se colocan simultáneamente, y superextendido, improbable y sin estar cubierto por el fuego enemigo.

Las Técnicas y Tácticas para Eliminar el Peligro de las Trampas Explosivas en los Caminos.

Hay varias, unas pasivas o reactivas y otras activas, que asumen la iniciativa y la agresividad contra insurrectos peor preparados y entrenados que los militares. Todas son “defensivas”. Desde que el Ministerio de la Guerra pasó antaño a denominarse de las Fuerzas Armadas y, por último, más modernamente, de la Defensa, todo es defensa.

Entre las pasivas pueden estar el incrementar el reconocimiento visual de los caminos, observando protuberancias y cambios de color que no correspondan, en los suelos de aquéllos. Los “tiempos de recorrido” de las columnas disminuirían bastante. Hay que recorrer aquéllos más despacio, mirando al suelo y oteando el horizonte, buscando también observadores al descuido, no muy lejanos. Los talibanes de Afganistán tienen la mala costumbre de grabar en video las emboscadas, para colgarlos en Internet. No suelen usar activadores de cables. Éstos son caros y pesan, y los rebeldes están en zonas aisladas y la logística es débil y complicada. Los artefactos se activan generalmente por la presión del vehículo o por un emisor de frecuencia y alcance dados; puede servir hasta un dispositivo de apertura de puertas. Con sus inhibidores de frecuencia, los militares intentan contrarrestar las ondas de radio de las frecuencias probables en la zona. Siendo los emisores más caros y complicados, cuanto más alcance, potencia y gama de frecuencias usen. Es el juego del gato y el ratón. El problema es que los guerrilleros de un área reciban un emisor activador que use una frecuencia imprevista.

También las columnas podrían ser hostilizadas con fuego de mortero registrado durante los altos que hicieran para confirmar o eliminar algún posible artificio, ya que algunos podrían ser simulados.

Otro medio pasivo sería trasladarse por fuera de los caminos, campo a través. Para los vehículos a rueda, esto no siempre es posible. Y, además, el desgaste de las piezas y el consumo de combustible aumentan mucho, como también los horarios. Al mismo tiempo, disminuye la comodidad y aumenta el cansancio de los viajeros en misiones de patrullaje largas y rutinarias.

Que no se diga que es imposible o muy difícil actuar fuera de los caminos. Ya que esto fue lo que hizo el general Valeriano Weyler, para espantar a los mambises cubanos de las cercanías de los caminos y veredas tropicales. El 10 de febrero de 1896, el general se hacía cargo del gobierno de Cuba y de la jefatura del ejército español estacionado en ella. El presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo, restaurador de la monarquía borbónica, propugnaba la política de mantener la dominación colonial en Cuba, hasta “sacrificar el último hombre y la última peseta”. Y nombró a Weyler para los cargos citados, en sustitución del general Arsenio Martínez Campos, el pacificador de la guerra de 1968 a 1978, que fracasó esta vez en acercar posiciones con los rebeldes en armas.

Los guerrilleros cubanos, en esta nueva guerra iniciada el 24 de febrero de 1895 con el Grito de Baire, aprovechaban la ocultación de la manigua y su cercanía a los caminos, para hostilizar con fuego de fusilería a la columnas y causarles algunas bajas, sin empeñarse en la lucha. Weyler pronto diseñó la técnica de rechazo del enemigo. Una exploración con capacidad de combate se adelantaba convenientemente a las columnas españolas en marcha. Se trasladaba por las maniguas (matorrales autóctonos) que circundaban a las vías de marcha, sin alejarse excesivamente del camino. Los mambises o rebeldes, formando fuerzas de hostigamiento variables y escasas, eran así levantados de sus posiciones y ahuyentados de las fuerzas principales. Los guerrilleros pronto dejaron de importunar de esta manera.

Evidentemente, al circular por los desfiladeros afganos no se puede ir campo a través, sino por el estrecho, rocoso y tortuoso camino encajonado. Pero sí se puede adelantar una vanguardia de combate, que explore y asegure ambas entradas del trecho, para la seguridad de la columna de marcha.

Por fin, existe alguna técnica activa específica para la lucha contra rebeldes irregulares, que puede ser empleada aquí. Ello busca mantener la iniciativa, la creatividad y la ley de la acción de nuestra parte. Es de lo mejorcito para alejar las emboscadas en Afganistán. Se trata del empleo independiente de pequeñas unidades de infantería ligera (en principio, tipo pelotón o escuadra) en tareas de exploración y de ataque a las bandas enemigas. Para la defensa de las comunicaciones propias, pueden emplearse agresivamente contra las bandas que las hostigan o que las obstaculizan (los artificios son como minas selectivas). Por ejemplo, se pueden internar y ocultar en un sector donde las bandas talibanes, de bandidos o milicias locales estén activas. En la noche, cuando aquéllas suelen colocar en los caminos sus artificios explosivos, las atacarán desconsideradamente (con la máxima sorpresa y para el mayor efecto). Esto exige de todos los hombres de las patrullas: formación, motivación, compromiso con la misión, entrenamiento específico, iniciativa, creatividad, autosuficiencia, sobriedad, paciencia, serenidad, alerta de los sentidos, silencio y quietud. Una ventaja que multiplicará la capacidad de combate de la patrulla militar, reside en que estas bandas descuidan su seguridad en lo que creen que es su retaguardia. Una vez que se ha producido un combate con los insurrectos, la patrulla debe ser extraída o volver a sus cuarteles. Para descansar, informar, volver a entrenarse, ser equipada y trasladarse a otro sector, cuando proceda, en otra misión.

CÓMO CAPTURAR A BIN LADEN.

Introducción.

Bin Laden es el responsable último de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y también probablemente del 11 de marzo de 2004. Pero de una manera laxa, de patrocinio ideológico religioso. Ya que él estaba por esas fechas, primero refugiado en Afganistán, y luego escondido en sus inaccesibles e intrincadas montañas del este.

Al-Qaida es la principal franquiciadora de referencia de los radicales islámicos, a nivel de la Umma, o comunidad islámica universal. Y esto es muy importante, porque el Islam es una religión muy socializada. El ascendiente global de Bin Laden, de al-Qaida, no lo tienen ni Hezbolla, ni Hamas, ni Irán, ni los Hermanos Musulmanes, ni Tehkrit el Taliban.

Su objetivo estratégico principal es implantar un califato universal. Y no les sirven, de partida, ninguno de los estados musulmanes actuales. O bien porque son herejes, como el chií Irán. O porque están “corrompidos”, a pesar de su radicalismo religioso, como Arabia Saudí, en manos de los mil (o son siete mil?) “príncipes” de la familia de Ibn Saud, el fundador del estado a primeros del siglo pasado. O están “occidentalizados”, como casi todos los restantes, Egipto, Jordania, Indonesia, Pakistán, Yemen, Argelia, Marruecos, Túnez, etc.

Parece necesario, entonces, perseguir, capturar a Bin Laden, a la estructura superior de al-Qaida. Unos buscando venganza por los ataques recibidos, como España y Gran Bretaña. Otros, como los EEUU, para erradicar un extremismo islamista violento. Que extiende su influencia por el mundo y que periódicamente atenta contra su país o contra sus aliados.

¿Es posible hacerlo? ¿Cuáles serán las dificultades? Las acciones directas contra al-Qaida, ¿resultarán todo lo eficaces que se vislumbran?

La “última” Ocurrencia de la Estrategia Militar Estadounidense en Afganistán.

El general Stanley McChrystal cierra el “Círculo Infernal” de búqueda y captura de Osama Bin Laden. A primeros de diciembre de 2009, el general McChrystal, jefe de las Fuerzas estadounidenses en el teatro de Afganistán, en una de sus comparecencias en el Congreso para explicar y defender la necesidad de la intensificación de las operaciones militares en Afganistán, ha desvelado su nuevo hallazgo, tras una “pensada”. El general ha condicionado directamente el éxito de la lucha contra al-Qaida a la eliminación o captura de Bin Laden. ¿Es esto cierto, hablando operativamente?

Introducción. La Situación del “problema”.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. Tanto en Afganistán como en Pakistán. La cercanía ideológica, militar y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura, flexible, descentralizada, suelta hace que sus “células” no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada de ellas. Así, dan orientaciones doctrinales, establecen grandes líneas de actuación militar y proselitista para los distintos territorios y áreas, lanzan amenazas y avisos a los gobiernos enemigos y señalan objetivos puntuales importantes (estratégicos) al nivel del conjunto de la organización. Esto les permite operar bastante bien, sin la intervención de sus altos mandos. La muerte del mulá Omar o del mulá Haqqani y dos o tres jefes más en un bombardeo con clones o artillero, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular. El “martirio” de Bin Laden o de su “consejero delegado”, el médico egipcio Ayman al-Zawahiri, sería de casi igual trascendencia que el caso anterior.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos, a ambos lados de la frontera. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento a la defensiva. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a las muy pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración, con la colaboración puntual de varias bandas cercanas, y el minado de caminos y veredas. Están concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. Y en un grado menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida de Afganistán y Pakistán.

El Primer gran Intento de capturar a Bin Laden y sus Allegados directos.

En el otoño de 2001 tuvo lugar el rápido desmoronamiento del régimen talibán de Afganistán, asentado en un estado precario y mal estructurado, que daba cobijo y apoyo logístico a la jefatura de al-Qaida. sta, junto con sus “agentes de escolta”, un pequeño grupo de miembros activos y de prosélitos entrenándose, se agruparon con tiempo, formando un despliegue de marcha extenso y laxo. Y se escurrieron, siguiendo las estrechas y escarpadas rutas que les ofrecía la zona, por las montañas afganas hasta Tora Bora. Comenzó entonces, en diciembre de 2001, la gran operación de búsqueda y captura del dirigente máximo de al-Qaida. Que era el responsable directo y declarado de los atentados del 11 de septiembre contra los EEUU. Se reunieron para ello cerca de 100 grupos especializados en “Long Range Independent Operations” estadounidenses, en la zona en la que se suponía que se escondía Bin Laden. ¿Por qué no lo cogieron o lo mataron? Posiblemente, si fuesen comandos israelíes, lo hubiesen logrado.

En su día, según los informes que van apareciendo a la luz pública, dijeron que fue por “falta de medios”. «Necesitábamos más soldados allí!, declaró recientemente el agente de la CIA Gary Bernstein. Durante su testimonio, aseguró que «podríamos haber terminado todo allí». En las 50 páginas de un informe publicado este año, se citan los testimonios de varios responsables militares estadounidenses. Que vieron como sus Altos Mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios, según ellos, para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos.

¿Necesitaban más de 100 comandos de élite para una operación de cerco y aniquilamiento de una banda de irregulares en fuga, aterrorizados por los típicos bombardeos imprecisos y cercanos? Operación que estaría limitada a la zona donde los rastros enemigos y sus sensores electrónicos, satélites, sus espías y sus agencias inteligencias, ubicasen aproximadamente al enemigo. Rodeada la zona, mediante un doble cerco, no necesariamente continuo, sino eficaz, los comandos penetrarían centrípetamente en el área sospechosa. Actuando simultánea, paciente, metódica y sigilosamente, como un “enjambre” de pequeñas unidades. Donde el flanco y la retaguardia de cada pequeña unidad estaría defendida por su iniciativa y actividad ofensiva. Y por la “influencia” irradiada por una unidad compañera cercana.

También le achacaron parte de la responsabilidad en la escapada a un halcón como Donald Rumsfeld. Por aquel entonces, dicen ahora, que Rumsfeld declaró que si EEUU era tan duro en Afganistán (¿por capturar limpiamente al responsable de aquella tragedia alevosa y civil?), despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces. Y por eso era más partidario de una táctica más “ligera” con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. Esto no me resulta coherente ni creíble.

El fallo de una operación constituyó un decisivo fracaso estratégico. De hecho, durante años no se han tenido datos fidedignos del paradero de Osama, según acaba de reconocer el secretario de Defensa Robert Gates, el 7 de diciembre último. Y ahora, en 2009, Al Qaida está renovada y desparramada. Y Bin Laden, como el Che muerto, inspira que no comanda, a una nueva generación de extremistas islámicos, extendidos por numerosos países.

Los Antecedentes Históricos. El Escenario Geoestratégico Actual.

Abdur Rahman, proclamado Emir de Kabul en 1883, vio progresivamente reforzada su soberanía sobre la totalidad de Afganistán, a raíz del aplastamiento por los británicos del alzamiento, ese mismo año, de Ayub Khan en Kandahar. En noviembre de 1893, Abdur Rahman firmó un acuerdo formal (an “official agreement”) en Kabul con sir Mortimer Durand, secretario de Foreign Affairs del gobernador general británico en la India, Lord Lansdowne. Aquél fijó y estableció la frontera política entre la India y Afganistán. Que fue conocida desde entonces como la línea o el trazado fronterizo Durand.

El problema generado por ese trazado fue que los pashtunes, como etnia definida y diferente, quedaron divididos geográficamente en 2 partes, asentados en 2 territorios de soberanías diferentes. Las tierras pashtunes de Chitral, Bajaur, Swat, Buner, Dhir, Khyber (con su desfiladero entre Pesahwar y Kabul), Kuram y los dos Waziristanes, quedaron dentro de la India británica. Tras la independencia de la India, todos estos territorios fueron incorporados a Pakistán. El estado islámico creado entonces para satisfacer y albergar mayoritariamente a los musulmanes indios. Y que incluía originalmente a Bangladesh, en el otro extremo del subcontinente indio, donde vivían los musulmanes bengalíes.

Los pashtunes son hoy en día un 12-15% de la población pakistaní. Son una minoría pobre, situada en zonas con redes viarias insuficientes y de difícil desarrollo. Pero el 25% de los oficiales del ejército pakistaní son pashtunes. Así como también alrededor del 40% de los oficiales del ISI (el secret information service) de ese país. Los individuos de etnia pashtún son unos 25 millones en el país.

En el norte ya de Baluchistán viven tribus de etnia pashtún. En los Waziristanes del Sur y del Norte están más concentrados los pashtunes, formando un verdadero Pashtunistán pakistaní. Dentro de la gran etnia pashtún, los mahsuds (especialmente proclives a romper los acuerdos y pactos) están en la zona central de Waziristán; los wasirs y los afridis viven en la zona de Tirah y los mohmands, al norte de Tirah. La gran zona del Chitral, al noroeste del país, la forman los distritos de Bajaur, Dhir y Swat. Los pashtunes de los waziristanes son los más problemáticos, independientes y levantiscos.

En Afganistán, los pashtunes se sitúan al este y sureste, alcanzando un 35% de la población y alrededor de 12,5 millones de personas. Otras etnias importantes en Afganistán son los uzbecos (10%) y los tayikos (25%), que viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes ex-soviéticas de Tayikistán y Uzbekistán. En el centro viven los hazaras (20% de la población), relacionados con los persas y en el sur están los baluchis (10%), relacionados, a su vez, con las tribus del Baluchistán del suroeste pakistaní.

Tras la independencia de Pakistán en 1947, surgió la disputa con Afganistán por la posesión de las amplias zonas fronterizas tribales, que buscaba la salida al mar de Afganistán. Ambos países casi llegaron al conflicto armado, hasta que en 1963 firmaron un acuerdo de determinación de fronteras. Se ratificaron en él las fronteras vigentes durante el dominio británico. Y Afganistán quedó como un país interior, sin acceso a las vías marítimas.

No existe un estado pashtún independiente y soberano. Su nación está dividida entre dos estados islámicos, no rivales y complementarios. En ninguno de ellos pueden los pashtunes imponer sus reivindicaciones sociales y económicas. Hasta ahora la rebelión talibán afgana realiza sus emboscadas y ataques de objetivo limitado mayormente en los distritos de mayoría pashtún. Los tayicos y los hazaras forman gran parte de las actuales fuerzas de seguridad que se levantan lenta, penosamente y a desgana en Afganistán: unos 90 mil policías y unos 80 mil soldados nativos, con grados variables de motivación, lealtad y entrenamiento. En los distritos pashtunes no hay alistamientos al ejército nacional ni a la policía afgana. Parece a veces una guerra de liberación pashtún dentro de un país opresor o descuidado hacia ellos.

Estas políticas administrativas colonialistas eran práctica frecuente de todas las metrópolis imperiales. Repartir la soberanía de los territorios, en función de consideraciones geográficas. Como lo haría un niño, dibujando vagamente un mapa en sus juegos. Y dejar a las distintas “etnias regionales”, separadas y repartidas entre los estados forzados resultantes. Creando inestabilidad permanente y, por tanto, dependencia y necesidad de intervención o tutela exterior de las “grandes” potaencias. Ahí tenemos los casos de Moldavia, Armenia, Azerbayán, Georgia, Osetia del Norte, etc.

Barack Obama quiere alcanzar los 400 mil hombres operativos y eficaces en las fuerzas de seguridad afganas. Para poder dejar a su cargo la defensa de Afganistán. ¿Podrá motivarlos y conseguir que se alisten? ¿Serán leales a una democracia tambaleante y poco representativa? ¿Y eficaces en la dura lucha contra las insurrecciones talibán y de al-Qaida?

¿Cómo se debe combatir en las zonas montañosas tribales pashtunes?

Podemos decir que, dentro de un área parcial de éstas, el centro de gravedad de la lucha reside en el control de los pasos y en las alturas dominantes de éstos. Los despliegues militares deben ser largos y estrechos, como exige la orografía. Y en las marchas, deben aprovechar simultáneamente toda la red de veredas, desfiladeros y caminos de una zona. Lo que les brinda un cierto desdoblamiento previo para el combate. No es fácil contar con el apoyo de fuego aéreo, por los requerimientos de maniobrabilidad de las aeronaves. Se pueden realizar bombardeos puntuales de saturación sobre una posición reforzada del enemigo, que haya decidido mantener. Se deben evitar los fuegos pesados sobre los poblados, incluso sospechosos, que no respondan a la seguridad incuestionable de las propias fuerzas expedicionarias. Las unidades a emplear en las “interfases de acción” con el enemigo en estas zonas hostiles, son las pequeñas unidades de infantería ligera de élite con formación de alta montaña. Ninguna columna principal “madre”, avanzando metódicamente por estas áreas, puede sobrevivir sin destacar una avanzada de combate, que vaya ocupando temporal y sucesivamente los puntos dominantes a los flancos del sendero de avance, y una retaguardia que se adelante por saltos sucesivos observados.

La ventaja de los pashtunes sobre las fuerzas regulares, especialmente las extranjeras, reside en el conocimiento de su propio terreno, sobre él que se pueden mover a gran velocidad. Tienen una habilidad táctica elemental natural y una especial astucia, incorporada a su sentido de supervivencia. Son capaces de esperar pacientemente por una favorable oportunidad de actuación, escogiendo generalmente cuándo y dónde hacerlo. Y no tienen vergüenza en retirarse cuando sus planes no se realizan y pueden son amenazados o copados por el enemigo infiel moderno.

Además, hoy en día, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, en algunas zonas fronterizas. Que está reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre uno y otro país, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones a nivel de batallón y de regimiento, de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los pueblos montañeses son numerosos, pequeños y diseminados por ambas zonas de la frontera Afgano Pakistaní. En ellos también se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes, a la espera de que pase de largo una creciente militar como las citadas.

Los pashtunes tienen poca disciplina militar colectiva y los fuegos pesados aéreos y artilleros enemigos les impactan en su ánimo y decisión. También les afecta mucho el ver amenazada u ocupada su línea de retirada y los fuegos ligeros y medios enemigos, cuando los reciben desde alturas superiores a las que ellos ocupan. Los pashtunes pueden atacar de noche algún objetivo que les merezca la pena, pero no son luchadores naturales nocturnos.

El conocimiento global, holístico, polivalente, integrador que requiere la aproximación a una rebelión armada político religiosa, es diverso y múltiple. Recomendamos a nuestros lectores, como complemento, la lectura de los distintos artículos que, sobre las rebeliones taliban y de al-Qaida venimos publicando en War Heat en los últimos meses. Con ello adquirirán un “prisma” para observar, discernir y pronosticar el desarrollo de aquellos “conflictos modernos”.

La Legítima Defensa

Introducción General.

La legítima defensa es un tema bivalente. A la luz del ordenamiento jurídico parece definido. Pero, cuando pasamos a la casuística y a los casos prácticos, la aplicación de la legítima defensa es imprecisa, correosa y, quizás, desconcertante.

Y, en los momentos en que la integridad personal o el patrimonio están amenazados por un rapiñador violento, la reacción defensiva debe estar dirigida por la claridad mental, el coraje moral, la contundencia y la rapidez. Los psicólogos hablan del bloqueo de la mente consciente, racional, en esos casos, dando paso a la mente instintiva. Pero que puede ser modulada por un entrenamiento genérico, ya que las posibilidades prácticas son innumerables.

Se dice que la reacción al atacante debe ser proporcional al daño o perjuicio que aquél busque. Y a las armas o medios que utilice o emplee en su enfrentamiento con nosotros. Pero, como todo lo que se quiere precisar en exceso, por agentes fuera del contexto práctico y que eluden la integración de la compleja psicología humana en sus planteamientos, la aplicación encubre y deja por explicar numerosas probabilidades.

¿Qué hacer si el atacante lleva un arma escondida? ¿Aparecer primero e inerme, echándole de casa? ¿La apariencia externa del atacante, exhibe claramente sus intenciones, entrenamientos y capacidades? Porque, ya hay que tener osadía y agresividad sobrantes (¿es una psicopatología?) para internarse en una casa ajena a robar, mutilar, secuestrar, dañando siempre.

Ya se sabe que, si claramente huye, no se le debe atacar, pero, si va armado con un bastón, ¿puede marcharse con todo lo que quiera?

¿Quién exhibe mayor potencia y eficacia de ataque, un joven fogueado en la rapiña con un palo de 1,2 m., un anciano con una escopeta de caza o un señor sedentario con un cuchillo de cocina? Está claro que los mayores necesitan medios más amenazadores y contundentes para la defensa. Pero, ¿dónde está precisado esto? Los atacantes están más familiarizados con sus métodos y armas, pero los atacados no se suelen entrenar para la defensa. Y se actúa según se entrena, en los momentos amenazadores e inesperados de gran tensión. ¿Cómo valoran los juristas esto?

Ya me gustaría que algunos juristas lúcidos nos explicaran con casos prácticos, cómo se debe reaccionar, siguiendo su ejemplo.

También parecido es el tema de la legítima defensa de una sociedad, a la luz de la moral que tradicionalmente tenemos en Europa y América.

Tenemos aún vivo el caso de los piratas somalíes, El ser teóricamente pobres, ¿les da derecho a expoliar a los demás? ¿No son todos ellos los responsables últimos de que Somalía sea un estado sin organización, ni orden? Se ha dicho que no tenemos actualmente una legislación que permita perseguir a los piratas en aguas internacionales o nacionales (de ellos), pues, ¿por qué los abogados del Estado y los legisladores no confeccionan y aprueban las leyes que nos permitan defendernos eficazmente? Los que deseen ampliar el tema pueden leer nuestro artículo “Los Piratas Somalíes”.

Antecedentes Sociales y Religiosos de la Legítima Defensa, desde los Orígenes Judaicos en el Antiguo Testamento.

Después de dar a Moisés las tablas de la Ley en el monte Sinaí, el Señor Dios inspira en Levítico, Números y Deuteronomio lo que podríamos llamar el “reglamento” de la Ley de Dios, de los Mandamientos.

Veamos qué dice Deuteronomio 20, 1 al 20 resumido. En lo que podemos considerar la “ley teocrática de la guerra judía”:

Cuando salgas a hacer la guerra contra tus enemigos y veas los caballos y carros de un pueblo más numeroso que tú, no tengas miedo, pues tu Dios, el que te sacó de Egipto, está contigo. Cuando vayáis a entablar combate, se adelantará el sacerdote y hablará así al ejército: “…Hoy vais a pelear contra vuestros enemigos; no temáis, no tembléis…, porque vuestro Dios va delante de vosotros para combatir contra vuestros enemigos y daros la victoria”.

Luego los jefes dirán al pueblo: “…el que tenga compromiso de matrimonio y no se halla casado aún, que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y otro tome su mujer; el que tenga miedo y se acobarde, que se vuelva a su casa, para que no contagie la cobardía a sus hermanos”. Al terminar de hablar al pueblo, se colocarán a su cabeza los jefes.

Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, le brindarás primero la paz. Si la acepta y te abre sus puertas, toda su población será hecha tributaria y te servirá. Si rechaza la paz, la asediarás. Tu Dios te la entregará y pasarás a cuchillo a todos sus varones. Las mujeres, los niños, los ganados y lo que haya en la ciudad, lo tomarás contigo y disfrutarás del botín de tus enemigos que tu Dios te haya dado.

Esto lo harás con las ciudades que están muy distantes (en Siria, en la Transjordania) y no pertenecen a estas naciones (de Palestina, nombre de la tierra de los filisteos, los hombres de la mar). En cuanto a las ciudades de estas naciones que tu Dios te da como heredad, no dejarás en ella con vida a nada de cuanto respira; darás al anatema esos pueblos, a los jeteos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos, como tu Dios te ha mandado, para que no aprendáis a imitar las abominaciones a que esas gentes se entregan para con sus dioses y no pequéis contra vuestro Dios”.

El Señor más bien prohibió la muerte del inocente, o sea, el asesinato, la muerte injusta. Alguien alteró el sentido del “no matarás al inocente”…

Predicaba Juan el Bautista en el Jordán un bautismo con agua, de penitencia, preparando el camino de las almas hacia el Señor, que llegaba a redimirlas. “Le preguntaban unos soldados, ¿y nosotros qué hemos de hacer? Les contestó: “No extorsionéis a nadie, ni denunciéis falsamente y contentaos con vuestra paga” San Lucas 3, 14.

El Bautista (que tanto fustigó en público a Herodes por estar en concubinato con Herodías, la mujer de su hermano, extremo que le llevó a ser degollado) no le pidió a las tropas que dejaran las armas y se dispersaran o se dedicaran a acciones humanitarias tipo “Mari Complacientes”. Las Fuerzas Armadas no son ONGs, al servicio de misiones exóticas, caprichosas o filantrópicas. Entre otras cosas, porque sus costosos y especializados medios, a cargo de la sociedad, estarían así muy mal utilizados productivamente. Les dijo que se comportaran con honradez en su oficio de dislocar legalmente la capacidad de combate de los enemigos de la patria. Y esto en una tierra hambrienta de paz social, que hervía de indignación contra los romanos, por su impiedad y paganismo. Donde los zelotes, guerrilleros rurales o rebeldes armados (Barrabas podría ser uno de ellos) eran héroes del pueblo.

Estaba próxima su última Pascua y Jesús subió a Jerusalén. Se encontró el atrio del Templo con tratantes de bueyes, ovejas y palomas y cambistas de monedas sentados. Hizo un azote de cuerdas y los echó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. A los vendedores de palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi padre una cueva de ladrones”. Sus discípulos recordaron lo escrito: “El celo de tu casa me devora” San Juan 2, 13 a 17.

El Señor, como hombre, también tiene la pasión de la ira, pero la controla y la ordena al bien. El pecado es el desorden, la injusticia y el desborde

Estaban interrogando a Jesús ante Anás y los testigos incurrían en contradicción, disolviéndose las acusaciones. “Anás le preguntó entonces sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “Siempre he hablado públicamente en la sinagoga, en el Templo, donde se reúnen los judíos. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, qué es lo que he dicho”. Al decir esto, uno de los guardias presentes dio una bofetada a Jesús diciendo: ¿Así respondes al Sumo Sacerdote? Jesús le contestó: “Si he hablado mal, demuéstramelo; y si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” San Juan 18, 19 a 23. La palabra oportuna es más fuerte que los puños: el sayón se quedó callado y Anás, el viejo cacique, tuvo que enviar a Jesús ante Caifás, su yerno, que era el Sumo Sacerdote aquél año, para que empezara de nuevo.

Es curioso que el Señor, cuyo cuerpo terminó totalmente tumefacto y desfigurado, privado hasta del último quantum de energía vital y cuyo corazón derramó hasta la última gota de sangre, cuyos tormentos todos los asumió pacientemente, respondiera tan contundentemente a un simple golpe en la mejilla…

Contra la bobería, la complacencia injusta y la debilidad propia, nos advierte Jesús: “No deis vuestras perlas a los cerdos, no sean que pisoteándolas se revuelvan contra vosotros y os destrocen” San Mateo 7, 6.

La Iglesia Católica no perdona, no da el sacramento de la reconciliación, cuya materia son los pecados del penitente, si éste no tiene propósito de la reparación del daño causado. Cualquier reserva mental del propósito haría inválido el sacramento y a los pecados del penitente se añadiría un sacrilegio. La reparación del daño causado es devolver el dinero robado y sus intereses o compensar suficientemente a la familia o al interesado por un asesinato, una mutilación, una violación, un secuestro, un falso testimonio ante el juez, una calumnia propagada.

Dios no perdona gratuitamente. No en balde clama la sabiduría popular, “si en el séptimo no hay rebaja (en la restitución debida para el perdón), ya puede Nuestro Señor llenar el cielo de paja”.

¿Podemos ver un ejemplo de lo que dice, tomado ahora de la Historia?

La Iglesia predica hoy en día la paz, el amor a todos y condena la guerra. Como hizo en dos veces cuando la “Operación Asalto” de Irak. Eso quiere decir “storm”, además de tormenta. Que es lo que han querido leer los Mari Complejines y los pseudo progres.

Pero,según y cómo. Cuando ha detentado el poder político y se ha sentido amenazada por un poder igual o superior, claro que las armas le han servido de mucho a la Iglesia. Y ha hecho bien en ese uso, no ya en su abuso.

Dos pinceladas significativas y una nota final:

En 1209 llegan los ejércitos cruzados, promovidos por el Papa Inocencio III, a las puertas de la ciudad de Beziers. Ésta estaba en poder de los cátaros (del griego katharos, que significa «puro») o albigenses (topónimo de Albi, una de sus muchas ciudades). Era una herejía naturista muy persistente en la época. Los cátaros despreciaban la materia y el cuerpo humano (de ahí la supuesta “pureza” espiritual) y, por tanto, a su Creador. Uno de los predicadores contra la misma fue Santo Domingo de Guzmán.

El ejército era tan poderoso que la toma de la plaza era segura. Los jefes de las tropas le plantean a Simón de Monfort, legado pontificio y jefe supremo de la expedición: “En la ciudad hay muchos cristianos fieles. Cuando la tomemos, ¿cómo los distinguiremos de los herejes?” Monfort fue muy claro: “Matadlos a todos. El Señor sabrá distinguir a los suyos”. Más de 20 mil hombres, mujeres y niños fueron pasados a cuchillo tras la ocupación.

Si no e vero e ben trovato”. Si no es cierto, está muy bien traído. Hagamos la crítica. Algunos autores atribuyen a Arnaud Amaury, el jefe militar, buen cura cisterciense, esas palabras. La población de Beziers rondaba las 15 mil almas y los refugiados con cabida en ella, que huían de la “limpieza espiritual” (hoy quizás le llamaríamos el rodillo militar) de los cruzados, no podían ser muchos más de 5 mil. La toma trajo un baño de sangre imponente, narrado por algunos testigos. Y lo que parece claro es que ninguno de los jefes hizo por prevenirlo o impedirlo. Decir que una tropa aguerrida y bendecida como cruzada, hace lo que le da la gana y mata sin órdenes (ojo, no es saqueo, en él la mano se va un poquitín) y, por tanto, sin responsabilidad de aquéllos, es absurdo y ofensivo para la razón.

Veamos el caso de Lepanto.

El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: Por el mar era un vecino incómodo y rapiñero del Mediterráneo occidental cristiano. Por tierra ocupaba los Balcanes y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco, desde el primer momento, fue el papa San Pío V. Hasta el mismo Felipe II de las Españas tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar el peligro de frente y de asestar a los turcos un golpe importante, sin existir previamente una directa provocación turca o un “casus belli”. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa con España y Venecia se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. Francia se desmarcó de ella, muy terrenalmente, por su envidia y odio a la supremacía española. Vamos, que le dio la pataleta de la mezquindad y la cortedad de miras a la católica Francia. Por fin, la escuadra española estuvo ya preparada el 5 de septiembre. El 29 de agosto de 1571, el obispo Odescalco, legado pontificio, llegó a Mesina. Y dio la bendición apostólica y concedió las indulgencias de cruzada y el jubileo extraordinario a toda los hombres de la armada cristiana. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada hacia los mares turcos. Y el 26 fondeó en Corfú, mientras una flotilla exploraba la zona.

El caso es que Lepanto quedaba a la entrada del golfo de Corinto, en pleno territorio de viejo dominio otomano. El Papa había autorizado un ataque preventivo, ante la convicción moral de la continuidad de las intenciones agresivas y expansionistas turcas. Pío XII escribió también sobre la recta moralidad de estos ataques preventivos en 1950; pero no he encontrado el texto en la Biblioteca Vaticana.

El domingo 7 de octubre por la tarde, el Papa departía con un grupo de cardenales en su despacho. De pronto, suavemente arrebatado, salió al balcón. Allí recibió la “visión intelectual” del triunfo cristiano en Lepanto. El Papa había ordenado que se rezase fervorosamente el Rosario por todas las tierras cristianas. Pidiendo la intercesión de la Virgen María, por el triunfo cristiano. En agradecimiento, el Papa instituyó el 7 de octubre como fiesta dedicada a la Virgen del Rosario.

Ante las continuas bravatas de Nasser y todos los preparativos bélicos de los países árabes que lo circundaban en un cinturón de hierro, ¿qué hubiese sido de Israel, si en junio de 1967 no hubiese atacado preventivamente a la aviación árabe en tierra, garantizándose así la supremacía aérea en la llamada Guerra de los Seis Días?

La Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana II.

(continuación)

Estratégicamente se iba perfilando todo como un intento del «26 de Julio», para llevar al pueblo a una acción urbana, fulminante y decisiva, contra el gobierno. Era la última oportunidad de la línea liberal y democrática del Movimiento, además, en amplia mayoría en sus filas, frente a la línea radical y escuálida que se aglutinaba en la Sierras Maestra, del Cristal, de Baracoa y de Nipe. Porque lo que se cuestionó en el análisis posterior de los hechos por la Dirección Nacional colegiada del «26 de Julio», fue la validez de una ideología (la liberal democrática) por el fracaso de una táctica mal aplicada.

La principal Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) se abstuvo de ayudar a los huelguistas y el Partido Socialista Popular fue excluido específicamente. El FON, la otra fuerza laboral, sin demasiada capacidad de diálogo con las patronales y sin suficiente penetración entre los trabajadores, fracasó en la organización de la huelga. La consigna para la huelga general se comenzó a transmitir al pueblo por la radio a las 11 de la mañana del miércoles 9 de abril de 1958, sorprendiendo a todos en sus trabajos y ocupaciones. Falló la movilización correcta del pueblo, en aras de la seguridad de la compleja operación. Sin embargo, ya en marzo el «26 de Julio» emitió un Manifiesto llamando a la huelga y existía una «creciente» de sabotajes en las ciudades, que envalentonaban a sus miembros para su «operación cumbre final». Por ejemplo, en la noche del 15 al 16 de marzo estallaron sólo en La Habana nada menos que cien bombas y petardos.

En marzo, Batista nombró jefe de la Policía Nacional, al brigadier del ejército Pilar García. El gobierno se mantenía calmado. Hacía tiempo que no se realizaban redadas de elementos hostiles. Pero pronto comenzó a actuar. Hizo un uso amplio de falsas proclamas de huelga, en los días que disponía hasta su inicio. Consiguiendo intoxicar la comunicación entre los rebeldes urbanos y el pueblo. Y que éste llegase a sospechar de la autenticidad de la convocatoria fidelista. Agentes de la policía, equipados con los brazaletes rojos y negros del «26 de Julio», fueron empleados extensamente en acciones de confusión popular y de ataque y desarticulación de los comandos de acción y sabotaje.

El resultado de los esfuerzos para iniciar y extender la huelga general, se concretó en un número de acciones y éxitos inconexos, aislados y costosos. Y que no llegaron a involucrar a las masas populares en los hechos. La mayor parte del comercio, de los transportes públicos y de las industrias de la Gran Habana, no secundaron la huelga. En Santiago de Cuba, en Santa Clara ocurrió algo parecido. En Holguín, los comandos fidelistas incendiaron la central térmica. En La Habana se confirmaron el asalto a varias emisoras de radio, un tiroteo ocurrido en las afueras, el ataque a una armería y la destrucción de un transformador eléctrico. El número de muertos ocurridos en estos encuentros urbanos superó el centenar, que en gran mayoría fueron rebeldes castristas.

El sábado 3 de mayo de 1958, la Dirección Nacional del «26 de Julio» celebró una tensa reunión de casi 6 horas, junto a Altos de La Plata. Se realizó un duro proceso de autocrítica, que llevo a un radical cambio de los postulados operativos. Fueron depurados Faustino Pérez, el jefe de los comandos urbanos castristas y el principal dirigente del FON, como máximos responsables del desastre. Los destituidos pasaron a ocupar puestos en la organización guerrillera. Los comandos urbanos quedaron constreñidos a una misión de apoyo táctico de las operaciones guerrilleras. El mando del Movimiento pasó totalmente a manos de los guerrilleros, modificándose la estructura y la composición de la Dirección Nacional. Ésta quedó presidida por un Secretariado con 6 miembros, presidido por Fidel Castro.

Las dos campañas militares destacables en la insurrección cubana:

La ofensiva del ejército en la primavera verano de 1958.

En marzo de 1957 la guerrilla fidelista de Sierra Maestra la formaban unos 80 hombres, resto de los invasores del «Granma», miembros urbanos del 26 de julio y campesinos incorporados. En abril de 1958 existían unos 300 guerrilleros fidelistas. En Sierra Maestra había unos 180 rebeldes, repartidos en dos columnas. Y en las Sierras del Cristal, Baracoa y Nipe, colindantes con aquélla, estaban otros 120 «barbudos».

En mayo de 1958 fue nombrado jefe de operaciones en la Sierra Maestra, el general Eulogio Cantillo Porras. Se le encargó dirigir la única ofensiva importante para la destrucción del principal foco de la guerrilla. Contó con unos 6 mil soldados, integrados en 14 batallones de infantería, 1 compañía de tanques ligeros (14 Tm. y un cañón de 37 mm.), 2 baterías de cañones de 75 mm. y 4 compañías independientes de infantería, y apoyados por dos escuadrillas de cazas y cazabombarderos. La aviación militar, dependiente del ejército, se llamaba Fuerza Aérea del Ejército. Entre 3 mil y 4 mil hombres adicionales, de la Guardia Rural y el ejército, realizaron simultáneamente misiones de protección de propiedades e infraestructuras y de orden público en la provincia de Oriente. El plan de operaciones era más propio de la guerra regular. Preveía atacar simultáneamente, con dos columnas de infantería reforzada, desde el norte y el oeste la «zona bajo influencia rebelde» de la Sierra, de unos 2 mil Km2, situada al oeste de la cuenca de Santiago de Cuba. Formado el frente rebelde de rechazo, otra columna de infantería progresaría desde el sur sobre su retaguardia, buscando la desarticulación de la resistencia enemiga, y empujarla y aplastarla conjuntamente en sus últimas posiciones. Se mantendría un cerco fijo de la zona de operaciones, ocupando las estribaciones de las montañas, para evitar movimientos de apoyo y exfiltraciones de guerrilleros batidos.

Castro, que conocía la pérdida de entusiasmo de las tropas enemigas, tras sus primeros rebufos en la lucha, siguió una estrategia operativa de resistencia prolongada. Las columnas enemigas se encontraron con una defensa en profundidad, en un terreno favorable para ella. Destinada a hostigarles al máximo y a alejarles del triunfo, eludiendo el empeño irreversible en los encuentros y escaramuzas. Desde finales de abril, los insurrectos se dedicaron a organizar las entradas en la Sierra y sus vías internas y a almacenar en la zona todos los hombres, equipos, armas y suministros que pudieron, entre ellos unas 10 mil reses vacunas. En torno a La Plata, sede de la Comandancia, se estableció un cuadrilátero romboide de unos 100 Km2, enmarcado por el pico Turquino, su cordillera, Altos de La Plata y Agua Alrevés, como reducto final rebelde, donde se situaron los mandos y las reservas.

El 25 de mayo iniciaron las tropas su avance sobre las vanguardias de seguridad rebeldes, en las faldas de la Sierra. Los militares llegaron a acercarse con algunas de sus puntas de avance, a cargo de batallones más o menos reforzados y desplegados en compañías, a La Plata, pero ya sin fuerza ni capacidad operativa. El avance militar se realizó sin la coordinación que exigía su plan, atacando siempre por sectores aislados. Esto permitió a los rebeldes, moviéndose por líneas interiores en territorio agreste y conocido, concentrarse sucesivamente en el rechazo. Sólo un máximo de 800 a 1000 hombres atacaron cada vez, del total de los que operaban. Así, los distintos batallones fueron batidos por partes, sitiados incluso a veces por un tiempo, y repelidos uno tras otro. Las unidades de segunda línea que ocuparon las zonas invadidas en mayo y junio, fueron expulsadas de la Sierra, para la segunda decena de agosto de 1958. Se libraron en la campaña unos 36 combates, acciones secundarias y escaramuzas. Los rebeldes sufrieron unos 35 muertos y 45 heridos y capturaron a más de 450 soldados. Ningún barbudo cayó prisionero.

La contraofensiva final del «26 de julio», ocupando progresiva y rápidamente la Isla.

Terminada la campaña, Castro extendió el 18 de agosto una «orden de marcha» al comandante Camilo Cienfuegos. En ella se le mandaba conducir la columna rebelde nº 2 «Antonio Maceo», con unos 120 hombres, hasta la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de Cuba, a unos 1000 Km. de distancia. Para establecer allí una base guerrillera. El 21 de agosto otra orden de la Comandancia dispuso que el comandante Ernesto Guevara, al frente de su columna rebelde nº 8 «Ciro Redondo», integrada por unos 150 hombres, se trasladase a la provincia de Las Villas, en el centro de Cuba, a unos 500 Km. Su misión era paralizar los movimientos de paso de las fuerzas militares por esa provincia.

La estrategia operativa rebelde era ofensiva, suponiendo: un acoso inmediato sobre la cuenca de Santiago de Cuba, a cargo de las restantes columnas rebeldes, dirigidas directamente por su Comandancia. Y la invasión de Pinar del Río y Las Villas, lejanas en la distancia y en la capacidad operativa guerrillera, que eran las otras dos provincias cubanas que contaban con cadenas montañosas para posible refugio.

A primeros de septiembre, los guerrilleros castristas alcanzaban el millar. En las Sierras de Oriente operaban unos 700 y las columnas invasoras tenían unos 300 hombres. A fines de 1958, las más de 15 columnas guerrilleras, casi todas de reciente creación, tenían entre 3 y 4 mil hombres, muchos actuando como fuerzas auxiliares y de guarnición. Las operaciones rebeldes consistieron esencialmente en un ir apartando, desarmando y deteniendo sucesivamente a unos enemigos siempre muy superiores en número y equipamiento. Pero, sin moral, sin valor, sin fuelle y sin compromiso con su deber profesional. La velocidad de avance de la ofensiva sobre La Habana, la iba dictando la escasa capacidad de avance y de maniobra de las columnas guerrilleras. Cada una de potencia similar a una compañía de infantería irregular, parcialmente motorizada.

Los soldados cubanos muertos durante los dos años de campaña guerrillera ascendieron a unos 170-180 hombres. En ese tiempo los guerrilleros perdieron unos 125-130 combatientes. En el período final de la rebelión, las fuerzas armadas cubanas fueron aumentadas hasta los 45 mil hombres. La mortalidad de la población cubana, según el censo de 1953, era de 6 defunciones al año por cada 1000 habitantes. Según todo esto, podemos afirmar que la profesión de militar batistiano en tiempo de guerra fue bastante segura.

Y un Telón de Acero cae súbito sobre Cuba.

Cuba cambió así de tirano personal malo a tirano institucional peor. En su discurso del 1 de mayo de 1960, durante los actos oficiales con motivo del Día de los Trabajadores, Fidel atacó públicamente por primera vez el sistema electoral democrático, como cauce de la expresión soberana de la voluntad del pueblo. Allí fue coreado repetidamente por las masas concentradas ex profeso con gritos de: «Elecciones, ¿para qué?». Con ello se entronizó oficiosa y permanentemente en Cuba el sistema de «mano alzada a la vista y ¡ay del que disienta!». Que es el propio de las asambleas populares marxistas leninistas. Y todo lo que de ello se derivaba para el gobierno y los derechos personales y colectivos del pueblo cubano.

LOS PIRATAS SOMALÍES.

Introducción.

Tradicionalmente, desde que el hombre se civilizó, empezó a dominar a la naturaleza y comenzó a navegar, los piratas fueron y son “los salteadores y bandidos de todos los mares”. Una condición necesaria para su aparición es la “ausencia de un poder constituido, fuerte, decidido y remunerador” en las aguas donde pululan y medran con sus rapiñas. Si no hay poder constituido, las reglas sobre los demás las imponen los piratas. Que cobran su “exacción” arbitraria por el paso de otros barcos por sus aguas. Si el poder es fuerte, pero no es decidido y remunerador (dispuesto a darles lo que se merecen), su capacidad real es nula, para controlar el bandidaje marítimo y erradicarlo. En la práctica, sus características los hace enemigos y rapiñadores de todos. Y un gran peligro para el comercio marítimo y, por lo tanto, para la riqueza de todos los pueblos. De ahí la insistencia de los distintos estados normales, a lo largo de la Historia, para erradicarlos de los mares de su jurisdicción o de su influencia militar o comercial.

Las modernas fragatas españolas lanzacohetes, de las clases F-80 y F-100, las últimas con el sistema estadounidense polivalente y múltiple de control de fuego Aegis son de las más modernas, potentes y eficaces del mundo. Ahora hay 2, la F-86 “Canarias”, botada en El Ferrol en 1995, con 4100 Tms. de desplazamiento a plena carga, y la F-104 “Mendez Núñez”, capaz de seguir y atacar simultáneamente hasta 90 blancos aéreos o marítimos y de superficie, hasta una distancia de 600 Kms., en las costas del sur de Somalía. Vigilando (no se puede decir controlando) desde unos 80 Kms. de distancia, al barco atunero «Alakrana», atrapado por los piratas junto con sus 36 tripulantes españoles y extranjeros. Pero son los salteadores apandillados somalíes: los que llevan la iniciativa, imponen los tiempos, realizan los movimientos y presentan las demandas para la liberación de su presa o para retornar (¿temporalmente?) al “Alakrana” a tres de sus tripulantes. Y no olvidemos que, en Somalía hay que pagar por todo, hasta por vivir.

Encima, quieren estos bandoleros violadores aparecer como corsarios reivindicadores. Defendiendo a su país (¿no se lo habían “cargado” entre ellos?) de la esquilmación pesquera que sufren sus ubérrimos caladeros, a cargo de los pesqueros modernos extranjeros, verdaderas factorías marítimas de capturas y primer procesado de dicho alimento. Los corsarios de toda la vida tenían una “patente de corso”, una autorización legal de un estado constituido, para hostilizar y hacer presa de los buques de sus países enemigos, apropiándose de todo o de parte del botín.

Las características de los piratas y algunas medidas para desactivarlos.

¿Qué cualidades militares poseen y exhiben estos salteadores desharrapados? Son maestros en los ataques por sorpresa, las emboscadas y los abordajes, partiendo de una base operativa cercana (el “nodriza”), que les da amparo, cobijo y apoyo logístico y recolecta la información oportuna transmitida desde tierra. Su orden social les impide tener una dirección unitaria, estratégica y rígida, que les dé mayores ventajas operativas. Aquí, nadie rinde cuentas más que a su grupo, familia amplia o clan, ni atienden a otra cosa que no sea su propia ventaja, utilidad y supervivencia. Carecen de espíritu militar, formación, entrenamiento, motivación y capacidad de resistencia hasta el último momento. Tienen la habilidad natural del depredador asociado, actuando contra presas débiles, inermes o carentes del instinto de resistencia o de supervivencia.

Tradicionalmente, los piratas han utilizado siempre barcos ligeros, muy marineros y relativamente poco armados. Y, al amparo del descuido o de la noche, se han acercado y abordado a su presa, intentando dominarla por la sorpresa, la superioridad brutal y el miedo a las represalias por la resistencia. Muchas veces, el abordaje lo realizaban armados sólo con sables o machetes. ¿Qué buscaban? Seguridad, botín y rescate. Un combate con su presa, produciría daños mutuos, a veces irreparables y siempre onerosos y desaconsejables. Las capturas debían ser lo más incruentas y limpias posibles. Aquellas escenas de andanadas cruzadas entre dos barcos veleros, el filibustero o pirata antillano y el galeón o buque mercante, que veíamos de niños en las películas sobre el Caribe colonial, son tan falsas como atractivas e imaginativas para ellos.

Probablemente, muchos de estos bandoleros de la mar somalíes no tendrían ningún inconveniente en reformarse y recolocarse, con tal de que se les tendiese un “puentecillo” de plata. Esto sólo podría realizarse a nivel internacional, desde alguna organización supranacional, que se decida a actuar. ¿Qué pasa con la OTAN?, por ejemplo. Las normativas jurídicas nacionales e internacionales son prolíficas, profusas, extensas, complicadas y precisas. Porque todo lo tienen que definir y encorsetar en ese lenguaje arcano, sólo inteligible y guardado para la ínfima minoría de iniciados. Y, por tanto, son difíciles de entender y asumir por los profanos, el pueblo en general. Esto todo hace que las decisiones, compromisos, adjudicación y reunión de medios de acción, resulten lentos, tardíos y difíciles de arrancar.

Por otro lado, en este sentido, tampoco interesa foguear a estos granujas, a base de emplear una dureza insuficiente o espasmódica, que los hiciera resistentes y más capaces, sino garantizar la seguridad de las vías marítimas por el Mar Rojo y el extremo occidental del Índico y de los caladeros limítrofes. El bloqueo permanente y efectivo de los puertos somalíes por las potencias europeas es una medida costosa y pasiva. Se arrincona y neutraliza a los piratas: el efecto sobre la operativa de los piratas dura sólo mientras mantenemos la acción. Pero no se les disuade ni se les ahuyenta ni se les reconvierte en ciudadanos trabajadores.

El botín y los beneficios de los rescates se han repartido siempre entre los ladrones del mar, con unos criterios bastante elaborados y claros de justicia, méritos y equidad. ¿Por qué? Porque el único nexo de unión entre los miembros de estas bandas es el beneficio y la protección relativa que el grupo les da. Si el beneficio es acaparado por sus jefes o por los estados padrinos, el interés, que compense el cierto riego que conllevan sus métodos, desaparece. Así, y según el desarrollo social y la sofisticación de estas bandas, se dan premios a los primeros en abordar a la presa, a los que se distinguen en ciertos actos del salto (aprehender al capitán, dominar o terminar la lucha, etc.) y se dan pensiones o, al menos, entregas puntuales a los mutilados y a las familias de los muertos. Y se entregan a todos los piratas, pagas proporcionales en función de su categoría en la banda, aunque no participen directamente en los asaltos. En fin, la justicia distributiva refuerza los vínculos de unión entre los depredadores marinos.

Existe el peligro, por el buenismo de algunos y el seudo progresismo de otros, de que consideremos a estos raqueros (son los piratas que operan cercanos a las costas) somalíes como a unos parias desdichados. Cuando son unos delincuentes sinvergüenzas, aprovechados de todos los derechos que reconoce una democracia desarrollada, pero sin respetar las leyes y los deberes. No se pueden otorgar unos derechos rebosantes, recrecidos y colmados a quienes se comportan cometiendo crímenes abyectos, y pisoteando desconsideradamente los derechos y propiedades ajenos. La democracia operativa se basa en una mayoría de edad moral y cívica de todos los participantes y en un equilibrio responsable, solidario y justo entre sus derechos y deberes personales y sociales.

Algún observador despistado o que llegase de otro planeta, podría pensar que los salteadores somalíes son nuestros amigos, por como los tratamos y respetamos (sin violentarlos para nada). Negociamos con ellos; tenemos barcos de guerra y hombres armados junto a ellos y no los amedrentamos o atacamos. Y hasta nos traemos algunos a casa y los llevamos al médico y nos cuesta un esfuerzo verdadero ponerlos a disposición de la justicia: falta de tipificación jurídica de la piratería, conflictos de jurisdicción, etc.

Al leer las noticias sobre el regateo o negociaciones del gobierno o patrocinadas por él, con los despojadores somalíes, recuerdo lo que le dijo Churchill al premier Chamberlain en los Comunes, cuando éste regresaba ufano de Munich con las “garantías” de paz de Hitler: “Por evitar la guerra habéis caído en la indignidad; ahora tenéis la indignidad y, además, tendréis la guerra”.

Espero que mis queridos y aprovechados lectores puedan, con la anterior exposición, entender el problema y sacar sus conclusiones

Guevara, la Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana.

Introducción. 

Ernesto Guevara, que firmó como «Che» los billetes del Banco Nacional de Cuba, era un hombre joven, instruido, disciplinado y metódico. Fue capaz de analizar la trayectoria «militar» de la revolución cubana de 1956 a 1958. Y extrajo unas características de cómo se desarrolló así y por qué triunfó. Su error fue extrapolarlas a todos los lugares geográficos. Como si aquellas cualidades fueran unos principios ideológicos y militares fiables, contrastados y, sobre todo, inmutables.

Las características operativas del proceso político guerrillero cubano, sorprendentemente rápido, y fácil y poco cruento, fueron muy particulares. Porque aquél fue ayudado e impulsado por una insurrección urbana muy combativa. Que soportó el peso de la represión de los esbirros «batistianos». Guevara, guerrillero en la Sierra y extranjero, tomó esas características como los axiomas de actuación para un pueblo en armas. Sin dar valor ni utilidad a la lucha ciudadana, cívica y armada, de gran importancia histórica en Cuba. Y siguiendo las ideas de otros revolucionarios «ortodoxos», asiáticos y violentos, de la época, como Mao, Giap o Ho Chi Minh.

La experiencia guerrillera del Che en Bolivia. El autor aplica sus conocimientos socio militares asimétricos, lejos de Cuba.

No es recomendable intentar crear un foco guerrillero, usando las ideas de Guevara. En Ciencias Sociales la eficacia es una medida de la bondad de los métodos y principios aplicados. Así, hay que recordar cómo terminó ese señor «estratega y táctico» de la «guerrilla rural en un país subdesarrollado hispanoamericano». La lectura de su «Diario de Bolivia» nos permite aprender de una realidad ajena dolorosa, y progresivamente insalvable y asfixiante. Decía Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro, que el inteligente aprende también con la experiencia ajena. Conocemos la trayectoria guerrillera del Che en Bolivia. El Partido Comunista boliviano le dio la espalda (su secretario general, Mario Monje, le visitó). Porque el oportunismo es una cualidad muy comunista. El tan denostado Fulgencio Batista Zaldívar fue candidato a Presidente de la República de Cuba por el Partido Socialista Popular en 1940 (nombre de la Unión Revolucionaria Comunista, desde primeros de 1944). Asimismo, el Partido formó parte de su coalición gubernamental y tuvo varios ministros en su administración desde 1942 hasta 1944, entre ellos, Juan Marinello Vidaurreta. El Partido Comunista, en cualquier país y circunstancia, siempre justifica teóricamente sus actos. Diciendo que las condiciones objetivas para la acción de masas se dan o no se dan, según aquello del materialismo dialéctico. Abajo se verá cómo este método «científico», les llevó al desastre en la Grecia de la postguerra.

Y el grupo armado del Che se convirtió en un conjunto de «insurrectos errantes». Mao Zedong decía que eso era lo peor que le podía pasar a los irregulares revolucionarios en armas. Que necesitan establecerse en una zona más o menos aislada y protegida con cierta seguridad. Y que no pueden estar cambiando indefinidamente de refugio, agotándose infructuosa y rápidamente. Necesitan de las «bases» para poder extender su doctrina entre las masas populares, siempre con un cierto grado de coacción militar. Aunque sólo sea por su presencia armada activa. Y para poder conseguir de aquéllas apoyo logístico, refugio, información, ayuda personal y reclutas.

A su vez, las bases guerrilleras, sedentarias y casi fijas, se convierten en uno de los escasos objetivos militares «duros» que ofrecen los rebeldes a las fuerzas militares que los combaten. La destrucción de las bases guerrilleras del Partido comunista al norte de Grecia por los ejércitos griego y británico en 1949, supuso el final de una larga (desde 1946), dura y difícil insurrección armada en Grecia. Situadas en torno a las ciudades de Vitsi y Grammos, en la zona del triángulo de la frontera con Albania y Yugoslavia, por donde recibían los suministros y reclutas indispensables, se convirtieron simultáneamente en vitales y muy vulnerables para los comunistas. La insurrección quiso aprovechar la «fuerza social» de la «creciente» democrática antinazi.

Oportunidad, extensión y calidad de su doctrina militar asimétrica irregular.

A primeros de enero de 1959, en una consideración y síntesis del proceso guerrillero cubano, un Fidel Castro entusiasmado, definía categórico: «Sin entrenamiento, sin tácticas de guerra, logramos vencer a aquel Ejército…» «Ningún ejército profesional (de América) tendría fuerzas para contrarrestar las actividades de guerrilleros revolucionarios». «En cualquier otro escenario (geográfico), en las mismas condiciones políticas que las nuestras, las guerrillas son invencibles».

Con esto estableció las bases ideológico operativas de las guerrillas hispanoamericanas. Guevara desarrolló luego en «La Guerra de Guerrillas» esta tenue «teoría» militar irregular. La centró en dos sencillos postulados. Que él pretendía que la guerrilla cubana había demostrado absolutamente (irrefutablemente y sin desviación o diferencia). «Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército» En realidad, esto ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de la Historia. «No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución. El foco insurrecto puede crearlas y desarrollarlas». Su trágico final en Bolivia le daría la medida del carácter «relativo, local, específico y condicionado» de su principal «hallazgo».

Guevara dedicó gran parte de las cuarenta mil palabras de ese libro, al estudio de los hombres que formaban las guerrillas y a dar consejos sobre la vida en el monte. Pero la obra es muy poco extensa en el estudio de las tácticas y estrategias guerrilleras. Más abajo verán Uds. las razones. En cuanto a la importancia, extensión y calidad sus «propuestas» técnicas, sólo tenemos que observar cualquier foto, incluso de hace algunas décadas, de rebeldes armados en algún país inquieto del mundo. Suelen estar sucios, desaliñados y sonrientes, en proporción inversa a su disciplina y conocimientos militares. Y todos portan generalmente un fusil de asalto y un lanzacohetes antitanque. Que suelen ser un AK-47 y un RPG-2 o RPG-7, ambos de diseño soviético. Guevara habla de un «lanzagranadas» ideado por las guerrillas cubanas. Su propulsor es un cartucho de caza, sin perdigones, al que se ajusta una varilla de madera. En su extremo libre lleva una pequeña lata con pólvora y metralla, provista de una mecha de tiempo. Se dispara con una escopeta recortada. Las armas de los «barbudos» cubanos eran Springfields modelo 1903 cal. 3006, algunas carabinas M-1 estadounidenses y San Cristóbal dominicanas calibre .30 corto, algunas ametralladoras Thompson modelo 1928 calibre .45 y algunos Garand calibre .3006 semiautomáticos. Un examen superficial del Field Manual Improvised Ammunition Devices estadounidense, nos dará abundantes y mejores ideas para usar en un medio rebelde «asimétrico» poco desarrollado, hostil y sin logística de apoyo.

Los hechos de los que Guevara sacó sus conclusiones: El desarrollo de la insurrección contra la usurpación del Poder político por Batista, con el golpe de estado del 10 de marzo de 1952.

En la lucha violenta contra Batista, hubo dos manifestaciones radicalmente diferentes en su concepción, técnicas, tácticas y estrategias: la guerrilla rural y los comandos urbanos de «acción y sabotaje» del «26 de julio». Allá en la Sierra, Fidel, con una guerrilla militarmente insignificante, se convirtió desde 1957 en el símbolo permanente de la resistencia contra Batista. Manteniéndose en su poco accesible «base de convocatoria», con un magnetismo único, fue orientando a la opinión pública cubana hacia su opción política y, en esos momentos, amorfa ideológicamente.

Los grupos urbanos presentaron contra el régimen una batalla discontinua, oportuna y peligrosa, empleando 3 técnicas diferentes: atentados, sabotajes y bombas. El precio a pagar por estas operaciones era alto. Se luchó en inferioridad de fuerzas, dentro de poblaciones totalmente dominadas por los hombres de Batista, que no perdieron su aplastante control hasta el mismo 1 de enero de 1959. Y si la Policía no fue capaz siempre de hacer una eficaz tarea preventiva, sí siguió la estrategia de no dejar sin respuesta ningún revés. Y no se andaba con miramientos a la hora de seleccionar y aplicar la represión. Veamos un ejemplo de cada una.

El lunes 23 de diciembre de 1957 fue «ejecutado» por un comando del «26 de julio» el coronel Fermín Cowley, jefe del distrito militar de Holguín, en una ferretería de la ciudad, al norte de la provincia de Oriente. Era responsable directo de la masacre de los expedicionarios del «Corinthia» y de una sangrienta represión contra miembros urbanos del Movimiento, llevada a cabo en las Navidades anteriores, a raíz de la invasión fidelista desde Méjico en el «Granma».

El martes 28 de mayo de ese año tuvo lugar la destrucción de un importante nudo de conducción de energía eléctrica, en la céntrica calle Suárez de La Habana. Con lo que, extensas zonas de la capital estuvieron sin luz hasta 3 días.

Todas las noches, a las 21 horas, en la fortaleza de La Cabaña, se disparaba un cañonazo de salva, para indicar a los habaneros una hora exacta y facilitar el ajuste de los relojes. Era una útil costumbre, conservada desde la época colonial. A lo largo de 1957 y 1958 era frecuente oír 5, 10 «cañonazos de las nueve», en el período que va desde las nueve menos cinco a las nueve y cinco, en el que todos estaban más o menos pendientes de la señal horaria. Siempre se procuró que esos «petardos» no causaran daños personales.

El intento revolucionario del «26 de Julio» urbano y democrático: la fallida huelga general de abril de 1958.

Los coordinadores de la huelga general revolucionaria fueron Faustino Pérez, delegado nacional del Movimiento «26 de Julio» y Manuel Ray, jefe de la Resistencia Cívica. La organización de la misma quedó a cargo de los comités de huelga, integrados jerárquicamente desde el nivel local al nacional. Estaban constituidos por miembros de las 2 organizaciones citadas, más un representante de los trabajadores, miembro del Frente Obrero Nacional (FON) fidelista. La realización de la huelga quedó a cargo de los grupos de «acción y sabotaje» del «26 de Julio». Las instrucciones a la población, transmitidas en proclamas, octavillas y emisiones radiofónicas, demandaban una participación activa, incluso violenta, del pueblo en la huelga.

(continuará)

La Blitzkrieg en su Teoría y Práctica II.

SEGUNDA PARTE. 

El Grupo de Ejércitos A del coronel general Gerd von Runstedt ataca la vulnerabilidad operativa crítica de los Aliados.

Antes del alba del 10 de mayo una imponente masa de blindados, se concentró en las fronteras con Bélgica y Luxemburgo. Al norte de Luxemburgo, en el primer escalón operativo se desplegaba el 19º Cuerpo blindado de Guderian (1ª, 2ª y 10ª divisiones Panzer) que sería el esfuerzo principal del sector de ataque de las Ardenas. Le apoyaba el 41º Cuerpo blindado del general George Hans Reinhardt, con las divisiones Panzer 6ª y 8ª, en un segundo escalón de reiteración de esfuerzos. En el tercer escalón operativo, con cometido propio y sin funciones de reserva, estaba el Cuerpo blindado del general Gustav von Wietersheim, formado por 5 divisiones de infantería mecanizada o motorizada, destinado a mantener y asegurar el sector de avance de los tanques y a limpiar las resistencias aisladas peligrosas, dejadas atrás por aquéllos. Estos tres Cuerpos blindados formaban un gran «grupo Panzer» al mando del general Ewald von Kleist, que nunca antes había mandado fuerzas blindadas, y que se integraba en el 12º Ejército del coronel general List (al norte, con 19 divisiones de infantería) y en el 16º Ejército (al sur, con 12 divisiones de infantería) del coronel general Busch. Ambos formaban la «masa de apoyo» o retaguardia operativa de los Cuerpos móviles mecanizados.

Frente a Bélgica, más al norte, se desplegaban las divisiones 5ª y 7ª Panzer (al mando del general Erwin Rommel) del 15º Cuerpo blindado del general Hermann Hoth, integrado en el 4º Ejército alemán, cuyo objetivo era cruzar el Mosa en Dinant y proteger continuamente el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt, en su explotación operativa hacia el Canal de la Mancha, de los contraataques Aliados desde Flandes.

Los tanques de Guderian cruzaron a las 05:30 la frontera con Luxemburgo y al anochecer entraban en Bélgica. Durante la noche sus ingenieros o pioneros blindados abrieron varios corredores en los campos de minas belgas. Al atardecer del 11, la 1ª división Panzer alcanzaba Bouillon, que desalojó de fuerzas francesas en la mañana del 12. Esa tarde las divisiones Panzer 1ª y 10ª capturaron Sedán y ocuparon la ribera norte del Mosa. Von Kleist ordenó su cruce a viva fuerza para el día 13 a las 16:00 horas. Como apoyo aéreo Kleist insistió en un bombardeo masivo de la línea de defensa del río, integrado en el frente de rechazo como obstáculo principal cubierto. Guderian protestó, argumentando que, al cesar aquél, la artillería y las armas pesadas de infantería no destruidas les causarían graves pérdidas a sus infantes. Pero Kleist, en su primer gran enfrentamiento con él, rehusó cambiar su orden.

Sin embargo, durante el cruce, sólo unos pocos escuadrones de Stukas y bombarderos ligeros, bajo la escolta de cazas, aparecieron y realizaron continuas pasadas de precisión, reales y fingidas, sobre las posiciones protegidas de los franceses, obligándoles a abandonarlas y a protegerse. No teniendo tiempo ni medios disponibles para montar el bombardeo masivo, la Luftwaffe se acogió al plan de fuegos de neutralización acordado previamente con Guderian. La neutralización busca impedir al enemigo la ejecución de sus operaciones y funciones, durante el tiempo que dura nuestra acción. Es mucho más barata que la destrucción (imposible de lograr cuando se pretenden porcentajes muy elevados de daños y pérdidas) y es casi tan efectiva, teniendo en cuenta el rápido ritmo con el que se realizan las operaciones mecanizadas. El 1er. regimiento de infantería de la 1ª división pudo cruzar así con pocas pérdidas el Mosa y ocupar las alturas dominantes de la ribera sur. A medianoche había penetrado por su cuenta 10 Km. en esa dirección, estableciendo una cabeza de puente que protegiese el cruce de las unidades más pesadas de su división la mañana del 14, por los puentes instalados por los ingenieros.

Al mismo tiempo, la 10ª división cruzó el Mosa más al sur y se estableció en la defensa. El Cuerpo de Reinhardt lo hizo en Montherme, a 30 Km. al noroeste de Sedán, pero encontrando mucha resistencia enemiga, quedó bloqueado. La 7ª división de Rommel estableció también una cabeza de puente en Dinant, a 35 Kms al noroeste de Montherme.

Los franceses, muy alarmados, contraatacaron en la cabeza de puente frente a Sedán con su 3ª división blindada (excepto 150 tanques, que estaban distribuidos entre las 6 divisiones de infantería del 2º Ejército) en la mañana del 14. Simultáneamente, aviones franceses y británicos intentaron destruir los 2 puentes temporales alemanes sobre el Mosa. Aunque la Luftwaffe no dio cobertura aérea a la 1ª división Panzer, porque estaba ocupada en otras misiones previstas, las baterías antiaéreas de ésta, distribuidas en los puntos críticos de marcha de sus columnas, rechazaron a la aviación enemiga, que no los pudo destruir. Cuando los tanques franceses, muy lentos en su aproximación, llegaban a Bulson, en el límite sur de las posiciones alemanas, ya los tanques y los antitanques de la 1ª división reforzaban a su 1er. regimiento de infantería. Y se estableció un rápido rechazo antitanque en las avenidas enemigas, con los tanques como fuerza de contraataque. La 3ª división también atacó en Chemery, a 6,5 Kms al noroeste de Bulson. Ambos asaltos franceses precipitados fueron repelidos contundentemente con la pérdida de 70 tanques franceses, y los despojos de la 3ª división blindada retrocedieron, incapaces de emprender cualquier otra operación.

Con el fin de dar profundidad a la cabeza de puente, asegurándola definitivamente, esa mañana el regimiento de infantería «Gran Alemania» de la 1ª división y la 10ª división Panzer atacaron las alturas junto a Stonne, a 27,5 Km. al sur de Sedán. Como el Cuerpo de von Wietersheim ya llegaba, Guderian decidió reemprender su avance, dejando a los infantes mecanizados la responsabilidad de consolidar su sector de avance, con la ayuda temporal de la 10ª. La 1ª y la 2ª divisiones Panzer avanzaron ya en dirección oeste, rompiendo las débiles resistencias enemigas en su retaguardia operativa. La tarde del 14 la 1ª división tomaba Singly a 20 Km. al oeste de Chemery. «Yo nunca recibí órdenes posteriores sobre qué tenía que hacer, una vez que la cabeza de puente sobre el Mosa, en Sedán, fuera capturada. Todas mis decisiones, hasta que alcancé la costa atlántica en Abbeville, fueron mías y sólo mías. El Alto Mando alemán solamente tuvo una influencia restrictiva en todas mis acciones», escribió posteriormente Guderian.

Las ondas de conmoción creadas por la ruptura del frente en varios puntos, muy exagerada por la plétora indebida de «malas noticias no contrastadas», como justificantes de la ruptura, alcanzaron al general André Corap, jefe del 9º Ejército francés, situado el noroeste del 2º Ejército, a partir de Montherme, que ordenó su repliegue general a una nueva línea de resistencia, rápidamente creada, a unos 25-30 Km., según los sectores, al oeste del Mosa. Esta marcha francesa retrógrada desbloqueó al Cuerpo Panzer de Reinhardt, contenido en Montherme, cuyas columnas de marcha pronto desbordaron por el norte, un flanco libre expuesto, la nueva línea francesa. Además, la 1ª división se hallaba, como vimos, muy cerca de sus posiciones.

Al norte, el avance del Cuerpo Panzer de Hoth (4º Ejército) se anticipó al contraataque francés hacia Dinant, a cargo de la 1ª división blindada (150 tanques) y la 4ª división de infantería norteafricana. Los tanques franceses se quedaron sin combustible en su avance al encuentro y sólo unos pocos entraron en acción, mientras que la división norteafricana, estorbada en su despliegue por las columnas de civiles que atestaban los caminos y sin tanques de apoyo, fue arrollada por los blindados alemanes.

En estos momentos de avance imparable de sus tanques (día 15), a Hitler, lejano en Berlín, le entraron los miedos sobre sus propios osados planes y solicitó a su también nervioso Alto Mando la detención inmediata de los tanques. Hasta que la infantería del 12º y del 16º Ejércitos los alcanzase y pudiese proteger sus vías de abastecimiento y reposición de efectivos hasta Alemania. Von Kleist, sin explicaciones, le dio a Guderian la orden de detención. Éste, tras mucha argumentación, logró la autorización para avanzar durante otro día, para obtener espacio para el despliegue de la infantería. Su 1er. regimiento de infantería alcanzó Bouvellemont, a 37 Km. de Sedán, donde encontró una seria resistencia. Este regimiento estaba agotado, sin descanso real desde el día 9 y los hombres, escasos de municiones, se dormían en sus pozos de tirador. Pero su jefe, el teniente coronel Hermann Balck, los galvanizó cuando les dijo a sus oficiales: «en todo caso, yo asaltaré solo el pueblo» y se puso en marcha. Los infantes le siguieron y tomaron Boullemont. Al anochecer del 16, las unidades de vanguardia de Guderian estaban en Marle y Dercy, a 90 Km. de Sedán.

Guderian, creyendo que sus avances habían calmado los miedos de von Kleist, comunicó a su Cuartel General su intención de proseguir la ofensiva el 17. Esa mañana a las 07:00, Kleist llegó en su avioneta a verle y le echó una reprimenda por haberse extralimitado en sus órdenes. Guderian le presentó su dimisión y Kleist, aunque desconcertado, le ordenó ceder el mando al general más antiguo del Cuerpo Panzer. Guderian comunicó al Cuartel General de von Rundstedt, jefe del Grupo de Ejércitos A, que había dejado el mando y que se trasladaba a allí en avión para explicar lo sucedido. En sólo unos minutos recibió la orden de permanecer en el frente y se le informó que el comandante del 12º Ejército acudiría a verle. El coronel general List aterrizó en unas horas, le aclaró que la orden de parar los tanques procedía del Alto Mando y rechazó su dimisión. Asimismo, Wilhelm List, en la línea de Guderian de proseguir la ofensiva, le autorizó a realizar un reconocimiento en fuerza.

Utilizando un tecnicismo de operación sin objetivos en su siguiente orden general, Guderian embistió con su Cuerpo Panzer y la noche del 17 la 10ª división ocupaba una cabeza de puente al oeste del Oise, a más de 110 Kms de Sedán, irrumpiendo fácilmente en el sector de 40 Kms de frente ocupado defensivamente por la 2ª división blindada francesa. El 18, la 2ª división Panzer alcanzaba San Quintín, en el Somme, y el 19, la 1ª división tomaba al sur de ese río, junto a Péronne, a 160 Kms de Sedán, otra cabeza de puente. Guderian confiaba, en su asunción de riesgos calculados, en la doctrina francesa ya citada, de no emprender operaciones sin precisar la posición enemiga. La velocidad de su ofensiva excluía simplemente la posibilidad de un contraataque importante. Y hacía, a los ojos de los franceses, percibir unidades Panzer por todas partes. Cerca de París, a unos 120 Kms al sur, se habían concentrado 8 divisiones francesas, que no intentaron ningún ataque, incluso contra el flanco sur de su sector de avance, a duras penas ocupado con retraso y protegido por las infanterías mecanizada, motorizada, hipomóvil y pedestre del 12º y del 16º Ejércitos, que iban cerrando filas como podían.

El día 19, parte de la 4ª división blindada francesa, a las órdenes del general Charles de Gaulle, contraatacó desde el sur a los blindados alemanes y fue severamente rechazada junto a Laon.

Los franceses habían dilapidado 4 divisiones blindadas en contraataques tácticos locales, dispersos e inconexos, que nunca amenazaron operativamente el avance del «Cuerpo blindado» de Kleist, o en posiciones defensivas aisladas. Malgastando su capacidad de contraataque potente, rápido y sorpresivo desde su profundidad operativa. En el frente belga, los tanques de Hoppner habían vapuleado a las 3 divisiones mecanizadas francesas en Gembloux. Posteriormente, el 19 de mayo, éstas recibieron la orden de contraatacar sobre Cambrai y San Quintín. Ataque que no pudieron realizar porque muchos de sus restantes tanques fueron dispersados para apoyar a la infantería. Como dijimos al principio, los británicos también dispersaban sus unidades blindadas en apoyo de su infantería y su 1ª división blindada sólo embarcó para Francia después del 10 de mayo.

El 20, la 1ª división Panzer capturó Amiens y ocupó una cabeza de puente de más de 6 Km. sobre el Somme. Esa tarde la 2ª división Panzer alcanzaba Abbeville y un batallón de infantería atravesaba Noyelles y alcanzaba la costa atlántica. Al cabo de sólo 10 días de ofensiva los Cuerpos móviles alemanes, explotando la retaguardia operativa enemiga, habían cortado en dos al Ejército francés. Dejando aislado de aprovisionamientos y de reequipamiento de unidades al más poderoso despliegue francés en Flandes.

El contraataque británico en Arrás.

Allí los Aliados habían retrocedido hasta una nueva línea defensiva siguiendo el río Scheldt, con su flanco sur sobre Arrás, a sólo 40 Kms. de Peronne, en el Somme, abandonando Bruselas. A través de este estrecho corredor pasaban los abastecimientos para los alemanes, cuyos tanques se encontraban ahora en su mayoría al oeste de esa línea imaginaria. Si los Aliados pudieran cortarla, estrangulando el corredor, y dada la paranoia latente en el Alto Mando alemán, aún podrían causar un serio revés a los planes alemanes. El jefe de la FEB, Lord Gort, ordenó ese contraataque desde Arrás el 21. Por las prisas (estaban aislados ya), éste se redujo a un asalto con 58 pequeños tanques Modelo I y 16 Matildas (los únicos verdaderamente útiles por su blindaje casi impenetrable y su cañón de 40 mm.), apoyados para la lucha a las distancias cercanas por 2 batallones de su 50ª división de infantería, con muy poco apoyo artillero y sin apoyo aéreo.

Recordamos que el Cuerpo blindado del general Hoth (5ª y 7ª divisiones Panzer), integrado en el 4º Ejército alemán, tenía como objetivo operativo proteger el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt. La 7ª división de Rommel había llegado al sur de Arrás y el 21 giraba al noroeste en torno a ella, mientras la 5ª división Panzer presionaba desde el este de la ciudad. El 25º regimiento Panzer de Rommel (con menos de la mitad de sus tanques, por las averías y las pérdidas) iba en la primera agrupación de marcha, cuando, hacia las 15:00 horas, una columna de infantería y de artillería, donde marchaba Rommel, fue atacada a unos 8 Km. al sur de Arrás por los tanques británicos. Éstos pusieron a la mayoría de las piezas alemanas fuera de combate e invadieron sus posiciones. Y sólo fueron detenidos por la artillería pesada y por los antiaéreos de 88 mm., que Rommel desplegó precipitadamente como antitanques. Gracias a este fuego directo pesado, la fuerza británica fue rechazada con la pérdida de 36 tanques. Mientras, el 25º regimiento Panzer, llamado por radio urgentemente, giró al sureste y contraatacó de flanco y de revés a los tanques, artillería e infantería británicos, rompiendo su despliegue. Los alemanes perdieron más de 15 tanques (9 de los modelos III y IV) y los británicos, 6 piezas antitanque y 7 Matildas. Los británicos retrocedieron y no volvieron a intentar atacar. Pero su mediocre contraataque aturdió al general von Rundstedt, que volvió a temer que sus tanques fueran aislados y batidos por partes. Y sus miedos alimentaron los de Hitler. Por su parte, Rommel, también afectado, en su informe de combate habló del ataque de «cientos de tanques enemigos», para explicar la insignificante detención sufrida

La mediocre eliminación del embolsamiento Aliado en Flandes.

El día 21 Guderian giró al norte desde Abbeville y la costa, buscando los puertos del Canal y la retaguardia operativa, constreñida y funcionalmente debilitada, de la BEF, los franceses y los belgas, que seguían presentando batalla, en dirección este, al grupo de Ejércitos B del coronel general von Bock. El Cuerpo Panzer de Reinhardt le siguió. El 22 Guderian aisló Bolougne y el 23, Calais. A continuación alcanzó Gravelinas, a 15 Km. de Dunkerke, el último puerto belga desde donde los Aliados podían evacuar a sus tropas del continente. También Reinhardt llegó al canal del Aa, que iba desde La Basee hasta Gravelinas, en St. Omer, a unos 30 Km. de Dunkerke. En esos momentos, los Cuerpos blindados 19º y 41º con 5 divisiones Panzer debilitadas, pero activas, conservando el orden de batalla y con la moral muy alta, se encontraban mucho más cerca de Dunkerke que la mayor parte de las fuerzas aliadas en Flandes. Éstas continuaban presentando un frente de rechazo improvisado, ante la presión desde el este del grupo de Ejército B de von Bock.

A pesar de esto, cuando Hitler visitó el cuartel general de von Rundstedt en la mañana del 24, éste le trasladó una impresión algo sombría. Extendiéndose demasiado en las pérdidas de tanques y temeroso de que sus fuerzas, extendidas por todo el norte de Francia, desde Sedán, pudieran ser atacadas simultáneamente desde el norte y el sur por los franceses. Esto reforzó los miedos de Hitler, nervioso desde el día 15, de que los tanques pudiesen empantanarse en las marismas de Flandes. Realmente los planes de Manstein habían funcionado, los alemanes estaban ya libres de peligro y los tanques podían evitar en su avance las zonas pantanosas, porque no eran continuas. El miedo de Hitler surgía de que aquello era demasiado bueno y había sido relativamente fácil conseguirlo.

Cuando Hitler regresó a su propio cuartel, habló con Goering y éste le aseguró que la Luftwaffe podría fácilmente evitar una evacuación aliada por Dunkerke. Entonces el Fuehrer habló con el jefe del Ejército, von Brauchitsch, y ordenó un alto de los blindados en la línea del canal del Aa. Cuando Rundstedt protestó, se le confirmó la detención y se le dio permiso sólo para reconocimientos y acciones de seguridad, más allá de la línea. Allí los tanques alemanes esperaron durante 3 días, mientras los restos de la BEF y de los Ejércitos franceses 1º y 7º corrían hacia Dunkerke para evacuar. En torno a la ciudad crearon una posición fortificada bien defendida. Protegiendo la salida por mar, entre el 26 de mayo y el 4 de junio, de 338 mil hombres sin armas pesadas, incluyendo 120 mil franceses. Sólo quedaron atrás unos pocos miles de franceses, que defendieron la retaguardia de marcha hasta el final.

Goering tardó más de lo debido en montar la ofensiva aérea. Hasta la tarde del 29 no comenzaron los ataques importantes y hasta el 2 de junio no se suspendió la evacuación a la luz del día. La RAF estaba superada en número de cazas y los suyos no podían permanecer mucho tiempo sobre el puerto, por lo que su protección fue deficiente. Pero también las explosiones de las bombas alemanas eran absorbidas en gran parte por la arena. Y el mayor daño de los bombarderos alemanes los recibieron la flota de evacuación (unas 860 naves de todas clases), que perdió 8 buques de transporte y más de 200 naves menores, y la de protección, que perdió 6 destructores británicos.

Se ha dicho, en base a un comentario suyo durante su visita a von Rundstedt, que Hitler deliberadamente no destruyó la BEF para facilitar la paz. Porque sólo deseaba el reconocimiento británico de la preponderancia alemana en el continente. Si fue así, Hitler falló miserablemente. Y además, no conocía la Historia. El eje de estratégico y político de las Guerras Napoleónicas es la lucha por la supremacía o la supervivencia, según los momentos, entre Gran Bretaña y Francia, a principios del siglo XIX. Gran Bretaña no toleraba un poder preponderante o dominador en Europa. Y participó o inspiró todas las coaliciones antifrancesas del período histórico citado.

Cuando el 26 el Canciller levantó su orden, los tanques alemanes se encontraron con un frente fortificado antitanque, apoyado por artillería, que los detuvo. Pronto el «grupo Panzer» de von Kleist recibió la orden de dirigirse al sur y cruzar el Somme, para atacar al resto de las fuerzas francesas en su país. La infantería de von Bock recibió la orden ocupar Dunkerke, después de la marcha de los Aliados.

El final de la campaña más famosa de la Blitzkrieg.

El desenlace en Francia fue rápido (el 5 de junio comenzaron los avances y el 14 entraban en París los alemanes) y consecuencia de esta campaña. En 3 semanas los alemanes habían hecho más de un millón de prisioneros, eliminando a los Ejércitos holandés y belga, a un tercio del Ejército francés (30 divisiones), incluyendo a la mayor parte de sus unidades móviles, y a parte de la BEF, capturando todo su equipo pesado, y con un coste de 60 mil hombres.

La Línea Maginot colapsó rápida y fácilmente, atacada por su retaguardia. Y, aunque no todas las rupturas del frente del norte de Francia fueron fáciles, los tanques alemanes sí que realizaron la explotación casi sin interferencias por la extensa campiña francesa.

En menos de mes y medio todo había acabado en el Frente del Oeste. Lo cual destacaba profundamente con los 4 años de guerra semi estática y muy sangrienta y costosa en la I Guerra Mundial. La movilidad operativa de una capacidad de combate suficiente, producía unos beneficios sorpresivos y poco estimables a priori.

 

La Blitzkrieg en su Teoría y Práctica.

La Blitzkrieg o Guerra Relámpago Alemana se pone a Prueba contra un Enemigo Superior en Medios: la Campaña del Benelux y Francia de 1940.

Introducción. Interés de la Campaña de Francia para el Estudio de la Guerra Mecanizada Alemana.

Las campañas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial siguen atrayendo hoy en día el interés de los estudiosos y aficionados. Una de las más completas e interesantes es la campaña de Francia de la primavera de 1940. ¿Por qué? Porque salió redonda y es fácil de seguir y apreciar. Sus objetivos estratégicos se cumplieron, con la rendición francesa y el “crushing out” de la BEF. Aunque se salvaron muchos soldados británicos, su armamento pesado se quedó en Francia. Se llevaron el armamento personal. De no ser por el obstáculo del mar, los alemanes hubieran invadido las islas. Aquí, los alemanes comprobaron que, cuando derrotaron al BEF y al Grupo de Ejércitos francés en el Benelux, en una gran campaña de  6 semanas, se les abrieron las puertas de Francia y su rápida ocupación para fines de junio de 1940.

En la Operación Barbarroja los alemanes invadieron en ancho frente la URSS, siguiendo tres grandes líneas operativas: hacia Leningrado, Moscú y Ucrania. Se les acusa de haber fallado por no perseguir un objetivo definido, por ejemplo, Moscú, la capital. Realmente tenían un objetivo muy Clausewitziano: el Ejército Rojo. Que estaba desperdigado, en un principio, demasiado cerca de la frontera con Europa y que surgía luego, casi inagotable, de las profundidades de Eurasia. El Ejército Rojo no podía ser derrotado en una gran batalla de cerco y aniquilación. Sino en una larga y costosa logísticamente campaña operativa de sucesivas batallas oportunas, guiadas por la doctrina de la guerra mecanizada. En la que los tanques eran un arma más, la más lucida, dentro del conjunto de armas combinadas. Una prueba de esto es la retirada temporal del cuerpo Panzer de Heinz Guderian del avance en dirección Moscú, para que ayudara a la liquidación del gigantesco cerco de tropas rojas en Ucrania, junto a Kiev.

Además, los alemanes no querían dejar atrás grandes entrantes enemigos en sus zonas conquistadas. Desde donde les pudieran lanzar contraataques tácticos u operativos a sus líneas de abastecimientos o cercar algunas de sus unidades con menos disponibilidad combativa. En una guerra de exterminio como fue la guerra en el Este, la caída de Moscú no hubiese supuesto, por sí misma, la rendición de la URSS. Moscú era un objetivo operativo muy importante, por ser el centro de comunicaciones por carretera y ferrocarril vital al este de los Urales.

Conceptos operativos de la Blitzkrieg.

El concepto básico de la guerra de tanques (que formaban el núcleo de un nuevo sistema táctico y operativo de armas combinadas) o blitzkrieg o guerra rápida moderna era concentrar aquéllos para el ataque. Y hacerlo en 2 o 3 sectores pequeños (del orden de un par de Km. de ancho) y cercanos, en una zona elegida (de unos pocos Km. de ancho) de un frente enemigo generalmente estable, para garantizar su ruptura. Los varios sectores permitían confirmar ésta y apoyarse en la operación, frente imprevistos. Se procuraba que el terreno fuese favorable al movimiento de tanques. Es decir, sin cortaduras, obstáculos, quebradas, bosques o zonas urbanizadas (viviendas y fabriles). Y que fuera suavemente ondulado y con amplio control por las vistas. La ruptura debía producirse en las primeras horas del ataque.

A continuación, se le daba a ésta una amplitud suficiente, para permitir el tránsito propio necesario. Y se aseguraban sus flancos en toda la zona táctica de la posición enemiga (hasta los 10 o 12 Km. de profundidad en ésta). Entonces, se penetraba, con las unidades de tanques medios y de infantería mecanizada, debidamente apoyadas por la artillería remolcada y la aviación, a la mayor velocidad posible en la zona operativa enemiga.

En el interior de ésta se buscaba un nuevo objetivo operativo.

Bien era el cierre de una penetración envolvente, que cercase un número significativo de fuerzas enemigas. Cuya liquidación por partes correspondía luego al grueso de las unidades propias más lentas. Muchas veces, como mucho, éstas eran hipomóviles. Y seguían como podían tras las unidades blindadas más rápidas, para sellar los flancos de los sectores de avance y formar los anillos exterior e interior del cerco.

O bien era alcanzar unas posiciones estratégicas u operativas (una ciudad, un río, una línea de alturas, una posición de defensa no debidamente fortificada y guarnecida), antes de que el enemigo fuese capaz de establecer en su camino de avance, una nueva línea defensiva para protegerlas o de ocupar en fuerza dicha posición.

La evolución y el desarrollo de las teorías militares en el período de entreguerras mundiales.

Después de la I Guerra Mundial, la mayoría de los generales de todos los países estaban obsesionados por sus recuerdos de la enorme capacidad defensiva desarrollada por el conjunto de las trincheras y fortificaciones y las alambradas protectoras y la capacidad de fuego de las ametralladoras y la artillería pesada y de campaña. Este binomio «integrado de fuego y protección» había llevado a las tablas durante varios años, el desarrollo de la guerra en el frente del oeste de Europa. A pesar de la atrición casi insoportable de hombres y el desgaste enorme de medios sufridos por todos los rivales.

Convencidos de que la siguiente guerra sería cualitativamente semejante, los generales franceses se concentraron en hacer la guerra defensiva, más segura y fuerte. De estas ideas nació el mayor sistema defensivo en la historia moderna, la Línea Maginot: una serie poderosa de fortificaciones y casamatas profundas, extensas e interconectadas, con sus sectores de fuego superpuestos y hacia su frente este. Y que se extendían por toda la frontera franco alemana. Así, suponían que sería impenetrable a un ataque frontal alemán. Se les olvidó extenderla hasta Holanda, teniendo en cuenta el antecedente de que Alemania, ya no había respetado la neutralidad de Bélgica y de Luxemburgo en 1914.

La doctrina militar francesa determinaba que las operaciones de defensa y de ataque se desarrollaran conforme a una planificación rigurosa y metódica. Y de acuerdo con la situación «observada (exploración) y apreciada» (inteligencia). Esto suponía la exigencia de un conocimiento amplio, suficiente de los medios (casi su orden de batalla) y de las intenciones del enemigo, para tomar una decisión de acción. Nada podía ser dejado a la improvisación. Y se despreciaba el aprovechamiento de la oportunidad operativa o táctica, que es siempre fugaz. Esta teoría favorecía la mentalidad práctica defensiva y pasiva.

Las mayores distinciones tras la I Guerra Mundial entre los alemanes por un lado, y los franceses y los británicos por el otro, estaban en sus distintas visiones militares o doctrinas y en los distintos énfasis que pusieron en el desarrollo de sus fuerzas de tanques durante el período de entreguerras.

Francia y Gran Bretaña estaban convencidas de la idea de una guerra futura donde la defensiva sería la forma de lucha más fuerte. Así, construyeron un número significativo de «tanques para la infantería». Éstos eran lentos, de corta autonomía, muy blindados y pesados. Estaban destinados a apoyar con su fuego directo, el asalto siempre deliberado de la infantería, en un avance por saltos cubiertos y sucesivos, sobre las posiciones preparadas del enemigo. Y debían ser capaces de resistir el continuo y preciso fuego pesado de la artillería enemiga. Según estas ideas, los tanques fabricados fueron destacados en su casi totalidad entre las divisiones de infantería existentes. Puesto que no se concebía que actuasen independientemente o como núcleo principal de alguna fuerza de estructura diferente a las existentes.

A diferencia de ellas, Alemania escogió desarrollar un tanque rápido de blindaje menos masivo. Con la idea de que la velocidad era el factor eficaz, que debía predominar en su balance clásico con el blindaje y el armamento principal. El Panzer I estaba armado sólo con dos ametralladoras, mientras el Panzer II portaba un cañón de tiro rápido de 20 mm. y una ametralladora. Después, el Panzer III llevaba un cañón de 37 mm. y el Panzer IV ya tenía un cañón corto de 75 mm.. Pues se habían dado cuenta de que, no sólo había que alcanzar o desbordar al enemigo. Sino que también había que poder hacerle un daño suficiente a sus tanques y a sus posiciones cubiertas de tiro tenso. La velocidad máxima en vías de firmes estables superaba los 40 Km. por hora en todos los modelos. Además, los alemanes poseían mejores comunicaciones por radio entre los tanques y sus jefes. Y las ópticas de sus miras permitían el tiro con gran precisión. Las ópticas francesas eran malas y sus vehículos carecían de radio, por lo que los comandantes sólo podían ordenar cambios de dirección, deteniendo su vehículo y señalándolo manualmente. Además, los jefes de tanque franceses estaban sobrecargados de funciones, al ocupar ellos solos las torretas.

En cuanto a la nueva arma aérea, tanto los vencedores como los perdedores en la I Guerra Mundial investigaron sobre todos los tipos de aeronaves. Sin embargo, los teóricos y técnicos alemanes le dieron preferencia a los aviones de apoyo directo, que pudieran colaborar y aún complementar a la artillería en el plan de fuegos de sus ataques tácticos. Por su parte, los norteamericanos y los británicos, siguiendo más las teorías del italiano Douhet sobre la importancia propia del arma aérea y de los bombardeos de saturación sobre núcleos civiles, centraron sus esfuerzos en los aviones de bombardeo estratégico. Así, los alemanes construyeron el Junkers 87B «Stuka», un bombardero en picado que atacaba con extraordinaria precisión los objetivos enemigos duros en el campo de batalla: fortificaciones, posiciones de tiro y vehículos. Y los norteamericanos y los ingleses desarrollaron aviones cuatrimotores de gran autonomía como el B-17 y el Lancaster, respectivamente.

La teoría de la Blitzkrieg se forma. Aparece la amenaza de una nueva Gran Guerra.

En Alemania había surgido un concepto radicalmente diferente para el uso de los tanques, estimulado por las ideas del capitán Liddell Hart y del mayor general John Frederick Charles Fuller, ambos británicos. Hacia 1929, el mayor teórico alemán sobre tanques, el entonces comandante Heinz Guderian, estaba convencido de que los tanques, la nueva arma proporcionada por la tecnología moderna, jamás podrían lograr una importancia decisiva en su empleo, mientras fuesen empleados solos o como apoyo de la infantería escasamente motorizada de la época. Era un error, insistía Guderian, dispersar los tanques en pequeñas unidades blindadas, subordinadas a las divisiones de infantería existentes. Él creía que los tanques tenían que ser apoyados por la artillería remolcada y acompañados por infantería mecanizada con capacidad de cruzar campo a través a velocidad adecuada. Así, ambas armas podrían mantener el paso con los tanques y colaborar con ellos en la ruptura, la irrupción y la lucha en el interior de las posiciones enemigas. Ya que los británicos y los franceses habían dispersados sus tanques en sus divisiones de infantería, Guderian resaltaba que los alemanes podrían lograr una decisiva e incuestionable superioridad sobre sus enemigos, concentrando sus blindados en una zona escogida y estrecha del frente.

Guderian tuvo grandes dificultades para convencer a los Altos Mandos alemanes de estas ideas. Recordemos que la mayoría de los generales alemanes procedían de la infantería. Pero, gracias al entusiasmo profesado por Adolf Hitler, que llegó a la Cancillería en 1933, por los tanques y, en general, por las innovaciones militares, para 1936 en el Ejército alemán se habían formado 3 divisiones blindadas o Panzer y 3 divisiones ligeras, que contaban con algunas unidades de tanques. Y además, 4 divisiones de infantería mecanizada o granaderos Panzer, destinadas, de momento, a la lucha en terrenos de mala transitabilidad o de corto dominio por la vista (véase más arriba su descripción), donde los tanques apoyaban directamente por el fuego a la infantería. Es de señalar que en esa época no existían aún los frentes o zonas antitanques, desarrollados para contrarrestar operativa o tácticamente la Blitzkrieg. Durante la invasión de Polonia en septiembre de 1939, los alemanes vieron que las divisiones ligeras carecían de potencia suficiente, dilapidando así los costosos recursos blindados. Y las transformaron en divisiones Panzer. Para 1940 los alemanes contaban con 10 divisiones Panzer,  cada una con dos grandes regimientos de tanques, integrados por 3 batallones Panzer. Estas divisiones blindadas contaban orgánicamente con un regimiento de infantería mecanizada (o motorizada) y con un regimiento de artillería autopropulsada (o remolcada). Iban apoyados por un batallón mecanizado de exploración, otro de ingenieros y uno de antitanques, lo cual le daba una capacidad de combate muy balanceada. Aquéllas eran apoyadas por cierto número de divisiones mecanizadas o motorizadas (con camiones). Ya que los vehículos de transporte «todo terreno» para la infantería eran muy caros y, por tanto, particularmente escasos. Esta precariedad de vehículos «blindados» de combate para la infantería siempre existió durante toda la guerra. De hecho, los rusos carecieron de ellos, pero la ganaron.

Las mejores divisiones del Ejército francés (39 divisiones integradas en 3 Ejércitos, incluyendo 3 divisiones de caballería convertidas en «ligeras mecanizadas», con 200 tanques cada una) y la fuerza expedicionaria británica, la FEB, con 12 divisiones, se mantenían en la Picardía y en Flandes, entre los ríos Mosa y Escalda y el canal de la Mancha, orientando al noreste su despliegue. Por su parte, las fuerzas belgas y holandesas se desplegaban para defender sus fronteras al este. El frente de rechazo, que incluía la línea Maginot, era muy potente. Incluyendo las fuerzas de guarnición de las obras defensivas y una importante masa de maniobra de contraataque, situada en su retaguardia operativa , tenía 41 divisiones del Ejército francés.

Todo ello indicaba que los Aliados esperaban que los alemanes volviesen a aplicar el «plan Schlieffen modificado» de la I Guerra Mundial. Y por ello intentaban con su despliegue más activo y potente, oponerse frontalmente al conocido movimiento alemán de flanqueo, a través de Bélgica y Holanda, para entrar en Francia. El Alto Mando francés no consideraba la menor alternativa al citado plan de ataque alemán. Esto creaba un «gozne» en el despliegue total francés. Era una vulnerabilidad crítica operativa de las fuerzas aliadas, en la amplia zona entre Verdún y Charleville. Y que estaba descuidada. Ni siquiera una reserva suficiente del Ejército de Flandes y Picardía, la ocupaba o defendía. Todo ese largo sector estaba a cargo del 2º Ejército francés, integrado sólo por 6 divisiones mediocres de infantería (ya que la mayoría de los hombres eran reservistas), insuficientemente dotadas de piezas antitanques y antiaéreas, y 2 divisiones de caballería, inútiles contra los tanques. Así protegían este «flanco expuesto» de su despliegue.

En noviembre de 1939 el general Erich von Manstein invitó al ya general de tropas blindadas Guderian a que se entrevistara con él. Manstein le comentó sus ideas de intentar en el ataque contra Francia una variación muy importante, decisiva, del «plan Schlieffen». En forma de una potente ofensiva con tanques en dirección a Sedán, cruzando Luxemburgo y el sur de Bélgica. Que lograría una ruptura de la prolongación de la defensa francesa al norte de la línea Maginot y que dividiría en dos el despliegue del Ejercito francés. Manstein le solicitó su opinión de, si los terrenos de paso y cruce elegidos podrían ser utilizados por los tanques en su rápida marcha. Tras un estudio de sus mapas y con sus propios recuerdos del terreno en la I Guerra Mundial, Guderian le contestó que las operaciones podrían llevarse a cabo y que él recomendaba la máxima concentración de las divisiones blindadas y motorizadas alemanas en esa dirección. Tras muchos inconvenientes, Manstein tuvo la suerte de ser recibido por Hitler y pudo exponerle sus ideas el 17 de febrero, con motivo de su nombramiento como jefe de un Cuerpo de Ejército de infantería. A Hitler no sólo le gustó el plan de Manstein, sino que le pareció que si sus generales principales dudaban de él, mucho menos lo entenderían los anticuados generales enemigos. El «plan Manstein», el que se probó como eficaz «golpe de guadaña», siguió entonces un largo camino de estudio y duras discusiones. Incluyendo 2 juegos de guerra realizados los días 7 y 14 de febrero de 1940, antes de su aprobación final.

Inicio de la campaña en el Oeste.

La campaña en el Oeste fue muy rápida y decisiva. Alemania, con menos hombres y tanques que sus enemigos, derrotó a los Ejércitos francés y británico en 6 semanas. Y forzó a los británicos a escapar tan apresuradamente desde Dunquerque, que tuvieron que abandonar en el continente prácticamente todo su armamento no personal. La victoria resultó aún más señalada porque fue conseguida principalmente por una pequeña fracción del Ejército alemán, sus 10 divisiones Panzer con unos 2600 tanques (sus enemigos contaban con 4000 tanques y vehículos blindados), con la ayuda de la aviación de apoyo, singularmente los Stukas. Si no hubiera sido por el obstáculo marino del Canal de la Mancha al tránsito de fuerzas terrestres y la incapacidad de la Luftwaffe para lograr el control aéreo en la nueva zona de operaciones, Alemania hubiera conquistado rápidamente Gran Bretaña.

La ofensiva se inició en el norte el 10 de mayo, a cargo del grupo de Ejércitos B del coronel general Fedor von Bock, formado por los Ejércitos 18º (von Klucher) y 6º, integrados por 29 divisiones, incluyendo 3 divisiones Panzer. Ésta era, para los Aliados, la principal fuerza operativa alemana. Sus impresionantes acciones y resultados aseguraron la atención de los Aliados hacia Holanda y el norte de Bélgica durante días. Las operaciones aerotransportadas fueron decisivas en ambos casos. Una división de paracaidistas (4000 hombres) y otra de infantería aerotransportable (12000 hombres) intentaron asaltar y tomar La Haya y fracasaron. Sin embargo, pudieron ocupar los puentes de acceso a Rotterdam, Dordrecht y Moerdyk y mantenerlos, hasta que la 9ª división Panzer, la única destacada contra Holanda, cruzando rápidamente el país desde la frontera alemana, las alcanzó y reforzó. Abrumados por estas espectaculares y atrevidas acciones, los holandeses se rindieron al 5º día de lucha, aunque su frente de defensa al este permanecía aún firme.

Más al sur, el 6º Ejército alemán debía cruzar el Mosa junto a Mastrich (Holanda) y girar entonces sobre Bruselas. Como fuerza de ruptura y «grupo móvil» de explotación tenía al 16º Cuerpo blindado del general Erich Hoppner (3ª y 4ª divisiones Panzer). El problema táctico era evitar que los belgas volasen los puentes que cruzaban el canal Alberto y el Mosa, retrasando el avance alemán en esa dirección durante varios días. Los alemanes utilizaron el único batallón de paracaidistas restante (500 hombres) para ocupar temporalmente los 2 puentes clave sobre el Mosa. Y enviaron un destacamento de élite de aquéllos, que aterrizaron en planeadores sobre el techo de la fortaleza belga de Eben Emael, la cual controlaba con sus poderosos cañones un largo trecho del canal Alberto, para neutralizarla, hasta que llegasen por tierra las tropas de ingenieros o pioneros a terminar las demoliciones.

Ambas acciones tuvieron también éxito. Los tanques de Hoppner se precipitaron al interior de las llanuras belgas, obligándoles a retirarse para que su frente no se viera invertido, justo cuando las fuerzas aliadas llegaban para reforzarlos. Los Aliados estaban ya seguros que el ataque del 6º Ejército del general Walther von Reichenau era el esfuerzo principal alemán. Y trasladaron su despliegue y las fuerzas móviles citadas para bloquearlo. De repente, el 13 de mayo apareció en Sedán la mayor amenaza para aquéllos.

(continuará)

El Atentado a las Fuerzas Españolas en Afganistán.

Las noticias que nos dieron.

Tras el atentado a las fuerzas españolas del 9 de noviembre de 2008, se destituyó a Rafael Casinello, como responsable de la División de Contraterrorismo del Centro Nacional de Inteligencia. La razón aducida fue que el flujo de inteligencia facilitada por su negociado era insuficiente y dependía a su vez excesivamente de la inteligencia facilitada por los estadounidenses. La inteligencia parte de la información más o menos bruta y recibida de diversas fuentes o detecciones, que es transformada por estos servicios en elaborada y, además, proyectada hacia deducciones y posibilidades para las agencias y los cuerpos a los que sirven esos servicios. Se dijo que ambos hechos, ataque y deficiencia, no estaban relacionados.

¿Qué podemos deducir nosotros, sin mayores revelaciones oficiales?

El 9 de noviembre tuvo lugar un ataque rebelde yihadista (reivindicada por los talibán) a una agrupación de marcha del ejército afgano, que era escoltada y protegida por blindados ligeros españoles. Dado que los rebeldes afganos son fuerzas de infantería ligera irregular, la protección ofrecida por las tropas españolas era suficiente para el rechazo defensivo en campo abierto.

Hemos visto fotos del lugar del ataque enemigo. Muestran una geografía muy común en Afganistán. Se trata de zonas áridas, abiertas, desprovistas de cubiertas, con largas vistas en todas direcciones. Aunque las tropas españolas sólo tuviesen un protocolo defensivo, es posible cumplirlo eficazmente y rechazar los ataques directos rebeldes.

Un vehículo que se acerca a una columna militar es siempre detectado. Como se trata de un portador de explosivos, su excesivo peso se delata por su pesado andar y la deficiente maniobrabilidad. También el alocado iluminado que lo conduce nos ofrece pistas. En Afganistán los vehículos van muy ocupados. Y este vehículo sólo lleva a su conductor. El cual va vestido de blanco, como un mártir de la Yihad. Como pasaporte para el Jardín de las Huríes se llevará consigo al mayor número posible de enemigos, muertos y mutilados. Lo que no le han dicho probablemente sus jefes locales es que la permanencia en el Jardín no es ETERNA, sino larga e indefinida. Allah, inmarcesible e inaccesible, considera que no es asunto de los pobres hombres conocer éste, su designio sobre los elegidos. Y, también, que hay otras Suras (capítulos) y Aleyas (versículos) del Noble Corán que condenan la muerte de otros musulmanes, la destrucción innecesaria de bienes, etc.

Ante las maniobras sospechosas del vehículo, que busca el rápido alcance a la agrupación de marcha, se le pueden dar por megafonía las voces de alto a suficiente distancia. Si no se dispone de megáfonos, las señas y las mantas de colores valen para los acercamientos a las medias distancias. Allá, en Afganistán, no son tontos. Y todos saben perfectamente que no deben acercarse a las columnas militares, y mucho menos de manera rápida, agresiva o ambigua. Seguidamente se puede abrir fuego de ametralladora por delante o al lado del vehículo. Los disparos por encima tienen una posibilidad de no ser advertidos. Por último, es posible alcanzar el motor o sus ruedas con precisión, antes de que se acerque a la distancia eficaz de empleo de la carga explosiva. De momento, «no hemos hecho nada que no tendríamos que hacer, ni hemos dejado de hacer nada que tuviéramos que hacer», parafraseando a Fernández de la Vega con los piratas somalíes.

¿Qué pudo pasar con nuestros hombres?

Creemos que unos pocos días antes del ataque, regresó una fuerza española, tras cumplir su tiempo de servicio. Se dijo también que algunos de los muertos acababan de llegar a destino. Los rebeldes exploran por observación. Tienen todo el tiempo del mundo para ello y su magra capacidad de combate les impide la exploración en fuerza. Junto a nuestros cuarteles, en las alturas cercanas a los caminos, siempre hay hombres observando. También tienen paciencia, cosa de la que no andan sobrados nuestros hombres. Seguramente habían detectado el cambio de fuerzas en nuestras posiciones. Y saben que cualquier relevo es un momento de debilidad para cualquier fuerza, para cualquier posición defensiva, en cualquier forma de lucha regular o irregular, de maniobra o de atrición.

Y actuaron militarmente como podían y saben hacerlo. Es absurdo pensar que vendrían los talibán con banderas verdes y negras desplegadas, tocando tambores y flautas y cantando sus himnos, a pecho descubierto contra nuestras armas automáticas ligeras y pesadas. Eso lo hicieron el Mahdí (que significa el guiado por Dios) y sus seguidores (los ansares o devotos), que vestían sus chilabas blancas, con parches de colores cosidos para significar su pobreza y humildad, en el último tercio del siglo XIX en Sudan. Por cierto, las damas de Omdurman, la capital del Mahdi, cerca de Jartum, obviaron esta «exigencia» religiosa de su mando religioso, cosiendo en las chilabas de sus maridos piezas de telas ricas, para señalar su categoría social y económica. Y así le fue a sus sucesores y a su Califato. Por «importar» formas de lucha perjudiciales, asimétricas y foráneas para ellos. ¿Cómo atacábamos nosotros a las fuerzas francesas en la Guerra de la Independencia? Es guerra y combate, no sólo construcción, educación, sanidad y buenismo.

Para más información sobre la lucha contrainsurgente en estas latitudes, se puede seguir nuestro artículos «Operaciones en Afganistán y Pakistán».

 

 

Libros Recomendables sobre la Guerra de Guerrillas.

En este blog presento desde hace tiempo, una lista de «libros recomendables sobre teoría militar», que es muy visitada. He de reconocer, como deficiencia, que en ella no he incluido ningún libro sobre la guerra de guerrillas. La importancia actual, histórica y social del fenómeno guerra irregular es incuestionable. Y, hoy en día, a casi todos los «guerrilleros» en activo les llaman fácilmente «terroristas». Desvirtuando con ello el enfoque objetivo y teórico que debe presidir cualquier acercamiento serio para la liquidación y erradicación popular del «brote» rebelde armado. Quiero ahora subsanar el error y extender mi comentario sobre el tema.    

Introducción.

La guerra de guerrillas es tan antigua como la humanidad. Probablemente surgió simultánea y sucesivamente en numerosos asentamientos humanos primitivos dispersos. En los que alguien, no necesariamente un alfeñique ni un cobarde, decidió no arriesgarse a sufrir heridas y mutilaciones, tan frecuentes y compartidas, en los llamados «combates singulares». Y atacó a su enemigo, esperándole emboscado y mediante un garrotazo inesperado.

Estas acciones inteligentes, apartadas de la pura fuerza bruta, fueron también las primeras aplicaciones balbuceantes de la llamada «guerra de maniobras». En la que intentamos sorprender y superar al enemigo desde una «posición o actitud» de ventaja. Para, finalmente, logrando la decisión, rematarlo o, al menos, rendirlo a nuestra voluntad. Esta última parte inevitable es la que a veces descuida demasiado la «teoría» de la «guerra de maniobras». Sin aceptar clara y plenamente que ambas expresiones son «formas» opuestas y complementarias, pero no antagónicas, como las dos riendas de un coche de caballlos, de la mejor llamada «guerra moderna».

Durante la II guerra mundial y en la etapa siguiente, llamada de «descolonización de los pueblos», la guerra de guerrillas tuvo un florecimiento espectacular, por todos los continentes y en casi todos los tipos de regímenes políticos. Porque las democracias vencedoras en aquélla también se vieron involucradas en ella, en su protectorados y colonias ultramarinos. La guerra de guerrillas se convirtió en la forma de lucha de los más débiles militarmente hablando. Y resultó eficaz muchas veces. Esto consagró su «aureola» de lucha por la libertad, de romanticismo de barra y butacón y de espejo de un cierto inconformismo generacional. Hoy en día, a la guerra de guerrillas de toda la vida, algunos teóricos de allende los mares le llaman pomposa y pedantemente «guerra asimétrica». Son los mismos expertos que también le llaman «guerra de cuarta generación». O sea, que es lo más «in» y nuevo. Como si ellos hubieran descubierto el fenómeno de la «guerra político militar irregular». Y vuelven a poner en el lado de los malos, sin excepciones, como hicieron los regímenes colonialistas en los años 40, 50 y 60 del pasado siglo, a quienes las emprenden.

Terroristas y Beligerantes Legítimos en la Guerra de Guerrillas. 

Terrorista es el que emplea sistemática y deliberadamente la violencia física contra objetivos personales enemigos no militares o no combatientes. Buscando con ello extender el miedo, el desánimo, la parálisis o la ruina a toda una sociedad, una etnia, una demarcación social nacional. El terrorista hace de los civiles enemigos desarmados sus principales objetivos. Por el alto beneficio que consigue así para sus intereses, en daños, mutilaciones y muertes, y la mayor seguridad que conllevan para él estas acciones durante su ejecución. El terrorista suele ser un fanático religioso o ideológico. El torcimiento cognitivo que sufre, derivado de su perversión amoral, le hace percibir de una manera muy especial, subjetiva y viciada, los hechos y los elementos objetivos que definen y enmarcan los siempre complejos conflictos y realidades sociológicas de los países, religiones y razas.

Aparece inmediatamente en la rebelión político militar irregular, el problema de la legitimidad de la beligerancia armada. No todo el que empuña un arma, para defender unas ideas o proteger unos derechos o a unas personas, lo hace legal y legítimamente. Las Convenciones de Ginebra y de La Haya establecen unas normas jurídicas que enmarcan la legitimidad legal de la lucha armada.

Los combatientes irregulares deben ir uniformados, portando sus armas a la vista y dirigidos por sus jefes. ¿Es suficiente esto? Pues, no. Así lo hacen también algunos grupos de narcotraficantes armados. Es necesario también que la guerrilla, la guardia nacional, la Home Guard, las fuerzas de autodefensa del pueblo o del territorio, etc., lo hagan en nombre y autorizados por un estado constituído. Y que ocupe, al menos, una parte de su territorio nacional. Es tan restrictiva esta condición que, durante la Segunda Guerra Mundial, sólo los partisanos o guerrilleros soviéticos cumplieron este requisito.

Por otra parte, el que sean combatientes ilegales o no reconocidos legalmente, no los asimila directa y socialmente a bandidos o criminales. Así, muchas veces, en aras de la paz social y de no encarnizar la lucha armada, los gobiernos aceptan llevar a cabo su campaña contraguerrillera, sin exacerbar los métodos usados y los ánimos de los perseguidos. 

Mis libros recomendados.

El libro «Partisan Warfare» del académico Otto Heilbrunn trata extensamente el complejo fenómeno de la guerra de guerrillas, hasta alcanzar la profundidad de un tratado sobre el tema. Se basa en el modelo comunista y, más particularmente, en sus brotes asiáticos de mediados del pasado siglo: la China de Mao y la experiencia del Vietminh de Nguyen Giap contra franceses, estadounidenses y compatriotas.

Esto se completa ventajosamente con la obra en dos tomos «War in the Shadows» de Robert Asprey. Que trata por capítulos no muy largos la guerra de guerrillas a lo largo de sus numerosos y diferentes escenarios históricos. Y que le dedica una extensión bastante grande a las experiencias china y vietnamita. Quizás porque son más contemporáneas y hay sobre ellas más material.

Yo, en mi libro «On the Nature of War«, dedico un anexo suficiente a desarrollar los aspectos tácticos, operativos y estratégicos de la guerra de guerrillas. Y de la eficaz lucha contraguerrilllera. Basándome en los hechos descritos por éstos y otros autores.

Con ello tendremos una base teórica contundente de los mecanismos socio políticos y militares de la guerrilla y de la guerra en múltiples frentes contra esta clase de lucha irregular armada. Y una referencia suficiente, pero muy enriquecedora por sus pinceladas y circunstancias específicas, de la trayectoria del fenómeno que tratamos. Con su aparición intermitente y recurrente a lo largo de la Historia.

En otro nivel, resulta también muy interesante el libro «Guerra de Guerrillas» del general Georgios Grivas (alias, Dighemis, nombre de guerra). ¿Por qué? Por varias razones. La Organización Nacional de la Lucha Chipriota o Ethniki Organosis Kipriahou Agonos (más conocida entre nosotros como la E. O. K. A..), organizó y llevó a cabo durante cuarenta y seis meses y medio, una guerrilla independentista nacionalista. Que fue ajena a las numerosas experiencias comunistas «de liberación nacional» de la época. Éstas últimas muy pocas veces se presentaban ante sus pueblos, clara y abiertamente, como «marxistas leninistas». Lo hicieron en Grecia entre 1946 y 1949 y en Malasia entre 1947 y 1960. Y, en ambos casos, fueron derrotadas y liquidadas. Y, precisamente, por el Ejército británico.

La guerrilla chipriota fue una guerrilla circunscrita a un país pequeño, demasiado pequeño, de unos 9300 Km2. Una de las condiciones iniciales que Mao Zedong reclamaba para el inicio y posterior fortalecimiento de las guerrillas, era que el país tuviese profundidad, extensión. Que permitiese establecer a las guerrillas sus primeras bases de refugio, en zonas protegidas por su inaccesibilidad. Los chipriotas llevaron a cabo una difícil guerra de guerrillas, por lo escaso de la campiña, sus limitados recursos (unos 600 mil habitantes, y una parte era la comunidad turca), la fuerza del enemigo y la falta de buenos escondrijos, circunscritos principalmente al macizo volcánico de Troodos, al sur del país y de gran riqueza minera, coronado por el monte Olimpo de 1953 m. de altitud. El diario londinense «Daily Herald» llegó a publicar que un mariscal, tres generales y cuarenta mil soldados británicos no eran capaces de derrotar a la EOKA. Parece ser que el mariscal Montgomery declaró también que la EOKA era estratégicamente imbatible. Finalmente, los greco chipriotas no consiguieron la Enosis, o unión política con Grecia, pero sí la independencia de la isla.

¿Por qué triunfaron los chipriotas? Porque el pueblo greco chipriota estaba unido cultural y firmemente (la Iglesia ortodoxa, dirigida por el arzobispo de Nicosia, Macarios, apoyaba totalmente el esfuerzo por la liberación y la Enosis) a sus escasos, eficaces, motivados y sufridos guerrilleros. Y ello, a pesar de que los turco chipriotas colaboraron con los británicos y que la EOKA tuvo que distraer en varios momentos a parte de sus menguos recursos para neutralizarlos. Los grupos guerrilleros elementales se formaban por 4 o 6 hombres; los que podían esconderse juntos, parcialmente dispersos, sin perder cohesión el grupo. Para las acciones mayores se reunían y coordinaban 2 o 3 grupos guerrilleros. Porque su organización guerrillera era suficiente, bien estructurada y muy flexible; no hacen falta demasiados hombres en armas. Porque sus mandos conocían sus debilidades, que eran muchas, y definieron un objetivo estratégico suficiente: Mantener una presión militar adecuada e indefinida, mediante acciones militares, sabotajes, propaganda y acciones populares, destinada a cansar y a desalentar a los ingleses. Grivas, en su «Plan General para la Acción Revolucionaria en Chipre» destacaba, «no hay que creer que nosotros, mediante esta forma y procedimientos pretendamos una derrota material y total de las fuerzas inglesas en Chipre. Perseguimos más bien su derrota moral, hostilizándolos e intranquilizándolos de tal manera que, al final, obtengamos el objetivo de la lucha. Ésa fue hasta el final nuestra meta estratégica. El éxito se lo debemos al hecho de habernos aferrado firmemente a ella».

La Guerra Psicológica contra los Talibanes, al-Qaida y los Insurrectos Chiíes II.

Y Sus Aplicaciones en Afganistán e Irak. Final.

Algunas aplicaciones prácticas de la guerra psicológica para la defensa de Afganistán e Irak.
   
¿Qué dice el Noble Corán sobre la guerra universal planteada por al-Qaida, de una forma especial y directa en Afganistán e Irak?

Capítulo (Sura), 4, versículo (aleya) 33“…Oh, creyentes…no os matéis a vosotros mismos…”. Aquí prohibe el suicidio. 

Sura 2, aleya 10 “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz que define los crímenes) en la Tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.

Sura 2, aleya 11 “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.

Sura 28, aleya 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes, de musulmanes y de gentes que os ayuda, daños innecesarios de las cosas, etc.)

Sura 49, aleya 9 “Si dos bandos de creyentes luchan entre sí, reconciliadlos. Pero si uno de ellos abusa del otro, combatid al que haya abusado, hasta que retorne al orden de Alá. Y si lo hace, arreglad las cosas entre ellos con justicia. Es cierto que Alá ama a los equitativos”.

Sura 2, aleya 100 “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”. Prescindimos de la sunna o tradiciones del Profeta (sus hechos y dichos religioso políticos), porque hay discrepancias en aceptarlas, según sus fuentes y las variantes del Islam. Aunque no nos resistimos a presentar un hadiz (comentario recogido por sus discípulos) suyo de la última época: “Es más útil para la Umma la tinta de los sabios, que la sangre de los mártires”.

¿Cuáles son las características operativas de los agentes de al–Qaida? 1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión. 2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado. Los ulemas y muftíes son los doctores de la Ley islámica. No hay propiamente teólogos, porque Alá es inmarcesible, inasequible e incomprensible para el hombre. 3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, y que les dificulta conseguir objetivos estratégicos. 4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. 5) Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella. Ello en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. 6) Su afán de publicidad, con el que Occidente colabora insensible, necio y gustoso, diseminando a los cuatro vientos sus sangrientos hechos. 7) Su objetivo general de golpear a casi cualquier estado, puesto que el califato radical y agresivo de dar el-Islam (las tierras donde el Islam domina políticamente) no existe hoy en día.

A veces, las prisas por formar nuevas tropas llevan a un entrenamiento deficiente o incompleto de éstas. No están entonces vacunadas contra la tensión, especialmente aquí la mental, ni contra la frustración de los planes no cumplidos o de las sorpresas ingratas. Esto lleva casi inevitablemente a descargar la rabia y la impotencia enervantes en la población civil, siempre entremezclada voluntaria o coactivamente con los insurrectos. También es inadmisible que se someta intermitentemente a la presión militar de uno y otro bando a las poblaciones civiles locales, exigiéndoles una lealtad que no les ofrece seguridad. Y emplear guardias de seguridad privados en una guerra contrainsurgencia es casi desastroso. Estos elementos, como no tienen la obligación de morir por su patria, ni Irak lo es, actúan como una policía carísima y conflictiva y con una desorbitada superioridad de medios. Los abusos contra la población civil son siempre contraproducentes en una lucha contrainsurgencia y más en una rebelión propia interna. Recordemos, aquéllos añaden muchos puntos de moral social a los enemigos. Que habrá que restarles inevitablemente luego con trabajo, dinero, tiempo y paciencia. Y quizás la sangre de los soldados, la otra pinza de esta guerra.

Con toda la amplia información expuesta hasta ahora, es posible elaborar infinidad de tabloides, panfletos, publicaciones y varias clases de comunicaciones orales para su uso en la guerra psicológica. En ellos se desarrollarán ampliamente los puntos de vista y los avances del gobierno de Afganistán e Irak y de sus aliados desplazados a esa zona geoestratégica. Veamos una clasificación no exhaustiva, ni tajante, de aquéllos, en función de su intención. Por razones obvias, tampoco seremos demasiado extensos en la exposición.

Propaganda aclaratoria: explicar las intenciones del gobierno y sus aliados, las mejoras en la custodia y el tratamiento de los rebeldes capturados, los progresos continuos realizados en el comercio, los servicios, el suministro de energías, etc.; aclarar que la Yihad es realmente un tipo de esfuerzo personal en el camino de Alá y el esfuerzo armado o de sangre, una excepción, después de los primeros siglos de expansión del Islam naciente.

Propaganda de división o divisional: señalando los objetivos ambiguos buscados por algunos grupos rebeldes; destacando la falta de integridad o de compromiso con los problemas populares, de algunos mandos rebeldes; indicando los fines contra Irak y la desobediencia del Noble Corán de los agentes de al-Qaida; contando que, si los muertos occidentales por al-Qaida se cuentan por miles, los musulmanes asesinados por ella se cuentan por muchas decenas de miles.

Propaganda inquietante: planteando dudas sobre la capacidad operativa militar de las bandas rebeldes; perfilando, sin concretar fechas ni el orden de los objetivos, los planes militares de pacificación, con la exuberancia de medios a su disposición, del gobierno y sus aliados; exponiendo los sufrimientos infringidos a los pueblos iraquí y paquistaní y a los numerosos desplazados internos y exiliados.

Propaganda subversiva: indicar la enemistad real con Alá, comprometiendo su acceso al Jardín de las Huríes, de los agentes asesinos suicidas, generalmente extranjeros fanáticos desviados y, a veces, ni siquiera árabes; plantear dudas acerca de la rectitud o la legitimidad de la causa de muchos grupos rebeldes; mostrar la traición o el desprecio a los intereses de Irak y de Afganistán de los cabecillas que los cometan.

Por otra parte, que Mr. Bush diga que golpear metódicamente en la cabeza a los prisioneros o sofocarlos, sin ahogarlos del todo, son técnicas suaves y admisibles de interrogatorio, sólo delata la catadura primitiva y brutal de algunos de los personajillos que gobiernaba. El más endurecido y juramentado miembro de Al-Qaida no soportará simplemente que lo envuelvan en una hermosa piel de cerdo. Su religión es formal, no hay libre albedrío. Y esa acción «per se» lo vuelve impuro ante Alá y lo priva del Jardín de las Huríes. Hemos atacado con éxito su aparentemente inexpugnable baluarte de moral, seguridad y convinción. Lo privamos del premio que, gracias a nuestra sangre, tenía al alcance hasta esos momentos. Y siguiendo sus propias premisas y creencias. Que aquí sólo describimos, y que respetamos y no criticamos. La responsabilidad subjetiva surge en el cristianismo, cuando esa religión, asiática en su origen, alcanza Grecia, con su imponente cuerpo de doctrina ético filosófica. Y lo absorbe e incorpora a la presentación del Evangelio, lejos de las supersticiones e interpretaciones personales sesgadas. En la guerra convencional o irregular, las posiciones e ideas morales y sociales enemigas pueden ser atacadas, defendidas, asediadas, destruidas, etc., igual que los objetivos militares tácticos o estratégicos. Sólo que de otro modo y con otros medios, muy poco tenidos en cuenta generalmente. Y, mucho menos, conocidos.

Es muy importante conocer los efectos de las acciones de la guerra psicológica. El interrogatorio de enemigos presos es una fuente inapreciable de información, al igual que los documentos y materiales capturados al enemigo. Las técnicas de interrogatorio son en la guerra psicológica efectiva, limpias y no invasivas. Además, un hombre aterrorizado, herido, conmocionado, humillado sólo puede aportar errores o imprecisiones e incluso delirios o falsedades, con tal de que lo dejen en paz. Esta retroalimentación va a permitirnos ir adaptando, seleccionando y perfeccionando el material psicológico para su empleo eficaz y duradero. Un buen panfleto, una buena divulgación o exposición, hacen más que 10 mediocres. Y saber cómo va evolucionando “el objetivo”, tras nuestros combates exitosos y las acciones de la guerra psicológica.

Particularidades de los talibanes afganos y pakistaníes 

La asociación de los radicalismos sociales y religiosos de las milicias talibanes, con los «localismos» de las tribus pashtunes está haciendo un gran daño social y cultural a este amplio grupo étnico. Los severos «valores» que imponen los talibanes son ajenos a los pashtunes y van en contra del Pashtunwali, su código de virtudes y de honor social. El Pashtunwali define y establece los derechos y deberes individuales y los del individuo para con su colectividad: familias, clanes y tribus. La música tribal ha desaparecido de todos los lugares donde la presencia talibán lo ha podido imponer. El 27 de abril de 2009 los talibanes asesinaron en Peshawar a la popular cantante Ayman Udas. Su visión de la sharia es sesgada, radical, expedita y brutal: recientemente han aparecido en video las imágenes de la ejecución de una pareja de supuestos adúlteros y de la flagelación de una muchacha, que había salido sola de su casa. La sharia la forman el conjunto de leyes civiles, penales y procesales, basadas directamente en el Corán y en la sunna del Profeta. Como los musulmanes carecen de una doctrina común y canónica, sino que ésta es definida por los ulemas y muftíes en virtud de su formación y según las áreas, el rigor y la extensión de la sharia son variables.

También ese mes atacaron el santuario de Pir Baba, a unos 100 Km. de Islamabad. Aquí atentaron contra el mausoleo del más destacado poeta en lengua pashtun, el sufí pakistaní Rahman Baba. Los sufíes forman una cofradía, una variante práctica del Islam sunní, no necesariamente herética o excluyente. Y buscan principalmente un acercamiento más individual, directo y místico a Allah.

Llamamos virtudes a las «bondades y cualidades» humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las «cualidades y bondades» humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Los talibanes también han atacado las bases de la autoridad racial pashtun. Las asambleas de notables de las tribus (las jirgas), su verdadero poder central, son desautorizadas por aquéllos. También están perdiendo poder, autoridad y competencia, los lashkars. Éstos son las partidas armadas de las tribus, destinadas al cumplimiento de las decisiones de las jirgas, a proteger las zonas tribales de las amenazas exteriores y a protagonizar sus correrías foráneas, en busca de venganza o de botín.

¿Cuáles son algunas de las razones de que una parte del pueblo les siga? En amplias zonas de estos países la propiedad de la tierra está en manos de los cargos políticos o administrativos y el sistema judicial está plagado de defectos y corrupción. Sabemos que los talibanes no predican levantar el Jardín de las Huríes en la Tierra. Ninguna religión o ideología lo hace. Incluso el comunismo posponía indefinidamente la formación y la llegada del «hombre nuevo». Pero las ofertas de cambio, de mejor reparto de las riquezas, de un cierto grado de «justicia», de más acción y efectividad en las instituciones, constituyen parte de la atracción de estos visionarios. En unas tierras donde las desigualdades, la escasez, la falta de oportunidades para la mayoría, la desesperación profunda e interna, han sido características habituales.

¿A qué están jugando los talibanes? A apropiarse el poder, todo el poder, en las zonas pashtunes suficientemente controladas por ellos. Y lo hacen mediante y para: sus milicias (la coacción) y sus asambleas locales o «soviets» de sus imames (presiden las oraciones canónicas y realizan las lecturas del Corán en las mezquitas) y supuestos ulemas o doctores de la ley (la dirección y la decisión). Estos elementos son los que ejercen el mando, la autoridad y la soberanía en esta especie de teocracia islámica primigenia revolucionaria armada (llamémosle la TIPRA).

El supuesto carácter ortodoxo e indiscutible, que se atribuyen los talibanes, les lleva a la purificación violenta y despiadada de las costumbres y de la cultura de sus paisanos. Los talibanes son una «interpretación» islámica de los excesos prácticos (la revolución todo lo justifica) y genocidas (hay que crear al hombre nuevo, aunque sea liquidando todo rastro del antiguo) de Pol Pot, su camarilla dirigente y sus tarados esbirros del Khemer (quiere decir Camboya) Rojo. Los talibanes son siempre aliados de al-Qaida. Con la que comparten medios, territorios, refugios e inteligencia. Únicamente no comparten el poder y el control locales.

Cuando las ideologías son mesiánicas (salvadoras), totalitarias (alcanzando todos los ámbitos del hombre) y absolutas, ortodoxas y excluyentes (están en posesión de la Verdad y fuera de ellas no hay solución, ni esperanza), tienden, en circunstancias favorables para ello, a imponerse a los hombres. No a convencerlos y convertirlos. Y usando para ello fría y metódicamente la coacción, el atropello y la fuerza moral y física. Para crear, según los casos, terror, sumisión, delación e insuperable conformismo. Esta acción social incansable y proselitista, su general sobriedad de costumbres, la dirección firme y la confianza que tienen en sus actos, imprime una dinámica y un ejemplo especiales a su actuación. Que atrae a sus filas a los desfavorecidos, los olvidados, los desesperados, los excluidos, los maltratados. Los cuales estarán siempre y abundantemente entre nosotros, en toda época y lugar.