La Blitzkrieg en su Teoría y Práctica II.

SEGUNDA PARTE. 

El Grupo de Ejércitos A del coronel general Gerd von Runstedt ataca la vulnerabilidad operativa crítica de los Aliados.

Antes del alba del 10 de mayo una imponente masa de blindados, se concentró en las fronteras con Bélgica y Luxemburgo. Al norte de Luxemburgo, en el primer escalón operativo se desplegaba el 19º Cuerpo blindado de Guderian (1ª, 2ª y 10ª divisiones Panzer) que sería el esfuerzo principal del sector de ataque de las Ardenas. Le apoyaba el 41º Cuerpo blindado del general George Hans Reinhardt, con las divisiones Panzer 6ª y 8ª, en un segundo escalón de reiteración de esfuerzos. En el tercer escalón operativo, con cometido propio y sin funciones de reserva, estaba el Cuerpo blindado del general Gustav von Wietersheim, formado por 5 divisiones de infantería mecanizada o motorizada, destinado a mantener y asegurar el sector de avance de los tanques y a limpiar las resistencias aisladas peligrosas, dejadas atrás por aquéllos. Estos tres Cuerpos blindados formaban un gran «grupo Panzer» al mando del general Ewald von Kleist, que nunca antes había mandado fuerzas blindadas, y que se integraba en el 12º Ejército del coronel general List (al norte, con 19 divisiones de infantería) y en el 16º Ejército (al sur, con 12 divisiones de infantería) del coronel general Busch. Ambos formaban la «masa de apoyo» o retaguardia operativa de los Cuerpos móviles mecanizados.

Frente a Bélgica, más al norte, se desplegaban las divisiones 5ª y 7ª Panzer (al mando del general Erwin Rommel) del 15º Cuerpo blindado del general Hermann Hoth, integrado en el 4º Ejército alemán, cuyo objetivo era cruzar el Mosa en Dinant y proteger continuamente el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt, en su explotación operativa hacia el Canal de la Mancha, de los contraataques Aliados desde Flandes.

Los tanques de Guderian cruzaron a las 05:30 la frontera con Luxemburgo y al anochecer entraban en Bélgica. Durante la noche sus ingenieros o pioneros blindados abrieron varios corredores en los campos de minas belgas. Al atardecer del 11, la 1ª división Panzer alcanzaba Bouillon, que desalojó de fuerzas francesas en la mañana del 12. Esa tarde las divisiones Panzer 1ª y 10ª capturaron Sedán y ocuparon la ribera norte del Mosa. Von Kleist ordenó su cruce a viva fuerza para el día 13 a las 16:00 horas. Como apoyo aéreo Kleist insistió en un bombardeo masivo de la línea de defensa del río, integrado en el frente de rechazo como obstáculo principal cubierto. Guderian protestó, argumentando que, al cesar aquél, la artillería y las armas pesadas de infantería no destruidas les causarían graves pérdidas a sus infantes. Pero Kleist, en su primer gran enfrentamiento con él, rehusó cambiar su orden.

Sin embargo, durante el cruce, sólo unos pocos escuadrones de Stukas y bombarderos ligeros, bajo la escolta de cazas, aparecieron y realizaron continuas pasadas de precisión, reales y fingidas, sobre las posiciones protegidas de los franceses, obligándoles a abandonarlas y a protegerse. No teniendo tiempo ni medios disponibles para montar el bombardeo masivo, la Luftwaffe se acogió al plan de fuegos de neutralización acordado previamente con Guderian. La neutralización busca impedir al enemigo la ejecución de sus operaciones y funciones, durante el tiempo que dura nuestra acción. Es mucho más barata que la destrucción (imposible de lograr cuando se pretenden porcentajes muy elevados de daños y pérdidas) y es casi tan efectiva, teniendo en cuenta el rápido ritmo con el que se realizan las operaciones mecanizadas. El 1er. regimiento de infantería de la 1ª división pudo cruzar así con pocas pérdidas el Mosa y ocupar las alturas dominantes de la ribera sur. A medianoche había penetrado por su cuenta 10 Km. en esa dirección, estableciendo una cabeza de puente que protegiese el cruce de las unidades más pesadas de su división la mañana del 14, por los puentes instalados por los ingenieros.

Al mismo tiempo, la 10ª división cruzó el Mosa más al sur y se estableció en la defensa. El Cuerpo de Reinhardt lo hizo en Montherme, a 30 Km. al noroeste de Sedán, pero encontrando mucha resistencia enemiga, quedó bloqueado. La 7ª división de Rommel estableció también una cabeza de puente en Dinant, a 35 Kms al noroeste de Montherme.

Los franceses, muy alarmados, contraatacaron en la cabeza de puente frente a Sedán con su 3ª división blindada (excepto 150 tanques, que estaban distribuidos entre las 6 divisiones de infantería del 2º Ejército) en la mañana del 14. Simultáneamente, aviones franceses y británicos intentaron destruir los 2 puentes temporales alemanes sobre el Mosa. Aunque la Luftwaffe no dio cobertura aérea a la 1ª división Panzer, porque estaba ocupada en otras misiones previstas, las baterías antiaéreas de ésta, distribuidas en los puntos críticos de marcha de sus columnas, rechazaron a la aviación enemiga, que no los pudo destruir. Cuando los tanques franceses, muy lentos en su aproximación, llegaban a Bulson, en el límite sur de las posiciones alemanas, ya los tanques y los antitanques de la 1ª división reforzaban a su 1er. regimiento de infantería. Y se estableció un rápido rechazo antitanque en las avenidas enemigas, con los tanques como fuerza de contraataque. La 3ª división también atacó en Chemery, a 6,5 Kms al noroeste de Bulson. Ambos asaltos franceses precipitados fueron repelidos contundentemente con la pérdida de 70 tanques franceses, y los despojos de la 3ª división blindada retrocedieron, incapaces de emprender cualquier otra operación.

Con el fin de dar profundidad a la cabeza de puente, asegurándola definitivamente, esa mañana el regimiento de infantería «Gran Alemania» de la 1ª división y la 10ª división Panzer atacaron las alturas junto a Stonne, a 27,5 Km. al sur de Sedán. Como el Cuerpo de von Wietersheim ya llegaba, Guderian decidió reemprender su avance, dejando a los infantes mecanizados la responsabilidad de consolidar su sector de avance, con la ayuda temporal de la 10ª. La 1ª y la 2ª divisiones Panzer avanzaron ya en dirección oeste, rompiendo las débiles resistencias enemigas en su retaguardia operativa. La tarde del 14 la 1ª división tomaba Singly a 20 Km. al oeste de Chemery. «Yo nunca recibí órdenes posteriores sobre qué tenía que hacer, una vez que la cabeza de puente sobre el Mosa, en Sedán, fuera capturada. Todas mis decisiones, hasta que alcancé la costa atlántica en Abbeville, fueron mías y sólo mías. El Alto Mando alemán solamente tuvo una influencia restrictiva en todas mis acciones», escribió posteriormente Guderian.

Las ondas de conmoción creadas por la ruptura del frente en varios puntos, muy exagerada por la plétora indebida de «malas noticias no contrastadas», como justificantes de la ruptura, alcanzaron al general André Corap, jefe del 9º Ejército francés, situado el noroeste del 2º Ejército, a partir de Montherme, que ordenó su repliegue general a una nueva línea de resistencia, rápidamente creada, a unos 25-30 Km., según los sectores, al oeste del Mosa. Esta marcha francesa retrógrada desbloqueó al Cuerpo Panzer de Reinhardt, contenido en Montherme, cuyas columnas de marcha pronto desbordaron por el norte, un flanco libre expuesto, la nueva línea francesa. Además, la 1ª división se hallaba, como vimos, muy cerca de sus posiciones.

Al norte, el avance del Cuerpo Panzer de Hoth (4º Ejército) se anticipó al contraataque francés hacia Dinant, a cargo de la 1ª división blindada (150 tanques) y la 4ª división de infantería norteafricana. Los tanques franceses se quedaron sin combustible en su avance al encuentro y sólo unos pocos entraron en acción, mientras que la división norteafricana, estorbada en su despliegue por las columnas de civiles que atestaban los caminos y sin tanques de apoyo, fue arrollada por los blindados alemanes.

En estos momentos de avance imparable de sus tanques (día 15), a Hitler, lejano en Berlín, le entraron los miedos sobre sus propios osados planes y solicitó a su también nervioso Alto Mando la detención inmediata de los tanques. Hasta que la infantería del 12º y del 16º Ejércitos los alcanzase y pudiese proteger sus vías de abastecimiento y reposición de efectivos hasta Alemania. Von Kleist, sin explicaciones, le dio a Guderian la orden de detención. Éste, tras mucha argumentación, logró la autorización para avanzar durante otro día, para obtener espacio para el despliegue de la infantería. Su 1er. regimiento de infantería alcanzó Bouvellemont, a 37 Km. de Sedán, donde encontró una seria resistencia. Este regimiento estaba agotado, sin descanso real desde el día 9 y los hombres, escasos de municiones, se dormían en sus pozos de tirador. Pero su jefe, el teniente coronel Hermann Balck, los galvanizó cuando les dijo a sus oficiales: «en todo caso, yo asaltaré solo el pueblo» y se puso en marcha. Los infantes le siguieron y tomaron Boullemont. Al anochecer del 16, las unidades de vanguardia de Guderian estaban en Marle y Dercy, a 90 Km. de Sedán.

Guderian, creyendo que sus avances habían calmado los miedos de von Kleist, comunicó a su Cuartel General su intención de proseguir la ofensiva el 17. Esa mañana a las 07:00, Kleist llegó en su avioneta a verle y le echó una reprimenda por haberse extralimitado en sus órdenes. Guderian le presentó su dimisión y Kleist, aunque desconcertado, le ordenó ceder el mando al general más antiguo del Cuerpo Panzer. Guderian comunicó al Cuartel General de von Rundstedt, jefe del Grupo de Ejércitos A, que había dejado el mando y que se trasladaba a allí en avión para explicar lo sucedido. En sólo unos minutos recibió la orden de permanecer en el frente y se le informó que el comandante del 12º Ejército acudiría a verle. El coronel general List aterrizó en unas horas, le aclaró que la orden de parar los tanques procedía del Alto Mando y rechazó su dimisión. Asimismo, Wilhelm List, en la línea de Guderian de proseguir la ofensiva, le autorizó a realizar un reconocimiento en fuerza.

Utilizando un tecnicismo de operación sin objetivos en su siguiente orden general, Guderian embistió con su Cuerpo Panzer y la noche del 17 la 10ª división ocupaba una cabeza de puente al oeste del Oise, a más de 110 Kms de Sedán, irrumpiendo fácilmente en el sector de 40 Kms de frente ocupado defensivamente por la 2ª división blindada francesa. El 18, la 2ª división Panzer alcanzaba San Quintín, en el Somme, y el 19, la 1ª división tomaba al sur de ese río, junto a Péronne, a 160 Kms de Sedán, otra cabeza de puente. Guderian confiaba, en su asunción de riesgos calculados, en la doctrina francesa ya citada, de no emprender operaciones sin precisar la posición enemiga. La velocidad de su ofensiva excluía simplemente la posibilidad de un contraataque importante. Y hacía, a los ojos de los franceses, percibir unidades Panzer por todas partes. Cerca de París, a unos 120 Kms al sur, se habían concentrado 8 divisiones francesas, que no intentaron ningún ataque, incluso contra el flanco sur de su sector de avance, a duras penas ocupado con retraso y protegido por las infanterías mecanizada, motorizada, hipomóvil y pedestre del 12º y del 16º Ejércitos, que iban cerrando filas como podían.

El día 19, parte de la 4ª división blindada francesa, a las órdenes del general Charles de Gaulle, contraatacó desde el sur a los blindados alemanes y fue severamente rechazada junto a Laon.

Los franceses habían dilapidado 4 divisiones blindadas en contraataques tácticos locales, dispersos e inconexos, que nunca amenazaron operativamente el avance del «Cuerpo blindado» de Kleist, o en posiciones defensivas aisladas. Malgastando su capacidad de contraataque potente, rápido y sorpresivo desde su profundidad operativa. En el frente belga, los tanques de Hoppner habían vapuleado a las 3 divisiones mecanizadas francesas en Gembloux. Posteriormente, el 19 de mayo, éstas recibieron la orden de contraatacar sobre Cambrai y San Quintín. Ataque que no pudieron realizar porque muchos de sus restantes tanques fueron dispersados para apoyar a la infantería. Como dijimos al principio, los británicos también dispersaban sus unidades blindadas en apoyo de su infantería y su 1ª división blindada sólo embarcó para Francia después del 10 de mayo.

El 20, la 1ª división Panzer capturó Amiens y ocupó una cabeza de puente de más de 6 Km. sobre el Somme. Esa tarde la 2ª división Panzer alcanzaba Abbeville y un batallón de infantería atravesaba Noyelles y alcanzaba la costa atlántica. Al cabo de sólo 10 días de ofensiva los Cuerpos móviles alemanes, explotando la retaguardia operativa enemiga, habían cortado en dos al Ejército francés. Dejando aislado de aprovisionamientos y de reequipamiento de unidades al más poderoso despliegue francés en Flandes.

El contraataque británico en Arrás.

Allí los Aliados habían retrocedido hasta una nueva línea defensiva siguiendo el río Scheldt, con su flanco sur sobre Arrás, a sólo 40 Kms. de Peronne, en el Somme, abandonando Bruselas. A través de este estrecho corredor pasaban los abastecimientos para los alemanes, cuyos tanques se encontraban ahora en su mayoría al oeste de esa línea imaginaria. Si los Aliados pudieran cortarla, estrangulando el corredor, y dada la paranoia latente en el Alto Mando alemán, aún podrían causar un serio revés a los planes alemanes. El jefe de la FEB, Lord Gort, ordenó ese contraataque desde Arrás el 21. Por las prisas (estaban aislados ya), éste se redujo a un asalto con 58 pequeños tanques Modelo I y 16 Matildas (los únicos verdaderamente útiles por su blindaje casi impenetrable y su cañón de 40 mm.), apoyados para la lucha a las distancias cercanas por 2 batallones de su 50ª división de infantería, con muy poco apoyo artillero y sin apoyo aéreo.

Recordamos que el Cuerpo blindado del general Hoth (5ª y 7ª divisiones Panzer), integrado en el 4º Ejército alemán, tenía como objetivo operativo proteger el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt. La 7ª división de Rommel había llegado al sur de Arrás y el 21 giraba al noroeste en torno a ella, mientras la 5ª división Panzer presionaba desde el este de la ciudad. El 25º regimiento Panzer de Rommel (con menos de la mitad de sus tanques, por las averías y las pérdidas) iba en la primera agrupación de marcha, cuando, hacia las 15:00 horas, una columna de infantería y de artillería, donde marchaba Rommel, fue atacada a unos 8 Km. al sur de Arrás por los tanques británicos. Éstos pusieron a la mayoría de las piezas alemanas fuera de combate e invadieron sus posiciones. Y sólo fueron detenidos por la artillería pesada y por los antiaéreos de 88 mm., que Rommel desplegó precipitadamente como antitanques. Gracias a este fuego directo pesado, la fuerza británica fue rechazada con la pérdida de 36 tanques. Mientras, el 25º regimiento Panzer, llamado por radio urgentemente, giró al sureste y contraatacó de flanco y de revés a los tanques, artillería e infantería británicos, rompiendo su despliegue. Los alemanes perdieron más de 15 tanques (9 de los modelos III y IV) y los británicos, 6 piezas antitanque y 7 Matildas. Los británicos retrocedieron y no volvieron a intentar atacar. Pero su mediocre contraataque aturdió al general von Rundstedt, que volvió a temer que sus tanques fueran aislados y batidos por partes. Y sus miedos alimentaron los de Hitler. Por su parte, Rommel, también afectado, en su informe de combate habló del ataque de «cientos de tanques enemigos», para explicar la insignificante detención sufrida

La mediocre eliminación del embolsamiento Aliado en Flandes.

El día 21 Guderian giró al norte desde Abbeville y la costa, buscando los puertos del Canal y la retaguardia operativa, constreñida y funcionalmente debilitada, de la BEF, los franceses y los belgas, que seguían presentando batalla, en dirección este, al grupo de Ejércitos B del coronel general von Bock. El Cuerpo Panzer de Reinhardt le siguió. El 22 Guderian aisló Bolougne y el 23, Calais. A continuación alcanzó Gravelinas, a 15 Km. de Dunkerke, el último puerto belga desde donde los Aliados podían evacuar a sus tropas del continente. También Reinhardt llegó al canal del Aa, que iba desde La Basee hasta Gravelinas, en St. Omer, a unos 30 Km. de Dunkerke. En esos momentos, los Cuerpos blindados 19º y 41º con 5 divisiones Panzer debilitadas, pero activas, conservando el orden de batalla y con la moral muy alta, se encontraban mucho más cerca de Dunkerke que la mayor parte de las fuerzas aliadas en Flandes. Éstas continuaban presentando un frente de rechazo improvisado, ante la presión desde el este del grupo de Ejército B de von Bock.

A pesar de esto, cuando Hitler visitó el cuartel general de von Rundstedt en la mañana del 24, éste le trasladó una impresión algo sombría. Extendiéndose demasiado en las pérdidas de tanques y temeroso de que sus fuerzas, extendidas por todo el norte de Francia, desde Sedán, pudieran ser atacadas simultáneamente desde el norte y el sur por los franceses. Esto reforzó los miedos de Hitler, nervioso desde el día 15, de que los tanques pudiesen empantanarse en las marismas de Flandes. Realmente los planes de Manstein habían funcionado, los alemanes estaban ya libres de peligro y los tanques podían evitar en su avance las zonas pantanosas, porque no eran continuas. El miedo de Hitler surgía de que aquello era demasiado bueno y había sido relativamente fácil conseguirlo.

Cuando Hitler regresó a su propio cuartel, habló con Goering y éste le aseguró que la Luftwaffe podría fácilmente evitar una evacuación aliada por Dunkerke. Entonces el Fuehrer habló con el jefe del Ejército, von Brauchitsch, y ordenó un alto de los blindados en la línea del canal del Aa. Cuando Rundstedt protestó, se le confirmó la detención y se le dio permiso sólo para reconocimientos y acciones de seguridad, más allá de la línea. Allí los tanques alemanes esperaron durante 3 días, mientras los restos de la BEF y de los Ejércitos franceses 1º y 7º corrían hacia Dunkerke para evacuar. En torno a la ciudad crearon una posición fortificada bien defendida. Protegiendo la salida por mar, entre el 26 de mayo y el 4 de junio, de 338 mil hombres sin armas pesadas, incluyendo 120 mil franceses. Sólo quedaron atrás unos pocos miles de franceses, que defendieron la retaguardia de marcha hasta el final.

Goering tardó más de lo debido en montar la ofensiva aérea. Hasta la tarde del 29 no comenzaron los ataques importantes y hasta el 2 de junio no se suspendió la evacuación a la luz del día. La RAF estaba superada en número de cazas y los suyos no podían permanecer mucho tiempo sobre el puerto, por lo que su protección fue deficiente. Pero también las explosiones de las bombas alemanas eran absorbidas en gran parte por la arena. Y el mayor daño de los bombarderos alemanes los recibieron la flota de evacuación (unas 860 naves de todas clases), que perdió 8 buques de transporte y más de 200 naves menores, y la de protección, que perdió 6 destructores británicos.

Se ha dicho, en base a un comentario suyo durante su visita a von Rundstedt, que Hitler deliberadamente no destruyó la BEF para facilitar la paz. Porque sólo deseaba el reconocimiento británico de la preponderancia alemana en el continente. Si fue así, Hitler falló miserablemente. Y además, no conocía la Historia. El eje de estratégico y político de las Guerras Napoleónicas es la lucha por la supremacía o la supervivencia, según los momentos, entre Gran Bretaña y Francia, a principios del siglo XIX. Gran Bretaña no toleraba un poder preponderante o dominador en Europa. Y participó o inspiró todas las coaliciones antifrancesas del período histórico citado.

Cuando el 26 el Canciller levantó su orden, los tanques alemanes se encontraron con un frente fortificado antitanque, apoyado por artillería, que los detuvo. Pronto el «grupo Panzer» de von Kleist recibió la orden de dirigirse al sur y cruzar el Somme, para atacar al resto de las fuerzas francesas en su país. La infantería de von Bock recibió la orden ocupar Dunkerke, después de la marcha de los Aliados.

El final de la campaña más famosa de la Blitzkrieg.

El desenlace en Francia fue rápido (el 5 de junio comenzaron los avances y el 14 entraban en París los alemanes) y consecuencia de esta campaña. En 3 semanas los alemanes habían hecho más de un millón de prisioneros, eliminando a los Ejércitos holandés y belga, a un tercio del Ejército francés (30 divisiones), incluyendo a la mayor parte de sus unidades móviles, y a parte de la BEF, capturando todo su equipo pesado, y con un coste de 60 mil hombres.

La Línea Maginot colapsó rápida y fácilmente, atacada por su retaguardia. Y, aunque no todas las rupturas del frente del norte de Francia fueron fáciles, los tanques alemanes sí que realizaron la explotación casi sin interferencias por la extensa campiña francesa.

En menos de mes y medio todo había acabado en el Frente del Oeste. Lo cual destacaba profundamente con los 4 años de guerra semi estática y muy sangrienta y costosa en la I Guerra Mundial. La movilidad operativa de una capacidad de combate suficiente, producía unos beneficios sorpresivos y poco estimables a priori.

 

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