Los Talibanes en Qala-i-Naw.

El miércoles 25 de agosto, a partir de un extenso comunicado facilitado por Defensa, los periódicos españoles publicaban un artículo de redacción, donde informaban de los éxitos militares españoles en la provincia de Bagdhis. Gracias a los mayores despliegues de la primavera, a las patrullas “demostrativas” de columnas de vehículos y a pie, al establecimiento de 2 posiciones fijas en la ruta Lithium, a cargo de una compañía y de una sección de la Legión, un grupo abrumado de unos 25 talibanes con su jefe entregaron las armas en el aeropuerto de la capital (situado entre ésta y nuestra nueva gran base “Urrutia” en las colinas) el viernes 20.

Una Acción Inesperada del Enemigo Talibán.

La ceremonia de recepción de los rebeldes en Qala-i-Naw, el domingo 22, presidida por el gobernador provincial Dilbar Jan Arman y jefes militares de nuestra brigada paracaidista, confirmaba los progresos logrados en la estrategia de “afganización” del conflicto.

En los mismos momentos en que los españoles recibían y leían la noticia, poco más de las 9 a.m. en Afganistán, un talibán chófer de la policía afgana, que había logrado la confianza de sus mandos y, por tanto, de nuestra seguridad, penetró en la antigua base Urrutia. En ella, la Guardia Civil realizaba la formación de más de 50 policías afghanos, enseñándoles desde como cachear a un sospechoso a atender una denuncia. Ghudan Sakhi, con el seguro de su Kalashnikov en posición de fuego semiautomático, entró en una sala aula donde estaban 3 españoles, un capitán y un alférez de la Guardia Civil y un traductor de farsi, y los tiroteó a mansalva hasta la muerte. En vano trató de huir, ya que fue abatido rápidamente junto a la entrada.

El tiroteo fue la señal para que muchos bagdhisis, “amigos” de España, se reunieran a la entrada de la escuela de adiestramiento. Iban equipados con largos garrotes, provistos de sus cuchillos personales, y portaban adoquines, apilados previamente allí, y granadas y cócteles incendiarios. Al grito de “Allah u Akbar”, varios cientos de nuestros favorecidos nativos comenzaron a hostigar la entrada de la escuela y su perímetro inmediato, reclamando el cadáver del traidor asesino taliban. Los alborotos incluso impidieron el aterrizaje de los helicópteros enviados desde Urrutia para evacuar a las víctimas. La enfurecida turba tuvo que ser dispersada por las armas de la policía afgana, apoyada por la G. C., produciéndole un par de decenas de heridos.

Características Socio Culturales de los Afganos.

Los afganos se mueven por una mezcla de intereses personales, una religiosidad formal, pero “adaptada” a sus costumbres (les viene muy bien esgrimirla para mantener sometidas a las mujeres, un imperativo social anterior al Islam) y una cultura social amplia, antigua, estructurada y arraigada. El Pashtunwalli es el “código” que establece los deberes del pashtún con su familia y su clan y los de éstos con los individuos. Se trata de defender los derechos de todos, extender la protección y la supervivencia por todo el colectivo y sus propiedades y preservarlos de injerencias foráneas no buscadas o deseadas. Similarmente, con variaciones, existen los Waziriwalli, Afridiwalli, etc.

La debilidad operativa principal de las tribus del sur y del este de Afganistán, también llamadas los pueblos de la Frontera, es su falta de unidad. Cuando no ocurren las “naturales” incursiones de rapiña, surgen los estados intermitentes de guerra irregular entre ellas, generalmente encadenando y prolongando la venganza de algún “agravio”. Y aderezado todo por los cambios fáciles e inexplicables, a veces, de alianzas entre los clanes o, incluso, las tribus. Esta belicosidad arraigada y explosiva, imprime carácter a los pashtunes, waziris, baluchis, cafres, afridis y otras tribus menores de la Frontera. Y ello a pesar de que el Islam prohibe seriamente la guerra entre musulmanes… Ya tienen bastante con matar a los infieles en la Yihad.

Las áreas que se incluyen en las fronteras de Afganistán y Pakistán, donde viven algunas de las razas más fieras, esquivas y luchadoras del mundo, son de norte a sur, el Pequeño Pamir, Chitral, Kohistán, Bajaur, Khyber, Nangarhar, Tirah, los dos Waziristanes, Paktika, Kandahar y Baluchistán. Esta extensa zona a ambos lados de la Línea Durand, fue conocida como The Grim o “la macabra” por generaciones de soldados británicos. Por extensión, impregnación e imitación, muchas de las peores cualidades de la Frontera, fueron permeándose lentamente, trasladándose hacia el oeste, a las otras etnias afganas. Los uzbecos (10% de la población) y los tayikos (25%), viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes de Tayikistán y Uzbekistán. Y en el centro viven los hazaras (un 20%).

No se puede obtener la lealtad de los pueblos afganos, si no se convive realmente con ellos. Y esto es imposible de lograr en los 5 meses de turnos de servicio. La mayoría de los oficiales británicos de la etapa colonial, destacados en la Frontera, conocían algo de pashtun, antes de incorporarse al servicio. Y, durante los primeros meses en su destino, intentaban obtener el Higher Standard o grado superior en pashtun. El título los calificaba favorablemente para traslados y ascensos y les suponía un importante plus de sueldo. No se puede exigir lealtad a los afganos, si no somos capaces de preservar consistentemente su integridad física y sus bienes de las represalias y de los ataques de los talibanes. Con los planes de evacuación militar a plazo fijo que anuncian los estadounidenses, estamos dando una esperanza definida a la resistencia armada enemiga, en un país de gente belicosa, levantisca, rapiñadora, dura y muy suya. En 1947, a raíz de la independencia de la India y Pakistán, las tribus de la Frontera se extrañaron mucho de que las tropas británicas se retiraran de sus posesiones al oeste del Indo, sin haber sido derrotadas… Los éxitos en la reconstrucción y el desarrollo del país, en la educación del pueblo y en la lucha contra la endémica y arraigada corrupción, tienen que estar basados en éxitos militares suficientes, progresivos y continuos contra la insurrección armada.

Existe una leyenda, que si no es cierta está bien traída, que cuenta que el 14 de agosto de 1947 se celebró un acto en Waziristán del Sur, con motivo del intercambio de soberanía, al que asistieron un comisionado general británico y el nuevo gobernador pakistaní. Uno de los notables que acompañaban a éste, un malik de los Mahsuds transfronterizos, se dirigió a su “agente político” inglés (algo así como el jefe de factoría en las reservas indias del Far West) y le preguntó: “Por cierto, Sir, ¿sabe Ud. lo que quiere decir Sahib?” Éste era el término con el que los indígenas se dirigían respetuosamente a los dominadores británicos. El agente político, un poco descolocado, lo intentó: “¿Será algo así como jefe o señor?” “No, le contestó el malik, quiere decir hijo de puta”.

Más Parámetros de la Guerra Contrainsurgencia.

Una cualidad necesaria de los mandos en todas las guerras es la de poseer la fiereza y la garra inherente al choque armado, satisfaciendo la necesidad de rematar la faena hasta su mismísimo fin. Es decir, actuar sin tibiezas, dudas o condicionamientos espurios y con celo del triunfo. Clausewitz ya notó que la mayoría de las bajas del derrotado, se producían en las últimas fases de la batalla. Cuando la resolución y la decisión de aquél languidecían, y esto se extendía en ondas de conmoción por todo su despliegue. Guderian solía decir a sus tanquistas, “no le pinche, apuñálelo y hágalo puré”. No podemos atar corto o estorbar con órdenes y prevenciones políticas a un mando, en lo que se refiere a sus capacidades operativas, y pretender que se bata y supere a un enemigo aguerrido, ladino, escurridizo y móvil. Ho Yen Hsi, un comentarista de Sun Tzu, decía que esto era como sujetar al lebrel negro de los Han y pretender que atrape a liebres inalcanzables. ¿Cuál es la diferencia?

La iniciativa, manifestada en la guerra irregular en multitud de pequeñas grandes acciones, está siempre habitual y consistentemente del lado ganador final. No se puede permitir que el enemigo la tome, la use y la retenga. La iniciativa va unida a la imaginación creativa, enmarcadas e iluminadas por los conocimientos profesionales y la experiencia. Juntas, reforzando a un carácter emprendedor, pueden aquí ser decisivas y eficaces militarmente.

Ninguna de las leyes de la guerra definidas en las convenciones de Ginebra y de La Haya favorecen a los talibanes. La condición de beligerantes de derecho la otorga el cumplimiento de las mismas. Para ello las partidas deberían ir uniformadas, exhibiendo las armas, mandadas por un jefe y actuando en nombre de un estado que retuviese la soberanía de, al menos, una parte de su territorio. Estas exigencias sólo las cumplían los partisanos soviéticos durante la II guerra mundial. En los otros casos, se aplican las legislaciones nacionales. Que suelen ser especialmente duras en los casos de sedición armada, calificando de asesinos, terroristas o bandidos sin entrañas, a los insurrectos. Si bien es cierto que hasta los alemanes en el Frente del Este, una guerra étnica radical, suavizaron el tratamiento dado a los partisanos, para no exacerbar las posturas y recrecer los desmanes y las pérdidas.

La Guerra de Afganistán, Hoy II

(continuación)

La lucha de los alemanes contra los partisanos soviéticos durante la Gran Guerra Patria.

Veamos un ejemplo histórico de la actuación de fuerzas contrainsurgentes, en condiciones desfavorables para ellas. Las fuerzas antipartisanas alemanas en la URSS intentaron siempre no ser forzadas por los guerrilleros a la pasividad de la guarnición o la escolta. En su manual de “Guerra contra las Bandas” establecían que “la iniciativa debe ser siempre nuestra. Incluso si el comandante solamente tiene una pequeña fuerza a su disposición, no debe mostrar fallos en su resolución. Si es posible, cada acción de las bandas debe ser contestada”.

Los alemanes no sólo estaban obstaculizados en sus operaciones contra guerrilleras por una habitual inferioridad de hombres. Sino, también, por la heterogénea calidad de las que disponían. Sus tropas antipartisanas consistían en una siempre variable combinación de fuerzas de diversos orígenes y calidades: tropas de fronteras y tropas de seguridad y policía alemanas; tropas de seguridad de sus aliados en el frente del Este, especialmente italianos y rumanos; y una mezcla variopinta de fuerzas “rusas” aliadas de seguridad y de autodefensa, a veces, inseguras. El núcleo duro de las unidades eran los alemanes. En los puestos no se solían poner tropas homogéneas. En ellos las calidades se entreveraban, para que la presencia del fuerte animase al más flojo o novato, y le alejase los pensamientos de debilidad o deserción.

Ante la imposibilidad de guarnecer su retaguardia en todo el territorio conquistado a la URSS, al oeste de una línea imaginaria trazada entre Leningrado y Stalingrado, los alemanes tenían que seleccionar muy bien los puntos de guarnición. Éstos pocas veces contaban con más de una sección de fuerzas contraguerrilleras. Además, se consideraba que con 4 o 5 hombres, el puesto podía ser defendido por un tiempo. Mientras, los otros, en 1 o 2 patrullas, salían a perseguir a los partisanos en las aldeas cercanas, a vigilar la vital línea de comunicaciones o a apoyar a otros puestos. Cuando se creaban nuevas unidades o si había un “sobrante” temporal de fuerzas antipartisanas, se formaban patrullas de exploración y combate, algo así como unas fuerzas de reconocimiento en fuerza, para localizar y hostigar a los guerrilleros. Cuando era necesario realizar una acción ofensiva mayor, ante una amenaza guerrillera o la localización de una concentración importante, incluso se traían temporalmente tropas de primera línea (de la zona operativa) para el ataque y destrucción de aquélla, generalmente buscando su cerco y aniquilamiento.

Es cierto que los resultados alemanes fueron limitados. Y también es cierto que el principal objetivo operativo de sus fuerzas antipartisanas se cumplió. Se mantuvieron razonablemente abiertas las líneas de abastecimientos desde Alemania, Polonia y Rumania hasta las retaguardias de las fuerzas alemanas y de sus aliados en el Este. Y el flujo de hombres, armamentos, equipos, repuestos y mercancías que recibieron fue constante, para permitir el gigantesco esfuerzo de guerra contra los casi inagotables recursos de la URSS. Millones de prisioneros soviéticos fueron enviados al Reich y hacia allí retornaron incontables unidades y hombres de la Wehrmatch, en sus continuas rotaciones.

La operatividad de la guerra contra insurgencia en Afganistán.

La red de patrullas y de pequeños puestos militares, operando en las zonas a disputarles a los talibanes, tiene como fin operativo negar la iniciativa y la movilidad a las guerrillas, cortar sus comunicaciones con sus bases, con su red de colaboradores y entre ellas, y levantarlas, como a la caza, de sus “bases” protectoras de carácter civil y de sus reductos aislados. El conocimiento de los insurrectos de su zona y de su vecindario es en esta guerra uno de sus mayores activos. Pero, la red nacional afgana puede cubrir operativamente una amplia extensión y es capaz así de captar la información sensible.

La clave operativa es el patrullaje enérgico, continuo, impredecible, ávido del combate con los insurgentes o de conseguir información. Que constituya un “enjambre” más profesional, más activo, más letal que los insurgentes. Integrado por unidades raramente mayores de una sección. Cuyas armas sean el sigilo, la discreción, la movilidad, con la noche como colaboradora y refugio. Las comunicaciones rebeldes pueden ser dislocadas por la interposición del “enjambre” militar. Los refugios y depósitos de los rebeldes terminarían localizados. La convicción de impunidad de los insurrectos desaparecería. Técnica, táctica y operativamente, los militares extranjeros y, luego, nacionales deben ser por oficio y capacidades, más profesionales, más activos, mejor equipados, más letales, más eficaces, que las fuerzas irregulares a las que buscan y combaten. El problema de una rebelión interior armada sería conducido a un problema policial de maleantes comunes.

Una especialización de las patrullas, con técnicas diferentes, son las seudo bandas rebeldes. Éstas estarían destinadas a actuar en las zonas pastunes proclives a la insurgencia, de donde varios de sus integrantes procedan. Su acción es favorecida por el carácter descentralizado de los grupos rebeldes. Sus misiones serían conseguir información, probar la lealtad de los civiles e incluso aniquilar pequeños grupos enemigos y suicidas.

La paciencia debe ser una característica de todos los ejércitos implicados en esta guerra. También hay que alcanzar un mínimo de oficio y veteranía para ser eficaz. En las zonas más favorables a las bandas es muy fácil que, al principio, las operaciones de cerco se cierren en vacío. Hay que ir ganando y seleccionando a su población, como hemos dicho antes, para que el oficio y la lealtad combinados produzcan sus réditos militares y sociales. Los sucesivos triunfos del ejército afgano le irán ganando el favor del pueblo, porque todos quieren ser emotivamente del bando ganador. Y porque los intereses de los afganos son lábiles, dispares y aún contradictorios, basados en la lealtad a la familia, al clan, a la tribu y al Islam, por ese orden.

Por último, políticamente es necesario buscar el acercamiento a los líderes moderados pashtunes. Hay que evitar las acciones y actitudes disolventes como los bombardeos contra “guerrilleros entreverados con los civiles”. Con el principio de fondo de que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia occidental. Cuyo modelo queremos insertar sin más, en esta sociedad milenaria, resistente, tozuda, independiente, orgullosa y aguerrida.

Las Amenazas Norcoreanas a la Paz II.

(continuación)

Un “pronóstico científico” para el alcance del aventurerismo militar de los norcoreanos.

Entendemos que el arma nuclear no es más que una apuesta norcoreana por cubrir todas las “fisuras” ante una hipotética amenaza imperialista contra su régimen.

Varias son las razones que les desaconsejen su uso preventivo o inicial. En la práctica está primero la cercanía de China, su principal apoyo y mentor, que abraza toda la frontera norte del país. Y recordemos que, a pesar de la proliferación de las armas atómicas y termonucleares durante los 40 años de la guerra fría, ningún país de los llamados socialistas o democracias populares las usó. Una razón sicológica de fondo puede ser que los marxistas leninistas buscan el paraíso en esta tierra. Que sólo les traerá una sociedad sin clases y sin estado opresor, al final de los tiempos, al cabo de muchas, muchas, muchas generaciones del “hombre nuevo”. Largo me lo fiáis, Sancho. Y si pierden esa oportunidad por una guerra devastadora, pues quedan listos.

A ninguna religión normal o delirante, incluso primitiva, se le ha ocurrido nunca ofrecer el paraíso aquí. Hay dos casos en los que el arma nuclear puede ser empleada sin obstáculos ideológicos. Los yihadistas islamistas ofrecen el paraíso a los mártires de la Yihad. Con lo cual les dan a sus creyentes la seguridad en el futuro y les resuelven sus problemas en este “valle de lágrimas”. Los israelitas se consideran el pueblo elegido por Yavé. Y esto no se les ha cambiado abierta y directamente. Para ellos, el cristianismo es una desviación blasfema. Tienen la seguridad de las promesas de Yavé a Abraham, a Jacob y a Moisés. En esa exclusividad de los favores de Dios, se basa su nulo interés proselitista. Así, no les importa enfrentarse a un holocausto nuclear, si la existencia de su nación, siempre amenazada por sus inquietos y no democráticos vecinos, se ve irreversiblemente amenazada. Por ejemplo, perdiendo una guerra convencional contra ellos.

Las fuerzas armadas norcoreanas basarían sus acciones ofensivas de apertura en golpes militares flexibles, escalonados y limitados. Los probables objetivos, simultáneos o no, estarían en Corea del Sur y el Japón. El golpe contra éste sería mediante un número variable de cohetes de medio alcance, dirigidos contra instalaciones militares, complejos industriales y energéticos, nudos de comunicaciones y aeropuertos, en una primera salva de fuegos. Si envían comandos para esos ataques, serían de un solo uso. Y tienen que dejar abierta en el alma humana la posibilidad de escape y vuelta.

La acción contra la primera, mucho más variada, estaría basada en un doble ataque con cohetería balística e incursiones terrestres. Éstas irían a cargo de comandos tipo pelotón reforzado, que realizarían ataques con objetivo limitado principalmente hasta los 75 o 100 Km. en el interior de Corea del Sur. Sus objetivos serían aeropuertos civiles y militares, edificios gubernamentales, instalaciones de policía, nudos de comunicaciones terrestres, instalaciones energéticas, depósitos logísticos y centros de comunicaciones inalámbricas. Y no necesitan para insertarse de esas lanchas a chorro, con las que se realizan las exhibiciones vanidosas. A una velocidad de 4 o 5 Km. por hora de avance por un río, puede una patrulla silenciosa recorrer varios cientos de Km. en 4 días. Cumplidas sus misiones, los comandos infiltrados se dispersarán en unidades elementales de escuadra e intentarán regresar. Salvo algunas unidades que puedan insertarse para atacar la retaguardia operativa de las fuerzas surcoreanas y aliadas en el futuro inmediato.

Tras esta ofensiva estratégica y para no exponer a sus fuerzas al fuego pesado masivo enemigo en acciones convencionales, los norcoreanos pasarían a la defensa estratégica, operativamente escalonada en profundidad, de su territorio. Ellos tienen la experiencia de la Gran Picadora de Carne de la guerra de Corea a primeros de los 50. Los intentos militares de invasión y de ocupación de Corea del Sur no pueden ser percibidos como factibles, permanentes y ventajosos por las autoridades norcoreanas.

Los deseos universales de paz; la cercanía de China; los esfuerzos diplomáticos de numerosos países, desde Vietnam a Venezuela, pasando por Irán, Sudán, Rusia y Bolivia; las fuertes perturbaciones de los mercados y del comercio mundiales, como factor añadido a la perezosa y vacilante recuperación de las grandes economías occidentales, limitarían mucho el tiempo disponible y el alcance de las represalias de los aliados.

La iniciativa, a su nivel y perspectiva, seguiría en manos del Líder Máximo de la Revolución de los Obreros y Campesinos Unidos.

La contraofensiva aliada contra Corea del Norte.

Una respuesta de un ejército moderno mecanizado contra la defensa organizada en terrenos de difícil transitabilidad es el empleo de fuerzas interarmas, reforzadas en infantería ligera e ingenieros. Las unidades tácticas principales podrían ser brigadas mecanizadas con 2 batallones de infantería mecanizada y uno de tanques, con los apoyos habituales, a las que se incorporarían unidades de infantería ligera, más ingenieros y más artillería de apoyo. Otro hito lo marcaría el empleo por aquéllas de tácticas y técnicas renovadas y adaptadas, en una lucha favorable a la defensa. En la era del tratamiento de la información y de los sensores electrónicos, la inteligencia sobre el despliegue y los medios del enemigo en las zonas de defensa, puede ser elaborada con suficiente fiabilidad y precisión. Y no debería tener fallos de continuidad ni de distribución oportuna a los mandos y unidades interesadas.

Cada sector de avance, que podría ser uno de esos valles típicos no principales, estaría a cargo de una fuerza de tareas destacada por su brigada. Constaría cada una de un batallón de infantería mecanizada, muy reforzado en artillería, ingenieros e infantería ligera, en subordinación táctica. La brigada le facilitaría una plana mayor adecuada y determinaría sus fuegos aéreos de apoyo. Una vez iniciado un movimiento de avance en uno de estos gigantescos callejones, los despliegues laterales y las vueltas en redondo de las fracciones son imposibles, para un grupo de tareas mecanizado con más de 250 vehículos a orugas y a ruedas.

El sistema interarmas está capacitado también para pasar temporalmente a la defensiva si, en el inesperado fluir de los acontecimientos, sus unidades se ven rodeadas o aisladas por los norcoreanos. Y pueden detener por un tiempo los ataques que sigan la mayoría de las vías de aproximación de esos valles. Para ello deben contar con apoyo de fuego e ingenieros que desplieguen obstáculos en aquéllas y que puedan cubrir con su fuego.

En su momento, el batallón destacaría pequeñas “unidades de penetración” de infantería ligera e ingenieros. Éstas intentarían utilizar las estrechas vías de acceso laterales a las posiciones enemigas, cruzando las alturas circundantes, para atacarlas de flanco o de revés. Sus ataques deben estar combinados con el ataque del batallón. Su presencia ofensiva e inesperada producirá el mejor efecto sobre el enemigo. Pero, no deben seguir una pauta fija en el tiempo, que permita al enemigo relacionarlos con los progresos del ataque principal. La inteligencia debe facilitar información de los senderos más prometedores para el empleo de las “unidades de penetración”. Éstas deben utilizar continuamente en su avance la exploración y desplegar la seguridad, al menos a retaguardia, según las técnicas de la infantería ligera.

La defensa enemiga se basará en una red de núcleos de defensa, que se apoyan mutuamente por el fuego. Una red en la que los nodos son esos núcleos y cuyos hilos serían sus sectores de fuego entre ellos. Así, la mejor forma de desmontar su despliegue es atacando sucesivamente uno por uno cada núcleo defensivo. Mientras lo aislamos del apoyo de su “red”, con los humos contra las vistas y el fuego de neutralización sobre las posiciones de la defensa que estorben nuestras acciones. En general, se usarían los fuegos directos de los tanques y de los vehículos de combate de infantería (cohetes filodirigidos antitanques) para destruir las posiciones de combate y los puntos de fuego protegidos cercanos. Y la artillería y la aviación disponible neutralizarán los puntos de fuego más alejados y los blancos de superficie y extenderán los humos de ocultación. Una vez desgarrada la red, empezará a vacilar, a no sustentarse y a no cumplir sus funciones bien. Y el batallón reforzado continuará la lucha por otros núcleos de defensa en el interior de su posición. Atacando los núcleos adyacentes progresivamente de flanco o de revés, desde sus nuevas posiciones ya consolidadas.

Una vez que se consiga destruir, dislocar o desplazar el despliegue defensivo en toda su profundidad, las unidades mecanizadas de las brigadas tienen la capacidad de movimiento operativo para penetrar en el interior de la retaguardia operativa. Y aquí, bien invertir el frente de las unidades combativas enemigas o sembrar el caos y la destrucción en sus posiciones de artillería, depósitos logísticos, centros de transporte, unidades en reorganización o retirada, centros de mando, etc. y bloqueando sus vías de comunicación o retirada.

EL ATAQUE NORCOREANO A YEONPYEONG.

O La Paranoia de un Régimen Comunista, Dinástico y Cerrado en sí mismo

Los Hechos.

El martes 24 de noviembre a las 14:34 horas, los norcoreanos comenzaron a batir con fuego pesado la base militar de la isla surcoreana de Yeonpyeong, de unos 7 Km2. Pyongyang acusaba al Ejército surcoreano de iniciar el intercambio de disparos durante las maniobras militares que realiza al oeste de Inchón. Corea del Sur admitió que su Ejército realizaba fuego pesado real desde dicha isla. Pero aseguró que disparaban hacia el oeste, en lo profundo del mar Amarillo y no hacia el norte, la zona de la cercana frontera marítima entre ambas Coreas. Los surcoreanos respondieron al ataque y el intercambio de disparos se prolongó más de 2 horas. El centenar largo de proyectiles norcoreanos recibidos, produjeron la muerte de 2 marines y 2 civiles surcoreanos y heridas a otros 16 marines y a 4 civiles.

Presionado por la opinión pública y los congresistas, que reclamaban una mayor contundencia y rapidez de la respuesta militar a los norcoreanos, el jueves 26 dimitió el ministro de Defensa Kim Tae-young. Este pobre ya ofreció su dimisión en mayo, tras las críticas de debilidad por el hundimiento en marzo de 2010 del buque Cheonan, del que también se culpó a Pyongyang. Los estadounidenses participan en esas maniobras a partir del 28. Y han trasladado desde Yokosuka, junto a Tokio, al mar Amarillo, al “grupo de combate” del portaaviones de propulsión nuclear George Washington, de 99 mil Tm. de desplazamiento, con 6000 tripulantes y 90 aeronaves diversas, escoltado por 2 cruceros ligeros (más de 9500 Tm.) y 2 destructores pesados (unas 9000 Tm. de desplazamiento), todos “lanzacohetes” tipos SS, SA y antisubmarinos. A sugerencia de China, el año pasado, estas habituales maniobras se realizaron en el mar del Japón y no en el mar Amarillo, para no soliviantar a Pyongyang. China advierte ahora nuevamente que «no se deben realizar maniobras sin su permiso, en su zona de influencia económica». Pero, ¿iba China a arriesgar su prosperidad económica sin precedentes, actuando como la «fábrica» del mundo, por culpa de una «apariencia» percibida por los norcoreanos? ¿No le sería mejor y más fácil «controlar» al aventado Kim?

Las Interpretaciones.

El incidente carece de profundidad estratégica y surge del pensamiento político norcoreano de ganar y mantener la iniciativa. Y de presentar una estructura homogénea, centralizada y monolítica, sin fisuras (sin “flancos expuestos”), ante el enemigo “percibido”. Por ello, la orden de abrir fuego tuvo que partir del Consejo de Defensa y del Supremísimo. Y ello enlaza con el origen sicológico del incidente, que está en la naturaleza del régimen norcoreano. Éste dirige un sistema social cerrado en sí mismo, que percibe el exterior como una amenaza. Y sin tener la suficiente “empatía social” que le permita balancear las ideas deformadas y deformantes de la realidad, y desecharlas antes de que aniden. Así, los gobernantes norcoreanos perciben fácilmente una amenaza cierta, donde sólo hay una acción ajena normal, pero diferente a las suyas.

Estas ideas erróneas obsesivas son activas y se retroalimentan. Así se va desarrollando todo un sistema mental complicado de ideas delirantes primarias y derivadas, que atormentan, condicionan y guían a los afectados. Sus raíces anímicas, profundas e impulsoras están en los instintos universales del temor, las pérdidas y la supervivencia.

LA INFANTERÍA MECANIZADA EN AFGANISTÁN

A pesar de la asimetría cualitativa y cuantitativa entre los medios que disfrutan los ejércitos occidentales y los que padecen los talibanes, los clanes locales aprovechados levantiscos y los bandidos afganos a tiempo parcial, los soldados modernos se quejan de la falta de medios y de su calidad.

El medio militar afgano para el empleo de la infantería mecanizada.

Las sucesivas noticias que vamos recibiendo desde las zonas de operaciones de guerra en Afganistán, procedentes de periodistas insertados en las fuerzas combatientes, de los corresponsales destacados en Kabul y otras poblaciones y las que emiten los ejércitos en presencia, van destilando una serie de características que son comunes a las fuerzas de los distintos ejércitos.

Todos van cayendo en la tendencia iniciada por los estadounidenses de tener al enemigo menos cerca, más visto y observado y más batido por el fuego pesado aéreo y artillero. No se busca con éste, en orden creciente de efectos, perturbar, cegar o neutralizar, sino destruir. Que es el más costoso (bueno para el complejo industrial correspondiente) e improbable de sus efectos (al 100%), lo que exige un gasto incrementado deficiente de recursos. Y no existe siempre su conexión directa con las maniobras ofensivas de las fuerzas terrestres. Que muchas veces no acuden a batir al enemigo quebrado tras el golpe múltiple de fuegos. El fuego pesado se ha convertido en un sustituto económico (troca esfuerzo militar por dólares) e industrial de las maniobras y los ataques de las fuerzas terrestres.

La exploración operativa y de combate descansa en Afganistán en los medios aéreos no tripulados y, en segundo lugar, en los aparatos tripulados que sobrevuelan ampliamente las marchas de las columnas. Lo que es parecido a buscar una aguja en un pajar. Precisamente los talibanes no dejan una “huella de guerra” por ninguna parte. No tienen vehículos pesados, ni posiciones fija reforzadas permanentes, ni artillería pesada, ni se mueven en columnas reguladas por “policía” militar, horarios, distancias entre agrupaciones, etc. Los talibanes que se cobijan en una choza, se esconden de los sensores electrónicos infalibles, cubriendo inocentemente de fango su techo. Si los aviones vuelan de día, ellos se mueven entre posiciones o concentraciones, en pequeños grupos dispersos durante la noche, aprovechando para sembrar explosivos de carga hueca, recubiertos de plástico. Que al explotar, el chorro ígneo suficiente va a penetrar como un soplete en el siempre fino bajo vientre del vehículo mecanizado o motorizado enemigo. Y va a diseminar la granalla encendida, en una aspersión por su interior y sobre sus tripulantes y contenidos.

Los modernos soldados han intercambiado, trocado u olvidado los “principios o reglas del buen hacer” de la guerra, por la simultaneidad y la profundidad del fuego lejano, cubriendo toda la zona enemiga altamente probable. Con ello no hay economía de medios, ni esfuerzo principal, ni la necesaria casi segura discriminación entre combatientes y civiles potencialmente enemigos. Los despliegues terrestres son “secundarios” y, por lo tanto, sus movimientos, dispersiones y concentraciones.

Los ejércitos buscan ávidamente la seguridad o confianza en sus decisiones y empleos. Precisamente cuando el medio en el que están y actúan es variable, fugaz, sin límites definidos, confuso e inaprensible. La incertidumbre, el caos, los errores y los fallos, los medios escasos y los planes parcialmente cumplidos, el cansancio y el miedo son los demonios omnipresentes que caracterizan y afectan a ese magma neutro de la guerra. Y es neutro porque se deja impulsar y guiar en gran parte por los “designios y acciones” humanos superiores. Que son el “sentido correcto” de los mandos, la determinación, la voluntad, el coraje físico y moral, la motivación, el entrenamiento, el compromiso con las tareas y misiones y los mandos respetables y respetados.

Las características operativas de los modernos vehículos de combate de infantería.

El comportamiento campo a través de los tanques, exige para aquéllos una tracción integral a orugas o, al menos, un chasis construido a propósito con tracción a ruedas.

La amenaza NBQ en el ambiente de la guerra moderna, necesita la posibilidad de aislamiento de la tripulación del entorno, manteniendo una contrapresión y una ventilación depurada internas y un sellado adecuado de los cierres y tomas del vehículo.

El hecho de que casi todos los ejércitos desplieguen VCI, hace probable encontrárselos en un conflicto. Y demanda de éstos la habilidad de destruir a sus iguales, mediante los cohetes filodirigidos de carga hueca y/o con armas automáticas con munición cinética o química perforante. Esto, idealmente, se debería extender a la destrucción de tanques enemigos en condiciones apropiadas y favorables. Por ejemplo, empleando el vehículo como plataforma escondida y cubierta, preferiblemente en la pendiente posterior, de los cohetes antitanques citados.

Los vehículos deben dar protección suficiente a su tripulación y a sus mecanismos principales contra el fuego ligero y medio de la infantería y contra las esquirlas de los fuegos indirectos de la artillería. Aquí existe un “límite superior” poco superable para extender la protección a otros artefactos. Que lo hace costoso e inviable de superar, por los mayores pesos y la peor agilidad y velocidad que supone.

Deben los VCI tener capacidad para enfrentarse en combates con la infantería regular o irregular enemiga, con escasos medios y/o alistamiento para la lucha. Para, poder actuar, incluso en marcha, desde diversas troneras protegidas del vehículo y con ametralladoras pesadas y/o cañones ligeros automáticos. En estos combates, la altura de los vehículos, destacable sobre las posiciones ocultas y/o protegidas de la infantería enemiga, hace que sean vulnerables al no explorado fuego antitanque enemigo a distancias medias y próximas.

El uso de los VCI en la lucha contrainsurgencia en Afganistán.

En estos momentos, en Afganistán se están usando modernos sistemas de combate de infantería, no los mejores y más caros en todos los casos, en misiones de patrullaje rutinario y/o demostrativo, de enlace entre puestos y posiciones y de escolta o apoyo a las columnas de marcha del ejército afgano. Gran parte de las características citadas de estos vehículos, sobran para estos usos. Ya que no son empleados siquiera para la exploración y el reconocimiento de las vías por delante de aquéllas. O como vanguardias de combate, para asegurar pasos y parajes comprometedores. Los VCI son buscados como habitáculos protegidos para escuadra o pelotón, dotados de suelos altos construidos como poliedros convexos, destinados a reflejar las explosiones de los artificios improvisados, y como plataformas de tiro rápido para rechazar a los irregulares hostiles. Quizás se callan los mandos, porque al menos brindan la mayor seguridad posible a los hombres.

Aspectos esenciales de la lucha contra los fanáticos hostiles en Afganistán.

El único modo de defenderse de estas partidas insurrectas es privándoles de la iniciativa, dislocando sus movimientos entre posiciones y hacia objetivos, esquilmando su retaguardia operativa, quitándoles la libertad de acción y demostrando al pueblo quiénes tienen los medios y la determinación para ganar la guerra, apoyando a su gobierno y autoridades. Defenderse no es dejarse reducir o arrinconar en las guarniciones, por la actuación y la extensión de las bandas. Guarniciones que se convierten en enormes y costosos “depósitos protegidos” de materiales y hombres sin utilizar. Esto es dejarse oxidar, desmoralizar y enervar por el enemigo móvil, activo y muy asimétrico.

Con ello se dará un primer paso necesario para la pacificación, como base para la reconstrucción social y física del país. La corrupción es un mal más o menos endémico de todas las naciones y épocas. No hay más que mirar alrededor, para comprobarlo. El problema social aparece cuando la corrupción se recrece y desborda, engullendo gravemente los magros recursos de los países débiles. Deteniendo así su desarrollo y perpetuando un régimen intolerable de abusos. La lucha eficaz contra la corrupción comenzará en Afganistán cuando se consoliden socialmente los primeros éxitos militares, continuos y sostenidos, contra los hostiles armados de toda condición.

Para defenderse eficazmente de la insurgencia radical terrorista es necesario el empleo de una infantería motivada, con creatividad e iniciativa y entrenada específicamente. Capaz de actuar en silencio, con quietud y paciencia, sobria y autosuficiente sobre el terreno. De acercarse o de esperar al enemigo a las distancias próximas. Y empleando el lanzagranadas de pelotón, las granadas, el mortero de 60 mm., el cuchillo o bayoneta, cuando no se quiere alertar a otras partidas o su grueso. Esos fuegos suenan muy parecidos al fuego artillero. Disparando a blancos comprobados o de arriba a abajo y de abajo a arriba, para evitar daños propios en los ataques de objetivo limitado con poca visibilidad. Para poder explotar las múltiples debilidades de los rebeldes, su incoherencia operativa, su nomadismo y erradicarlos de sus bases de refugio o de apoyo. Convirtiendo la noche donde se ocultan y amparan en su peor enemigo, ya que carecen de visores de infrarrojos o térmicos y no son proclives a combatir en la oscuridad. Muchos de los empleos actuales habituales del ISAF llevan a la segregación y al distanciamiento con los civiles neutrales o enemigos. Que no sabrán leer, pero que tienen una exquisita sensibilidad natural para conocer a los “amigos” temporales y/o circunstanciales, que les ayudan muy interesadamente.

Los británicos, en los siglos XIX y XX, tenían que acercarse a los pashtunes y combatir con ellos en condiciones duras. Aunque tuvieran el apoyo de las gatlings, de la artillería de montaña y de los ingenieros. Y empleaban a las tribus pashtunes menos belicosas y montaraces, de las estribaciones hindúes más bajas, al sureste del macizo del Hindu Kush, como fuerzas de infantería ligera con oficiales británicos. Los khattaks, los bangashis y los yusufzais, todos también pashtunes, produjeron cipayos de primera, leales a sus mandos británicos directos. Usándolas para contener en sus territorios a las tribus más indómitas, rapaces y levantiscas. Ocupando fortines cuadrangulares de adobe ocre y piedra, con acceso por escalera removible, y troneras altas a los cuatro costados, y explorando el territorio. Y para realizar contra ellas operaciones de castigo o de exacción de multas, por alguna incursión o desmán cometido por sus miembros. Dejando a aquéllas tribus ariscas, libres de mantener su gobierno local, basado en los maliks o jefes y en sus jurgas o asambleas soberanas tribales. Integradas aquéllas fuerzas en la amplia organización del ejército británico de la India, los hombres adquirían un refinamiento y un estado social envidiable, confirmados ante sus familias y clanes por la paga en metálico asegurada. Lograr esta organización suponía tiempo, dedicación, perseverancia, interés y trabajo de campo social para los británicos más directamente implicados en ella. Y exigía el apoyo permanente y seguro de sus mandos medios y superiores.

Eran tiempos en que los horarios, los políticos y las prisas por los resultados no lo estropeaban todo. A pesar de tener unos medios cualitativamente menos técnicos y más escasos que los de hoy en día.

La Guerra de Afganistán, Hoy

La ministra Chacón suele centrar sus argumentaciones para solicitar al Congreso su autorización para incrementar el contingente español en la ISAF, en que “a más hombres, más rápidamente acabarían sus tareas y su compromiso en Afganistán y más pronto regresarían todos”. Si se tratase simplemente de realizar múltiples tareas civiles y educativas, en localizaciones diferentes, es posible. Y con tal de que la Tabla de Tareas, ordenando los trabajos y midiendo sus tiempos, no impidiese los trabajos en paralelo, ni apretujara a los hombres, neutralizando sus esfuerzos. Pero se trata de realizar una parte de las labores cívicas económicas necesarias en una guerra contra una insurrección armada, creciente, desparramada y decidida. Y los hitos en el tiempo de la insurrección los marcan los avances en las labores militares, a cargo de otros ejércitos en presencia más comprometidos con ellas.

Introducción.

Para efectuar una campaña eficaz contra los rebeldes irregulares en Afganistán, es necesario establecer: la estrategia política, incluyendo alianzas nacionales y extranjeras firmes y estables; la estrategia militar, incluyendo los medios a su disposición y quiénes y cuándo los aportarán y mantendrán; y las prioridades y marcos de acción de los esfuerzos cívicos y bélicos de la guerra irregular.

¿Se busca la derrota total y efectiva de los talibanes? ¿Están de acuerdo el presidente Karsai y los otros miembros y apoyos del gobierno afgano? ¿O prefieren algunos un acercamiento a los grupos más moderados de los talibanes? Que realmente son los que ven en el diálogo una forma de avanzar en sus planes últimos. La ideología islámica radical imprime carácter. Es muy dudoso que, quienes la tienen por su misión y razón de ser y, además, estén ganando posiciones, influencia y adeptos civiles, deseen negociar sinceramente, algo que no sea el cómo y el cuándo de la rendición enemiga y la marcha de su país de los militares extranjeros invasores infieles. Por último, ¿ha servido la Jirga o asamblea de notables afganos convocada en mayo por el recientemente reelegido Karsai, para un acercamiento nacional?

La actuación de los ejércitos regulares en presencia.

Las unidades tácticas de los ejércitos aliados (la ISAF y los EE.UU.) en Afganistán son los batallones y regimientos. Con las fuerzas de un batallón intentan barrer una zona supuestamente insurrecta siguiendo un sentido y dirección, en cuyo límite opuesto han desplegado un cerrojo. Con un regimiento suelen intentar ya una operación de cerco y aniquilación en una zona enemiga dada, separada de lugares y aldeas civiles. No parece que esto sea suficiente ni eficaz. La prueba es que cada vez más, la insurgencia se pasea por donde quiere. Y los soldados occidentales se protegen en sus acuartelamientos. O patrullan reiteradamente, sin eficacia contra guerrillera, por ciertos lugares acotados, dicen que para evitar bajas civiles. Tienen los guerrilleros montañeses unas armas naturales de las que carecen los soldados europeos actuales: la motivación, la paciencia, la calma, la agudeza de los sentidos, la resistencia física, la autosuficiencia y la sobriedad.

Por su parte, al ejército afgano le falta instrucción, experiencia, espíritu de cuerpo e interés combativo. Pero es nativo, no ocupante, y no parte de cero. Y con la habilidad y profesionalidad de sus mandos y asesores extranjeros, puede adelantar etapas rápidamente. El coste a pagar mientras tanto es el tiempo, prolongado en una lucha interna dolorosa, sangrienta y costosa.

Los talibán o talibanes.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. La cercanía ideológica y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura hace que sus células no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada. Esto les permite operar bastante bien sin la intervención de sus altos mandos. La muerte de algunos altos jefes en un bombardeo estadounidense, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular.

Los insurrectos, por la fuerza y por su popularidad, en una mezcla variable y siniestra, son capaces de mezclarse y diluirse con la población civil pashtún y esconderse seguros en casas, zulos, cuevas, etc. Aunque una parte de la población esté a su lado, la coacción ejercida por insurrectos armados existe siempre. Si el ejército afgano es capaz de proteger permanentemente un barrio o población de los ataques o de la presencia de los hostiles irregulares, puede también ir progresivamente exigiendo la lealtad nacional debida a sus habitantes. Lo que es inadmisible es que se someta intermitentemente a la presión militar de uno y otro bando a las poblaciones civiles locales, exigiéndoles una lealtad que no les ofrece seguridad.

Los pueblos montañeses pashtunes son numerosos, pequeños y diseminados por las amplias zonas a ambos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán. En ellos se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes “regulares”, a la espera de que pase de largo una creciente militar. Aparte, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre Afganistán y Pakistán, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los talibanes son de la etnia pashtún. Sólo los distinguen de las tribus locales, su mayor fervor y proselitismo religioso y su actual actividad militar. Parte de los lugareños con los que se encuentran los soldados en sus patrullas y registros, son talibanes “a tiempo parcial” y simpatizantes. Dos o tres hombres de un grupo de nativos que transitan por un camino rural, pueden ser una escuadra de talibanes moviéndose de un lado a otro. Su logística es tan parca, que es frecuente, en zonas muy batidas por los soldados, que los guerrilleros transiten desarmados. Y que sean armados de nuevo por los grupos locales a los que acceden, tras su viaje. Los talibanes no dejan fácilmente una “huella operativa” detectable por los sensores y artilugios electrónicos modernos.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento en la defensiva estratégica. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración y el minado de caminos y veredas. Concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. En un grado mucho menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida en Afganistán.

La propaganda constituye un objetivo estratégico básico de los insurrectos, con el que colaboran entusiasmados los medios y las agencias occidentales. Cualquier ataque rebelde con éxito es inmediatamente retransmitido al mundo. Esto debilitará siempre la voluntad de permanencia de los EE.UU. y sus aliados. Sus “grunts”, llamados por sus casas, quieren regresar, para gozar del consumo variado y superfluo y las vacaciones exóticas.

Los insurgentes saben que la lucha no acabará simplemente porque las fuerzas de los aliados se retiren. Esto hace que algunos grupos de este mosaico variopinto, preocupados por las consecuencias graves e imprevisibles de que se instaure luego un caos social, puedan ser atraídos a dejar las armas con arreglos políticos y civiles. Por otro lado hay que explicar y convencer al pueblo que la mejor forma para que cese la presencia militar extranjera, es la desaparición de la rebelión talibán. Las mejoras continuas en comercio, servicios, suministro de energías están teniendo efectos positivos y deben ser expuestas enfáticamente por la administración nacional. Recíprocamente, su destrucción o sabotaje por los rebeldes debe ser siempre capitalizado en su contra por los medios y agentes del estado afgano.

La lucha contra la insurgencia irregular en Afganistán.

Las guerras contra los irregulares armados son por naturaleza largas, dolorosas y difíciles. El carácter prolongado, por el lado rebelde, se origina de la necesidad de que una fuerza “popular”, partiendo casi de la nada, se desarrolle y se extienda y llegue a derrotar moral o militarmente a un ejército regular propio o de ocupación. A su vez, el carácter prolongado por el bando oficial y regular se debe a que una rebelión más o menos popular y extensa, delata una importante fractura en la estructura y en la convivencia de la sociedad que las sufre. Y su reparación y recuperación son largas y costosas. Las dificultades y los crueles males surgen por el elevado componente civil que participa en ellas. Son guerras localizadas en el patio de casa, en la retaguardia propia u ocupada. Aquí no hay frentes a establecer y retaguardias operativas acogedoras, protectoras y abastecedoras. Lo que hay son grupos de enemigos, de apoyo logístico y de información de éstos y de simpatizantes de ellos, integrados según el distinto coraje personal de sus miembros, y todos ellos extendidos y asentados por un territorio sin límites ni retaguardias clásicas.

Los aspectos operativos de la guerra afgana contra los rebeldes irregulares deben centrarse en la lucha por la movilidad y la iniciativa. Para conseguir fuerzas suficientes y mantener la iniciativa, los ejércitos aliados y afgano deben concentrarse en la defensa de sus objetivos estratégicos y de sus comunicaciones. La defensa de poblaciones menores, especialmente fuera de las zonas pashtunes, debe recaer en unidades locales de auto defensa y de policía, apoyadas por unidades militares móviles, que patrullen por todo un sector amenazado.

Las fuerzas contrainsurgentes tienen varias misiones que cumplir simultáneamente. Deben defender sus bases, cuarteles y reductos. Y no simplemente limitarse a las labores de guarnición y espera. Que son de las tareas que más erosionan y carcomen la iniciativa, la disposición combativa y la motivación de las fuerzas regulares en este tipo de lucha. Deben perseguir sistemática y continuamente a las bandas, especialmente sus bases y unidades mayores o concentraciones de bandas. El fuego aéreo no es más que una parte del plan de fuegos de apoyo de las operaciones de ataque, hostigamiento y cerco y aniquilación de las fuerzas terrestres regulares y especiales. Deben defender las instalaciones vitales para el esfuerzo contrainsurgente, especialmente sus comunicaciones terrestres. No es necesario aferrarse a nudos de comunicaciones, puentes, túneles y a los Km. de vías, sino protegerlos activamente. Deben ganar progresiva y firmemente el apoyo de la población afgana. Unido a este acercamiento, están las verdaderas “bases” regulares (no son las grandonas, “seguras” y aislantes), cercanas o insertadas en los pueblos y aldeas. Como posiciones seguras que protegen a los civiles y trabajan con y para ellos. Y desde las que se expande y asegura el territorio afgano arrebatado a la influencia de los rebeldes armados.

Veamos sucintamente la posible distribución de las bases militares en función de la actividad enemiga. En las zonas más favorables a los talibanes, los puestos militares deben ser sólidos y resistentes, pocos y con mayor guarnición. En estas áreas deben predominar la exploración de las bandas y las mayores operaciones ofensivas contra ellos, sobre sus bases, concentraciones, refugios y pasos.

En las zonas donde los rebeldes intentan asentarse, progresar y llegar a dominar a los civiles, partiendo de las zonas pashtunes del este y del sureste de Afganistán, los puestos serán más numerosos y con menos tropas. Éstas son las zonas más lábiles, de guerra más irregular, de encuentros (la emboscada lo es) más frecuentes. Aquí se decide, primero, el avance y el progreso y, finalmente, el triunfo de uno de los dos contendientes. Las comunicaciones enemigas y los núcleos rebeldes en estas áreas son los objetivos operativos de las fuerzas leales, junto con la defensa de las poblaciones. Apoyándose, en parte, en fuerzas de autodefensa locales, reforzadas por patrullas militares muy móviles, incluso helitransportadas. Asegurada la defensa de un área en estas zonas, es posible exigir lealtad a la población protegida, y comenzar las labores de apoyo económico y de rearme cívico nacionales.

En las áreas más leales o neutrales y pacíficas es necesario ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población afgana. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes, para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras 2 clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

(CONTINUARÁ)

Las Amenazas de Corea del Norte a la Paz

¿Qué pasaría si lo inesperado sucediese y una guerra estallase en noreste de Asia?

Temiendo un colapso inminente de sus anquilosadas, ineficaces y obsoletas estructuras económicas, sociales y políticas, las autoridades del Partido de los Trabajadores de Corea (o Choson Rodongdang) y de sus Fuerzas Armadas (o Inmun Gun), pueden percibir como única salida a sus males y para lograr su supervivencia, el emprender una “guerra revolucionaria de unificación nacional”.

¿Qué posibilidades hay de que esto suceda? Seguidamente examinamos los parámetros del “problema norcoreano” y las vías de elaboración de sus conflictos.

La orografía norcoreana: el obstáculo natural a los despliegues y movimientos ofensivos de los modernos grupos de tareas de armas combinadas.

Corea es una península montañosa. Una cadena central la recorre de norte a sur, con alturas máximas superando los 2000 ms., configurando, especialmente en el norte, numerosos y estrechos valles. Éstos se orientan principalmente de noreste a suroeste y de norte y noreste a suroeste. Las llanuras se extienden al oeste de la península, hasta las costas del Mar Amarillo.

Los ríos Yalú, al oeste, y Tumen, al este, delimitan al norte del país sus fronteras con China. Los ríos Han, Hokanko, Kuiko y Rakutoco corresponden a los desagües occidental y meridional de la cordillera central. La vertiente oriental de las aguas no posee cursos de agua notables.

El clima de Corea del Norte es duro y extremado. Es muy similar al de Manchuria, con la que limita al norte. El sur de la península está sometido al influjo benéfico de los monzones y es más suave y húmedo.

Corea del Norte no presenta muchos terrenos favorables para las maniobras de las fuerzas mecanizadas. Éstas se ven fácilmente canalizadas por terrenos quebrados y de corto o medio dominio por la vista. Los obstáculos naturales pueden ser reforzados por abatis, cortaduras verticales, numerosos y pequeños campos de minas, etc. Son terrenos naturales para el empleo del rechazo antitanque, basados en los cohetes de carga hueca con variadas distancias eficaces de tiro, aderezado con una defensa móvil a cargo de unidades de infantería ligera. En apoyo, una artillería bien protegida y camuflada, con las avenidas de aproximación enemigas y los puntos importantes o singulares del terreno, registrados. Los flancos de las posiciones pueden apoyarse en los compartimentos del terreno que crean las líneas de alturas.

La Ideología y la Sicología Sociales de Corea del Norte.

Para prever el comportamiento aparentemente caprichoso y errático de las élites norcoreanas, es necesario conocer los parámetro ideológicos y sicológicos de una sociedad tan cerrada, catequizada y jerarquizada. El único precedente que se le acerca en el delirio de persecución, el estado totalitario férreo y la necesidad de la pureza ideológica, frente a las sucesivas divagaciones revisionistas, es la Albania del camarada Enver Hoxha. Y esos parámetros se derivan de los postulados marxistas leninistas, según interpretación y aplicaciones realizadas durante el régimen estalinista en la URSS.

Al que le parezca forzado e inalcanzable, por extraño, inhumano o paradójico, el entender a nuestro amigo Kim Jong-il, el “Amado Líder” o el “Sol del Siglo XXI”, le sugerimos que haga la prueba de entender realmente a los suicidas yihadistas islamistas. Que también están ahí, aunque más cerca de nosotros. Por último, la ideología comunista más rancia, puesta en escena por los norcoreanos, lleva al uso de expresiones y giros lingüísticos, inusuales e inexplicables en nuestras formas de expresión y pensamiento.

La dirección norcoreana aspira a la unidad absoluta de sus estrategias, su doctrina, su organización y sus planes. En la terminología norcoreana, el “monolitismo” representa una estructura político social como el granito, con absolutas homogeneidad interna y unidad de acción externa. “Estructura” carente de fisuras, a través de las cuales pueda penetrar el enemigo y dañarla. No existe una distinción significativa o radical entre la paz y la guerra en la estrategia nacional norcoreana. Ambas son “fases” de la política nacional, con diferentes participaciones del Inmun Gun. Así, las estrategias política, económica y militar son formas de la estrategia total norcoreana.

Consideran, derivándolo de la estrategia soviética estalinista, que la estrategia norcoreana posee una orientación y un estilo de planteamiento y elaboración para sus planes y decisiones. Su fundamento es el “supuestamente sensato y científico” cálculo de la “correlación de fuerzas” entre los norcoreanos y sus enemigos. Esa relación de fuerzas es un deliberado y calculado cotejo de las capacidades potenciales relativas entre ambos rivales, para las distintas situaciones de conflicto.

Así, las estrategias surcoreana o japonesa o estadounidense se describen como directamente opuestas a las virtudes norcoreanas. Recordemos que las virtudes son hitos de bondad y ejemplo permanentes, del pensamiento, de la cultura, del referente buen hacer, de una sociedad. Y valores son las cualidades apreciadas temporales o pasajeras de aquélla. Así, las determinaciones surcoreanas o estadounidenses son divagadoras y responden a espasmos aventureristas imperialistas y/o militaristas no científicos. En la práctica, bien sobrestimando sus capacidades o totalmente deficientes en los resultados obtenibles.

Los norcoreanos prefieren obtener sus objetivos por medios pacíficos. Pero el determinismo del materialismo dialéctico les lleva a considerar que las guerras son inevitables, mientras existan las clases sociales y las opresiones entre ellas. O, como en los últimos 50 años, estén ellos rodeado de estados capitalistas, sujetos a las fases sucesivas de crecimiento y decadencia. Las élites norcoreanas, con su sicología especial y distintiva como sustrato anímico vital y con su ideología y toda la parafernalia rimbombante donde se expresa, no se preguntan si tendrán o no un conflicto externo. Sino, ¿qué forma de conflicto es más ventajosa para nosotros para destruir al enemigo? Y, además, ¿quién puede triunfar sobre quién en cada caso?

Y consideran que, de acuerdo con las premisas y el desarrollo del materialismo dialéctico, que los sucesivos enfrentamientos de los opuestos sociales antagónicos (los que son incompatibles y/o no complementarios), que van surgiendo progresiva y sucesivamente, tal como describe el materialismo histórico, finalmente les darán la razón. Y la victoria, sobre los estúpidos y decadentes imperialismos yanquis y japonés. Para facilitar las cosas y como aproximación somera y pálida, podemos decir que el materialismo histórico es así como una descripción marxista de los acontecimientos o historia y que el dialéctico es así como una teoría científica de la creación, desarrollo y solución de los conflictos sociales (o sea, todos).

Los norcoreanos consideran que Marx había declarado a menudo que el ataque era la mejor forma de defensa. Y de esto arguyen que el Inmun Gun debe ser conducido por un principio operativo o estratégico ofensivo. Las razones, desde el punto de vista estalinista, para esta preferencia por la ofensiva, son las mayores iniciativa y actividad, al menos percibidas, que caracterizan al ataque. Y cuando es necesario asumir la defensiva, por aquello de la “relación de fuerzas” local o nacional o de oportunidad dialéctica, se exige la misma importancia a la actividad y a la determinación de los jefes y hombres involucrados. En todo esto subyace, a su vez, el carácter disciplinado y decidido, militante activo y comprometido, que suelen poseer y exhibir, como una orden militar atea, con votos a la causa del proletariado y al partido, los miembros de los Pe Ces. Al menos en los países donde no gobiernan.

Al apoderarse de la iniciativa y en su empleo vigoroso, los norcoreanos buscan controlar la actuación enemiga y aprovechar las numerosas ocasiones que surgen para imponer su voluntad al enemigo. Esto es claramente agresivo, pero, en parte, es también una reacción defensiva, ante la posibilidad de ser controlados desde fuera. Este temor a quedar dependientes y controlados es un factor muy importante en las conductas política y militar norcoreanas. Así, ese juego dialéctico lo están empleando en sus interminables negociaciones con los EEUU y en las rondas periódicas con los Seis. En el que siempre intentan adelantarse, sorprender y superar al “enemigo”.

Para controlar una situación y mantenerse sin desviaciones, por ocurrencias del azar o del enemigo, es necesario pensar y formular un plan. Y éste, en aras del monolitismo citado, debe también anular las desviaciones (o iniciativas) de sus mandos inferiores. E incluso se considera al azar menos peligroso, que caer en una posición de pérdida de la iniciativa, de dependencia o de mera reacción a los “movimientos” iniciados por el enemigo irreconciliable. De ello, podemos inferir, sin margen teórico de error, que el ataque de un submarino norcoreano a la corbeta surcoreana Cheonan, el viernes 26 de marzo en el Mar Amarillo, provocando su hundimiento y la muerte de 46 de sus 104 tripulantes, fue decidida y ordenada por el consejo de defensa norcoreano y por el Supremísimo.

La solución para resolver un antagonismo planteado, un dilema entre opuestos, es elaborar y realizar un plan “científico”, basado en los pronósticos teóricos y en la correlación de fuerzas probables. Las acciones sucesivas a realizar, deben ser impulsadas por un ímpetu especial, derivado del convencimiento de las superioridades moral y doctrinaria del marxismo leninismo. Parece tener un significado especial en su doctrina, la expresión hasta el fin o hasta el mismísimo fin. Así, debido a la manera de pensar norcoreana acerca de ganar al enemigo o ser derrotado por el, hay una fuerte tendencia a exagerar la necesidad de su “total aniquilación”. Es decir, de rematar una faena hasta el final, sin permitir la recuperación de su opuesto antagónico en ese conflicto.

(continuará)

La Batalla de Marjah.

La Operación Moshtarak (“Juntos”, en dari, una de las lenguas regionales afganas) ha comenzado. Con algunos periodistas, especialmente estadounidenses, insertados en las unidades empeñadas en las operaciones ofensivas. Y otros esperando las informaciones oficiales en las “bases de partida” del distrito de Marjah.

Para la operación se han reunido unos 15 mil soldados aliados, de la OTAN y afganos. El contingente EEUU lo forman unos 4 mil marines y 800 soldados del US Army. Los afganos son 2 mil hombres y acompañarán a los estadounidenses en los ataques y ocupaciones. Los británicos son 4 mil hombres y hay contingentes de Canadá, Dinamarca y Estonia.

Los Objetivos Estratégicos Operativos de la Operación Juntos.

Varios son sus objetivos operativos. El primero y no explicitado al público es asestar un golpe rápido y contundente a los talibanes, adelantándose a las habituales operaciones de la primavera. Y mostrándoles quiénes han tomado ahora la iniciativa.

Se trataba también de erradicar la producción de droga del distrito de Marjah. Según la Agencia de la ONU para la Lucha contra la Droga y el Crimen Organizado, el 42% del opio mundial se produce en la provincia de Helmand. Y Marjah es uno de los centros principales del cultivo de la amapola y de su procesamiento químico. Los británicos fueron anteriormente los encargados de combatir su cultivo en la zona. Y de pacificarla, para la implantación efectiva del Gobierno de Kabul en Helmand. Pero sus esfuerzos, hasta el pasado verano, fueron insuficientes e ineficaces para lograr esos dos objetivos. A pesar de la presencia, a 40 Km de la villa de Marjah, de más de ocho mil soldados británicos, desde hace unos ocho años.

Dentro de la estrategia de contrainsurgencia se busca limpiar de talibanes la zona y proteger a sus habitantes de su influencia. Se supone que la trascendencia del éxito de las operaciones será indefinida. Ya que el Gobierno no puede solicitar la lealtad del pueblo, si éste no es defendido eficaz y permanentemente de las represalias de los talibanes, si retornan.

Otro objetivo operativo es el de dar cancha a los soldados del Ejército afgano. Aumentando su autoestima y su experiencia, probando sus capacidades operativas y organizativas y contrastando sus lealtades.

Por último, se quiere que Marjah sea un “centro de prueba y verificación” de las distintas técnicas de pacificación y de desarrollo civil, de aplicación inmediata y futura en el resto del país. En una guerra contra rebeldes nacionales armados, estas operaciones civiles son el otro “brazo”, complementario y necesario, de las actuaciones militares con éxito sobre aquéllos.

La Situación de Partida en Helmand y Marjah.

En la zona de operaciones del distrito de Marjah, viven entre 100 y 150 mil campesinos. Entre ellos se dispersan, en pequeños grupos de no más de 40 o 50 hombres, un total de menos de mil (según fuentes del ISAF) o de dos mil (según el “comandante” rebelde Qari Fazludin) talibanes.

Algunas fuentes de la lucha contrainsurgencia cifran en diez mil (este es un número recurrente en las luchas contra islamistas rebeldes en Oriente Medio) el número de talibanes armados. Y calculan que sólo unos tres mil están “motivados”, el resto son “mercenarios”. Esto es impensable y ridículo. Supone que con esos activistas militantes y misioneros, controlan amplias zonas del país y tienen a la defensiva (la mayor parte del tiempo) a unos 150 mil soldados extranjeros y a unos 100 mil militares y afganos.

En la zona se esconden numerosas y pequeñas plantas de “procesado de la amapola” para la obtención de heroína, y de confección de los “artificios explosivos”, con los que los talibanes hostigan los movimientos militares por el sur del país. En lo que va de año, en mes y medio, han muerto 73 militares de la OTAN en Afganistán, víctimas de bombas y de suicidas explosivos. Los talibanes no suelen gestionar directamente el negocio de la producción y el mercadeo de la droga. Por ejemplo, los traficantes indican que, en los centros de procesamiento de Marjah les pagan a los talibanes entre $600 y $1200 mensuales, como impuesto canónico.

El terreno del distrito está surcado de canales de irrigación, que drenan el río Helmand, para los cultivos. Y es de difícil transitabilidad para los vehículos militares. Está reforzado para la defensa, especialmente cerca de Marjah y en su interior, en torno a su bazar, por una red muy rala de posiciones de combate y trincheras de comunicación, protegidas por una maraña inconexa de pequeños campos de minas y de numerosas trampas explosivas o “bobby traps”. Que son “sorpresas ingratas”, letales y mutilantes, activadas por personas que no las esperan encontrar a su paso.

La información sobre el trazado y los edificios de la villa, captada por los satélites y sensores militares, permiten a los atacantes establecer unas vías de penetración en el poblado, separando definidamente los sectores de avance y la responsabilidad táctica de cada batallón, para evitar el fuego amigo y la confusión en las maniobras. Así pueden establecer centros de gravedad del ataque en los edificios públicos, mezquitas y otros puntos singulares. Y definir bien los posibles puntos fuertes enemigos, donde sería necesaria una concentración puntual (“golpe”) de fuego pesado de apoyo. Éste debería ser directo, aportado por blindados pesados en subordinación de guerra en cada sector. Con la precisión del tiro filante, se evitarían muchos daños indeseables en personas y bienes ajenos.

El Desarrollo de la Operación Juntos.

En los días previos al inicio de las marchas al contacto se distribuyeron octavillas por la zona, avisando de la inminencia de la operación. Se dice oficialmente que fue para evitar los daños colaterales, “collateral damages”, (mejor, en español, indeseados) de civiles no combatientes. Sin embargo, a punto de concluir la ocupación y limpieza de Marjah, los muertos registrados de civiles y de talibanes están casi igualados. Además, el ministro afgano de Defensa Abdul Rahim Wardak, desde la capital de Helmand, Lashkar Gah, ofreció una mano abierta a los talibanes que se rindieran, aprovechando el programa de paz y reconciliación nacional. Un viejo principio operativo de la guerra dice que “guerra avisada, no mata soldado”.

Los estadounidenses y afganos partieron el viernes 12 de febrero de los campamentos Cuello Duro, Price y Bastión, situados al norte del distrito. Estaban apoyados y transportados en parte, por unos 60 helicópteros de ataque Apache y de transporte Chinook. Los británicos y el US Army avanzaron desde su conocida ciudad de Lashkar Gal, a 40 Km al este de Marjah. Los primeros se concentraron en torno a Nad Ali, una villa al norte de Marjah. Que es el centro del apoyo logístico de la operación.

La defensa de los talibanes no es una defensa móvil, ni una defensa retardante con cesión de terreno. Ni tienen un plan de fuegos coordinado. Sólo aspiran a hostigar por fuego directo ligero y medio intermitente a las tropas. Cuando se detienen brevemente para neutralizar unas minas o unos artificios explosivos artesanales. O cuando están esperando nuevas instrucciones para avanzar o están avituallándose. Dentro de Marjah, con calles estrechas y laberínticas, los soldados deben avanzar por dentro de los edificios, evitando los cruces importantes y las plazas. Como dato, podemos decir que un portavoz comunicó que los marines necesitaron nueve horas para avanzar una milla en el interior de la villa, en los días cruciales de este asalto.

A los 4 días de iniciado el ataque, ya había hasta 21 civiles muertos en los combates, reconocidos por las fuerzas aliadas. Y dejando aparte a otros cinco civiles muertos por un ataque de la aviación en Kandahar, hacia el este. Unos 13 fueron abatidos al principio de las operaciones, por el fuego de cohetes antitanques lanzados contra edificaciones de adobe. Otros 3 o 4 murieron el lunes 15 en el intercambio de disparos con los rebeldes.

La artillería se emplea en ataques deliberados antes de la irrupción, para batir posiciones de fuego, observatorios de las distintas armas, posiciones de combate y el rechazo de las avanzadas de combate (en el borde de los poblados), a lo ancho del sector de avance en el límite anterior aproximado detectado.

Aquí el enemigo es una infantería ligera irregular. Sin medios pesados de rechazo. El fuego pesado contra sus posiciones en poblado, sólo puede acarrear bajas civiles indeseables. Posiblemente, en el primer caso, los atacantes habían realizado un reconocimiento por el fuego, que puede ser correcto en combates con otro ejército. Esta conducta militar es reiterada. Y ocurre aún en los casos en que declaran tener un exquisito cuidado para no producir bajas de no combatientes. Está promovida por la repugnancia que sienten los altos mandos y luego los oficiales y sus hombres, de ser muertos o mutilados en los combates a las distancias próximas. Donde las unidades sólo tienen el apoyo de sus armas orgánicas. Y las diferencias de formación, entrenamiento y equipamiento con el enemigo irregular resultan en la práctica menos “asimétricas”. Y evitaban tradicionalmente esos combates, primero arrasando por el fuego y luego ocupando lo que quedaba.

Dos generales afganos actúan como portavoces de las fuerzas aliadas, dando periódicamente a los periodistas destacados en las bases de partida, la información sobre el desarrollo de las operaciones. Aquéllos forman parte de la sección G-5 del EEMM de operaciones, “guerra psicológica y relaciones civiles”. También el Gobernador de Helmand, Gulab Mangal ofrece ruedas de prensa a los informadores. Y el sábado 13 ya aseguraba que: “hemos capturado 11 posiciones enemigas y su resistencia está controlada”.

En los primeros días de la ofensiva han muerto varias decenas de combatientes enemigos y unos 15 han sido detenidos. Entre los últimos, el llamado “gobernador” talibán del distrito. La batalla se está desarrollando más en avanzar, bombardeando o cañoneando las posiciones sospechosas y ocupando y consolidando los avances logrados. El cerco externo y el control de las posibles vías de escape de los guerrilleros están a cargo de los británicos y de las fuerzas auxiliares de Canadá, Dinamarca y Estonia. Que también defienden las vías de comunicación aliadas. Calculan que la operación se completará en unos 30 días.

El primer día murieron un marine, por fuego enemigo, y un británico, víctima de una explosión. También el sábado 13 murieron otros cinco militares de la OTAN, tres de ellos estadounidenses, en ataques con explosivos improvisados y en un tiroteo. Pero no se ha aclarado si esto ocurrió en la zona de Marjah o en otra parte del sur del país. El lunes 15 murió un británico.

Consideraciones Finales.

Uno de los objetivos de la operación, presentada ya como un éxito a los escasos días de iniciarse, ha sido el desalojo ordenado de los talibanes del distrito. Y su ocupación por los marines y las fuerzas del Ejército afgano.

Queda por delante toda una labor de ganarse el respeto, la confianza y la lealtad de los lugareños. Y de que comiencen a aceptar al gobierno central afgano. También es necesario ofrecerles un futuro de paz, seguridad y prosperidad. Sustituyendo sus medios de vida actuales, basados en el cultivo de la adormidera y en el transporte de droga, por otros que les resulten razonablemente rentables. Y que no les trasladen simplemente a una agricultura de subsistencia sin esperanza. Los marines son excelentes fuerzas de acción. Pero en las vulgares y pacientes tareas de ocupación y de civilización de un territorio más o menos hostil y extraño, son mediocres, lejanos y desmotivados.

Sin éxitos militares sucesivos sobre el enemigo armado insurrecto nativo, no se dan las premisas para la conversión nacional y democrática (dentro de los márgenes de su cultura y religión) de los clanes y tribus locales y regionales afganos. Cuyos parlamentos operativos son las shuras o jurgas (asambleas); cuyos jefes y “padres” son los maliks locales; cuya religión altamente socializada es el Islam; cuyos códigos de conducta, derechos y honor son el Pashtunwalli y sus variaciones raciales.

El aumento de la presión militar contra los talibanes en el sur, les puede llevar a trasladarse en parte a la frontera con Pakistán (áreas pashtunes), donde la guerra se ha intensificado, o a las zonas uzbecas y tayikas, al norte del país, o hazaras, en su centro. En ocasiones han llegado hasta las provincias del noroeste, Herat y Badghis, donde operan las fuerzas españolas. Con misiones y reglas de enfrentamiento diferentes a las de los aliados combatientes.

Pero ése no es un Camino de Santiago. Las distancias son largas, los satélites militares vigilan, los parajes no siempre son amigos o neurales, no hay zonas preparadas de refugio, descanso o aprovisionamiento, y es necesario viajar en pequeños grupos dispersos inconexos.

Una ruta de escape de Helmand, pasa por la provincia de Farah, donde existen dos concentraciones de talibanes en Bakwa y Bala Baluk. Si van a Herat, deben cruzar el vale de Zirko y el paso de Shindand, donde España ha sufrido tres bajas en los últimos años, para alcanzar las zonas rebeldes. Si van al distrito de Bala Murghab, donde se han hecho fuertes, deben ir a Badghis, en cuya capital Qala i Naw está en construcción avanzada una gran base hispano afgana.

Hay que tener en cuenta que la asimilación e incorporación de nuevas fuerzas en los últimos casos, está limitada por las características y la organización de los talibanes.

El Suicidio y la Yihad islámica II.

(CONTINUACIÓN)

Los grandes Grupos religiosos del Islam: el Sunnismo y el Chiismo.

El sunnismo, que siguen más del 85% de todos los musulmanes actualmente, acepta como revelación de Allah el Corán y la tradición (la sunna) del Profeta. Ésta la forman sus hechos y sus comentarios o hadices, recogidos por los discípulos. El mayor o menor rigor en la selección y aceptación de esta tradición caracterizan a tres de sus escuelas teológicas, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, nos abre una puerta esperanzadora a la evolución moderna pacífica del Islam. Ella acepta también el consenso de los sabios de la comunidad islámica y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares, desde su origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Éste se siente perseguido por dos razones. La ortodoxia dinástica, ya que el cisma chií surge a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero del Profeta. Y la ideología que proclama y defiende, porque admite menos fuentes de revelación divina. Así, el chiismo asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello, a la espera del retorno del imam (califa) desaparecido Éste es el nombre que toman los guías político religiosos en el chiismo y que no tiene nada que ver con el imam o lector de las mezquitas sunníes. Aquél vendrá como al-Mahdi (el guiado por Alá), en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma (comunidad islámica universal) ortodoxa (casualmente, ellos). Pero modernamente también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente violenta, incluso con cierto éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolla o partido de Alá.

El Homicidio. Características de los Suicidas. Su Empleo por los Fanáticos religiosos.

No es fácil hacer cometer suicidio a una persona normal, serena y preparada. El atentar contra un semejante es un acto violentísimo, para el que menos de un 5% de la población está “preparada” de modo natural o innato. Y esto no quiere decir que lo vayan a realizar. Sólo que están más capacitados naturalmente para actuar como personas armadas eficaces. Si a esto se une el instinto de supervivencia, poderoso e innato en todos los hombres, el suicidio inducido es algo que resulta extraño y difícil en general.

En general, en el 90% de los suicidios está presente algún componente mental distorsionado, afectado. Si las dificultades, privaciones y oprobios afectasen tanto a los hombres, como para empujarlos al suicidio, la Humanidad no hubiese sobrevivido a todas las penalidades y sinsabores que le han acompañado continuamente en el devenir de su historia. Nadie hubiera sobrevivido a los gulags, campos de exterminio y campos de reeducación levantados contra la Humanidad por los desquiciados y malvados de turno. Cuando una persona se suicida por un desengaño amoroso, por ejemplo, detrás tiene un cuadro mental de melancolía, debilidad, inmadurez y ansiedad, en un cóctel variable y fatal, que le desarma y le induce a ello.

Y no vale decir, en el relativismo actual, que es una “opción elegida”. Porque la gente se muere de infecciones, daños circulatorios, cánceres y accidentes, y no se elige esa muerte. Las sociedades modernas tienen en el suicidio una de las primeras causas no naturales de muerte. En España superan ya a las víctimas de los accidentes de vehículos. Sin embargo, salvo en algún país aislado, las sociedades miran para otro lado, rehuyendo la visión dolorosa y sin prestar la debida asistencia médica y psicológica a los afectados y a sus familias.

Para vencer las repugnancias naturales de los hombres para atentar contra otros o contra ellos mismos, hay que aplacar y neutralizar temporalmente los citados instintos humanos. Veamos algunas motivaciones empleadas para ello.

Una motivación “negativa” es la pérdida crónica de las necesidades básicas naturales: sustento, familia, seguridad, refugio y cobijo, expectativas y progreso razonable. Ella es un acicate efectivo para inducir al empleo de la violencia liberadora a una parte de la sociedad, especialmente a los jóvenes idealistas. La motivación “positiva” serían los premios económicos que distintas organizaciones radicales islámicas dan a las familias de los mártires. Y estos son tanto los caídos en combate como los suicidas.

Siguiendo el camino hacia la psicología y el alma humana, la motivación religiosa es otro medio poderoso de convicción y arraigo. Los suicidas de la Yihad son catequizados metódica e intensamente. Los versículos coránicos relacionados con la Yihad, se los saben de memoria. El “ejemplo” de otros suicidas los rodea en su vida cotidiana, en forma de fotos, manuscritos, vídeos testimoniales y compañeros de destino. Sus predicadores, nos resistimos a llamarles imames, les aclaran sus dudas y les alientan a alcanzar prematuramente el Paraíso. Que está destinado especialmente a los mártires de la Yihad.

El suicida debe pasar desapercibido en el lugar elegido para el ataque, por su edad, género, aspecto y actitud. Debe también ocultar perfectamente su artefacto y su equipo. Para poder acercarse a su objetivo y hacer explotar aquél. Su pasaporte para el Jardín de las Huríes es llevarse con él al mayor número de enemigos muertos y mutilados. Así, los daños físicos que se ocasionan en torno al punto de explosión son “daños no buscados” o colaterales (los “collateral damages”, que copian algunos del inglés).

El Islam, sus Grupos religiosos y el Suicidio.

Lo que no le dicen sus mentores y correligionarios al suicida en formación, es que su estancia en el citado Paraíso no es eterna, sino indefinida. Allah no ha tenido a bien revelar su duración o final.

Por otro lado, sólo hay un versículo del Corán que prohíba expresamente el suicidio, sin extenderse demasiado: Sura, 4 aleya 33 (29) “…Oh, creyentes… no os matéis a vosotros mismos…”. Probablemente fue así por la repugnancia natural que las tribus sencillas y primitivas tienen en cometerlo. En las recomendaciones de higiene, que en su origen todas las religiones escritas dan a sus fieles, no había que insistir mucho para su prevención.

Un “ideólogo” de Al-Qaida, Abu Yahya al-Libi, desarrolló una teoría de base “religiosa” sobre el “daño no buscado”, referido a personas. Según ella, se permite a sus militantes matar musulmanes cuando esto es inevitable. Y a veces, más que cuando sea inevitable, cuando sea también útil. Así, en un mensaje donde asumieron la autoría de un ataque de agosto de 2009 en Bagdad, la organización deseó a los sunníes heridos una rápida recuperación y expresó su esperanza de que los muertos fueran aceptados por Dios también como ‘mártires’. Debido a que Al-Qaida tiene capacidades limitadas para atacar a sus enemigos occidentales, la organización mantiene su influencia y notoriedad atacando periódicamente en países con mayorías musulmanas. Entonces, si se examinan los ataques de 2007 y no se consideran los perpetrados en Irak y Afganistán, la proporción de no occidentales muertos por Al-Qaida sube a 99%. Este porcentaje fue del 96% en 2008. O sea que, entre 2006 y 2008, los no occidentales tenían 38 veces más probabilidades de morir por un ataque de Al-Qaida que los occidentales.

En estos años, son los seguidores de la Sunna, los que están utilizando el suicidio en la Yihad islámica. Lo emplean al-Qaida, los talibanes de Afganistán y Pakistán y los miembros de Hamas. Los chiíes del Hezbollah libanés y de Irán no lo utilizan habitualmente. Aunque en el ataque contra los cuarteles de las fuerzas occidentales en Beirut en octubre de 1983, que fue la presentación en sociedad de Hezbollah, los conductores de los camiones llenos de explosivos lanzados contra aquéllos, eran suicidas.

También los iraníes emplearon a sus milicias basijs en ataques frontales masivos contra las posiciones fijas reforzadas, defendidas con campos de minas, de los iraquíes durante la guerra de 1981 a 1989. Los basijs eran “milicias populares” de la República Islámica de Irán. Sin organización, método, disciplina ni demasiada instrucción militar. Pero estaban llenos de ansias religiosas y patrióticas. Los últimos en llegar a la revolución jomeiní, tenían que demostrar su fervor y militancia. En las ciudades también se habían convertido en un problema para las autoridades clericales chiíes, que canalizaron su impulso redentor hacia el frente enemigo.

Durante la Gran Guerra Patriótica de la URSS contra Alemania, un general estadounidense destacado en el Frente (un grupo de Ejércitos) comandado por Georgi Zhukov, le preguntó a éste cómo era que lanzaba su infantería campo a través por los campos de minas alemanes, para alcanzar el límite anterior de la posición de defensa alemana. Es de señalar que en la infantería eran alistados los hombres peor formados y entrenados del Ejército Rojo: los campesinos y los obreros poco cualificados. La artillería, los ingenieros, la caballería, los tanques y las escasas unidades motorizadas se llevaban a los escasos mejores hombres que había. Zhukov le explicó que las bajas que sufrían eran poco más o menos las mismas de un ataque a una posición preparada alemana…y se admitía que ése era el caso.

Los hombres eran en ambos casos auténticas “carnes de cañón”. Dos ejemplos de cómo los grandes de la tierra tiranizan a sus pueblos y de cómo los grandes, los oprimen. Sin diferencias en las ideologías y los tiempos.

Tan sensible contra el suicidio es el Islam que la segunda mayor “organización” islámica de Indonesia, llamada Myhammadiyah, ha prohibido fumar a sus 30 millones de afiliados. La razón es que el tabaco mata y que el Islam prohibe el suicidio. Indonesia, con más de 220 millones de habitantes, es el cuarto país más poblado del mundo. Es el país con mayor población musulmana, unos 200 millones, y también el tercer consumidor mundial de cigarrillos.

Las Acciones posibles contra la Yihad islámica desde el propio Islam.

Ante ese terrorismo (acciones de guerra contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados) propio, el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Afirman sus portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto, como acabamos de ver. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente. Pero, ¿cuándo intervienen en la polémica los ulemas o los muftíes? Casi nunca.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. ¿Alguien conoce a pacifistas islámicos activos? No se trata de que reaccionen los intelectuales laicos musulmanes. Éstos no son operativos de la manera que conocemos en Occidente, ya que para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una trinidad única, excluyente e inseparable, establecida por Allah. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II guerra mundial.

El Islam tiene que asumir que la Yihad fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes. Estableciendo el Profeta el estado islámico a partir de la destrucción violenta de la jahiliyya (la barbarie existente anterior al Islam) árabe. Y aún pudo ser útil la Yihad para su rápida extensión por el mundo, por el estado existente de cultura y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente. Y entonces debe ser reemplazado por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”, cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam verdadero y perenne. Y, por cierto, los mismos gozan de una independencia política, social y económica amplísima: son respetados y/o temidos por los gobiernos en sus respectivos países.

Ya desde el surgimiento de las 4 principales escuelas teológicas sunnies citadas, cobró fuerza el principio del esfuerzo de reflexión personal, el ichtihad, en el Islam. El ichtihad va a permitir el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su teología; es la base de jurisconsultos como al-Chafii. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, enriquecimiento, progreso y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios (esto es el núcleo y la razón del Islam), cuando ya la Umma se ha extendido y multiplicado enormemente por el mundo.

Hacia el siglo XI (siglo V de la hégira o marcha a Medina), los teólogos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera: a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios.

La Estrategia de los EE. UU. en Afganistán.

Introducción.

En la etapa actual de la guerra de Afganistán, cuando los rebeldes fundamentalistas islamistas están extendiendo sus ramificaciones e influencias fuera de sus territorios habituales pashtunes y baluchis, los estadounidenses están discutiendo al más alto nivel sus objetivos estratégicos y operativos de esta ya larga campaña.

La estrategia nacional (llamada también “gran estrategia” hasta la década de los años treinta del pasado siglo) trata de la definición de los grandes objetivos de una guerra. En su consecución se incorporan todos los recursos del estado. Es decir, la economía, la diplomacia, la propia sociedad y los medios militares. La estrategia militar, como parte de aquélla, define los objetivos de un teatro de operaciones, de una campaña, y asigna los medios militares, generalmente escasos y aún poco suficientes, que recibe del estado para alcanzarlos.

La táctica se dedica a la preparación y a la realización óptima y favorable de los combates, frente a un enemigo que se opone por medios violentos al logro de los objetivos estratégicos propios. Entre ambos niveles de actuación militar, existe un “espacio de actividad” eminente y esencialmente práctico, llamado nivel operativo o estrategia operativa. Su misión es optimizar los empleos de las tácticas y de los medios disponibles en la campaña o el teatro de operaciones. Para ello, define y conceptualiza las marchas, las batallas, etc., es decir, tanto las operaciones militares como su correcta sucesión en tiempo y lugar, buscando el cumplimiento de los objetivos militares decisivos.

Uno de los problemas de la estrategia en Afganistán de los estadounidenses es que para ellos, el dinero es una cuestión estratégica secundaria, evidente y bastante fácil de dar. Y generalmente siempre ha sido así. En la II Guerra Mundial sufragaron en parte los esfuerzos de guerra de otras naciones aliadas. En IraK compraron clanes sunníes, con soldadas y contribuciones a fondo perdido, para alejarlos de Al-Qaida y de la rebelión promovida por el Partido Baaz y por los funcionarios y militares iraquíes despedidos en masa, sin más, por el incompetente Paul Bremer. En Vietnam apuntalaron durante años el régimen del Sur, incapaz de entusiasmar y arrastrar a su pueblo a la defensa firme y comprometida de un régimen libre nacionalista democrático (con todos sus defectos de gestación y parto), sobre el que pesó la incapacidad y la falta de probidad de sus políticos.

Otro de los problemas de la estrategia estadounidense en Afganistán es su repugnancia civil y nacional a pagar el “precio de sangre” necesario para actuar militarmente, con contundencia, decisión y eficacia en los niveles de sección, pelotón, equipo o team y hombre, en una guerra irregular. Precio de sangre que es inevitable en cualquier guerra. Y que es menor de lo que la “percepción sesgada por el temor” vaticina y amenaza. Porque tratándose de una “guerra de guerrillas” (le llaman ahora pomposamente de “cuarta generación” o asimétrica), contra rebeldes armados, el “precio de sangre” nunca será tan alto como en una guerra de tercera generación, contra un ejército moderno, tecnificado y mecanizado, que maneje bien la estrategia operativa.

Tampoco los estadounidenses tienen un compromiso permanente e indefinido, el marchamo del buen aliado, con el régimen político afgano. Que es un rompecabezas incoherente de intereses tribales y personales, aglutinado por el poder que hoy detentan y se reparten. Tampoco se puede “impregnar” en su totalidad y sin más, una democracia inorgánica occidental en un país musulmán con una estructura social antigua y firme, pero poco evolucionada. Sin principios y formas liberales en su idiosincrasia (esto no se adquiere con unas inyecciones de “liberalismo forte”) los dirigentes y jefes populares utilizarán los nuevos mecanismos de poder que se les ofrezcan para aumentar su influencia y beneficio, en la sociedad supuestamente moderna y libre, pero inarticulada. Aquí, el principio de fondo es que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia liberal.

Un problema importante de la estrategia en Afganistán de los EE.UU. es su falta de cercanía y de compromiso con el pueblo afgano. Que percibe a los “extranjeros infieles armados” en su territorio, como algo temporal, relativo, ajeno, dañino y superpuesto a sus intereses y necesidades cotidianas, familiares, tribales, culturales y religiosas, por este orden. Solamente algunos británicos consiguieron, a título personal, ser aceptados, respetados y estimados por los pashtunes y baluchis. Era la época del Imperio de la India británica y de la ominosamente famosa Frontera del Noroeste, con Afganistán. En una etapa histórica lejana, cuyos acontecimientos discurrían a una menor velocidad que hoy en día, los “turnos de servicio” (“military tours of duty”) en ultramar duraban algunos años.

Entonces, con el tiempo, algunas figuras extranjeras, que verdaderamente se integraban y trabajaban en el ambiente tribal, consiguieron su inmersión personal con los pashtunes y baluchis. Eran individuos que exhibían las cualidades de sobriedad, resistencia, respeto, valentía, justicia y benevolencia, que el Pashtunwalli o código de conducta y honor de las tribus, apreciaba y promovía, a su estilo. Y que actuaron generalmente como oficiales de las fuerzas indígenas de infantería ligera. Que fueron reclutadas al oeste del valle del Indo, en las estribaciones de las cadenas montañosas fronterizas. Y que se empleaban por los británicos para contener a las tribus más indómitas o belicosas en sus zonas tribales. O para castigarlas con incursiones punitivas y exacciones de multas, por sus desmanes o abusos, que realizaban generalmente fuera de aquéllas. Las soldadas percibidas por estos pashtunes movilizados suponían: unos ingresos importantes para sus tribus, dada su economía de subsistencia o de rapiña, y un status social privilegiado para ellos, en sus familias y clanes. La lealtad de estos pashtunes a su uniforme y a sus jefes británicos fue constante y ejemplar.

Un problema no menor de la estrategia de los EE.UU. en Afganistán es que carecen de un “liderazgo socio militar proyectado”, de una figura dirigente que les ofrezca iniciativa, esfuerzo, sudor y lágrimas para defender por unos años decisivos, una causa que sea aceptada por la mayoría del pueblo estadounidense. No olvidemos que se actuó en Afganistán para derrocar al régimen reaccionario, retrógrado e hiperintegrista, que daba cobijo, amparo y apoyo a la cúpula intelectual e inspiradora de Al-Qaida: el árabe internacionalista islámico Bin Laden, su especie de “consejero delegado”, el médico egipcio Al-Zawahiri, y su “Corte” del terror contra Occidente y contra la mayoría de los regímenes islámicos establecidos. Y que la doctrina Bush estableció, quizás sin ser explicada bien ni aceptada  popularmente, que esas “asymmetrical wars” (irregulares y con bajo nivel de equipamiento militar) se sostenían y eran necesarias, para alejar de los territorios estadounidense y de sus aliados, las amenazas del terrorismo foráneo fundamentalista de cualquier origen, religión o ideología.

La Situación Actual.

Según definió el “New York Times” a mediados de Octubre pasado, el “resident pessimism”, en relación con la guerra en Afganistán, se ha asentado en la Casa Blanca y en el Consejo Nacional de Defensa. Quiere decir algo así como un “pesimismo duradero” para evaluar y decidir la estrategia de los EE.UU. en Afgannistán.

El general de ejército Stanley McChrystal, al mando de las fuerzas en el teatro de operaciones, en un informe de 66 páginas presentado en Septiembre pasado, reclamaba al menos unos 40 mil soldados más, para poder ir imponiéndose al enemigo en armas. La cúpula del Pentágono apoya este refuerzo. Sin embargo, otras personas o agencias estadounidenses suponen que será necesario incrementar las fuerzas en presencia en dicho teatro hasta casi el doble de las actuales. Es decir, sólo podrían ir controlando y venciendo a los insurgentes, si desde los 68 mil hombres actuales pasan a contar con unos 130 mil y en el plazo de un año.

Para ello hay que considerar las necesidades logísticas de un ejército moderno, muy tecnificado, equipado y mecanizado, como el estadounidense. Que se concretan y satisfacen con un flujo constante de equipos, repuestos, consumibles, armamentos, municiones, combustibles, vehículos, hombres y unidades militares. Logística que es soportada por una red de almacenes regionales y locales y una flota de vehículos pesados de larga distancia y ligeros de reparto, hasta los puntos de recogida de las pequeñas unidades. La capacidad de las infraestructuras de Afganistán no puede sostener un despliegue logístico de tantos hombres en un plazo de sólo 9 meses (listos para la próxima campaña primavera verano, cuando las operaciones vuelven a retomarse).

El enviado especial del presidente Obama para la evaluación de la situación en Afganistán, Richard Hollbrooke, ha señalado en un informe que existe actualmente el peligro de disponer de “medios militares insuficientes” en la montañosa zona de la frontera afgano pakistaní. Esto quiere decir que las “zonas bases madres” de los talibanes y de Al-Qaida estarían en esta etapa poco acosadas militarmente. Y con capacidad libre para extender su actividad hacia el norte de Afganistán.

El influyente vicepresidente Joseph Biden no es partidario de incrementar las fuerzas, sino de seleccionar y diferenciar los objetivos militares insurgentes. Así, mediante las diferentes fuerzas especiales terrestres, internándose en “long range combat patrols”, los aviones no tripulados y los bombardeos selectivos con bombas guiadas, atacar a las guerrillas de Al-Qaida en las zonas montañosas pashtunes al este y sureste de Afganistán. Si el problema fuese sólo militar (por tratarse de unas bandas de narcotraficantes o de ladrones) y si las células de Al-Qaida no fueran miscibles con los grupos talibanes, en cuanto a apoyos, información, logística y blancos de oportunidad, esta estrategia selectiva y constreñida tendría un “chance”.

Resulta interesante considerar que Joe Biden fue elegido por Barack Obama para su “ticket electoral”, por sus conocimientos y experiencia en política internacional. Algo que es muy apreciado y necesario en un país, en el que tradicionalmente el público en general mira más y se preocupa del propio ombligo nacional. Hasta hace poco tiempo, Biden era considerado un “halcón” del Partido Demócrata y era defensor en el Senado de una mayor implicación de los EE.UU. en Afganistán.

Rahm Emanuel, el jefe del Gabinete de Obama, algo así como el ministro Secretario del Presidente, apoya las ideas de Joe Biden. Y piensa que un incremento de las fuerzas militares en Afganistán puede llevarlas (a ellas) a un callejón sin salida operativo, como el caso de Vietnam.

Por su parte, los Secretarios de Defensa Robert Gates y de Estado Hillary Clinton mantienen una postura común, creemos que más realista y pragmática y con posibilidades, al menos sobre el papel. Ambos Secretarios defienden la necesidad de mantener la lucha contra la insurgencia y de insistir en la formación y el despliegue de las fuerzas armadas afganas, para luchar contra los talibanes. Al mismo tiempo, proponen incrementar la persecución de los grupos de Al-Qaida en el teatro AfPak, como llaman a esta zona geoestratégica, contando, por tanto, con la ayuda del ejército paquistaní en su país.

¿Qué pasará, por fin? Espero que el inteligente y asiduo lector tenga ya elementos de juicio para verlo. Su interés le debe llevar a complementar este trabajo con la lectura de «Operaciones en Afganistán y Pakistán». Y cuando pueda, descenderé al estudio directo de las tácticas y técnicas de contrainsurgencia que se pueden emplear aquí. Que no digan que les faltan recursos. Los alemanes, en su lucha contra los partisanos soviéticos, sí que estaban faltos de hombres y recursos. Pero mantuvieron la iniciativa y la agresividad contra los partisanos. Y pudieron garantizar desde su retaguardia hacia el Reich, en ambos sentidos, el flujo necesario de hombres y materiales para sostener su esfuerzo de guerra contra los medios casi inagotables de la URSS.

El Suicidio y la Yihad islámica

El suicidio es un arma preferida de la Yihad islámica. El suicidio es para la Yihad islámica un arma barata, suficientemente abundante, eficaz y muy asimétrica, técnica y económicamente. Los sofisticados sensores enemigos sirven de poco contra ella. Los chalecos protectores sirven también de poco. Los vehículos blindados y los edificios sirven de poco para protegerse de ella. Si la carga explosiva, sus características y el vector son los adecuados. El agente desencadenante portador puede ser hombre o mujer y adulto o niño. Puede cooperar en su ataque suicida un burro, una bicicleta o un vehículo a motor. No hay que entrenar militarmente (entrenamientos básicos, técnicos y tácticos) a un suicida.

Los nuevos Totalitaristas Supranacionales Antidemocráticos Revolucionarios. Los modernos TSARes.

Los insurgentes radicales fundamentalistas islámicos se dedicaron entre los años 60 y 80 a atacar a los que calificaban de gobiernos musulmanes corruptos y falsos, socialistas u occidentalizados y liberales. Su fortuna fue poca para todo el esfuerzo: la retirada de los soviéticos de Afganistán, con el soporte logístico occidental, y la toma del poder en Sudán, guiados por al-Turabi, al consiguir hacerse fuertes en su Ejército, lo cual es aún un caso único. A partir de los 90 el objetivo terrorista se vuelve a Occidente.

Sus características operativas actuales son:

1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión.

Sura 2, aleya 10 (11) “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz con la que se definen los crímenes) en la tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.

2, 11 (12) “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.

28, 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes y de gentes que os acoge –las tierras de dar el-Ahd-, borracheras, drogas, daños innecesarios de las cosas).

Así, desprecian y desacatan numerosas aleyas (versículos del Corán) morales importantes, sin que Allah las hubiese cambiado para ellos. Sura 2, aleya 100 (106) “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”.

2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado.

3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, pero que les impide conseguir objetivos estratégicos, aunque sus acciones puntuales sean importantes, dolorosas, temibles.

4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella, en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. Siguen un proceso de segregación, purificación (en sus improvisados ritos no ortodoxos ayunan, emplean agua de lugares sagrados y banderolas verdes con inscripciones de las aleyas que les favorecen), consagración y radicalización, hasta llegar a la muerte e incluso al suicidio en sus acciones puntuales. Y entonces se extinguen, como débiles, estériles y desviados que son, lejos de la Umma y de sus intereses reales.

5) Los terroristas islámicos están en muchos lugares profundamente divididos ideológica y estratégicamente. Aunque las bandas rivales puedan ocasionalmente brindarse apoyo, refugio, información o suministros. La franja de Gaza es dominada desde hace años por Hamas, grupo radical fundamentalista palestino de orientación sunní, en rivalidad directa y violenta con el gobierno palestino de al-Fatah en la Cisjordania. En Gaza, dos organizaciones sucursales de al-Qaida, Ansar al-Sunna y Ansar al-Islam, unos grupúsculos irrisorios, se enfrentan también violentamente a Hamas por la influencia sobre sus habitantes. Los talibanes pakistaníes, principalmente el grupo Tehrik e-Taliban y los independentistas cachemires, realizan periódicamente atentados contra la minoría chií del país. En Irak, al-Qaida se dedica a atacar a los chiíes que acuden en peregrinación desde país y de Irán a los actos anuales de esta religión en sus lugares sagrados de Samarra, Nayaf y Kerbala. También lo hacían los radicales sunníes iraquíes (antiguos funcionarios del Baas y ex miembros de las fuerzas armadas, generalmente depurados sin procesos ni juicios, y grupos regionales tribales), en rebeldía contra los gobiernos de mayoría chií antes del llamado “despertar sunní”, promovido por el general David Petraeus, que los transformó en milicias nacionales de autodefensa.

6) Su afán de publicidad, al que Occidente colabora insensible, necio (es desconocer lo que debería saber) y gustoso.

7) Su objetivo de golpear al gobierno que sea, puesto que el califato radical y agresivo en dar el -Islam no existe hoy en día.

¿Qué es el Islam?

El Islam es la sumisión de los hombres a Dios. En su acepción más simple, es una fe sencilla fácil de seguir y de cumplir, con ritos externos y sociales bien definidos. Los ritos son acciones sacralizadas por una religión y necesarios para que ella se imbuya en el alma personal y colectiva de los creyentes. En el Islam existen 5 grandes ritos, que se simbolizan en su iconografía por una mano abierta:

La profesión de fe, corta declaración que abre a cualquiera la entrada al Islam; las 5 invocaciones diarias (el Salat) a Alá; el ayuno del mes de Ramadán (el Roza); la caridad (el Zakat) con los desvalidos, impedidos y pobres (por este orden) de la Umma (comunidad musulmana universal) y la peregrinación a La Meca o Hajj al menos una vez en la vida, si se poseen recursos, que se realiza en comunidad, congregándose modernamente varios millones de personas simultáneamente, entre el séptimo y el décimo día del último mes del calendario lunar, Dhul i Hijja.

La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam. Se considera a la Yihad una obligación prácticamente igual a uno de los llamados Cinco Pilares del Islam, ya citados.

Fuera de los países donde la comunidad islámica domina políticamente (llamados dar el islam) existen las tierras de dar el harb y dar el ´ahd. La primera es la tierra de la lucha, de la yihad, o esfuerzo de sangre de los musulmanes, donde la Umma es amenazada y perseguida, no necesariamente por las armas. La segunda comprende los países donde la Umma no domina políticamente, pero está en paz con sus habitantes y puede llevar a cabo sus actuaciones y ritos. Un ejemplo de dar el ´ahd, las tierras extranjeras de paz, serían los países de Europa en estos momentos.

Las Jerarquías religiosas del Islam.

En el Islam no existe un clero institucionalizado, universal y riguroso, formado de una manera expresa e igual en toda la Umma. Que responda de la ortodoxia y homogeneidad de las ideas, normas y dogmas. Tanto es así que la pertenencia oficial al Islam se logra por la pronunciación de la profesión de fe: “no hay más Dios (en árabe, Allah) que Dios y Mahoma es su Profeta”.

En cuanto a los personajes tenemos a los ulemas o expertos estudiosos en la ley del Islam y a los muftíes o jurisconsultos encargados de interpretar la sharia o ley islámica civil y penal. Aunque ambas estén totalmente imbricadas, ya que el Profeta, con sus hadices y demás tradiciones o sunna, se encargó por inspiración divina de dar normas para casi todas las ocasiones de la vida cotidiana árabe del siglo VII.

El consejo de ulemas, que es algo así como una conferencia episcopal, es la máxima autoridad musulmana en cada país o región. Los más prestigiosos, por su formación, proceden de la Universidad de Al Azhar, de El Cairo. No se puede hablar propiamente de una teología islámica. Ya que la esencia de Dios, incluso la externa, es inalcanzable e inmarcesible para los hombres. De ahí la necesidad de la sumisión a Él. El Corán es una “parte” de Allah (externa a Él y diferente de Él), existente junto a Él (de ahí su sacralidad esencial). Y que Éste ha tenido a bien enviar, para enseñar (revelación) e imponer (mandatos y normas) a los hombres, para su bienaventuranza y felicidad.

Los ulemas son los encargados de custodiar, gestionar y repartir las limosnas canónicas, el Zakat, previstas por el Corán. Esto les da un enorme poder temporal sobre sus distintas comunidades. Que ningún poder político musulmán, incluso los socialistas laicos, se ha atrevido a discutir o a usurpar, incorporando el Zakat a los impuestos recaudados por el Estado.

Luego estarían los imames o capellanes, encargados de presidir la oración en las mezquitas. Se colocan para ello frente al nicho indicativo, situado en la pared que da hacia el oeste (La Meca) y mirando a los fieles. Por último estaría el muecín o sacristán, que avisa cinco veces al día, desde antes del amanecer hasta bien entrada la noche, para que los fieles hagan sus oraciones de adoración y de aceptación y entrega a la voluntad de Dios. La formación de los imames es totalmente dispar dentro de un país y no necesariamente profunda. Sus principales habilidades sociales suelen ser la buena empatía con sus fieles y un cierto don de palabra. Recordemos que el terrorista del 11 de marzo de 2004 llamado El Chino presidió, según se dijo entonces, varias veces la oración en la mezquita madrileña de la calle 30 (antes M-30)…

Las fatawa (plural de fatwa) son propiamente las decisiones jurídicas emitidas por los muftíes, en interpretación de las diferentes situaciones o casos planteados a la Umma. Y no necesariamente presentados a ellos, ya que pueden ser dictadas por su propia iniciativa. Adquirirían un sentido de cuerpo de jurisprudencia de la sharia, si verdaderamente parten de autoridades religiosas reconocidas por su doctrina y conocimientos.

Así, en puridad, la fatwa de Jomeini contra Salman Rushdie careció de valor legal. Ya que Inglaterra o Francia no eran tierras donde se podía aplicar la sharia, al no ser parte de dar el islam. Esta abusiva extensión supuso una peligrosa y descarada intromisión en los asuntos políticos y civiles de países que acogían en paz a los musulmanes, parte de dar el ‘ahd. Otra cosa es que algún musulmán estuviese dispuesto a exponerlo así y a defenderlo, sobre todo a gentes que desconocen absolutamente todo acerca de sus esquemas, parámetros e intereses.

La Yihad en el Corán.

Sin ser exhaustivos, presentamos una selección de versículos o aleyas del Corán, contenidos en sus capítulos o suras, que tratan sobre la Yihad. Hemos usado dos traducciones del Corán: una, más antigua y la otra, editada en Estambul en 2002 (sus versículos están entre paréntesis; si no aparecen, coinciden las numeraciones). Prescindimos de la sunna (tradición) del Profeta, que puede ser objeto de controversia acerca de su legitimidad legal con los chiíes y otros grupos menores.

Sura 2, aleya 186 (190) “Haced la guerra santa por la causa de Alá contra los que os hagan la guerra”.

2, 187 (191) “Matadles dondequiera que los halléis y expulsadles de donde ellos os hayan expulsado (¿Andalucía, Sicilia, los Balcanes? Pero, ¿llegaron acaso ellos primero allí?)”.

2, 189 (190) “Combatidles (a los infieles) hasta que no haya ya idolatría y toda adoración sea dada a Alá”. Se repite casi exactamente en 8, 40 (39).

2, 212 (216) “Se os ha prescrito la guerra y vosotros le habéis tomado aversión”.

2, 214 (217) “La tentación de la idolatría es peor que la carnicería. Los infieles no cesarán de haceros la guerra mientras no os hayan hecho renunciar a vuestra religión, si pueden”.

2, 215 (218) “Los que abandonan su país y combaten en el sendero de Alá (la Yihad) pueden esperar su misericordia”.

4, 7 (69) “Los que obedezcan a Alá y a su Mensajero entrarán en la sociedad de los justos, de los mártires, de los virtuosos, a quienes Alá ha colmado con sus beneficios”.

4, 74 “Que combatan en el camino de Alá aquéllos que vendan la vida de este mundo por la Última. Y a quien combata en el camino de Alá, ya muera o resulte victorioso, le daremos una enorme recompensa”.

4, 79 (77) “…han exclamado: Señor, ¿por qué nos ordenas la guerra? …Respóndeles: El goce de la vida de aquí abajo es poca cosa; la vida futura es el verdadero bien para los que temen a Alá. Aquí no os engañarán ni en una sola brizna”.

4, 105 (104) “Y no flaqueéis en perseguir a esa gente. Si os doléis, también se duelen ellos, pero vosotros esperáis de Alá lo que ellos no pueden esperar”.

9, 39 “Si no marcháis al combate, Alá os castigará con un castigo doloroso: os reemplazará por otro pueblo”.

9, 92 (91) “Los débiles, los enfermos, los que no tienen medios no estarán obligados a ir a la guerra, con tal que sean sinceros respecto de Alá y de su Mensajero”.

(La obligación de la Yihad se hace recaer prácticamente en la Umma, que debe aportar así un número adecuado de muhaydines).

9, 124 (123) “¡Oh, creyentes!, combatid a los infieles que os rodean: que hallen siempre en vosotros una acogida ruda”.

47, 4 “Cuando encontréis infieles, matadles hasta el punto de hacer con ellos una carnicería y encadenad fuertemente a los cautivos para impedirles huir”.

47, 37 (35) “No mostréis cobardía y no llaméis a los infieles a la paz cuando sois los más fuertes”.

Estos y otros versículos expuestos e interpretados ante las comunidades islámicas locales por determinados imames, pueden resultar provocadores, incendiarios y subversivos.

(CONTINUARÁ)

Las Emboscadas en Afganistán.

Introducción.

Una de las tareas de los militares de la ISAF o Fuerzas Internacionales de Apoyo a la Seguridad estacionadas en Afganistán, es el patrullaje motorizado por los caminos polvorientos que entrecruzan la zona de influencia de sus acuartelamientos. Afganistán casi carece de carreteras asfaltadas: hay sólo dos. La más importante se da una vuelta redonda por todo el país, uniendo las principales poblaciones, Kabul, Kandahar, Herat, etc. Es como una gigantesca M-30 madrileña y le llaman la Ring Road. Luego está la North-South Road, que sigue este recorrido, al este del país. No son gran cosa. Las capas de asfalto tienen entre uno y dos dedos de espesor; y los calores las ablandan y se forman baches y burbujas fácilmente.

No es aquél un patrullaje agresivo. Es un patrullaje de exhibición, rutina y enlace visual y logístico entre sus posiciones principales y secundarias y con los núcleos de población cercanos.

Cuando los militares piensan que puede haber problemas, reciben el apoyo de la observación aérea. Son aviones de exploración no tripulados (los UAV, por sus siglas en inglés), cuyo uso se extiende en este conflicto asimétrico. Algunos pueden detectar (en condiciones ideales) a 5 mil metros, si una persona va armada. Los estadounidenses usan el modelo Predator (éste va también armado) y los españoles, el Searcher (sin capacidad de ataque), pudiendo ambos operar hasta los 350 km de su base. Los españoles cuentan también con los pequeños Raven, más sencillos, baratos, asequibles y con menores capacidades. Evidentemente, tienen sus fallitos. Los restos de un Searcher español están en manos del jefe talibán local, que pide 2000 euros por los despojos. Los españoles, muy dignos, han dicho que no negocian con los insurrectos.

En algunos casos se han atrevido los insurrectos y bandidos a emboscar a alguna de las columnas militares de marcha desde posiciones fijas y espaciadas, formando una franja o luneta como una media luna, que se abrazaban al camino de marcha. Su problema era que las armas rebeldes eran de tiro tenso y sus posiciones estaban en la pendiente anterior. Por tanto, los vehículos blindados ligeros armados de infantería extranjeros podían trabar combate ventajosamente con los guerrilleros situados en sus pozos de tirador, pequeñas trincheras y pliegues del terreno reforzados. En efecto, sus sistemas de adquisición de blancos y control de fuego les permitían la selección y la precisión de sus fuegos ametralladores contra los blancos puntuales de los irregulares. Y les obligaban a retroceder y a esconderse en las aldeas más cercanas.

Hay otros muchos más casos en que los insurrectos utilizan sus artificios explosivos artesanales (en inglés, los “improvised explosive devices”) en los caminos recorridos por los militares en patrulla. Los suelen colocar generalmente partiendo desde las aldeas cercanas, como su base improvisada operativa adelantada, y aprovechando la ocultación y el amparo de las noches. Se les tiene mucho miedo a estos artificios, famosos ya desde la posguerra de Irak. Porque son inesperados, impredecibles y difíciles de detectar (pueden estar en la carrera que ayer se recorrió y examinó), enervantes (la perspectiva anímica de la posible, aunque improbable explosión, grava mucho más que la probabilidad real de los daños del ataque) y ponen a los hombres en la defensa pasiva y a la espera, sabiendo que no se toman medidas activas para evitarlos. Las cargas huecas explosivas, que forman la mayoría de esos artificios, atacan el bajo vientre de los vehículos militares extranjeros, su parte más vulnerable y menos protegida. Ahí no pueden llevar las cargas reactivas de repulsión o un blindaje múltiple con cerámicas de los cascos de los tanques. Se calcula que los insurrectos talibanes del mulá Omar y del jeque Haqqani pueden colocar y activar durante el año 2009 más de 6500 de estas minas artesanales, en emboscadas baratas, sistemáticas, molestas y mutilantes.

Algunos corresponsales llaman a los artificios, el arma más efectiva de la insurgencia. Aunque son, en su conjunto operativo, como un inmenso campo de minas, pero que no se colocan simultáneamente, y superextendido, improbable y sin estar cubierto por el fuego enemigo.

Las Técnicas y Tácticas para Eliminar el Peligro de las Trampas Explosivas en los Caminos.

Hay varias, unas pasivas o reactivas y otras activas, que asumen la iniciativa y la agresividad contra insurrectos peor preparados y entrenados que los militares. Todas son “defensivas”. Desde que el Ministerio de la Guerra pasó antaño a denominarse de las Fuerzas Armadas y, por último, más modernamente, de la Defensa, todo es defensa.

Entre las pasivas pueden estar el incrementar el reconocimiento visual de los caminos, observando protuberancias y cambios de color que no correspondan, en los suelos de aquéllos. Los “tiempos de recorrido” de las columnas disminuirían bastante. Hay que recorrer aquéllos más despacio, mirando al suelo y oteando el horizonte, buscando también observadores al descuido, no muy lejanos. Los talibanes de Afganistán tienen la mala costumbre de grabar en video las emboscadas, para colgarlos en Internet. No suelen usar activadores de cables. Éstos son caros y pesan, y los rebeldes están en zonas aisladas y la logística es débil y complicada. Los artefactos se activan generalmente por la presión del vehículo o por un emisor de frecuencia y alcance dados; puede servir hasta un dispositivo de apertura de puertas. Con sus inhibidores de frecuencia, los militares intentan contrarrestar las ondas de radio de las frecuencias probables en la zona. Siendo los emisores más caros y complicados, cuanto más alcance, potencia y gama de frecuencias usen. Es el juego del gato y el ratón. El problema es que los guerrilleros de un área reciban un emisor activador que use una frecuencia imprevista.

También las columnas podrían ser hostilizadas con fuego de mortero registrado durante los altos que hicieran para confirmar o eliminar algún posible artificio, ya que algunos podrían ser simulados.

Otro medio pasivo sería trasladarse por fuera de los caminos, campo a través. Para los vehículos a rueda, esto no siempre es posible. Y, además, el desgaste de las piezas y el consumo de combustible aumentan mucho, como también los horarios. Al mismo tiempo, disminuye la comodidad y aumenta el cansancio de los viajeros en misiones de patrullaje largas y rutinarias.

Que no se diga que es imposible o muy difícil actuar fuera de los caminos. Ya que esto fue lo que hizo el general Valeriano Weyler, para espantar a los mambises cubanos de las cercanías de los caminos y veredas tropicales. El 10 de febrero de 1896, el general se hacía cargo del gobierno de Cuba y de la jefatura del ejército español estacionado en ella. El presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo, restaurador de la monarquía borbónica, propugnaba la política de mantener la dominación colonial en Cuba, hasta “sacrificar el último hombre y la última peseta”. Y nombró a Weyler para los cargos citados, en sustitución del general Arsenio Martínez Campos, el pacificador de la guerra de 1968 a 1978, que fracasó esta vez en acercar posiciones con los rebeldes en armas.

Los guerrilleros cubanos, en esta nueva guerra iniciada el 24 de febrero de 1895 con el Grito de Baire, aprovechaban la ocultación de la manigua y su cercanía a los caminos, para hostilizar con fuego de fusilería a la columnas y causarles algunas bajas, sin empeñarse en la lucha. Weyler pronto diseñó la técnica de rechazo del enemigo. Una exploración con capacidad de combate se adelantaba convenientemente a las columnas españolas en marcha. Se trasladaba por las maniguas (matorrales autóctonos) que circundaban a las vías de marcha, sin alejarse excesivamente del camino. Los mambises o rebeldes, formando fuerzas de hostigamiento variables y escasas, eran así levantados de sus posiciones y ahuyentados de las fuerzas principales. Los guerrilleros pronto dejaron de importunar de esta manera.

Evidentemente, al circular por los desfiladeros afganos no se puede ir campo a través, sino por el estrecho, rocoso y tortuoso camino encajonado. Pero sí se puede adelantar una vanguardia de combate, que explore y asegure ambas entradas del trecho, para la seguridad de la columna de marcha.

Por fin, existe alguna técnica activa específica para la lucha contra rebeldes irregulares, que puede ser empleada aquí. Ello busca mantener la iniciativa, la creatividad y la ley de la acción de nuestra parte. Es de lo mejorcito para alejar las emboscadas en Afganistán. Se trata del empleo independiente de pequeñas unidades de infantería ligera (en principio, tipo pelotón o escuadra) en tareas de exploración y de ataque a las bandas enemigas. Para la defensa de las comunicaciones propias, pueden emplearse agresivamente contra las bandas que las hostigan o que las obstaculizan (los artificios son como minas selectivas). Por ejemplo, se pueden internar y ocultar en un sector donde las bandas talibanes, de bandidos o milicias locales estén activas. En la noche, cuando aquéllas suelen colocar en los caminos sus artificios explosivos, las atacarán desconsideradamente (con la máxima sorpresa y para el mayor efecto). Esto exige de todos los hombres de las patrullas: formación, motivación, compromiso con la misión, entrenamiento específico, iniciativa, creatividad, autosuficiencia, sobriedad, paciencia, serenidad, alerta de los sentidos, silencio y quietud. Una ventaja que multiplicará la capacidad de combate de la patrulla militar, reside en que estas bandas descuidan su seguridad en lo que creen que es su retaguardia. Una vez que se ha producido un combate con los insurrectos, la patrulla debe ser extraída o volver a sus cuarteles. Para descansar, informar, volver a entrenarse, ser equipada y trasladarse a otro sector, cuando proceda, en otra misión.

CÓMO CAPTURAR A BIN LADEN.

Introducción.

Bin Laden es el responsable último de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y también probablemente del 11 de marzo de 2004. Pero de una manera laxa, de patrocinio ideológico religioso. Ya que él estaba por esas fechas, primero refugiado en Afganistán, y luego escondido en sus inaccesibles e intrincadas montañas del este.

Al-Qaida es la principal franquiciadora de referencia de los radicales islámicos, a nivel de la Umma, o comunidad islámica universal. Y esto es muy importante, porque el Islam es una religión muy socializada. El ascendiente global de Bin Laden, de al-Qaida, no lo tienen ni Hezbolla, ni Hamas, ni Irán, ni los Hermanos Musulmanes, ni Tehkrit el Taliban.

Su objetivo estratégico principal es implantar un califato universal. Y no les sirven, de partida, ninguno de los estados musulmanes actuales. O bien porque son herejes, como el chií Irán. O porque están “corrompidos”, a pesar de su radicalismo religioso, como Arabia Saudí, en manos de los mil (o son siete mil?) “príncipes” de la familia de Ibn Saud, el fundador del estado a primeros del siglo pasado. O están “occidentalizados”, como casi todos los restantes, Egipto, Jordania, Indonesia, Pakistán, Yemen, Argelia, Marruecos, Túnez, etc.

Parece necesario, entonces, perseguir, capturar a Bin Laden, a la estructura superior de al-Qaida. Unos buscando venganza por los ataques recibidos, como España y Gran Bretaña. Otros, como los EEUU, para erradicar un extremismo islamista violento. Que extiende su influencia por el mundo y que periódicamente atenta contra su país o contra sus aliados.

¿Es posible hacerlo? ¿Cuáles serán las dificultades? Las acciones directas contra al-Qaida, ¿resultarán todo lo eficaces que se vislumbran?

La “última” Ocurrencia de la Estrategia Militar Estadounidense en Afganistán.

El general Stanley McChrystal cierra el “Círculo Infernal” de búqueda y captura de Osama Bin Laden. A primeros de diciembre de 2009, el general McChrystal, jefe de las Fuerzas estadounidenses en el teatro de Afganistán, en una de sus comparecencias en el Congreso para explicar y defender la necesidad de la intensificación de las operaciones militares en Afganistán, ha desvelado su nuevo hallazgo, tras una “pensada”. El general ha condicionado directamente el éxito de la lucha contra al-Qaida a la eliminación o captura de Bin Laden. ¿Es esto cierto, hablando operativamente?

Introducción. La Situación del “problema”.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. Tanto en Afganistán como en Pakistán. La cercanía ideológica, militar y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura, flexible, descentralizada, suelta hace que sus “células” no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada de ellas. Así, dan orientaciones doctrinales, establecen grandes líneas de actuación militar y proselitista para los distintos territorios y áreas, lanzan amenazas y avisos a los gobiernos enemigos y señalan objetivos puntuales importantes (estratégicos) al nivel del conjunto de la organización. Esto les permite operar bastante bien, sin la intervención de sus altos mandos. La muerte del mulá Omar o del mulá Haqqani y dos o tres jefes más en un bombardeo con clones o artillero, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular. El “martirio” de Bin Laden o de su “consejero delegado”, el médico egipcio Ayman al-Zawahiri, sería de casi igual trascendencia que el caso anterior.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos, a ambos lados de la frontera. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento a la defensiva. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a las muy pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración, con la colaboración puntual de varias bandas cercanas, y el minado de caminos y veredas. Están concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. Y en un grado menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida de Afganistán y Pakistán.

El Primer gran Intento de capturar a Bin Laden y sus Allegados directos.

En el otoño de 2001 tuvo lugar el rápido desmoronamiento del régimen talibán de Afganistán, asentado en un estado precario y mal estructurado, que daba cobijo y apoyo logístico a la jefatura de al-Qaida. sta, junto con sus “agentes de escolta”, un pequeño grupo de miembros activos y de prosélitos entrenándose, se agruparon con tiempo, formando un despliegue de marcha extenso y laxo. Y se escurrieron, siguiendo las estrechas y escarpadas rutas que les ofrecía la zona, por las montañas afganas hasta Tora Bora. Comenzó entonces, en diciembre de 2001, la gran operación de búsqueda y captura del dirigente máximo de al-Qaida. Que era el responsable directo y declarado de los atentados del 11 de septiembre contra los EEUU. Se reunieron para ello cerca de 100 grupos especializados en “Long Range Independent Operations” estadounidenses, en la zona en la que se suponía que se escondía Bin Laden. ¿Por qué no lo cogieron o lo mataron? Posiblemente, si fuesen comandos israelíes, lo hubiesen logrado.

En su día, según los informes que van apareciendo a la luz pública, dijeron que fue por “falta de medios”. «Necesitábamos más soldados allí!, declaró recientemente el agente de la CIA Gary Bernstein. Durante su testimonio, aseguró que «podríamos haber terminado todo allí». En las 50 páginas de un informe publicado este año, se citan los testimonios de varios responsables militares estadounidenses. Que vieron como sus Altos Mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios, según ellos, para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos.

¿Necesitaban más de 100 comandos de élite para una operación de cerco y aniquilamiento de una banda de irregulares en fuga, aterrorizados por los típicos bombardeos imprecisos y cercanos? Operación que estaría limitada a la zona donde los rastros enemigos y sus sensores electrónicos, satélites, sus espías y sus agencias inteligencias, ubicasen aproximadamente al enemigo. Rodeada la zona, mediante un doble cerco, no necesariamente continuo, sino eficaz, los comandos penetrarían centrípetamente en el área sospechosa. Actuando simultánea, paciente, metódica y sigilosamente, como un “enjambre” de pequeñas unidades. Donde el flanco y la retaguardia de cada pequeña unidad estaría defendida por su iniciativa y actividad ofensiva. Y por la “influencia” irradiada por una unidad compañera cercana.

También le achacaron parte de la responsabilidad en la escapada a un halcón como Donald Rumsfeld. Por aquel entonces, dicen ahora, que Rumsfeld declaró que si EEUU era tan duro en Afganistán (¿por capturar limpiamente al responsable de aquella tragedia alevosa y civil?), despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces. Y por eso era más partidario de una táctica más “ligera” con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. Esto no me resulta coherente ni creíble.

El fallo de una operación constituyó un decisivo fracaso estratégico. De hecho, durante años no se han tenido datos fidedignos del paradero de Osama, según acaba de reconocer el secretario de Defensa Robert Gates, el 7 de diciembre último. Y ahora, en 2009, Al Qaida está renovada y desparramada. Y Bin Laden, como el Che muerto, inspira que no comanda, a una nueva generación de extremistas islámicos, extendidos por numerosos países.

Los Antecedentes Históricos. El Escenario Geoestratégico Actual.

Abdur Rahman, proclamado Emir de Kabul en 1883, vio progresivamente reforzada su soberanía sobre la totalidad de Afganistán, a raíz del aplastamiento por los británicos del alzamiento, ese mismo año, de Ayub Khan en Kandahar. En noviembre de 1893, Abdur Rahman firmó un acuerdo formal (an “official agreement”) en Kabul con sir Mortimer Durand, secretario de Foreign Affairs del gobernador general británico en la India, Lord Lansdowne. Aquél fijó y estableció la frontera política entre la India y Afganistán. Que fue conocida desde entonces como la línea o el trazado fronterizo Durand.

El problema generado por ese trazado fue que los pashtunes, como etnia definida y diferente, quedaron divididos geográficamente en 2 partes, asentados en 2 territorios de soberanías diferentes. Las tierras pashtunes de Chitral, Bajaur, Swat, Buner, Dhir, Khyber (con su desfiladero entre Pesahwar y Kabul), Kuram y los dos Waziristanes, quedaron dentro de la India británica. Tras la independencia de la India, todos estos territorios fueron incorporados a Pakistán. El estado islámico creado entonces para satisfacer y albergar mayoritariamente a los musulmanes indios. Y que incluía originalmente a Bangladesh, en el otro extremo del subcontinente indio, donde vivían los musulmanes bengalíes.

Los pashtunes son hoy en día un 12-15% de la población pakistaní. Son una minoría pobre, situada en zonas con redes viarias insuficientes y de difícil desarrollo. Pero el 25% de los oficiales del ejército pakistaní son pashtunes. Así como también alrededor del 40% de los oficiales del ISI (el secret information service) de ese país. Los individuos de etnia pashtún son unos 25 millones en el país.

En el norte ya de Baluchistán viven tribus de etnia pashtún. En los Waziristanes del Sur y del Norte están más concentrados los pashtunes, formando un verdadero Pashtunistán pakistaní. Dentro de la gran etnia pashtún, los mahsuds (especialmente proclives a romper los acuerdos y pactos) están en la zona central de Waziristán; los wasirs y los afridis viven en la zona de Tirah y los mohmands, al norte de Tirah. La gran zona del Chitral, al noroeste del país, la forman los distritos de Bajaur, Dhir y Swat. Los pashtunes de los waziristanes son los más problemáticos, independientes y levantiscos.

En Afganistán, los pashtunes se sitúan al este y sureste, alcanzando un 35% de la población y alrededor de 12,5 millones de personas. Otras etnias importantes en Afganistán son los uzbecos (10%) y los tayikos (25%), que viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes ex-soviéticas de Tayikistán y Uzbekistán. En el centro viven los hazaras (20% de la población), relacionados con los persas y en el sur están los baluchis (10%), relacionados, a su vez, con las tribus del Baluchistán del suroeste pakistaní.

Tras la independencia de Pakistán en 1947, surgió la disputa con Afganistán por la posesión de las amplias zonas fronterizas tribales, que buscaba la salida al mar de Afganistán. Ambos países casi llegaron al conflicto armado, hasta que en 1963 firmaron un acuerdo de determinación de fronteras. Se ratificaron en él las fronteras vigentes durante el dominio británico. Y Afganistán quedó como un país interior, sin acceso a las vías marítimas.

No existe un estado pashtún independiente y soberano. Su nación está dividida entre dos estados islámicos, no rivales y complementarios. En ninguno de ellos pueden los pashtunes imponer sus reivindicaciones sociales y económicas. Hasta ahora la rebelión talibán afgana realiza sus emboscadas y ataques de objetivo limitado mayormente en los distritos de mayoría pashtún. Los tayicos y los hazaras forman gran parte de las actuales fuerzas de seguridad que se levantan lenta, penosamente y a desgana en Afganistán: unos 90 mil policías y unos 80 mil soldados nativos, con grados variables de motivación, lealtad y entrenamiento. En los distritos pashtunes no hay alistamientos al ejército nacional ni a la policía afgana. Parece a veces una guerra de liberación pashtún dentro de un país opresor o descuidado hacia ellos.

Estas políticas administrativas colonialistas eran práctica frecuente de todas las metrópolis imperiales. Repartir la soberanía de los territorios, en función de consideraciones geográficas. Como lo haría un niño, dibujando vagamente un mapa en sus juegos. Y dejar a las distintas “etnias regionales”, separadas y repartidas entre los estados forzados resultantes. Creando inestabilidad permanente y, por tanto, dependencia y necesidad de intervención o tutela exterior de las “grandes” potaencias. Ahí tenemos los casos de Moldavia, Armenia, Azerbayán, Georgia, Osetia del Norte, etc.

Barack Obama quiere alcanzar los 400 mil hombres operativos y eficaces en las fuerzas de seguridad afganas. Para poder dejar a su cargo la defensa de Afganistán. ¿Podrá motivarlos y conseguir que se alisten? ¿Serán leales a una democracia tambaleante y poco representativa? ¿Y eficaces en la dura lucha contra las insurrecciones talibán y de al-Qaida?

¿Cómo se debe combatir en las zonas montañosas tribales pashtunes?

Podemos decir que, dentro de un área parcial de éstas, el centro de gravedad de la lucha reside en el control de los pasos y en las alturas dominantes de éstos. Los despliegues militares deben ser largos y estrechos, como exige la orografía. Y en las marchas, deben aprovechar simultáneamente toda la red de veredas, desfiladeros y caminos de una zona. Lo que les brinda un cierto desdoblamiento previo para el combate. No es fácil contar con el apoyo de fuego aéreo, por los requerimientos de maniobrabilidad de las aeronaves. Se pueden realizar bombardeos puntuales de saturación sobre una posición reforzada del enemigo, que haya decidido mantener. Se deben evitar los fuegos pesados sobre los poblados, incluso sospechosos, que no respondan a la seguridad incuestionable de las propias fuerzas expedicionarias. Las unidades a emplear en las “interfases de acción” con el enemigo en estas zonas hostiles, son las pequeñas unidades de infantería ligera de élite con formación de alta montaña. Ninguna columna principal “madre”, avanzando metódicamente por estas áreas, puede sobrevivir sin destacar una avanzada de combate, que vaya ocupando temporal y sucesivamente los puntos dominantes a los flancos del sendero de avance, y una retaguardia que se adelante por saltos sucesivos observados.

La ventaja de los pashtunes sobre las fuerzas regulares, especialmente las extranjeras, reside en el conocimiento de su propio terreno, sobre él que se pueden mover a gran velocidad. Tienen una habilidad táctica elemental natural y una especial astucia, incorporada a su sentido de supervivencia. Son capaces de esperar pacientemente por una favorable oportunidad de actuación, escogiendo generalmente cuándo y dónde hacerlo. Y no tienen vergüenza en retirarse cuando sus planes no se realizan y pueden son amenazados o copados por el enemigo infiel moderno.

Además, hoy en día, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, en algunas zonas fronterizas. Que está reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre uno y otro país, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones a nivel de batallón y de regimiento, de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los pueblos montañeses son numerosos, pequeños y diseminados por ambas zonas de la frontera Afgano Pakistaní. En ellos también se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes, a la espera de que pase de largo una creciente militar como las citadas.

Los pashtunes tienen poca disciplina militar colectiva y los fuegos pesados aéreos y artilleros enemigos les impactan en su ánimo y decisión. También les afecta mucho el ver amenazada u ocupada su línea de retirada y los fuegos ligeros y medios enemigos, cuando los reciben desde alturas superiores a las que ellos ocupan. Los pashtunes pueden atacar de noche algún objetivo que les merezca la pena, pero no son luchadores naturales nocturnos.

El conocimiento global, holístico, polivalente, integrador que requiere la aproximación a una rebelión armada político religiosa, es diverso y múltiple. Recomendamos a nuestros lectores, como complemento, la lectura de los distintos artículos que, sobre las rebeliones taliban y de al-Qaida venimos publicando en War Heat en los últimos meses. Con ello adquirirán un “prisma” para observar, discernir y pronosticar el desarrollo de aquellos “conflictos modernos”.

La Legítima Defensa

Introducción General.

La legítima defensa es un tema bivalente. A la luz del ordenamiento jurídico parece definido. Pero, cuando pasamos a la casuística y a los casos prácticos, la aplicación de la legítima defensa es imprecisa, correosa y, quizás, desconcertante.

Y, en los momentos en que la integridad personal o el patrimonio están amenazados por un rapiñador violento, la reacción defensiva debe estar dirigida por la claridad mental, el coraje moral, la contundencia y la rapidez. Los psicólogos hablan del bloqueo de la mente consciente, racional, en esos casos, dando paso a la mente instintiva. Pero que puede ser modulada por un entrenamiento genérico, ya que las posibilidades prácticas son innumerables.

Se dice que la reacción al atacante debe ser proporcional al daño o perjuicio que aquél busque. Y a las armas o medios que utilice o emplee en su enfrentamiento con nosotros. Pero, como todo lo que se quiere precisar en exceso, por agentes fuera del contexto práctico y que eluden la integración de la compleja psicología humana en sus planteamientos, la aplicación encubre y deja por explicar numerosas probabilidades.

¿Qué hacer si el atacante lleva un arma escondida? ¿Aparecer primero e inerme, echándole de casa? ¿La apariencia externa del atacante, exhibe claramente sus intenciones, entrenamientos y capacidades? Porque, ya hay que tener osadía y agresividad sobrantes (¿es una psicopatología?) para internarse en una casa ajena a robar, mutilar, secuestrar, dañando siempre.

Ya se sabe que, si claramente huye, no se le debe atacar, pero, si va armado con un bastón, ¿puede marcharse con todo lo que quiera?

¿Quién exhibe mayor potencia y eficacia de ataque, un joven fogueado en la rapiña con un palo de 1,2 m., un anciano con una escopeta de caza o un señor sedentario con un cuchillo de cocina? Está claro que los mayores necesitan medios más amenazadores y contundentes para la defensa. Pero, ¿dónde está precisado esto? Los atacantes están más familiarizados con sus métodos y armas, pero los atacados no se suelen entrenar para la defensa. Y se actúa según se entrena, en los momentos amenazadores e inesperados de gran tensión. ¿Cómo valoran los juristas esto?

Ya me gustaría que algunos juristas lúcidos nos explicaran con casos prácticos, cómo se debe reaccionar, siguiendo su ejemplo.

También parecido es el tema de la legítima defensa de una sociedad, a la luz de la moral que tradicionalmente tenemos en Europa y América.

Tenemos aún vivo el caso de los piratas somalíes, El ser teóricamente pobres, ¿les da derecho a expoliar a los demás? ¿No son todos ellos los responsables últimos de que Somalía sea un estado sin organización, ni orden? Se ha dicho que no tenemos actualmente una legislación que permita perseguir a los piratas en aguas internacionales o nacionales (de ellos), pues, ¿por qué los abogados del Estado y los legisladores no confeccionan y aprueban las leyes que nos permitan defendernos eficazmente? Los que deseen ampliar el tema pueden leer nuestro artículo “Los Piratas Somalíes”.

Antecedentes Sociales y Religiosos de la Legítima Defensa, desde los Orígenes Judaicos en el Antiguo Testamento.

Después de dar a Moisés las tablas de la Ley en el monte Sinaí, el Señor Dios inspira en Levítico, Números y Deuteronomio lo que podríamos llamar el “reglamento” de la Ley de Dios, de los Mandamientos.

Veamos qué dice Deuteronomio 20, 1 al 20 resumido. En lo que podemos considerar la “ley teocrática de la guerra judía”:

Cuando salgas a hacer la guerra contra tus enemigos y veas los caballos y carros de un pueblo más numeroso que tú, no tengas miedo, pues tu Dios, el que te sacó de Egipto, está contigo. Cuando vayáis a entablar combate, se adelantará el sacerdote y hablará así al ejército: “…Hoy vais a pelear contra vuestros enemigos; no temáis, no tembléis…, porque vuestro Dios va delante de vosotros para combatir contra vuestros enemigos y daros la victoria”.

Luego los jefes dirán al pueblo: “…el que tenga compromiso de matrimonio y no se halla casado aún, que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y otro tome su mujer; el que tenga miedo y se acobarde, que se vuelva a su casa, para que no contagie la cobardía a sus hermanos”. Al terminar de hablar al pueblo, se colocarán a su cabeza los jefes.

Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, le brindarás primero la paz. Si la acepta y te abre sus puertas, toda su población será hecha tributaria y te servirá. Si rechaza la paz, la asediarás. Tu Dios te la entregará y pasarás a cuchillo a todos sus varones. Las mujeres, los niños, los ganados y lo que haya en la ciudad, lo tomarás contigo y disfrutarás del botín de tus enemigos que tu Dios te haya dado.

Esto lo harás con las ciudades que están muy distantes (en Siria, en la Transjordania) y no pertenecen a estas naciones (de Palestina, nombre de la tierra de los filisteos, los hombres de la mar). En cuanto a las ciudades de estas naciones que tu Dios te da como heredad, no dejarás en ella con vida a nada de cuanto respira; darás al anatema esos pueblos, a los jeteos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos, como tu Dios te ha mandado, para que no aprendáis a imitar las abominaciones a que esas gentes se entregan para con sus dioses y no pequéis contra vuestro Dios”.

El Señor más bien prohibió la muerte del inocente, o sea, el asesinato, la muerte injusta. Alguien alteró el sentido del “no matarás al inocente”…

Predicaba Juan el Bautista en el Jordán un bautismo con agua, de penitencia, preparando el camino de las almas hacia el Señor, que llegaba a redimirlas. “Le preguntaban unos soldados, ¿y nosotros qué hemos de hacer? Les contestó: “No extorsionéis a nadie, ni denunciéis falsamente y contentaos con vuestra paga” San Lucas 3, 14.

El Bautista (que tanto fustigó en público a Herodes por estar en concubinato con Herodías, la mujer de su hermano, extremo que le llevó a ser degollado) no le pidió a las tropas que dejaran las armas y se dispersaran o se dedicaran a acciones humanitarias tipo “Mari Complacientes”. Las Fuerzas Armadas no son ONGs, al servicio de misiones exóticas, caprichosas o filantrópicas. Entre otras cosas, porque sus costosos y especializados medios, a cargo de la sociedad, estarían así muy mal utilizados productivamente. Les dijo que se comportaran con honradez en su oficio de dislocar legalmente la capacidad de combate de los enemigos de la patria. Y esto en una tierra hambrienta de paz social, que hervía de indignación contra los romanos, por su impiedad y paganismo. Donde los zelotes, guerrilleros rurales o rebeldes armados (Barrabas podría ser uno de ellos) eran héroes del pueblo.

Estaba próxima su última Pascua y Jesús subió a Jerusalén. Se encontró el atrio del Templo con tratantes de bueyes, ovejas y palomas y cambistas de monedas sentados. Hizo un azote de cuerdas y los echó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. A los vendedores de palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi padre una cueva de ladrones”. Sus discípulos recordaron lo escrito: “El celo de tu casa me devora” San Juan 2, 13 a 17.

El Señor, como hombre, también tiene la pasión de la ira, pero la controla y la ordena al bien. El pecado es el desorden, la injusticia y el desborde

Estaban interrogando a Jesús ante Anás y los testigos incurrían en contradicción, disolviéndose las acusaciones. “Anás le preguntó entonces sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “Siempre he hablado públicamente en la sinagoga, en el Templo, donde se reúnen los judíos. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, qué es lo que he dicho”. Al decir esto, uno de los guardias presentes dio una bofetada a Jesús diciendo: ¿Así respondes al Sumo Sacerdote? Jesús le contestó: “Si he hablado mal, demuéstramelo; y si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” San Juan 18, 19 a 23. La palabra oportuna es más fuerte que los puños: el sayón se quedó callado y Anás, el viejo cacique, tuvo que enviar a Jesús ante Caifás, su yerno, que era el Sumo Sacerdote aquél año, para que empezara de nuevo.

Es curioso que el Señor, cuyo cuerpo terminó totalmente tumefacto y desfigurado, privado hasta del último quantum de energía vital y cuyo corazón derramó hasta la última gota de sangre, cuyos tormentos todos los asumió pacientemente, respondiera tan contundentemente a un simple golpe en la mejilla…

Contra la bobería, la complacencia injusta y la debilidad propia, nos advierte Jesús: “No deis vuestras perlas a los cerdos, no sean que pisoteándolas se revuelvan contra vosotros y os destrocen” San Mateo 7, 6.

La Iglesia Católica no perdona, no da el sacramento de la reconciliación, cuya materia son los pecados del penitente, si éste no tiene propósito de la reparación del daño causado. Cualquier reserva mental del propósito haría inválido el sacramento y a los pecados del penitente se añadiría un sacrilegio. La reparación del daño causado es devolver el dinero robado y sus intereses o compensar suficientemente a la familia o al interesado por un asesinato, una mutilación, una violación, un secuestro, un falso testimonio ante el juez, una calumnia propagada.

Dios no perdona gratuitamente. No en balde clama la sabiduría popular, “si en el séptimo no hay rebaja (en la restitución debida para el perdón), ya puede Nuestro Señor llenar el cielo de paja”.

¿Podemos ver un ejemplo de lo que dice, tomado ahora de la Historia?

La Iglesia predica hoy en día la paz, el amor a todos y condena la guerra. Como hizo en dos veces cuando la “Operación Asalto” de Irak. Eso quiere decir “storm”, además de tormenta. Que es lo que han querido leer los Mari Complejines y los pseudo progres.

Pero,según y cómo. Cuando ha detentado el poder político y se ha sentido amenazada por un poder igual o superior, claro que las armas le han servido de mucho a la Iglesia. Y ha hecho bien en ese uso, no ya en su abuso.

Dos pinceladas significativas y una nota final:

En 1209 llegan los ejércitos cruzados, promovidos por el Papa Inocencio III, a las puertas de la ciudad de Beziers. Ésta estaba en poder de los cátaros (del griego katharos, que significa «puro») o albigenses (topónimo de Albi, una de sus muchas ciudades). Era una herejía naturista muy persistente en la época. Los cátaros despreciaban la materia y el cuerpo humano (de ahí la supuesta “pureza” espiritual) y, por tanto, a su Creador. Uno de los predicadores contra la misma fue Santo Domingo de Guzmán.

El ejército era tan poderoso que la toma de la plaza era segura. Los jefes de las tropas le plantean a Simón de Monfort, legado pontificio y jefe supremo de la expedición: “En la ciudad hay muchos cristianos fieles. Cuando la tomemos, ¿cómo los distinguiremos de los herejes?” Monfort fue muy claro: “Matadlos a todos. El Señor sabrá distinguir a los suyos”. Más de 20 mil hombres, mujeres y niños fueron pasados a cuchillo tras la ocupación.

Si no e vero e ben trovato”. Si no es cierto, está muy bien traído. Hagamos la crítica. Algunos autores atribuyen a Arnaud Amaury, el jefe militar, buen cura cisterciense, esas palabras. La población de Beziers rondaba las 15 mil almas y los refugiados con cabida en ella, que huían de la “limpieza espiritual” (hoy quizás le llamaríamos el rodillo militar) de los cruzados, no podían ser muchos más de 5 mil. La toma trajo un baño de sangre imponente, narrado por algunos testigos. Y lo que parece claro es que ninguno de los jefes hizo por prevenirlo o impedirlo. Decir que una tropa aguerrida y bendecida como cruzada, hace lo que le da la gana y mata sin órdenes (ojo, no es saqueo, en él la mano se va un poquitín) y, por tanto, sin responsabilidad de aquéllos, es absurdo y ofensivo para la razón.

Veamos el caso de Lepanto.

El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: Por el mar era un vecino incómodo y rapiñero del Mediterráneo occidental cristiano. Por tierra ocupaba los Balcanes y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco, desde el primer momento, fue el papa San Pío V. Hasta el mismo Felipe II de las Españas tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar el peligro de frente y de asestar a los turcos un golpe importante, sin existir previamente una directa provocación turca o un “casus belli”. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa con España y Venecia se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. Francia se desmarcó de ella, muy terrenalmente, por su envidia y odio a la supremacía española. Vamos, que le dio la pataleta de la mezquindad y la cortedad de miras a la católica Francia. Por fin, la escuadra española estuvo ya preparada el 5 de septiembre. El 29 de agosto de 1571, el obispo Odescalco, legado pontificio, llegó a Mesina. Y dio la bendición apostólica y concedió las indulgencias de cruzada y el jubileo extraordinario a toda los hombres de la armada cristiana. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada hacia los mares turcos. Y el 26 fondeó en Corfú, mientras una flotilla exploraba la zona.

El caso es que Lepanto quedaba a la entrada del golfo de Corinto, en pleno territorio de viejo dominio otomano. El Papa había autorizado un ataque preventivo, ante la convicción moral de la continuidad de las intenciones agresivas y expansionistas turcas. Pío XII escribió también sobre la recta moralidad de estos ataques preventivos en 1950; pero no he encontrado el texto en la Biblioteca Vaticana.

El domingo 7 de octubre por la tarde, el Papa departía con un grupo de cardenales en su despacho. De pronto, suavemente arrebatado, salió al balcón. Allí recibió la “visión intelectual” del triunfo cristiano en Lepanto. El Papa había ordenado que se rezase fervorosamente el Rosario por todas las tierras cristianas. Pidiendo la intercesión de la Virgen María, por el triunfo cristiano. En agradecimiento, el Papa instituyó el 7 de octubre como fiesta dedicada a la Virgen del Rosario.

Ante las continuas bravatas de Nasser y todos los preparativos bélicos de los países árabes que lo circundaban en un cinturón de hierro, ¿qué hubiese sido de Israel, si en junio de 1967 no hubiese atacado preventivamente a la aviación árabe en tierra, garantizándose así la supremacía aérea en la llamada Guerra de los Seis Días?

La Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana II.

(continuación)

Estratégicamente se iba perfilando todo como un intento del «26 de Julio», para llevar al pueblo a una acción urbana, fulminante y decisiva, contra el gobierno. Era la última oportunidad de la línea liberal y democrática del Movimiento, además, en amplia mayoría en sus filas, frente a la línea radical y escuálida que se aglutinaba en la Sierras Maestra, del Cristal, de Baracoa y de Nipe. Porque lo que se cuestionó en el análisis posterior de los hechos por la Dirección Nacional colegiada del «26 de Julio», fue la validez de una ideología (la liberal democrática) por el fracaso de una táctica mal aplicada.

La principal Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) se abstuvo de ayudar a los huelguistas y el Partido Socialista Popular fue excluido específicamente. El FON, la otra fuerza laboral, sin demasiada capacidad de diálogo con las patronales y sin suficiente penetración entre los trabajadores, fracasó en la organización de la huelga. La consigna para la huelga general se comenzó a transmitir al pueblo por la radio a las 11 de la mañana del miércoles 9 de abril de 1958, sorprendiendo a todos en sus trabajos y ocupaciones. Falló la movilización correcta del pueblo, en aras de la seguridad de la compleja operación. Sin embargo, ya en marzo el «26 de Julio» emitió un Manifiesto llamando a la huelga y existía una «creciente» de sabotajes en las ciudades, que envalentonaban a sus miembros para su «operación cumbre final». Por ejemplo, en la noche del 15 al 16 de marzo estallaron sólo en La Habana nada menos que cien bombas y petardos.

En marzo, Batista nombró jefe de la Policía Nacional, al brigadier del ejército Pilar García. El gobierno se mantenía calmado. Hacía tiempo que no se realizaban redadas de elementos hostiles. Pero pronto comenzó a actuar. Hizo un uso amplio de falsas proclamas de huelga, en los días que disponía hasta su inicio. Consiguiendo intoxicar la comunicación entre los rebeldes urbanos y el pueblo. Y que éste llegase a sospechar de la autenticidad de la convocatoria fidelista. Agentes de la policía, equipados con los brazaletes rojos y negros del «26 de Julio», fueron empleados extensamente en acciones de confusión popular y de ataque y desarticulación de los comandos de acción y sabotaje.

El resultado de los esfuerzos para iniciar y extender la huelga general, se concretó en un número de acciones y éxitos inconexos, aislados y costosos. Y que no llegaron a involucrar a las masas populares en los hechos. La mayor parte del comercio, de los transportes públicos y de las industrias de la Gran Habana, no secundaron la huelga. En Santiago de Cuba, en Santa Clara ocurrió algo parecido. En Holguín, los comandos fidelistas incendiaron la central térmica. En La Habana se confirmaron el asalto a varias emisoras de radio, un tiroteo ocurrido en las afueras, el ataque a una armería y la destrucción de un transformador eléctrico. El número de muertos ocurridos en estos encuentros urbanos superó el centenar, que en gran mayoría fueron rebeldes castristas.

El sábado 3 de mayo de 1958, la Dirección Nacional del «26 de Julio» celebró una tensa reunión de casi 6 horas, junto a Altos de La Plata. Se realizó un duro proceso de autocrítica, que llevo a un radical cambio de los postulados operativos. Fueron depurados Faustino Pérez, el jefe de los comandos urbanos castristas y el principal dirigente del FON, como máximos responsables del desastre. Los destituidos pasaron a ocupar puestos en la organización guerrillera. Los comandos urbanos quedaron constreñidos a una misión de apoyo táctico de las operaciones guerrilleras. El mando del Movimiento pasó totalmente a manos de los guerrilleros, modificándose la estructura y la composición de la Dirección Nacional. Ésta quedó presidida por un Secretariado con 6 miembros, presidido por Fidel Castro.

Las dos campañas militares destacables en la insurrección cubana:

La ofensiva del ejército en la primavera verano de 1958.

En marzo de 1957 la guerrilla fidelista de Sierra Maestra la formaban unos 80 hombres, resto de los invasores del «Granma», miembros urbanos del 26 de julio y campesinos incorporados. En abril de 1958 existían unos 300 guerrilleros fidelistas. En Sierra Maestra había unos 180 rebeldes, repartidos en dos columnas. Y en las Sierras del Cristal, Baracoa y Nipe, colindantes con aquélla, estaban otros 120 «barbudos».

En mayo de 1958 fue nombrado jefe de operaciones en la Sierra Maestra, el general Eulogio Cantillo Porras. Se le encargó dirigir la única ofensiva importante para la destrucción del principal foco de la guerrilla. Contó con unos 6 mil soldados, integrados en 14 batallones de infantería, 1 compañía de tanques ligeros (14 Tm. y un cañón de 37 mm.), 2 baterías de cañones de 75 mm. y 4 compañías independientes de infantería, y apoyados por dos escuadrillas de cazas y cazabombarderos. La aviación militar, dependiente del ejército, se llamaba Fuerza Aérea del Ejército. Entre 3 mil y 4 mil hombres adicionales, de la Guardia Rural y el ejército, realizaron simultáneamente misiones de protección de propiedades e infraestructuras y de orden público en la provincia de Oriente. El plan de operaciones era más propio de la guerra regular. Preveía atacar simultáneamente, con dos columnas de infantería reforzada, desde el norte y el oeste la «zona bajo influencia rebelde» de la Sierra, de unos 2 mil Km2, situada al oeste de la cuenca de Santiago de Cuba. Formado el frente rebelde de rechazo, otra columna de infantería progresaría desde el sur sobre su retaguardia, buscando la desarticulación de la resistencia enemiga, y empujarla y aplastarla conjuntamente en sus últimas posiciones. Se mantendría un cerco fijo de la zona de operaciones, ocupando las estribaciones de las montañas, para evitar movimientos de apoyo y exfiltraciones de guerrilleros batidos.

Castro, que conocía la pérdida de entusiasmo de las tropas enemigas, tras sus primeros rebufos en la lucha, siguió una estrategia operativa de resistencia prolongada. Las columnas enemigas se encontraron con una defensa en profundidad, en un terreno favorable para ella. Destinada a hostigarles al máximo y a alejarles del triunfo, eludiendo el empeño irreversible en los encuentros y escaramuzas. Desde finales de abril, los insurrectos se dedicaron a organizar las entradas en la Sierra y sus vías internas y a almacenar en la zona todos los hombres, equipos, armas y suministros que pudieron, entre ellos unas 10 mil reses vacunas. En torno a La Plata, sede de la Comandancia, se estableció un cuadrilátero romboide de unos 100 Km2, enmarcado por el pico Turquino, su cordillera, Altos de La Plata y Agua Alrevés, como reducto final rebelde, donde se situaron los mandos y las reservas.

El 25 de mayo iniciaron las tropas su avance sobre las vanguardias de seguridad rebeldes, en las faldas de la Sierra. Los militares llegaron a acercarse con algunas de sus puntas de avance, a cargo de batallones más o menos reforzados y desplegados en compañías, a La Plata, pero ya sin fuerza ni capacidad operativa. El avance militar se realizó sin la coordinación que exigía su plan, atacando siempre por sectores aislados. Esto permitió a los rebeldes, moviéndose por líneas interiores en territorio agreste y conocido, concentrarse sucesivamente en el rechazo. Sólo un máximo de 800 a 1000 hombres atacaron cada vez, del total de los que operaban. Así, los distintos batallones fueron batidos por partes, sitiados incluso a veces por un tiempo, y repelidos uno tras otro. Las unidades de segunda línea que ocuparon las zonas invadidas en mayo y junio, fueron expulsadas de la Sierra, para la segunda decena de agosto de 1958. Se libraron en la campaña unos 36 combates, acciones secundarias y escaramuzas. Los rebeldes sufrieron unos 35 muertos y 45 heridos y capturaron a más de 450 soldados. Ningún barbudo cayó prisionero.

La contraofensiva final del «26 de julio», ocupando progresiva y rápidamente la Isla.

Terminada la campaña, Castro extendió el 18 de agosto una «orden de marcha» al comandante Camilo Cienfuegos. En ella se le mandaba conducir la columna rebelde nº 2 «Antonio Maceo», con unos 120 hombres, hasta la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de Cuba, a unos 1000 Km. de distancia. Para establecer allí una base guerrillera. El 21 de agosto otra orden de la Comandancia dispuso que el comandante Ernesto Guevara, al frente de su columna rebelde nº 8 «Ciro Redondo», integrada por unos 150 hombres, se trasladase a la provincia de Las Villas, en el centro de Cuba, a unos 500 Km. Su misión era paralizar los movimientos de paso de las fuerzas militares por esa provincia.

La estrategia operativa rebelde era ofensiva, suponiendo: un acoso inmediato sobre la cuenca de Santiago de Cuba, a cargo de las restantes columnas rebeldes, dirigidas directamente por su Comandancia. Y la invasión de Pinar del Río y Las Villas, lejanas en la distancia y en la capacidad operativa guerrillera, que eran las otras dos provincias cubanas que contaban con cadenas montañosas para posible refugio.

A primeros de septiembre, los guerrilleros castristas alcanzaban el millar. En las Sierras de Oriente operaban unos 700 y las columnas invasoras tenían unos 300 hombres. A fines de 1958, las más de 15 columnas guerrilleras, casi todas de reciente creación, tenían entre 3 y 4 mil hombres, muchos actuando como fuerzas auxiliares y de guarnición. Las operaciones rebeldes consistieron esencialmente en un ir apartando, desarmando y deteniendo sucesivamente a unos enemigos siempre muy superiores en número y equipamiento. Pero, sin moral, sin valor, sin fuelle y sin compromiso con su deber profesional. La velocidad de avance de la ofensiva sobre La Habana, la iba dictando la escasa capacidad de avance y de maniobra de las columnas guerrilleras. Cada una de potencia similar a una compañía de infantería irregular, parcialmente motorizada.

Los soldados cubanos muertos durante los dos años de campaña guerrillera ascendieron a unos 170-180 hombres. En ese tiempo los guerrilleros perdieron unos 125-130 combatientes. En el período final de la rebelión, las fuerzas armadas cubanas fueron aumentadas hasta los 45 mil hombres. La mortalidad de la población cubana, según el censo de 1953, era de 6 defunciones al año por cada 1000 habitantes. Según todo esto, podemos afirmar que la profesión de militar batistiano en tiempo de guerra fue bastante segura.

Y un Telón de Acero cae súbito sobre Cuba.

Cuba cambió así de tirano personal malo a tirano institucional peor. En su discurso del 1 de mayo de 1960, durante los actos oficiales con motivo del Día de los Trabajadores, Fidel atacó públicamente por primera vez el sistema electoral democrático, como cauce de la expresión soberana de la voluntad del pueblo. Allí fue coreado repetidamente por las masas concentradas ex profeso con gritos de: «Elecciones, ¿para qué?». Con ello se entronizó oficiosa y permanentemente en Cuba el sistema de «mano alzada a la vista y ¡ay del que disienta!». Que es el propio de las asambleas populares marxistas leninistas. Y todo lo que de ello se derivaba para el gobierno y los derechos personales y colectivos del pueblo cubano.

Guevara, la Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana.

Introducción. 

Ernesto Guevara, que firmó como «Che» los billetes del Banco Nacional de Cuba, era un hombre joven, instruido, disciplinado y metódico. Fue capaz de analizar la trayectoria «militar» de la revolución cubana de 1956 a 1958. Y extrajo unas características de cómo se desarrolló así y por qué triunfó. Su error fue extrapolarlas a todos los lugares geográficos. Como si aquellas cualidades fueran unos principios ideológicos y militares fiables, contrastados y, sobre todo, inmutables.

Las características operativas del proceso político guerrillero cubano, sorprendentemente rápido, y fácil y poco cruento, fueron muy particulares. Porque aquél fue ayudado e impulsado por una insurrección urbana muy combativa. Que soportó el peso de la represión de los esbirros «batistianos». Guevara, guerrillero en la Sierra y extranjero, tomó esas características como los axiomas de actuación para un pueblo en armas. Sin dar valor ni utilidad a la lucha ciudadana, cívica y armada, de gran importancia histórica en Cuba. Y siguiendo las ideas de otros revolucionarios «ortodoxos», asiáticos y violentos, de la época, como Mao, Giap o Ho Chi Minh.

La experiencia guerrillera del Che en Bolivia. El autor aplica sus conocimientos socio militares asimétricos, lejos de Cuba.

No es recomendable intentar crear un foco guerrillero, usando las ideas de Guevara. En Ciencias Sociales la eficacia es una medida de la bondad de los métodos y principios aplicados. Así, hay que recordar cómo terminó ese señor «estratega y táctico» de la «guerrilla rural en un país subdesarrollado hispanoamericano». La lectura de su «Diario de Bolivia» nos permite aprender de una realidad ajena dolorosa, y progresivamente insalvable y asfixiante. Decía Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro, que el inteligente aprende también con la experiencia ajena. Conocemos la trayectoria guerrillera del Che en Bolivia. El Partido Comunista boliviano le dio la espalda (su secretario general, Mario Monje, le visitó). Porque el oportunismo es una cualidad muy comunista. El tan denostado Fulgencio Batista Zaldívar fue candidato a Presidente de la República de Cuba por el Partido Socialista Popular en 1940 (nombre de la Unión Revolucionaria Comunista, desde primeros de 1944). Asimismo, el Partido formó parte de su coalición gubernamental y tuvo varios ministros en su administración desde 1942 hasta 1944, entre ellos, Juan Marinello Vidaurreta. El Partido Comunista, en cualquier país y circunstancia, siempre justifica teóricamente sus actos. Diciendo que las condiciones objetivas para la acción de masas se dan o no se dan, según aquello del materialismo dialéctico. Abajo se verá cómo este método «científico», les llevó al desastre en la Grecia de la postguerra.

Y el grupo armado del Che se convirtió en un conjunto de «insurrectos errantes». Mao Zedong decía que eso era lo peor que le podía pasar a los irregulares revolucionarios en armas. Que necesitan establecerse en una zona más o menos aislada y protegida con cierta seguridad. Y que no pueden estar cambiando indefinidamente de refugio, agotándose infructuosa y rápidamente. Necesitan de las «bases» para poder extender su doctrina entre las masas populares, siempre con un cierto grado de coacción militar. Aunque sólo sea por su presencia armada activa. Y para poder conseguir de aquéllas apoyo logístico, refugio, información, ayuda personal y reclutas.

A su vez, las bases guerrilleras, sedentarias y casi fijas, se convierten en uno de los escasos objetivos militares «duros» que ofrecen los rebeldes a las fuerzas militares que los combaten. La destrucción de las bases guerrilleras del Partido comunista al norte de Grecia por los ejércitos griego y británico en 1949, supuso el final de una larga (desde 1946), dura y difícil insurrección armada en Grecia. Situadas en torno a las ciudades de Vitsi y Grammos, en la zona del triángulo de la frontera con Albania y Yugoslavia, por donde recibían los suministros y reclutas indispensables, se convirtieron simultáneamente en vitales y muy vulnerables para los comunistas. La insurrección quiso aprovechar la «fuerza social» de la «creciente» democrática antinazi.

Oportunidad, extensión y calidad de su doctrina militar asimétrica irregular.

A primeros de enero de 1959, en una consideración y síntesis del proceso guerrillero cubano, un Fidel Castro entusiasmado, definía categórico: «Sin entrenamiento, sin tácticas de guerra, logramos vencer a aquel Ejército…» «Ningún ejército profesional (de América) tendría fuerzas para contrarrestar las actividades de guerrilleros revolucionarios». «En cualquier otro escenario (geográfico), en las mismas condiciones políticas que las nuestras, las guerrillas son invencibles».

Con esto estableció las bases ideológico operativas de las guerrillas hispanoamericanas. Guevara desarrolló luego en «La Guerra de Guerrillas» esta tenue «teoría» militar irregular. La centró en dos sencillos postulados. Que él pretendía que la guerrilla cubana había demostrado absolutamente (irrefutablemente y sin desviación o diferencia). «Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército» En realidad, esto ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de la Historia. «No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución. El foco insurrecto puede crearlas y desarrollarlas». Su trágico final en Bolivia le daría la medida del carácter «relativo, local, específico y condicionado» de su principal «hallazgo».

Guevara dedicó gran parte de las cuarenta mil palabras de ese libro, al estudio de los hombres que formaban las guerrillas y a dar consejos sobre la vida en el monte. Pero la obra es muy poco extensa en el estudio de las tácticas y estrategias guerrilleras. Más abajo verán Uds. las razones. En cuanto a la importancia, extensión y calidad sus «propuestas» técnicas, sólo tenemos que observar cualquier foto, incluso de hace algunas décadas, de rebeldes armados en algún país inquieto del mundo. Suelen estar sucios, desaliñados y sonrientes, en proporción inversa a su disciplina y conocimientos militares. Y todos portan generalmente un fusil de asalto y un lanzacohetes antitanque. Que suelen ser un AK-47 y un RPG-2 o RPG-7, ambos de diseño soviético. Guevara habla de un «lanzagranadas» ideado por las guerrillas cubanas. Su propulsor es un cartucho de caza, sin perdigones, al que se ajusta una varilla de madera. En su extremo libre lleva una pequeña lata con pólvora y metralla, provista de una mecha de tiempo. Se dispara con una escopeta recortada. Las armas de los «barbudos» cubanos eran Springfields modelo 1903 cal. 3006, algunas carabinas M-1 estadounidenses y San Cristóbal dominicanas calibre .30 corto, algunas ametralladoras Thompson modelo 1928 calibre .45 y algunos Garand calibre .3006 semiautomáticos. Un examen superficial del Field Manual Improvised Ammunition Devices estadounidense, nos dará abundantes y mejores ideas para usar en un medio rebelde «asimétrico» poco desarrollado, hostil y sin logística de apoyo.

Los hechos de los que Guevara sacó sus conclusiones: El desarrollo de la insurrección contra la usurpación del Poder político por Batista, con el golpe de estado del 10 de marzo de 1952.

En la lucha violenta contra Batista, hubo dos manifestaciones radicalmente diferentes en su concepción, técnicas, tácticas y estrategias: la guerrilla rural y los comandos urbanos de «acción y sabotaje» del «26 de julio». Allá en la Sierra, Fidel, con una guerrilla militarmente insignificante, se convirtió desde 1957 en el símbolo permanente de la resistencia contra Batista. Manteniéndose en su poco accesible «base de convocatoria», con un magnetismo único, fue orientando a la opinión pública cubana hacia su opción política y, en esos momentos, amorfa ideológicamente.

Los grupos urbanos presentaron contra el régimen una batalla discontinua, oportuna y peligrosa, empleando 3 técnicas diferentes: atentados, sabotajes y bombas. El precio a pagar por estas operaciones era alto. Se luchó en inferioridad de fuerzas, dentro de poblaciones totalmente dominadas por los hombres de Batista, que no perdieron su aplastante control hasta el mismo 1 de enero de 1959. Y si la Policía no fue capaz siempre de hacer una eficaz tarea preventiva, sí siguió la estrategia de no dejar sin respuesta ningún revés. Y no se andaba con miramientos a la hora de seleccionar y aplicar la represión. Veamos un ejemplo de cada una.

El lunes 23 de diciembre de 1957 fue «ejecutado» por un comando del «26 de julio» el coronel Fermín Cowley, jefe del distrito militar de Holguín, en una ferretería de la ciudad, al norte de la provincia de Oriente. Era responsable directo de la masacre de los expedicionarios del «Corinthia» y de una sangrienta represión contra miembros urbanos del Movimiento, llevada a cabo en las Navidades anteriores, a raíz de la invasión fidelista desde Méjico en el «Granma».

El martes 28 de mayo de ese año tuvo lugar la destrucción de un importante nudo de conducción de energía eléctrica, en la céntrica calle Suárez de La Habana. Con lo que, extensas zonas de la capital estuvieron sin luz hasta 3 días.

Todas las noches, a las 21 horas, en la fortaleza de La Cabaña, se disparaba un cañonazo de salva, para indicar a los habaneros una hora exacta y facilitar el ajuste de los relojes. Era una útil costumbre, conservada desde la época colonial. A lo largo de 1957 y 1958 era frecuente oír 5, 10 «cañonazos de las nueve», en el período que va desde las nueve menos cinco a las nueve y cinco, en el que todos estaban más o menos pendientes de la señal horaria. Siempre se procuró que esos «petardos» no causaran daños personales.

El intento revolucionario del «26 de Julio» urbano y democrático: la fallida huelga general de abril de 1958.

Los coordinadores de la huelga general revolucionaria fueron Faustino Pérez, delegado nacional del Movimiento «26 de Julio» y Manuel Ray, jefe de la Resistencia Cívica. La organización de la misma quedó a cargo de los comités de huelga, integrados jerárquicamente desde el nivel local al nacional. Estaban constituidos por miembros de las 2 organizaciones citadas, más un representante de los trabajadores, miembro del Frente Obrero Nacional (FON) fidelista. La realización de la huelga quedó a cargo de los grupos de «acción y sabotaje» del «26 de Julio». Las instrucciones a la población, transmitidas en proclamas, octavillas y emisiones radiofónicas, demandaban una participación activa, incluso violenta, del pueblo en la huelga.

(continuará)

La Blitzkrieg en su Teoría y Práctica II.

SEGUNDA PARTE. 

El Grupo de Ejércitos A del coronel general Gerd von Runstedt ataca la vulnerabilidad operativa crítica de los Aliados.

Antes del alba del 10 de mayo una imponente masa de blindados, se concentró en las fronteras con Bélgica y Luxemburgo. Al norte de Luxemburgo, en el primer escalón operativo se desplegaba el 19º Cuerpo blindado de Guderian (1ª, 2ª y 10ª divisiones Panzer) que sería el esfuerzo principal del sector de ataque de las Ardenas. Le apoyaba el 41º Cuerpo blindado del general George Hans Reinhardt, con las divisiones Panzer 6ª y 8ª, en un segundo escalón de reiteración de esfuerzos. En el tercer escalón operativo, con cometido propio y sin funciones de reserva, estaba el Cuerpo blindado del general Gustav von Wietersheim, formado por 5 divisiones de infantería mecanizada o motorizada, destinado a mantener y asegurar el sector de avance de los tanques y a limpiar las resistencias aisladas peligrosas, dejadas atrás por aquéllos. Estos tres Cuerpos blindados formaban un gran «grupo Panzer» al mando del general Ewald von Kleist, que nunca antes había mandado fuerzas blindadas, y que se integraba en el 12º Ejército del coronel general List (al norte, con 19 divisiones de infantería) y en el 16º Ejército (al sur, con 12 divisiones de infantería) del coronel general Busch. Ambos formaban la «masa de apoyo» o retaguardia operativa de los Cuerpos móviles mecanizados.

Frente a Bélgica, más al norte, se desplegaban las divisiones 5ª y 7ª Panzer (al mando del general Erwin Rommel) del 15º Cuerpo blindado del general Hermann Hoth, integrado en el 4º Ejército alemán, cuyo objetivo era cruzar el Mosa en Dinant y proteger continuamente el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt, en su explotación operativa hacia el Canal de la Mancha, de los contraataques Aliados desde Flandes.

Los tanques de Guderian cruzaron a las 05:30 la frontera con Luxemburgo y al anochecer entraban en Bélgica. Durante la noche sus ingenieros o pioneros blindados abrieron varios corredores en los campos de minas belgas. Al atardecer del 11, la 1ª división Panzer alcanzaba Bouillon, que desalojó de fuerzas francesas en la mañana del 12. Esa tarde las divisiones Panzer 1ª y 10ª capturaron Sedán y ocuparon la ribera norte del Mosa. Von Kleist ordenó su cruce a viva fuerza para el día 13 a las 16:00 horas. Como apoyo aéreo Kleist insistió en un bombardeo masivo de la línea de defensa del río, integrado en el frente de rechazo como obstáculo principal cubierto. Guderian protestó, argumentando que, al cesar aquél, la artillería y las armas pesadas de infantería no destruidas les causarían graves pérdidas a sus infantes. Pero Kleist, en su primer gran enfrentamiento con él, rehusó cambiar su orden.

Sin embargo, durante el cruce, sólo unos pocos escuadrones de Stukas y bombarderos ligeros, bajo la escolta de cazas, aparecieron y realizaron continuas pasadas de precisión, reales y fingidas, sobre las posiciones protegidas de los franceses, obligándoles a abandonarlas y a protegerse. No teniendo tiempo ni medios disponibles para montar el bombardeo masivo, la Luftwaffe se acogió al plan de fuegos de neutralización acordado previamente con Guderian. La neutralización busca impedir al enemigo la ejecución de sus operaciones y funciones, durante el tiempo que dura nuestra acción. Es mucho más barata que la destrucción (imposible de lograr cuando se pretenden porcentajes muy elevados de daños y pérdidas) y es casi tan efectiva, teniendo en cuenta el rápido ritmo con el que se realizan las operaciones mecanizadas. El 1er. regimiento de infantería de la 1ª división pudo cruzar así con pocas pérdidas el Mosa y ocupar las alturas dominantes de la ribera sur. A medianoche había penetrado por su cuenta 10 Km. en esa dirección, estableciendo una cabeza de puente que protegiese el cruce de las unidades más pesadas de su división la mañana del 14, por los puentes instalados por los ingenieros.

Al mismo tiempo, la 10ª división cruzó el Mosa más al sur y se estableció en la defensa. El Cuerpo de Reinhardt lo hizo en Montherme, a 30 Km. al noroeste de Sedán, pero encontrando mucha resistencia enemiga, quedó bloqueado. La 7ª división de Rommel estableció también una cabeza de puente en Dinant, a 35 Kms al noroeste de Montherme.

Los franceses, muy alarmados, contraatacaron en la cabeza de puente frente a Sedán con su 3ª división blindada (excepto 150 tanques, que estaban distribuidos entre las 6 divisiones de infantería del 2º Ejército) en la mañana del 14. Simultáneamente, aviones franceses y británicos intentaron destruir los 2 puentes temporales alemanes sobre el Mosa. Aunque la Luftwaffe no dio cobertura aérea a la 1ª división Panzer, porque estaba ocupada en otras misiones previstas, las baterías antiaéreas de ésta, distribuidas en los puntos críticos de marcha de sus columnas, rechazaron a la aviación enemiga, que no los pudo destruir. Cuando los tanques franceses, muy lentos en su aproximación, llegaban a Bulson, en el límite sur de las posiciones alemanas, ya los tanques y los antitanques de la 1ª división reforzaban a su 1er. regimiento de infantería. Y se estableció un rápido rechazo antitanque en las avenidas enemigas, con los tanques como fuerza de contraataque. La 3ª división también atacó en Chemery, a 6,5 Kms al noroeste de Bulson. Ambos asaltos franceses precipitados fueron repelidos contundentemente con la pérdida de 70 tanques franceses, y los despojos de la 3ª división blindada retrocedieron, incapaces de emprender cualquier otra operación.

Con el fin de dar profundidad a la cabeza de puente, asegurándola definitivamente, esa mañana el regimiento de infantería «Gran Alemania» de la 1ª división y la 10ª división Panzer atacaron las alturas junto a Stonne, a 27,5 Km. al sur de Sedán. Como el Cuerpo de von Wietersheim ya llegaba, Guderian decidió reemprender su avance, dejando a los infantes mecanizados la responsabilidad de consolidar su sector de avance, con la ayuda temporal de la 10ª. La 1ª y la 2ª divisiones Panzer avanzaron ya en dirección oeste, rompiendo las débiles resistencias enemigas en su retaguardia operativa. La tarde del 14 la 1ª división tomaba Singly a 20 Km. al oeste de Chemery. «Yo nunca recibí órdenes posteriores sobre qué tenía que hacer, una vez que la cabeza de puente sobre el Mosa, en Sedán, fuera capturada. Todas mis decisiones, hasta que alcancé la costa atlántica en Abbeville, fueron mías y sólo mías. El Alto Mando alemán solamente tuvo una influencia restrictiva en todas mis acciones», escribió posteriormente Guderian.

Las ondas de conmoción creadas por la ruptura del frente en varios puntos, muy exagerada por la plétora indebida de «malas noticias no contrastadas», como justificantes de la ruptura, alcanzaron al general André Corap, jefe del 9º Ejército francés, situado el noroeste del 2º Ejército, a partir de Montherme, que ordenó su repliegue general a una nueva línea de resistencia, rápidamente creada, a unos 25-30 Km., según los sectores, al oeste del Mosa. Esta marcha francesa retrógrada desbloqueó al Cuerpo Panzer de Reinhardt, contenido en Montherme, cuyas columnas de marcha pronto desbordaron por el norte, un flanco libre expuesto, la nueva línea francesa. Además, la 1ª división se hallaba, como vimos, muy cerca de sus posiciones.

Al norte, el avance del Cuerpo Panzer de Hoth (4º Ejército) se anticipó al contraataque francés hacia Dinant, a cargo de la 1ª división blindada (150 tanques) y la 4ª división de infantería norteafricana. Los tanques franceses se quedaron sin combustible en su avance al encuentro y sólo unos pocos entraron en acción, mientras que la división norteafricana, estorbada en su despliegue por las columnas de civiles que atestaban los caminos y sin tanques de apoyo, fue arrollada por los blindados alemanes.

En estos momentos de avance imparable de sus tanques (día 15), a Hitler, lejano en Berlín, le entraron los miedos sobre sus propios osados planes y solicitó a su también nervioso Alto Mando la detención inmediata de los tanques. Hasta que la infantería del 12º y del 16º Ejércitos los alcanzase y pudiese proteger sus vías de abastecimiento y reposición de efectivos hasta Alemania. Von Kleist, sin explicaciones, le dio a Guderian la orden de detención. Éste, tras mucha argumentación, logró la autorización para avanzar durante otro día, para obtener espacio para el despliegue de la infantería. Su 1er. regimiento de infantería alcanzó Bouvellemont, a 37 Km. de Sedán, donde encontró una seria resistencia. Este regimiento estaba agotado, sin descanso real desde el día 9 y los hombres, escasos de municiones, se dormían en sus pozos de tirador. Pero su jefe, el teniente coronel Hermann Balck, los galvanizó cuando les dijo a sus oficiales: «en todo caso, yo asaltaré solo el pueblo» y se puso en marcha. Los infantes le siguieron y tomaron Boullemont. Al anochecer del 16, las unidades de vanguardia de Guderian estaban en Marle y Dercy, a 90 Km. de Sedán.

Guderian, creyendo que sus avances habían calmado los miedos de von Kleist, comunicó a su Cuartel General su intención de proseguir la ofensiva el 17. Esa mañana a las 07:00, Kleist llegó en su avioneta a verle y le echó una reprimenda por haberse extralimitado en sus órdenes. Guderian le presentó su dimisión y Kleist, aunque desconcertado, le ordenó ceder el mando al general más antiguo del Cuerpo Panzer. Guderian comunicó al Cuartel General de von Rundstedt, jefe del Grupo de Ejércitos A, que había dejado el mando y que se trasladaba a allí en avión para explicar lo sucedido. En sólo unos minutos recibió la orden de permanecer en el frente y se le informó que el comandante del 12º Ejército acudiría a verle. El coronel general List aterrizó en unas horas, le aclaró que la orden de parar los tanques procedía del Alto Mando y rechazó su dimisión. Asimismo, Wilhelm List, en la línea de Guderian de proseguir la ofensiva, le autorizó a realizar un reconocimiento en fuerza.

Utilizando un tecnicismo de operación sin objetivos en su siguiente orden general, Guderian embistió con su Cuerpo Panzer y la noche del 17 la 10ª división ocupaba una cabeza de puente al oeste del Oise, a más de 110 Kms de Sedán, irrumpiendo fácilmente en el sector de 40 Kms de frente ocupado defensivamente por la 2ª división blindada francesa. El 18, la 2ª división Panzer alcanzaba San Quintín, en el Somme, y el 19, la 1ª división tomaba al sur de ese río, junto a Péronne, a 160 Kms de Sedán, otra cabeza de puente. Guderian confiaba, en su asunción de riesgos calculados, en la doctrina francesa ya citada, de no emprender operaciones sin precisar la posición enemiga. La velocidad de su ofensiva excluía simplemente la posibilidad de un contraataque importante. Y hacía, a los ojos de los franceses, percibir unidades Panzer por todas partes. Cerca de París, a unos 120 Kms al sur, se habían concentrado 8 divisiones francesas, que no intentaron ningún ataque, incluso contra el flanco sur de su sector de avance, a duras penas ocupado con retraso y protegido por las infanterías mecanizada, motorizada, hipomóvil y pedestre del 12º y del 16º Ejércitos, que iban cerrando filas como podían.

El día 19, parte de la 4ª división blindada francesa, a las órdenes del general Charles de Gaulle, contraatacó desde el sur a los blindados alemanes y fue severamente rechazada junto a Laon.

Los franceses habían dilapidado 4 divisiones blindadas en contraataques tácticos locales, dispersos e inconexos, que nunca amenazaron operativamente el avance del «Cuerpo blindado» de Kleist, o en posiciones defensivas aisladas. Malgastando su capacidad de contraataque potente, rápido y sorpresivo desde su profundidad operativa. En el frente belga, los tanques de Hoppner habían vapuleado a las 3 divisiones mecanizadas francesas en Gembloux. Posteriormente, el 19 de mayo, éstas recibieron la orden de contraatacar sobre Cambrai y San Quintín. Ataque que no pudieron realizar porque muchos de sus restantes tanques fueron dispersados para apoyar a la infantería. Como dijimos al principio, los británicos también dispersaban sus unidades blindadas en apoyo de su infantería y su 1ª división blindada sólo embarcó para Francia después del 10 de mayo.

El 20, la 1ª división Panzer capturó Amiens y ocupó una cabeza de puente de más de 6 Km. sobre el Somme. Esa tarde la 2ª división Panzer alcanzaba Abbeville y un batallón de infantería atravesaba Noyelles y alcanzaba la costa atlántica. Al cabo de sólo 10 días de ofensiva los Cuerpos móviles alemanes, explotando la retaguardia operativa enemiga, habían cortado en dos al Ejército francés. Dejando aislado de aprovisionamientos y de reequipamiento de unidades al más poderoso despliegue francés en Flandes.

El contraataque británico en Arrás.

Allí los Aliados habían retrocedido hasta una nueva línea defensiva siguiendo el río Scheldt, con su flanco sur sobre Arrás, a sólo 40 Kms. de Peronne, en el Somme, abandonando Bruselas. A través de este estrecho corredor pasaban los abastecimientos para los alemanes, cuyos tanques se encontraban ahora en su mayoría al oeste de esa línea imaginaria. Si los Aliados pudieran cortarla, estrangulando el corredor, y dada la paranoia latente en el Alto Mando alemán, aún podrían causar un serio revés a los planes alemanes. El jefe de la FEB, Lord Gort, ordenó ese contraataque desde Arrás el 21. Por las prisas (estaban aislados ya), éste se redujo a un asalto con 58 pequeños tanques Modelo I y 16 Matildas (los únicos verdaderamente útiles por su blindaje casi impenetrable y su cañón de 40 mm.), apoyados para la lucha a las distancias cercanas por 2 batallones de su 50ª división de infantería, con muy poco apoyo artillero y sin apoyo aéreo.

Recordamos que el Cuerpo blindado del general Hoth (5ª y 7ª divisiones Panzer), integrado en el 4º Ejército alemán, tenía como objetivo operativo proteger el flanco norte del sector de avance de Guderian y Reinhardt. La 7ª división de Rommel había llegado al sur de Arrás y el 21 giraba al noroeste en torno a ella, mientras la 5ª división Panzer presionaba desde el este de la ciudad. El 25º regimiento Panzer de Rommel (con menos de la mitad de sus tanques, por las averías y las pérdidas) iba en la primera agrupación de marcha, cuando, hacia las 15:00 horas, una columna de infantería y de artillería, donde marchaba Rommel, fue atacada a unos 8 Km. al sur de Arrás por los tanques británicos. Éstos pusieron a la mayoría de las piezas alemanas fuera de combate e invadieron sus posiciones. Y sólo fueron detenidos por la artillería pesada y por los antiaéreos de 88 mm., que Rommel desplegó precipitadamente como antitanques. Gracias a este fuego directo pesado, la fuerza británica fue rechazada con la pérdida de 36 tanques. Mientras, el 25º regimiento Panzer, llamado por radio urgentemente, giró al sureste y contraatacó de flanco y de revés a los tanques, artillería e infantería británicos, rompiendo su despliegue. Los alemanes perdieron más de 15 tanques (9 de los modelos III y IV) y los británicos, 6 piezas antitanque y 7 Matildas. Los británicos retrocedieron y no volvieron a intentar atacar. Pero su mediocre contraataque aturdió al general von Rundstedt, que volvió a temer que sus tanques fueran aislados y batidos por partes. Y sus miedos alimentaron los de Hitler. Por su parte, Rommel, también afectado, en su informe de combate habló del ataque de «cientos de tanques enemigos», para explicar la insignificante detención sufrida

La mediocre eliminación del embolsamiento Aliado en Flandes.

El día 21 Guderian giró al norte desde Abbeville y la costa, buscando los puertos del Canal y la retaguardia operativa, constreñida y funcionalmente debilitada, de la BEF, los franceses y los belgas, que seguían presentando batalla, en dirección este, al grupo de Ejércitos B del coronel general von Bock. El Cuerpo Panzer de Reinhardt le siguió. El 22 Guderian aisló Bolougne y el 23, Calais. A continuación alcanzó Gravelinas, a 15 Km. de Dunkerke, el último puerto belga desde donde los Aliados podían evacuar a sus tropas del continente. También Reinhardt llegó al canal del Aa, que iba desde La Basee hasta Gravelinas, en St. Omer, a unos 30 Km. de Dunkerke. En esos momentos, los Cuerpos blindados 19º y 41º con 5 divisiones Panzer debilitadas, pero activas, conservando el orden de batalla y con la moral muy alta, se encontraban mucho más cerca de Dunkerke que la mayor parte de las fuerzas aliadas en Flandes. Éstas continuaban presentando un frente de rechazo improvisado, ante la presión desde el este del grupo de Ejército B de von Bock.

A pesar de esto, cuando Hitler visitó el cuartel general de von Rundstedt en la mañana del 24, éste le trasladó una impresión algo sombría. Extendiéndose demasiado en las pérdidas de tanques y temeroso de que sus fuerzas, extendidas por todo el norte de Francia, desde Sedán, pudieran ser atacadas simultáneamente desde el norte y el sur por los franceses. Esto reforzó los miedos de Hitler, nervioso desde el día 15, de que los tanques pudiesen empantanarse en las marismas de Flandes. Realmente los planes de Manstein habían funcionado, los alemanes estaban ya libres de peligro y los tanques podían evitar en su avance las zonas pantanosas, porque no eran continuas. El miedo de Hitler surgía de que aquello era demasiado bueno y había sido relativamente fácil conseguirlo.

Cuando Hitler regresó a su propio cuartel, habló con Goering y éste le aseguró que la Luftwaffe podría fácilmente evitar una evacuación aliada por Dunkerke. Entonces el Fuehrer habló con el jefe del Ejército, von Brauchitsch, y ordenó un alto de los blindados en la línea del canal del Aa. Cuando Rundstedt protestó, se le confirmó la detención y se le dio permiso sólo para reconocimientos y acciones de seguridad, más allá de la línea. Allí los tanques alemanes esperaron durante 3 días, mientras los restos de la BEF y de los Ejércitos franceses 1º y 7º corrían hacia Dunkerke para evacuar. En torno a la ciudad crearon una posición fortificada bien defendida. Protegiendo la salida por mar, entre el 26 de mayo y el 4 de junio, de 338 mil hombres sin armas pesadas, incluyendo 120 mil franceses. Sólo quedaron atrás unos pocos miles de franceses, que defendieron la retaguardia de marcha hasta el final.

Goering tardó más de lo debido en montar la ofensiva aérea. Hasta la tarde del 29 no comenzaron los ataques importantes y hasta el 2 de junio no se suspendió la evacuación a la luz del día. La RAF estaba superada en número de cazas y los suyos no podían permanecer mucho tiempo sobre el puerto, por lo que su protección fue deficiente. Pero también las explosiones de las bombas alemanas eran absorbidas en gran parte por la arena. Y el mayor daño de los bombarderos alemanes los recibieron la flota de evacuación (unas 860 naves de todas clases), que perdió 8 buques de transporte y más de 200 naves menores, y la de protección, que perdió 6 destructores británicos.

Se ha dicho, en base a un comentario suyo durante su visita a von Rundstedt, que Hitler deliberadamente no destruyó la BEF para facilitar la paz. Porque sólo deseaba el reconocimiento británico de la preponderancia alemana en el continente. Si fue así, Hitler falló miserablemente. Y además, no conocía la Historia. El eje de estratégico y político de las Guerras Napoleónicas es la lucha por la supremacía o la supervivencia, según los momentos, entre Gran Bretaña y Francia, a principios del siglo XIX. Gran Bretaña no toleraba un poder preponderante o dominador en Europa. Y participó o inspiró todas las coaliciones antifrancesas del período histórico citado.

Cuando el 26 el Canciller levantó su orden, los tanques alemanes se encontraron con un frente fortificado antitanque, apoyado por artillería, que los detuvo. Pronto el «grupo Panzer» de von Kleist recibió la orden de dirigirse al sur y cruzar el Somme, para atacar al resto de las fuerzas francesas en su país. La infantería de von Bock recibió la orden ocupar Dunkerke, después de la marcha de los Aliados.

El final de la campaña más famosa de la Blitzkrieg.

El desenlace en Francia fue rápido (el 5 de junio comenzaron los avances y el 14 entraban en París los alemanes) y consecuencia de esta campaña. En 3 semanas los alemanes habían hecho más de un millón de prisioneros, eliminando a los Ejércitos holandés y belga, a un tercio del Ejército francés (30 divisiones), incluyendo a la mayor parte de sus unidades móviles, y a parte de la BEF, capturando todo su equipo pesado, y con un coste de 60 mil hombres.

La Línea Maginot colapsó rápida y fácilmente, atacada por su retaguardia. Y, aunque no todas las rupturas del frente del norte de Francia fueron fáciles, los tanques alemanes sí que realizaron la explotación casi sin interferencias por la extensa campiña francesa.

En menos de mes y medio todo había acabado en el Frente del Oeste. Lo cual destacaba profundamente con los 4 años de guerra semi estática y muy sangrienta y costosa en la I Guerra Mundial. La movilidad operativa de una capacidad de combate suficiente, producía unos beneficios sorpresivos y poco estimables a priori.

 

La Blitzkrieg en su Teoría y Práctica.

La Blitzkrieg o Guerra Relámpago Alemana se pone a Prueba contra un Enemigo Superior en Medios: la Campaña del Benelux y Francia de 1940.

Introducción. Interés de la Campaña de Francia para el Estudio de la Guerra Mecanizada Alemana.

Las campañas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial siguen atrayendo hoy en día el interés de los estudiosos y aficionados. Una de las más completas e interesantes es la campaña de Francia de la primavera de 1940. ¿Por qué? Porque salió redonda y es fácil de seguir y apreciar. Sus objetivos estratégicos se cumplieron, con la rendición francesa y el “crushing out” de la BEF. Aunque se salvaron muchos soldados británicos, su armamento pesado se quedó en Francia. Se llevaron el armamento personal. De no ser por el obstáculo del mar, los alemanes hubieran invadido las islas. Aquí, los alemanes comprobaron que, cuando derrotaron al BEF y al Grupo de Ejércitos francés en el Benelux, en una gran campaña de  6 semanas, se les abrieron las puertas de Francia y su rápida ocupación para fines de junio de 1940.

En la Operación Barbarroja los alemanes invadieron en ancho frente la URSS, siguiendo tres grandes líneas operativas: hacia Leningrado, Moscú y Ucrania. Se les acusa de haber fallado por no perseguir un objetivo definido, por ejemplo, Moscú, la capital. Realmente tenían un objetivo muy Clausewitziano: el Ejército Rojo. Que estaba desperdigado, en un principio, demasiado cerca de la frontera con Europa y que surgía luego, casi inagotable, de las profundidades de Eurasia. El Ejército Rojo no podía ser derrotado en una gran batalla de cerco y aniquilación. Sino en una larga y costosa logísticamente campaña operativa de sucesivas batallas oportunas, guiadas por la doctrina de la guerra mecanizada. En la que los tanques eran un arma más, la más lucida, dentro del conjunto de armas combinadas. Una prueba de esto es la retirada temporal del cuerpo Panzer de Heinz Guderian del avance en dirección Moscú, para que ayudara a la liquidación del gigantesco cerco de tropas rojas en Ucrania, junto a Kiev.

Además, los alemanes no querían dejar atrás grandes entrantes enemigos en sus zonas conquistadas. Desde donde les pudieran lanzar contraataques tácticos u operativos a sus líneas de abastecimientos o cercar algunas de sus unidades con menos disponibilidad combativa. En una guerra de exterminio como fue la guerra en el Este, la caída de Moscú no hubiese supuesto, por sí misma, la rendición de la URSS. Moscú era un objetivo operativo muy importante, por ser el centro de comunicaciones por carretera y ferrocarril vital al este de los Urales.

Conceptos operativos de la Blitzkrieg.

El concepto básico de la guerra de tanques (que formaban el núcleo de un nuevo sistema táctico y operativo de armas combinadas) o blitzkrieg o guerra rápida moderna era concentrar aquéllos para el ataque. Y hacerlo en 2 o 3 sectores pequeños (del orden de un par de Km. de ancho) y cercanos, en una zona elegida (de unos pocos Km. de ancho) de un frente enemigo generalmente estable, para garantizar su ruptura. Los varios sectores permitían confirmar ésta y apoyarse en la operación, frente imprevistos. Se procuraba que el terreno fuese favorable al movimiento de tanques. Es decir, sin cortaduras, obstáculos, quebradas, bosques o zonas urbanizadas (viviendas y fabriles). Y que fuera suavemente ondulado y con amplio control por las vistas. La ruptura debía producirse en las primeras horas del ataque.

A continuación, se le daba a ésta una amplitud suficiente, para permitir el tránsito propio necesario. Y se aseguraban sus flancos en toda la zona táctica de la posición enemiga (hasta los 10 o 12 Km. de profundidad en ésta). Entonces, se penetraba, con las unidades de tanques medios y de infantería mecanizada, debidamente apoyadas por la artillería remolcada y la aviación, a la mayor velocidad posible en la zona operativa enemiga.

En el interior de ésta se buscaba un nuevo objetivo operativo.

Bien era el cierre de una penetración envolvente, que cercase un número significativo de fuerzas enemigas. Cuya liquidación por partes correspondía luego al grueso de las unidades propias más lentas. Muchas veces, como mucho, éstas eran hipomóviles. Y seguían como podían tras las unidades blindadas más rápidas, para sellar los flancos de los sectores de avance y formar los anillos exterior e interior del cerco.

O bien era alcanzar unas posiciones estratégicas u operativas (una ciudad, un río, una línea de alturas, una posición de defensa no debidamente fortificada y guarnecida), antes de que el enemigo fuese capaz de establecer en su camino de avance, una nueva línea defensiva para protegerlas o de ocupar en fuerza dicha posición.

La evolución y el desarrollo de las teorías militares en el período de entreguerras mundiales.

Después de la I Guerra Mundial, la mayoría de los generales de todos los países estaban obsesionados por sus recuerdos de la enorme capacidad defensiva desarrollada por el conjunto de las trincheras y fortificaciones y las alambradas protectoras y la capacidad de fuego de las ametralladoras y la artillería pesada y de campaña. Este binomio «integrado de fuego y protección» había llevado a las tablas durante varios años, el desarrollo de la guerra en el frente del oeste de Europa. A pesar de la atrición casi insoportable de hombres y el desgaste enorme de medios sufridos por todos los rivales.

Convencidos de que la siguiente guerra sería cualitativamente semejante, los generales franceses se concentraron en hacer la guerra defensiva, más segura y fuerte. De estas ideas nació el mayor sistema defensivo en la historia moderna, la Línea Maginot: una serie poderosa de fortificaciones y casamatas profundas, extensas e interconectadas, con sus sectores de fuego superpuestos y hacia su frente este. Y que se extendían por toda la frontera franco alemana. Así, suponían que sería impenetrable a un ataque frontal alemán. Se les olvidó extenderla hasta Holanda, teniendo en cuenta el antecedente de que Alemania, ya no había respetado la neutralidad de Bélgica y de Luxemburgo en 1914.

La doctrina militar francesa determinaba que las operaciones de defensa y de ataque se desarrollaran conforme a una planificación rigurosa y metódica. Y de acuerdo con la situación «observada (exploración) y apreciada» (inteligencia). Esto suponía la exigencia de un conocimiento amplio, suficiente de los medios (casi su orden de batalla) y de las intenciones del enemigo, para tomar una decisión de acción. Nada podía ser dejado a la improvisación. Y se despreciaba el aprovechamiento de la oportunidad operativa o táctica, que es siempre fugaz. Esta teoría favorecía la mentalidad práctica defensiva y pasiva.

Las mayores distinciones tras la I Guerra Mundial entre los alemanes por un lado, y los franceses y los británicos por el otro, estaban en sus distintas visiones militares o doctrinas y en los distintos énfasis que pusieron en el desarrollo de sus fuerzas de tanques durante el período de entreguerras.

Francia y Gran Bretaña estaban convencidas de la idea de una guerra futura donde la defensiva sería la forma de lucha más fuerte. Así, construyeron un número significativo de «tanques para la infantería». Éstos eran lentos, de corta autonomía, muy blindados y pesados. Estaban destinados a apoyar con su fuego directo, el asalto siempre deliberado de la infantería, en un avance por saltos cubiertos y sucesivos, sobre las posiciones preparadas del enemigo. Y debían ser capaces de resistir el continuo y preciso fuego pesado de la artillería enemiga. Según estas ideas, los tanques fabricados fueron destacados en su casi totalidad entre las divisiones de infantería existentes. Puesto que no se concebía que actuasen independientemente o como núcleo principal de alguna fuerza de estructura diferente a las existentes.

A diferencia de ellas, Alemania escogió desarrollar un tanque rápido de blindaje menos masivo. Con la idea de que la velocidad era el factor eficaz, que debía predominar en su balance clásico con el blindaje y el armamento principal. El Panzer I estaba armado sólo con dos ametralladoras, mientras el Panzer II portaba un cañón de tiro rápido de 20 mm. y una ametralladora. Después, el Panzer III llevaba un cañón de 37 mm. y el Panzer IV ya tenía un cañón corto de 75 mm.. Pues se habían dado cuenta de que, no sólo había que alcanzar o desbordar al enemigo. Sino que también había que poder hacerle un daño suficiente a sus tanques y a sus posiciones cubiertas de tiro tenso. La velocidad máxima en vías de firmes estables superaba los 40 Km. por hora en todos los modelos. Además, los alemanes poseían mejores comunicaciones por radio entre los tanques y sus jefes. Y las ópticas de sus miras permitían el tiro con gran precisión. Las ópticas francesas eran malas y sus vehículos carecían de radio, por lo que los comandantes sólo podían ordenar cambios de dirección, deteniendo su vehículo y señalándolo manualmente. Además, los jefes de tanque franceses estaban sobrecargados de funciones, al ocupar ellos solos las torretas.

En cuanto a la nueva arma aérea, tanto los vencedores como los perdedores en la I Guerra Mundial investigaron sobre todos los tipos de aeronaves. Sin embargo, los teóricos y técnicos alemanes le dieron preferencia a los aviones de apoyo directo, que pudieran colaborar y aún complementar a la artillería en el plan de fuegos de sus ataques tácticos. Por su parte, los norteamericanos y los británicos, siguiendo más las teorías del italiano Douhet sobre la importancia propia del arma aérea y de los bombardeos de saturación sobre núcleos civiles, centraron sus esfuerzos en los aviones de bombardeo estratégico. Así, los alemanes construyeron el Junkers 87B «Stuka», un bombardero en picado que atacaba con extraordinaria precisión los objetivos enemigos duros en el campo de batalla: fortificaciones, posiciones de tiro y vehículos. Y los norteamericanos y los ingleses desarrollaron aviones cuatrimotores de gran autonomía como el B-17 y el Lancaster, respectivamente.

La teoría de la Blitzkrieg se forma. Aparece la amenaza de una nueva Gran Guerra.

En Alemania había surgido un concepto radicalmente diferente para el uso de los tanques, estimulado por las ideas del capitán Liddell Hart y del mayor general John Frederick Charles Fuller, ambos británicos. Hacia 1929, el mayor teórico alemán sobre tanques, el entonces comandante Heinz Guderian, estaba convencido de que los tanques, la nueva arma proporcionada por la tecnología moderna, jamás podrían lograr una importancia decisiva en su empleo, mientras fuesen empleados solos o como apoyo de la infantería escasamente motorizada de la época. Era un error, insistía Guderian, dispersar los tanques en pequeñas unidades blindadas, subordinadas a las divisiones de infantería existentes. Él creía que los tanques tenían que ser apoyados por la artillería remolcada y acompañados por infantería mecanizada con capacidad de cruzar campo a través a velocidad adecuada. Así, ambas armas podrían mantener el paso con los tanques y colaborar con ellos en la ruptura, la irrupción y la lucha en el interior de las posiciones enemigas. Ya que los británicos y los franceses habían dispersados sus tanques en sus divisiones de infantería, Guderian resaltaba que los alemanes podrían lograr una decisiva e incuestionable superioridad sobre sus enemigos, concentrando sus blindados en una zona escogida y estrecha del frente.

Guderian tuvo grandes dificultades para convencer a los Altos Mandos alemanes de estas ideas. Recordemos que la mayoría de los generales alemanes procedían de la infantería. Pero, gracias al entusiasmo profesado por Adolf Hitler, que llegó a la Cancillería en 1933, por los tanques y, en general, por las innovaciones militares, para 1936 en el Ejército alemán se habían formado 3 divisiones blindadas o Panzer y 3 divisiones ligeras, que contaban con algunas unidades de tanques. Y además, 4 divisiones de infantería mecanizada o granaderos Panzer, destinadas, de momento, a la lucha en terrenos de mala transitabilidad o de corto dominio por la vista (véase más arriba su descripción), donde los tanques apoyaban directamente por el fuego a la infantería. Es de señalar que en esa época no existían aún los frentes o zonas antitanques, desarrollados para contrarrestar operativa o tácticamente la Blitzkrieg. Durante la invasión de Polonia en septiembre de 1939, los alemanes vieron que las divisiones ligeras carecían de potencia suficiente, dilapidando así los costosos recursos blindados. Y las transformaron en divisiones Panzer. Para 1940 los alemanes contaban con 10 divisiones Panzer,  cada una con dos grandes regimientos de tanques, integrados por 3 batallones Panzer. Estas divisiones blindadas contaban orgánicamente con un regimiento de infantería mecanizada (o motorizada) y con un regimiento de artillería autopropulsada (o remolcada). Iban apoyados por un batallón mecanizado de exploración, otro de ingenieros y uno de antitanques, lo cual le daba una capacidad de combate muy balanceada. Aquéllas eran apoyadas por cierto número de divisiones mecanizadas o motorizadas (con camiones). Ya que los vehículos de transporte «todo terreno» para la infantería eran muy caros y, por tanto, particularmente escasos. Esta precariedad de vehículos «blindados» de combate para la infantería siempre existió durante toda la guerra. De hecho, los rusos carecieron de ellos, pero la ganaron.

Las mejores divisiones del Ejército francés (39 divisiones integradas en 3 Ejércitos, incluyendo 3 divisiones de caballería convertidas en «ligeras mecanizadas», con 200 tanques cada una) y la fuerza expedicionaria británica, la FEB, con 12 divisiones, se mantenían en la Picardía y en Flandes, entre los ríos Mosa y Escalda y el canal de la Mancha, orientando al noreste su despliegue. Por su parte, las fuerzas belgas y holandesas se desplegaban para defender sus fronteras al este. El frente de rechazo, que incluía la línea Maginot, era muy potente. Incluyendo las fuerzas de guarnición de las obras defensivas y una importante masa de maniobra de contraataque, situada en su retaguardia operativa , tenía 41 divisiones del Ejército francés.

Todo ello indicaba que los Aliados esperaban que los alemanes volviesen a aplicar el «plan Schlieffen modificado» de la I Guerra Mundial. Y por ello intentaban con su despliegue más activo y potente, oponerse frontalmente al conocido movimiento alemán de flanqueo, a través de Bélgica y Holanda, para entrar en Francia. El Alto Mando francés no consideraba la menor alternativa al citado plan de ataque alemán. Esto creaba un «gozne» en el despliegue total francés. Era una vulnerabilidad crítica operativa de las fuerzas aliadas, en la amplia zona entre Verdún y Charleville. Y que estaba descuidada. Ni siquiera una reserva suficiente del Ejército de Flandes y Picardía, la ocupaba o defendía. Todo ese largo sector estaba a cargo del 2º Ejército francés, integrado sólo por 6 divisiones mediocres de infantería (ya que la mayoría de los hombres eran reservistas), insuficientemente dotadas de piezas antitanques y antiaéreas, y 2 divisiones de caballería, inútiles contra los tanques. Así protegían este «flanco expuesto» de su despliegue.

En noviembre de 1939 el general Erich von Manstein invitó al ya general de tropas blindadas Guderian a que se entrevistara con él. Manstein le comentó sus ideas de intentar en el ataque contra Francia una variación muy importante, decisiva, del «plan Schlieffen». En forma de una potente ofensiva con tanques en dirección a Sedán, cruzando Luxemburgo y el sur de Bélgica. Que lograría una ruptura de la prolongación de la defensa francesa al norte de la línea Maginot y que dividiría en dos el despliegue del Ejercito francés. Manstein le solicitó su opinión de, si los terrenos de paso y cruce elegidos podrían ser utilizados por los tanques en su rápida marcha. Tras un estudio de sus mapas y con sus propios recuerdos del terreno en la I Guerra Mundial, Guderian le contestó que las operaciones podrían llevarse a cabo y que él recomendaba la máxima concentración de las divisiones blindadas y motorizadas alemanas en esa dirección. Tras muchos inconvenientes, Manstein tuvo la suerte de ser recibido por Hitler y pudo exponerle sus ideas el 17 de febrero, con motivo de su nombramiento como jefe de un Cuerpo de Ejército de infantería. A Hitler no sólo le gustó el plan de Manstein, sino que le pareció que si sus generales principales dudaban de él, mucho menos lo entenderían los anticuados generales enemigos. El «plan Manstein», el que se probó como eficaz «golpe de guadaña», siguió entonces un largo camino de estudio y duras discusiones. Incluyendo 2 juegos de guerra realizados los días 7 y 14 de febrero de 1940, antes de su aprobación final.

Inicio de la campaña en el Oeste.

La campaña en el Oeste fue muy rápida y decisiva. Alemania, con menos hombres y tanques que sus enemigos, derrotó a los Ejércitos francés y británico en 6 semanas. Y forzó a los británicos a escapar tan apresuradamente desde Dunquerque, que tuvieron que abandonar en el continente prácticamente todo su armamento no personal. La victoria resultó aún más señalada porque fue conseguida principalmente por una pequeña fracción del Ejército alemán, sus 10 divisiones Panzer con unos 2600 tanques (sus enemigos contaban con 4000 tanques y vehículos blindados), con la ayuda de la aviación de apoyo, singularmente los Stukas. Si no hubiera sido por el obstáculo marino del Canal de la Mancha al tránsito de fuerzas terrestres y la incapacidad de la Luftwaffe para lograr el control aéreo en la nueva zona de operaciones, Alemania hubiera conquistado rápidamente Gran Bretaña.

La ofensiva se inició en el norte el 10 de mayo, a cargo del grupo de Ejércitos B del coronel general Fedor von Bock, formado por los Ejércitos 18º (von Klucher) y 6º, integrados por 29 divisiones, incluyendo 3 divisiones Panzer. Ésta era, para los Aliados, la principal fuerza operativa alemana. Sus impresionantes acciones y resultados aseguraron la atención de los Aliados hacia Holanda y el norte de Bélgica durante días. Las operaciones aerotransportadas fueron decisivas en ambos casos. Una división de paracaidistas (4000 hombres) y otra de infantería aerotransportable (12000 hombres) intentaron asaltar y tomar La Haya y fracasaron. Sin embargo, pudieron ocupar los puentes de acceso a Rotterdam, Dordrecht y Moerdyk y mantenerlos, hasta que la 9ª división Panzer, la única destacada contra Holanda, cruzando rápidamente el país desde la frontera alemana, las alcanzó y reforzó. Abrumados por estas espectaculares y atrevidas acciones, los holandeses se rindieron al 5º día de lucha, aunque su frente de defensa al este permanecía aún firme.

Más al sur, el 6º Ejército alemán debía cruzar el Mosa junto a Mastrich (Holanda) y girar entonces sobre Bruselas. Como fuerza de ruptura y «grupo móvil» de explotación tenía al 16º Cuerpo blindado del general Erich Hoppner (3ª y 4ª divisiones Panzer). El problema táctico era evitar que los belgas volasen los puentes que cruzaban el canal Alberto y el Mosa, retrasando el avance alemán en esa dirección durante varios días. Los alemanes utilizaron el único batallón de paracaidistas restante (500 hombres) para ocupar temporalmente los 2 puentes clave sobre el Mosa. Y enviaron un destacamento de élite de aquéllos, que aterrizaron en planeadores sobre el techo de la fortaleza belga de Eben Emael, la cual controlaba con sus poderosos cañones un largo trecho del canal Alberto, para neutralizarla, hasta que llegasen por tierra las tropas de ingenieros o pioneros a terminar las demoliciones.

Ambas acciones tuvieron también éxito. Los tanques de Hoppner se precipitaron al interior de las llanuras belgas, obligándoles a retirarse para que su frente no se viera invertido, justo cuando las fuerzas aliadas llegaban para reforzarlos. Los Aliados estaban ya seguros que el ataque del 6º Ejército del general Walther von Reichenau era el esfuerzo principal alemán. Y trasladaron su despliegue y las fuerzas móviles citadas para bloquearlo. De repente, el 13 de mayo apareció en Sedán la mayor amenaza para aquéllos.

(continuará)