La Batalla de Marjah.

La Operación Moshtarak (“Juntos”, en dari, una de las lenguas regionales afganas) ha comenzado. Con algunos periodistas, especialmente estadounidenses, insertados en las unidades empeñadas en las operaciones ofensivas. Y otros esperando las informaciones oficiales en las “bases de partida” del distrito de Marjah.

Para la operación se han reunido unos 15 mil soldados aliados, de la OTAN y afganos. El contingente EEUU lo forman unos 4 mil marines y 800 soldados del US Army. Los afganos son 2 mil hombres y acompañarán a los estadounidenses en los ataques y ocupaciones. Los británicos son 4 mil hombres y hay contingentes de Canadá, Dinamarca y Estonia.

Los Objetivos Estratégicos Operativos de la Operación Juntos.

Varios son sus objetivos operativos. El primero y no explicitado al público es asestar un golpe rápido y contundente a los talibanes, adelantándose a las habituales operaciones de la primavera. Y mostrándoles quiénes han tomado ahora la iniciativa.

Se trataba también de erradicar la producción de droga del distrito de Marjah. Según la Agencia de la ONU para la Lucha contra la Droga y el Crimen Organizado, el 42% del opio mundial se produce en la provincia de Helmand. Y Marjah es uno de los centros principales del cultivo de la amapola y de su procesamiento químico. Los británicos fueron anteriormente los encargados de combatir su cultivo en la zona. Y de pacificarla, para la implantación efectiva del Gobierno de Kabul en Helmand. Pero sus esfuerzos, hasta el pasado verano, fueron insuficientes e ineficaces para lograr esos dos objetivos. A pesar de la presencia, a 40 Km de la villa de Marjah, de más de ocho mil soldados británicos, desde hace unos ocho años.

Dentro de la estrategia de contrainsurgencia se busca limpiar de talibanes la zona y proteger a sus habitantes de su influencia. Se supone que la trascendencia del éxito de las operaciones será indefinida. Ya que el Gobierno no puede solicitar la lealtad del pueblo, si éste no es defendido eficaz y permanentemente de las represalias de los talibanes, si retornan.

Otro objetivo operativo es el de dar cancha a los soldados del Ejército afgano. Aumentando su autoestima y su experiencia, probando sus capacidades operativas y organizativas y contrastando sus lealtades.

Por último, se quiere que Marjah sea un “centro de prueba y verificación” de las distintas técnicas de pacificación y de desarrollo civil, de aplicación inmediata y futura en el resto del país. En una guerra contra rebeldes nacionales armados, estas operaciones civiles son el otro “brazo”, complementario y necesario, de las actuaciones militares con éxito sobre aquéllos.

La Situación de Partida en Helmand y Marjah.

En la zona de operaciones del distrito de Marjah, viven entre 100 y 150 mil campesinos. Entre ellos se dispersan, en pequeños grupos de no más de 40 o 50 hombres, un total de menos de mil (según fuentes del ISAF) o de dos mil (según el “comandante” rebelde Qari Fazludin) talibanes.

Algunas fuentes de la lucha contrainsurgencia cifran en diez mil (este es un número recurrente en las luchas contra islamistas rebeldes en Oriente Medio) el número de talibanes armados. Y calculan que sólo unos tres mil están “motivados”, el resto son “mercenarios”. Esto es impensable y ridículo. Supone que con esos activistas militantes y misioneros, controlan amplias zonas del país y tienen a la defensiva (la mayor parte del tiempo) a unos 150 mil soldados extranjeros y a unos 100 mil militares y afganos.

En la zona se esconden numerosas y pequeñas plantas de “procesado de la amapola” para la obtención de heroína, y de confección de los “artificios explosivos”, con los que los talibanes hostigan los movimientos militares por el sur del país. En lo que va de año, en mes y medio, han muerto 73 militares de la OTAN en Afganistán, víctimas de bombas y de suicidas explosivos. Los talibanes no suelen gestionar directamente el negocio de la producción y el mercadeo de la droga. Por ejemplo, los traficantes indican que, en los centros de procesamiento de Marjah les pagan a los talibanes entre $600 y $1200 mensuales, como impuesto canónico.

El terreno del distrito está surcado de canales de irrigación, que drenan el río Helmand, para los cultivos. Y es de difícil transitabilidad para los vehículos militares. Está reforzado para la defensa, especialmente cerca de Marjah y en su interior, en torno a su bazar, por una red muy rala de posiciones de combate y trincheras de comunicación, protegidas por una maraña inconexa de pequeños campos de minas y de numerosas trampas explosivas o “bobby traps”. Que son “sorpresas ingratas”, letales y mutilantes, activadas por personas que no las esperan encontrar a su paso.

La información sobre el trazado y los edificios de la villa, captada por los satélites y sensores militares, permiten a los atacantes establecer unas vías de penetración en el poblado, separando definidamente los sectores de avance y la responsabilidad táctica de cada batallón, para evitar el fuego amigo y la confusión en las maniobras. Así pueden establecer centros de gravedad del ataque en los edificios públicos, mezquitas y otros puntos singulares. Y definir bien los posibles puntos fuertes enemigos, donde sería necesaria una concentración puntual (“golpe”) de fuego pesado de apoyo. Éste debería ser directo, aportado por blindados pesados en subordinación de guerra en cada sector. Con la precisión del tiro filante, se evitarían muchos daños indeseables en personas y bienes ajenos.

El Desarrollo de la Operación Juntos.

En los días previos al inicio de las marchas al contacto se distribuyeron octavillas por la zona, avisando de la inminencia de la operación. Se dice oficialmente que fue para evitar los daños colaterales, “collateral damages”, (mejor, en español, indeseados) de civiles no combatientes. Sin embargo, a punto de concluir la ocupación y limpieza de Marjah, los muertos registrados de civiles y de talibanes están casi igualados. Además, el ministro afgano de Defensa Abdul Rahim Wardak, desde la capital de Helmand, Lashkar Gah, ofreció una mano abierta a los talibanes que se rindieran, aprovechando el programa de paz y reconciliación nacional. Un viejo principio operativo de la guerra dice que “guerra avisada, no mata soldado”.

Los estadounidenses y afganos partieron el viernes 12 de febrero de los campamentos Cuello Duro, Price y Bastión, situados al norte del distrito. Estaban apoyados y transportados en parte, por unos 60 helicópteros de ataque Apache y de transporte Chinook. Los británicos y el US Army avanzaron desde su conocida ciudad de Lashkar Gal, a 40 Km al este de Marjah. Los primeros se concentraron en torno a Nad Ali, una villa al norte de Marjah. Que es el centro del apoyo logístico de la operación.

La defensa de los talibanes no es una defensa móvil, ni una defensa retardante con cesión de terreno. Ni tienen un plan de fuegos coordinado. Sólo aspiran a hostigar por fuego directo ligero y medio intermitente a las tropas. Cuando se detienen brevemente para neutralizar unas minas o unos artificios explosivos artesanales. O cuando están esperando nuevas instrucciones para avanzar o están avituallándose. Dentro de Marjah, con calles estrechas y laberínticas, los soldados deben avanzar por dentro de los edificios, evitando los cruces importantes y las plazas. Como dato, podemos decir que un portavoz comunicó que los marines necesitaron nueve horas para avanzar una milla en el interior de la villa, en los días cruciales de este asalto.

A los 4 días de iniciado el ataque, ya había hasta 21 civiles muertos en los combates, reconocidos por las fuerzas aliadas. Y dejando aparte a otros cinco civiles muertos por un ataque de la aviación en Kandahar, hacia el este. Unos 13 fueron abatidos al principio de las operaciones, por el fuego de cohetes antitanques lanzados contra edificaciones de adobe. Otros 3 o 4 murieron el lunes 15 en el intercambio de disparos con los rebeldes.

La artillería se emplea en ataques deliberados antes de la irrupción, para batir posiciones de fuego, observatorios de las distintas armas, posiciones de combate y el rechazo de las avanzadas de combate (en el borde de los poblados), a lo ancho del sector de avance en el límite anterior aproximado detectado.

Aquí el enemigo es una infantería ligera irregular. Sin medios pesados de rechazo. El fuego pesado contra sus posiciones en poblado, sólo puede acarrear bajas civiles indeseables. Posiblemente, en el primer caso, los atacantes habían realizado un reconocimiento por el fuego, que puede ser correcto en combates con otro ejército. Esta conducta militar es reiterada. Y ocurre aún en los casos en que declaran tener un exquisito cuidado para no producir bajas de no combatientes. Está promovida por la repugnancia que sienten los altos mandos y luego los oficiales y sus hombres, de ser muertos o mutilados en los combates a las distancias próximas. Donde las unidades sólo tienen el apoyo de sus armas orgánicas. Y las diferencias de formación, entrenamiento y equipamiento con el enemigo irregular resultan en la práctica menos “asimétricas”. Y evitaban tradicionalmente esos combates, primero arrasando por el fuego y luego ocupando lo que quedaba.

Dos generales afganos actúan como portavoces de las fuerzas aliadas, dando periódicamente a los periodistas destacados en las bases de partida, la información sobre el desarrollo de las operaciones. Aquéllos forman parte de la sección G-5 del EEMM de operaciones, “guerra psicológica y relaciones civiles”. También el Gobernador de Helmand, Gulab Mangal ofrece ruedas de prensa a los informadores. Y el sábado 13 ya aseguraba que: “hemos capturado 11 posiciones enemigas y su resistencia está controlada”.

En los primeros días de la ofensiva han muerto varias decenas de combatientes enemigos y unos 15 han sido detenidos. Entre los últimos, el llamado “gobernador” talibán del distrito. La batalla se está desarrollando más en avanzar, bombardeando o cañoneando las posiciones sospechosas y ocupando y consolidando los avances logrados. El cerco externo y el control de las posibles vías de escape de los guerrilleros están a cargo de los británicos y de las fuerzas auxiliares de Canadá, Dinamarca y Estonia. Que también defienden las vías de comunicación aliadas. Calculan que la operación se completará en unos 30 días.

El primer día murieron un marine, por fuego enemigo, y un británico, víctima de una explosión. También el sábado 13 murieron otros cinco militares de la OTAN, tres de ellos estadounidenses, en ataques con explosivos improvisados y en un tiroteo. Pero no se ha aclarado si esto ocurrió en la zona de Marjah o en otra parte del sur del país. El lunes 15 murió un británico.

Consideraciones Finales.

Uno de los objetivos de la operación, presentada ya como un éxito a los escasos días de iniciarse, ha sido el desalojo ordenado de los talibanes del distrito. Y su ocupación por los marines y las fuerzas del Ejército afgano.

Queda por delante toda una labor de ganarse el respeto, la confianza y la lealtad de los lugareños. Y de que comiencen a aceptar al gobierno central afgano. También es necesario ofrecerles un futuro de paz, seguridad y prosperidad. Sustituyendo sus medios de vida actuales, basados en el cultivo de la adormidera y en el transporte de droga, por otros que les resulten razonablemente rentables. Y que no les trasladen simplemente a una agricultura de subsistencia sin esperanza. Los marines son excelentes fuerzas de acción. Pero en las vulgares y pacientes tareas de ocupación y de civilización de un territorio más o menos hostil y extraño, son mediocres, lejanos y desmotivados.

Sin éxitos militares sucesivos sobre el enemigo armado insurrecto nativo, no se dan las premisas para la conversión nacional y democrática (dentro de los márgenes de su cultura y religión) de los clanes y tribus locales y regionales afganos. Cuyos parlamentos operativos son las shuras o jurgas (asambleas); cuyos jefes y “padres” son los maliks locales; cuya religión altamente socializada es el Islam; cuyos códigos de conducta, derechos y honor son el Pashtunwalli y sus variaciones raciales.

El aumento de la presión militar contra los talibanes en el sur, les puede llevar a trasladarse en parte a la frontera con Pakistán (áreas pashtunes), donde la guerra se ha intensificado, o a las zonas uzbecas y tayikas, al norte del país, o hazaras, en su centro. En ocasiones han llegado hasta las provincias del noroeste, Herat y Badghis, donde operan las fuerzas españolas. Con misiones y reglas de enfrentamiento diferentes a las de los aliados combatientes.

Pero ése no es un Camino de Santiago. Las distancias son largas, los satélites militares vigilan, los parajes no siempre son amigos o neurales, no hay zonas preparadas de refugio, descanso o aprovisionamiento, y es necesario viajar en pequeños grupos dispersos inconexos.

Una ruta de escape de Helmand, pasa por la provincia de Farah, donde existen dos concentraciones de talibanes en Bakwa y Bala Baluk. Si van a Herat, deben cruzar el vale de Zirko y el paso de Shindand, donde España ha sufrido tres bajas en los últimos años, para alcanzar las zonas rebeldes. Si van al distrito de Bala Murghab, donde se han hecho fuertes, deben ir a Badghis, en cuya capital Qala i Naw está en construcción avanzada una gran base hispano afgana.

Hay que tener en cuenta que la asimilación e incorporación de nuevas fuerzas en los últimos casos, está limitada por las características y la organización de los talibanes.

LA CRISIS DEL EMPLEO Y LAS DEUDAS

En las naciones occidentales en “estado del bienestar”, las cosas van bien cuando el erario público atiende las necesidades de los funcionarios superfluos, haraganes o ineficaces, de los desempleados recostados en las subvenciones y de los pensionistas que cotizaron, según cálculos actuariales, por menos “valor” de lo que cobran. Y la “res economica” va mal cuando todos los funcionarios, todos los desempleados y todos los pensionistas tienen que arrimar sus faltriqueras, sus ahorros e inversiones, para apuntalar la ruina de los estados ineficaces, tendenciosos y, por tanto, tercos, y botarates.

La Crisis Anterior.

Las convulsiones de la crisis financiera de 2007 y 2008 amenazaron gravemente con destrozar los sistemas financieros nacionales. Éstos son los circuitos de generación y flujo del “dinero bancario”, que supone el 90% de la masa monetaria real útil en cada país. Circuitos que crean y mueven, como intermediarios entre los depositantes y los prestatarios de todas clases y tamaños, el dinero necesario para el funcionamiento normal de cualquier economía moderna. Y para su desarrollo sano y progresivo.

Sin la presencia de los bancos y cajas de ahorros, tendríamos que servirnos del trueque y de las mesas de los cambistas para realizar nuestras transacciones, adquiriendo lo que necesitamos y ofertando lo que tenemos de sobra: trabajo, bienes, cultivos, etc. Por eso no se podían dejar arruinar los sistemas bancarios. Lo que sí se podía hacer, especialmente con los bancos de inversión, es dejar caer alguno, doblemente como síntoma del mal y como castigo ejemplar. Éste fue el caso de Lehman Brothers.

Los bancos y sociedades inversoras no estaban debidamente controlados por las autoridades monetarias y políticas correspondientes. Porque no realizaban la clásica actividad bancaria comercial. Sino que se dedicaban a invertir el dinero de sus depositantes en sociedades (acciones) y otros activos (bonos simples y complicados o estructurados de mil modos, de deuda soberana (de los Tesoros) o de corporaciones). Los mayores beneficios y, por tanto, los mayores riesgos, los daban las deudas complicadas y poco respaldadas y las inversiones dudosas (donde los beneficios generados no cubrían consistentemente sus gastos de explotación y deudas).

El dejar hacer y que el mercado regule, corrija, premie y ponga a cada uno en su lugar, no vale aquí. Por mucho que lo digan los economistas neo conservadores o lo condenen los socialdemócratas.

Y no vale porque la “gasolina” que alimenta los motores de creación y flujo del dinero son nuestros depósitos. Los dineros que, salvo lo necesario para las transacciones inmediatas, pequeñas y diarias u oportunas (el pago al contado de una obra de arte puede ser ventajoso), todos entregamos a los bancos y cajas de ahorro. Y los entregamos para su fiel custodia y protección. Ésta es una premisa básica de todo el sistema bancario. Y de igual calidad y valor que la necesidad económica de su crédito suficiente. Y luego, sólo luego, en las cuentas vinculadas a los “money markets” y a plazo, para cobrar un magro interés por su uso por los bancos.

Y no tienen autoridad moral las condenas de los otros. Porque con el dinero público, muy poco eficientemente administrado, generan un “estado del bienestar” que tiende a costar y a crecer más de lo debido. La hipertrofia de la función pública, prolongada en múltiples autonomías sin embridar; el exceso del funcionariado en algunas áreas, a pesar de la automatización y la racionalización del trabajo burocrático; el clientelismo o la vinculación interesada de parte del pueblo con los políticos cercanos, mediante subvenciones e intercambio de favores; y la proliferación de altos cargos políticos y funcionariales, tienden a crecer por encima de las necesidades del pueblo y de la estructura racional y eficiente del Estado. Y a ocupar todo el elástico espacio público que les resulta accesible y no disputado.

¿Por qué se extendió por otros países su efecto pernicioso e imprevisto? Por la actividad voraz, miope y desmedida de determinadas sociedades financieras y bancarias, singularmente anglosajonas. En efecto, fue en los EEUU y Gran Bretaña donde primero y más grave y bruscamente se manifestaron sus efectos de ruina y quiebra de toda clase de instituciones financieras: bancos, financieras inmobiliarias y aseguradoras. Y por el efecto de seguimiento y contagio del mal que esas sociedades financieras, con sus “looks” corporativos y el dominio de nuevas “técnicas” de ingeniería financiera, ejercieron casi hipnóticamente en muchos otros bancos, fondos de inversión y de pensiones y aseguradoras de numerosos países occidentales. Porque la crisis casi se circunscribió al hemisferio occidental norte capitalista.

¿Necesitamos a un Gran Hermano financiero estatal?, otro mecanismo oficial pesado, costoso, lento, poco productivo. Realmente, no. La misión de los poderes públicos es establecer un marco o método de actuación financiero práctico, legal y moderno. Y los medios para su observación y la detección y la corrección de inevitables desviaciones, de una manera continua, relativamente sencilla y muy ágil. Luego hay que dejar operar a los “agentes” económicos, que somos todos. Actuando como consumidores, empresarios, prestatarios, empleados, instituciones, etc., en los distintos “mercados” parciales: de crédito, de transportes, de abastos, de valores, etc. Y, ¿por qué tiene que ser el Estado?, porque es la institución que se supone debe controlar y regir las actividades comunes generales, en nombre de todos, y por encima de personas y entidades privadas.

La Crisis del Empleo.

¿Por qué tenemos ahora tanto paro? Porque no producimos, vendemos y cobramos los suficientes bienes y servicios para emplearnos a todos. Esto es muy fácil de enunciar. Y aún de comprender. Pero es complicado de desarrollar. E incluso es contradictorio de explicar. Por las connotaciones ideológicas que, como filtros o lentes antepuestos, interponen muchas personas para observar un fenómeno tan evidente y próximo.

Hemos tenido una etapa de casi un lustro de crecimiento económico importante. El “motor” principal fue la construcción de viviendas. Él tomaba el dinero (la energía económica) de compradores y de bancos y cajas de ahorro prestamistas y, luego lo repartía a muchos trabajadores, promotores, intermediarios comerciales, notarios, instituciones públicas, fabricantes de electrodomésticos, decoradores, ladrilleros, cementeros, etc.

Otros “motores” importantes de la economía española, que hacían circular el dinero por ella, satisfaciendo “deseos”, no siempre eran “necesidades”, y pagando bienes y servicios recibidos, fueron el turismo y la industria. Los servicios de hostelería y los comercios entregan a varias decenas de millones de turistas, el “consumo” equivalente que realizarían varios millones de españoles y residentes en un año. También nosotros compramos y exportamos coches, bienes de equipo, ropa, calzado, electrodomésticos, alimentos, minerales, etc. fabricados u obtenidos aquí.

Por último, estos 3 “motores” de la energía económica, del dinero, alcanzaban a grandes sectores de la sociedad. Que luego seguirían llevándolo, transmitiéndolo, como “motores” auxiliares, a los demás sectores de segunda oportunidad. Desde barberos a vendedores de lotería, pasando por las comunicaciones, la agricultura, los comercios minoristas y las cadenas de distribución, el agua y las energías, y volviendo a alcanzar al Estado central, las autonomías y los municipios.

Ahora dicen que la economía es global. Siempre lo fue. Siempre hemos exportado coches ligeros, aceite, vinos, naranjas, productos de la huerta y flores. Y hemos recibido turistas. Hoy en día, lo que ocurre es que muchos millones de personas han accedido a un nivel de vida superior, de mayor poder de compra. Hay mucha mayor demanda y una oferta suficiente, sin cupos o contingentes, de gran variedad de artículos. Y, además, la velocidad de las transacciones externas e internas, incluyendo los flujos físicos de viajeros y mercancías, están facilitados por las comunicaciones de todo tipo, la falta de fronteras y aranceles, los acuerdos comerciales y las instituciones estatales y supranacionales.

Y no sólo tenemos que poner a funcionar los “motores” económicos de nuevo. Sino que tenemos que ser competentes en ello. Porque si no, nos empobreceremos colectivamente. Gran parte de lo que tengamos saldrá del país, para comprar bienes extranjeros. Por ejemplo, coches caros, de marca y grandes, electricidad y petróleo. ¿Por qué creen que Alemania contribuyó gustosa a los Fondos de Integración y de Desarrollo Regional europeos? Porque el mayor nivel de vida nos haría suspirar por los productos de calidad, solamente elaborados allí.

La Crisis de la Vivienda.

El problema de fondo del “motor” económico de la construcción era doble. Teníamos unos 25 millones de viviendas fabricadas y somos unos 45 millones de habitantes. ¿No parecen muchas casas? La reposición natural de aquéllas, para unos 50 años de vida útil media, exige unas 450 mil viviendas nuevas al año. Hemos estado levantando durante varios años hasta 700 mil casas por ejercicio. Ahora, dicen, hay un millón de casas sin vender. Así es difícil que arranque y habría que pensar si merece la pena al país, no a las constructoras, a las inmobiliarias, a los bancos y a las instituciones públicas, dedicar de nuevo importantes recursos a este sector saturado.

Además, el precio final de la vivienda elevaba en 3, 4 o 5 veces el coste real de su producción. Éste es uno de los fenómenos perversos de la economía libre sin regular. Cuando la demanda de un bien se tensa y en épocas de crecimiento económico y, por tanto, de una cierta inflación, los productores y los comercializadores de ese bien tienden a elevar su precio lo que pueden. ¿Qué buscan en el fondo? Aumentar su “participación” en el “pastel” total, que es el valor de la producción nacional o PIB. Cuando la economía es débil (por ejemplo, en los países en las etapas primeras del desarrollo) y esta actitud se generaliza entre los agentes económicos, aparece una inflación más o menos desbocada, recalcitrante y perniciosa. En España los entes públicos, por su parte, ganaban con las recalificaciones de los terrenos, con el IVA en cascada, con las transmisiones y plusvalías.

Una respuesta a las dificultades de subidas de precio de las viviendas fue el abaratamiento de los costes de producción por los constructores y los promotores. Esto se reflejó directa y permanentemente en la extendida disminución de las calidades de los materiales y de la capacidad profesional de la mano de obra empleada en la construcción. Y se aprecia en la aparición casi inevitable de las necesidades de reformas importantes en las viviendas, a partir de los 15 o 20 años de construidas.

La Crisis de Todas Nuestras Deudas.

Surge ahora una nueva crisis. Le llaman algunos otro tsunami económico, como podrían llamarle la réplica de un terremoto económico anterior. El núcleo de esta crisis es quizás más sencillo que el de la anterior. Pero su extensión es más amplia y profunda. Se trata de la crisis de las deudas.

En los años de bonanza anteriores, el crédito se extendió vertical (desde el ciudadano, pasando por las empresas, hasta el Estado central y periférico) y longitudinalmente (alcanzando a “todos” los agentes económicos). Todos estamos endeudados hasta las cejas. Aunque usted haya manejado sus dineros con seriedad y eficacia y no pidiera préstamos que le fueran difíciles de pagar y devolver, aún debe mucho. Porque su estado o su comunidad o su ayuntamiento deben con total seguridad.

Por ejemplo, el ayuntamiento de Madrid debe más de 7000 millones de euros; casi los 2000 euros por habitante; a pesar de ello, las obras de peatonalización de numerosas vías céntricas han continuado hasta hace poco y la torre de Colón se ha desplazado un poquito en su plaza; así, las pocas calles que han dejado para circular ahí están atascadas permanentemente y las nuevas calles peatonales, llenas de vehículos de reparto aparcados, que circulan entre los viandantes. Sin embargo, la Gran Vía madrileña nunca hubiese alcanzado su porte, importancia y monumentalidad, si no se hubiese dedicado doblemente, desde hace más de 100 años, al tránsito de vehículos y de peatones, en igualdad de derechos y usos. Otro dato municipal nacional, hemos gastado unos 13 mil millones de euros el año 2009 con el plan E de empleo nacional temporal (mientras duraran las obras). Para construir rotondas, aceras, polideportivos, etc., y anunciarlo a pie de obra con cartelería costosa y ostentosa.

Keynes preconizaba que se emplease el gasto público para generar empleos en la época de la Gran Depresión. Pero a Keynes, como a Clausewitz, se les cita sin leerlos, sin entenderlos y sacándolos de contexto. En aquella época de casi subdesarrollo en el mundo occidental, había muchas cosas útiles por hacer. Y el Estado se podía endeudar más, con tal de crear empleo. Y aquí tenemos muchas obras públicas donde se podría haber gastado mejor el dinero. O haberlo ahorrado para no tener que quitárselo a los funcionarios todos y a los pensionistas todos. Así, por fin, vía exacciones, tasas, multas e impuestos nos tienen que sacar el dinero necesario para pagar sus deudas “colectivas” y su catarata de intereses.

Incluso, durante los dos años citados de la crisis anterior, los estados occidentales echaron mano del gasto público para apoyar e impulsar sus economías nacionales. Y lo hicieron desde una posición individualizada y, generalmente, sin coordinación con sus “socios” extranjeros directos. Eso ocurrió entre los europeos y entre los EEUU y Europa. Y así, Alemania y Francia, que alcanzan el 45% del PIB de la zona euro, incumplieron durante dos años el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (base financiera de la moneda única), que limita al 3% el déficit nacional permanente aceptable sobre cada PIB. Su déficit superó el 5% y el 8% de su PIB, respectivamente. Ahora, que ya pueden embridar sus presupuestos, apremian a tirios y troyanos, más rezagados en sus resultados, para que con sus gastos desaforados, no perjudiquen el valor del euro.

A las cifras de deuda generadas por las instituciones públicas, se unen las deudas de las empresas y las deudas del personal. Las empresas, para crecer, usan el dinero bancario, con tal de que su “coste de uso” sea inferior al beneficio marginal logrado por esa inversión. Así emplean en su negocio más número recursos, que los generados en él. Esto, que es también muy fácil de enunciar, se pervierte en la práctica cuando se quiere crecer perversamente. Que es por encima de las oportunidades reales (no ilusiones codiciosas) y capacidades de generación de caja y beneficios. No quiero señalar a nadie. Las noticias con las que nos bombardean diariamente, les darán ejemplos evidentes de empresas en apuros por estas causas.

Propongo, para no extenderme más, que el inteligente lector extrapole al caso de nuestras deudas excesivas personales y familiares, el caso recién citado de las empresas temerarias y de sus empresarios faltones.

Los únicos Pocos que Visitaron las Cárceles: Estadounidenses de Oficio y Horca.

Bernnie Madoff. Es el más hábil y eficaz. En 1960 creó en los EEUU una firma de inversiones. Al crecer mucho, adquirió una estructura piramidal: pagaba buenos réditos con los capitales que iba recibiendo y que no se rescataban. Un ejemplo, para muchos, por su solvencia, seriedad y eficiencia. Periódicamente cerraba la entrada a nuevas inversiones. Esto hacía que sus babeantes clientes le suplicaran literalmente para que admitiese nuevas inversiones. Llegó a dilapidar y evaporar inversiones del orden de los 50 mil millones de dólares de bancos, grandes fortunas, aseguradoras y fondos. Debidamente reeducado y reinsertado socialmente, nos podría sustituir con ventaja a algunos de los ministros de Hacienda o de Economía que padecemos.

Raj Rajaratnam. Estableció una compleja trama de información privilegiada sobre la renta variable estadounidense. Compraba y recibía chivatazos sobre unas 20 “blue chips” de la bolsa neoyorquina, que usaba para realizar compras y ventas con su empresa de inversiones Galeon. Se le juzgará en octubre de este año, si se termina de instruir su proceso.

Allen Standford. En la línea de Madoff. Vendió por Suramérica unos 7000 millones de dólares en certificados de depósitos high yield. Su valor era nulo. Sus abogados quieren sacarlo de la cárcel, porque dicen que “no recuerda las conversiones, se quedó tuerto y ha enloquecido”.

Bernnie Ebbers. ¡El nombre de Bernardo me asusta! Ex presidente de WorldCom. Protagonizó la mayor quiebra de la burbuja de las telecoms a primeros de siglo. Cumple una sentencia de 25 años de cárcel.

Las cualidades y calidades personales como fuerza anímica decisiva para resolver los tiempos de crisis y salir fortalecidos.

La verdadera, profunda y eficaz acción en tiempos de crisis procede de las personas, que, además, somos los auténticos agentes económicos.

Tras las medidas de liquidez y valor del dinero ya tomadas profusamente, ¿por qué no funciona el sistema económico según su capacidad? En 2001 y 2002 incluso las condiciones de flujo de dinero a los bancos y su coste eran algo peores.

Porque está restringida la acción de los agentes económicos.

En parte financieramente, porque el dinero no se da tan fácil y alegremente. Está volviendo rápidamente la mala costumbre de los bancos de querer cobrar los préstamos de todo tipo y darlos con una cierta seguridad. Por otro lado, las autoridades monetarias y aún estatales también se lo están exigiendo.

El sistema aún necesita y debe producir más purgas para la eliminación de los otros agentes incompetentes, corruptos o botarates.

Y también es necesario restablecer la confianza de los agentes económicos entre ellos. Si pido un préstamo y me entrampo un tiempo, obligándome a un esfuerzo superior laboral, financiero y síquico, será porque veo oportunidades razonables de trabajo o de inversión. Y porque tengo la natural ambición de prosperar y crecer.

Esta confianza es un parámetro anímico, no se mide por en monedas y no se intercambia o transmuta con la ambición. Su verdadero motor serán la ilusión y el entusiasmo. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que vence a la entropía moral e ideológica generada casi inevitablemente en las sociedades (es el conjunto del decaimiento y la molicie espirituales), iluminada por una “ilusión razonable”.

De la crisis económica mundial hay que salir fortaleciéndonos en nuestros valores y virtudes. Éstas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos, y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Podemos citar las principales y evidentes, sin buscar ser exhaustivos, embebidas en el alma humana:

Aprecio de la familia, el clan, la tribu, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta y es soportado por todos, nuestro humus social.

Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales, para evitar la venganza excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños y reformar las conductas erradas.

Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda. Esto se concreta según la educación, la cultura y el ambiente social vividos.

Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o la formación y el trabajo como factores y parámetros necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos humanos.

Son nuestros valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados, los que verdaderamente nos darán la fuerza y la ilusión para superar estos tiempos de crisis.

Y no olvidemos la función esencial de mando, gestión, impulso y ejemplo de los mandos sociales (lo prefiero a líderes) de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad. En los tiempos de crisis deben actuar mucho más desde el ejemplo. Los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico, vivido y conocido. Tienen que ser percibidos y aceptados por los ciudadanos con ejemplos vivos que puedan seguirse. No con imposiciones de códigos y reglamentos fríos, dictados desde la cúspide moral e intelectual de la sociedad.

El Suicidio y la Yihad islámica II.

(CONTINUACIÓN)

Los grandes Grupos religiosos del Islam: el Sunnismo y el Chiismo.

El sunnismo, que siguen más del 85% de todos los musulmanes actualmente, acepta como revelación de Allah el Corán y la tradición (la sunna) del Profeta. Ésta la forman sus hechos y sus comentarios o hadices, recogidos por los discípulos. El mayor o menor rigor en la selección y aceptación de esta tradición caracterizan a tres de sus escuelas teológicas, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, nos abre una puerta esperanzadora a la evolución moderna pacífica del Islam. Ella acepta también el consenso de los sabios de la comunidad islámica y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares, desde su origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Éste se siente perseguido por dos razones. La ortodoxia dinástica, ya que el cisma chií surge a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero del Profeta. Y la ideología que proclama y defiende, porque admite menos fuentes de revelación divina. Así, el chiismo asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello, a la espera del retorno del imam (califa) desaparecido Éste es el nombre que toman los guías político religiosos en el chiismo y que no tiene nada que ver con el imam o lector de las mezquitas sunníes. Aquél vendrá como al-Mahdi (el guiado por Alá), en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma (comunidad islámica universal) ortodoxa (casualmente, ellos). Pero modernamente también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente violenta, incluso con cierto éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolla o partido de Alá.

El Homicidio. Características de los Suicidas. Su Empleo por los Fanáticos religiosos.

No es fácil hacer cometer suicidio a una persona normal, serena y preparada. El atentar contra un semejante es un acto violentísimo, para el que menos de un 5% de la población está “preparada” de modo natural o innato. Y esto no quiere decir que lo vayan a realizar. Sólo que están más capacitados naturalmente para actuar como personas armadas eficaces. Si a esto se une el instinto de supervivencia, poderoso e innato en todos los hombres, el suicidio inducido es algo que resulta extraño y difícil en general.

En general, en el 90% de los suicidios está presente algún componente mental distorsionado, afectado. Si las dificultades, privaciones y oprobios afectasen tanto a los hombres, como para empujarlos al suicidio, la Humanidad no hubiese sobrevivido a todas las penalidades y sinsabores que le han acompañado continuamente en el devenir de su historia. Nadie hubiera sobrevivido a los gulags, campos de exterminio y campos de reeducación levantados contra la Humanidad por los desquiciados y malvados de turno. Cuando una persona se suicida por un desengaño amoroso, por ejemplo, detrás tiene un cuadro mental de melancolía, debilidad, inmadurez y ansiedad, en un cóctel variable y fatal, que le desarma y le induce a ello.

Y no vale decir, en el relativismo actual, que es una “opción elegida”. Porque la gente se muere de infecciones, daños circulatorios, cánceres y accidentes, y no se elige esa muerte. Las sociedades modernas tienen en el suicidio una de las primeras causas no naturales de muerte. En España superan ya a las víctimas de los accidentes de vehículos. Sin embargo, salvo en algún país aislado, las sociedades miran para otro lado, rehuyendo la visión dolorosa y sin prestar la debida asistencia médica y psicológica a los afectados y a sus familias.

Para vencer las repugnancias naturales de los hombres para atentar contra otros o contra ellos mismos, hay que aplacar y neutralizar temporalmente los citados instintos humanos. Veamos algunas motivaciones empleadas para ello.

Una motivación “negativa” es la pérdida crónica de las necesidades básicas naturales: sustento, familia, seguridad, refugio y cobijo, expectativas y progreso razonable. Ella es un acicate efectivo para inducir al empleo de la violencia liberadora a una parte de la sociedad, especialmente a los jóvenes idealistas. La motivación “positiva” serían los premios económicos que distintas organizaciones radicales islámicas dan a las familias de los mártires. Y estos son tanto los caídos en combate como los suicidas.

Siguiendo el camino hacia la psicología y el alma humana, la motivación religiosa es otro medio poderoso de convicción y arraigo. Los suicidas de la Yihad son catequizados metódica e intensamente. Los versículos coránicos relacionados con la Yihad, se los saben de memoria. El “ejemplo” de otros suicidas los rodea en su vida cotidiana, en forma de fotos, manuscritos, vídeos testimoniales y compañeros de destino. Sus predicadores, nos resistimos a llamarles imames, les aclaran sus dudas y les alientan a alcanzar prematuramente el Paraíso. Que está destinado especialmente a los mártires de la Yihad.

El suicida debe pasar desapercibido en el lugar elegido para el ataque, por su edad, género, aspecto y actitud. Debe también ocultar perfectamente su artefacto y su equipo. Para poder acercarse a su objetivo y hacer explotar aquél. Su pasaporte para el Jardín de las Huríes es llevarse con él al mayor número de enemigos muertos y mutilados. Así, los daños físicos que se ocasionan en torno al punto de explosión son “daños no buscados” o colaterales (los “collateral damages”, que copian algunos del inglés).

El Islam, sus Grupos religiosos y el Suicidio.

Lo que no le dicen sus mentores y correligionarios al suicida en formación, es que su estancia en el citado Paraíso no es eterna, sino indefinida. Allah no ha tenido a bien revelar su duración o final.

Por otro lado, sólo hay un versículo del Corán que prohíba expresamente el suicidio, sin extenderse demasiado: Sura, 4 aleya 33 (29) “…Oh, creyentes… no os matéis a vosotros mismos…”. Probablemente fue así por la repugnancia natural que las tribus sencillas y primitivas tienen en cometerlo. En las recomendaciones de higiene, que en su origen todas las religiones escritas dan a sus fieles, no había que insistir mucho para su prevención.

Un “ideólogo” de Al-Qaida, Abu Yahya al-Libi, desarrolló una teoría de base “religiosa” sobre el “daño no buscado”, referido a personas. Según ella, se permite a sus militantes matar musulmanes cuando esto es inevitable. Y a veces, más que cuando sea inevitable, cuando sea también útil. Así, en un mensaje donde asumieron la autoría de un ataque de agosto de 2009 en Bagdad, la organización deseó a los sunníes heridos una rápida recuperación y expresó su esperanza de que los muertos fueran aceptados por Dios también como ‘mártires’. Debido a que Al-Qaida tiene capacidades limitadas para atacar a sus enemigos occidentales, la organización mantiene su influencia y notoriedad atacando periódicamente en países con mayorías musulmanas. Entonces, si se examinan los ataques de 2007 y no se consideran los perpetrados en Irak y Afganistán, la proporción de no occidentales muertos por Al-Qaida sube a 99%. Este porcentaje fue del 96% en 2008. O sea que, entre 2006 y 2008, los no occidentales tenían 38 veces más probabilidades de morir por un ataque de Al-Qaida que los occidentales.

En estos años, son los seguidores de la Sunna, los que están utilizando el suicidio en la Yihad islámica. Lo emplean al-Qaida, los talibanes de Afganistán y Pakistán y los miembros de Hamas. Los chiíes del Hezbollah libanés y de Irán no lo utilizan habitualmente. Aunque en el ataque contra los cuarteles de las fuerzas occidentales en Beirut en octubre de 1983, que fue la presentación en sociedad de Hezbollah, los conductores de los camiones llenos de explosivos lanzados contra aquéllos, eran suicidas.

También los iraníes emplearon a sus milicias basijs en ataques frontales masivos contra las posiciones fijas reforzadas, defendidas con campos de minas, de los iraquíes durante la guerra de 1981 a 1989. Los basijs eran “milicias populares” de la República Islámica de Irán. Sin organización, método, disciplina ni demasiada instrucción militar. Pero estaban llenos de ansias religiosas y patrióticas. Los últimos en llegar a la revolución jomeiní, tenían que demostrar su fervor y militancia. En las ciudades también se habían convertido en un problema para las autoridades clericales chiíes, que canalizaron su impulso redentor hacia el frente enemigo.

Durante la Gran Guerra Patriótica de la URSS contra Alemania, un general estadounidense destacado en el Frente (un grupo de Ejércitos) comandado por Georgi Zhukov, le preguntó a éste cómo era que lanzaba su infantería campo a través por los campos de minas alemanes, para alcanzar el límite anterior de la posición de defensa alemana. Es de señalar que en la infantería eran alistados los hombres peor formados y entrenados del Ejército Rojo: los campesinos y los obreros poco cualificados. La artillería, los ingenieros, la caballería, los tanques y las escasas unidades motorizadas se llevaban a los escasos mejores hombres que había. Zhukov le explicó que las bajas que sufrían eran poco más o menos las mismas de un ataque a una posición preparada alemana…y se admitía que ése era el caso.

Los hombres eran en ambos casos auténticas “carnes de cañón”. Dos ejemplos de cómo los grandes de la tierra tiranizan a sus pueblos y de cómo los grandes, los oprimen. Sin diferencias en las ideologías y los tiempos.

Tan sensible contra el suicidio es el Islam que la segunda mayor “organización” islámica de Indonesia, llamada Myhammadiyah, ha prohibido fumar a sus 30 millones de afiliados. La razón es que el tabaco mata y que el Islam prohibe el suicidio. Indonesia, con más de 220 millones de habitantes, es el cuarto país más poblado del mundo. Es el país con mayor población musulmana, unos 200 millones, y también el tercer consumidor mundial de cigarrillos.

Las Acciones posibles contra la Yihad islámica desde el propio Islam.

Ante ese terrorismo (acciones de guerra contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados) propio, el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Afirman sus portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto, como acabamos de ver. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente. Pero, ¿cuándo intervienen en la polémica los ulemas o los muftíes? Casi nunca.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. ¿Alguien conoce a pacifistas islámicos activos? No se trata de que reaccionen los intelectuales laicos musulmanes. Éstos no son operativos de la manera que conocemos en Occidente, ya que para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una trinidad única, excluyente e inseparable, establecida por Allah. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II guerra mundial.

El Islam tiene que asumir que la Yihad fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes. Estableciendo el Profeta el estado islámico a partir de la destrucción violenta de la jahiliyya (la barbarie existente anterior al Islam) árabe. Y aún pudo ser útil la Yihad para su rápida extensión por el mundo, por el estado existente de cultura y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente. Y entonces debe ser reemplazado por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”, cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam verdadero y perenne. Y, por cierto, los mismos gozan de una independencia política, social y económica amplísima: son respetados y/o temidos por los gobiernos en sus respectivos países.

Ya desde el surgimiento de las 4 principales escuelas teológicas sunnies citadas, cobró fuerza el principio del esfuerzo de reflexión personal, el ichtihad, en el Islam. El ichtihad va a permitir el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su teología; es la base de jurisconsultos como al-Chafii. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, enriquecimiento, progreso y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios (esto es el núcleo y la razón del Islam), cuando ya la Umma se ha extendido y multiplicado enormemente por el mundo.

Hacia el siglo XI (siglo V de la hégira o marcha a Medina), los teólogos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera: a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios.

La Estrategia de los EE. UU. en Afganistán.

Introducción.

En la etapa actual de la guerra de Afganistán, cuando los rebeldes fundamentalistas islamistas están extendiendo sus ramificaciones e influencias fuera de sus territorios habituales pashtunes y baluchis, los estadounidenses están discutiendo al más alto nivel sus objetivos estratégicos y operativos de esta ya larga campaña.

La estrategia nacional (llamada también “gran estrategia” hasta la década de los años treinta del pasado siglo) trata de la definición de los grandes objetivos de una guerra. En su consecución se incorporan todos los recursos del estado. Es decir, la economía, la diplomacia, la propia sociedad y los medios militares. La estrategia militar, como parte de aquélla, define los objetivos de un teatro de operaciones, de una campaña, y asigna los medios militares, generalmente escasos y aún poco suficientes, que recibe del estado para alcanzarlos.

La táctica se dedica a la preparación y a la realización óptima y favorable de los combates, frente a un enemigo que se opone por medios violentos al logro de los objetivos estratégicos propios. Entre ambos niveles de actuación militar, existe un “espacio de actividad” eminente y esencialmente práctico, llamado nivel operativo o estrategia operativa. Su misión es optimizar los empleos de las tácticas y de los medios disponibles en la campaña o el teatro de operaciones. Para ello, define y conceptualiza las marchas, las batallas, etc., es decir, tanto las operaciones militares como su correcta sucesión en tiempo y lugar, buscando el cumplimiento de los objetivos militares decisivos.

Uno de los problemas de la estrategia en Afganistán de los estadounidenses es que para ellos, el dinero es una cuestión estratégica secundaria, evidente y bastante fácil de dar. Y generalmente siempre ha sido así. En la II Guerra Mundial sufragaron en parte los esfuerzos de guerra de otras naciones aliadas. En IraK compraron clanes sunníes, con soldadas y contribuciones a fondo perdido, para alejarlos de Al-Qaida y de la rebelión promovida por el Partido Baaz y por los funcionarios y militares iraquíes despedidos en masa, sin más, por el incompetente Paul Bremer. En Vietnam apuntalaron durante años el régimen del Sur, incapaz de entusiasmar y arrastrar a su pueblo a la defensa firme y comprometida de un régimen libre nacionalista democrático (con todos sus defectos de gestación y parto), sobre el que pesó la incapacidad y la falta de probidad de sus políticos.

Otro de los problemas de la estrategia estadounidense en Afganistán es su repugnancia civil y nacional a pagar el “precio de sangre” necesario para actuar militarmente, con contundencia, decisión y eficacia en los niveles de sección, pelotón, equipo o team y hombre, en una guerra irregular. Precio de sangre que es inevitable en cualquier guerra. Y que es menor de lo que la “percepción sesgada por el temor” vaticina y amenaza. Porque tratándose de una “guerra de guerrillas” (le llaman ahora pomposamente de “cuarta generación” o asimétrica), contra rebeldes armados, el “precio de sangre” nunca será tan alto como en una guerra de tercera generación, contra un ejército moderno, tecnificado y mecanizado, que maneje bien la estrategia operativa.

Tampoco los estadounidenses tienen un compromiso permanente e indefinido, el marchamo del buen aliado, con el régimen político afgano. Que es un rompecabezas incoherente de intereses tribales y personales, aglutinado por el poder que hoy detentan y se reparten. Tampoco se puede “impregnar” en su totalidad y sin más, una democracia inorgánica occidental en un país musulmán con una estructura social antigua y firme, pero poco evolucionada. Sin principios y formas liberales en su idiosincrasia (esto no se adquiere con unas inyecciones de “liberalismo forte”) los dirigentes y jefes populares utilizarán los nuevos mecanismos de poder que se les ofrezcan para aumentar su influencia y beneficio, en la sociedad supuestamente moderna y libre, pero inarticulada. Aquí, el principio de fondo es que una democracia islámica (basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia o el conjunto de leyes penales y civiles basadas en ellos) no es igual a una democracia liberal.

Un problema importante de la estrategia en Afganistán de los EE.UU. es su falta de cercanía y de compromiso con el pueblo afgano. Que percibe a los “extranjeros infieles armados” en su territorio, como algo temporal, relativo, ajeno, dañino y superpuesto a sus intereses y necesidades cotidianas, familiares, tribales, culturales y religiosas, por este orden. Solamente algunos británicos consiguieron, a título personal, ser aceptados, respetados y estimados por los pashtunes y baluchis. Era la época del Imperio de la India británica y de la ominosamente famosa Frontera del Noroeste, con Afganistán. En una etapa histórica lejana, cuyos acontecimientos discurrían a una menor velocidad que hoy en día, los “turnos de servicio” (“military tours of duty”) en ultramar duraban algunos años.

Entonces, con el tiempo, algunas figuras extranjeras, que verdaderamente se integraban y trabajaban en el ambiente tribal, consiguieron su inmersión personal con los pashtunes y baluchis. Eran individuos que exhibían las cualidades de sobriedad, resistencia, respeto, valentía, justicia y benevolencia, que el Pashtunwalli o código de conducta y honor de las tribus, apreciaba y promovía, a su estilo. Y que actuaron generalmente como oficiales de las fuerzas indígenas de infantería ligera. Que fueron reclutadas al oeste del valle del Indo, en las estribaciones de las cadenas montañosas fronterizas. Y que se empleaban por los británicos para contener a las tribus más indómitas o belicosas en sus zonas tribales. O para castigarlas con incursiones punitivas y exacciones de multas, por sus desmanes o abusos, que realizaban generalmente fuera de aquéllas. Las soldadas percibidas por estos pashtunes movilizados suponían: unos ingresos importantes para sus tribus, dada su economía de subsistencia o de rapiña, y un status social privilegiado para ellos, en sus familias y clanes. La lealtad de estos pashtunes a su uniforme y a sus jefes británicos fue constante y ejemplar.

Un problema no menor de la estrategia de los EE.UU. en Afganistán es que carecen de un “liderazgo socio militar proyectado”, de una figura dirigente que les ofrezca iniciativa, esfuerzo, sudor y lágrimas para defender por unos años decisivos, una causa que sea aceptada por la mayoría del pueblo estadounidense. No olvidemos que se actuó en Afganistán para derrocar al régimen reaccionario, retrógrado e hiperintegrista, que daba cobijo, amparo y apoyo a la cúpula intelectual e inspiradora de Al-Qaida: el árabe internacionalista islámico Bin Laden, su especie de “consejero delegado”, el médico egipcio Al-Zawahiri, y su “Corte” del terror contra Occidente y contra la mayoría de los regímenes islámicos establecidos. Y que la doctrina Bush estableció, quizás sin ser explicada bien ni aceptada  popularmente, que esas “asymmetrical wars” (irregulares y con bajo nivel de equipamiento militar) se sostenían y eran necesarias, para alejar de los territorios estadounidense y de sus aliados, las amenazas del terrorismo foráneo fundamentalista de cualquier origen, religión o ideología.

La Situación Actual.

Según definió el “New York Times” a mediados de Octubre pasado, el “resident pessimism”, en relación con la guerra en Afganistán, se ha asentado en la Casa Blanca y en el Consejo Nacional de Defensa. Quiere decir algo así como un “pesimismo duradero” para evaluar y decidir la estrategia de los EE.UU. en Afgannistán.

El general de ejército Stanley McChrystal, al mando de las fuerzas en el teatro de operaciones, en un informe de 66 páginas presentado en Septiembre pasado, reclamaba al menos unos 40 mil soldados más, para poder ir imponiéndose al enemigo en armas. La cúpula del Pentágono apoya este refuerzo. Sin embargo, otras personas o agencias estadounidenses suponen que será necesario incrementar las fuerzas en presencia en dicho teatro hasta casi el doble de las actuales. Es decir, sólo podrían ir controlando y venciendo a los insurgentes, si desde los 68 mil hombres actuales pasan a contar con unos 130 mil y en el plazo de un año.

Para ello hay que considerar las necesidades logísticas de un ejército moderno, muy tecnificado, equipado y mecanizado, como el estadounidense. Que se concretan y satisfacen con un flujo constante de equipos, repuestos, consumibles, armamentos, municiones, combustibles, vehículos, hombres y unidades militares. Logística que es soportada por una red de almacenes regionales y locales y una flota de vehículos pesados de larga distancia y ligeros de reparto, hasta los puntos de recogida de las pequeñas unidades. La capacidad de las infraestructuras de Afganistán no puede sostener un despliegue logístico de tantos hombres en un plazo de sólo 9 meses (listos para la próxima campaña primavera verano, cuando las operaciones vuelven a retomarse).

El enviado especial del presidente Obama para la evaluación de la situación en Afganistán, Richard Hollbrooke, ha señalado en un informe que existe actualmente el peligro de disponer de “medios militares insuficientes” en la montañosa zona de la frontera afgano pakistaní. Esto quiere decir que las “zonas bases madres” de los talibanes y de Al-Qaida estarían en esta etapa poco acosadas militarmente. Y con capacidad libre para extender su actividad hacia el norte de Afganistán.

El influyente vicepresidente Joseph Biden no es partidario de incrementar las fuerzas, sino de seleccionar y diferenciar los objetivos militares insurgentes. Así, mediante las diferentes fuerzas especiales terrestres, internándose en “long range combat patrols”, los aviones no tripulados y los bombardeos selectivos con bombas guiadas, atacar a las guerrillas de Al-Qaida en las zonas montañosas pashtunes al este y sureste de Afganistán. Si el problema fuese sólo militar (por tratarse de unas bandas de narcotraficantes o de ladrones) y si las células de Al-Qaida no fueran miscibles con los grupos talibanes, en cuanto a apoyos, información, logística y blancos de oportunidad, esta estrategia selectiva y constreñida tendría un “chance”.

Resulta interesante considerar que Joe Biden fue elegido por Barack Obama para su “ticket electoral”, por sus conocimientos y experiencia en política internacional. Algo que es muy apreciado y necesario en un país, en el que tradicionalmente el público en general mira más y se preocupa del propio ombligo nacional. Hasta hace poco tiempo, Biden era considerado un “halcón” del Partido Demócrata y era defensor en el Senado de una mayor implicación de los EE.UU. en Afganistán.

Rahm Emanuel, el jefe del Gabinete de Obama, algo así como el ministro Secretario del Presidente, apoya las ideas de Joe Biden. Y piensa que un incremento de las fuerzas militares en Afganistán puede llevarlas (a ellas) a un callejón sin salida operativo, como el caso de Vietnam.

Por su parte, los Secretarios de Defensa Robert Gates y de Estado Hillary Clinton mantienen una postura común, creemos que más realista y pragmática y con posibilidades, al menos sobre el papel. Ambos Secretarios defienden la necesidad de mantener la lucha contra la insurgencia y de insistir en la formación y el despliegue de las fuerzas armadas afganas, para luchar contra los talibanes. Al mismo tiempo, proponen incrementar la persecución de los grupos de Al-Qaida en el teatro AfPak, como llaman a esta zona geoestratégica, contando, por tanto, con la ayuda del ejército paquistaní en su país.

¿Qué pasará, por fin? Espero que el inteligente y asiduo lector tenga ya elementos de juicio para verlo. Su interés le debe llevar a complementar este trabajo con la lectura de «Operaciones en Afganistán y Pakistán». Y cuando pueda, descenderé al estudio directo de las tácticas y técnicas de contrainsurgencia que se pueden emplear aquí. Que no digan que les faltan recursos. Los alemanes, en su lucha contra los partisanos soviéticos, sí que estaban faltos de hombres y recursos. Pero mantuvieron la iniciativa y la agresividad contra los partisanos. Y pudieron garantizar desde su retaguardia hacia el Reich, en ambos sentidos, el flujo necesario de hombres y materiales para sostener su esfuerzo de guerra contra los medios casi inagotables de la URSS.

El Suicidio y la Yihad islámica

El suicidio es un arma preferida de la Yihad islámica. El suicidio es para la Yihad islámica un arma barata, suficientemente abundante, eficaz y muy asimétrica, técnica y económicamente. Los sofisticados sensores enemigos sirven de poco contra ella. Los chalecos protectores sirven también de poco. Los vehículos blindados y los edificios sirven de poco para protegerse de ella. Si la carga explosiva, sus características y el vector son los adecuados. El agente desencadenante portador puede ser hombre o mujer y adulto o niño. Puede cooperar en su ataque suicida un burro, una bicicleta o un vehículo a motor. No hay que entrenar militarmente (entrenamientos básicos, técnicos y tácticos) a un suicida.

Los nuevos Totalitaristas Supranacionales Antidemocráticos Revolucionarios. Los modernos TSARes.

Los insurgentes radicales fundamentalistas islámicos se dedicaron entre los años 60 y 80 a atacar a los que calificaban de gobiernos musulmanes corruptos y falsos, socialistas u occidentalizados y liberales. Su fortuna fue poca para todo el esfuerzo: la retirada de los soviéticos de Afganistán, con el soporte logístico occidental, y la toma del poder en Sudán, guiados por al-Turabi, al consiguir hacerse fuertes en su Ejército, lo cual es aún un caso único. A partir de los 90 el objetivo terrorista se vuelve a Occidente.

Sus características operativas actuales son:

1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión.

Sura 2, aleya 10 (11) “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz con la que se definen los crímenes) en la tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.

2, 11 (12) “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.

28, 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes y de gentes que os acoge –las tierras de dar el-Ahd-, borracheras, drogas, daños innecesarios de las cosas).

Así, desprecian y desacatan numerosas aleyas (versículos del Corán) morales importantes, sin que Allah las hubiese cambiado para ellos. Sura 2, aleya 100 (106) “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”.

2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado.

3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, pero que les impide conseguir objetivos estratégicos, aunque sus acciones puntuales sean importantes, dolorosas, temibles.

4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella, en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. Siguen un proceso de segregación, purificación (en sus improvisados ritos no ortodoxos ayunan, emplean agua de lugares sagrados y banderolas verdes con inscripciones de las aleyas que les favorecen), consagración y radicalización, hasta llegar a la muerte e incluso al suicidio en sus acciones puntuales. Y entonces se extinguen, como débiles, estériles y desviados que son, lejos de la Umma y de sus intereses reales.

5) Los terroristas islámicos están en muchos lugares profundamente divididos ideológica y estratégicamente. Aunque las bandas rivales puedan ocasionalmente brindarse apoyo, refugio, información o suministros. La franja de Gaza es dominada desde hace años por Hamas, grupo radical fundamentalista palestino de orientación sunní, en rivalidad directa y violenta con el gobierno palestino de al-Fatah en la Cisjordania. En Gaza, dos organizaciones sucursales de al-Qaida, Ansar al-Sunna y Ansar al-Islam, unos grupúsculos irrisorios, se enfrentan también violentamente a Hamas por la influencia sobre sus habitantes. Los talibanes pakistaníes, principalmente el grupo Tehrik e-Taliban y los independentistas cachemires, realizan periódicamente atentados contra la minoría chií del país. En Irak, al-Qaida se dedica a atacar a los chiíes que acuden en peregrinación desde país y de Irán a los actos anuales de esta religión en sus lugares sagrados de Samarra, Nayaf y Kerbala. También lo hacían los radicales sunníes iraquíes (antiguos funcionarios del Baas y ex miembros de las fuerzas armadas, generalmente depurados sin procesos ni juicios, y grupos regionales tribales), en rebeldía contra los gobiernos de mayoría chií antes del llamado “despertar sunní”, promovido por el general David Petraeus, que los transformó en milicias nacionales de autodefensa.

6) Su afán de publicidad, al que Occidente colabora insensible, necio (es desconocer lo que debería saber) y gustoso.

7) Su objetivo de golpear al gobierno que sea, puesto que el califato radical y agresivo en dar el -Islam no existe hoy en día.

¿Qué es el Islam?

El Islam es la sumisión de los hombres a Dios. En su acepción más simple, es una fe sencilla fácil de seguir y de cumplir, con ritos externos y sociales bien definidos. Los ritos son acciones sacralizadas por una religión y necesarios para que ella se imbuya en el alma personal y colectiva de los creyentes. En el Islam existen 5 grandes ritos, que se simbolizan en su iconografía por una mano abierta:

La profesión de fe, corta declaración que abre a cualquiera la entrada al Islam; las 5 invocaciones diarias (el Salat) a Alá; el ayuno del mes de Ramadán (el Roza); la caridad (el Zakat) con los desvalidos, impedidos y pobres (por este orden) de la Umma (comunidad musulmana universal) y la peregrinación a La Meca o Hajj al menos una vez en la vida, si se poseen recursos, que se realiza en comunidad, congregándose modernamente varios millones de personas simultáneamente, entre el séptimo y el décimo día del último mes del calendario lunar, Dhul i Hijja.

La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam. Se considera a la Yihad una obligación prácticamente igual a uno de los llamados Cinco Pilares del Islam, ya citados.

Fuera de los países donde la comunidad islámica domina políticamente (llamados dar el islam) existen las tierras de dar el harb y dar el ´ahd. La primera es la tierra de la lucha, de la yihad, o esfuerzo de sangre de los musulmanes, donde la Umma es amenazada y perseguida, no necesariamente por las armas. La segunda comprende los países donde la Umma no domina políticamente, pero está en paz con sus habitantes y puede llevar a cabo sus actuaciones y ritos. Un ejemplo de dar el ´ahd, las tierras extranjeras de paz, serían los países de Europa en estos momentos.

Las Jerarquías religiosas del Islam.

En el Islam no existe un clero institucionalizado, universal y riguroso, formado de una manera expresa e igual en toda la Umma. Que responda de la ortodoxia y homogeneidad de las ideas, normas y dogmas. Tanto es así que la pertenencia oficial al Islam se logra por la pronunciación de la profesión de fe: “no hay más Dios (en árabe, Allah) que Dios y Mahoma es su Profeta”.

En cuanto a los personajes tenemos a los ulemas o expertos estudiosos en la ley del Islam y a los muftíes o jurisconsultos encargados de interpretar la sharia o ley islámica civil y penal. Aunque ambas estén totalmente imbricadas, ya que el Profeta, con sus hadices y demás tradiciones o sunna, se encargó por inspiración divina de dar normas para casi todas las ocasiones de la vida cotidiana árabe del siglo VII.

El consejo de ulemas, que es algo así como una conferencia episcopal, es la máxima autoridad musulmana en cada país o región. Los más prestigiosos, por su formación, proceden de la Universidad de Al Azhar, de El Cairo. No se puede hablar propiamente de una teología islámica. Ya que la esencia de Dios, incluso la externa, es inalcanzable e inmarcesible para los hombres. De ahí la necesidad de la sumisión a Él. El Corán es una “parte” de Allah (externa a Él y diferente de Él), existente junto a Él (de ahí su sacralidad esencial). Y que Éste ha tenido a bien enviar, para enseñar (revelación) e imponer (mandatos y normas) a los hombres, para su bienaventuranza y felicidad.

Los ulemas son los encargados de custodiar, gestionar y repartir las limosnas canónicas, el Zakat, previstas por el Corán. Esto les da un enorme poder temporal sobre sus distintas comunidades. Que ningún poder político musulmán, incluso los socialistas laicos, se ha atrevido a discutir o a usurpar, incorporando el Zakat a los impuestos recaudados por el Estado.

Luego estarían los imames o capellanes, encargados de presidir la oración en las mezquitas. Se colocan para ello frente al nicho indicativo, situado en la pared que da hacia el oeste (La Meca) y mirando a los fieles. Por último estaría el muecín o sacristán, que avisa cinco veces al día, desde antes del amanecer hasta bien entrada la noche, para que los fieles hagan sus oraciones de adoración y de aceptación y entrega a la voluntad de Dios. La formación de los imames es totalmente dispar dentro de un país y no necesariamente profunda. Sus principales habilidades sociales suelen ser la buena empatía con sus fieles y un cierto don de palabra. Recordemos que el terrorista del 11 de marzo de 2004 llamado El Chino presidió, según se dijo entonces, varias veces la oración en la mezquita madrileña de la calle 30 (antes M-30)…

Las fatawa (plural de fatwa) son propiamente las decisiones jurídicas emitidas por los muftíes, en interpretación de las diferentes situaciones o casos planteados a la Umma. Y no necesariamente presentados a ellos, ya que pueden ser dictadas por su propia iniciativa. Adquirirían un sentido de cuerpo de jurisprudencia de la sharia, si verdaderamente parten de autoridades religiosas reconocidas por su doctrina y conocimientos.

Así, en puridad, la fatwa de Jomeini contra Salman Rushdie careció de valor legal. Ya que Inglaterra o Francia no eran tierras donde se podía aplicar la sharia, al no ser parte de dar el islam. Esta abusiva extensión supuso una peligrosa y descarada intromisión en los asuntos políticos y civiles de países que acogían en paz a los musulmanes, parte de dar el ‘ahd. Otra cosa es que algún musulmán estuviese dispuesto a exponerlo así y a defenderlo, sobre todo a gentes que desconocen absolutamente todo acerca de sus esquemas, parámetros e intereses.

La Yihad en el Corán.

Sin ser exhaustivos, presentamos una selección de versículos o aleyas del Corán, contenidos en sus capítulos o suras, que tratan sobre la Yihad. Hemos usado dos traducciones del Corán: una, más antigua y la otra, editada en Estambul en 2002 (sus versículos están entre paréntesis; si no aparecen, coinciden las numeraciones). Prescindimos de la sunna (tradición) del Profeta, que puede ser objeto de controversia acerca de su legitimidad legal con los chiíes y otros grupos menores.

Sura 2, aleya 186 (190) “Haced la guerra santa por la causa de Alá contra los que os hagan la guerra”.

2, 187 (191) “Matadles dondequiera que los halléis y expulsadles de donde ellos os hayan expulsado (¿Andalucía, Sicilia, los Balcanes? Pero, ¿llegaron acaso ellos primero allí?)”.

2, 189 (190) “Combatidles (a los infieles) hasta que no haya ya idolatría y toda adoración sea dada a Alá”. Se repite casi exactamente en 8, 40 (39).

2, 212 (216) “Se os ha prescrito la guerra y vosotros le habéis tomado aversión”.

2, 214 (217) “La tentación de la idolatría es peor que la carnicería. Los infieles no cesarán de haceros la guerra mientras no os hayan hecho renunciar a vuestra religión, si pueden”.

2, 215 (218) “Los que abandonan su país y combaten en el sendero de Alá (la Yihad) pueden esperar su misericordia”.

4, 7 (69) “Los que obedezcan a Alá y a su Mensajero entrarán en la sociedad de los justos, de los mártires, de los virtuosos, a quienes Alá ha colmado con sus beneficios”.

4, 74 “Que combatan en el camino de Alá aquéllos que vendan la vida de este mundo por la Última. Y a quien combata en el camino de Alá, ya muera o resulte victorioso, le daremos una enorme recompensa”.

4, 79 (77) “…han exclamado: Señor, ¿por qué nos ordenas la guerra? …Respóndeles: El goce de la vida de aquí abajo es poca cosa; la vida futura es el verdadero bien para los que temen a Alá. Aquí no os engañarán ni en una sola brizna”.

4, 105 (104) “Y no flaqueéis en perseguir a esa gente. Si os doléis, también se duelen ellos, pero vosotros esperáis de Alá lo que ellos no pueden esperar”.

9, 39 “Si no marcháis al combate, Alá os castigará con un castigo doloroso: os reemplazará por otro pueblo”.

9, 92 (91) “Los débiles, los enfermos, los que no tienen medios no estarán obligados a ir a la guerra, con tal que sean sinceros respecto de Alá y de su Mensajero”.

(La obligación de la Yihad se hace recaer prácticamente en la Umma, que debe aportar así un número adecuado de muhaydines).

9, 124 (123) “¡Oh, creyentes!, combatid a los infieles que os rodean: que hallen siempre en vosotros una acogida ruda”.

47, 4 “Cuando encontréis infieles, matadles hasta el punto de hacer con ellos una carnicería y encadenad fuertemente a los cautivos para impedirles huir”.

47, 37 (35) “No mostréis cobardía y no llaméis a los infieles a la paz cuando sois los más fuertes”.

Estos y otros versículos expuestos e interpretados ante las comunidades islámicas locales por determinados imames, pueden resultar provocadores, incendiarios y subversivos.

(CONTINUARÁ)

ESPAÑA FUERA DEL EURO.

Las Peticiones para que España esté fuera del Euro.

Desde que comenzó la falta de confianza en la capacidad económica de Grecia para superar su crisis económica, a primeros de febrero, se oyen voces de algunos sesudos economistas, abogando por esta “solución” para España. Y el respetado (¿es respetable?; ahora lo veremos) Wall Street Journal apuntaba el 24 de febrero la posibilidad de que España estuviera fuera del euro.

Según el diario, a España se le presentan tres alternativas: no hacer nada, emprender reformas serias (lo han intentado ya el jueves 25 los políticos reunidos con la comisión gubernamental) o abandonar el euro. El periódico señala que las dudas sobre la solvencia griega, se han extendido a los miembros más debilitados de la zona euro. Y que España será el próximo campo de batalla de las especulaciones internacionales y de los esfuerzos y ayudas de los demás copartícipes de la moneda única. Así, los resultados “podrían determinar si la moneda compartida por los 16 países europeos se mantiene o no”.

La posición del diario se esfuerza por presentarse condicional y posible, no próxima ni probable. Pero el Wall Street Journal no ha tenido pelos en la lengua ni escrúpulos para llenar un espacio con estas ideas perjudiciales y antieuropeas.

Las Justificaciones para que España pida estar fuera del Euro.

Una de las “buenas” razones que se aducen para que España esté fuera del euro, es que ahora la política económica de la Unión Europea está eso, unida. Y reside en el euro, a través de las acciones rectoras del Banco Central Europeo. Que debe velar, según su mandato, por los intereses de todos los países miembros. Pero, en la práctica, sigue muy de cerca los intereses de Alemania y Francia, que suponen más del 45% de la potencia comunitaria económica.

Y la política económica, con sus “cambios de valor de la moneda”, vía devaluación y revaluación y tipos de interés regulados, es de las más eficaces y rápidas en sus efectos, para actuar sobre las crisis económicas:

Para contener el valor de una deuda pública, pagadera en moneda nacional. Así, los alemanes, en los años 20 del pasado siglo, se liberaron del dogal de hierro que el Dictado de Versalles impuso a su economía. En forma de indemnizaciones de guerra que la ahogaban. Una forma más de humillación innecesaria, que creó el caldo de cultivo para el florecimiento del totalitarismo imperialista. En 1920, a fines de febrero, Hitler proclamó en una cervecería bávara, en Munich, los 25 puntos programáticos del Partido Obrero Alemán. Luego se revaluó fuertemente el marco, con una adecuada proporción de viejos y nuevos marcos para su cambio. Creando un nuevo Deutsche Mark, emitiendo una moneda seria, estable y con valor, necesaria para impulsar todas las transacciones económicas alemanas.

Para aumentar la competitividad industrial, comercial y de servicios y las exportaciones, ya que los precios comparativos en moneda nacional se vuelven ventajosos, por valer menos. Para frenar las importaciones, equilibrando las balanzas de pago de los países que las tienen deficitarias, que son la mayoría. Para favorecer las inversiones en general y el turismo extranjero en particular, que comprarán más baratos los bienes y servicios nacionales.

¿Qué es lo que no nos dicen, los que piden o aconsejan que España esté fuera del Euro?

El gran tema y problema mayor es que si se baja el valor de una moneda, se empobrecen todos sus tenedores y usuarios. Es decir, todos los moneda tenientes, el pueblo teniente. Y esa sería la única “causa” de España para estar fuera del Euro.

Este expolio sangrante se da por aceptable y hecho. Los llamados “profesionales” lo consideran un mal menor o, como mucho, un mal necesario. Pero su efecto es literalmente quitar el dinero, los ahorros (a través del menor valor de todas las cosas tasadas por aquél) del bolsillo, de la faltriquera, de los extractos financieros o económicos del pobre, de las clases medias ahorradoras, de los jubilados, de sus nacionales, en fin.

Este efecto equivale a una fuerte inflación impuesta desde la política por los gobernantes. En los años 20 del siglo XX, sufriendo una terrible inflación, el papel moneda alemán llegó a valer menos que el papel para las paredes. Y con los billetes millonarios en marcos empobrecidos, se empapelaron muchas casas alemanas durante un tiempo. En su futuro, recordando estos tremendos años, los alemanes apreciaron sobre todo el valor y la estabilidad de su moneda. Y esta idea firme está subyacente en toda la política monetaria del nuevo banco Central Europeo. Por eso Trichet tardó en introducir correctiva y anticipadamente un exceso de liquidez o una disminución del valor de uso del dinero (el tipo de interés), cuando en 2007 se vislumbraba la actual crisis económica sistémica.

¿Es lícito y moral Devaluar las Monedas, Empobreciendo sin Compensación a sus Usuarios?

El carácter distintivo de la teología católica hispana ha sido históricamente la exposición y la defensa del dogma y de la moral. Entre los siglos XIII y XVII, los estudios de teología moral estuvieron en paralelo con los de la teología dogmática. Nuestra teología, como tantas ciencias y artes, tuvo un florecimiento esplendoroso y superior durante los siglos XVI y XVII, que corresponden al período del Siglo de Oro español.

En un esfuerzo intelectual singular realizado por los escolásticos españoles, que trataban de conciliar y aunar la fe y la razón, partiendo de la filosofía tomista.

Pues bien, la escuela teológica escolástica de Salamanca estableció en esta última etapa que “con la inflación (o con la devaluación) se robaba el dinero del bolsillo del pobre”. Y que esto era tan grave y criminal, que “su evitación justificaba el magnicidio”. La muerte del poderoso que cometía esa injusticia, general y abusiva;

el “infame latrocinio”, que decía el Padre Juan de Mariana. Este mismo teólogo también añadía que “el excesivo gasto público es la causa esencial de la depreciación de la moneda”. Pedro Fernández de Navarrete enseñaba que “la moderación de los gastos públicos es el mejor medio para engrandecer el Reino”. Y Domingo de Soto escribía que “la moneda, al igual que las leyes, debe permanecer lo más fija posible”.

¿Por qué eran tan rigurosas estas opiniones teológicas? ¿Era debido a la tenebrosidad anímica que parecen envolver a esos tiempos de la Alta Edad Media?

No. Se trataba de que, con la devaluación o la inflación los gobernantes compensaban sobre todo el pueblo, sus errores, fallos, dilaciones, despilfarros, vaguedades y mezquindades en el cuidado y gestión de los negocios públicos. Y si la autoridad terrena procedía en último término de Dios, también sobre ella caía la responsabilidad de sus culpas en su ejercicio.

¿No os resultan estos temas, queridos lectores, muy modernos?

Las cualidades y calidades personales como fuerza anímica decisiva para resolver los tiempos de crisis y salir fortalecidos.

La verdadera, profunda y eficaz acción en tiempos de crisis procede de las personas, que, además, somos los auténticos agentes económicos.

Tras las medidas de liquidez y valor del dinero ya tomadas profusamente, ¿por qué no funciona el sistema económico según su capacidad? En 2001 y 2002 incluso las condiciones de flujo de dinero a los bancos y su coste eran algo peores.

Porque está restringida la acción de los agentes económicos.

En parte financieramente, porque el dinero no se da tan fácil y alegremente. Está volviendo rápidamente la mala costumbre de los bancos de querer cobrar los préstamos de todo tipo y darlos con una cierta seguridad. Por otro lado, las autoridades monetarias y aún estatales también se lo están exigiendo.

El sistema aún necesita y debe producir más purgas para la eliminación de los otros agentes incompetentes, corruptos o botarates.

Y también es necesario restablecer la confianza de los agentes económicos entre ellos. Si pido un préstamo y me entrampo un tiempo, obligándome a un esfuerzo superior laboral, financiero y síquico, será porque veo oportunidades razonables de trabajo o de inversión. Y porque tengo la natural ambición de prosperar y crecer.

Esta confianza es un parámetro anímico, no se mide por en monedas y no se intercambia o transmuta con la ambición. Su verdadero motor serán la ilusión y el entusiasmo. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que vence a la entropía moral e ideológica generada casi inevitablemente en las sociedades (es el conjunto del decaimiento y la molicie espirituales), iluminada por una “ilusión razonable”.

De la crisis económica mundial hay que salir fortaleciéndonos en nuestros valores y virtudes. Éstas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos, y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Podemos citar las principales y evidentes, sin buscar ser exhaustivos, embebidas en el alma humana:

Aprecio de la familia, el clan, la tribu, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta y es soportado por todos, nuestro humus social.

Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales, para evitar la venganza excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños y reformar las conductas erradas.

Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda. Esto se concreta según la educación, la cultura y el ambiente social vividos.

Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o la formación y el trabajo como factores y parámetros necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos humanos.

Son nuestros valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados, los que verdaderamente nos darán la fuerza y la ilusión para superar estos tiempos de crisis.

Y no olvidemos la función esencial de mando, gestión, impulso y ejemplo de los mandos sociales (lo prefiero a líderes) de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad. En los tiempos de crisis deben actuar mucho más desde el ejemplo. Los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico, vivido y conocido. Tienen que ser percibidos y aceptados por los ciudadanos con ejemplos vivos que puedan seguirse. No con imposiciones de códigos y reglamentos fríos, dictados desde la cúspide moral e intelectual de la sociedad.

CÓMO CAPTURAR A BIN LADEN.

Introducción.

Bin Laden es el responsable último de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y también probablemente del 11 de marzo de 2004. Pero de una manera laxa, de patrocinio ideológico religioso. Ya que él estaba por esas fechas, primero refugiado en Afganistán, y luego escondido en sus inaccesibles e intrincadas montañas del este.

Al-Qaida es la principal franquiciadora de referencia de los radicales islámicos, a nivel de la Umma, o comunidad islámica universal. Y esto es muy importante, porque el Islam es una religión muy socializada. El ascendiente global de Bin Laden, de al-Qaida, no lo tienen ni Hezbolla, ni Hamas, ni Irán, ni los Hermanos Musulmanes, ni Tehkrit el Taliban.

Su objetivo estratégico principal es implantar un califato universal. Y no les sirven, de partida, ninguno de los estados musulmanes actuales. O bien porque son herejes, como el chií Irán. O porque están “corrompidos”, a pesar de su radicalismo religioso, como Arabia Saudí, en manos de los mil (o son siete mil?) “príncipes” de la familia de Ibn Saud, el fundador del estado a primeros del siglo pasado. O están “occidentalizados”, como casi todos los restantes, Egipto, Jordania, Indonesia, Pakistán, Yemen, Argelia, Marruecos, Túnez, etc.

Parece necesario, entonces, perseguir, capturar a Bin Laden, a la estructura superior de al-Qaida. Unos buscando venganza por los ataques recibidos, como España y Gran Bretaña. Otros, como los EEUU, para erradicar un extremismo islamista violento. Que extiende su influencia por el mundo y que periódicamente atenta contra su país o contra sus aliados.

¿Es posible hacerlo? ¿Cuáles serán las dificultades? Las acciones directas contra al-Qaida, ¿resultarán todo lo eficaces que se vislumbran?

La “última” Ocurrencia de la Estrategia Militar Estadounidense en Afganistán.

El general Stanley McChrystal cierra el “Círculo Infernal” de búqueda y captura de Osama Bin Laden. A primeros de diciembre de 2009, el general McChrystal, jefe de las Fuerzas estadounidenses en el teatro de Afganistán, en una de sus comparecencias en el Congreso para explicar y defender la necesidad de la intensificación de las operaciones militares en Afganistán, ha desvelado su nuevo hallazgo, tras una “pensada”. El general ha condicionado directamente el éxito de la lucha contra al-Qaida a la eliminación o captura de Bin Laden. ¿Es esto cierto, hablando operativamente?

Introducción. La Situación del “problema”.

Los talibanes y al-Qaida forman dos movimientos organizados verticalmente y desde abajo a arriba. Tanto en Afganistán como en Pakistán. La cercanía ideológica, militar y geográfica les permite colaborar tácticamente. Su estructura, flexible, descentralizada, suelta hace que sus “células” no sepan exactamente cuáles son los jefes superiores. Sólo saben dónde tienen que ir para recibir apoyo o para enviar o recibir información o para comunicarse con otra célula “pareja”. Las direcciones de estos movimientos actúan por excepción, no por presencia o por acción deliberada de ellas. Así, dan orientaciones doctrinales, establecen grandes líneas de actuación militar y proselitista para los distintos territorios y áreas, lanzan amenazas y avisos a los gobiernos enemigos y señalan objetivos puntuales importantes (estratégicos) al nivel del conjunto de la organización. Esto les permite operar bastante bien, sin la intervención de sus altos mandos. La muerte del mulá Omar o del mulá Haqqani y dos o tres jefes más en un bombardeo con clones o artillero, afectaría poco a su efectividad, a sus niveles actuales de actuación militar irregular. El “martirio” de Bin Laden o de su “consejero delegado”, el médico egipcio Ayman al-Zawahiri, sería de casi igual trascendencia que el caso anterior.

La clave operativa de los talibanes reside en sus innumerables jefecillos locales, con sus pequeñas bandas de guerrilleros. Ellos son los responsables de intimidar, aleccionar, asustar, atacar y ocupar más o menos temporalmente algunos de los numerosos poblados y caseríos, a ambos lados de la frontera. Según el grado de presión que deban ejercer sobre los lugareños para que les informen, les escondan y les ayuden. Evidentemente su elemental grado de desarrollo operativo mantiene al movimiento a la defensiva. Sin poder disputar a ninguno de los ejércitos presentes en esas áreas ningún territorio o pueblo. Sin poder realizar otras acciones más allá de las emboscadas, los ataques a las muy pequeñas unidades enemigas aisladas, el hostigamiento por el fuego a media distancia, el secuestro, incursiones aisladas de corta duración, con la colaboración puntual de varias bandas cercanas, y el minado de caminos y veredas. Están concentrados ideológicamente en la conversión a su movimiento, a sus células semi nómadas, de los pashtunes más afines o cercanos. Y en un grado menor y menos extenso, actúan las células de al-Qaida de Afganistán y Pakistán.

El Primer gran Intento de capturar a Bin Laden y sus Allegados directos.

En el otoño de 2001 tuvo lugar el rápido desmoronamiento del régimen talibán de Afganistán, asentado en un estado precario y mal estructurado, que daba cobijo y apoyo logístico a la jefatura de al-Qaida. sta, junto con sus “agentes de escolta”, un pequeño grupo de miembros activos y de prosélitos entrenándose, se agruparon con tiempo, formando un despliegue de marcha extenso y laxo. Y se escurrieron, siguiendo las estrechas y escarpadas rutas que les ofrecía la zona, por las montañas afganas hasta Tora Bora. Comenzó entonces, en diciembre de 2001, la gran operación de búsqueda y captura del dirigente máximo de al-Qaida. Que era el responsable directo y declarado de los atentados del 11 de septiembre contra los EEUU. Se reunieron para ello cerca de 100 grupos especializados en “Long Range Independent Operations” estadounidenses, en la zona en la que se suponía que se escondía Bin Laden. ¿Por qué no lo cogieron o lo mataron? Posiblemente, si fuesen comandos israelíes, lo hubiesen logrado.

En su día, según los informes que van apareciendo a la luz pública, dijeron que fue por “falta de medios”. «Necesitábamos más soldados allí!, declaró recientemente el agente de la CIA Gary Bernstein. Durante su testimonio, aseguró que «podríamos haber terminado todo allí». En las 50 páginas de un informe publicado este año, se citan los testimonios de varios responsables militares estadounidenses. Que vieron como sus Altos Mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios, según ellos, para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos.

¿Necesitaban más de 100 comandos de élite para una operación de cerco y aniquilamiento de una banda de irregulares en fuga, aterrorizados por los típicos bombardeos imprecisos y cercanos? Operación que estaría limitada a la zona donde los rastros enemigos y sus sensores electrónicos, satélites, sus espías y sus agencias inteligencias, ubicasen aproximadamente al enemigo. Rodeada la zona, mediante un doble cerco, no necesariamente continuo, sino eficaz, los comandos penetrarían centrípetamente en el área sospechosa. Actuando simultánea, paciente, metódica y sigilosamente, como un “enjambre” de pequeñas unidades. Donde el flanco y la retaguardia de cada pequeña unidad estaría defendida por su iniciativa y actividad ofensiva. Y por la “influencia” irradiada por una unidad compañera cercana.

También le achacaron parte de la responsabilidad en la escapada a un halcón como Donald Rumsfeld. Por aquel entonces, dicen ahora, que Rumsfeld declaró que si EEUU era tan duro en Afganistán (¿por capturar limpiamente al responsable de aquella tragedia alevosa y civil?), despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces. Y por eso era más partidario de una táctica más “ligera” con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. Esto no me resulta coherente ni creíble.

El fallo de una operación constituyó un decisivo fracaso estratégico. De hecho, durante años no se han tenido datos fidedignos del paradero de Osama, según acaba de reconocer el secretario de Defensa Robert Gates, el 7 de diciembre último. Y ahora, en 2009, Al Qaida está renovada y desparramada. Y Bin Laden, como el Che muerto, inspira que no comanda, a una nueva generación de extremistas islámicos, extendidos por numerosos países.

Los Antecedentes Históricos. El Escenario Geoestratégico Actual.

Abdur Rahman, proclamado Emir de Kabul en 1883, vio progresivamente reforzada su soberanía sobre la totalidad de Afganistán, a raíz del aplastamiento por los británicos del alzamiento, ese mismo año, de Ayub Khan en Kandahar. En noviembre de 1893, Abdur Rahman firmó un acuerdo formal (an “official agreement”) en Kabul con sir Mortimer Durand, secretario de Foreign Affairs del gobernador general británico en la India, Lord Lansdowne. Aquél fijó y estableció la frontera política entre la India y Afganistán. Que fue conocida desde entonces como la línea o el trazado fronterizo Durand.

El problema generado por ese trazado fue que los pashtunes, como etnia definida y diferente, quedaron divididos geográficamente en 2 partes, asentados en 2 territorios de soberanías diferentes. Las tierras pashtunes de Chitral, Bajaur, Swat, Buner, Dhir, Khyber (con su desfiladero entre Pesahwar y Kabul), Kuram y los dos Waziristanes, quedaron dentro de la India británica. Tras la independencia de la India, todos estos territorios fueron incorporados a Pakistán. El estado islámico creado entonces para satisfacer y albergar mayoritariamente a los musulmanes indios. Y que incluía originalmente a Bangladesh, en el otro extremo del subcontinente indio, donde vivían los musulmanes bengalíes.

Los pashtunes son hoy en día un 12-15% de la población pakistaní. Son una minoría pobre, situada en zonas con redes viarias insuficientes y de difícil desarrollo. Pero el 25% de los oficiales del ejército pakistaní son pashtunes. Así como también alrededor del 40% de los oficiales del ISI (el secret information service) de ese país. Los individuos de etnia pashtún son unos 25 millones en el país.

En el norte ya de Baluchistán viven tribus de etnia pashtún. En los Waziristanes del Sur y del Norte están más concentrados los pashtunes, formando un verdadero Pashtunistán pakistaní. Dentro de la gran etnia pashtún, los mahsuds (especialmente proclives a romper los acuerdos y pactos) están en la zona central de Waziristán; los wasirs y los afridis viven en la zona de Tirah y los mohmands, al norte de Tirah. La gran zona del Chitral, al noroeste del país, la forman los distritos de Bajaur, Dhir y Swat. Los pashtunes de los waziristanes son los más problemáticos, independientes y levantiscos.

En Afganistán, los pashtunes se sitúan al este y sureste, alcanzando un 35% de la población y alrededor de 12,5 millones de personas. Otras etnias importantes en Afganistán son los uzbecos (10%) y los tayikos (25%), que viven al norte del país, limítrofe con las repúblicas independientes ex-soviéticas de Tayikistán y Uzbekistán. En el centro viven los hazaras (20% de la población), relacionados con los persas y en el sur están los baluchis (10%), relacionados, a su vez, con las tribus del Baluchistán del suroeste pakistaní.

Tras la independencia de Pakistán en 1947, surgió la disputa con Afganistán por la posesión de las amplias zonas fronterizas tribales, que buscaba la salida al mar de Afganistán. Ambos países casi llegaron al conflicto armado, hasta que en 1963 firmaron un acuerdo de determinación de fronteras. Se ratificaron en él las fronteras vigentes durante el dominio británico. Y Afganistán quedó como un país interior, sin acceso a las vías marítimas.

No existe un estado pashtún independiente y soberano. Su nación está dividida entre dos estados islámicos, no rivales y complementarios. En ninguno de ellos pueden los pashtunes imponer sus reivindicaciones sociales y económicas. Hasta ahora la rebelión talibán afgana realiza sus emboscadas y ataques de objetivo limitado mayormente en los distritos de mayoría pashtún. Los tayicos y los hazaras forman gran parte de las actuales fuerzas de seguridad que se levantan lenta, penosamente y a desgana en Afganistán: unos 90 mil policías y unos 80 mil soldados nativos, con grados variables de motivación, lealtad y entrenamiento. En los distritos pashtunes no hay alistamientos al ejército nacional ni a la policía afgana. Parece a veces una guerra de liberación pashtún dentro de un país opresor o descuidado hacia ellos.

Estas políticas administrativas colonialistas eran práctica frecuente de todas las metrópolis imperiales. Repartir la soberanía de los territorios, en función de consideraciones geográficas. Como lo haría un niño, dibujando vagamente un mapa en sus juegos. Y dejar a las distintas “etnias regionales”, separadas y repartidas entre los estados forzados resultantes. Creando inestabilidad permanente y, por tanto, dependencia y necesidad de intervención o tutela exterior de las “grandes” potaencias. Ahí tenemos los casos de Moldavia, Armenia, Azerbayán, Georgia, Osetia del Norte, etc.

Barack Obama quiere alcanzar los 400 mil hombres operativos y eficaces en las fuerzas de seguridad afganas. Para poder dejar a su cargo la defensa de Afganistán. ¿Podrá motivarlos y conseguir que se alisten? ¿Serán leales a una democracia tambaleante y poco representativa? ¿Y eficaces en la dura lucha contra las insurrecciones talibán y de al-Qaida?

¿Cómo se debe combatir en las zonas montañosas tribales pashtunes?

Podemos decir que, dentro de un área parcial de éstas, el centro de gravedad de la lucha reside en el control de los pasos y en las alturas dominantes de éstos. Los despliegues militares deben ser largos y estrechos, como exige la orografía. Y en las marchas, deben aprovechar simultáneamente toda la red de veredas, desfiladeros y caminos de una zona. Lo que les brinda un cierto desdoblamiento previo para el combate. No es fácil contar con el apoyo de fuego aéreo, por los requerimientos de maniobrabilidad de las aeronaves. Se pueden realizar bombardeos puntuales de saturación sobre una posición reforzada del enemigo, que haya decidido mantener. Se deben evitar los fuegos pesados sobre los poblados, incluso sospechosos, que no respondan a la seguridad incuestionable de las propias fuerzas expedicionarias. Las unidades a emplear en las “interfases de acción” con el enemigo en estas zonas hostiles, son las pequeñas unidades de infantería ligera de élite con formación de alta montaña. Ninguna columna principal “madre”, avanzando metódicamente por estas áreas, puede sobrevivir sin destacar una avanzada de combate, que vaya ocupando temporal y sucesivamente los puntos dominantes a los flancos del sendero de avance, y una retaguardia que se adelante por saltos sucesivos observados.

La ventaja de los pashtunes sobre las fuerzas regulares, especialmente las extranjeras, reside en el conocimiento de su propio terreno, sobre él que se pueden mover a gran velocidad. Tienen una habilidad táctica elemental natural y una especial astucia, incorporada a su sentido de supervivencia. Son capaces de esperar pacientemente por una favorable oportunidad de actuación, escogiendo generalmente cuándo y dónde hacerlo. Y no tienen vergüenza en retirarse cuando sus planes no se realizan y pueden son amenazados o copados por el enemigo infiel moderno.

Además, hoy en día, los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, en algunas zonas fronterizas. Que está reforzado por túneles de comunicación, dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre uno y otro país, sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos, como “etapas” del trayecto completo. Y como refugio temporal cuando los aliados llevan a cabo operaciones a nivel de batallón y de regimiento, de búsqueda de rebeldes o de represalia, sobre las zonas pashtunes donde han sido más activos. Los pueblos montañeses son numerosos, pequeños y diseminados por ambas zonas de la frontera Afgano Pakistaní. En ellos también se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes, a la espera de que pase de largo una creciente militar como las citadas.

Los pashtunes tienen poca disciplina militar colectiva y los fuegos pesados aéreos y artilleros enemigos les impactan en su ánimo y decisión. También les afecta mucho el ver amenazada u ocupada su línea de retirada y los fuegos ligeros y medios enemigos, cuando los reciben desde alturas superiores a las que ellos ocupan. Los pashtunes pueden atacar de noche algún objetivo que les merezca la pena, pero no son luchadores naturales nocturnos.

El conocimiento global, holístico, polivalente, integrador que requiere la aproximación a una rebelión armada político religiosa, es diverso y múltiple. Recomendamos a nuestros lectores, como complemento, la lectura de los distintos artículos que, sobre las rebeliones taliban y de al-Qaida venimos publicando en War Heat en los últimos meses. Con ello adquirirán un “prisma” para observar, discernir y pronosticar el desarrollo de aquellos “conflictos modernos”.

La Legítima Defensa

Introducción General.

La legítima defensa es un tema bivalente. A la luz del ordenamiento jurídico parece definido. Pero, cuando pasamos a la casuística y a los casos prácticos, la aplicación de la legítima defensa es imprecisa, correosa y, quizás, desconcertante.

Y, en los momentos en que la integridad personal o el patrimonio están amenazados por un rapiñador violento, la reacción defensiva debe estar dirigida por la claridad mental, el coraje moral, la contundencia y la rapidez. Los psicólogos hablan del bloqueo de la mente consciente, racional, en esos casos, dando paso a la mente instintiva. Pero que puede ser modulada por un entrenamiento genérico, ya que las posibilidades prácticas son innumerables.

Se dice que la reacción al atacante debe ser proporcional al daño o perjuicio que aquél busque. Y a las armas o medios que utilice o emplee en su enfrentamiento con nosotros. Pero, como todo lo que se quiere precisar en exceso, por agentes fuera del contexto práctico y que eluden la integración de la compleja psicología humana en sus planteamientos, la aplicación encubre y deja por explicar numerosas probabilidades.

¿Qué hacer si el atacante lleva un arma escondida? ¿Aparecer primero e inerme, echándole de casa? ¿La apariencia externa del atacante, exhibe claramente sus intenciones, entrenamientos y capacidades? Porque, ya hay que tener osadía y agresividad sobrantes (¿es una psicopatología?) para internarse en una casa ajena a robar, mutilar, secuestrar, dañando siempre.

Ya se sabe que, si claramente huye, no se le debe atacar, pero, si va armado con un bastón, ¿puede marcharse con todo lo que quiera?

¿Quién exhibe mayor potencia y eficacia de ataque, un joven fogueado en la rapiña con un palo de 1,2 m., un anciano con una escopeta de caza o un señor sedentario con un cuchillo de cocina? Está claro que los mayores necesitan medios más amenazadores y contundentes para la defensa. Pero, ¿dónde está precisado esto? Los atacantes están más familiarizados con sus métodos y armas, pero los atacados no se suelen entrenar para la defensa. Y se actúa según se entrena, en los momentos amenazadores e inesperados de gran tensión. ¿Cómo valoran los juristas esto?

Ya me gustaría que algunos juristas lúcidos nos explicaran con casos prácticos, cómo se debe reaccionar, siguiendo su ejemplo.

También parecido es el tema de la legítima defensa de una sociedad, a la luz de la moral que tradicionalmente tenemos en Europa y América.

Tenemos aún vivo el caso de los piratas somalíes, El ser teóricamente pobres, ¿les da derecho a expoliar a los demás? ¿No son todos ellos los responsables últimos de que Somalía sea un estado sin organización, ni orden? Se ha dicho que no tenemos actualmente una legislación que permita perseguir a los piratas en aguas internacionales o nacionales (de ellos), pues, ¿por qué los abogados del Estado y los legisladores no confeccionan y aprueban las leyes que nos permitan defendernos eficazmente? Los que deseen ampliar el tema pueden leer nuestro artículo “Los Piratas Somalíes”.

Antecedentes Sociales y Religiosos de la Legítima Defensa, desde los Orígenes Judaicos en el Antiguo Testamento.

Después de dar a Moisés las tablas de la Ley en el monte Sinaí, el Señor Dios inspira en Levítico, Números y Deuteronomio lo que podríamos llamar el “reglamento” de la Ley de Dios, de los Mandamientos.

Veamos qué dice Deuteronomio 20, 1 al 20 resumido. En lo que podemos considerar la “ley teocrática de la guerra judía”:

Cuando salgas a hacer la guerra contra tus enemigos y veas los caballos y carros de un pueblo más numeroso que tú, no tengas miedo, pues tu Dios, el que te sacó de Egipto, está contigo. Cuando vayáis a entablar combate, se adelantará el sacerdote y hablará así al ejército: “…Hoy vais a pelear contra vuestros enemigos; no temáis, no tembléis…, porque vuestro Dios va delante de vosotros para combatir contra vuestros enemigos y daros la victoria”.

Luego los jefes dirán al pueblo: “…el que tenga compromiso de matrimonio y no se halla casado aún, que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y otro tome su mujer; el que tenga miedo y se acobarde, que se vuelva a su casa, para que no contagie la cobardía a sus hermanos”. Al terminar de hablar al pueblo, se colocarán a su cabeza los jefes.

Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, le brindarás primero la paz. Si la acepta y te abre sus puertas, toda su población será hecha tributaria y te servirá. Si rechaza la paz, la asediarás. Tu Dios te la entregará y pasarás a cuchillo a todos sus varones. Las mujeres, los niños, los ganados y lo que haya en la ciudad, lo tomarás contigo y disfrutarás del botín de tus enemigos que tu Dios te haya dado.

Esto lo harás con las ciudades que están muy distantes (en Siria, en la Transjordania) y no pertenecen a estas naciones (de Palestina, nombre de la tierra de los filisteos, los hombres de la mar). En cuanto a las ciudades de estas naciones que tu Dios te da como heredad, no dejarás en ella con vida a nada de cuanto respira; darás al anatema esos pueblos, a los jeteos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos y jebuseos, como tu Dios te ha mandado, para que no aprendáis a imitar las abominaciones a que esas gentes se entregan para con sus dioses y no pequéis contra vuestro Dios”.

El Señor más bien prohibió la muerte del inocente, o sea, el asesinato, la muerte injusta. Alguien alteró el sentido del “no matarás al inocente”…

Predicaba Juan el Bautista en el Jordán un bautismo con agua, de penitencia, preparando el camino de las almas hacia el Señor, que llegaba a redimirlas. “Le preguntaban unos soldados, ¿y nosotros qué hemos de hacer? Les contestó: “No extorsionéis a nadie, ni denunciéis falsamente y contentaos con vuestra paga” San Lucas 3, 14.

El Bautista (que tanto fustigó en público a Herodes por estar en concubinato con Herodías, la mujer de su hermano, extremo que le llevó a ser degollado) no le pidió a las tropas que dejaran las armas y se dispersaran o se dedicaran a acciones humanitarias tipo “Mari Complacientes”. Las Fuerzas Armadas no son ONGs, al servicio de misiones exóticas, caprichosas o filantrópicas. Entre otras cosas, porque sus costosos y especializados medios, a cargo de la sociedad, estarían así muy mal utilizados productivamente. Les dijo que se comportaran con honradez en su oficio de dislocar legalmente la capacidad de combate de los enemigos de la patria. Y esto en una tierra hambrienta de paz social, que hervía de indignación contra los romanos, por su impiedad y paganismo. Donde los zelotes, guerrilleros rurales o rebeldes armados (Barrabas podría ser uno de ellos) eran héroes del pueblo.

Estaba próxima su última Pascua y Jesús subió a Jerusalén. Se encontró el atrio del Templo con tratantes de bueyes, ovejas y palomas y cambistas de monedas sentados. Hizo un azote de cuerdas y los echó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. A los vendedores de palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi padre una cueva de ladrones”. Sus discípulos recordaron lo escrito: “El celo de tu casa me devora” San Juan 2, 13 a 17.

El Señor, como hombre, también tiene la pasión de la ira, pero la controla y la ordena al bien. El pecado es el desorden, la injusticia y el desborde

Estaban interrogando a Jesús ante Anás y los testigos incurrían en contradicción, disolviéndose las acusaciones. “Anás le preguntó entonces sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “Siempre he hablado públicamente en la sinagoga, en el Templo, donde se reúnen los judíos. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, qué es lo que he dicho”. Al decir esto, uno de los guardias presentes dio una bofetada a Jesús diciendo: ¿Así respondes al Sumo Sacerdote? Jesús le contestó: “Si he hablado mal, demuéstramelo; y si he hablado bien, ¿por qué me pegas?” San Juan 18, 19 a 23. La palabra oportuna es más fuerte que los puños: el sayón se quedó callado y Anás, el viejo cacique, tuvo que enviar a Jesús ante Caifás, su yerno, que era el Sumo Sacerdote aquél año, para que empezara de nuevo.

Es curioso que el Señor, cuyo cuerpo terminó totalmente tumefacto y desfigurado, privado hasta del último quantum de energía vital y cuyo corazón derramó hasta la última gota de sangre, cuyos tormentos todos los asumió pacientemente, respondiera tan contundentemente a un simple golpe en la mejilla…

Contra la bobería, la complacencia injusta y la debilidad propia, nos advierte Jesús: “No deis vuestras perlas a los cerdos, no sean que pisoteándolas se revuelvan contra vosotros y os destrocen” San Mateo 7, 6.

La Iglesia Católica no perdona, no da el sacramento de la reconciliación, cuya materia son los pecados del penitente, si éste no tiene propósito de la reparación del daño causado. Cualquier reserva mental del propósito haría inválido el sacramento y a los pecados del penitente se añadiría un sacrilegio. La reparación del daño causado es devolver el dinero robado y sus intereses o compensar suficientemente a la familia o al interesado por un asesinato, una mutilación, una violación, un secuestro, un falso testimonio ante el juez, una calumnia propagada.

Dios no perdona gratuitamente. No en balde clama la sabiduría popular, “si en el séptimo no hay rebaja (en la restitución debida para el perdón), ya puede Nuestro Señor llenar el cielo de paja”.

¿Podemos ver un ejemplo de lo que dice, tomado ahora de la Historia?

La Iglesia predica hoy en día la paz, el amor a todos y condena la guerra. Como hizo en dos veces cuando la “Operación Asalto” de Irak. Eso quiere decir “storm”, además de tormenta. Que es lo que han querido leer los Mari Complejines y los pseudo progres.

Pero,según y cómo. Cuando ha detentado el poder político y se ha sentido amenazada por un poder igual o superior, claro que las armas le han servido de mucho a la Iglesia. Y ha hecho bien en ese uso, no ya en su abuso.

Dos pinceladas significativas y una nota final:

En 1209 llegan los ejércitos cruzados, promovidos por el Papa Inocencio III, a las puertas de la ciudad de Beziers. Ésta estaba en poder de los cátaros (del griego katharos, que significa «puro») o albigenses (topónimo de Albi, una de sus muchas ciudades). Era una herejía naturista muy persistente en la época. Los cátaros despreciaban la materia y el cuerpo humano (de ahí la supuesta “pureza” espiritual) y, por tanto, a su Creador. Uno de los predicadores contra la misma fue Santo Domingo de Guzmán.

El ejército era tan poderoso que la toma de la plaza era segura. Los jefes de las tropas le plantean a Simón de Monfort, legado pontificio y jefe supremo de la expedición: “En la ciudad hay muchos cristianos fieles. Cuando la tomemos, ¿cómo los distinguiremos de los herejes?” Monfort fue muy claro: “Matadlos a todos. El Señor sabrá distinguir a los suyos”. Más de 20 mil hombres, mujeres y niños fueron pasados a cuchillo tras la ocupación.

Si no e vero e ben trovato”. Si no es cierto, está muy bien traído. Hagamos la crítica. Algunos autores atribuyen a Arnaud Amaury, el jefe militar, buen cura cisterciense, esas palabras. La población de Beziers rondaba las 15 mil almas y los refugiados con cabida en ella, que huían de la “limpieza espiritual” (hoy quizás le llamaríamos el rodillo militar) de los cruzados, no podían ser muchos más de 5 mil. La toma trajo un baño de sangre imponente, narrado por algunos testigos. Y lo que parece claro es que ninguno de los jefes hizo por prevenirlo o impedirlo. Decir que una tropa aguerrida y bendecida como cruzada, hace lo que le da la gana y mata sin órdenes (ojo, no es saqueo, en él la mano se va un poquitín) y, por tanto, sin responsabilidad de aquéllos, es absurdo y ofensivo para la razón.

Veamos el caso de Lepanto.

El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: Por el mar era un vecino incómodo y rapiñero del Mediterráneo occidental cristiano. Por tierra ocupaba los Balcanes y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco, desde el primer momento, fue el papa San Pío V. Hasta el mismo Felipe II de las Españas tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar el peligro de frente y de asestar a los turcos un golpe importante, sin existir previamente una directa provocación turca o un “casus belli”. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa con España y Venecia se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. Francia se desmarcó de ella, muy terrenalmente, por su envidia y odio a la supremacía española. Vamos, que le dio la pataleta de la mezquindad y la cortedad de miras a la católica Francia. Por fin, la escuadra española estuvo ya preparada el 5 de septiembre. El 29 de agosto de 1571, el obispo Odescalco, legado pontificio, llegó a Mesina. Y dio la bendición apostólica y concedió las indulgencias de cruzada y el jubileo extraordinario a toda los hombres de la armada cristiana. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada hacia los mares turcos. Y el 26 fondeó en Corfú, mientras una flotilla exploraba la zona.

El caso es que Lepanto quedaba a la entrada del golfo de Corinto, en pleno territorio de viejo dominio otomano. El Papa había autorizado un ataque preventivo, ante la convicción moral de la continuidad de las intenciones agresivas y expansionistas turcas. Pío XII escribió también sobre la recta moralidad de estos ataques preventivos en 1950; pero no he encontrado el texto en la Biblioteca Vaticana.

El domingo 7 de octubre por la tarde, el Papa departía con un grupo de cardenales en su despacho. De pronto, suavemente arrebatado, salió al balcón. Allí recibió la “visión intelectual” del triunfo cristiano en Lepanto. El Papa había ordenado que se rezase fervorosamente el Rosario por todas las tierras cristianas. Pidiendo la intercesión de la Virgen María, por el triunfo cristiano. En agradecimiento, el Papa instituyó el 7 de octubre como fiesta dedicada a la Virgen del Rosario.

Ante las continuas bravatas de Nasser y todos los preparativos bélicos de los países árabes que lo circundaban en un cinturón de hierro, ¿qué hubiese sido de Israel, si en junio de 1967 no hubiese atacado preventivamente a la aviación árabe en tierra, garantizándose así la supremacía aérea en la llamada Guerra de los Seis Días?

La Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana II.

(continuación)

Estratégicamente se iba perfilando todo como un intento del «26 de Julio», para llevar al pueblo a una acción urbana, fulminante y decisiva, contra el gobierno. Era la última oportunidad de la línea liberal y democrática del Movimiento, además, en amplia mayoría en sus filas, frente a la línea radical y escuálida que se aglutinaba en la Sierras Maestra, del Cristal, de Baracoa y de Nipe. Porque lo que se cuestionó en el análisis posterior de los hechos por la Dirección Nacional colegiada del «26 de Julio», fue la validez de una ideología (la liberal democrática) por el fracaso de una táctica mal aplicada.

La principal Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) se abstuvo de ayudar a los huelguistas y el Partido Socialista Popular fue excluido específicamente. El FON, la otra fuerza laboral, sin demasiada capacidad de diálogo con las patronales y sin suficiente penetración entre los trabajadores, fracasó en la organización de la huelga. La consigna para la huelga general se comenzó a transmitir al pueblo por la radio a las 11 de la mañana del miércoles 9 de abril de 1958, sorprendiendo a todos en sus trabajos y ocupaciones. Falló la movilización correcta del pueblo, en aras de la seguridad de la compleja operación. Sin embargo, ya en marzo el «26 de Julio» emitió un Manifiesto llamando a la huelga y existía una «creciente» de sabotajes en las ciudades, que envalentonaban a sus miembros para su «operación cumbre final». Por ejemplo, en la noche del 15 al 16 de marzo estallaron sólo en La Habana nada menos que cien bombas y petardos.

En marzo, Batista nombró jefe de la Policía Nacional, al brigadier del ejército Pilar García. El gobierno se mantenía calmado. Hacía tiempo que no se realizaban redadas de elementos hostiles. Pero pronto comenzó a actuar. Hizo un uso amplio de falsas proclamas de huelga, en los días que disponía hasta su inicio. Consiguiendo intoxicar la comunicación entre los rebeldes urbanos y el pueblo. Y que éste llegase a sospechar de la autenticidad de la convocatoria fidelista. Agentes de la policía, equipados con los brazaletes rojos y negros del «26 de Julio», fueron empleados extensamente en acciones de confusión popular y de ataque y desarticulación de los comandos de acción y sabotaje.

El resultado de los esfuerzos para iniciar y extender la huelga general, se concretó en un número de acciones y éxitos inconexos, aislados y costosos. Y que no llegaron a involucrar a las masas populares en los hechos. La mayor parte del comercio, de los transportes públicos y de las industrias de la Gran Habana, no secundaron la huelga. En Santiago de Cuba, en Santa Clara ocurrió algo parecido. En Holguín, los comandos fidelistas incendiaron la central térmica. En La Habana se confirmaron el asalto a varias emisoras de radio, un tiroteo ocurrido en las afueras, el ataque a una armería y la destrucción de un transformador eléctrico. El número de muertos ocurridos en estos encuentros urbanos superó el centenar, que en gran mayoría fueron rebeldes castristas.

El sábado 3 de mayo de 1958, la Dirección Nacional del «26 de Julio» celebró una tensa reunión de casi 6 horas, junto a Altos de La Plata. Se realizó un duro proceso de autocrítica, que llevo a un radical cambio de los postulados operativos. Fueron depurados Faustino Pérez, el jefe de los comandos urbanos castristas y el principal dirigente del FON, como máximos responsables del desastre. Los destituidos pasaron a ocupar puestos en la organización guerrillera. Los comandos urbanos quedaron constreñidos a una misión de apoyo táctico de las operaciones guerrilleras. El mando del Movimiento pasó totalmente a manos de los guerrilleros, modificándose la estructura y la composición de la Dirección Nacional. Ésta quedó presidida por un Secretariado con 6 miembros, presidido por Fidel Castro.

Las dos campañas militares destacables en la insurrección cubana:

La ofensiva del ejército en la primavera verano de 1958.

En marzo de 1957 la guerrilla fidelista de Sierra Maestra la formaban unos 80 hombres, resto de los invasores del «Granma», miembros urbanos del 26 de julio y campesinos incorporados. En abril de 1958 existían unos 300 guerrilleros fidelistas. En Sierra Maestra había unos 180 rebeldes, repartidos en dos columnas. Y en las Sierras del Cristal, Baracoa y Nipe, colindantes con aquélla, estaban otros 120 «barbudos».

En mayo de 1958 fue nombrado jefe de operaciones en la Sierra Maestra, el general Eulogio Cantillo Porras. Se le encargó dirigir la única ofensiva importante para la destrucción del principal foco de la guerrilla. Contó con unos 6 mil soldados, integrados en 14 batallones de infantería, 1 compañía de tanques ligeros (14 Tm. y un cañón de 37 mm.), 2 baterías de cañones de 75 mm. y 4 compañías independientes de infantería, y apoyados por dos escuadrillas de cazas y cazabombarderos. La aviación militar, dependiente del ejército, se llamaba Fuerza Aérea del Ejército. Entre 3 mil y 4 mil hombres adicionales, de la Guardia Rural y el ejército, realizaron simultáneamente misiones de protección de propiedades e infraestructuras y de orden público en la provincia de Oriente. El plan de operaciones era más propio de la guerra regular. Preveía atacar simultáneamente, con dos columnas de infantería reforzada, desde el norte y el oeste la «zona bajo influencia rebelde» de la Sierra, de unos 2 mil Km2, situada al oeste de la cuenca de Santiago de Cuba. Formado el frente rebelde de rechazo, otra columna de infantería progresaría desde el sur sobre su retaguardia, buscando la desarticulación de la resistencia enemiga, y empujarla y aplastarla conjuntamente en sus últimas posiciones. Se mantendría un cerco fijo de la zona de operaciones, ocupando las estribaciones de las montañas, para evitar movimientos de apoyo y exfiltraciones de guerrilleros batidos.

Castro, que conocía la pérdida de entusiasmo de las tropas enemigas, tras sus primeros rebufos en la lucha, siguió una estrategia operativa de resistencia prolongada. Las columnas enemigas se encontraron con una defensa en profundidad, en un terreno favorable para ella. Destinada a hostigarles al máximo y a alejarles del triunfo, eludiendo el empeño irreversible en los encuentros y escaramuzas. Desde finales de abril, los insurrectos se dedicaron a organizar las entradas en la Sierra y sus vías internas y a almacenar en la zona todos los hombres, equipos, armas y suministros que pudieron, entre ellos unas 10 mil reses vacunas. En torno a La Plata, sede de la Comandancia, se estableció un cuadrilátero romboide de unos 100 Km2, enmarcado por el pico Turquino, su cordillera, Altos de La Plata y Agua Alrevés, como reducto final rebelde, donde se situaron los mandos y las reservas.

El 25 de mayo iniciaron las tropas su avance sobre las vanguardias de seguridad rebeldes, en las faldas de la Sierra. Los militares llegaron a acercarse con algunas de sus puntas de avance, a cargo de batallones más o menos reforzados y desplegados en compañías, a La Plata, pero ya sin fuerza ni capacidad operativa. El avance militar se realizó sin la coordinación que exigía su plan, atacando siempre por sectores aislados. Esto permitió a los rebeldes, moviéndose por líneas interiores en territorio agreste y conocido, concentrarse sucesivamente en el rechazo. Sólo un máximo de 800 a 1000 hombres atacaron cada vez, del total de los que operaban. Así, los distintos batallones fueron batidos por partes, sitiados incluso a veces por un tiempo, y repelidos uno tras otro. Las unidades de segunda línea que ocuparon las zonas invadidas en mayo y junio, fueron expulsadas de la Sierra, para la segunda decena de agosto de 1958. Se libraron en la campaña unos 36 combates, acciones secundarias y escaramuzas. Los rebeldes sufrieron unos 35 muertos y 45 heridos y capturaron a más de 450 soldados. Ningún barbudo cayó prisionero.

La contraofensiva final del «26 de julio», ocupando progresiva y rápidamente la Isla.

Terminada la campaña, Castro extendió el 18 de agosto una «orden de marcha» al comandante Camilo Cienfuegos. En ella se le mandaba conducir la columna rebelde nº 2 «Antonio Maceo», con unos 120 hombres, hasta la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de Cuba, a unos 1000 Km. de distancia. Para establecer allí una base guerrillera. El 21 de agosto otra orden de la Comandancia dispuso que el comandante Ernesto Guevara, al frente de su columna rebelde nº 8 «Ciro Redondo», integrada por unos 150 hombres, se trasladase a la provincia de Las Villas, en el centro de Cuba, a unos 500 Km. Su misión era paralizar los movimientos de paso de las fuerzas militares por esa provincia.

La estrategia operativa rebelde era ofensiva, suponiendo: un acoso inmediato sobre la cuenca de Santiago de Cuba, a cargo de las restantes columnas rebeldes, dirigidas directamente por su Comandancia. Y la invasión de Pinar del Río y Las Villas, lejanas en la distancia y en la capacidad operativa guerrillera, que eran las otras dos provincias cubanas que contaban con cadenas montañosas para posible refugio.

A primeros de septiembre, los guerrilleros castristas alcanzaban el millar. En las Sierras de Oriente operaban unos 700 y las columnas invasoras tenían unos 300 hombres. A fines de 1958, las más de 15 columnas guerrilleras, casi todas de reciente creación, tenían entre 3 y 4 mil hombres, muchos actuando como fuerzas auxiliares y de guarnición. Las operaciones rebeldes consistieron esencialmente en un ir apartando, desarmando y deteniendo sucesivamente a unos enemigos siempre muy superiores en número y equipamiento. Pero, sin moral, sin valor, sin fuelle y sin compromiso con su deber profesional. La velocidad de avance de la ofensiva sobre La Habana, la iba dictando la escasa capacidad de avance y de maniobra de las columnas guerrilleras. Cada una de potencia similar a una compañía de infantería irregular, parcialmente motorizada.

Los soldados cubanos muertos durante los dos años de campaña guerrillera ascendieron a unos 170-180 hombres. En ese tiempo los guerrilleros perdieron unos 125-130 combatientes. En el período final de la rebelión, las fuerzas armadas cubanas fueron aumentadas hasta los 45 mil hombres. La mortalidad de la población cubana, según el censo de 1953, era de 6 defunciones al año por cada 1000 habitantes. Según todo esto, podemos afirmar que la profesión de militar batistiano en tiempo de guerra fue bastante segura.

Y un Telón de Acero cae súbito sobre Cuba.

Cuba cambió así de tirano personal malo a tirano institucional peor. En su discurso del 1 de mayo de 1960, durante los actos oficiales con motivo del Día de los Trabajadores, Fidel atacó públicamente por primera vez el sistema electoral democrático, como cauce de la expresión soberana de la voluntad del pueblo. Allí fue coreado repetidamente por las masas concentradas ex profeso con gritos de: «Elecciones, ¿para qué?». Con ello se entronizó oficiosa y permanentemente en Cuba el sistema de «mano alzada a la vista y ¡ay del que disienta!». Que es el propio de las asambleas populares marxistas leninistas. Y todo lo que de ello se derivaba para el gobierno y los derechos personales y colectivos del pueblo cubano.

LOS PIRATAS SOMALÍES.

Introducción.

Tradicionalmente, desde que el hombre se civilizó, empezó a dominar a la naturaleza y comenzó a navegar, los piratas fueron y son “los salteadores y bandidos de todos los mares”. Una condición necesaria para su aparición es la “ausencia de un poder constituido, fuerte, decidido y remunerador” en las aguas donde pululan y medran con sus rapiñas. Si no hay poder constituido, las reglas sobre los demás las imponen los piratas. Que cobran su “exacción” arbitraria por el paso de otros barcos por sus aguas. Si el poder es fuerte, pero no es decidido y remunerador (dispuesto a darles lo que se merecen), su capacidad real es nula, para controlar el bandidaje marítimo y erradicarlo. En la práctica, sus características los hace enemigos y rapiñadores de todos. Y un gran peligro para el comercio marítimo y, por lo tanto, para la riqueza de todos los pueblos. De ahí la insistencia de los distintos estados normales, a lo largo de la Historia, para erradicarlos de los mares de su jurisdicción o de su influencia militar o comercial.

Las modernas fragatas españolas lanzacohetes, de las clases F-80 y F-100, las últimas con el sistema estadounidense polivalente y múltiple de control de fuego Aegis son de las más modernas, potentes y eficaces del mundo. Ahora hay 2, la F-86 “Canarias”, botada en El Ferrol en 1995, con 4100 Tms. de desplazamiento a plena carga, y la F-104 “Mendez Núñez”, capaz de seguir y atacar simultáneamente hasta 90 blancos aéreos o marítimos y de superficie, hasta una distancia de 600 Kms., en las costas del sur de Somalía. Vigilando (no se puede decir controlando) desde unos 80 Kms. de distancia, al barco atunero «Alakrana», atrapado por los piratas junto con sus 36 tripulantes españoles y extranjeros. Pero son los salteadores apandillados somalíes: los que llevan la iniciativa, imponen los tiempos, realizan los movimientos y presentan las demandas para la liberación de su presa o para retornar (¿temporalmente?) al “Alakrana” a tres de sus tripulantes. Y no olvidemos que, en Somalía hay que pagar por todo, hasta por vivir.

Encima, quieren estos bandoleros violadores aparecer como corsarios reivindicadores. Defendiendo a su país (¿no se lo habían “cargado” entre ellos?) de la esquilmación pesquera que sufren sus ubérrimos caladeros, a cargo de los pesqueros modernos extranjeros, verdaderas factorías marítimas de capturas y primer procesado de dicho alimento. Los corsarios de toda la vida tenían una “patente de corso”, una autorización legal de un estado constituido, para hostilizar y hacer presa de los buques de sus países enemigos, apropiándose de todo o de parte del botín.

Las características de los piratas y algunas medidas para desactivarlos.

¿Qué cualidades militares poseen y exhiben estos salteadores desharrapados? Son maestros en los ataques por sorpresa, las emboscadas y los abordajes, partiendo de una base operativa cercana (el “nodriza”), que les da amparo, cobijo y apoyo logístico y recolecta la información oportuna transmitida desde tierra. Su orden social les impide tener una dirección unitaria, estratégica y rígida, que les dé mayores ventajas operativas. Aquí, nadie rinde cuentas más que a su grupo, familia amplia o clan, ni atienden a otra cosa que no sea su propia ventaja, utilidad y supervivencia. Carecen de espíritu militar, formación, entrenamiento, motivación y capacidad de resistencia hasta el último momento. Tienen la habilidad natural del depredador asociado, actuando contra presas débiles, inermes o carentes del instinto de resistencia o de supervivencia.

Tradicionalmente, los piratas han utilizado siempre barcos ligeros, muy marineros y relativamente poco armados. Y, al amparo del descuido o de la noche, se han acercado y abordado a su presa, intentando dominarla por la sorpresa, la superioridad brutal y el miedo a las represalias por la resistencia. Muchas veces, el abordaje lo realizaban armados sólo con sables o machetes. ¿Qué buscaban? Seguridad, botín y rescate. Un combate con su presa, produciría daños mutuos, a veces irreparables y siempre onerosos y desaconsejables. Las capturas debían ser lo más incruentas y limpias posibles. Aquellas escenas de andanadas cruzadas entre dos barcos veleros, el filibustero o pirata antillano y el galeón o buque mercante, que veíamos de niños en las películas sobre el Caribe colonial, son tan falsas como atractivas e imaginativas para ellos.

Probablemente, muchos de estos bandoleros de la mar somalíes no tendrían ningún inconveniente en reformarse y recolocarse, con tal de que se les tendiese un “puentecillo” de plata. Esto sólo podría realizarse a nivel internacional, desde alguna organización supranacional, que se decida a actuar. ¿Qué pasa con la OTAN?, por ejemplo. Las normativas jurídicas nacionales e internacionales son prolíficas, profusas, extensas, complicadas y precisas. Porque todo lo tienen que definir y encorsetar en ese lenguaje arcano, sólo inteligible y guardado para la ínfima minoría de iniciados. Y, por tanto, son difíciles de entender y asumir por los profanos, el pueblo en general. Esto todo hace que las decisiones, compromisos, adjudicación y reunión de medios de acción, resulten lentos, tardíos y difíciles de arrancar.

Por otro lado, en este sentido, tampoco interesa foguear a estos granujas, a base de emplear una dureza insuficiente o espasmódica, que los hiciera resistentes y más capaces, sino garantizar la seguridad de las vías marítimas por el Mar Rojo y el extremo occidental del Índico y de los caladeros limítrofes. El bloqueo permanente y efectivo de los puertos somalíes por las potencias europeas es una medida costosa y pasiva. Se arrincona y neutraliza a los piratas: el efecto sobre la operativa de los piratas dura sólo mientras mantenemos la acción. Pero no se les disuade ni se les ahuyenta ni se les reconvierte en ciudadanos trabajadores.

El botín y los beneficios de los rescates se han repartido siempre entre los ladrones del mar, con unos criterios bastante elaborados y claros de justicia, méritos y equidad. ¿Por qué? Porque el único nexo de unión entre los miembros de estas bandas es el beneficio y la protección relativa que el grupo les da. Si el beneficio es acaparado por sus jefes o por los estados padrinos, el interés, que compense el cierto riego que conllevan sus métodos, desaparece. Así, y según el desarrollo social y la sofisticación de estas bandas, se dan premios a los primeros en abordar a la presa, a los que se distinguen en ciertos actos del salto (aprehender al capitán, dominar o terminar la lucha, etc.) y se dan pensiones o, al menos, entregas puntuales a los mutilados y a las familias de los muertos. Y se entregan a todos los piratas, pagas proporcionales en función de su categoría en la banda, aunque no participen directamente en los asaltos. En fin, la justicia distributiva refuerza los vínculos de unión entre los depredadores marinos.

Existe el peligro, por el buenismo de algunos y el seudo progresismo de otros, de que consideremos a estos raqueros (son los piratas que operan cercanos a las costas) somalíes como a unos parias desdichados. Cuando son unos delincuentes sinvergüenzas, aprovechados de todos los derechos que reconoce una democracia desarrollada, pero sin respetar las leyes y los deberes. No se pueden otorgar unos derechos rebosantes, recrecidos y colmados a quienes se comportan cometiendo crímenes abyectos, y pisoteando desconsideradamente los derechos y propiedades ajenos. La democracia operativa se basa en una mayoría de edad moral y cívica de todos los participantes y en un equilibrio responsable, solidario y justo entre sus derechos y deberes personales y sociales.

Algún observador despistado o que llegase de otro planeta, podría pensar que los salteadores somalíes son nuestros amigos, por como los tratamos y respetamos (sin violentarlos para nada). Negociamos con ellos; tenemos barcos de guerra y hombres armados junto a ellos y no los amedrentamos o atacamos. Y hasta nos traemos algunos a casa y los llevamos al médico y nos cuesta un esfuerzo verdadero ponerlos a disposición de la justicia: falta de tipificación jurídica de la piratería, conflictos de jurisdicción, etc.

Al leer las noticias sobre el regateo o negociaciones del gobierno o patrocinadas por él, con los despojadores somalíes, recuerdo lo que le dijo Churchill al premier Chamberlain en los Comunes, cuando éste regresaba ufano de Munich con las “garantías” de paz de Hitler: “Por evitar la guerra habéis caído en la indignidad; ahora tenéis la indignidad y, además, tendréis la guerra”.

Espero que mis queridos y aprovechados lectores puedan, con la anterior exposición, entender el problema y sacar sus conclusiones

Guevara, la Guerra de Guerrillas y la Experiencia Cubana.

Introducción. 

Ernesto Guevara, que firmó como «Che» los billetes del Banco Nacional de Cuba, era un hombre joven, instruido, disciplinado y metódico. Fue capaz de analizar la trayectoria «militar» de la revolución cubana de 1956 a 1958. Y extrajo unas características de cómo se desarrolló así y por qué triunfó. Su error fue extrapolarlas a todos los lugares geográficos. Como si aquellas cualidades fueran unos principios ideológicos y militares fiables, contrastados y, sobre todo, inmutables.

Las características operativas del proceso político guerrillero cubano, sorprendentemente rápido, y fácil y poco cruento, fueron muy particulares. Porque aquél fue ayudado e impulsado por una insurrección urbana muy combativa. Que soportó el peso de la represión de los esbirros «batistianos». Guevara, guerrillero en la Sierra y extranjero, tomó esas características como los axiomas de actuación para un pueblo en armas. Sin dar valor ni utilidad a la lucha ciudadana, cívica y armada, de gran importancia histórica en Cuba. Y siguiendo las ideas de otros revolucionarios «ortodoxos», asiáticos y violentos, de la época, como Mao, Giap o Ho Chi Minh.

La experiencia guerrillera del Che en Bolivia. El autor aplica sus conocimientos socio militares asimétricos, lejos de Cuba.

No es recomendable intentar crear un foco guerrillero, usando las ideas de Guevara. En Ciencias Sociales la eficacia es una medida de la bondad de los métodos y principios aplicados. Así, hay que recordar cómo terminó ese señor «estratega y táctico» de la «guerrilla rural en un país subdesarrollado hispanoamericano». La lectura de su «Diario de Bolivia» nos permite aprender de una realidad ajena dolorosa, y progresivamente insalvable y asfixiante. Decía Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro, que el inteligente aprende también con la experiencia ajena. Conocemos la trayectoria guerrillera del Che en Bolivia. El Partido Comunista boliviano le dio la espalda (su secretario general, Mario Monje, le visitó). Porque el oportunismo es una cualidad muy comunista. El tan denostado Fulgencio Batista Zaldívar fue candidato a Presidente de la República de Cuba por el Partido Socialista Popular en 1940 (nombre de la Unión Revolucionaria Comunista, desde primeros de 1944). Asimismo, el Partido formó parte de su coalición gubernamental y tuvo varios ministros en su administración desde 1942 hasta 1944, entre ellos, Juan Marinello Vidaurreta. El Partido Comunista, en cualquier país y circunstancia, siempre justifica teóricamente sus actos. Diciendo que las condiciones objetivas para la acción de masas se dan o no se dan, según aquello del materialismo dialéctico. Abajo se verá cómo este método «científico», les llevó al desastre en la Grecia de la postguerra.

Y el grupo armado del Che se convirtió en un conjunto de «insurrectos errantes». Mao Zedong decía que eso era lo peor que le podía pasar a los irregulares revolucionarios en armas. Que necesitan establecerse en una zona más o menos aislada y protegida con cierta seguridad. Y que no pueden estar cambiando indefinidamente de refugio, agotándose infructuosa y rápidamente. Necesitan de las «bases» para poder extender su doctrina entre las masas populares, siempre con un cierto grado de coacción militar. Aunque sólo sea por su presencia armada activa. Y para poder conseguir de aquéllas apoyo logístico, refugio, información, ayuda personal y reclutas.

A su vez, las bases guerrilleras, sedentarias y casi fijas, se convierten en uno de los escasos objetivos militares «duros» que ofrecen los rebeldes a las fuerzas militares que los combaten. La destrucción de las bases guerrilleras del Partido comunista al norte de Grecia por los ejércitos griego y británico en 1949, supuso el final de una larga (desde 1946), dura y difícil insurrección armada en Grecia. Situadas en torno a las ciudades de Vitsi y Grammos, en la zona del triángulo de la frontera con Albania y Yugoslavia, por donde recibían los suministros y reclutas indispensables, se convirtieron simultáneamente en vitales y muy vulnerables para los comunistas. La insurrección quiso aprovechar la «fuerza social» de la «creciente» democrática antinazi.

Oportunidad, extensión y calidad de su doctrina militar asimétrica irregular.

A primeros de enero de 1959, en una consideración y síntesis del proceso guerrillero cubano, un Fidel Castro entusiasmado, definía categórico: «Sin entrenamiento, sin tácticas de guerra, logramos vencer a aquel Ejército…» «Ningún ejército profesional (de América) tendría fuerzas para contrarrestar las actividades de guerrilleros revolucionarios». «En cualquier otro escenario (geográfico), en las mismas condiciones políticas que las nuestras, las guerrillas son invencibles».

Con esto estableció las bases ideológico operativas de las guerrillas hispanoamericanas. Guevara desarrolló luego en «La Guerra de Guerrillas» esta tenue «teoría» militar irregular. La centró en dos sencillos postulados. Que él pretendía que la guerrilla cubana había demostrado absolutamente (irrefutablemente y sin desviación o diferencia). «Las fuerzas populares pueden ganar una guerra contra el ejército» En realidad, esto ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de la Historia. «No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución. El foco insurrecto puede crearlas y desarrollarlas». Su trágico final en Bolivia le daría la medida del carácter «relativo, local, específico y condicionado» de su principal «hallazgo».

Guevara dedicó gran parte de las cuarenta mil palabras de ese libro, al estudio de los hombres que formaban las guerrillas y a dar consejos sobre la vida en el monte. Pero la obra es muy poco extensa en el estudio de las tácticas y estrategias guerrilleras. Más abajo verán Uds. las razones. En cuanto a la importancia, extensión y calidad sus «propuestas» técnicas, sólo tenemos que observar cualquier foto, incluso de hace algunas décadas, de rebeldes armados en algún país inquieto del mundo. Suelen estar sucios, desaliñados y sonrientes, en proporción inversa a su disciplina y conocimientos militares. Y todos portan generalmente un fusil de asalto y un lanzacohetes antitanque. Que suelen ser un AK-47 y un RPG-2 o RPG-7, ambos de diseño soviético. Guevara habla de un «lanzagranadas» ideado por las guerrillas cubanas. Su propulsor es un cartucho de caza, sin perdigones, al que se ajusta una varilla de madera. En su extremo libre lleva una pequeña lata con pólvora y metralla, provista de una mecha de tiempo. Se dispara con una escopeta recortada. Las armas de los «barbudos» cubanos eran Springfields modelo 1903 cal. 3006, algunas carabinas M-1 estadounidenses y San Cristóbal dominicanas calibre .30 corto, algunas ametralladoras Thompson modelo 1928 calibre .45 y algunos Garand calibre .3006 semiautomáticos. Un examen superficial del Field Manual Improvised Ammunition Devices estadounidense, nos dará abundantes y mejores ideas para usar en un medio rebelde «asimétrico» poco desarrollado, hostil y sin logística de apoyo.

Los hechos de los que Guevara sacó sus conclusiones: El desarrollo de la insurrección contra la usurpación del Poder político por Batista, con el golpe de estado del 10 de marzo de 1952.

En la lucha violenta contra Batista, hubo dos manifestaciones radicalmente diferentes en su concepción, técnicas, tácticas y estrategias: la guerrilla rural y los comandos urbanos de «acción y sabotaje» del «26 de julio». Allá en la Sierra, Fidel, con una guerrilla militarmente insignificante, se convirtió desde 1957 en el símbolo permanente de la resistencia contra Batista. Manteniéndose en su poco accesible «base de convocatoria», con un magnetismo único, fue orientando a la opinión pública cubana hacia su opción política y, en esos momentos, amorfa ideológicamente.

Los grupos urbanos presentaron contra el régimen una batalla discontinua, oportuna y peligrosa, empleando 3 técnicas diferentes: atentados, sabotajes y bombas. El precio a pagar por estas operaciones era alto. Se luchó en inferioridad de fuerzas, dentro de poblaciones totalmente dominadas por los hombres de Batista, que no perdieron su aplastante control hasta el mismo 1 de enero de 1959. Y si la Policía no fue capaz siempre de hacer una eficaz tarea preventiva, sí siguió la estrategia de no dejar sin respuesta ningún revés. Y no se andaba con miramientos a la hora de seleccionar y aplicar la represión. Veamos un ejemplo de cada una.

El lunes 23 de diciembre de 1957 fue «ejecutado» por un comando del «26 de julio» el coronel Fermín Cowley, jefe del distrito militar de Holguín, en una ferretería de la ciudad, al norte de la provincia de Oriente. Era responsable directo de la masacre de los expedicionarios del «Corinthia» y de una sangrienta represión contra miembros urbanos del Movimiento, llevada a cabo en las Navidades anteriores, a raíz de la invasión fidelista desde Méjico en el «Granma».

El martes 28 de mayo de ese año tuvo lugar la destrucción de un importante nudo de conducción de energía eléctrica, en la céntrica calle Suárez de La Habana. Con lo que, extensas zonas de la capital estuvieron sin luz hasta 3 días.

Todas las noches, a las 21 horas, en la fortaleza de La Cabaña, se disparaba un cañonazo de salva, para indicar a los habaneros una hora exacta y facilitar el ajuste de los relojes. Era una útil costumbre, conservada desde la época colonial. A lo largo de 1957 y 1958 era frecuente oír 5, 10 «cañonazos de las nueve», en el período que va desde las nueve menos cinco a las nueve y cinco, en el que todos estaban más o menos pendientes de la señal horaria. Siempre se procuró que esos «petardos» no causaran daños personales.

El intento revolucionario del «26 de Julio» urbano y democrático: la fallida huelga general de abril de 1958.

Los coordinadores de la huelga general revolucionaria fueron Faustino Pérez, delegado nacional del Movimiento «26 de Julio» y Manuel Ray, jefe de la Resistencia Cívica. La organización de la misma quedó a cargo de los comités de huelga, integrados jerárquicamente desde el nivel local al nacional. Estaban constituidos por miembros de las 2 organizaciones citadas, más un representante de los trabajadores, miembro del Frente Obrero Nacional (FON) fidelista. La realización de la huelga quedó a cargo de los grupos de «acción y sabotaje» del «26 de Julio». Las instrucciones a la población, transmitidas en proclamas, octavillas y emisiones radiofónicas, demandaban una participación activa, incluso violenta, del pueblo en la huelga.

(continuará)

El Atentado a las Fuerzas Españolas en Afganistán.

Las noticias que nos dieron.

Tras el atentado a las fuerzas españolas del 9 de noviembre de 2008, se destituyó a Rafael Casinello, como responsable de la División de Contraterrorismo del Centro Nacional de Inteligencia. La razón aducida fue que el flujo de inteligencia facilitada por su negociado era insuficiente y dependía a su vez excesivamente de la inteligencia facilitada por los estadounidenses. La inteligencia parte de la información más o menos bruta y recibida de diversas fuentes o detecciones, que es transformada por estos servicios en elaborada y, además, proyectada hacia deducciones y posibilidades para las agencias y los cuerpos a los que sirven esos servicios. Se dijo que ambos hechos, ataque y deficiencia, no estaban relacionados.

¿Qué podemos deducir nosotros, sin mayores revelaciones oficiales?

El 9 de noviembre tuvo lugar un ataque rebelde yihadista (reivindicada por los talibán) a una agrupación de marcha del ejército afgano, que era escoltada y protegida por blindados ligeros españoles. Dado que los rebeldes afganos son fuerzas de infantería ligera irregular, la protección ofrecida por las tropas españolas era suficiente para el rechazo defensivo en campo abierto.

Hemos visto fotos del lugar del ataque enemigo. Muestran una geografía muy común en Afganistán. Se trata de zonas áridas, abiertas, desprovistas de cubiertas, con largas vistas en todas direcciones. Aunque las tropas españolas sólo tuviesen un protocolo defensivo, es posible cumplirlo eficazmente y rechazar los ataques directos rebeldes.

Un vehículo que se acerca a una columna militar es siempre detectado. Como se trata de un portador de explosivos, su excesivo peso se delata por su pesado andar y la deficiente maniobrabilidad. También el alocado iluminado que lo conduce nos ofrece pistas. En Afganistán los vehículos van muy ocupados. Y este vehículo sólo lleva a su conductor. El cual va vestido de blanco, como un mártir de la Yihad. Como pasaporte para el Jardín de las Huríes se llevará consigo al mayor número posible de enemigos, muertos y mutilados. Lo que no le han dicho probablemente sus jefes locales es que la permanencia en el Jardín no es ETERNA, sino larga e indefinida. Allah, inmarcesible e inaccesible, considera que no es asunto de los pobres hombres conocer éste, su designio sobre los elegidos. Y, también, que hay otras Suras (capítulos) y Aleyas (versículos) del Noble Corán que condenan la muerte de otros musulmanes, la destrucción innecesaria de bienes, etc.

Ante las maniobras sospechosas del vehículo, que busca el rápido alcance a la agrupación de marcha, se le pueden dar por megafonía las voces de alto a suficiente distancia. Si no se dispone de megáfonos, las señas y las mantas de colores valen para los acercamientos a las medias distancias. Allá, en Afganistán, no son tontos. Y todos saben perfectamente que no deben acercarse a las columnas militares, y mucho menos de manera rápida, agresiva o ambigua. Seguidamente se puede abrir fuego de ametralladora por delante o al lado del vehículo. Los disparos por encima tienen una posibilidad de no ser advertidos. Por último, es posible alcanzar el motor o sus ruedas con precisión, antes de que se acerque a la distancia eficaz de empleo de la carga explosiva. De momento, «no hemos hecho nada que no tendríamos que hacer, ni hemos dejado de hacer nada que tuviéramos que hacer», parafraseando a Fernández de la Vega con los piratas somalíes.

¿Qué pudo pasar con nuestros hombres?

Creemos que unos pocos días antes del ataque, regresó una fuerza española, tras cumplir su tiempo de servicio. Se dijo también que algunos de los muertos acababan de llegar a destino. Los rebeldes exploran por observación. Tienen todo el tiempo del mundo para ello y su magra capacidad de combate les impide la exploración en fuerza. Junto a nuestros cuarteles, en las alturas cercanas a los caminos, siempre hay hombres observando. También tienen paciencia, cosa de la que no andan sobrados nuestros hombres. Seguramente habían detectado el cambio de fuerzas en nuestras posiciones. Y saben que cualquier relevo es un momento de debilidad para cualquier fuerza, para cualquier posición defensiva, en cualquier forma de lucha regular o irregular, de maniobra o de atrición.

Y actuaron militarmente como podían y saben hacerlo. Es absurdo pensar que vendrían los talibán con banderas verdes y negras desplegadas, tocando tambores y flautas y cantando sus himnos, a pecho descubierto contra nuestras armas automáticas ligeras y pesadas. Eso lo hicieron el Mahdí (que significa el guiado por Dios) y sus seguidores (los ansares o devotos), que vestían sus chilabas blancas, con parches de colores cosidos para significar su pobreza y humildad, en el último tercio del siglo XIX en Sudan. Por cierto, las damas de Omdurman, la capital del Mahdi, cerca de Jartum, obviaron esta «exigencia» religiosa de su mando religioso, cosiendo en las chilabas de sus maridos piezas de telas ricas, para señalar su categoría social y económica. Y así le fue a sus sucesores y a su Califato. Por «importar» formas de lucha perjudiciales, asimétricas y foráneas para ellos. ¿Cómo atacábamos nosotros a las fuerzas francesas en la Guerra de la Independencia? Es guerra y combate, no sólo construcción, educación, sanidad y buenismo.

Para más información sobre la lucha contrainsurgente en estas latitudes, se puede seguir nuestro artículos «Operaciones en Afganistán y Pakistán».

 

 

La Guerra Psicológica contra los Talibanes, al-Qaida y los Insurrectos Chiíes II.

Y Sus Aplicaciones en Afganistán e Irak. Final.

Algunas aplicaciones prácticas de la guerra psicológica para la defensa de Afganistán e Irak.
   
¿Qué dice el Noble Corán sobre la guerra universal planteada por al-Qaida, de una forma especial y directa en Afganistán e Irak?

Capítulo (Sura), 4, versículo (aleya) 33“…Oh, creyentes…no os matéis a vosotros mismos…”. Aquí prohibe el suicidio. 

Sura 2, aleya 10 “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz que define los crímenes) en la Tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.

Sura 2, aleya 11 “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.

Sura 28, aleya 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes, de musulmanes y de gentes que os ayuda, daños innecesarios de las cosas, etc.)

Sura 49, aleya 9 “Si dos bandos de creyentes luchan entre sí, reconciliadlos. Pero si uno de ellos abusa del otro, combatid al que haya abusado, hasta que retorne al orden de Alá. Y si lo hace, arreglad las cosas entre ellos con justicia. Es cierto que Alá ama a los equitativos”.

Sura 2, aleya 100 “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”. Prescindimos de la sunna o tradiciones del Profeta (sus hechos y dichos religioso políticos), porque hay discrepancias en aceptarlas, según sus fuentes y las variantes del Islam. Aunque no nos resistimos a presentar un hadiz (comentario recogido por sus discípulos) suyo de la última época: “Es más útil para la Umma la tinta de los sabios, que la sangre de los mártires”.

¿Cuáles son las características operativas de los agentes de al–Qaida? 1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión. 2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado. Los ulemas y muftíes son los doctores de la Ley islámica. No hay propiamente teólogos, porque Alá es inmarcesible, inasequible e incomprensible para el hombre. 3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, y que les dificulta conseguir objetivos estratégicos. 4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. 5) Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella. Ello en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. 6) Su afán de publicidad, con el que Occidente colabora insensible, necio y gustoso, diseminando a los cuatro vientos sus sangrientos hechos. 7) Su objetivo general de golpear a casi cualquier estado, puesto que el califato radical y agresivo de dar el-Islam (las tierras donde el Islam domina políticamente) no existe hoy en día.

A veces, las prisas por formar nuevas tropas llevan a un entrenamiento deficiente o incompleto de éstas. No están entonces vacunadas contra la tensión, especialmente aquí la mental, ni contra la frustración de los planes no cumplidos o de las sorpresas ingratas. Esto lleva casi inevitablemente a descargar la rabia y la impotencia enervantes en la población civil, siempre entremezclada voluntaria o coactivamente con los insurrectos. También es inadmisible que se someta intermitentemente a la presión militar de uno y otro bando a las poblaciones civiles locales, exigiéndoles una lealtad que no les ofrece seguridad. Y emplear guardias de seguridad privados en una guerra contrainsurgencia es casi desastroso. Estos elementos, como no tienen la obligación de morir por su patria, ni Irak lo es, actúan como una policía carísima y conflictiva y con una desorbitada superioridad de medios. Los abusos contra la población civil son siempre contraproducentes en una lucha contrainsurgencia y más en una rebelión propia interna. Recordemos, aquéllos añaden muchos puntos de moral social a los enemigos. Que habrá que restarles inevitablemente luego con trabajo, dinero, tiempo y paciencia. Y quizás la sangre de los soldados, la otra pinza de esta guerra.

Con toda la amplia información expuesta hasta ahora, es posible elaborar infinidad de tabloides, panfletos, publicaciones y varias clases de comunicaciones orales para su uso en la guerra psicológica. En ellos se desarrollarán ampliamente los puntos de vista y los avances del gobierno de Afganistán e Irak y de sus aliados desplazados a esa zona geoestratégica. Veamos una clasificación no exhaustiva, ni tajante, de aquéllos, en función de su intención. Por razones obvias, tampoco seremos demasiado extensos en la exposición.

Propaganda aclaratoria: explicar las intenciones del gobierno y sus aliados, las mejoras en la custodia y el tratamiento de los rebeldes capturados, los progresos continuos realizados en el comercio, los servicios, el suministro de energías, etc.; aclarar que la Yihad es realmente un tipo de esfuerzo personal en el camino de Alá y el esfuerzo armado o de sangre, una excepción, después de los primeros siglos de expansión del Islam naciente.

Propaganda de división o divisional: señalando los objetivos ambiguos buscados por algunos grupos rebeldes; destacando la falta de integridad o de compromiso con los problemas populares, de algunos mandos rebeldes; indicando los fines contra Irak y la desobediencia del Noble Corán de los agentes de al-Qaida; contando que, si los muertos occidentales por al-Qaida se cuentan por miles, los musulmanes asesinados por ella se cuentan por muchas decenas de miles.

Propaganda inquietante: planteando dudas sobre la capacidad operativa militar de las bandas rebeldes; perfilando, sin concretar fechas ni el orden de los objetivos, los planes militares de pacificación, con la exuberancia de medios a su disposición, del gobierno y sus aliados; exponiendo los sufrimientos infringidos a los pueblos iraquí y paquistaní y a los numerosos desplazados internos y exiliados.

Propaganda subversiva: indicar la enemistad real con Alá, comprometiendo su acceso al Jardín de las Huríes, de los agentes asesinos suicidas, generalmente extranjeros fanáticos desviados y, a veces, ni siquiera árabes; plantear dudas acerca de la rectitud o la legitimidad de la causa de muchos grupos rebeldes; mostrar la traición o el desprecio a los intereses de Irak y de Afganistán de los cabecillas que los cometan.

Por otra parte, que Mr. Bush diga que golpear metódicamente en la cabeza a los prisioneros o sofocarlos, sin ahogarlos del todo, son técnicas suaves y admisibles de interrogatorio, sólo delata la catadura primitiva y brutal de algunos de los personajillos que gobiernaba. El más endurecido y juramentado miembro de Al-Qaida no soportará simplemente que lo envuelvan en una hermosa piel de cerdo. Su religión es formal, no hay libre albedrío. Y esa acción «per se» lo vuelve impuro ante Alá y lo priva del Jardín de las Huríes. Hemos atacado con éxito su aparentemente inexpugnable baluarte de moral, seguridad y convinción. Lo privamos del premio que, gracias a nuestra sangre, tenía al alcance hasta esos momentos. Y siguiendo sus propias premisas y creencias. Que aquí sólo describimos, y que respetamos y no criticamos. La responsabilidad subjetiva surge en el cristianismo, cuando esa religión, asiática en su origen, alcanza Grecia, con su imponente cuerpo de doctrina ético filosófica. Y lo absorbe e incorpora a la presentación del Evangelio, lejos de las supersticiones e interpretaciones personales sesgadas. En la guerra convencional o irregular, las posiciones e ideas morales y sociales enemigas pueden ser atacadas, defendidas, asediadas, destruidas, etc., igual que los objetivos militares tácticos o estratégicos. Sólo que de otro modo y con otros medios, muy poco tenidos en cuenta generalmente. Y, mucho menos, conocidos.

Es muy importante conocer los efectos de las acciones de la guerra psicológica. El interrogatorio de enemigos presos es una fuente inapreciable de información, al igual que los documentos y materiales capturados al enemigo. Las técnicas de interrogatorio son en la guerra psicológica efectiva, limpias y no invasivas. Además, un hombre aterrorizado, herido, conmocionado, humillado sólo puede aportar errores o imprecisiones e incluso delirios o falsedades, con tal de que lo dejen en paz. Esta retroalimentación va a permitirnos ir adaptando, seleccionando y perfeccionando el material psicológico para su empleo eficaz y duradero. Un buen panfleto, una buena divulgación o exposición, hacen más que 10 mediocres. Y saber cómo va evolucionando “el objetivo”, tras nuestros combates exitosos y las acciones de la guerra psicológica.

Particularidades de los talibanes afganos y pakistaníes 

La asociación de los radicalismos sociales y religiosos de las milicias talibanes, con los «localismos» de las tribus pashtunes está haciendo un gran daño social y cultural a este amplio grupo étnico. Los severos «valores» que imponen los talibanes son ajenos a los pashtunes y van en contra del Pashtunwali, su código de virtudes y de honor social. El Pashtunwali define y establece los derechos y deberes individuales y los del individuo para con su colectividad: familias, clanes y tribus. La música tribal ha desaparecido de todos los lugares donde la presencia talibán lo ha podido imponer. El 27 de abril de 2009 los talibanes asesinaron en Peshawar a la popular cantante Ayman Udas. Su visión de la sharia es sesgada, radical, expedita y brutal: recientemente han aparecido en video las imágenes de la ejecución de una pareja de supuestos adúlteros y de la flagelación de una muchacha, que había salido sola de su casa. La sharia la forman el conjunto de leyes civiles, penales y procesales, basadas directamente en el Corán y en la sunna del Profeta. Como los musulmanes carecen de una doctrina común y canónica, sino que ésta es definida por los ulemas y muftíes en virtud de su formación y según las áreas, el rigor y la extensión de la sharia son variables.

También ese mes atacaron el santuario de Pir Baba, a unos 100 Km. de Islamabad. Aquí atentaron contra el mausoleo del más destacado poeta en lengua pashtun, el sufí pakistaní Rahman Baba. Los sufíes forman una cofradía, una variante práctica del Islam sunní, no necesariamente herética o excluyente. Y buscan principalmente un acercamiento más individual, directo y místico a Allah.

Llamamos virtudes a las «bondades y cualidades» humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las «cualidades y bondades» humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Los talibanes también han atacado las bases de la autoridad racial pashtun. Las asambleas de notables de las tribus (las jirgas), su verdadero poder central, son desautorizadas por aquéllos. También están perdiendo poder, autoridad y competencia, los lashkars. Éstos son las partidas armadas de las tribus, destinadas al cumplimiento de las decisiones de las jirgas, a proteger las zonas tribales de las amenazas exteriores y a protagonizar sus correrías foráneas, en busca de venganza o de botín.

¿Cuáles son algunas de las razones de que una parte del pueblo les siga? En amplias zonas de estos países la propiedad de la tierra está en manos de los cargos políticos o administrativos y el sistema judicial está plagado de defectos y corrupción. Sabemos que los talibanes no predican levantar el Jardín de las Huríes en la Tierra. Ninguna religión o ideología lo hace. Incluso el comunismo posponía indefinidamente la formación y la llegada del «hombre nuevo». Pero las ofertas de cambio, de mejor reparto de las riquezas, de un cierto grado de «justicia», de más acción y efectividad en las instituciones, constituyen parte de la atracción de estos visionarios. En unas tierras donde las desigualdades, la escasez, la falta de oportunidades para la mayoría, la desesperación profunda e interna, han sido características habituales.

¿A qué están jugando los talibanes? A apropiarse el poder, todo el poder, en las zonas pashtunes suficientemente controladas por ellos. Y lo hacen mediante y para: sus milicias (la coacción) y sus asambleas locales o «soviets» de sus imames (presiden las oraciones canónicas y realizan las lecturas del Corán en las mezquitas) y supuestos ulemas o doctores de la ley (la dirección y la decisión). Estos elementos son los que ejercen el mando, la autoridad y la soberanía en esta especie de teocracia islámica primigenia revolucionaria armada (llamémosle la TIPRA).

El supuesto carácter ortodoxo e indiscutible, que se atribuyen los talibanes, les lleva a la purificación violenta y despiadada de las costumbres y de la cultura de sus paisanos. Los talibanes son una «interpretación» islámica de los excesos prácticos (la revolución todo lo justifica) y genocidas (hay que crear al hombre nuevo, aunque sea liquidando todo rastro del antiguo) de Pol Pot, su camarilla dirigente y sus tarados esbirros del Khemer (quiere decir Camboya) Rojo. Los talibanes son siempre aliados de al-Qaida. Con la que comparten medios, territorios, refugios e inteligencia. Únicamente no comparten el poder y el control locales.

Cuando las ideologías son mesiánicas (salvadoras), totalitarias (alcanzando todos los ámbitos del hombre) y absolutas, ortodoxas y excluyentes (están en posesión de la Verdad y fuera de ellas no hay solución, ni esperanza), tienden, en circunstancias favorables para ello, a imponerse a los hombres. No a convencerlos y convertirlos. Y usando para ello fría y metódicamente la coacción, el atropello y la fuerza moral y física. Para crear, según los casos, terror, sumisión, delación e insuperable conformismo. Esta acción social incansable y proselitista, su general sobriedad de costumbres, la dirección firme y la confianza que tienen en sus actos, imprime una dinámica y un ejemplo especiales a su actuación. Que atrae a sus filas a los desfavorecidos, los olvidados, los desesperados, los excluidos, los maltratados. Los cuales estarán siempre y abundantemente entre nosotros, en toda época y lugar.

 

 

 

 

  

   

    

  

 

 

 

 

Ataques de la Yihad en India y Pakistán.

Análisis de los casos de Bombay y Peshawar. 

Introducción.

Las incursiones yihadistas en Bombay (India) y en los alrededores de Peshawar (junto a la frontera afgano-pakistaní) son ejemplos de ataques con objetivo limitado de pequeñas unidades. Sus 9 características, que desarrollamos en este trabajo, correctamente aplicadas, los hacen difíciles de detectar en su preparación y aproximación al objetivo y aún de rechazar en éste. Su trascendencia operativa es limitada en las guerras irregulares o de guerrillas. Pero, gracias a la importancia del objetivo, de la aparición de un nuevo brote de rebelión armada o de nuevos alcances de ésta, su trascendencia estratégica o política puede ser grande y duradera.

Los Conceptos Esenciales de los Ataques de Objetivo Limitado.

Las unidades y pequeñas unidades atacando con objetivo limitado (una incursión profunda, la toma de una posición crítica, el asalto a una población, una emboscada importante) constituyen un «sistema» militar cerrado, aislado o limitado. Esta condición les impone unas características específicas en sus «interfases de acción» con el enemigo. Que no siempre son idénticas a las de la lucha de unidades y grandes unidades, cuando están vertebradas en su retaguardia operativa o «masa de apoyo». Sobre todo en la limitación de los medios humanos y materiales y del tiempo de actuación disponibles.

Un sistema militar es el conjunto armónico (con correspondencia entre ellos) y sinérgico (que actúan conjuntamente) de «elementos» o partes diferentes, pero relacionados en su naturaleza, que producen o generan una función o actuación, dentro de la actividad militar más amplia.

La interfase de acción es nuestro concepto espacial que define la zona y aún el espacio donde desarrollamos la acción táctica sobre el enemigo y sus medios, siguiendo criterios adaptados al carácter de nuestros objetivos. En el ataque penetrante, por ejemplo, la longitud de las interfases se limita cuantitativamente y se seleccionan éstas en la profundidad enemiga, según sus puntos críticos y aquéllos que estorben al avance de nuestras fuerzas, por ejemplo, observatorios y puntos de fuego antitanque. En la defensa, aumentamos cuantitativamente las potenciales interfases en nuestra profundidad y de una forma laminar y sucesiva. La interfase busca la aplicación sobre el enemigo de una pura atrición elegida, selectiva, suficiente y favorable. Posibilitando así su «aniquilación» (como incapacidad funcional o posicional y pérdida de su voluntad de combate) y su rendición. La ausencia de interfases, por el contrario, da una cierta seguridad a cualquier fuerza, concretándose solamente en una amenaza la presencia, incluso cercana, de su enemigo. La interfase no es sólo lineal o frontal y con la profundidad del alcance de las armas pesadas de infantería y de los tanques. Sino que se prolonga superficial y espacialmente por la acción de la artillería indirecta, de los medios de destrucción superficial (artillería reactiva o atómica) y de la aviación de combate y de bombardeo. A menos interfases de acción sobre el enemigo en una zona de operaciones, funcionará más el empleo de la maniobra operativa. Y con más interfases, buscaremos desde posiciones ventajosas y con medios eficaces y sinérgicos (interarmas o de armas combinadas) «aniquilar» al enemigo.

No sólo tienen una función e intención tácticas los ataques con objetivo limitado. También se han utilizado operativamente en un amplio sector del frente, cuando la defensa enemiga carecía de profundidad y de reservas suficientes, buscando el mínimo desgaste propio y demolerlo con el efecto multiplicador del conjunto de esfuerzos limitados. Por ejemplo, estas acciones fueron emprendidas con notable éxito por las fuerzas del 9º ejército alemán de infantería del coronel general Model, para reformar y consolidar sus frentes en la zona al suroeste de Sychevka, entre enero y abril de 1.942, previos a su ofensiva de primavera en la zona Centro soviética.

Las características eficaces de esta forma de lucha limitada son: Las unidades así empeñadas deben imponer una superioridad combativa al enemigo, para poder conseguir una supremacía local y temporal, que les permita conseguir sus objetivos. Sus medios deben ser suficientes y proporcionales a la misión a cumplir. La característica o el factor crítico en la concepción de la misión es la simplicidad. Las características de su preparación son la inteligencia, la seguridad y el entrenamiento. Las características eficaces de su acción son la sorpresa, la velocidad de acción (en forma de un ritmo apropiado) y el compromiso de los participantes en la misión. La sorpresa es siempre un importante multiplicador de la capacidad de combate empleada.

Desarrollo de las Características y su Funcionalidad. El ataque a Bombay.

La simplicidad permite concentrarse en unos pocos objetivos relacionados, cercanos, utilizando un número limitado de hombres y medios. Y si conseguimos emplear una táctica o una técnica nueva o diferente, que sea original para la situación dada, tanto la simplicidad de concepción como la sorpresa de ejecución se verán muy favorecidas.

El 12 de septiembre de 1943, el capitán de las S. S. Otto Skorzeny realizó el rescate del Duce en su prisión del hotel de alta montaña del Gran Sasso, en los Apeninos italianos. El empleo de planeadores para asaltar la posición, luchando contra las difíciles corrientes de aire (incrementadas por el retraso en llegar, al desembarcar ya al mediodía) y aterrizando en los escasos trozos de terreno disponibles para ello, facilitó la sorpresa de los «carabinieri» de guardia. Ésta se prolongó, permitiéndoles acceder al edificio principal, cuando un conocido general de los «carabinieri» desembarcó del planeador de Skorzeny y le acompañaba. La supremacía de combate fue lograda rápidamente.

En mayo de 1940, fuerzas aerotransportadas alemanas desembarcaron en planeadores sobre los techos de la fortaleza belga de Eben Emael. 78 hombres debían neutralizar una guarnición de unos 1.200 soldados belgas, para permitir que las fuerzas terrestres alemanas se pudiesen acercar al canal de Albert, dominado en una gran extensión por la artillería pesada del fuerte. Aparte del sorpresivo desembarco, los alemanes contaban con una nueva arma, las bombas de carga hueca, que más tarde encontrarían amplia utilidad como cohete antitanque, incluso en esta guerra. Con ellas volaron las cúpulas y casamatas donde se alojaban los cañones y bloquearon algunos de los reductos, donde se habían refugiado los soldados que no quisieron rendirse. La llegada al día siguiente de las columnas alemanas, especialmente los pioneros (ingenieros), con sus medios de asalto a fortificaciones, precipitó la rendición del fuerte enemigo.

La seguridad se refiere principalmente a las etapas de planificación y de preparación y entrenamiento y, si procede, a la etapa de transporte o inserción. Debe ser activa y pasiva. Por ejemplo, dando información diferente o desorientadora y ocultando los propósitos verdaderos, hasta la etapa de acción sobre el objetivo.

La inteligencia necesaria supone el conocimiento completo, preciso y actualizado en el tiempo, de las circunstancias y características que concurren en la misión. Por las características de ésta y lo exiguo de los medios especializados de ataque, la inteligencia tiene que ser facilitada por agencias y unidades ajenas a las que intervienen en la misión, incluso las de nivel estatal.

El entrenamiento debe ser tanto genérico, en las acciones, técnicas y tácticas varias, como en las específicas para la misión planificada. Además de los que efectúen las diferentes unidades, es necesario realizar el entrenamiento de las acciones coordinadas, con las unidades que participen simultáneamente en alguna parte de la misión. También es necesario realizar un ensayo general con todas las características de la misión, incluyendo su duración prevista con un margen de error. La variable independiente y omnipresente «tiempo» introduce a veces efectos inesperados, no siempre buenos. Por ejemplo, un vehículo, una maquinaria auxiliar, presenta problemas al cabo de X horas de funcionamiento severo, no en un ensayo en tiempo recortado o «a escala». Es bueno también incluir alguna variante que represente un error, un imprevisto o una pérdida de capacidad. Y que los hombres se entrenen en subsanarlos o, al menos, en neutralizarlos con su esfuerzo aislado. Por ejemplo, en los dos casos de los comandos alemanes citados, considerar que una parte de los planeadores es derribada o aterriza a mayor distancia de la prevista de la zona de desembarco teórica. Todo ello facilitara la ejecución precisa y fluida de las sucesivas acciones elementales de la misión. Y contrarrestar o superar los casi inevitables errores, pérdidas y desvíos parciales que sufra su desarrollo y logro final.

Herido durante los combates en Bombay, Mohammad Ajmal Amin Kasab (su nombre tiene tantas variantes como agencias y medios que lo citan) fue dado por muerto por los policías indios que trasladaban su cuerpo. Después de recibir la transfusión que lo mantuvo con vida, a pesar de pedirles a los médicos que lo dejaran morir y no lo entregaran a la Policía, el miliciano de 21 años reconoció ser integrante de Lashkar-i Taiba. Su líder Hafiz Mohammed Said actúa abiertamente desde su base en los alrededores de Lahore, Pakistán. Tras meses de entrenamientos en un lago artificial del norte de Pakistán, los yihadistas suicidas partieron desde Karachi a bordo de un barco mercante. Entre tanto, otros miembros del grupo entraban en la India para registrarse en el hotel Oberoi. Y realizar depósitos temporales de explosivos en la ciudad y supervisar los últimos preparativos de la acción. La Guardia de Seguridad Nacional india confirmó que los atacantes «se movieron sin dificultad». El empleo de dispositivos GPS y el estudio por Internet de los mapas de Bombay, que permiten casi pasear por una ciudad, facilitó al grueso del grupo asaltante la familiaridad necesaria con el objetivo de ataque urbano, sin haberlo recorrido previamente.

La sorpresa supone atacar al enemigo, incluso dispuesto en alerta y en defensa preparada, en un «aspecto» o «flanco» descuidado por él en esos momentos, que nos brinden una «interfase de acción» favorable. Supone una innovación. Es una aproximación táctica «diferente» (a lo esperado, tanto usual como previsible). Aunque también contenga elementos técnicos diferenciales o nuevos. Estos fueron la carga hueca y los lanzallamas, en sus momentos.

Los extremistas paquistaníes alcanzaron Bombay en un pesquero indio que secuestraron, matando finalmente a todos sus tripulantes. Entraron por el puerto de Sassoon, a la derecha de la estrecha península final sur de Bombay, en dos o tres balsas neumáticas Gemini. Y una vez desembarcados avanzaron hasta la terminal de ferrocarril Chhatrapati Shivaji, donde realizaron un primer ataque brutal y dejaron escondidas 2 cargas explosivas de 4 Kg., que no llegaron a detonar más tarde. Allí secuestraron taxis y camionetas de la policía y regresaron al extremo sur de la ciudad, que es un punto de encuentro de la elite local con empresarios y turistas occidentales. Durante el trayecto disparaban a mansalva, lanzaban granadas de mano y tomaban rehenes en hospitales, cafés (entre ellos el Leopold) y cines. Así batieron 6 0 7 objetivos secundarios, saturaron de información sobre los ataques a los servicios de seguridad, bomberos y sanitarios y pudieron llegar sin estorbos a sus 3 objetivos finales. Los que serían la antesala de su entrada en el Jardín de las Huríes, un premio indefinido, no eterno. Porque estos comandos irregulares fanáticos no pensaban en su retirada, ni tenían prevista su extracción. El Hotel Oberoi Trident, el Hotel Taj Mahal y el Centro judío ortodoxo Nariman House, cercanos y alrededor de la abierta bahía de Back, los esperaban en plena actividad, inermes y ajenos a su suerte.

La velocidad supone actuar consistentemente por delante del enemigo en los sucesivos «ciclos de acción» elementales que definen una actuación o proceso. Esto supone también actuar con oportunidad y con ritmo (la velocidad relativa al enemigo adecuada). Por ejemplo, para actuar por el fuego aéreo sobre unos guerrilleros, no podemos emplear cazas o caza bombarderos demasiado rápidos, equipados y sofisticados. Pero incapaces de seguir, fijar y destruir un objetivo tan tenue y débil. Salvo que queramos arrasar sus posiciones real y probables, convirtiéndolas en una gran «zona de destrucción». Y sin que nos importen mucho los hipócritas «daños colaterales»: los civiles y sus propiedades, no beligerantes. Para perseguirlos, fijarlos y atacarlos están los Broncos y todos los aviones de este tipo; incluso, valdría un avión a chorro MIG-17. Recordemos que un ciclo de acción comprende una fase de observación, otra de situación o determinación de ésta, una de decisión y una de realización. Si nos vamos «adelantando» al enemigo, éste irá actuando según situaciones elementales ya superadas.

La velocidad implica también alcanzar rápidamente la situación de supremacía activa en «capacidad de combate» útil frente a aquél. Las acciones bélicas iniciales deben ser especialmente desconsideradas, para lograr aquélla. La velocidad de reacción enemiga es inicialmente muy lenta. Estará con estupor y tratará de verificar lo que está ocurriendo. Su fase de determinación de la situación inicial se alargará. Una acción de engaño en estos momentos, alargará el tiempo transcurrido desde la percepción hasta la determinación del cuadro real de la situación. Por ejemplo, la utilización de la uniformidad, de algún equipo o del lenguaje del enemigo por determinadas partes o subunidades de las unidades implicadas en la acción.

Una vez alcanzada dicha supremacía frente al enemigo, ésta debe ser mantenida siempre, ya que su pérdida y los escasos medios relativos de que se dispone localmente, harán muy difícil su recuperación. Al alcanzar la supremacía en capacidad de combate local, las probabilidades de éxito de la misión se incrementan exponencialmente. Y también disminuimos drásticamente nuestra vulnerabilidad frente a aquél durante la actuación. La supremacía es puntual, donde está el corto entorno de lucha. En el mar, nos ahogamos en los pocos litros de agua que nos envuelven la nariz y la boca. No nos ahogamos en su inmensidad.

El compromiso de los hombres y jefes y sus cualidades de selección darán unas características de coraje moral y físico a sus acciones. Éstas son necesarias para superar la incertidumbre, los errores y las desviaciones, la acción del enemigo, a veces puntualmente crítica, y aprovechar las oportunidades. El compromiso supone el pleno conocimiento de las características y de la trascendencia de la misión y su asunción voluntaria y entusiasta por todos los participantes.

El Futuro.

La adaptabilidad y las posibilidades de este tipo de lucha independiente, se incrementarán probablemente en el futuro, incorporando en él todas o varias de las 9 características específicas indicadas antes. La coherencia, la fiabilidad y la resistencia de la misión se fortalecerán cuantas más cualidades de éstas cumplan, aseguren y mantengan. En este éxito influye fundamentalmente la falta de disponibilidad o de alerta combativa que durante la mayoría del tiempo tienen las fuerzas atacadas. No digamos ya si éstas carecen de motivación y entrenamiento, han caído en la rutina o el desinterés, son fuerzas mercenarias de seguridad (como en los casos de los ataques a los parques logísticos de Pesahawar, dedicados al apoyo a las fuerzas de la OTAN en Afganistán) o su agencia de inteligencia no las tiene informadas o, al menos, alertas. Los yihadistas exploran por observación. No tienen capacidad para los reconocimientos en fuerza de unidades. Y, a diferencia de los occidentales, poseen una admirable y tenaz paciencia, fruto más de su idiosincrasia étnica y social que del fanatismo religioso.

En efecto, para las guerrillas rurales y urbanas es una forma de lucha de elección para sus acciones más elaboradas y ambiciosas. Por ejemplo, el asalto a los parques de camiones y vehículos blindados de la OTAN situados a lo largo de la carretera Kabul-Peshawar, a primeros de diciembre de 2008. O el ataque a Bombay, en noviembre de 2008, de 3 decenas de yihadistas suicidas urbanos, que logran herir y matar a más de 500 potenciales enemigos (infieles occidentales cristianos o ateos, e indios politeístas) y que logran poner patas arriba a la ciudad durante más de dos días y medio.

Repásense, como ejercicio de comprensión y fijación de los conceptos, las 9 características citadas con las condiciones de lucha y cualidades exhibidas por los rebeldes yihadistas en los dos tipos de ataques citados. Esto dará el perfil de posibilidad de cumplimiento que tenía su actuación.

 

 

 

 

La Guerra Psicológica contra los Talibanes, Al-Qaida y los Insurrectos Chiíes.

Sus Aplicaciones en Afganistán e Irak. Primera Parte.

El brigadier estadounidense Bonner F. Fellers explicaba que “la guerra psicológica debía ir al mismo paso de los ejércitos vencedores”. En efecto, la razón de ser de todo el aparato militar en la guerra psicológica es exacerbar la desmoralización enemiga, que acompaña inevitablemente a sus derrotas mayores y menores. El efecto debe ser algo así como echar sal en las heridas abiertas por nuestros combatientes. Y, para ir ganando “los corazones y las mentes” de los iraquíes, es necesario primero no ser el perdedor en el terreno militar. Toca ahora abordar la contribución de una forma más incruenta, sutil y profunda a la victoria de las autoridades afganas e iraquíes.

Aparición, desarrollo y características de la guerra psicológica. Su empleo en la guerra irregular.

A comienzos del siglo XVI las ideas “reformistas y heréticas” del sacerdote agustino Martín Lutero se propagaron incontrolablemernte por el centro y el norte de Europa, con la ayuda de la imprenta. El origen de la palabra propaganda surge durante la llamada Contra Reforma. Es una referencia a la propagación de la fe católica. Con los jesuitas en la vanguardia de esa tarea de catequización. Haciendo frente a las desviaciones de la ortodoxia preexistente, enseñadas por los luteranos, hugonotes, calvinistas, erasmistas, etc.
No es hasta la I Guerra Mundial cuando el término adquiere una significación negativa o peyorativa. Ésta se origina por la indignación popular hacia los esfuerzos sistemáticos de las potencias beligerantes en aquélla, para manipular en su favor las ideas y, con ello, las actitudes de todos, los neutrales, los enemigos y la población propia. Así, en los años 30 del pasado siglo, la propaganda “de guerra” o “nacional” evocaba en la mayoría de las personas la visión de fuerzas malévolas, que se antojaban extrañas y alienantes, intentando lavarles el cerebro. La necesidad surgida con el estallido de la II Guerra Mundial, de cooperar al esfuerzo de guerra total con todos los medios disponibles, ante un conflicto impuesto que amenazaba la supervivencia de las democracias, y los nuevos avance en los campos sociológicos y psicológicos durante el período de entreguerras, llevarán progresiva y firmemente a la aceptación por las naciones occidentales y sus fuerzas armadas de la aplicación de la guerra psicológica.
La propaganda maneja siempre informaciones básicas, esenciales, que son sencillas y simples por definición. Esto es debido a que su “objetivo” (el “snob”, “target”) es siempre amplio y numeroso: la población de un determinado país o región, o un colectivo extenso religiosa, económica, racial o socialmente diferente. Ellos son los que hay que informar, convencer y, según los casos, proteger.

La importancia de conocer la “población” a la cual va dirigida la guerra psicológica es incuestionable. Un principio de la guerra, definido ya por los autores chinos hacia el siglo IV antes de Cristo, exige conocer al enemigo, como premisa para presentarle o no combate, y ganarle en su caso. En el campo aliado en la II Guerra Mundial, tras los abrumadores éxitos iniciales japoneses hasta mediados de 1942, se tenía la extendida y falsa idea de que los soldados japoneses no se rendían y que eran impermeables e invulnerables a cualquier acción psicológica enemiga. Esto provocó que durante mucho tiempo, las fuerzas aliadas combatientes más bien toleraran, que apoyaran o promoviesen, la acción de las fuerzas del G-5, la sección del EEMM para la guerra psicológica. El conocimiento extendido que se tenía sobre los “diablos amarillos” no pasaba de su adhesión al ideal de “la muerte antes que el deshonor”, su leal fijación por el emperador, como autoridad suprema y símbolo de la nación, y el peso de un estigma generalizado y adquirido, por su felonía inicial en la guerra. Así, los primeros textos aliados de propaganda sólo provocaron la risa en sus lectores nipones.
La información es la exposición suficiente de hechos y opiniones (identificadas como tales), presentados al público para que éste deduzca sus propias conclusiones. La propaganda es una información persuasiva. Su diseño busca persuadir al “objetivo”, para que responda o reaccione favorable o desfavorablemente sobre un asunto o una idea determinados. Lo que distingue la información de la propaganda es la intención del comunicador, no el contenido o la calidad del mensaje. La propaganda no es intrínsecamente mala, desviada o falsa, ni puede ser un sinónimo de mentiras. Ya que las falsedades o las verdades a medias, que terminan descubriéndose rápidamente hoy en día, destruyen la credibilidad del mensaje y del comunicador y los propósitos buscados por la propaganda. 
Las guerras contra los irregulares armados son por naturaleza largas, dolorosas y difíciles. El carácter prolongado se origina de la necesidad de que una fuerza armada irregular “popular” rebelde, partiendo casi de la nada, se desarrolle, se extienda y se fortalezca suficientemente. Y consiga entonces derrotar moral o militarmente a un ejército regular propio o de ocupación. Las dificultades y los crueles males surgen por el elevado componente civil que participa en ellas. Son guerras localizadas en el patio de casa, en la retaguardia propia u ocupada. Grivas, en su “Plan general de la acción revolucionaria en Chipre” enseñaba, “no hay que creer que nosotros, mediante esta forma y procedimientos pretendamos una derrota material y total de las fuerzas inglesas en Chipre. Perseguimos más bien su derrota moral, hostilizándolos e intranquilizándolos de tal manera que, al final, obtengamos el objetivo de la lucha. Ésa fue hasta el final nuestra meta estratégica. El éxito se lo debemos al hecho de habernos aferrado firmemente a ella”. 
Si la fuerza la tiene el ejército y la no fuerza, los rebeldes, ¿cuál es el nutriente esencial que absorbe una parte y que pierde miserablemente la otra, a lo largo de mucho tiempo? La fuerza moral, la fuerza psicológica es el secreto del éxito en estos conflictos de baja intensidad militar. Que se libran realmente por parcelas, por objetivos, por “cuantos” de moral social. Cuya acumulación asola y destruye la capacidad armada del contrario. Esto también quiere decir que el proceso tiene dos sentidos, que es posible casi siempre revertirlo y aún ganarlo. Incluso a pesar de haber sido sorprendida por un estallido social merecido. Y la razón de esto es su lentitud extrema. De ahí la importancia de la guerra psicológica en la lucha contrainsurgente en Afganistán e Irak. Como la otra pinza imprescindible para cercar y rendir al enemigo en esta guerra irregular.   

Las premisas esenciales para la guerra psicológica en Asia Central. La explicación según su estructura social y sus características socio religiosas.

En Afganistán e Irak deben aplicarse siempre 4 parámetros o factores centrales y radicales en la guerra psicológica. Es necesario decir siempre la verdad. Es necesario abstenerse de criticar al Islam, a la fe nacional, en todas sus interpretaciones normales. Es necesario respetar las estructuras sociales de la nación, profundas en su idiosincrasia y esenciales para su convivencia. Es necesario destacar la amistad inquebrantable hacia los pueblos afganos e iraquíes de las fuerzas aliadas internacionales.
A través de la verdad se busca lograr, mantener y garantizar la credibilidad de la información transmitida, diseminada por la Coalición y por el gobierno y las fuerzas armadas y de policía locales. La propaganda contrainsurgente debe mantenerse fiable. Y esto se logra porque se adapta y es conforme con las experiencias diarias de los diferentes rebeldes talibanes o iraquíes, que las viven. En muchos casos, este parámetro o presupuesto de la verdad limitará o recortará qué es o cuánto es lo que los propagandistas militares pueden decir.  
En estos países, como en tantos estados musulmanes, el Islam es un factor principal de cohesión social e integridad nacional, independientemente de la rama islámica sunní o chií a la que se pertenezca. Y de la interpretación religiosa personal y más o menos sesgada que predique el imam de la mezquita, a la que se acuda regularmente. El Islam es, en su acepción más simple y popular, una fe sencilla, dotada de ritos externos y sociales muy definidos, y fácil de seguir y cumplir. Una democracia islámica se basa: En la Umma o comunidad religioso social. En el Corán o revelación directa de Allah. En la Sunna o la tradición del Profeta, sus hechos y dichos (hadices) recogidos por sus discípulos directos. Y en la Sharia o sus leyes derivadas civiles y penales, que estarán más o menos desarrolladas y aplicadas según los países.
Es necesario, por tanto, no  imputar a la religión musulmana lo que son fenómenos provocados por cambios sociales, intereses partidistas o, incluso, muy terrenos, y la voluntad de poder de algunos jefes y estados. A su vez, hay que considerar que sólo los islamistas radicales violentos esgrimen su interpretación del Islam como una solución excluyente a todos los problemas de su sociedad política o de la Umma. En esto, los europeos tienen una tendencia a considerar el Islam como un todo monolítico e inmutable en el tiempo. Por ejemplo, es necesario destacar al pueblo iraquí, la distinción entre los objetivos perversos de los jihadistas extranjeros y la rebelión interna de origen sunní o chií. Aquéllos están concentrados en los grupos semiautónomos de Al-Qaida, para quienes Irak es sólo un terreno propicio para sus matanzas indiscriminadas de iraquíes, buscando encender una guerra civil que lleve a la desmembración del país.
Por otro lado, la obediencia es una cualidad personal y social muy arraigada en las sociedades islámicas. Se obedece al jeque o jefe de las familias del clan en las cosas tocantes al orden social, se obedece al jefe familiar o padre en la familia y se obedece y acata la voluntad de Dios como gesto y rito vital en el Islam. Esta obediencia social es enriquecedora y protectora, no disolvente ni enfermiza por sí misma. Por ejemplo, en las madrasas, el Corán se aprende de memoria, por recitación continua a lo largo de los años de escolaridad. Puesto que es la Palabra de Dios descendida de junto a Alá, no hay interpretación ni crítica disolvente, sino obediencia y aplicación. Así, soportando la división de creencias y etnias en Afganistán e Irak, perdura muy arraigado y tenaz un complicado entramado de tribus y luego de clanes regionales y aún locales. Este, para nosotros, pintoresco conglomerado social es el que da el verdadero valor y sentido a las lealtades y a los intereses, siempre relativos y aún oportunistas, de los afganos e iraquíes. Por eso es costumbre incorporar en muchos casos al final del nombre, un topónimo que señale el lugar de nacimiento.
Las características jurídico sociales democráticas de expresión del pensamiento, libertad de movimientos, derecho al voto personal, libertad de comercio, derecho a la propiedad privada, protección de los menores, derechos femeninos, derecho a la justicia, obligación de pagar impuestos, servicio militar obligatorio, etc., podrán estar más o menos desarrolladas, protegidas y promovidas en una sociedad islámica. Pero deberán entreverarse, conjugarse, asociarse, estructurarse, comprometerse con las realidades socio político religiosas esbozadas apenas más arriba, para que funcionen. Nunca podrán imponerse desde afuera, como si se tratasen de la única forma legítima, que aquí resulta curiosamente radical y excluyente, que puede adoptar un “gobierno del pueblo”.
Ése fue uno de los dos errores garrafales de Paul Bremer, en Irak. Un ejemplo, los oficiales de la inteligencia militar trataron de llevar a cabo un trato con 19 subclanes de la tribu Dulaimi de la provincia al-Anbar, en el centro del triángulo sunní, para desarmarlas y que realizasen labores de vigilancia sobre el tránsito rebelde en su territorio. La contrapartida era un pago de $3 millones y el reconocimiento administrativo de la tribu. Bremer estropeó el cierre del trato, diciendo que “las tribus eran un vestigio del pasado, que no tenían cabida en el Irak democrático”. Sin embargo, por el contrario, ya desde noviembre de 2003 los baazistas exiliados y diferentes jefes de tribu o jeques han mantenido reuniones públicas mensualmente en el hotel Palacio Chan, de Damasco. Se suponía que eran para expresar la solidaridad contra la prolongada ocupación estadounidense. Pero también han servido para mantener reuniones de aquéllos con líderes de la insurgencia, planificar operaciones comunes y para la distribución de dinero. Por lo tanto, Afganitán e Irak no pueden ser democracias occidentales liberales inorgánicas. Donde apenas resiste aún algún valor moral o social. Frente a la todopoderosa avalancha asimétrica de las libertades individualizadas, consagradas como fuente de Derecho, sin la contraprestación jurídica de deberes sociales o personales.
Debemos tener presente siempre que todo el pueblo de Afganistán o de Irak son amigos y aliados. Y que sólo una parte de ellos presentan temporalmente intereses y objetivos divergentes, que buscan obtener por la dialéctica de la fuerza. Dichos objetivos no son antagónicos irresolubles con los nuestros. Porque gran parte de la insurgencia ataca a las fuerzas extranjeras de la coalición o a las de las autoridades afganas o iraquíes propias, porque en éstas ven indefinición o falsedad política, debilidad, parcialidad por algún bando opuesto, incapacidad, corrupción, indecisión y poco brío para la resolución de los problemas nacionales. Por ejemplo, el vacío de poder aglutinante y rector que dejaron Saddam Hussein, la estructura férrea del Baaz y su clientelismo omnipresente, con todo lo imperfecto, corrompido y cruel que fueran, no lo han llenado aún completamente las fuerzas nacionales iraquíes. Probablemente porque han aplicado un modelo injertado de estado liberal ajeno y espúreo, vacío de contenidos prácticos y alejado de la realidad social de Irak. En Afganistán partimos de que no contamos, ni siquiera, con los vestigios de una administración estatal respetada previa. 

Una Teoría para la Guerra Moderna.

Esta teoría de la guerra moderna se refiere a la guerra de maniobras. Y pretendió dar una solución práctica a la tendencia de las fuerzas terrestres estadounidenses de utilizar exagerada o inoportunamente el fuego pesado de apoyo, como su principal “argumento” o medio sobre el enemigo en los combates o en su preparación. También buscaba consolidar en las operaciones terrestres el concepto de estrategia operativa, como nuevo y preciso nivel de actuación entre la estrategia militar y la táctica. A esta guerra moderna también se le conoce como guerra de tercera generación.

Teóricos principales y situación.
  
Varios son los teóricos, tanto civiles como militares, que contribuyeron a crear un cuerpo de doctrina coherente, suficiente, práctico y eficaz para esta nueva teoría de la guerra moderna. Destacaremos al analista y conferenciante William S. Lind. Curiosa y significativamente, Mr. Lind no prestó servicio militar activo ni siquiera un día y tampoco nunca nadie le ha disparado un tiro. Aunque existen vivos aún un buen número de oficiales de vieja formación, deseosos de remediar esta última deficiencia práctica de su “trayectoria vital”. Otro personaje fundamental fue el coronel John Boyd, que era un antiguo piloto de caza de la USAF. También es de señalar la contribución del profesor coronel del cuerpo de marines Michael Wyly. Cronológicamente en una segunda fila, destaca con fuerza propia, expandiendo el torrente de ideas de la teoría en marcha, el coronel del US Army Robert Leonhard.

Decía el renombrado analista militar israelí Martin van Creveld que “los ejércitos” se iban convirtiendo a lo largo del tiempo en “burocracias anquilosadas”, perdiendo en este proceso gran parte de su eficacia. Podían seguir matando, pero lo hacían mal, lenta y costosamente. Quizás su endogamia excesiva les exija y obligue a permitir que desde fuera de la organización se les den ideas renovadoras. Al menos, los estadounidenses lo hicieron y las aceptaron. E intentaron incorporarlas a su doctrina, reglamentos y manuales. Y, hasta procuraron ponerlas en práctica en sus guerras convencionales siguientes. No así en sus guerras de contrainsurgencia, las guerras de guerrillas de toda la vida, a las que ahora llaman pomposamente guerras asimétricas o de cuarta generación.

En esta introducción a la teoría de la guerra moderna o de maniobras queremos dar una visión conjunta, holística y aplicada de las ideas desarrolladas y, a veces, implementadas, por esos hombres, a lo largo de una década en el siglo pasado: desde primeros de los 80 hasta primeros de los 90. También nos permitiremos ampliar o extender los conceptos o las explicaciones, cuando el propio desarrollo o exposición de la teoría lo pida, para su mejor comprensión. Y sus autores y teóricos no hayan sido tan explícitos o prolíficos al presentarla.

Las ideas fundamentales de la guerra de maniobras.

Veamos la curiosa definición de táctica de esta teoría. Es importante, porque de ella se deriva casi todo su desarrollo y aplicación posteriores. Táctica es la combinación armónica y suficiente de conocimientos específicos, experiencias y técnicas militares, para producir una acción sorpresiva, suficiente, eficaz y poderosa sobre el enemigo, en esas condiciones dadas de tiempo, clima y oportunidad. Esa “combinación” debe ser matizada y modulada por el esfuerzo principal y las órdenes tipo misión del jefe y por las resistencias y los vacíos de la capacidad de combate que presente el enemigo, en su despliegue inmediato y según su intención.

En la batalla, en el combate se busca introducir al enemigo en ciclos sucesivos de “observación, situación, decisión y acción”, que sean más rápidos que sus capacidades de actuación. De tal manera que las acciones enemigas sucesivas “elementales” resulten progresiva y fatalmente cada vez más inadecuadas e ineficaces, para contrarrestar, superar u oponerse a las nuestras. Lo cual debe tender a destruir su cohesión de unidad y fomentar y extender el pánico entre sus hombres, ante la inutilidad manifiesta de las acciones que emprende.
Como se aprecia no hemos tocado los “fundamentos”. Las técnicas básicas de cómo disparar algunas armas, el adiestramiento físico o la lectura de los mapas y la orientación, etc. O las técnicas avanzadas de cómo realizar las distintas operaciones de marcha, avances campo a través, defensa, el empleo de un sistema de armas combinadas o interarmas, algún tipo especial de ataque, etc. Aquéllos vendrán dados en su momento en las escuelas, las academias y los destinos. Lo importante en esta teoría es la aceptación y la asunción de su enfoque nuevo, que resalta las cualidades de iniciativa y creatividad en los jefes. Para ahorrar medios físicos militares y económicos, las vidas y el inapreciable tiempo, siendo mucho más eficaces.

El funcionamiento del nuevo estilo de actuación.
 
Bien, si queremos ser más rápidos y eficaces que el enemigo, tenemos que tener una organización militar suficientemente descentralizada, actuando sobre él. Recordemos el ciclo de actuación con sus cuatro fases. Si las observaciones de las subunidades en contacto deben ser pasadas hacia arriba, siguiendo una cadena de mando, la definición de la situación hecha y la decisión tomada en un alto nivel, y, luego, la orden para la acción transmitida hacia abajo, a través de la cadena de mando, y, entonces, ejecutada la acción, el ciclo de actuación va a ser lento. E, incluso, puede resultar tardío e improductivo, en un medio táctico muy fluido y cambiante, lejos de los frentes lineales.   

Pero no queremos que las subunidades en contacto con el enemigo deambulen sin sentido superior ni eficacia por el campo de combate. Para guiarlas provechosamente en su actividad están las órdenes tipo misión. En ellas el jefe comparte, encarga, una parte de su intención a la subunidad. Y le da libertad de acción (el cómo hacer), a cambio de que realice esa parte de su intención (el qué hacer). También el jefe establece un esfuerzo principal sobre el enemigo. La subunidad que actúa en el esfuerzo principal recibe la cooperación de las acciones de sus compañeras y la mayoría de los apoyos de la unidad. Que el jefe recibe de su superior en subordinación táctica o de guerra.

Pero las cosas son fluidas y, en parte, impredecibles. La subunidad del esfuerzo principal puede ir a dar, sin entrar, a una bolsa de fuego enemiga o a un obstáculo cubierto por el fuego, no detectado por la exploración, o a una posición de defensa reforzada con fortificaciones de campaña. Y una subunidad compañera ha podido flanquear las posiciones no continuas del enemigo y estar en condiciones de acceder fácilmente a un parque de camiones o a una posición de morteros. Pues el jefe denominaría a esta otra unidad su esfuerzo principal e impulsaría su actuación prometedora, dándole apoyos de fuego y la cooperación de las otras. Con esta forma de acometer las acciones, si una subunidad queda aislada o perdida temporalmente, sabrá qué hacer durante bastante tiempo. Para poder ir sorprendiendo, desequilibrando y adelantándose al enemigo, el jefe debe observar y sentir el combate desde suficientemente delante, sin participar ni ser atrapado en él, y estar a la escucha (a través de su plana mayor adelantada) en la red de comunicaciones de la unidad.

Salvo los casos conocidos, las indicaciones sobre el terreno deberían ser eso, indicaciones aclaratorias de su intención, límites de sectores de avance, puntos de control, y no objetivos directos. Es mejor ordenar a una subunidad “impida que el enemigo cruce la línea Azul, cota 32, Rojo, mancha de hayedo”, que decirle “ocupe y defienda la cota 63” (la altura dominante sobre aquélla en su sector). Esto último no garantiza que el enemigo no se infiltre o no encuentre una línea de avance desenfilada (una ondulación del terreno de 2,5 o 3 m. oculta una tanque grande a la vista horizontal) hasta el otro lado de la línea. El jefe tiene que hilar muy fino, pensando, concretando en palabras, comunicando bien, observando siempre y responsabilizándose por todo. Y los jefes subalternos tienen que ser activos y creativos y responsabilizándose de su actuación.

Sus consecuencias, responsabilidades y resultados.

Vemos que empiezan a aparecer unas características fundamentales de la organización militar, para que esto funcione bien. Una doble y alta responsabilidad de jefes y jefes de subunidades y una imprescindible confianza recíproca, creada por la experiencia y la cooperación compartidas previamente. Una mayor implicación de los suboficiales en las tareas burocráticas y rutinarias de la administración de la unidad y una mejor e intensa dedicación de los oficiales en conceptualizar el combate, buscando en la decisión o en la explotación su trascendencia operativa. Como consecuencia inevitable de esta forma de actuación descentralizada, fluida, sorpresiva y rápida surgirán errores en las acciones realizadas. Éstos se sumarán a la inevitable “fricción” de las acciones tácticas, a causa del casi incontable número de “actuaciones individuales y colectivas” que concurren a conformar una actuación bélica y de la inevitable ausencia de información total. Es necesario aceptar y asumir en general los errores como un mal menor, superable y cuyo lastre es sobradamente compensado por las bondades inherentes al método seguido. Nunca aceptados, ni tolerados como resultado de la incompetencia previa, de la pasividad, de la negligencia o de la falta de compromiso activo con la intención de la unidad. Por último, hay un enfoque general hacia la acción decisiva y trascendente en el plano operativo, guiado por la intención superior transmitida y encargada al jefe de la unidad. Y por éste a sus subunidades y apoyos, con los métodos directos y flexibles señalados.

Situaciones y medios tácticos preferidos.

En la guerra de maniobras es necesaria una gran actividad de la exploración de combate, para generar la suficiente inteligencia para la aplicación de las técnicas apropiadas y la definición de la situación general y la del enemigo (la primera fase del ciclo de actuación). El despliegue de las subunidades en el contacto podría ser en forma de cuña chata invertida, cuando la situación enemiga no está nada aclarada. O, en el otro extremo, tomar la forma aproximada de la cuña afilada, cuando se están buscando microvacíos de su capacidad en su despliegue, para irrumpir limpiamente en la zona de defensa enemiga.

Los medios del jefe enfatizados en la guerra de maniobras son la reserva, el contraataque y los fuegos pesados de apoyo. La reserva debe existir siempre y, al menos al principio, debe estar en manos de un subordinado capaz, experimentado y enérgico. La reserva es la apuesta del jefe para su triunfo táctico trascendente. No debe ser empleada para reforzar un esfuerzo más (para eso están los mayores fuegos pesados o los tanques e ingenieros o el estrechamiento de los sectores de avance o el escalonamiento en profundidad) o para realizar un ataque secundario o una diversión o para compensar, sin más, un error. Por tanto, no es una subunidad secundaria, ni una que está reorganizándose y tiene escasos medios, alistamiento de combate y moral. El contraataque brinda iniciativa y movilidad a una defensa más o menos temporal y necesaria o buscada. Debe ser oportuno, potente y lanzado cuando el enemigo ha pasado el climax de su ataque, ha sufrido pérdidas y la situación puede ser recuperada por nosotros. Los fuegos de apoyo deben buscar impulsar la maniobra de la unidad. Sus tareas deben ser cegar, perturbar o neutralizar, más que destruir. Porque esto último resulta más costoso, muy difícil de conseguir y tarda más tiempo (un factor precioso). Por último, los sistemas de armas combinadas o interarmas y los ingenieros son empleados continuamente en la guerra de maniobras y, los últimos, en el esfuerzo principal, aunque abastezcan de sus medios a todas las unidades.
 

LA ACCIÓN PARA TIEMPOS DE CRISIS

Presentaremos sucesivamente un «recorrido» por los tiempos de crisis que estamos viviendo. Que nos tienen desorientados, por no percibir claramente dónde está la salida o cómo superarlos. Daremos luego una lista de medidas asépticas, técnicas, para superar los tiempos de crisis económica. Unas pueden gustar más que otras. Algunos gobiernos débiles e incapaces, ni siquiera pueden considerar algunas.

Por último, tocaremos el aspecto humano, donde residen los valores y las virtudes del hombre. Creemos que los tiempos de crisis se han generado económicamente. Pero su duración y profundidad se debe al virus de la desconfianza entre los agentes económicos, y al del pesimismo y la astenia anímica. Que se han enquistado firmemente en los hombres, impidiendo su superación y salir reforzados y experimentados. La simple penicilina de la liquidez y un bajo valor del dinero no es condición suficiente para alcanzarlos en el interior del alma humana.

Causas, Orígenes y Mecanismos Económicos de la Crisis.

Los tiempos de crisis no se han presentado solos. ¿Se deben los tiempos de crisis a una deficiencia estructural del capitalismo moderno? Que se manifestaría periódicamente, nunca igual, y con más o menos fuerza y extensión en cada ciclo económico. El fallo del sistema lo producen las conductas desordenadas, egoístas y codiciosas o descuidadas y prevaricadoras de muchos empresarios y mandos de las sociedades.

Los culpables de los actuales tiempos de crisis son un número importante de banqueros de muchas naciones, junto con las autoridades de éstas. Su profesionalidad es dudosa, imperfecta e ineficaz. Son imprevisores, necios y ávidos y ciegos de dinero y poder. En una amalgama siniestra y delictiva, generada en un «caos nacido de sí mismo». Las autoridades son responsables de no haber establecido un marco de vigilancia y regulación del entramado financiero moderno, cada vez más sofisticado y complejo. Que sea adecuado a una actividad tan evidente, importante y vital para las economías modernas, como es la garantía razonable de los depósitos de los clientes y la generación del crédito bancario suficiente para la economía.

¿Necesitamos a un Gran Hermano financiero estatal?, otro mecanismo oficial pesado, costoso, lento, poco productivo. Realmente, no. La misión de los poderes públicos es establecer un marco o método de actuación financiero práctico, legal y moderno. Y los medios para su observación y la corrección de inevitables desviaciones, de manera continua, relativamente sencilla y ágil. Luego hay que dejar actuar a los «agentes» económicos, que somos todos, actuando como consumidores, empresarios, prestatarios, empleados, instituciones, etc., en los distintos «mercados» parciales: de crédito, de transportes, de abastos, de valores, etc. Y, ¿por qué tiene que ser el Estado?, porque es la institución que se supone debe controlar y regir las actividades comunes generales, en nombre de todos, y por encima de personas y entidades privadas.

La gestión bancaria es vital para cualquier economía moderna. ¿A alguien le gustaría que su dinero entregado en depósito a una institución financiera, sea prestado a un insolvente? Que sea cedido a uno sin patrimonio o nóminas y que difícilmente pueda devolver lo que recibe. Esa garantía de custodia, tan deseada por los depositantes, la dan los bancos autorizados. No los chiringuitos o los estafadores financieros. ¿Alguien necesita dinero para una inversión nueva o para aumentar su negocio? Ese dinero, recibido y reunido de muchos pequeños depositantes anónimos, se lo prestan los bancos. Con tal de que la actividad que propone pueda llegar a ser viable económicamente en un plazo razonable. ¿Alguien necesita dinero para un préstamo al consumo o para una hipoteca? El banco se lo presta, con tal de que sus ingresos futuros razonables le permitan hacer atender a los pagos sucesivos del préstamo y sus intereses, hasta su liquidación final. Esta intermediación bancaria suministra «medios de pago» a los agentes económicos que los necesitan, para permitir las «transacciones» económicas de una sociedad, facilitando e impulsando su funcionamiento, crecimiento y prosperidad.

La razón fundamental de la aparición de las hipotecas de difícil cobro en los EEUU fue la ruptura de la relación normal y continua entre el prestamista y el prestatario. Para poder crecer más, algunos bancos «titulizaron» parte de sus préstamos. Primero fue con los mejores préstamos, al menos en apariencia. Convirtieron en bonos o deuda a medio plazo, los préstamos que daban. Y cedieron esos bonos por dinero a otros bancos o instituciones financieras, con exceso de liquidez y ganas de invertir. Y, por tanto, dispuestos a pagar un poco más. Al ver lo fácil que parecía el proceso, donde todos ganaban y se encontraban con más medios de pago o inversión, se felicitaron de su inteligencia y habilidad.

El proceso aumentó y, sobre todo, se extendió, incluso allende los mares. A ello ayudaron, como no, los malabarismos de la ingeniería financiera. Y se degradó, al perderse la vigilancia y el control del prestatario, sobre cuyos pagos puntuales hasta la liquidación del préstamo, residían la viabilidad y la honestidad de la transacción «titulizada» y vendida. Y esos polvos contaminantes, trajeron estos barrizales económicos, que nos percuden a todos, en los que nadie sabe bien lo que vale ahora lo que compró o conserva en sus activos.

Luego tenemos las cajas de ahorros, también llamadas antes «montes de piedad». Su función, en una época en que los bancos eran los negocios de familias pudientes financieras, era ayudar a los menos favorecidos en sus periódicas necesidades económicas. Pronto los verdaderos pobres o inopes fueron desapareciendo. Ya casi todos tenemos un «patrimonio» o algo permanente que podemos perder. Surgen las cajas de ahorros, superpuestas al «negocio» filantrópico de los montes de piedad. La ausencia, muy relativa, de interés económico directo, las lleva a ser tuteladas y protegidas por los estados, las regiones y los municipios. Sus beneficios van destinados, en parte, a servicios y ayudas sociales de las comunidades donde están establecidas. Pero la presencia política en sus consejos de administración las contamina indefectiblemente. Son centros de poder económico que se comparten y reparten por las autoridades y los partidos. El negocio inmobiliario, que funciona últimamente a puro crédito (los «promotores» trabajan con dinero ajeno), es un flujo principal de ingresos para las administraciones públicas, por las recalificaciones de los suelos, de rústico o industrial a urbano (urbanizable), por los impuestos sobre la propiedad o IBI, etc. Y las cajas financian ampliamente el negocio inmobiliario. El problema es que lo hacen con los depósitos a la vista de sus clientes de pasivo (con vencimiento a corto plazo). Y que las inmobiliarias necesitan financiación a medio y largo plazo. Cuando las ventas de casas caen, y tenían que caer porque hay construidas más de 26 millones de viviendas en España, las inmobiliarias necesitan renegociar sus deudas, buscando demorar más aún en el tiempo los pagos parciales a las cajas. Y esta financiación asimétrica cruje, arrastrando a las cajas más imprudentes a una endeblez financiera muy preocupante.

Algunas medidas económicas para resolver la crisis.

Un problema es contener la inflación, que ahora aparece lejana y difusa. Es decir, que no suba el nivel general de precios. Éste incluye los costes de las energías, ahora depreciados. Pero también los de los alimentos y las tasas de los servicios públicos, mucho más alcistas, además son casi imposibles de sustituir por otros bienes o servicios privados. Y evitar que se desboquen las ambiciones y se tornen en desmedidas e injustas. Esto es como una dieta más o menos severa. Pero que promete salud y energía económica renovada.

Hay también que estimular la Economía y evitar su frenazo más o menos brusco. Su detención total llevaría a lo contrario: a la deflación. Pero el exceso de liquidez a muy bajo precio que están aplicando los bancos centrales de muchos países, parece que aleja el peligro de esta última.

Esta actuación múltiple, doble en sus fines, forma un par de opuestos complementarios, no antagónicos. Son como el sistema nervioso vegetativo: con el simpático y el parasimpático. O las dos riendas de un coche de caballos.

Damos algunas medidas posibles. Creemos que si el público ve un grupo armónico de actuaciones, impulsadas por el Estado, las aceptará en su conjunto, aunque alguna concreta perjudique temporalmente a un sector de la población.

El gasto público debería contenerse todo lo posible. Por ejemplo, recortando los funcionarios públicos o limitando los nuevos nombramientos y limitando las obras públicas nuevas a las estructuras directamente relacionadas con la producción de bienes, las comunicaciones o la educación. Un corolario de lo anterior sería buscar o mantener un suave superávit en los ingresos totales del Estado. El mismo podría emplearse para amortizar deuda pública nacional o externa, por ejemplo.

O para rebajar los impuestos a las empresas, situadas en la primera fila de creación de empleo y generación de riqueza. Y favoreciendo, según los casos, los sectores más creativos, modernos o que utilicen más mano de obra por unidad de producción.

Hay un problema del que nadie quiere tratar en España. Tenemos del orden de tres millones de funcionarios, pagados con nuestros impuestos. Hace 30 o 35 años había del orden de 1 millón largo de empleados públicos. Y eso que no tenían los avances de la informática y de la domótica que tenemos hoy. Tenían que trabajar más a mano y dedicarle más tiempo a las labores burocráticas. Actualmente somos unos 10 millones más de habitantes y tenemos más del doble de funcionarios. Los partidos no hablan de esto, por los votos que suponen ellos y sus familias y porque los mandatarios también son funcionarios. Y los ciudadanos (votantes) no lo comentan, ni discuten, se achantan y pagan y pagan. Más de un tercio de la vida laboral, los dedicamos a sostener un Estado, que no es precisamente un administrador sobrio, honesto, creativo y eficiente.

Las subidas generalizadas de sueldos y pensiones deberían estar contenidas. El quid es no permitir jamás una espiral equívoca de subidas sucesivas de precios y salarios. Aquí tienen que dar ejemplo social los salarios más altos (ejecutivos, altos cargos públicos, pilotos civiles, rentas personales del capital).

Es necesario dar una formación adecuada a los parados más jóvenes, procedentes de sectores en crisis, para que puedan ser ocupados en otras labores. El cobro de los subsidios de paro estaría ligado a recibir esta formación, al menos con interés y, deseablemente, con aprovechamiento.

El Estado debe fomentar la investigación y el desarrollo generales. Y favorecer que las empresas realicen la investigación y el desarrollo específico de sus distintos sectores productivos.

Es necesario que el Estado aborde seriamente el problema de la compleja intermediación comercial y la logística de muchos productos de gran consumo. Las cuales encarecen indebida y casi inevitablemente (porque ahí están sus diversos «escalones») los costes de aquéllos al consumidor final, debido a unas estructuras pesadas y excesivas.

Las cualidades y calidades personales como fuerza anímica decisiva para resolver los tiempos de crisis y salir fortalecidos.

La verdadera, profunda y eficaz acción en tiempos de crisis procede de las personas, que, además, somos los auténticos agentes económicos.

Tras las medidas de liquidez y valor del dinero ya tomadas profusamente desde septiembre de 2008, ¿por qué no funciona el sistema económico según su capacidad? En 2001 y 2002 incluso las condiciones de flujo de dinero a los bancos y su coste eran algo peores.

Porque está restringida la acción de los agentes económicos.

En parte financieramente, porque el dinero no se da tan fácil y alegremente. Está volviendo rápidamente la mala costumbre de los bancos de querer cobrar los préstamos de todo tipo y darlos con una cierta seguridad.

El sistema aún necesita y debe producir más purgas para la eliminación de los otros agentes incompetentes, corruptos o botarates.

Y también es necesario restablecer la confianza de los agentes económicos entre ellos. Si pido un préstamo y me entrampo un tiempo, obligándome a un esfuerzo superior laboral, financiero y síquico, será porque veo oportunidades razonables de trabajo o de inversión. Y porque tengo la natural ambición de prosperar y crecer.

Esta confianza es un parámetro anímico, no se mide por en monedas y no se intercambia o transmuta con la ambición. Su verdadero motor serán la ilusión y el entusiasmo. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que vence a la entropía moral e ideológica generada casi inevitablemente en las sociedades (es el conjunto del decaimiento y la molicie espirituales), iluminada por una «ilusión razonable».

De la crisis económica mundial hay que salir apoyados en nuestros valores y virtudes. Éstas son las «bondades y cualidades» humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las «cualidades y bondades» humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos, y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Podemos citar las principales y evidentes, sin buscar ser exhaustivos, embebidas en el alma humana:

Aprecio de la familia, el clan, la tribu, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta y es soportado por todos, nuestro humus social.

Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales, para evitar la venganza desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer las injurias y los daños y reformar las conductas erradas.

Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda. Esto se concreta según la educación, la cultura y el ambiente social vividos.

Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o la formación y el trabajo como factores y parámetros necesarios para la consecución progresiva de los objetivos personales y colectivos humanos.

Son nuestros valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados, los que verdaderamente nos darán la fuerza y la ilusión para superar estos tiempos de crisis.

Y no olvidemos la función esencial de mando, gestión, impulso y ejemplo de los mandos sociales (lo prefiero a líderes) de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Ya que son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad. En los tiempos de crisis deben actuar mucho más desde el ejemplo. Los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico, vivido y conocido. Tienen que ser percibidos y aceptados por los ciudadanos con ejemplos reales que puedan seguirse. No con imposiciones de códigos y reglamentos fríos, dictados desde la cúspide moral e intelectual de la sociedad.

 

 

 

 

  

   

    

  

 

 

 

 

EL PENSAMIENTO MILITAR.

El pensamiento militar lo podemos dividir en profesional y en analítico o estudioso. Aunque partiendo de un núcleo común de formación, acciones e intereses, entre el pensamiento militar profesional y el estudioso hay suficientes e importantes diferencias y funciones, como para distinguirlos claramente en su ámbito y en su práctica. Ambas formas del pensamiento militar son dos puntos de vista, dos aproximaciones a aquél, complementarios, sinérgicos (que actúan simultánea y conjuntamente) y no antagónicos ni excluyentes.

El pensamiento militar profesional se orienta hacia lo inmediato: las técnicas, las tácticas, los procedimientos y normas oficiales de los reglamentos y manuales y la doctrina, los hombres, los equipos y los abastecimientos, y las reposiciones. Es todo un mundo de intereses, preocupaciones y obligaciones, muchas veces acuciantes y extremos. El vincularlos, relacionarlos, estudiarlos y operarlos simultánea o sucesivamente, ya les lleva suficiente tiempo, interés y esfuerzo.

Por otra parte, la profesión de Militar es una profesión que cada vez se ejerce prácticamente durante menos tiempo, gracias a Dios y mediante la civilización. Pero eso no excluye su ineludible necesidad para la pervivencia y aún el florecimiento de las naciones. El dominio de las técnicas y las armas se adquiere por repetición, en los centros de instrucción, las academias, los destinos. Pero, ¿dónde adquirir “experiencia militar”? Decía Bismarck que el hombre inteligente aprendía de la experiencia ajena. Parafraseando al Canciller de Hierro alemán, podemos completar que el “listo” aprende de su propia experiencia y el “tonto” no aprende con ninguna.

El pensamiento militar crítico o estudioso se orienta hacia su trascendencia. El estudio militar actúa sobreimpuesto al combate y a la maniobra. Absorbiendo sus hechos, elaborando experiencia y formando criterios, consejos y normas del buen hacer. Su ámbito son la historia y la doctrina militares. Que se concretan en la logística, la estrategia operativa, la táctica, las operaciones, las formas de lucha. La elaboración de los manuales y los reglamentos es uno de las áreas de contacto y de actuación conjunta de ambas formas de pensamiento militar.

Las posiciones de una y otra forma de pensamiento militar son también independientes. Y pueden llegar a ser autosuficientes y cerradas. Cada una impermeabilizándose contra el flujo de conocimientos y experiencias que crea su otra forma complementaria. Esto constituye un grave problema para la institución militar.

¿Cuándo ocurre esto? Decía el pensador israelí Martin Van Creveld que los ejércitos tendían a convertirse con los años en «burocracias anquilosadas”. Y yo añado, moribundas y poco eficaces (en función de los medios que les da la sociedad que las crea y las nutre) para sus misiones de lucha y lograr sus objetivos operativos y estratégicos. Podrían seguir matando, pero lo harían mal, lenta y costosamente. Quizás su endogamia excesiva les exija y obligue a permitir que desde fuera de la organización se les den ideas renovadoras. Al menos, los estadounidenses lo hicieron y las aceptaron. E intentaron incorporarlas a su doctrina, reglamentos y manuales. Y, hasta procuraron ponerlas en práctica en sus guerras convencionales siguientes. No lo han hecho así en sus guerras de contrainsurgencia, las guerras de guerrillas de siempre, que ahora llaman pomposamente guerras de cuarta generación o asimétricas. Sabemos lo flexible y prometedor que es un niño de pocos años. Y cómo es un anciano, incluso sano, próximo a la muerte: rígido de cuerpo y alma, poco abierto a cambios y experiencias.

Incluso, a veces, hasta los propios teóricos o estudiosos, dentro de la profesión militar, tienen problemas para que su pensamiento militar sea aceptado y aplicado. Éste podría ser el caso de John Frederick Charles Fuller. A mediados de los años 20 del siglo XX, recopiló una serie de conferencias que había dado en academias militares británicas y publicó el libro The Foundations of the Science of War. Es un libro no superado sobre los principios de la guerra y su aplicación práctica. Casi 65 años después de su edición en 1926 fue reeditado por el Cuerpo de Marines. Es de lectura difícil, porque utiliza los conceptos científicos de Spencer para justificar su aproximación teórica. Buscaba dar a su teoría una precisión científica, que alejara el estudio de la guerra del marco, supuestamente peyorativo, de “arte”. Aunque todas las ciencias sociales, siempre y también, lo son, ya que el alma humana es difícil de conocer, fijar o cuantificar. Tuvo muchas críticas y, lamentablemente, el propio autor se desdijo posteriormente de las ideas subyacentes en el libro. Su obra quedó semiolvidada, aunque contribuyó a la definición de los principios de la guerra recogidos inmediatamente por el Ejército estadounidense. Las críticas, a su vez, tenían como fondo real el que tenía una personalidad excéntrica, en un colectivo (el militar) tremendamente conservador y protocolario. Tuvo ramalazos místicos (filosofía hindú, yoga) y coqueteó con los nazis, siendo recibido por Hitler, ya que llegó a ser general. En una Gran Bretaña progresivamente amenazada por los totalitarismos, esta posición suya estaba fuera de lugar.
 
¿Cómo se puede detener o incluso corregir esa tendencia a la cristalización del pensamiento y a la degradación de la efectividad? Veamos en un ejemplo reciente, cómo abordaron el ejército estadounidense y el cuerpo de marines su adaptación a la guerra moderna de maniobras. Varios son los teóricos, tanto civiles como militares, que contribuyeron a crear un cuerpo de doctrina coherente, suficiente, práctico y eficaz para esta nueva teoría. Destacaremos al analista y conferenciante William S. Lind. Curiosa y significativamente, Mr. Lind no prestó servicio militar activo ni siquiera un día y tampoco nunca nadie le ha disparado un tiro. Aunque aún existen vivos un buen número de oficiales de vieja formación, deseosos de remediar esta última deficiencia práctica de su “trayectoria vital”. Otro personaje fundamental fue el coronel John Boyd, que era un antiguo piloto de caza de la USAF. También es de señalar la contribución del profesor coronel del cuerpo de marines Michael Wyly. Cronológicamente en una segunda fila, destaca con fuerza propia, expandiendo el torrente de ideas de la teoría en marcha, el coronel del US Army Robert Leonhard.

Tengamos en cuenta también que, la dialéctica violenta entre dos voluntades nacionales, como podríamos definir la guerra, tiene al menos dos grandes autores o personajes. Cuyas ideas, planteamientos y hechos respectivos son bastante disímiles. Sin embargo, sólo una de las actuaciones resulta finalmente correcta o, al menos, vencedora. Los puntos de vista divergentes son típicos de muchas actuaciones humanas: ¿hay crisis o vamos bien? ¿o está todo cambiando rápidamente?