RAZONES CONTRA UNA GUERRA CON COREA DEL NORTE.

Temiendo una agresión imperialista, las autoridades del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte (o Choson Rodongdang) y de sus Fuerzas Armadas (o Inmun Gun), pueden percibir como única salida a sus males crónicos, el emprender una “guerra revolucionaria de unificación nacional”. ¿Qué posibilidades hay de que esto suceda? Examinamos seguidamente los parámetros del “problema norcoreano” y sus “vías de elaboración” de sus conflictos.

Introducción.

El 25 de junio de 1950, las tropas norcoreanas de Kim il Sung invadieron Corea del Sur, con la aprobación de Stalin, para realizar por la fuerza la reunificación de la península de Corea. Que estaba dividida en dos países con regímenes ideológicos enfrentados desde el final de la II Guerra Mundial. Los Estados Unidos, sorprendidos en un primer momento, acudieron rápidamente a socorrer a los surcoreanos. El apoyo de la República Popular de China, que envió fuerzas entrenadas en su reciente guerra civil, y los sistemas y equipos militares entregados por la URSS a los comunistas, permitieron alcanzar unas “tablas” sin vencedores para 1953. En julio de ese año, se firmó en Panmunjong una tregua, que no un final de la guerra. Y estableció el paralelo 38 como la frontera entre ambas naciones. Un río de sangre fue derramado por todos los actores para mantener la situación prebélica.

Resultado de imagen de kim il sung IL SUNG, FUNDADOR DE LA DINASTÍA.

Para celebrar el sábado 15 de abril, el 105º aniversario del nacimiento de il Sung, el “Padre de la Patria”, Kim Jong-un preparó una gran tarta. Estaba luminosa, resplandeciente, con sus 105 “velas cohetes” encendidas. Jong-un no quiere desmerecer en nada a su dinastía y está jugando a Júpiter tronante, amenazando con sus armas atómicas y cohetes balísticos de primera generación. Con ellos se tendría que enfrentar desfavorablemente y sin posibilidades de victoria a los sistemas modernos de armas combinadas de los Estados Unidos. Podría dañar mucho a Corea del Sur. Pero eso no le daría la victoria y afectaría a todos los coreanos.

La ideología y su Praxis en Corea del Norte.

Para prever el comportamiento aparentemente caprichoso y errático de las élites norcoreanas, es necesario conocer los parámetro ideológicos y sicológicos de una sociedad tan catequizada, cerrada y jerarquizada. Y esos parámetros se derivan de los postulados marxistas leninistas. Según la interpretación y las aplicaciones realizadas durante el régimen estalinista en la URSS. Es posible que a primera vista, parezca forzado e inalcanzable, por ser extraño, inhumano o paradójico, entender a Kim Jong-un, el “Sol del Siglo XXI”, el “Supremísimo”. Por ello, sugerimos que se haga la prueba de entender a los suicidas yihadistas islamistas. Que también están ahí, pero más cerca de nosotros. Por último, la ideología comunista más rancia, puesta en escena por los norcoreanos, lleva les al uso de expresiones y giros lingüísticos, inusuales e inexplicables según nuestras formas de expresión y formación del pensamiento.

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La dirección norcoreana aspira a la unidad absoluta de sus estrategias, su doctrina, su organización y sus planes. En la terminología norcoreana, el “Monolitismo” representa una estructura político social como el granito, con absolutas homogeneidad interna y unidad de acción externa. Una “Estructuracarente de fisuras, a través de las cuales pueda penetrar el enemigo y dañarla. No existe una distinción significativa o radical entre la paz y la guerra en la estrategia nacional norcoreana. Ambas son “fases” de la política nacional, con diferentes participaciones del Inmun Gun. Éste es el nombre en coreano de las Fuerzas Armadas de Corea del Noerte. Así, las estrategias política, económica y militar son formas de la estrategia total norcoreana.

Los gobernantes de Corea del Norte consideran, derivándolo de la estrategia soviética estalinista, que la estrategia norcoreana posee una orientación y un estilo de planteamiento y elaboración para sus planes y decisiones. Su fundamento es el “supuestamente sensato y científico” cálculo de la “correlación de fuerzas” entre los norcoreanos y sus enemigos. Esa relación de fuerzas es un deliberado y calculado cotejo de las capacidades potenciales relativas entre ambos rivales, para las distintas situaciones de conflicto.

Los norcoreanos prefieren obtener sus objetivos por medios pacíficos. Pero el determinismo del materialismo dialéctico les lleva a considerar que las guerras son inevitables, mientras existan las clases sociales, las opresiones entre ellas y los países imperialistas. O, como en los últimos 65 años, estén ellos rodeado de estados capitalistas, sujetos a las fases sucesivas de crecimiento y decadencia en sus ciclos económicos. Las élites norcoreanas, con su sicología especial y distintiva como sustrato anímico vital y con su ideología y toda la parafernalia rimbombante donde se expresa, no se preguntan si tendrán o no un conflicto externo. Sino, ¿qué forma de conflicto es más ventajosa para nosotros para destruir al enemigo? Y, además, ¿quién puede triunfar sobre quién en cada caso?

Y consideran que, de acuerdo con las premisas y el desarrollo del materialismo dialéctico, que los sucesivos enfrentamientos de los opuestos sociales antagónicos (los que son incompatibles y/o no complementarios). Que van surgiendo progresiva y sucesivamente, tal como describe el materialismo histórico, finalmente les darán la razón. Y obtendrán la victoria sobre los estúpidos y decadentes imperialismos yanquis y japonés. Para facilitar las cosas y como aproximación somera y pálida, podemos decir que el materialismo histórico es así como una descripción marxista de los acontecimientos o Historia general y que el dialéctico es así como una teoría científica de la creación, desarrollo y solución de los conflictos sociales (o sea, todos).

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Entendemos que el arma nuclear no es más que una apuesta norcoreana por cubrir todas las “fisuras”, ante una hipotética amenaza imperialista (del extranjero hostil) contra su régimen.

Planteamiento y Desarrollo de la Situación.

Varias son las razones que desaconsejan a los norcoreanos el uso preventivo o inicial de un ataque militar.

En la práctica está primero la cercanía de China, su principal apoyo y mentor, que abraza toda la frontera norte del país. Aunque China no se vea afectada directamente por los escasos fuegos atómicos que se crucen en la península coreana, las nubes radioactivas pueden alcanzar su territorio. Y afectar a sus factorías industriales y a sus ventas externas e internas, tanto si se producen contaminaciones, como si corren rumores sobre ellas. También China, como única frontera terrestre, recibiría un flujo caótico e importante de refugiados coreanos.

China es hoy una democracia dirigida de industriales y mercaderes. China tiene un sistema político dictatorial moderno (de partido único); que está controlado y dirigido por una élite que supone un 10% de su población. China es una de las principales economías mundiales: tiene en su poder unos $4 billones (millones de millones) en deuda estadounidense, con lo que financia a su principal importador mundial. La clase media china es creciente, próspera y pujante y está afiliada abrumadoramente al Partido Comunista Chino. Muy expresivamente, estas élites de cualquier sistema económico, suman también unos 135 millones de chinos, del orden de un 10% de su población. No están lejos los tiempos del canibalismo y de las sucesivas hambrunas y penurias en las tierras del Reino del Medio. Pero, ya muchos chinos han conocido y disfrutado de los innumerables bienes que el capitalismo y el sistema industrial modernos producen. Y, aunque su distribución entre las capas de la población y las exportaciones es aun muy asimétrica y deficiente, los chinos no desean arriesgarse a perderlos.

Resultado de imagen de nivel de vida China DESARROLLO ECONÓMICO EN CHINA.

Y recordemos que, a pesar de la proliferación de las armas atómicas y termonucleares durante los 40 años de la guerra fría, ningún país de los llamados socialistas o democracias populares las usó nunca.

Una razón sicológica de fondo es que los marxistas leninistas buscan el paraíso en esta tierra. Que sólo les traerá una sociedad sin clases y sin estado opresor, al final de los tiempos, al cabo de muchas, muchas, muchas generaciones del “hombre nuevo”. Mao Ze Dong calculó que “serían necesarias más de noventa”. “Largo me lo fiáis, Sancho”. Y si pierden esa oportunidad de supervivencia por una guerra devastadora, pues han hecho un pan como unas tortas. Y se quedan listos.

A ninguna religión normal o delirante, incluso primitiva, se le ha ocurrido nunca ofrecer el paraíso aquí. Hay dos casos en los que el arma nuclear puede ser empleada sin obstáculos o prevenciones ideológicos. Los yihadistas islamistas ofrecen el paraíso a los mártires de la Yihad. Con lo cual les dan a sus creyentes la seguridad en el futuro y les resuelven sus problemas en este “valle de lágrimas”. Los israelitas se consideran el pueblo elegido por Yavé. Y esto no se les ha cambiado abierta y directamente por Él. Para ellos, el cristianismo es una desviación religiosa, un cisma blasfemo. Tienen la seguridad de las promesas de Yavé a Abraham, a Jacob y a Moisés. En esa exclusividad de los favores de Dios, se basa su nulo interés proselitista. Así, no les importa enfrentarse a un holocausto nuclear. Si la existencia de su nación, siempre amenazada por sus inquietos y no democráticos vecinos, se ve irreversiblemente amenazada. Por ejemplo, perdiendo una guerra convencional contra los musulmanes. Tanto chiíes (Irán, Hezbolá, Siria), como sunníes (todos los demás), que pueblan África del Norte y el Suroeste de Asia.

Resultado de imagen de Consejo Defensa Corea del Norte FALLAN MUCHO…

Una guerra total con cruzamiento de salvas nucleares con el enemigo, sería hiperasimétrica contra las élites de Corea del Norte. Que perderían todo lo que poseen y desean: la vida, el ejercicio del poder casi omnímodo y un nivel de vida superior, en calidad y en variedad, al de sus compatriotas. De vida futura, nada. Por tanto, Iría contra las pulsiones naturales existentes en todos los hombres el emprenderla en esas lamentables condiciones y con esas apocalípticas perspectivas. Ésta debería ser la razón principal para alejar del aventurerismo desviacionista, iniciando esa guerra, a los dirigentes de Corea del Norte.

El tiempo disponible de reacción y el alcance de las represalias de los aliados estarían limitados por: Los deseos universales de paz; los esfuerzos diplomáticos de numerosos países, desde Vietnam a Venezuela, pasando por China, Irán, Egipto, Rusia y Bolivia; las fuertes perturbaciones de los mercados y del comercio mundiales. En gran parte, la iniciativa, a su nivel y perspectiva, seguiría en manos del Líder Máximo de la Revolución de los Obreros y Campesinos Unidos. El Queridísimo Gordito” (Loved Fatty, en los ambientes) y su Consejo Nacional de Defensa.

Orografía del Conflicto convencional terrestre.

Corea es una península montañosa. Una cadena central la recorre de norte a sur, con alturas máximas superando los 2000 ms., configurando, especialmente en el norte, numerosos y estrechos valles. Éstos se orientan principalmente de norte o noreste a suroeste. Las llanuras se extienden al oeste de la península, hasta las costas del Mar Amarillo. Corea del Norte, por lo tanto, no presenta muchos terrenos favorables para las maniobras de las fuerzas mecanizadas. Éstas se ven fácilmente canalizadas por terrenos quebrados y de corto o medio dominio por la vista.

Resultado de imagen de Consejo Defensa Corea del Norte EL CONSEJO NACIONAL DE DEFENSA, EN SU MOMENTO..

Los obstáculos naturales pueden ser reforzados por abatis, cortaduras verticales, numerosos y pequeños campos de minas, etc. Son terrenos naturales para el empleo del rechazo antitanque, basados en los cohetes de carga hueca con variadas distancias eficaces de tiro, aderezado con una defensa móvil a cargo de unidades de infantería ligera. En apoyo, una artillería bien protegida y camuflada, con las avenidas de aproximación enemigas y los puntos importantes o singulares del terreno registrados previamente. Los flancos de las posiciones de defensa pueden apoyarse en los compartimentos del terreno que crean las líneas de alturas.