Cohetes HIMARS estadounidenses, última evolución de la artillería reactiva.

Introducción.

La artillería reactiva ha ido cambiando mucho desde los tiempos soviéticos de la segunda guerra mundial. En que los llamados cohetes Katiushas soviéticos sembraban el miedo entre sus enemigos. Por su persistencia, simultaneidad y su estela de fuego y ruido al volar. Su alcance era de 4 a 5 km. y el camión portador pesaba unas 5 tm.

Consistía en un camión militar sobre el que se situaba una batería de 10 o12 tubos lanzadores de cohetes de calibre del orden de 80 a 122 mm. La batería quedaba fija en dirección al frente del camión y éste tenía que orientar hacia el blanco. Varios camiones portacohetes conformaban la menor unidad táctica de apoyo.

Lanzacohetes Katiusha

“No importa durante cuanto tiempo un hombre está expuesto al bombardeo. Nunca será inmune al miedo hacia él. El fuego de ametralladoras o de fusilería puede ser aterrador, pero no se puede comparar con las sensaciones que llenan los corazones palpitantes de los hombres, al percibirse los sonidos y silbidos de las bombas aéreas y terrestres acercándose”. F. Mowat. The Regiment. Toronto, 1955. Págs. 162 y 163.

Otro ejemplo de un arma diseñada tanto para desmoralizar con este efecto dicho, como para causar daños y bajas, fue el Junkers-87, conocido como el Stuka. Sus sirenas fueron colocadas para producir un aterrador chillido de alta frecuencia, al realizar su picado sobre el blanco a alta velocidad. Un oficial británico describió el efecto del arma durante un bombardeo en picado que recibieron sus hombres en la primavera de 1940, que sólo les causó diez heridos y destruyó 3 camiones: “Los muchachos estaban totalmente destrozados. Después del mismo (el bombardeo), los oficiales y algunos sargentos se incorporaron y trataron de reiniciar las actividades. Pero, los hombres estaban echados o sentados en un completo ofuscamiento. Y era necesario empujarlos o arrastrarlos para espabilarlos”. L. Deighton. Blitzkrieg: From the Rise of Hitler to the Fall of Dunkirk. Londres, 1979. Pag. 247.

Bueno, pero, esto que nos dice ocurrió hace tiempo, con fuerzas normales. Bien, señalemos el caso repetido de una unidad de infantería tipo batallón o compuesto por varias compañías, desmontadas, desplegadas y avanzando al ataque. Que, en varios casos se trataba de unidades como los Guards o los Highlanders, consideradas entre las mejores del mundo. Tan pronto era sometida a fuego eficaz del enemigo y sufría algunas bajas, especialmente si eran oficiales y clases, se paralizaba en el terreno y se pegaba a él. Inmediatamente transmitía que había sido fijada (pinned down) y solicitaba refuerzos para salir del apuro, incapaz de reaccionar por sí misma. General Richard Simpkin. Race to the Swift. Londres, 1994. Pág. 214.

Utilidades tácticas.

La ventaja con la artillería convencional es que los cañones de ésta tienen que soportar la tremenda explosión de la pólvora sin humo. Este empujón inicial a lo largo del cañón es el que propulsa a la bala en todo su recorrido de km. hasta el blanco. Esos cañones rayados requieren una industria metalúrgica avanzada y las explosiones y los recorridos de las balas saliendo de los cañones los desgastan rápidamente y hay que reponerlos.

En la artillería reactiva el cañón se sustituye por el lanzador o carril que dirige el cohete hacia su blanco. Éste es impulsado por el propelente que lleva en la parte trasera, detrás de la cabeza de guerra. La estela de fuego del impulsor se observa perfectamente durante el lanzamiento y parte del vuelo.

Este vuelo lo regían las leyes físicas balísticas. No había dirección del vuelo, una vez iba el cohete volando de la rampa.

Sistema BM-21

No eran muy precisos estos fuegos de la artillería reactiva. Realmente estaban concebidos para neutralizar al enemigo situado en un blanco de superficie, que se convertía en general en zona de destrucción. Los fuegos se dirigían a terrenos abiertos, no urbanos.

Los soldados situados en posiciones individuales o de grupo con cubiertas o fortificaciones adecuadas sobrevivían bien.

Evolución.

A los soviéticos les gustaba esta artillería, que formaba parte de su doctrina del empleo del fuego pesado abundante y avasallador en las operaciones de ruptura del frente enemigo.

Los Katiushas fueron sustituidos por los soviéticos por los lanzadores reactivos BM-24, primero, con unos 7 km. de alcance, y BM-21, a partir de 1964, con un alcance de 15 km. Las configuraciones eran las mismas, un banco o baterías de lanzadores de cohetes de vuelo libre cargado en la trasera o góndola de un camión.

El sistema HIMARS.

Otras naciones empezaron a interesarse en este tipo de armas. Buscando más precisión y disponibilidad combativa de los vectores. Para obtener un plus de eficacia y utilidad frente al armamento ruso.

Y, así, llegamos al sistema HIMARS estadounidense. El High Mobility Artillery Rocket System. O, sistema artillero de cohetes de alta movilidad.

Vemos que en el nombre citan su movilidad mejorada y no lo hacen con su precisión. Cuando es lo que destaca de cara a machacar objetivos enemigos muy sensibles y, sobre todo, puntuales, como partes del sistema logístico, comunicaciones, puestos de mando y concentraciones de medios ofensivos enemigos.

EL LANZADOR HIMARS DE ALTA MOVILIDAD

Los secretos del éxito son múltiples y actúan en sinergia para lograr su eficacia. Uno es que los cohetes cuentan con un sistema GPS MILITAR moderno y sofisticado. Que permite a los cohetes dirigirse con precisión al blanco indicado, en un vuelo dirigido. El alcance eficaz de los cohetes múltiples sencillos es de unos 90 km.

Luego está el sistema de suspensión de los camiones todo terrenos, con menos de 11 tms de peso, que permite los rápidos movimientos de aquel por terreno no muy quebrado. Y el manejo es limpio y rápido. La recarga de los 6 cohetes de una plataforma móvil se completa en 10 minutos.

Los rusos en Ucrania intentan, generalmente en vano o demasiado tarde, localizar las baterías ucranianas HIMARS mediante drones. Para embromar a los rusos, los ucranianos utilizan falsas plataformas de lanzamiento HIMARS y el cambio continuo de la localización de los auténticos.

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