LA RETIRADA DE LOS EEUU DE IRAK II.

(continuación)

O Una Estratégica Marcha Retrógrada hacia la Victoria final.

Uno de los problemas estratégicos estadounidenses es su repugnancia civil y militar a pagar el “precio de sangre” necesario para actuar militarmente, con contundencia, decisión y eficacia en los niveles de sección, pelotón, equipo o team y hombre, en una guerra irregular. Precio de sangre que es inevitable en cualquier guerra. Y que es menor de lo que la “percepción sesgada por el temor” vaticina y amenaza. Porque tratándose de una “guerra de guerrillas” (le llaman ahora pomposamente de “cuarta generación” o asimétrica), contra rebeldes armados, el “precio de sangre” nunca será tan alto como en una guerra de tercera generación, contra un ejército moderno, tecnificado y mecanizado, que maneje bien la estrategia operativa. Un corolario de esa repugnancia es su aversión al riesgo militar. Lo que deja en manos de las unidades de élite, en operaciones de “muerde y huye” sobre objetivos concretos y puntuales y en acciones de destrucción o de captura y extracción de rehenes, las acciones de contra insurgencia militares. Y es lo que explica el uso extensivo y frecuente, para la exploración, el seguimiento de objetivos y la acción violenta sobre éstos, de los “drones” o aviones no tripulados, cada vez más mortíferos, protegidos, capaces y de mayor alcance útil. Lo que le viene de perlas a su conglomerado industrial militar nacional. Drones, como el RQ-70 Sentinel, de la Lockheed Martin, que se les caen cuando falla su electrónica o cuando ésta es atacada con contramedidas y pulsiones electromagnéticas (contra estas últimas, ni el flamante Eurofighter está preparado) o interferencias inesperadas.

Tampoco los estadounidenses tuvieron un compromiso permanente e indefinido, el marchamo del buen aliado, con el régimen político iraquí. Que es conglomerado de intereses religiosos, tribales y personales, aglutinado por el poder que hoy detentan y se reparten. Tampoco se puede “impregnar” en su totalidad y sin más, una democracia inorgánica occidental en un país musulmán con una estructura social antigua y firme. Sin principios y formas liberales en su idiosincrasia (esto no se adquiere con unas inyecciones de “liberalismo forte”), los dirigentes y jefes populares utilizarán los nuevos mecanismos de poder que se les ofrezcan para aumentar su influencia y beneficio, en una sociedad supuestamente moderna y libre. Aquí, el principio de fondo es que una democracia islámica, basada en la Umma, el Corán, la sunna del Profeta y la Sharia, no es igual a una democracia liberal. Un corolario importante de esto es la falta de cercanía y de compromiso de los EEUU con el pueblo iraquí. Que percibe a losextranjeros infieles armadosen su territorio, como algo temporal, relativo, ajeno, dañino y superpuesto a sus intereses y necesidades cotidianas, familiares, tribales, culturales y religiosas, por este orden.

¿Por qué no han intentado interpretar y encausar unademocracia islámica, basada en elIslam popular, las distintas etnias y la cultura enraizada en los clanes y las tribus regionales? Porque quieren resultados a corto. Y el ritmo atemporal y firme de la vida de las tribus, los desconcierta y enerva. Les falta el celo por la labor anónima, firme y prolongada. De servicio a los demás, esos que siempre distinguen entre el mercenario advenedizo y el amigo. Tareas abnegadas, tanto militares como socio económicas, que sólo pueden ser promovidas y animadas por el que posee una sanamoral nacional. Capaz ésta de desarrollar, desde su fortaleza interior, aquéllaamistad cívicade la que hablaba Aristóteles en su Ética. Al menos, con sus adelantos, dineros y medios académicos, podían haber estudiado y señalado uncamino sociológicoa seguir por el pueblo. Y, aunque no hubiesen llegado a recoger fruto alguno, se hubiesen podido marchar con dignidad y el respeto ajeno, dejando una impronta de amigo confiable. Han hurgado en las heridas sociales, han lastimado más y han curado poco. Por fin, se van, dejando a los iraquíes frente a un destino difícil, que ellos han ayudado a pergeñar.

Los objetivos de la estrategia nacional estadounidenses son ahora más políticos que militares en el Asia Central islámica. “Esta ha sido una década difícil para nuestro país. …(ahora) podemos alegrarnos de saber que la presión de las guerras está cediendo”, decía Obama. Se admite que los estadounidenses no son capaces de “dejar un Afganistán o un Irak perfecto”. Tampoco la democracia occidental es perfecta. Pero es comparativamente el menos injusto de los sistemas políticos conocidos. Y, debidamente regulado por el juego de los poderes públicos y la probidad de sus agentes, fue el que permitió el advenimiento de las clases medias, numerosas, educadas, laboriosas y progresistas. Que son el “humus primigenio” de las sociedades adelantadas modernas, que desarrollan y utilizan todos sus recursos y materiales en la seguridad, la prosperidad y el desarrollo humanos.

Un problema no menor de la gran estrategia de los estadounidenses es que carecen de un “liderazgo socio militar proyectado”, de una figura dirigente que les ofrezca iniciativa, esfuerzo, sudor y lágrimas para defender por unos años decisivos, una causa que sea aceptada por la mayoría del pueblo estadounidense. Se actuó en Irak para derrocar al régimen tiránico de Saddam y para traer una verdadera democracia inorgánica al país. Esto último no está conseguido, ni garantizado. Y la doctrina Bush estableció, quizás sin ser explicada ni aceptada, que esas “asymmetrical wars” (irregulares y con bajo nivel de equipamiento militar) se sostenían y eran necesarias, para alejar de los territorios estadounidense y de sus aliados, las amenazas del terrorismo foráneo fundamentalista de cualquier origen, religión o ideología.

Los Resultados y los Designios para Irak.

Con unos deficits fiscal y exterior desbocados, es necesario para los EEUU ahorrar en recursos militares, para dedicarlos “a construir una nación aquí, en casa”. Así, bajan cualitativamente el listón del terror exterior, poniendo a la Red (al-Qaida) como único enemigo violento no nacional. La “red” terrorista islamista internacionalista, sin territorio propio, con sus jefes operativos conocidos, huidos y no deseados como huéspedes en ningún país normal, es un objetivo más asequible, adaptable y manejable para sus fuerzas y medios de incursión rápida puntual.

La mayoría chií de Irak basculará ahora sus intereses socio religiosos hacia su correligionario el Irán teocrático, heredero de la “revolución permanente” jomeini. Un Irán que, aunque su estructura de poder esté anquilosada y aún fracturada entre aperturistas y tradicionalistas, se cohesiona internamente siempre ante las amenazas de intervención exteriores. Irán a podido esperar la caída del fruto maduro iraquí en sus manos. Irán es ahora el ganador de toda la aventura estadounidense, que conmocionó y dio la vuelta a toda la región geostratégica del Oriente Próximo y Medio. E Irán ha asistido a todo el doloroso proceso sin apenas desgaste físico o moral. Y, con sus 74 millones de habitantes, es un referente a respetar en el Oriente Medio musulmán.. Irak e Irán tienen al oeste a su vecina Siria, cuya estructura gubernamental de poder, singularmente las élites político militares (papá Hafez al-Assad era general y jefe de la aviación, un arma técnica) proceden de la rama alauita de los chiíies. Pero ninguna de las dos naciones va a apostar por el oftalmólogo Bashar al-Assad, porque no tiene futuro creíble y su capital social está dilapidado ya.

En la lucha por el control de los movimientos rebeldes nacionales de la Primavera Árabe, los chiíes han conseguido ya una alianza implícita de sus países, a la que se uniría El Líbano de Hezbolá, patrocinado por Irán y la Siria alauita. Los sunníes del resto de los países árabes aún tienen que hacer muchos esfuerzos, para lograr una unificación de los intereses políticos globales. Por más que la Arabia Saudí los apoye y aliente en algunos casos.

Queda un problema social fundamental por resolver en Irak. Conseguir que los sunníes no se sientan ahora nuevamente desplazados y perjudicados. Y empujados o tentados, según la intensidad de esos sentimientos, ha reanudar su rebelión armada. Y esto puede ocurrir por la falta de las generosas pagas estadounidenses y por la conculcación de sus derechos. Cosa ésta que, el régimen mayoritario chií puede, con mezquindad y estrechez de miras, llevar a cabo. Un fomento de la rebelión que también están intentado los grupos más radicales y al-Qaida. Aplicándose en la cadena intermitente de atentados en el país contra personas e intereses gubernamentales y tribus chíies. Esto llevaría a una fractura grave del país. Que está muy alejada de las amplias y prometedoras posibilidades de una cierta unidad nacional, que brindaría el establecimiento de un país federado, integrado por las tres grandes etnias o sociedades religiosas. Y tomando como primer ejemplo, la estructura administrativa creada por los kurdos al norte del país durante estos últimos años.

LA CONVIVENCIA ENTRE LAS CIVILIZACIONES ISLÁMICA Y OCCIDENTAL, y III.

(CONTINUACIÓN)

Las cualidades y calidades personales como fuerza anímica decisiva para resolver los tiempos de crisis de las civilizaciones y salir fortalecidos.

La verdadera, profunda y eficaz acción en tiempos de crisis procede de las personas, que somos los auténticos agentes sociales. De las crisis sociales e ideológicas mundiales hay que salir fortaleciéndonos en nuestros valores y virtudes. Éstas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos, y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Podemos citar las principales y evidentes, sin buscar ser exhaustivos, embebidas en el alma humana:

Valoración de los individuos en cuanto a que son personas humanas, en igualdad de derechos y deberes generales.

Necesidad del reparto equitativo y justo de las riquezas en la sociedad. Procurando incentivar la iniciativa, el riesgo productor, la educación especializada, la formación de capital y la protección de los desvalidos y desafortunados. Y regulando y limitando la plutocracia, los mercados (que deben ser regidos por sus leyes específicas, no por sus corrupciones o cánceres ni por las intromisiones espurias) y las actividades financieras no productivas.

Aprecio de la familia, el clan, la tribu, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta y es soportado por todos, nuestro humus social.

Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales. Para evitar la venganza excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños y reformar las conductas erradas.

Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda. Esto se concreta según la educación, la cultura y el ambiente social vividos.

Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social de los varios derechos a recibir.

Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o la formación y el trabajo como factores y parámetros necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos humanos.

Respeto a la libertad, a la pluralidad de pensamiento y a los derechos ajenos, como características ciudadanas modernas, enmarcadas y limitadas por el respeto ajeno hacia nosotros y nuestros derechos y libertades. Ésta sería la base del sistema democrático sano y suficiente. Por tanto, es necesario erradicar a los que no respetan esta ley del doble respeto, sino que corrompen y parasitan nuestra hospitalidad y benevolencia. Aprovechándose sólo de las facilidades que les otorgamos en su convivencia, pero que no están dispuestos a integrarse, colaborar y corresponder en nuestra sociedad de derechos adelantados para todos.

Son nuestros valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados, los que verdaderamente nos darán la fuerza y la ilusión para superar los tiempos de crisis.

Y no olvidemos la función esencial de mando, gestión, impulso y ejemplo de los mandos sociales de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad. En los tiempos de crisis deben actuar mucho más desde el ejemplo. Los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico, vivido y conocido. Tienen que ser percibidos y aceptados por los ciudadanos con ejemplos vivos que puedan seguirse. No con imposiciones de códigos y reglamentos fríos, dictados desde la cúspide moral e intelectual de la sociedad.

La Convivencia de las Civilizaciones hoy en día.

Al igual que hace 400 o 500 años, en los siglos XV y XVI, hoy en día no es fácil la convivencia entre las culturas islámicas y occidentales. Ni entre las democracias de los estados modernos dependientes del comercio y los regímenes políticos despóticos u oligarcas, parcialmente democráticos, de los países musulmanes, desde Marruecos hasta Indonesia. Ni entre las religiones cristianas e islámicas.

La convivencia entre civilizaciones limítrofes es difícil. Su carácter singular, exclusivista y expansivo hace que el contacto directo entre ellas, sea fuente de roces y choques y de amenazas de ellos. No hay más que recordar los escasos 45 años de convivencia entre la civilización occidental y la soviética. Sin embargo, los choques armados no surgieron sobre los países europeos de ambos bloques socio económico políticos. Y esto fue porque el ascenso apocalíptico a Armagedón, una Etscheidungschlacht o batalla decisiva clausewitziana, conducida a mutuas salvas de armas nucleares, era en estos casos muy probable. La civilización soviética se basó en razones supuestamente científicas de exclusión y lucha de clases. Dirigida indefinidamente por una dictadura personalizada del partido. Esta organización era la única militante, la única a la que se le concedía, dentro de parámetros fijos, la interpretación de la realidad y de las necesidades del proletariado. Pero en aquellas razones, los pueblos no encontraron suficientes causas y emociones para que el “hombre nuevo” se comprometiese de por vida con esos ideales atemporales.

Todas las religiones trascendentes o terrenales (el marxismo leninismo, por ejemplo) son excluyentes entre sí. La moral puede ser objeto de controversia y evolución a lo largo del tiempo. Pero el dogma, la fe, es la marca distintiva identitaria de una religión. Y cambiarlo o desautorizarlo supone perder esencia y dejar de ser ella, medidos por la importancia de lo que desaparezca. La cultura también supone diferencia o exclusión, porque es el marchamo y la impronta distintiva identitaria de una sociedad o nación. Lo cual no implica choque o agresión entre las diferentes culturas, con los parámetros actuales mundiales de respeto mutuo y convivencia. La cultura, a la que se suele incorporar también una religión, es el armazón social de la colectividad integrada. La cultura forma el sustento en origen de la identidad individual de la nación. En ella están las virtudes inmanentes de esa sociedad. Que son definidas como los parámetros permanentes que rigen los derechos y deberes de sus miembros y sus normas generales de conducta hacia propios y extraños y con la divinidad.

Es imposible cualquier acercamiento con al-Qaida, con los talibanes o con el Irán teocrático de los imames chiíes. Y ello es debido a su radicalidad política y social, a la intolerancia hasta el exterminio hacia otras creencias y al exclusivismo doctrinal u obstinada adhesión ideológica, que profesan. De alguna manera, todos han manifestado su odio hacia Occidente. Y la búsqueda de su destrucción moral y cultural, como su razón de ser centrífuga y el motor de sus afanes y acciones expansionistas e imperialistas (el califato universal perdido). Negociar así sería como hacerlo teniendo un cuchillo en el cuello. En estos casos no cabe la negociación provechosa y equilibrada. Sino la defensa firme, continua y contundente, hasta el mismísimo fin de la amenaza fraguada. Por mucho que el voluntarismo, el optimismo patológico o bobo y el relativismo ético e ideológico nos los quieran obviar.

La única posibilidad que tenemos de una convivencia pacífica y fructífera es conectar con el “Islam popular”, la verdadera comunidad islámica. En el Islam no existen teólogos o “estudiantes de Allah”. Allah es inmarcesible e inasequible para los hombres. En el Islam la persona se dirige sin intermediarios a Dios. Los jefes religiosos son guías y formadores del pueblo, pero nada más. La infalibilidad y la seguridad doctrinales les rehuyen. Y la diversidad de criterios y opiniones es la pauta que tienen. Lo que queda, purificando y apartando la escoria radical intransigente, es el pueblo de Dios o el “Islam popular”. Deseoso todo él, individual y colectivamente, de paz, progreso, prosperidad y bienestar.

Y este “Islam del pueblo” en modo alguno está desgajado y desamparado por las jerarquías religiosas dirigentes del Islam. La Universidad de al-Azhar de El Cairo, el centro de estudios superiores sunní más prestigioso, la madrasa de todas las madrasas, es un núcleo ideológico y religioso de esta renovación inspirada del Islam social. Sus estudios religiosos comenzaron en el mes del Ramadán del año 970. Y fue un centro chií, hasta que el sultán Saladino la convirtió en una madrasa sunní en el 1171. El Rector de al-Azhar, Mohamed Sayed Tantawi, está presente activamente en multitud de foros. Donde defiende la convivencia de cristianos y musulmanes y condena los ataques a los primeros, proclamando el Islam de la paz y la concordia entre los pueblos. Abierta al saber científico y moderno, sin desconocer las humanidades occidentales, los docentes y maestros de al-Azhar están cercanos al método del ichtihad y a la escuela de al-Chafii. Sus enseñanzas y ejemplos y dictámenes religiosos o fatawa se siguen y se reproducen por todo el mundo islámico sunní.

Una clave esencial de su doctrina es que no pretende que la sharia o ley civil islámica se imponga y aplique fuera de la Umma. A diferencia del salafismo wahabita, inspirador de al-Qaida, que pretende extenderla imperiosamente por todo el orbe. Y recrear el califato universal de los jefes político religiosos del Islam, tras la muerte de Mahoma. Y tampoco están aislados en esta valiente interpretación los académicos de al-Azhar. Así, el Consejo de los Muftíes de El Líbano, tierras vetustas de convivencia y de progreso de musulmanes y cristianos, ha declarado, en relación a la reciente ola de atentados, que “hiriendo a los cristianos, nos herimos a nosotros mismos”.

Las heridas reales o percibidas de ambos rivales no encuentran salud, restregándose mutuamente. Es necesario no detenerse en lamentar la leche derramada. Sino mirar con determinación a un futuro posible. Los radicales islamistas violentos y sus simpatizantes cooperadores son unos cuantos decenas de miles, en una población de 1300 millones de personas desparramadas por 3/4 partes de la tierra firme. Y menos de un 10% de los musulmanes les brindan la base social que necesitan para apoyarse, nutrirse y expandirse. Mucho más difícil es lograr que los países islámico desarraiguen la corrupción de sus instituciones. Cuyas raíces están en la avidez y la lejanía social de sus oligarquías dirigentes y en su sentido arraigado de que “el estado son ellos”. Para mejorar su funcionamiento social y económico y cubrir las demandas de sus pueblos, deseosos de paz, trabajo, educación y prosperidad, dentro de sus parámetros islámicos. Por esto, sí que están los pueblos dispuestos a luchar y a arriesgarse colectivamente, incluso en revueltas que los destronen. Mientras estas satisfacciones naturales sociales no se resuelvan, existirán problemas de pobreza, estabilidad y autoestima en las sociedades musulmanas modernas. Y la actividad sistemática de una fracción de radicales activistas, puede actuar de “levadura social orientadora”, dentro de masas amorfas, descontentas y oprimidas. Éste fue el mecanismo social que utilizaron para tomar el poder, los partidos radicales intransigentes izquierdistas hacia la mitad del siglo XX, en multitud de países en vías de descolonización o sujetos a revoluciones mesiánicas o europeos ocupados por la URSS.

El Islam tiene multitud de recursos y vías para conducirse pacífica y lealmente en una convivencia con casi todas las religiones e ideologías razonables y coherentes. Sólo podrían existir dificultades de tipo estratégico, coyuntural o geográfico en ciertos casos. En los que intereses vitales de algunas sociedades, choquen regional y puntualmente con sociedades islámicas establecidas. Políticamente es necesario buscar el acercamiento y el compromiso con los líderes moderados musulmanes de todas las ramas religiosas. Hay que evitar las acciones y actitudes disolventes, como negarse a reconocer la realidad social de los clanes y de las tribus, como fuente de autoridad social asumida y democrática. Resulta necesario destacar continuamente a los pueblos la distinción entre los objetivos perversos de los yihadistas de al-Qaida, para quienes sus países son sólo un terreno propicio para sus matanzas indiscriminadas, y las posibles rebeliones internas reivindicadoras de derechos. En este proceso y en este esfuerzo a muchas bandas, irán surgiendo verdaderos líderes de sus comunidades, que se seleccionarán a escala nacional con la negociación y la mutua competencia. Ellos deberían de ir adquiriendo un protagonismo cada vez mayor en la conducción del proceso de actualización islámica.

En los casos de afloración de una ofensa vital entre las civilizaciones, se hace necesaria la “mediación institucional y efectiva en los conflictos”. Para evitar la acumulación de agravios entre las partes y su enquistamiento en el tiempo, llevando rápidamente a una solución equilibrada, razonable y justa. En esto la ONU se ha caracterizado por su burocratización e ineficacia. Actuando como un areópago para funcionarios bien pagados y para sordos prácticos. Con los que las distintas potencias pueden justificar jurídicamente su desinterés para con los problemas ajenos y su no implicación en su resolución.

LA CONVIVENCIA ENTRE LAS CIVILIZACIONES ISLÁMICA Y OCCIDENTAL II

(CONTINUACIÓN)

El origen y el desarrollo de las civilizaciones

El Origen y el Significado Sociocultural de las Civilizaciones.

La civilización es literalmente el arte de vivir en los grandes poblados o cívitas. Que eran originalmente los primeros poblados o asentamientos humanos. Donde el hombre primero se asentó y dejó de vagar como necesidad imperiosa y vital. Y pudo llegar a generar beneficios sobrantes, en forma de cereales, ganados y todos sus derivados, como reservas y para el comercio con sus vecinos. Y que le brindaban seguridad, comodidad y supervivencia. Esto le permitió empezar a comportarse socialmente como persona. Estableciendo lazos firmes y extensos con sus semejantes cercanos, los allegados más allá de sus familias, su prójimo vital.

El resultado de toda esta actividad social fueron las primeras civilizaciones locales, estrechas, vulnerables y balbuceantes. Que comprendían: el desarrollo de los derechos y los deberes de los hombres como individuos y con sus colectividades; la aritmética, para medir y contratar las producciones y sus repartos; el lenguaje y su escritura, para comunicarse entre sí y con los poblados cercanos, dejando registro, al menos, de lo considerado importante, etc. Los inventos civilizadores, como los ladrillos, los regadíos, los abonos orgánicos, el arado, la escritura, etc., surgen en estas localizaciones humanas. Y no hubiesen sido necesarios, ni posibles, sin los poblados estables. Surgen en cuanto su desarrollo alcanza un “nivel de iniciación”, necesario para que broten y florezca. Nivel que supone e implica una perspectiva de futuro y de progreso relativos, la necesidad de vencer los obstáculos naturales a ellos, una coherencia social interna suficiente y la ausencia temporal de enemigos externos, demasiado poderosos, rapaces y excluyentes.

Las civilizaciones poseen un carácter bivalente, necesario y complementario en sus relaciones sociales globales. Esta doble cualidad es centrífuga, expansiva y dominadora hacia su exterior. Dentro de sus fronteras la civilización es centrípeta, emprendedora y desarrolladora. En ambos casos, es creadora, innovadora y civilizadora. Por eso destacan en ambas actividades diferentes y opuestas, pero no antagónicas. El equilibrio entre ambas tendencias, que canalizan sus mejores esfuerzos y medios, es imprescindible para su desarrollo e impulso continuos, protegidos y beneficiosos. Las civilizaciones meramente avasalladoras y expoliadoras, que caducan como todas, no dejan huellas permanentes y fructíferas a su paso por los países conquistados.

Singulares en este caso son los mogoles, efectivos y temidos como militares. Cuyo paso por media Asia y el este de Europa fue marcado por un vendaval de batallas y conquistas rápidas y fulminantes, en tiempos de Gengis Kan y sus sucesores inmediatos. Aquello fue una verdadera blitzkrieg o guerra rápida de la Edad Media. Facilitada por su no dependencia del motor, los combustibles y los productos fabriles o elaborados; con una logística basada en los abundantes y sobrios caballos que montaban en sus incursiones (llevaban varios por cada jinete) y en las zonas de pastos, que marcaban sus líneas de comunicaciones. Definida por su dominio de la táctica y de la estrategia operativa. Y basada en su conocimiento depredador de los instintos y debilidades de las manadas (y de los grupos humanos opositores) y en su entrenamiento durante el interminable tiempo de ocio que les facilitaban sus labores de pastoreo.

Ahí tenemos el caso contemporáneo de los nazis. Su ocupación, singularmente del Este eslavo de Europa, buscaba un “espacio vital” o Lebensraum para la Gran Alemania. Éste fue definido en los años 20 del siglo XX por Alfred Rosemberg. E incorporado en el ideario nacionalsocialista por Hitler en su “Mein Kampf”, tras el fallido pucherazo de Munich. Lebensraum alemán donde los infrahumanos o eslavos tendrían un futuro esclavo y sombrío. El 16 de julio de 1941, en un Gabinete Secreto, participaron además de Hitler, Rosemberg y Lammers, el Mariscal Keitel, el Mariscal del Reich Hermann Göhring y Frank Bormann, quien relató lo que sucedió en esa reunión. Entre otras cosas, se discutieron los nombres de los candidatos para ejercer los cargos de comisarios o gobernadores o sátrapas modernos de los distintos Territorios Ocupados del Este, a los que Hitler llamó Ostland. El ideólogo Alfred Rosemberg, condenado a muerte en el proceso de Nuremberg y ahorcado, fue nombrado Ministro del Reich para la Administración de los Terrritorios Ocupados del Este. Hombre de la total e incondicional confianza del Führer Adolfo, por haberle suministrado argumentos y razones para su proyecto del Reich de los Mil años, Rosemberg debía definir, desarrollar y controlar las condiciones de vida en Ostland. Como sede para su ministerio, recibió irónicamente el antiguo edificio de la Representación Comercial de la URSS en la calle Lietzemburgerstrasse, de Berlín. Rosemberg dividió su ministerio en cuatro áreas: Departamento de Administración General, Departamento de Política, Departamento de Economía y Departamento de Técnica y Construcción. Y designó como enlace directo con el Führer a su ayudante personal Köppen. El resultado de todas estas decisiones, acciones y actuaciones variopintas durante más de 3 años es de todos conocido y lamentado.

Curiosamente, el sustrato madre, lo que existía de permanente, en estas dos civilizaciones, aparentemente tan lejanas y dispares, era similar: la etnia. Basados en ella, construyeron toda su aparamenta psicológica, metódica y lógica. Y en esto hasta los rudos, recios e incultos mongoles fueron más prácticos. Su etnia les aseguraba la igualdad de origen, oportunidades (sus magros tumanes o “divisiones” de su caballería, no se podían permitir la acepción de personas, que embotasen sus habilidades militares) y destino. Y, también la lealtad necesaria para perdurar, en un entorno ocupado o sometido, que desbordaba a sus capacidades demográficas. Los mongoles fueron bandidos organizados nacionalmente, con trascendencia global. Su crueldad técnica buscaba infundir el terror en los posibles enemigos, adelantándose a sus incursiones profundas, para debilitarlos previamente a sus maniobras y tácticas de combate. El soborno y el espionaje a cargo del paisanaje enemigo eran también técnicas de exploración, inteligencia y debilitamiento de sus inmediatas conquistas. Los mongoles buscaban lucrarse de sus enemigos, rentar de tierras ajenas, usurear en sus conquistas y territorios sometidos. Explotaban sus rebaños, pero no se cargaban la casta reproductora, ni a sus crías. Los nazis esquilmaban y agostaban las tierras de Ostland. Sin importarles no sobreganar de sus recursos humanos y físicos. Para que pudiesen surgir nuevos brotes verdes en “primavera”. Que garantizasen la explotación indefinida de sus territorios ocupados, en demografía y en obtención de nuevos recursos. Ya que anchas y extensas eran la URSS y los pueblos eslavos, para soportar indefinidamente sus “judiadas”.

Las civilizaciones que consiguen conjugar ambas pulsiones vitales, sus diástoles y sus sístoles eferentes e impulsoras, consiguen perdurar más en el tiempo. Pero también impregnan de su estilo, su lengua y su cultura a los territorios sojuzgados sucesivamente. Con ello transmiten su esencia a la posteridad, mucho después de su decadencia, a través de los pueblos civilizados con su cultura, sus leyes y su idioma y sus trayectorias históricas. Ahí tenemos el caso de Roma, rapaz e imperialista como cualquier otra potencia. Que sólo con los fríos y el mal tiempo recluía a sus legiones en los cuarteles de invierno. Dispuestas durante la república y el imperio a salir de conquista, represión de las revueltas o aseguramiento de sus fronteras, en sus campañas militares anuales, en cuanto el buen tiempo lo permitiese. Pero que fue capaz también de transmitir su cultura, sus leyes, llegadas hasta hoy como el Derecho Romano, su latín vulgar y su sistema administrativo, a todas las regiones “extra Italia” que poco a poco se incorporaban a su imperio o “res publica”. Esta impregnación cultural, que diría Lorenz, fue sancionada, integrada y consagrada con la generosa, oportuna y prudente concesión de su ciudadanía a muchas de aquellas ciudades y regiones. El “ius civitatis” se otorgaba por conquista, dependiendo del grado de anexión, lealtad y asimilación de los pueblos sometidos. Cuando se convertían en provincias romanas, se les concedían los mismos derechos que a la metrópoli. Fue el caso de Hispania. Pero hasta que no alcanzaban ese honor y cualidad, los pueblos dominados tenían que pagar su tributo de conquista (ius belli) y carecían de muchos derechos. Palestina, por ejemplo, no llegó nunca a tener la condición de provincia.

El Mecanismo socio ideológico del flujo y reflujo del devenir de las Civilizaciones.

En las sucesivas crecientes y resacas entre las civilizaciones occidentales y musulmanas, sólo una vez coincidieron los períodos de alta civilización de ambas: en los aproximadamente 125 años que ocupan el espacio temporal entre las mitades de los siglos XV y XVI. Esta exuberancia doble en civilizaciones encontradas se plasmó en un largo período de invasiones, reconquistas, hostigamientos y enfrentamientos abiertos en Europa, el norte de África y todo el Mediterráneo.

Los hechos observables que definen la decadencia temporal de una civilización cuajada son: la energía vital nacional, que alimenta la “moral nacional” y una sana “voluntad de defensa”, se disipa; las artes y las letras se vuelven formalistas y estériles; los emplazamientos, colonias o socios periféricos se abandonan y la política exterior se vuelve cobarde, balbuceante y precavida. Este retroceso de una civilización crea un vacío existencial, que atrae y da impulso externamente a la otra. Formando un vaivén natural y cósmico, porque la Naturaleza reniega y huye de los “vacíos”.

Las rutas comerciales, los contactos habituales entre ambas civilizaciones son sus auténticas líneas de aprovisionamientos y comunicaciones exteriores. Y, cuando estas arterias son descuidadas en la periferia de la zona de influencia de una civilización, los expertos civiles, religiosos y militares de la otra acuden a repararla, ocuparla y vitalizarla. La “aspiración” absorbente, creada por la decadencia de la otra, creada por su “vacío”, atrae una corriente ajena de ideas, métodos, palabras, inventos y estilos. Aparecen primero en la zona debilitada y permeable ajena, los viajeros, agentes comerciales y secretos, representaciones culturales, misioneros, profesores y diplomáticos. Así, muchas veces la actuación militar no es más que la confirmación política de una superioridad existente y manifiesta, que emerge y aflora irresistible desde muchos otros campos de la actividad humana. Y las ganancias territoriales se consolidan con la llegada de los funcionarios y administradores y las profesiones de crecimiento y desarrollo, arquitectos, ingenieros, agrimensores, artistas y un enjambre de buscavidas, arribistas y aventureros. De este flujo humano, especialmente de los últimos citados, porque su futuro inmediato es una página por escribir, surgen siempre personajes decisivos para la nueva implantación.

Se podría pensar entonces que la sociedad y su civilización estabilizadas serían el culmen y el desideratum en su desarrollo. Ya que así serían seguras, beneficiosas y atractivas. Pues, no. Para una civilización, la penuria de desarrollo es un signo ya de decadencia. Si no fluye, se adapta, emprende y avanza, se irá estancando, perdiendo la pervivencia y pudriendo. Esto ocurre en períodos medidos en muchos años, que escapan a la percepción del hombre efímero. Tal como le ocurriría a una corriente fresca de agua, cuyo discurrir quedase represado.

La difícil convivencia de las civilizaciones

¿Cómo es en la práctica la convivencia entre los cristianos y los musulmanes en las tierras del Islam?

Veamos un ejemplo cercano en la geografía y lejano en el tiempo: la trayectoria vital de los mozárabes. Que fueron los cristianos hispanos que vivían en las tierras de dar el-Islam, las tierras donde el Islam dominaba políticamente.

En el año 710 los mahometanos invaden la Península Ibérica. Menos de quinientos años después, el cristianismo había desaparecido prácticamente de las tierras hispánicas ocupadas por los musulmanes. A ello contribuyeron las persecuciones almorávide y almohade y las numerosas deportaciones a África que éstos decretaron. Pero también lo hicieron el deterioro social y administrativo que sufrieron sin cesar los cristianos.

Tras algunas dilaciones iniciales, se empieza a instaurar la administración musulmana. Se divide Hispania en demarcaciones, que se organizan en torno a una ciudad en la que reside un gobernador (el caid, que es también el valí o recaudador de impuestos) y un destacamento musulmán. Aquél se preocupa de que las comunidades no musulmanas le paguen tributo, por no ser acosadas por los moros y vivir en paz bajo su protección. Estos tributos van a ser el vínculo administrativo entre los infieles “protegidos” y dar el-Islam.

Pero, la propagación de la fe es un deber colectivo de la Umma. Que se realiza imponiéndola y no catequizando (de “predicar el catecismo” o texto de la doctrina). Llevando a cabo con ello la consolidación y la ampliación de dar el-Islam, las tierras sometidas al Corán, la sunna y la sharia o leyes civiles y penales basadas en ellas. Por consiguiente, de acuerdo con esa doctrina, cuando expira un “pacto de protección”, la autoridad musulmana sólo puede aceptar que se renueve, si se incrementa el importe de los tributos o si se estipula en el nuevo contrato la cesión al Islam de más tierras o ciudades. Adicionales a las cedidas antes por los dimmíes (los judíos y cristianos, las gentes también mencionadas en el Corán y que detentan parte de la revelación de Alá).

También emplean el principio de que si algún miembro de la comunidad “protegida” daña a un musulmán, toda la colectividad pierde el derecho de protección. Toledo pierde su estatuto de villa protegida en el 713, al rebelarse y ser vencida. Zaragoza también gozará de un estatuto de autonomía sólo unos pocos años después de la conquista mora. Todo ello fue estrangulando poco a poco a la pobre comunidad cristiana, erosionada por las apostasías, cansados sus miembros de ser ciudadanos de segunda o tercera, con el ritmo pausado de la Edad Media. Pero que nos permite apreciar el proceso agresor social metódico.

La convivencia hoy en día entre ambas comunidades religioso culturales en dar el-Islam.

En mayor o menor intensidad y rigidez, según los casos, la sharia establece hoy en día contra los cristianos avecindados en sus tierras:

Pena de muerte contra los blasfemos (ofender, según su criterio, a Allah, al Islam, al Corán, al Profeta) y a los conversos desde el Islam (por su apostasía).

Quema y demolición de los templos y cierre de escuelas, hospitales y orfanatos cristianos.

Prohibición de entrada al país, expulsión e incluso pena de muerte a los misioneros cristianos.

Prisión por portar símbolos cristianos. Prohibición de reunión para orar o celebrar la Misa, incluso en los hogares.

Conversión forzosa al Islam.

Nigeria, Sudán, Pakistán, Afganistán, Qatar, Bahrein, Kuwai, Malasia, Indonesia, incluso la laica Siria, aparte de Arabia Saudí e Irán, son países donde la sharia está más o menos establecida.

Características políticas de las dos Civilizaciones. Cautelas y Puntos de encuentro.

Montesquieu reconocía que las virtudes republicanas, liberales o ciudadanas sólo existían en los relatos de la antigüedad. Así, resultaban atractivas para una minoría dirigente. Pero su adopción por los ciudadanos no podía hacerse solamente por mandato legal o constitucional. Los valores morales ciudadanos propuestos por eruditos o dirigentes, se veían como algo artificial y remoto. Sin conexión real con un código moral práctico, conocido y asumido por el pueblo. Y con ejemplos vivos que pudieran seguirse. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho, enfrentándose a la inercia y a las dificultades diferentes que todo proceso creativo tiene, y superándolas. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, iluminada por una “ilusión razonable”, que vence a la entropía moral e ideológica generada casi inevitablemente en todas las sociedades a lo largo de su historia. El proceso natural de creación de una “moral nacional” o sentido correcto de vida en común, siguiendo las corrientes adecuadas de paz, progreso, satisfacción propia, servicio y justicia, es desconocido incluso por muchas sociedades occidentales, que han perdido muchos de sus reflejos instintivos de desarrollo social y aún de pervivencia.

En los estados musulmanes, el Islam es un factor principal de cohesión social e integridad nacional, independientemente de la rama islámica sunní o chií a la que se pertenezca y de la interpretación religiosa personal y más o menos sesgada que predique el imam de la mezquita a la que se acuda regularmente. Una democracia islámica, siempre basada en la Umma o comunidad religioso social, el Corán o revelación directa de Allah, la sunna o tradición del Profeta y la Sharia o sus leyes derivadas civiles y penales, no es igual a una democracia occidental. Donde apenas resiste aún algún valor moral o social ante la todopoderosa avalancha asimétrica de las libertades individuales, consagradas como fuente de Derecho, sin la contraprestación jurídica de los deberes.

La obediencia es una cualidad personal y social muy arraigada en las sociedades islámicas. Se obedece al jeque o jefe de las familias del clan en las cosas tocantes al orden social, se obedece al jefe familiar o padre en la familia y se obedece y acata la voluntad de Dios como gesto y rito vital en el Islam. Esta obediencia social es enriquecedora y protectora, no disolvente ni enfermiza por sí misma. En las madrasas, el Corán se aprende de memoria, por recitación continua a lo largo de los años de escolaridad. Puesto que es la Palabra de Dios descendida de junto a Allah, no hay interpretación ni crítica.

Es posible que las sociedades musulmanas modernas estén envidiosas del desarrollo económico occidental, pero también desprecian sinceramente la pérdida de verdaderos valores humanos que las sociedades cristianas y laicas han tenido innecesariamente en su camino hacia aquél. Los intentos de democratización moderna en los países islámicos corrieron a cargo de sus élites nacionalistas y europeizadas, muchas veces izquierdistas y populistas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones islámicas, fundamentalmente árabes, tras la II guerra mundial. Este proceso esperanzador terminó con su fracaso social, económico y político, al ser incapaces de brindar unas alternativas de progreso y prosperidad a las clases pobres que acudían en masa desde los campos a los núcleos urbanos de sus países, y de repartir razonablemente entre todos las riquezas generadas en su actividad económica, fundamentalmente con la exportación de materias primas de alto precio.

Esto dio renovadas alas a los movimientos islamistas radicalizados, como única ya posible alternativa a la adaptación moderna de las sociedades islámicas. Pero el problema se enconó socialmente, llegando a fracturas severas como en Argelia en los años 90 del siglo XX. Puesto que los activistas estaban al margen de las clases piadosas y cultas medias y populares, que son el sustrato básico de las verdaderas comunidades islámicas. Y ellos tenían una implantación social mínima, por su extrema agresividad y sus métodos operativos excluyentes.

Es necesario no imputar a la religión musulmana lo que son fenómenos provocados por cambios sociales, intereses partidistas y terrenos y la voluntad de poder de algunos jefes y estados. A su vez, hay que considerar que sólo los islamistas violentos esgrimen su interpretación del Islam como una solución excluyente a todos los problemas de la sociedad o de la Umma. En esto, los europeos tienen la tendencia a considerar el Islam como un todo monolítico e inmutable en el tiempo.

(CONTINUARÁ)

LA CONVIVENCIA ENTRE LAS CIVILIZACIONES ISLÁMICA Y OCCIDENTAL

Presentamos la trayectoria vital de las civilizaciones musulmanas y occidentales, siguiendo sus contactos históricos, sus desencuentros y sus diferencias. No es fácil la convivencia entre civilizaciones contiguas. El carácter singular, exclusivista y expansivo de las civilizaciones no decadentes, hace que el contacto directo entre ellas, sea fuente de roces y choques y de amenazas de ellos. Pero terminaremos, enfocando y desarrollando los abundantes hitos y posibilidades que existen en el camino hacia la convivencia y el respeto mutuo, en la diversidad y la autoestima de ambas civilizaciones.

Origen, expansión y desarrollo del Islam

La Expansión del Islam hacia Occidente: las primeras Yihad militares.

En la época de Mahoma los estados antiguos del centro y sur de Arabia ya no existían. El poder en su territorio estaba dividido entre las tribus que lo poblaban. Pero la Marcha (la Hégira) de aquél con un puñado de seguidores, de La Meca a Medina en el año 622, inauguró una nueva era de transformación en el mundo y de expansión de la teocracia árabe islámica. En esa época, el poder en todo el Cercano y el Medio Orientes se repartía entre el Imperio persa de los Sasánidas y el Imperio de Bizancio, inmersos en intermitentes pugnas fronterizas. Unos pocos años más tarde, los árabes se habían apoderado del Imperio de los Sasánidas (año 644). Y habían constreñido las tierras de Bizancio en Asia, que alcanzaban antes Egipto, la Gran Siria y el norte de Mesopotamia, sólo al centro y oeste de Asia Menor (la Anatolia).

Paralelamente, van controlando el norte de África: en el 641 ocupan Egipto y se extendían rápidamente hasta Trípoli y las costas atlánticas del Magreb y de Ifrikia (en el 697). Por último, en el 711 invaden el reino visigodo de Hispania y en el 732 penetran en el reino de los francos. Aquí son derrotados por Carlos Martel en la batalla de Poitiers y son repelidos para siempre allende los Pirineos.

¿Cómo conseguían los árabes, dispersos, poco numerosos y tribales, el empuje, los medios y la constancia necesarios para emprender una Yihad, como propagación violenta e impuesta del Islam?

Tres fueron las causas que estimularon a unas tribus a emprender el camino de la conquista de amplias y lejanas tierras y pueblos, fuera de la península arábiga. La primera fue la razón religiosa. Como en toda comunidad religiosa primitiva, la Umma fue el centro de los mandatos y las bendiciones de Allah. Viviéndose colectivamente y con entusiasmo el cumplimiento de una doctrina monoteísta y sencilla. Esta religión exigía, además, un proselitismo militante y coactivo, continuo y expansivo, dirigido hacia los infieles y los hostiles fronterizos. La obligación de la Yihad era similar a los otros cinco preceptos o pilares del Islam, que se simbolizaban por una mano abierta. Así, el Corán, entregado a Mahoma en el nacimiento del Islam, tiene numerosos versículos o aleyas que demandan de sus fieles la lucha armada.

Por el lado más prosaico de los intereses mundanos, la extensión de las conquistas árabes, en su avance incontenible durante más de un siglo, trajo el control sobre los bienes y haciendas de los nuevos y numerosos súbditos y el poder político y militar sobre ellos. El dominio musulmán se establecía por la presencia de un gobernador con su guarnición militar, en cada ciudad o región conquistada. La relación de los nuevos súbditos con el régimen islámico se establecía y regulaba por el pago al gobernador de los tributos periódicos por el vasallaje impuesto y por profesar, de momento, una religión diferente. Este flujo de dinero importante y constante comenzó a llegar a los conquistadores, que establecieron diversos mecanismos bastante inteligentes para su reparto. La tercera razón, asequible a los nobles, jefes y más destacados musulmanes, fue el reparto de las cuotas de poder que engendraban el dominio, la defensa y la gobernanza de los nuevos territorios de dar-el-Islam. Así, fueron proliferando los emires, sheikhs y caides, ocupando y conformando la estructura política árabe de los territorios islamizados.

Las tribus árabes originales del Islam recibían una parte de los tributos y de los saqueos de la conquista, aunque no participasen en algunas expediciones militares. Otra parte era entregada a los participantes de la yihad contra algún pueblo o región limítrofe del califato. Una parte importante era entregada a las autoridades de la Umma, centradas en el califato de Damasco o de Bagdad, y representadas regionalmente por sus emires o caides, para sufragar los gastos de la gobernabilidad y el mantenimiento del estado teocrático. De ésta, se derivaba una parte destinada a sufragar, equipar y formar las nuevas yihads hacia los territorios fronterizos a dar-el-Islam, que iban apareciendo. Por último estaba el zakat o la limosna canónica, entregada a los ulemas, que tenía como finalidad resolver y compensar a los musulmanes por las penalidades y los azares de la vida, con la aportación de su comunidad. Y que se repartía a los pobres, los impedidos y los enfermos, los huérfanos y las viudas de la Umma. Esto cerraba el proceso de reparto de la riqueza y el poder. Que amachambraba mundanamente las aspiraciones religiosas de los creyentes de la nueva fe.

Las principales Ramas del Islam y su Ideario político religioso.

El sunnismo, que siguen actualmente cerca del 90% de los musulmanes, acepta también como revelación de Alá la tradición o sunna del Profeta, que son sus hechos y sus comentarios o hadices. El mayor o menor rigor en la selección y aceptación de esta tradición caracterizan a tres de sus escuelas ideológicas, fundadas entre los siglos VIII y IX. Pero, la escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, nos abre una puerta esperanzadora a la evolución pacífica del Islam. Ella acepta también el consenso de los sabios de la comunidad y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares, desde su “origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles”. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Ëste se siente perseguido, en razón de la ortodoxia dinástica, el cisma chií surge a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero del Profeta, e ideológica (admite menos fuentes de revelación), que proclama y defiende. Así, asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello, a la espera del retorno del (califa) imam desaparecido (nombre que toman los guías político-religiosos en el chiismo). Éste vendrá como al-Mahdi (el guiado por Alá), en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma ortodoxa chiita. Pero también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente, incluso con cierto éxito e implantación popular: como en el Irán de Jomeini, en El Líbano con Hezbolah o partido de Alá y su subsidiaria Hamas, de Palestina. Incluso, en el ataque contra los cuarteles de las fuerzas occidentales en Beirut en octubre de 1983, que fue la presentación en sociedad de Hezbollah, los conductores de los camiones llenos de explosivos lanzados contra aquéllos, eran suicidas.

Parece claro que el sunnismo está más preparado para tratar y aceptar la convivencia pacífica y las relaciones de todo tipo con otras religiones e ideologías políticas, al menos en determinados momentos y países. Y que con el chiismo es necesario negociar hoy en día desde una posición de más determinación y fortaleza.

Las Jerarquías religiosas del Islam.

En el Islam no existe un clero institucionalizado, universal y riguroso, formado de una manera expresa e igual en toda la Umma. Que responda de la ortodoxia y homogeneidad de las ideas, normas y dogmas. Tanto es así que la pertenencia oficial al Islam se logra por la pronunciación de la profesión de fe: “no hay más Dios (en árabe, Allah) que Dios y Mahoma es su Profeta”.

Los ulemas son los expertos estudiosos en la ley del Islam. Y los muftíes son los jurisconsultos encargados de interpretar la sharia o ley islámica civil y penal. Aunque ambas legislaciones están totalmente imbricadas. Ya que el Profeta, en sus tradiciones o sunna, se encargó por inspiración divina de dar normas para casi todas las ocasiones de la vida cotidiana árabe en el siglo VII. El consejo de ulemas es la máxima autoridad musulmana en cada país o región. Los más prestigiosos, por su formación, proceden de la Universidad de Al Azhar, de El Cairo. Los ulemas son también los encargados de custodiar, gestionar y repartir las limosnas canónicas, el Zakat, previstas por el Corán. Esto les da un enorme poder temporal sobre sus distintas comunidades. Que ningún poder político musulmán, incluso los socialistas laicos, se ha atrevido a discutir o a usurpar. Por ejemplo, incorporando el Zakat a los impuestos recaudados por el Estado.

Los imames o capellanes son los encargados de presidir la oración en las mezquitas. Se colocan para ello frente al nicho indicativo, situado en la pared que da hacia el oeste (La Meca) y mirando a los fieles. Por último estaría el muecín o sacristán, que avisa cinco veces al día, desde antes del amanecer hasta bien entrada la noche, subido en el minarete, para que los fieles hagan sus oraciones de adoración y de aceptación y entrega a la voluntad de Dios. La formación de los imames es totalmente dispar dentro de un país y no necesariamente profunda. En este sentido, es necesario conseguir en razón de la paz y la convivencia, que los ulemas de los distintos países definan, vigilen y controlen la calidad de la formación de los imames. Y la exclusión de sus nobles funciones, de los advenedizos que, sirviéndose de la dirección de la oración, predican ideologías fanáticas, desviadas, sin futuro real y criminales a los fieles.

La reacción europea ante las amenazas imperiales del Islam

Occidente se vuelve a Oriente: la Época de las Cruzadas. Aparece en 1360 el Imperio Otomano Osmanlí en Bursa, en rápida expansión.

Las Cruzadas fueron empresas militares y religiosas, impulsadas por la Iglesia con exhortaciones, oraciones e indulgencias, y realizadas por voluntarios de toda la Cristiandad. Buscaban recuperar para ella el dominio sobre los Santos Lugares de Jesucristo en Palestina, de manos del Islam expansivo e infiel. Éste los ocupó en el año 635 y fue poniendo sucesivamente trabas al peregrinaje individual y colectivo de los cristianos. Entre 1096 y 1270 se llevaron a cabo ocho cruzadas. La Primera Cruzada fue la de más vistosidad y éxito. El 15 de julio de 1099 sus cruzados ocuparon Jerusalén. Que se convirtió en la sede del primer rey, Godofredo de Bouillon. En 1291, con la toma de San Juan de Acre, principal posición cristiana en Palestina a lo largo de un siglo, por los musulmanes del califato de Bagdad, quedó definitivamente liquidado el Reino de Jerusalén. Y perdido el principal objetivo estratégico de la Europa cristiana desde 200 años atrás.

No siempre las cruzadas fueron bien organizadas por las sociedades feudales de la época. Y, en ocasiones, las rivalidades mundanas entre ellas afectaron al discurrir e, incluso, al éxito de las sucesivas expediciones. La necesidad logística de cruzar por los territorios del Imperio de Bizancio, separado de la Iglesia el 24 de julio de 1054 por el Cisma de Oriente del patriarca Miguel I Cerulario, trajo también enfrentamientos muy cruentos con los cristianos ortodoxos grecos. El hecho de que las cruzadas se estructurasen con los nobles, sus gentilhombres y sus huestes, debilitó progresivamente el poder de aquellos en sus territorios de procedencia. Así, las ciudades y los reyes no participantes en las expediciones militares, pudieron ir ganando privilegios y extensiones de poder, a costa de los príncipes y de los señores ausentes. Esto impulsó el comercio en Europa y marcó el inicio de la decadencia continental del feudalismo.

Pero no acabó con las Cruzadas la pugna entre las civilizaciones europeas y musulmanes. Pronto tomó el relevo de los árabes, el imperio Osmanlí de los turcos, tras la toma por Mohamed (Mehmet, en turco) II, el Conquistador, de Constantinopla en 1453. Fecha que, junto con el descubrimiento de América 39 años más tarde, muchos historiadores toman como período de inicio de la Edad Moderna.

El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: Por el mar era un vecino incómodo y rapiñador del Mediterráneo occidental cristiano, apoyado en sus franquiciados y conmilitones, los piratas y corsarios musulmanes norteafricanos. Por tierra ocupaba los Balcanes cristianos y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco, desde el primer momento, fue el papa San Pío V. Hasta Felipe II de las Españas tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar este peligro de frente. Y de asestar a los turcos un golpe importante, sin existir previamente una directa provocación turca o un “casus belli”. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa con España y Venecia se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. Francia se desmarcó de ella, por su envidia y odio a la supremacía española. Por fin, la escuadra española estuvo preparada el 5 de septiembre. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada hacia los mares turcos. Y el 26 fondeó en Corfú, mientras una flotilla exploraba la zona. Lepanto quedaba a la entrada del golfo de Corinto, en pleno territorio otomano. El domingo 7 de octubre tuvo lugar la batalla naval que alejó definitivamente del Mediterráneo occidental y central los afanes imperialistas de los otomanos.

Sin embargo, desde el inicio de la Yihad militar por los árabes, en el siglo VII, los santos lugares originales del Islam en la península de Arabia, siempre estuvieron en las manos políticas y religiosas de sus fieles, bien los árabes o los turcos otomanos.

La reacción defensiva moderna en el Islam

El papel de la Yihad o esfuerzo en el camino de Alá. Sus dos conceptos: el militar o colectivo y el esfuerzo personal de purificación y superación. Sus papeles, oportunidades e intervenciones históricas. El terrorismo, el Islam y la Yihad en el mundo contemporáneo.

La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam. Se considera a la Yihad una obligación prácticamente igual a uno de los llamados Cinco Pilares del Islam.

El Islam tiene que asumir que la Yihad militar fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes. Cuando el Profeta estableció el Estado islámico a partir de la destrucción violenta de la jahiliyya árabe o la barbarie existente anterior al Islam. Y aún pudo ser útil la Yihad para su RÁPIDA extensión por el mundo. Cuando lo permitía el estado existente de cultura, relaciones internacionales y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente y entonces debe ser reemplazada por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”. Cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam verdadero y perenne. Y, por cierto, los mismos gozan de una independencia política, social y económica amplísima. Son respetados y/o temidos por los gobiernos en sus respectivos países, y son los que administran el zakat o las limosnas canónicas.

Ya desde el surgimiento de las 4 principales escuelas ideológicas sunnies citadas, cobró fuerza el principio del esfuerzo de reflexión personal, el ichtihad, en el Islam. El ichtihad permitió el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su teología. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, progreso, enriquecimiento y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios (esto es el núcleo y la razón del Islam), cuando ya la Umma se había extendido y multiplicado enormemente por el mundo. Hacia el siglo XI (siglo V de la hégira o marcha a Medina), los estudiosos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera. Y a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios en los estudios del Islam.

Ante el terrorismo (acciones de guerra contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados) en su nombre, el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Afirman los portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto, como vimos antes. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. ¿Alguien conoce a pacifistas islámicos activos? No se trata de que reaccionen los intelectuales laicos musulmanes. Éstos no son operativos de la manera que conocemos en Occidente. Ya que para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una trinidad única, excluyente e inseparable, establecida por Alá. Porque así fue la Umma original, la sociedad islámica primigenia. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II Guerra Mundial.

El radicalismo violento musulmán moderno: ejemplarizado en al-Qaida y sus franquicias y los talibanes afgano pakistaníes.

Los insurgentes radicales islámicos se dedicaron entre los años 60 y 80 a atacar a los que calificaban de gobiernos musulmanes corruptos y falsos, socialistas u occidentalizados. A partir de los 90, su objetivo estratégico principal es Occidente.

Sus características operativas son:

Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión. En efecto, desprecian y desacatan numerosas aleyas (versículos del Corán) morales importantes, sin que Allah las hubiese cambiado para ellos. Sura 2, aleya 100, “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”. Por ello, hay una ausencia absoluta de ulemas y muftíes formados, venerables y piadosos a su lado.

Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza. Pero que les impide conseguir objetivos estratégicos consistentes. Aunque sus acciones puntuales sean importantes, dolorosas y temibles. Su objetivo de golpear a cualquier gobierno, puesto que el califato radical y agresivo en dar el -Islam, no existe hoy en día.

Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella. Y ello en razón de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia y la contundencia en sus ataques. Siguen un proceso de segregación, purificación (en sus improvisados ritos no ortodoxos ayunan, emplean agua de lugares sagrados y banderolas verdes con inscripciones de las aleyas que les favorecen), consagración y radicalización, hasta llegar a la muerte e incluso al suicidio en sus acciones puntuales.

Los terroristas islámicos están en muchos lugares profundamente divididos ideológica y estratégicamente. Aunque las bandas rivales puedan ocasionalmente brindarse apoyo, refugio, información o suministros. La franja de Gaza es dominada desde hace años por Hamas, grupo radical fundamentalista palestino de orientación sunní, en rivalidad directa y violenta con el gobierno palestino de al-Fatah en la Cisjordania. En Gaza, dos organizaciones sucursales de al-Qaida, Ansar al-Sunna y Ansar al-Islam, unos grupúsculos irrisorios, se enfrentan también violentamente a Hamas por la influencia sobre sus habitantes. Los talibanes pakistaníes, principalmente el grupo Tehrik e-Taliban y los independentistas cachemires, realizan periódicamente atentados contra la minoría chií del país. En Irak, al-Qaida se dedica a atacar a los chiíes que acuden en peregrinación desde país y de Irán a los actos anuales de esta religión en sus lugares sagrados de Samarra, Nayaf y Kerbala. También lo hacían los radicales sunníes iraquíes (antiguos funcionarios del Baas y ex miembros de las fuerzas armadas, generalmente depurados sin procesos ni juicios, y grupos regionales tribales). Ellos estaban en rebeldía contra los gobiernos de mayoría chií antes del llamado “despertar sunní”. Promovido por el general David Petraeus, que los transformó en milicias nacionales de autodefensa.

Su afán de publicidad, con el que Occidente colabora.

(CONTINUARÁ)

TEORÍA DE LAS GUERRAS CONTEMPORÁNEAS II.

(continuación)

Las Últimas Proyecciones Operativas frente a las Amenazas más Recientes.

El equilibrio de las armas nucleares entre las dos grandes potencias atómicas hegemónicas (“guías y conductoras” de sus asociados), lo define el nuevo tratado START. Éste ha sido ratificado el 22 de diciembre de 2010 por el Senado estadounidense. Y se espera que la Duma rusa lo ratifique, tras su estudio protocolario, en una única votación a primeros de 2011. Este nuevo acuerdo reemplaza al START de 1991, que expiró el sábado 5 de diciembre de 2009.

El START 2 supone una limitación cualitativa y sustancial del número de ojivas y vectores nucleares estratégicos de los EEUU y Rusia. Lejos están los tiempos en los que el número de artefactos atómicos operativos y almacenados y despiezados alcanzaban los 50000 ingenios entre ambos. Para 2013, cada país desplegará sólo 1550 cabezas nucleares estratégicas y tendrá 800 vectores portadores y multiportadores para ellos: submarinos, cohetes de vuelo libre, cohetes balísticos y aviones. También se establece un nuevo sistema de inspección de los arsenales y medios nucleares.

Varias son las deficiencias o temas no resueltos del tratado. Una es la no limitación a desarrollar los sistemas de defensa contra los vectores. También se mantiene la libertad de almacenamiento de cabezas no operativas y de despliegue de las armas atómicas tácticas. Entre ambos “modelos”, cada potencia firmante puede tener actualmente cerca de 6000 ojivas. Las armas tácticas nucleares, destinadas al campo de batalla, pueden ser un paso intermedio en una confrontación bélica directa entre potencias nucleares. Antes de emplear las salvas nucleares estratégicas contra las retaguardias operativas o profundas enemigas. Los EEUU pretenden que, al menos, los dos últimos temas sean objeto de un posterior acuerdo.

Las limitaciones rigurosas de las armas nucleares no las eliminan. Ningún arma ha sido abolida nunca, una vez adquirida y extendida la tecnología para su fabricación y uso. Es necesario aprender a convivir indefinidamente con ellas. Un control excesivo (muy pocas cabezas y vectores) hace que todas sean dirigidas a atacar los centros de población e industriales enemigos. Esto va paradójicamente en contra de las aspiraciones pacifistas. Cuando el número de sistemas de armas supera un umbral de supervivencia o práctico, permite seguir una estrategia atómica flexible, variable y escalonada. En ella muchos de los vectores son apuntados a destruir los vectores enemigos en las diversas fases de su trayectoria al blanco: en y sobre territorio o plataforma hostil, en vuelo balístico o autónomo hacia el objetivo y sobre el territorio propio, tanto a alta como a muy baja cota. Esto mantiene limitado el número de cabezas destinadas contra poblaciones e industrias. Incluso permite su empleo táctico contra blancos rentables de concentraciones militares enemigas, especialmente antes de alcanzar en fuerza el límite anterior de una posición de defensa.

En las guerras contemporáneas han irrumpido, marcando carácter, las comunicaciones modernas: las inalámbricas u ondas de amplio espectro, las redes viarias y los vehículos diversos a motor. Un desafío especial, que se plantea en todos los conflictos coactivos, no necesariamente armados en todas sus fases, es la llamada guerra cibernética. Concretada en los ataques al “enemigo” a través de la red universal de comunicaciones inalámbricas. Estas agresiones son capaces de penetrar las líneas de seguridad de primer y segundo niveles, las más conocidas o comunes. Y atentar contra las bases de datos y los procesos de los ordenadores normales de empresas, particulares e instituciones. Hasta hace unos pocos años, sólo los estados desarrollados tenían acceso a su tecnología de vanguardia. Y esto enlaza también las guerras de 3ª y 4ª generaciones: el empleo de los ciberataques no está ya en manos de las grandes potencias. Por ejemplo, alocando los ordenadores de las plantas de hostiles o golfos de enriquecimiento del uranio 235. Hoy en día, pequeñas naciones y grupos de aventados rebeldes o de pilluelos vanidosos, con ciertos conocimientos y magros recursos, pueden realizar con éxito ataques cibernéticos a cierto nivel.

En las últimas décadas, las guerras se están manifestando en unos niveles muy asimétricos de medios y esfuerzos enfrentados. Tanto es así que los estadounidenses les llaman guerras de 4ª generación o asymmetric wars. Pero que no son más que las viejas guerras de guerrillas de la Historia. Y, muchas veces también, de liberación nacional. No olvidemos que siempre se ha vilipendiado al enemigo rebelde y respondón. Al que se le juzga por las leyes de sedición armada y ataques contra la seguridad del estado. Napoleón así tenía en consideración a los españoles a partir de mayo de 1808. O las potencias europeas a las naciones nacientes en África y Asia, tras la II guerra mundial, desde Argelia hasta Indonesia, pasando por Angola (que los portugueses decían que era una provincia nacional) y Vietnam.

En estas guerras irregulares faltan muchos de los parámetros de las guerras anteriores. No hay declaración de guerra por parte del poder legislativo del contendiente fuerte o militar. La victoria no se obtiene ocupando el territorio enemigo. Los medios militares pierden una parte de su protagonismo, a favor de los medios sociales, económicos y políticos, necesarios para ganar la voluntad y el fervor de las sociedades en juego. El trato y el cuidado dados por los contendientes a la población civil del territorio infestado de guerrillas es fundamental en el desarrollo y el resultado del conflicto. La duración de estas guerras es mayor que la de las guerras convencionales. El tiempo, necesario para que los rebeldes creen y desarrollen su esfuerzo de guerra total, actúa, en general, en favor del contendiente débil o irregular. Los medios militares no suelen estar adaptados, en principio, al tipo de lucha que se les pide. No existen objetivos claros, ni territorios en litigio, ni líneas o despliegues, ni posiciones fortificadas, si las guerrillas son lo suficientemente hábiles y sentadas, como para no oponer directa e innecesariamente su debilidad crónica a la fortaleza enemiga.

Las Grandes Líneas Operativas de las Fuerzas Contra Guerrilleras.

Hoy en día, en Occidente, en Europa, el protagonismo exterior de las fuerzas armadas convencionales parece concentrarse en ellas, a lo largo del tiempo y en variados teatros. La actuación militar occidental frente a sus amenazas exteriores irregulares globales exigen unas fuerzas de contra insurgencia eficaces, ligeras y móviles y especializadas en tácticas y técnicas no ortodoxas, como parte de las tropas convencionales. Que deben operar siempre en conjunción con las fuerzas nacionales de los países infestados de hostiles y apoyadas con decisión por la economía y la diplomacia propias. Las fuerzas contra guerrilleras no deben esclavizarse a las estrategias y tácticas de los conflictos de segunda y tercera generación o clásicos contemporáneos. Aunque éstos puedan surgir puntualmente en los conflictos armados con los “estados golfos” de cada momento (por ejemplo, Irán, Corea del Norte o Venezuela).

Algunas de las características operativas de este tipo de guerra diferente, pero no nuevo, son:

Evitar siempre una guerra prolongada. Con ella el enemigo se organiza, se extiende y se fortalece, a veces irreversiblemente. Mientras los militares se desorientan, se irritan y se debilitan. La guerra de Afganistán está de lleno en este período prolongado crítico.

Atacar siempre las concentraciones y las bases rebeldes. Éstos son los objetivos duros y convencionales que ofrecen a las fuerzas militares. Defender y mantener siempre las comunicaciones propias y atacar las del enemigo. Aprovechar para ello la movilidad de los vehículos ligeros blindados y las aeronaves, que neutralizan la información de los observadores varios del enemigo.

Mantener las defensas pasivas de la guerra al mínimo posible. Los grandes cuarteles “protectores” y costosos en zonas relativamente tranquilas, sólo sirven para aislarlos militar y socialmente del medio fluido y activo de la lucha irregular. Si faltaran fuerzas propias inicialmente, es necesario concentrarlas temporalmente en menos zonas y fomentar entre la población las fuerzas de auto defensa. Emplear siempre un patrullaje continuo, creativo y enérgico. Tanto para la exploración y el ataque, como para estorbar y aislar a las guerrillas de las poblaciones amigas o neutrales y cortar sus comunicaciones. En ambos casos, es necesario mantener fuerzas móviles, incluso aerotransportadas, para prestarles apoyos. Utilizar las concentraciones de fuerzas militares sólo para atacar las bases guerrilleras o cercar y perseguir sus concentraciones operativas.

Esto mantendrá la iniciativa y la sorpresa, que crean la red regional de pequeñas unidades ligeras de acción, en manos de los militares. Que por formación, entrenamiento, medios y vocación deberían superar claramente a los hostiles en las operaciones militares. El objetivo principal no es mantener una línea o un “sembrado” de cuarteles y fortines por todo un país o región estratégica. Sino destruir la capacidad de combate y de movimiento operativo de los rebeldes armados.

Y sólo los éxitos militares “iniciales” y continuados, sentarán las bases para una pacificación firme, irreversible y progresiva de las distintas regiones del país.

Veamos sucintamente la posible distribución de las bases militares en función de la actividad enemiga. En las zonas más favorables a los rebeldes, los puestos militares deben ser sólidos y resistentes, pocos y con mayor guarnición. En estas áreas deben predominar la exploración de las bandas y las mayores operaciones ofensivas contra ellos, sobre sus bases, concentraciones, refugios y pasos.

En las zonas donde los rebeldes intentan asentarse, progresar y llegar a dominar a los civiles, los puestos serán más numerosos y con menos tropas. Éstas son las zonas más lábiles, de guerra más irregular, de encuentros (la emboscada lo es) más frecuentes. Aquí se decide, primero, el avance y el progreso y, finalmente, el triunfo de uno de los dos contendientes. Las comunicaciones enemigas y los núcleos rebeldes en estas áreas son los objetivos operativos de las fuerzas leales, junto con la defensa de las poblaciones. Apoyándose, en parte, en fuerzas de autodefensa locales, reforzadas por patrullas militares muy móviles, incluso helitransportadas. Asegurada la defensa de un área en estas zonas, es posible exigir lealtad a la población protegida, y comenzar las labores de apoyo económico y de rearme cívico nacionales.

En las áreas más leales o neutrales y pacíficas es necesario ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población civil. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes. Para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras 2 clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

Cuando los medios militares disponibles son escasos y el enemigo sostiene una guerra total, ¿es posible combatir contra rebeldes armados y motivados?

Veamos un ejemplo histórico de la actuación de fuerzas contrainsurgentes, en condiciones desfavorables para ellas. Las fuerzas antipartisanas alemanas en la URSS intentaron siempre no ser forzadas por los guerrilleros a la pasividad de la guarnición o la escolta. En su manual de “Guerra contra las Bandas” establecían que “la iniciativa debe ser siempre nuestra. Incluso si el comandante solamente tiene una pequeña fuerza a su disposición, no debe mostrar fallos en su resolución. Si es posible, cada acción de las bandas debe ser contestada”.

Los alemanes no sólo estaban obstaculizados en sus operaciones contra guerrilleras por una habitual inferioridad de hombres. Sino, también, por la heterogénea calidad de las que disponían. Sus tropas antipartisanas consistían en una siempre variable combinación de fuerzas de diversos orígenes y calidades: tropas de fronteras y tropas de seguridad y policía alemanas; tropas de seguridad de sus aliados en el frente del Este, especialmente italianos y rumanos; y una mezcla variopinta de fuerzas “rusas” aliadas de seguridad y de autodefensa, a veces, inseguras. El núcleo duro de las unidades eran los alemanes. En los puestos no se solían poner tropas homogéneas. En ellos las calidades se entreveraban, para que la presencia del fuerte animase al más flojo o novato, y le alejase los pensamientos de debilidad o deserción.

Ante la imposibilidad de guarnecer su retaguardia en todo el territorio conquistado a la URSS, al oeste de una línea imaginaria trazada entre Leningrado y Stalingrado, los alemanes tenían que seleccionar muy bien los puntos de guarnición. Éstos pocas veces contaban con más de una sección de fuerzas contraguerrilleras. Además, se consideraba que con 4 o 5 hombres, el puesto podía ser defendido por un tiempo. Mientras, los otros, en 1 o 2 patrullas, salían a perseguir a los partisanos en las aldeas cercanas, a vigilar la vital línea de comunicaciones o a apoyar a otros puestos. Cuando se creaban nuevas unidades o si había un “sobrante” temporal de fuerzas antipartisanas, se formaban patrullas de exploración y combate, algo así como unas fuerzas de reconocimiento en fuerza, para localizar y hostigar a los guerrilleros. Cuando era necesario realizar una acción ofensiva mayor, ante una amenaza guerrillera o la localización de una concentración importante, incluso se traían temporalmente tropas de primera línea (de la zona operativa) para el ataque y destrucción de aquélla, generalmente buscando su cerco y aniquilamiento.

Es cierto que los resultados alemanes fueron limitados. Y también es cierto que el principal objetivo operativo de sus fuerzas antipartisanas se cumplió. Se mantuvieron razonablemente abiertas las líneas de abastecimientos desde Alemania, Polonia y Rumania hasta las retaguardias de las fuerzas alemanas y de sus aliados en el Este. Y el flujo de hombres, armamentos, equipos, repuestos y mercancías que recibieron fue constante, para permitir el gigantesco esfuerzo de guerra contra los casi inagotables recursos de la URSS. Millones de prisioneros soviéticos fueron enviados al Reich y hacia allí retornaron incontables unidades y hombres de la Wehrmatch.

España en Afganistán II.

(CONTINUACIÓN)

El Combate Contrainsurgente en Afganistán.

Las fuerzas contrainsurgentes tienen varias misiones que cumplir simultáneamente. Deben defender sus bases, cuarteles y reductos. Y no simplemente limitarse a las labores de guarnición y espera. Que son de las tareas que más erosionan y carcomen la iniciativa, la disposición combativa y la motivación de las tropas regulares en este tipo de lucha. Deben perseguir sistemática y continuamente a las bandas, especialmente sus bases y unidades mayores o concentraciones de bandas. El fuego aéreo no es más que una parte del plan de fuegos de apoyo de las operaciones de exploración, ataque, hostigamiento y cerco y aniquilación de las fuerzas terrestres regulares y especiales.

Deben defender las instalaciones vitales para el esfuerzo contrainsurgente, especialmente sus comunicaciones terrestres. No es necesario aferrarse a nudos de comunicaciones, puentes, túneles y a los Km. de vías. Sino protegerlos activamente, con iniciativa, creatividad, agilidad y desconsideración hacia el enemigo armado. Deben ganar progresiva y firmemente el apoyo de la población afgana. Unido a este acercamiento, están las verdaderas “bases” militares regulares, cercanas o insertadas en los pueblos y aldeas. Son posiciones seguras que protegen a los civiles y trabajan con y para ellos. Y desde las que se expande y asegura el territorio afgano arrebatado a la influencia de los rebeldes armados. En ellas pueden insertarse, en proporciones variables y según el momento, los equipos de construcción, asesoramiento y formación sociales.

La clave operativa es el patrullaje enérgico, continuo, impredecible, ávido del combate con los insurgentes o de conseguir información. Que constituya un “enjambre” más profesional, más activo, más letal que los insurgentes. Integrado por unidades raramente mayores de una sección. Cuyas armas sean el sigilo, la discreción, la movilidad, con la noche como colaboradora y refugio. Las comunicaciones rebeldes pueden ser dislocadas por la interposición del “enjambre” militar. Los refugios y depósitos de los rebeldes terminarían localizados. La convicción de impunidad de los insurrectos desaparecería. Técnica, táctica y operativamente, los militares extranjeros y, más tarde, luego, cuando aprendan, los nacionales, deben ser por oficio y capacidades, más profesionales, más activos, mejor equipados, más letales, más eficaces, que las fuerzas irregulares a las que buscan y combaten. El problema de una rebelión interior armada debe ser conducido a un problema policial de bandidos o narcotraficantes comunes.

La paciencia debe ser una característica de todos los ejércitos implicados en esta guerra. También hay que alcanzar un mínimo de oficio y veteranía para ser eficaz. En las zonas más favorables a las bandas es muy fácil que, al principio, las operaciones de cerco se cierren en vacío. Hay que ir ganando y seleccionando a su población, como hemos dicho antes, para que el oficio y la lealtad combinados produzcan sus réditos militares y sociales. Los sucesivos triunfos del ejército afgano le irán ganando el favor del pueblo. Porque todos quieren ser emotivamente del bando ganador. Y porque los intereses de los afganos son lábiles, dispares y aún contradictorios, basados en la lealtad a la familia, al clan, a la tribu y al Islam, por ese orden.

El Combate contra los Insurgentes Islamistas en las Zonas Montañosas Pashtunes.

Todo la inversión y el esfuerzo empleados por España en Afganistán, no se han utilizados directamente en cazar a la organización al-Qaida o en acosar y destruir a las bandas talibanes aliadas. El gobierno lo tendría fácil para convencer a la opinión pública. El modelo más visible y paradigmático de los yihadistas internacionales fue Bin Laden. Y lo son ahora su consejero delegado, el Dr. al-Zawahiri, al-Masri (el egipcio), y sus franquicias internacionales. El régimen talibán, por su parte, les procuró amparo y refugio en su territorio, antes y después del 11 S. A partir de octubre de 2003, tras la ocupación de Afganistán por los aliados, Bin Laden y su séquito de familiares, escoltas y colaboradores estrechos no son acogidos abiertamente en ningún país. Bin Laden tenía la categoría de prófugo huido en paradero desconocido.

La “persecución activa sugerida” daría cumplida justicia al alevoso y cruel ataque del 11 M de 2004 en Madrid. Porque nadie piensa que, con el posterior juicio del grupo de islamistas capturados, se hizo cabal justicia de aquella barbarie. Se realizó justicia sobre una colección de camellos, lumpenterroristas y colaboradores hispanos capturados, que participaron en los hechos. El tribunal sentenció sobre los hechos probados que se le presentaron a juicio. Pero nadie cree que ese “grupo paria” pudo por sí mismo, idear, organizar, entramar, dirigir, controlar los pasos y ejecutar el atentado, sin contar con importantes conexiones externas a él.

La persecución de los talibanes y de las recidivas de al-Qaida en la zona montañosa afgana, subsidiaria del Hindo Kush, al oeste de la línea Durand, no requiere de grandes efectivos humanos empeñados. Además, sólo se tomaría la responsabilidad operativa en una zona adecuada. Teniendo en cuenta los efectivos aportados y la compartimentación de sectores que permiten las líneas de alturas. Dentro de un área parcial de la zona, el centro de gravedad de la lucha reside en el control de los pasos y en las alturas dominantes de éstos. Los despliegues militares deben ser largos y estrechos, como exige la orografía. Y en las marchas evidentes, las unidades y pequeñas unidades deben aprovechar simultáneamente toda la red de veredas, desfiladeros y caminos de una zona. Esto les brinda también un cierto desdoblamiento previo para el combate. No es fácil contar con el apoyo de fuego aéreo, por los requerimientos de maniobrabilidad de las aeronaves. Se pueden realizar bombardeos puntuales de saturación sobre una posición reforzada del enemigo, que éste haya decidido mantener. Se deben evitar los fuegos pesados sobre los poblados, incluso sospechosos. Salvo que respondan a la seguridad incuestionable de las propias fuerzas.

Las unidades a emplear en las “interfases de acción” con el enemigo en estas zonas hostiles, son las pequeñas unidades de infantería ligera de élite, con formación de alta montaña. Ninguna columna principal “madre”, avanzando metódicamente por estas áreas, puede sobrevivir sin destacar vanguardia y flanguardias con cierta capacidad de combate. Que vayan ocupando temporal y sucesivamente los puntos dominantes al frente y a los flancos de la línea principal de avance. Apoyada la agrupación de marcha también por una retaguardia, que se adelante por saltos sucesivos observados.

Los drones o aviones no tripulados de exploración y ataque a tierra son un sistema de armas más de la amplia variedad a disposición. Son eficaces contra blancos selectos no combatientes, haciendo vida normal, sin seguridad ni disponibilidad de combate. Que son las condiciones más frecuentes de la vida. En la profundidad de su retaguardia, el enemigo pashtun no piensa jamás en sufrir ataques del tipo “death from above”. Son un arma más del apoyo a tierra. Pero a los jefes de los “grunts” (soldados USA) les fascina. Porque así éstos no tienen que acercarse a las distancias próximas para combatir a un enemigo temperamental, con más indiferencia de la vida que ellos, correoso, belicoso y luchando en sus tierras.

La ventaja de los pashtunes sobre las fuerzas regulares extranjeras, reside en el conocimiento íntimo y el aprovechamiento de su propio terreno. Sobre él se pueden mover a gran velocidad. Tienen una habilidad táctica elemental y una especial astucia, incorporadas a su sentido de supervivencia natural. Son capaces de esperar pacientemente por una favorable oportunidad de actuación, escogiendo generalmente cuándo y dónde hacerlo. Los pashtunes tienen poca disciplina militar colectiva. Los fuegos pesados aéreos y artilleros les afectan bastante en su ánimo y decisión. También les impacta mucho el ver amenazada u ocupada su línea de retirada. Y los fuegos ligeros y medios militares les perturban, cuando los reciben desde alturas superiores a las que ellos ocupan. Los pashtunes pueden atacar de noche algún objetivo que les merezca la pena, pero no son luchadores naturales nocturnos.

Los talibanes gozan de un sistema complicado de cuevas naturales en varios niveles, en algunas zonas fronterizas. Que está reforzado por túneles de comunicación. Éstos están dotados de zonas ampliadas para la espera y el almacenaje de bienes de todas clases. Este sistema es utilizado para facilitar el tránsito entre Afganistán y Pakistán. Sin tener que utilizar los pasos fronterizos o desfiladeros más habituales y conocidos. Y como refugio temporal, cuando los aliados llevan a cabo operaciones a nivel de batallón y de regimiento, de búsqueda de rebeldes o de represalia sobre las zonas pashtunes, donde éstos han sido más activos. Los pueblos montañeses son numerosos, pequeños y diseminados por ambas zonas de la frontera afgano pakistaní. En ellos también se pueden camuflar un pequeño grupo de talibanes, a la espera de que pase de largo una creciente militar como las citadas.

La infantería ligera de élite para estas tareas debe contar con cualidades anímicas y formativas especiales. De partida deben tener la motivación, la formación y el entrenamiento adecuados. Personalmente, tienen que tener creatividad, iniciativa, actividad y resistencia física y anímica. En las misiones tienen que actuar con autosuficiencia y sobriedad; paciencia, quietud y silencio; calma y alerta de los sentidos, simultáneamente. No abundan estos especímenes en los ejércitos actuales. Sin embargo, tras unos pocos años de guerra, en los ejércitos aparecen muchos más individuos de éstas características. Ellos se han formado en la guerra. Y han aprendido (de aprehendere, coger) y asimilado (incorporado a ellos mismos) el oficio. Y la probabilidad de sobrevivir, en los escasos combates que han protagonizado, les sonrió a ellos de frente.

Lo que puede ir a peor, tiene muchas posibilidades de empeorar.

Ahora, el Plan Obama, para desengancharse de Afganistán, empeora, a 3 años vista, las posibilidades estratégicas del Plan de la ISAF para el pais. ¿Con qué ánimo vamos a implicarnos ya en la variante activa de la guerra de Afganistán?

Pues bien, nos queda una tercera posible actuación, que no he mencionado antes, por pensar que era indigna. Y es tirar ya la toalla. Para evitar bajas incomprendidas en la Patria. Encerrarnos en el portento de base “Ruy González de Clavijo” y pasar a la defensa rígida, sin cesión de terreno. Aunque, al final nos remuerda el bochorno de que un ejército irregular tercermundista nos haya arruinado los planes y termine ocupando, dentro de 3 o 4 años, nuestras instalaciones protectoras.

España en Afganistán

¿Hacemos Actividades Socio Políticas Protegidas y de Policía o Guerra     Contrainsurgencia Activa?

Variadas son las tareas y misiones de las fuerzas aliadas de la ISAF en Afganistán. Así, existen 2 grandes grupos de misiones sobre el terreno. Uno es el sostenimiento de la lucha, a través de obras civiles y sociales, de reconstrucción, formación y acercamiento a los afganos. La otra es la lucha contra las bandas armadas. Para aniquilarlas (destruir su voluntad de lucha y/o su capacidad de combate) e ir ganando el respeto y el acercamiento nativos. Ambas están lastradas por el hecho de que los encargados de esas misiones son extranjeros, de civilización y etnia diferentes a los afganos. Y, además, con tiempos de servicio muy cortos y con plazos de retirada, no sólo definidos, sino inminentes.
¿Qué más Podemos Hacer? ¿Podremos Ganar?

Una opinión de un Aliado importante.

El buenismo de las alianzas entre culturas divergentes, sean o no antagónicas, apuesta por la ausencia de guerras, de terroristas alucinados y de tiranos aprovechados en el Mundo. Esto es muy idílico, muy deseable y muy improbable. Y nos recuerdan viejas posturas seudo pacifistas, recurrentes en los períodos de entreguerras europeos. Y por ejemplo, analizando la historia del Imperio Otomano, nunca fue más grande y más poderoso, ya mucho antes de 1453, que cuando combatió a los distintos países europeos de turno. Y su decadencia siempre surgió cuando se apartó de esta línea de acción exterior “imperial y religiosa”.
Sabemos que Washington y otros aliados activos menores no estarán siempre ahí para costearnos social y económicamente la defensa de una civilización común. Robert Gates, en una de sus últimas intervenciones como Secretario de Defensa, ante la reunión de ministros de Defensa de la OTAN del 8 de junio, se ha quejado en este sentido. “¿Le compensa a los EEUU lo que pone en la NATO?” “Las restricciones nacionales han atado las manos de los comandantes de campo de manera irritante” Gates, secretario del ramo con Bush Jr. y con Obama, se manifestó muy preocupado por una Alianza militar dividida en su compromiso real, entre dos clases de aliados. Con miembros que se especializan en misiones humanitarias y labores de desarrollo social y económico y de policía. Donde los medios militares a disposición están dispersos, dilapidados e infrautilizados. Y los miembros que realizan las misiones de combate y de lucha contra la insurgencia reales.

La Actuación Española en Perspectiva y Posibilidades.
La antigua base “General Urrutia”, junto a la capital de Bagdhis, se usó hasta hace bastantes meses como centro de formación de los policías afganos. Ahora ha sido entregada a los afganos. Y ha sido sustituida desde el verano pasado por una gran base militar, situada junto al aeropuerto de Qala-i-Naw. El nuevo acuartelamiento tiene un perímetro de unos 6 kilómetros protegidos y unas 70 hectáreas de superficie, con una capacidad para aproximadamente 1.300 personas. Su estructura está dividida en 5 zonas: mando, logística, servicios, viviendas y campos de tiro. La zona de servicios es a la carta: disfrutando de comedor, cocina, barras, gimnasio, locutorios telefónicos y de Internet, biblioteca, capilla, tienda de efectos y campos de deporte. Cuenta con una central eléctrica propia y una planta depuradora para el agua. Durante su construcción se ocuparon a unos 200 trabajadores locales de media al día. La base costó unos 44 millones de euros, entre la compra de terrenos, el levantamiento de los edificios y las comunicaciones internas. Los terrenos ocupados son colinas terrosas ocres. Los amplios desniveles de la zona, las necesidades defensivas y el clima de la región, húmedo en invierno, formando fangales, obligaron a remover medio millón de metros cúbicos de tierra en la obra civil. Y hubo que conectar los distintos pabellones con vías especiales.
El Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) de Badghis tiene su cuartel y equipamientos en esta base. A mediados de 2010 había en Afganistán entre 1.600 y 2.000 soldados y militares españoles. Esto suponía entre cuatro y cinco veces más militares que en la primavera de 2004. La gran base “Ruy González de Clavijo” es un ejemplo de instalación militar para la protección, la comodidad relativa y el aislamiento de las fuerzas de la ISAF. Que da tranquilidad a los políticos y a los mandos, por la seguridad relativa que brinda a sus hombres, en una zona poco disputada por los insurrectos.
En torno a nuestras grandes posiciones fijas en Qala-i-Naw, hemos establecido también reductos reforzados, siguiendo la llamada ruta Lithium y la gran Carretera Circular afgana. Ambas unen las dos principales localidades de Badghis: Qala i Naw y Bala Murghab. La primera discurriendo a la izquierda y la otra, a la derecha. Bala Murghab es un centro operativo recidivo de la insurgencia de la provincia. Desde hace tiempo, la ISAF intenta asegurar el paso de convoyes por esa vía, provocando  enfrentamientos con los irregulares. La ruta Lithium está protegida por dos destacamentos españoles fijos, situados en Sangh Atesh y Ludina. En Ludina hay una compañía de la Legión y en el otro, una sección. El último fue establecido esta primavera. Como avanzadas de combate o posiciones de observación se han establecido en las alturas del seco valle varias posiciones semifijas, como la Echo o la Golf. No sirven de gran cosa, porque el enemigo las identifica pronto. Y es un enemigo que no deja una huella táctica apreciable a la observación fija y rutinaria. Una sinuosidad del terreno de menos de un metro, ya le oculta de las vistas. Incluso, sin formación de zapador, puede acercarse a las posiciones militares. Usando para ello la ocultación que le prestan las crestas de alturas. Sólo la observación casi desde encima de éstas puede impedir el acercamiento enemigo a pocos metros, a menos de tiro de granada. La función de los observatorios es avisar a las unidades que los despliegan, de los movimientos sospechosos y evitar las sorpresas a los destacamentos principales. Se complementan con las patrullas motorizadas a lo largo del valle y con los vuelos de los “drones”.
La otra carretera es la sección provincial de la carretera más importante de Afganistán. Su trazado recorre el país, dando una gran vuelta. Aunque hasta hace poco no se completaron totalmente su cierre y su firme definitivo, que no es gran cosa. Ella es algo así como una M-30 a nivel nacional. La llaman, sin demasiada ocurrencia, la Ring Road. La Carretera Circular une Herat con Bala Murghab, pasando por Qala-i-Naw. Desde aquí, para dar seguridad a las obras de ingeniería civil hacia Bara Murghab, hemos establecido también dos posiciones fijas en Muqur y Darra i Bum, fuerte en una compañía. Hacia Herat, capital de la otra provincia donde estamos, tenemos una posición fija en el paso de Sabzack.
Las bandas más organizadas se mueven en grupos pequeños de paisanos, que convergen sobre su objetivo de madrugada. No tienen vehículos ni piezas de artillería. Sus armas “pesadas” son el lanzacohetes monotubo, el mortero desmontable, los lanzagranadas tipo RPG y RL y las ametralladoras ligeras RPD o PK Para atacar una posición débilmente defendida o sin ánimos de lucha, bombardean brevemente con el fuego de los lanzacohetes. Luego se acercan para emplear los morteros. Y, finalmente, el asalto lo realizan varias escuadras independientes. Que convergen desplegadas en línea quebrada, avanzando y disparando ráfagas de su armamento personal, con sus armas “pesadas” al final. Probablemente para realizar estas acciones más audaces, tengan que venir bandas pashtunes, más fogueadas y duras, desde el sur o el este del país.
En la contrainsurgencia activa y eficaz, ávida de localizar al enemigo y de batirlo, las grandes bases militares se incrustan en el territorio enemigo. Son los centros de las redes operativas contrainsurgentes. Formadas sobre las patrullas activas de combate o de exploración, que operan en el territorio hostil. Y que tienen como “nudos” o soportes inmediatos a los reductos fortificados o reforzados. Éstos pocas veces necesitan más de una sección de fuerzas contraguerrilleras. Incuso, sólo con 4 o 5 hombres decididos y motivados, un puesto puede ser defendido por un tiempo. Mientras, los otros, formando 1 o 2 patrullas, pueden salir a hostigar a los guerrilleros, a vigilar las líneas de comunicaciones o a apoyar a otros puestos. La red de patrullas y de pequeños puestos militares, actuando en las zonas en disputa con los talibanes, tiene como fines operativos: negar la iniciativa y la movilidad a las guerrillas; cortar sus comunicaciones con sus bases, con su red de colaboradores y entre ellas. Y levantarlas, como a la caza, de sus “bases” protectoras de carácter civil y de sus reductos aislados. Una cualidad necesaria de sus mandos es la de poseer la fiereza y la garra inherente al choque armado. Satisfaciendo la “necesidad educada” de rematar la faena hasta su mismísimo fin. En este tipo de guerra irregular es necesario actuar sin tibiezas, dudas o condicionamientos ajenos y con celo del triunfo. Porque la moral es el principal activo de las guerrillas y de los militares. Y se desplaza, formando un flujo vital, entre ambos contendientes de esa guerra, según éstos logren éxitos militares y civiles. El conocimiento de los insurrectos de su zona y de su vecindario es en esta guerra un activo mayor.
Y es en las áreas más leales o neutrales donde se pueden ensayar las técnicas y los métodos de acercamiento sincero y efectivo a la población afgana. Las fuerzas nativas de autodefensa, apoyadas por patrullas militares móviles, a cargo de una zona manejable, deben soportar aquí el peso de mantener su propia seguridad. En esta zona pueden localizarse las reservas helitransportadas y mecanizadas suficientes, para ser enviadas en operaciones de apoyo o de ataque a las otras  clases de zonas operativas. También las brigadas de apoyo económico y de rearme cívico, pueden tener aquí sus almacenes y barracones centrales.

(CONTINUARÁ)

El Sistema Militar de los Husitas II.

(continuación)

Las Campañas Militares Husitas.

El papa Martín V proclamó en 1420 la cruzada contra los husitas y entregó su dirección militar a Segismundo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de Occidente y rey de Bohemia y Hungría. Segismundo había adquirido buena fama militar, guerreando en las fronteras imperiales contra los otomanos. El que hablase el checo no podía aspirar fácilmente a conservar la vida. En las mentes obtusas de los cruzados, los checos eran equivalentes a husitas. Los husitas conformaban una mezcla social heterogénea de legos y clérigos, urbanitas y rústicos, caballeros y doctores universitarios. A la que los propagandistas enemigos llamaban “alianza monstruosa” y “hermandad diabólica”. Consecuentemente, los husitas proclamaron que “en esta hora de venganza, no nos corresponde ni mostrar piedad, ni imitar la misericordia de Jesús. Pues éstos son días de ira, de fervor y de violencia”. Sobre Praga avanzó una enorme masa de guerreros, provenientes de todas las regiones del Imperio. Ziska se apresuró a defender la capital con un ejército de unos 9 mil hombres, aún no totalmente afinado. El centro de gravedad de su defensa se situó en el monte Vitkov, altura empalizada de la ciudad, conocida desde entonces como colina de Ziska. La defensa fue desesperada y hasta las mujeres se incorporaron a la lucha. Pero la heterogénea procedencia de los sitiadores llevó a graves disensiones en sus filas y levantaron el sitio sin resultados.

Un año después se lanzó la mayor cruzada contra los husitas. Diversos príncipes alemanes dirigieron una gran hueste. Su número se ha elevado a cifras exageradas por los cronistas. Pero es seguro que superaban cinco a uno a los husitas. Éstos ya habían conseguido diseñar y, sobre todo, engranar completamente su sistema de armas combinadas. Entonces, Ziska avanzó hacia la frontera. Y, operando desde sus líneas interiores, asestó en cuatro días 2 importantes golpes (en Luditz y en Kuttenburg) a 2 fuerzas enemigas convergentes y ocupó 2 poblados fortificados en aquélla. En un combate en 1421, Ziska recibió un flechazo en el ojo sano, perdiendo la vista. Y sus sorprendentes y sucesivos éxitos los fue ya creando, decidiendo, enhebrando y desarrollando, con los informes que le iban narrando sus jefes sobre el terreno de combate. Así, sus lugartenientes fueron incorporándose a las particularidades, el conocimiento y el dominio de su sistema militar interarmas.

Segismundo conducía a su vez otro ejército hacia Moravia, para eliminar de allí a los husitas. Ya no empleaba las masas densas de caballería, sino que su fuerza era un conjunto de 23 mil mercenarios entrenados, mandados por el capitán de condottieri Pipa de Ozora. Ziska le persiguió con unos 10 mil hombres, formando una agrupación de marcha de vehículos blindados de combate de infantería, artillería y caballería. En Kutna Hora, a 50 Km. al este de Praga, derrotó al emperador y a sus mercenarios el 6 de enero de 1422. Éstos dejaron 12 mil muertos en la tierra que invadieron. Y Segismundo se salvó a duras penas de ser apresado por la caballería husita en la explotación del triunfo.

Las expediciones militares a Bohemia tuvieron un fuerte impacto económico en los países que las promovían. Eran empresas caras y los recursos tenían que extraerse de todas las fuentes posibles. Esto suponía el agotamiento de las arcas imperiales, cargas tributarias sobre los contribuyentes detectados y contribuciones de la Iglesia. En muchos casos era necesario rescatar a los cautivos y también pagar a los husitas elevadas sumas por los armisticios. Aparte de la pérdida de los ejércitos levantados y la captura por el enemigo de sus armas, monturas, equipos y víveres. Las Dietas Imperiales tuvieron que afrontar la falta de recursos desde 1420 a 1436.

Después de 1422, fueron ya los husitas los atacantes y los invasores. Ziska lanzó una primera operación de castigo sobre los húngaros, por su participación en la cruzada anterior. Fue el inicio de una gran campaña de ofensivas husitas intermitentes contra las regiones y los príncipes del Imperio. La superioridad de a veces hasta 10 a 1 no bastaba para permitir triunfar a su enemigo, ni para evitar su precipitada y escandalosa huida. Por todo alrededor de Bohemia y Moravia, las bandas husitas saquearon Austria, Sajonia, Baviera, Silesia y Turingia, llegando hasta el Báltico. En estos años, sólo una vez los imperiales les presentaron batalla. Fue en Ústí y su ejército de 70 mil hombres fue derrotado completamente por 23 mil husitas. Pero ya iban asomando también los malignos y poderosos gérmenes intestinos, que llevarían a la decadencia y al ocaso de los husitas, tras la muerte de Ziska. En efecto, los husitas comenzaron a separarse internamente por razones de diferencias religiosas y ambiciones de poder de los jefes.

La Precipitada Decadencia de los Husitas.

El 11 de octubre de 1424, Jan Ziska murió a la edad de 70 años. En el espíritu de las leyendas que se tejieron en torno a los husitas, se dijo que con su piel se confeccionó el parche de un tambor de guerra, destinado a amedrentar a los germanos. Su sucesor fue un sacerdote casado, llamado Procopio el Grande. Que tenía más talento para la política y los contubernios que como militar. Esta designación polarizó más a los grupos husitas. Por lo que le venía mejor el sobrenombre de “el Cuestionable”. En la estela relumbrante y temible de su predecesor, consiguió aún arrancar concesiones del Papado, a través del concilio de Basilea, y del Imperio. Ambas instituciones pensaban que así les podía ir mejor que combatiéndoles directamente. El ejército husita estaba ya creciendo con la incorporación de mercenarios polacos y húngaros. Pronto, antiguos lugartenientes de Ziska establecieron una oposición abierta contra Procopio. Todo ello levantaba y encrespaba intereses, razones y objetivos discrepantes entre los husitas. Y que llegarían a convertirse en antagónicos insolubles.

Por fin, en la batalla de Lipany, el 30 de mayo de 1434, a 40 Km. al este de Praga, se enfrentaron y despedazaron entre sí las 2 grandes facciones husitas: los nobles nacionales, algunos católicos y los conservadores, de un lado, y el ejército oficial husita, los hombres de Procopio, enfrente. Éstos salieron antes de tiempo de su escudo de carros blindados para rematar a su enemigo, sufrieron un contraataque demoledor y fueron derrotados por los primeros. Entre los caídos estaba el gran Procopio. Algunos llamaron más tarde a Lipany, el “suicidio de Bohemia”. En el plazo de unos pocos lustros, Bohemia formaba parte de nuevo del Imperio germano y católico.

Jan Ziska fue siempre la argamasa que mantuvo unidos a los distintos grupos de husitas. Fue la autoridad central que es siempre necesaria, si se quiere perdurar en el tiempo, venciendo a los demonios de la incertidumbre y de los avatares en etapas tan procelosas. Fue muchas veces el árbitro en las disputas más mundanas o miopes de los husitas locales. Buscaba, por encima de todo, la unificación nacional y militar de los checos, elevando su objetivo por encima de las vicisitudes y diferencias del día a día de la rebelión y con sus enemigos. La autoridad, la falta de ambiciones personales y el prestigio de Jan Ziska fueron siempre incuestionables. Y estaban marchamados por su ejemplo (dirigió in situ la defensa agónica del monte Vitkov en 1420), su mando militar supremo y sus numerosos triunfos sobre el enemigo imperial y sus aliados.

LA CAZA Y CAPTURA DE BIN LADEN

Las pequeñas unidades atacando con objetivo limitado (una incursión profunda, la toma de una posición crítica, el rescate de una personalidad, una emboscada) constituyen un “sistema” militar cerrado. Esta condición impone unas características específicas en sus “interfases de acción” con el enemigo. Que no siempre son idénticas a las de la lucha de unidades y grandes unidades, sobre todo en la limitación de los medios y del tiempo de actuación disponibles.

Las unidades así empeñadas deben imponer rápidamente y mantener una superioridad combativa sobre el enemigo. Para poder conseguir la supremacía local y temporal, que les permita conseguir dichos objetivos limitados. La característica o el factor de la concepción de su misión es la simplicidad. Las características de su preparación son la inteligencia, la seguridad y el entrenamiento. Las características de su acción son la sorpresa, la velocidad de acción y el compromiso de los participantes en la misión.

El caso “The Hunt for Bin Laden” está tratado con profusión y difusión suficientes, en cuanto a sus características publicitarias, políticas, legales, humanas y técnicas. Ahora analizaremos las particularidades tácticas y operativas que lo caracterizaron.

A la CIA le llevó casi 9 años encontrar a Bin Laden desde su “escapada” en el otoño de 2001. Aunque entonces lo tuvieron a mano y mansito.

En el otoño de 2001 tuvo lugar el rápido desmoronamiento del régimen talibán de Afganistán. Era un estado precario y mal estructurado, que daba cobijo y apoyo logístico a la jefatura de al-Qaida. Ésta, junto con sus “agentes de escolta”, un pequeño grupo miembros activos y prosélitos entrenándose, se agruparon con tiempo, formando un despliegue de marcha extenso y laxo. Y se escurrieron, siguiendo las estrechas y escarpadas rutas que les ofrecía la zona, por las montañas afganas hasta Tora Bora. Comenzó entonces, en diciembre de 2001, la gran operación de búsqueda y captura del dirigente máximo de al-Qaida. Que era el responsable directo y declarado de los atentados del 11 de septiembre contra los EEUU.

Se reunieron para ello cerca de 100 grupos especializados en “long range independent operations” estadounidenses, en la zona en la que se suponía que se escondía Bin Laden. ¿Por qué no lo cogieron o lo mataron? Posiblemente, si fuesen comandos israelíes, lo hubiesen logrado. En su día, según los informes que han ido apareciendo a la luz pública, dijeron que fue por “falta de medios”. «¡Necesitábamos más soldados allí!, declaró recientemente el agente de la CIA Gary Bernstein. Durante su testimonio, aseguró que «podríamos haber terminado todo allí». En las 50 páginas de un informe publicado en 2010, se citan los testimonios de varios responsables militares estadounidenses. Que vieron como sus Altos Mandos les negaban, por ejemplo, los mil hombres necesarios, según ellos, para taponar las entradas y salidas a Pakistán, o varios bombardeos sin objetivos definidos.

¿Necesitaban más de 100 comandos de élite para una operación de cerco y aniquilamiento de un grupo enemigo no combatiente? Que estaría limitada a la zona aproximada donde los rastros enemigos y sus sensores electrónicos, satélites, sus espías y sus agencias inteligencias, ubicasen al enemigo. Rodeada dicha zona, mediante un doble cerco, no necesariamente continuo, sino eficaz, los comandos penetrarían centrípetamente en el área sospechosa. Actuando simultánea, paciente, metódica y sigilosamente, como un “enjambre” de pequeñas unidades. Donde el flanco y la retaguardia de cada pequeña unidad estaría defendida por su iniciativa y actividad ofensiva. Y por la “influencia” irradiada por una unidad compañera cercana.

También le achacaron parte de la responsabilidad en la escapada a un halcón como Donald Rumsfeld. Por aquel entonces, dicen ahora, que Rumsfeld declaró que si EEUU era tan duro en Afganistán (¿por capturar limpiamente al responsable de aquella tragedia alevosa y civil?), despertaría un sentimiento antiamericano mayor del que ya existía entonces. Y por eso era más partidario de una táctica más “ligera” con bombardeos controlados y la colaboración con los militares afganos. Esto no resulta coherente ni creíble.

El fallo de la operación constituyó un decisivo fracaso estratégico. De hecho, durante años no se han tenido datos fidedignos del paradero de Osama, según reconoció el secretario de Defensa Robert Gates, el 7 de diciembre de 2008. Y ahora Al Qaida está renovada y desparramada. Y Bin Laden, como el Che muerto, inspira que no comanda, a una nueva generación de extremistas islámicos, extendidos por numerosos países.

Se hizo justicia, aunque no fuese según todas las leyes vigentes.

La sociedad tiene dos enemigos: los que no cumplen las leyes y los que las cumplen a rajatabla. Entre estos últimos, en su paroxismo legalista, están los que engendraron las inquisiciones y las persecuciones en la Historia.

La unidad militar elegida para llevar a cabo la “Operación Gerónimo” fue la US Navy Seal. Ésta es la unidad de su Marina de Guerra encargada de las acciones puntuales especiales por mar (sea), aire, (a) y tierra (l). Los Seals se crearon al final de la década de los 50 del siglo XX. Al apreciarse la necesidad de contar con militares polivalentes, extremadamente preparados y capaces de actuar en cualquier ámbito en condiciones exigentes. A primeros de los 60 y por deseo del presidente Kennedy, comenzaron a actuar en Vietnam. La formación general de un Seal se prolonga durante años de duro trabajo. El Seal cobra entre 37 mil y más de 60 mil euros al año. Su trabajo minucioso, preciso, duro y peligroso no se compensa económicamente. Satisfacer su amor a la milicia, su vocación de servicio (éste se le enseña), su amor a la patria y su compromiso con sus colegas y la unidad son su paga principal. La “unidad 6” de los Seals, un grupo de élite de una veintena de hombres, participó en esta misión, encargándose de los objetivos principales. Se dice que el almirante jefe dirigió la operación. La naturaleza de los Seals, la estructura de las subunidades aerotransportables participantes y de los transportes y apoyos eran elementos que contribuían a la simplicidad de la misión, ya que se adecuaban perfectamente a ella.

El entrenamiento y el ensayo de la misión no fueron descuidados, a pesar de la enorme experiencia general de los hombres. Antes de la activación de la unidad en Jalalabad, ésta fue entrenada en un “modelo” que reproducía fielmente las instalaciones, la extensión y las características de la mansión de Bin Laden y los terrenos aledaños. El “essay model” fue levantado probablemente en una de las bases de entrenamiento más o menos protegidas de los Seals. Y éste se prolongó por unas 6 semanas, con intervalos. Durante esta fase se mantuvo el factor seguridad de la misión, ya que los ensayos y prácticas que realizan los Seals son variados y cambiantes.

La unidad atacante se desplegó en su base de partida principal al menos unos 10 días antes, para no incrementar su tensión y facilitar su adaptación final. El enemigo talibán, cercano, observador y vaporoso, fiel correveidile con al-Qaida (hoy diríamos al-Caida), no fue capaz de detectar su activación. El factor seguridad se mantuvo incólume durante toda la gran fase de preparación de la misión.

En la tarde del domingo 1 de mayo, el jefe de vuelo de la fuerza de transporte tomó el mando de la operación y ordenó el despegue de los helicópteros de su base de partida principal junto a Jalalabad. La fuerza de transporte procedía de alguna de las divisiones 82 0 101 aerotransportadas del US Army. El vuelo al objetivo, en una noche de luna nueva, se realizó siguiendo hasta 3 direcciones diferentes, para no llamar la atención de observadores o curiosos en tierra. Las trayectorias se orientaron al este-noreste, evitando el cercano eje de comunicaciones terrestres de Islamabad-Peshawar-Khyber-Jalalabad. Con ello se protegían los factores de seguridad y de sorpresa de la misión, durante la fase de acercamiento.

La fuerza de operaciones utilizaba 4 o, posiblemente, 5 helicópteros. Eran probablemente del tipo UH-60 Black Hawk, de la variante dotada en su morro con un radar picudo, para el guiado del vuelo nocturno. Uno de ellos se averió gravemente ya en el objetivo y optaron por destruirlo. Pero las aeronaves restantes fueron suficientes para trasladar de vuelta a todos los hombres, con su botín de información para la inteligencia y el cadáver de Bin Laden.

Ya en el objetivo, el coronel jefe (¿o el almirante citado?) de la fuerza de ataque tomó el mando de la operación. Las tripulaciones de los helicópteros, dotadas de medios de fuegos pesados, se encargaron de sellar el complejo de viviendas del exterior. Los 58 seals avanzaron sobre aquél por sus tres lados y algunos descendieron a su interior, en techos y patios, mediante cuerdas. Una fracción de ellos formaron un “anillo” para aislar el complejo desde tierra. Ya en el interior, la mayor parte de los hombres se encargó de neutralizar a los escoltas y a los civiles de las viviendas. Todos estaban comunicados entre sí mediante una Intranet sofisticada. Un grupo especial, el “hunting team”, a cargo del coronel, fue a por Bin Laden. El equipo de identificación formaba parte del grupo. Otro grupo, el “inteligence collect team” se encargó de recoger toda la información sensible existente en la gran mansión. Ambos grupos de misión se dividían en subgrupos, para completar rápidamente sus misiones por el complejo. Asimismo, en las detecciones indicadas colaboraban todos los hombres dentro del perímetro. La operación Gerónimo culminó en unos 45 minutos, los hombres ocuparon sus helicópteros y éstos partieron de regreso.

El Sistema Militar de los Husitas.

Una Revolución Militar del Siglo XV. 

Prolegómenos.

Hace más de 600 años, tuvo lugar en Tannenberg una famosa batalla entre los jinetes alemanes y polacos. En efecto, las caballerías teutona y polaca, ayudada ésta por jinetes lituanos chocaron el 15 de julio de 1410 en la batalla llamada de Grünwald por los polacos. Éstos prevalecieron por puro esfuerzo. El Estado monacal de los caballeros teutónicos resultó vencido y repelido de Polonia. La Orden no recuperó su influencia anterior. La batalla es uno de los acontecimientos más importantes de la historia polaca, al consagrar una independencia temporal de los alemanes. Fue un combate puramente muscular.

Y no fue diferente del que perdieron los polacos contra los “tumanes” o grandes grupos mongoles de caballería pesada y ligera en Liegnitz el 9 de abril de 1241. Sin embargo, apenas unos 10 años después de Tannenberg, un ejército de campesinos de Centro Europa llevó a cabo una auténtica revolución en el arte ciencia de la guerra. Revolución que desarrolló un sistema defensivo ofensivo cabal. Y que se adelantó en dos siglos al vigente en su época. Presentando adaptaciones e innovaciones que no fueron comprendidas por los militares hasta 4 siglos después. Así, las realizaciones de Jan Ziska y sus carros baluartes se mantuvieron vigentes, incomprendidas y temidas por sus enemigos. Era una época oscurecida por la brujería y la permanencia anquilosada de la ignorancia. Y las técnicas y tácticas de Ziska se basaban en un conocimiento y una experiencia previos, la experimentación, la retroalimentación y el análisis de resultados y la adaptación de los magros medios disponibles.

El Origen del Movimiento nacional religioso husita.

El 6 de julio de 1415, Juan Hus, de 46 años, sacerdote reformista y héroe nacional checo fue muerto en la hoguera por herejía. Sus seguidores, el pueblo llano de Bohemia, sojuzgada por el católico Imperio alemán, se organizaron rápidamente como los cristianos primitivos. Llenos de un entusiasmo fresco y novedoso, celebraban sus sencillos ritos con cánticos en sus campos, dirigidos por sacerdotes casados, que oficiaban en su idioma vernáculo, recibiendo la comunión bajo las dos especies. Entonces, el primer desafío de la Reforma protestante contra Roma resonó por toda Bohemia. Y su reniego de creencias establecidas, como las indulgencias y bulas, el rechazo de la propiedad temporal de la Iglesia y el purgatorio, y la predicación libre de la Palabra, les llevó a ser declarados herejes. Bohemia está constituida geográficamente por la extensa y fértil llanura de Polavi, regada por el Elba y el Vltava. Si la unimos a Moravia, que se alarga desde su frontera oriental hacia el sureste, tenemos a Chequia o tierra de los checos.

El Genio militar y organizador de un viejo hidalgo checo, Jan Ziska de Trocnov. Aparece el Ejército del Señor, bajo los estandartes con el Cáliz de su Sangre. Sus Características, Tácticas y Estrategia.

Muy poco se conoce realmente de los primeros 65 años de la vida de Jan Ziska. Ziska era un hidalgo de Bohemia, pobre e inculto, que luchó como mercenario en Polonia. Cuando regresó a su país, este veterano y tuerto militar de 65 años, aún no había iniciado su prodigiosa y corta carrera de patriota militar rebelde. La guerra de liberación estalló en 1419. Y Jan Ziska, por su experiencia previa, surge al mando de unos centenares de campesinos de su Trocnov natal, pueblo al sur de Bohemia, armados con hoces y mayales o trillos. El mayal es un instrumento usado en la trilla del centeno, compuesto por dos palos recios, unidos con una cuerda. El mayor se empuñaba y servía para descargar con impulso el más pequeño sobre la parva. Para la guerra, el más pequeño podía estar erizado de clavos, láminas o con pesos. Ziska, al darse cuenta que su ejército animoso, embrionario y sin estructura no podía enfrentarse a los jinetes acorazados del Emperador alemán, se retiró a Tabor. Éste era un pequeño pueblo montañoso, situado a 75 Km. al sur de Praga. Allí fortificó sus posiciones naturales, formando un gigantesco castillo defensivo. Esta posición fortificada se convirtió en un reclamo para todos los rebeldes bohemios. Y sería su base de apoyo permanente en sus operaciones militares futuras. Hasta que en 1423, por desavenencias con parte de los taboritas, pasó con sus seguidores a ocupar el monte Oreb (les daban nombres bíblicos a los suyos), en las cercanías de Hradoc Králove, en la Bohemia oriental, junto al río Labe.

Ziska comenzó a imbuir de una disciplina férrea e integradora a sus primitivas huestes. En un documento conservado de 1423 aparece su reglamento militar. El entrenamiento en las técnicas y tácticas, aunque simples, era practicado continuamente. Siendo puros y formando el ejército del Señor, el remoloneo, la desobediencia, el juego, la brabuconería y la vida desordenada con mujeres eran castigados severamente. Los oficiales sólo obtenían su promoción por méritos. Todos los husitas tenían asignado un puesto permanente en la milicia: los hombres, en las filas del ejército; los viejos y las mujeres fortificaban y, también, reparaban toda clase de equipos; los niños eran trasegadores de pólvora, armas, municiones y alimentos.

Tampoco quiso Ziska arriesgar y malgastar a sus fuerzas novatas. Así, fue acostumbrando a sus hombres a la dureza y las particularidades de su oficio, lanzándolas a operaciones de ataque y pillaje sobre los monasterios fortalezas que punteaban Bohemia. Los hombres iban probando y comprobando sus habilidades y asumiendo sus victorias, formando así espíritu de cuerpo y una moral de lucha. De los monasterios traían, además, todo el oro, la plata y las joyas que podían, para financiarse. Y las armas del enemigo: ballestas, bombardas y las primitivas armas de fuego individuales.

Las corazas de los jinetes nobles, al principio del siglo XV, eran ya casi impenetrables. A las distancias habituales de combate resistían las flechas de los arcos largos y los virotes de las ballestas portátiles, salvo el blanco de fortuna en las juntas de sus piezas. Pero las primitivas y recientes armas de fuego individuales sí eran efectivas contra las cargas de los nobles. Ziska llegó a armar a un tercio de sus infantes con estas armas, en una proporción enorme para la época.

Dentro del sistema militar husita destaca el empleo del carro blindado. Antes que ellos, muchas tribus emigrantes invasoras (los bárbaros) usaron sus carros de impedimenta como refugio temporal en la batalla. En Adrianópolis, la derrota romana fue ocasionada en parte por su uso por los godos. Incluso, posteriormente, los carros defensivos fueron utilizados en las caravanas de los colonos estadounidenses contra los indios del Oeste y por los boers de África del Sur contra los zulúes. Pero la aportación husita fue radical, flexible e innovadora y fue táctica, operativa y técnica. Los débiles carros campesinos del país, usados para acarrear las cosechas, la leña, la hierba y el heno, fueron empleados aquí para transportar y proteger a un pelotón de husitas, sus servidores. El carro era reforzado lateralmente con cuadernas y tablones robustos e incluso, a veces, con planchas de hierro basto. Su estructura tenía toscas aspilleras para el tiro protegido de ballestas y armas de fuego individuales. Estos carros blindados, usados como plataformas protegidas de tiro tenso, permitían una gran precisión de fuego. Porque sus servidores individuales y colectivos se hallaban bien cubiertos con ellos. Por supuesto, los husitas también contaban con un número variable e importante de carros del país dedicados al transporte de su impedimenta y servicios; por ejemplo, las tiendas que montaban por las noches para acogerse.

Ziska incorporó también la artillería pesada a su ejército. Y no simplemente las culebrinas sobre narrias, que usaron los franceses para arrasar a los ingleses en la batalla de Formigny (junto a Caen) el 15 de abril de 1450. Matando a 5600 ingleses, a cambio de menos de doce muertos propios. Vengándose así de las derrotas que les infligieron los ingleses en Crecy y Agincourt, durante la Guerra de los Cien Años. Hasta entonces, la artillería pesada era empleada por los ejércitos reales para los sitios. Las bombardas husitas eran transportadas en carros pesados de 4 ruedas. Y eran capaces de lanzar piedras de hasta unos 40 Kg. Al formarse el cuadro defensivo husita, con los carros blindados en su perímetro, los cañones eran desplegados en los espacios entre dos carros, que estaban asegurados con cadenas o fuertes sogas. La concentración de fuegos podía hacerse en cualquiera de los lados del cuadro que fuese necesario.

Los husitas poseían una caballería pequeña, raquítica e insuficiente al principio, pero necesaria y eficaz. Estaba formada por un cuerpo ligero variable de exploradores y forrajeros y varios escuadrones pesados de choque, equipados con lanzas y espadas.

Una campaña militar típica husita comenzaba por la invasión del territorio hostil, generalmente del Emperador, con gran iniciativa y celeridad. Incluso llegaban a aquél antes de que las huestes enemigas se hubiesen concentrado, a la llamada imperial. Su caballería procedía a devastar las tierras enemigas, sembrando la alarma, el estupor y las huidas de paisanos, más allá de su alcance eficaz. Las ondas de conmoción creadas por su irrupción en la retaguardia enemiga, se extendían desde el foco generador por regiones enteras. Las pequeñas ciudades y puntos fuertes enemigos podían ser sitiados, apabullados y tomados, sirviéndose de su tren artillero y sus técnicas de sitio y aislamiento del enemigo. Todo esto atraía inevitablemente el avance en fuerza de las tropas imperiales y el ataque obligado e impetuoso a las fuerzas husitas.

Tras las primeras derrotas imperiales, cuando éstos divisaban el avance lejano de los carros husitas formando lineas de marcha, entonando los hombres a viva voz sus cánticos religiosos y con los estandartes de combate del Santo Cáliz desplegados al viento, sus ánimos se llenaban de inquietud y de dudas. Por más que sus jefes les recriminasen una y otra vez que, si no habían logrado antes la victoria sobre los husitas, había sido porque no habían luchado con suficiente celo, interés y esfuerzo por la verdadera fe y el emperador. Lo cual sólo les servía para que en la siguiente batalla se rompiesen la crisma contra la defensa husita con más intención, devoción y mayor convicción. El himno husita más característico, el Kdoz jsu bozi bojovnici o “Los que son combatientes de Dios”, llegó a inspirar varias piezas musicales.

Una agrupación de marcha husita avanzaba por el campo en 4 hileras de hasta 400 carros de ambos tipos. Ante la proximidad de la batalla, los carros blindados cerraban el cuadrilátero defensivo, colocándose en su periferia y encadenándose a sus contiguos. La mitad de sus tripulantes eran infantes equipados con sus armas de choque. Y defendían la línea de vehículos y a los tiradores y artilleros, de los enemigos que pudieran alcanzar el lado externo de sus carros. Los carros de carga formaban un recinto interno circular menor, que acogía a los caballos de tiro. Si era posible, reforzaban su posición temporal con un foso circundante. La flexibilidad husita, siempre a tracción animal, se manifestaba continuamente en el campo de batalla. Ante la amenaza lejana enemiga, no les importaba realizar una marcha retrógrada. Estableciendo luego su castillo andante, erizado de trampas para el enemigo, en una posición natural fácilmente reforzable. Y que bloqueara el avance imperial, atrayendo por ello más su ataque.

La caballería pesada era el arma de los nobles y caballeros. Ella les permitía dominar, avasallar y castigar a todos los siervos. Sirviéndose de la impunidad que les daban sus corazas y de la potencia de choque que lograban con sus caballerías a la carga. Pero los caballeros que llegaban a la línea de carros, la alcanzaban batidos por los fuegos husitas ligero y pesado, sin capacidad de combate suficiente para romperla. Ante ella eran vapuleados por sus infantes ocupantes, armados con mazas, picas y mayales reforzados. Cuando el enemigo desorganizado y quebrantado física y moralmente se retiraba o huía, la caballería pesada husita salía de su refugio tras los carros blindados. Y se lanzaba a perseguirlo y rematarlo, cubierta por el cuerpo ligero de jinetes. Era el momento de la exacción de la sangre, en el que las pérdidas imperiales recrecían. Y su derrota final impactaba honda e inexorablemente en el ánimo de los que conseguían alejarse y sobrevivir por esa vez.

A la vista de los resultados que obtenían, Ziska y los suyos fueron considerados pronto como socios del diablo. Lo cual acrecentaba y prolongaba su efecto moral y depresivo sobre sus enemigos. Esto lo proclamaban los nobles y el ejército imperial, para justificar su terca incapacidad para conocerlos, detectar sus puntos flacos o “flancos expuestos”, evolucionar y adaptarse a las condiciones de esa nueva forma de lucha.

(continuará)

Las Revueltas Árabes II.

(CONTINUACIÓN)

La Reacción Contrarrevolucionaria.

Tras las revueltas árabes, la aparición en número y fuerza de los partidarios del “rais” no es un acontecimiento insólito e inesperado. Era lógico que toda la estructura político social de su gobierno rechinase y actuase. Éste es un fenómeno natural de la dialéctica entre opuestos antagónicos irreconciliables. Incluso, en la Historia, a veces los rebeldes han provocado una reacción inoportuna o prematura de sus enemigos, para tener una excusa para eliminarlos físicamente.

Veamos la siempre presencia e importancia de la reacción, en el ejemplo de un país cercano. En torno al partido Baaz (su otra rama es la siria) articuló Sadam Husein la estructura política de su régimen. Y durante la guerra Irak-Irán, todo el pueblo permaneció leal al país y nutrió generosamente sus fuerzas armadas. En torno a los clanes sunníes, fraguó el dictador su estructura étnica social. Usando el armazón institucional del ejército y la policía estableció el brazo armado y represor de su régimen. Con ellos volvió a aplastar a los kurdos del norte y a los chiíes del sur, cuando se atrevieron a levantarse en armas cntra él, tras la Operación Tormenta del Desierto. Con los favores, el clientelismo y las extendidas lealtades debidas mantuvo funcionando razonablemente al país. El error de los EEUU, ejemplarizados en el torpe e impresentable Paul Bremer, como administrador de la ocupación yanqui, fue prescindir de golpe de todo el aparato existente del Estado. Pero sin formación de juicio a nadie y sin respeto a la presunción de inocencia de todos. Hasta el año 2009 no pudieron enderezar el país. Para comenzar a pacificarlo y pensar en abandonar el avispero multiétnico creado. Y eso que es un país sin montañas ni bosques protectores, proclives a la rebelión civil. Tuvo que llegar el general David Petraeus para cambiar las reglas estratégicas de enfrentamiento y lucha contrainsurgencia. Dando cancha de nuevo a las tribus sunníes, para que participaran en su futuro social. Y encargándolas de la seguridad local, con sus milicias del “despertrar sunní”. Formadas al margen del ejército irakí y pagadas por los estadounidenses.

Todos los regímenes oligarcas no funcionan solos, o sea, por acciones espontáneas sucesivas. Todos sus beneficiarios activos y pasivos están articulados en redes sociales operativas y suficientemente eficaces. Que se extienden por todos los rincones del país. El partido en el poder está presente en todas las ciudades y sus barrios, mediante delegaciones, oficinas y células. Los funcionarios públicos dependen en parte de los favores del régimen. La colaboración de todas las empresas con el Estado está sujeta en parte al juego de intercambio de favores y obligaciones. En el caso de Egipto, la policía ejercía una función de control despótico y opresión. Que la ha hecho odiada y la ha convertido ahora en blanco de las iras populares. Sin embargo, las fuerzas armadas se han mantenido más dedicadas a la defensa nacional exterior.

El Papel Fundamental de los Ejércitos Nacionales.

En estos momentos, en las naciones musulmanas más afectadas por las revueltas, Túnez y Egipto, solamente sobreviven como organizaciones nacionales, respetadas y probadas, el clero musulmán, centrado en los Consejos de Ulemas y la Universidad de al-Azhar de El Cairo, y los Ejércitos. El clero musulmán suele ser bastante pasivo políticamente. Y no es fácil que tome un protagonismo rector y guía, de algo que puede recordarle a las “turbas” prepolíticas añejas e incontrolables.

Las Fuerzas Armadas egipcias cuentan con unos 450 mil hombres, de los cuales hay 300 mil en el Ejército. Las Policías tienen unos 350 mil efectivos y la Guardia Presidencial, unos 22 mil. Las cifras varían realmente según la fuente fidedigna que las aporta. Es el ejército mayor de África y el más experimentado. Sus Fuerzas Armadas son las segundas del Oriente Próximo y Medio, por detrás de las de Irán. Aunque su “eficacia” frente a Israel haya sido históricamente baja. Medida ésa como “capacidad de combate específica”, las individuales egipcias exigen reunir varias para igualarse a un israelí. En 1956 Egipto fue invadido por una extraña coalición de israelíes, franceses e ingleses, tras la nacionalización del canal de Suez por Nasser. En 1967, los israelíes los echaron de la península del Sinaí en 6 días. En 1973 los egipcios penetraron por sorpresa, tras años de preparativos, la línea de fortines de Bar Lev, que protegía el Sinaí. Pero fueron frenados por el contraataque israelí y pasaron a la defensa rígida. Y Ariel Sharon se las arregló para cruzar el canal con una ugdah combinada a retales, aprovechando dos accesos ocultos al canal. Y sembró el terror, la confusión y la descomposición en la retaguardia operativa egipcia. Llegando a aislar a su Tercer Ejército, al sur del frente.

Las Fuerzas Armadas por ahora se mantienen rigurosamente neutrales. No demuestran afanes golpistas, ni intervencionistas. Han reprimido tímidamente las algaradas de la reacción. Y permiten las exteriorizaciones populares pacíficas, pero no toman partido por este movimiento. Si lo hicieran, se resolvería en primera instancia y en cuestión de horas la situación de impasse actual. Las instituciones militares cuentan con numerosas y rentables empresas en los sectores civiles, desde la construcción de infraestructuras a la producción de electrodomésticos y la comercialización alimentaria, que dependen del favor burocrático. Los militares están convencidos de la necesidad de efectuar cambios políticos. Esto es generalmente cierto entre los jefes de división y los de cuerpo de ejército. Pero, los militares ven también en las formas insólitas con que se desarrollan los hechos, un peligro de salto en el vacío político. Parecido, no igual, a los miedos de las autoridades religiosas.

A fines de 1991, los islamistas del Frente Islámico de Salvación ganaron las elecciones generales en Argelia, consiguiendo 188 escaños (43% del total) de la asamblea. Sólo la intervención inmediata del ejército impidió que el país cayera en manos de los radicales. El Grupo Islámico Armado o brazo militar del FIS y otros grupos afines menores mantuvo durante 6 años una cruel guerra de guerrillas en Argelia, que causó 100 mil muertos. Las derrotas sucesivas sufridas hicieron que algunos miembros se deslizaran hacia el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate. Éste fue la antesala de la actual al-Qaida para el Magreb Islámico. Hamas también ganó las elecciones generales en la franja de Gaza. Y se impuso localmente a las autoridades palestinas de al-Fatah y las fue anulando allí como oposición. Hoy mantiene un contencioso bélico en el bajo vientre de Israel. Hezbollah es otra organización considerada terrorista, que controla los territorios del sur y el este de El Líbano, donde se asientan las minorías chiíes libanesas. Es patrocinada por Irán, a través de su Guardia Revolucionaria, y tolerada/favorecida por Siria, como factor principal de desestabilización de la Galilea israelí. En todos estos casos, los partidos islamistas radicales han sabido ganar unas elecciones democráticas de corte liberal. Pero nunca están dispuestos a abandonar el poder. Habría aquí que considerar si las reglas de la democracia inorgánica no tienen también que modificarse y convalidarse para las situaciones políticas soliviantadas y radicalizadas.

La instauración de un régimen islamista en Egipto es uno de los demonios más temidos de su clase militar. Y no es por sus características dictatoriales o religiosas radicales. Egipto ha sido el puntal principal de la paz global en Oriente Próximo en los últimos 40 años. Y los militares son los que más disfrutan de la paz. Porque ellos van por delante de todos, poniendo sus muertos por el camino bélico decidido por los políticos, refugiados en la retaguardia profunda. Pero un gobierno musulmán radical podría abocarse a una guerra con Israel. Y por eso nos hemos extendido algo antes en la historia de sus desencuentros militares con Egipto.

Camino de las Difíciles Soluciones.

La salida nacional a la crisis socio política pasa en todos estos países musulmanes por un gobierno de concentración o de unidad nacional. Tutelado por los militares, como la institución nacional más válida para garantizar el proceso y su desarrollo. Que en un tiempo prudencial organice unas elecciones libres, de las que saldría un gobierno respaldado por el pueblo.

Los Hermanos Musulmanes, un “partido” islamista ilegal, pero tolerado por el gobierno, dice tener unos 5 millones de simpatizantes y afiliados. Aparte de la realidad de los números, ya tienen una organización militante y extensa funcionando. Además, las organizaciones islámicas son profundamente sociales. Se articulan verticalmente en la población, abarcando todos sus ámbitos de vida. Conforman siempre una comunidad, una Umma en pequeño. Disciplinados, también son ajenos a los movimientos populares espontáneos. Existen otras organizaciones opositoras al gobierno de Mubarak, pero son escuálidas, poco arraigadas en muchas áreas y, sobre todo, sin experiencia de gobierno.

Esperemos que el gobierno interino sea lúcido y que los Ejércitos egipcios sean firmes, flxibles y pacientes.

Las Revueltas Árabes

Una revolución social para el progreso

No es nuestra función cansar al lector con la narración de los hechos iniciados en enero. Todos los medios de comunicación los han transmitido y transmiten minuciosamente. Los inalámbricos, de pago y populares, describiéndolos en directo a todas horas. Si bien, los observadores sólo pueden comunicar como testigos de lo que ven en su entorno inmediato. Que está comprendido por apenas unas decenas de metros alrededor. Y El Cairo, por ejemplo, tiene una población de 16 millones de habitantes. Y se extiende por unos 38 Km. a lo largo del Nilo, ocupando unos 510 Km2. Los medios escritos, acompañándolos de análisis y comentarios. Que nos permiten reflexionar sobre su importancia. Y sobre su carácter imprevisto, insólito y rápido, en su desarrollo y en su contagio desde mucha distancia física y política. Intentaremos aquí describir los entresijos sociales, políticos y anímicos de todo lo acontecido. Y ponerlos para el lector en su perspectiva evolutiva.

El Origen Político Social de las Revueltas Árabes.

Los países musulmanes no son proclives a la rebelión contra sus autoridades. La obediencia es una cualidad personal y social muy arraigada en las sociedades islámicas. Se obedece al jeque o jefe de las familias del clan en las cosas referidas al orden social, se obedece al jefe familiar o padre en la familia. Y se obedece y acata la voluntad de Dios, como gesto y rito vital del Islam. Esta obediencia social es enriquecedora y protectora; no es disolvente ni enfermiza por sí misma. En las madrasas, el Corán se aprende de memoria, por recitación continua a lo largo de los años de escolaridad. Y puesto que es la Palabra de Dios descendida de junto a Allah, no hay interpretación ni crítica directa.

Desde el inicio del Islam, los califas, una combinación íntima de las autoridades civil y religiosa, dirigían a la comunidad de creyentes. Y no existía un contrapeso legal a su soberanía. Sólo las autoridades religiosas, singularmente los ulemas y muftíes, podían llamarles la atención en las cosas tocantes a la Fe y las costumbres. El entramado social de los musulmanes está enraizado en las estructuras de las viejas comunidades. Las jerarquías sucesivas de la familia, el clan o vecindario, como conjunto emparentado de familias, y la tribu, como conjunto de clanes afines y asentados en varias regiones, conforman su estructura social. Estructura que define, articula y sostiene los derechos y deberes recíprocos del individuo y de su sociedad.

Corresponde al dirigente y a su oligarquía, dar medios de vida a su pueblo. Bien, proporcionando ellos mismos empleo (administraciones, trabajos públicos y fuerzas de seguridad). Bien, protegiendo a los pequeños y medianos comerciantes, la casta del bazar, que forman el núcleo urbano de las clases “medias” del Islam. Bien, fomentando otros empleos, como los relacionados con el turismo y las peregrinaciones. Esto es más necesario cuanto menor sea el tejido industrial y financiero moderno de esa sociedad. Concretando, las autoridades deben así brindar sosiego a la sociedad y controlar su coste de la vida.

Mientras esto se cumpliese razonablemente, existía un flujo de lealtades y sincero entusiasmo de las clases populares hacia sus gobernantes naturales. Que se conseguía con la identificación anímica por apropiación del pueblo llano con el esplendor y la grandeza de sus jefes. Éstos encarnaban, de modo ideal y simbólico, el “nosotros”. Mientras esta simbiosis de dirigentes y pueblo se mantuviese, éste estaba dispuesto a defenderlos y a nutrir las fuerzas armadas. Pero nadie daría un paso por un gobernante injusto, porque es la negación y la corrupción de su esencia vital.

El Mecanismo Social de las Revueltas Árabes.

El tsunami popular que presenciamos, se extiende por todas las manifestaciones de la vida social, centros de trabajo y de enseñanza e instituciones públicas. Donde se recoge, actúa y vuelve a desbordarse por todas las ciudades. Fluyendo por las calles y represándose y manifestándose en las plazas y junto a los odiados centros de poder de la asustada oligarquía dirigente. Hay una violencia a borbotones y generalizada, no necesariamente cruenta, como reacción pendular contra la pasividad social propia y la explotación tradicional. Es un desquite contra la rapacidad insaciable de los hombres dominadores y extraños a su grupo social. La energía social expresada se sale de madre y los hombres se encuentran haciendo cosas que no siempre estaban bien antes. Pero que ya no pueden dejar de hacer. No hay mucho nuevo bajo el sol. Desde siempre, los jefes de los pueblos los han tiranizado y sus grandes los oprimen.

Los medios de comunicación, singularmente Internet y las redes sociales alojadas en ella, por su flexibilidad y libertad de uso, contribuyen a difundir los hechos. Este fenómeno social se propaga por “simpatía”, como conoce un barrenero. Que es la transmisión y la percepción de los hechos por otras sociedades nacionales. Cuando éstas se encuentran cercanas en la opresión y en sus condiciones de vida y sufren el ninguneo de sus élites rectoras.

Y es necesario un “iniciador”, un fulminante, que arranque el proceso social que se fermenta callado y tranquilo. Para que propague la inquietud, la rabia y la rebeldía, formando “ondas de conmoción” por todo el tejido social. Y sucedió que, a través de las “imágenes inalámbricas”, la fuerza corrosiva de la información directa y continua de hechos dolorosos, hizo mella y demolió ese equilibrio popular con sus gobernantes. Algunos pueblos dejaron de considerar a sus oligarcas como simplemente parásitos o chupones necesarios. Y comprendieron que las causas de su pobreza, de su retraso social, de su subdesarrollo económico, residían en toda la casta gobernante. Que era dirigida, según los países, por el rey o reyezuelo, por el “rais”, por la dinastía al-Assad, papá Hafez e hijo Bashar (desde hace 41 años), por el Mando de la Revolución del “Estado de las Masas” (la Yamahiriyya), etc. Parafraseando a un chino mandarín, diremos que “ha caducado para ellos el mandato del Cielo”.

La causa primaria fue ésa y no otra. En Túnez se revolvió una población mucho más culta y laica, clamando contra la pobreza. En Egipto, donde un tercio de la población es pobre, las aspiraciones se centraban en la libertad política.

Es de destacar que los desórdenes que estamos presenciando no van dirigidos contra el sistema social propio de cada nación. Los 5 rezos diarios que prescribe el Islam fueron cumplimentados con admirable orden por los cientos de miles de hombres y mujeres, que se congregaron el 1 y el 4 de febrero en la plaza de Tahrir de El Cairo. Tampoco los revoltosos dan señales de nuevos apegos políticos radicales. Éstos servirían para canalizar su fuerza social inicial, exuberante y amorfa hacia experimentos más o menos extremistas. Que estarían dirigidos por los radicales religiosos o políticos que existen en todos los países afectados. Sin embargo, las características revolucionarias de la clase obrera industrial se basan en su organización social y solidaridad firme. Que les permite una agitación social consistente y carente de estos picos de “arrebato manifiesto”. Tampoco aparecen en estos acontecimientos musulmanes, esas figuras individuales, con suficiente fama, arraigo nacional o carisma, que puedan aglutinar en torno a ellas a una parte de los ciudadanos, ahora inquietos y desencantados. Mohamed ElBaradei en los momentos actuales puede presentar, como mucho, un programa político sin fuerza social. Y su papel intrínseco puede ser más el de un Kerenski, que el de Garibaldi.

Las Interpretaciones de las Revueltas Árabes.

La fama de volubles que tienen todas las masas, especialmente las acéfalas, se debe al empirismo que preside sus actos de protesta y repulsa. Buscan a un gobernante cabal, que cumpla con sus deberes hacia el pueblo. Y esto no es una forma de anarquismo. Porque la única solución que puede aportar éste es la destrucción de los órganos administrativos y de poder, situados en las ciudades en revuelta. Y que sumiría a sus naciones en el caos, el saqueo, el desabastecimiento, la incertidumbre, la pobreza y la debilidad internacional. Siempre alguien tiene que organizar la sociedad y hacer posible la vida ciudadana. Y así, los objetivos de estas asonadas, por más que sean trascendentes e importantes, sólo pueden ser de cortos plazos. Ya que es necesario volver a los cauces de paz y a las actividades cotidianas. Un 30% de los egipcios está en o ronda la pobreza. Esto quiere decir que malviven al día. Y esto quiere decir que necesitan un suministro continuo, aunque sea exiguo, para su pervivencia. La paralización logística y las alteraciones de vida indefinidas que presenciamos, tienen vitalmente que acabar pronto.

Pero el objetivo esencial de estas revueltas árabes, sí es revolucionario. Porque buscan sustituir un gobierno despótico y lejano, por un gobierno más participativo y democrático. Incluso, para Egipto, Argelia o Túnez, del tipo de la república liberal laica. Que no esté regulada y tutelada por el “rais” o “padre de la Patria” de turno. Pero laica no quiere decir aquí “anti Islam”. Como podríamos pensar, si miramos el laicismo militante y excluyente de la religión, que nos afecta en Europa. Sino, que estaría basada en la separación operativa de la religión y la política, que se circunscribirían a ámbitos más estrictos.

Las actitudes de los gobernantes afectados están siendo dubitativas y desorientadas. Porque están a la defensiva y temerosos, y no tienen experiencia de este problema social, ni de cómo conducirlo a un remanso de actitudes acordadas. Por otro lado, los grupos de revoltosos en los que se articula el movimiento de protesta poseen instintivamente una gran sensibilidad y sintonía con la dialéctica del enfrentamiento antagónico. Y esas actitudes cortas, sin continuidad y contradictorias les dan nuevos impulsos anímicos y mayor osadía de acción a los grupos revoltosos, ostentosos y bullangueros. No existe en éstos ni organización ni disciplina interna o adquirida. Así, el límite de un grupo actual que puede dominar un jefe normal está alrededor de la treintena personas. Reuniones o agrupaciones puntuales mayores les conduce en poco tiempo a escisiones dentro de esos grupos hipertrofiados.

(CONTINUARÁ)

LA PERSECUCIÓN A LOS CRISTIANOS

Introducción.

No es mi costumbre polemizar o tratar los temas políticos o partidistas. Aquéllos que tocan temas “mundanos”, definidos por los parámetros y valores humanos y sociales limitados o temporales. Por ejemplo, las luchas políticas e ideológicas entre los liberales y los socialdemócratas. Que por muy actuales e importantes que resulten, no pasan de estar limitadas a determinados países y circunstancias y a un espacio histórico contemporáneo, limitado y corto.

Las virtudes como identidad y defensa de las sociedades humanas.

Pero se trata ahora de algo que afecta a una virtud humana.

Las virtudes son las bondades y cualidades de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes son muy resistentes y perdurables en el tiempo. Los valores, en cambio, son las bondades y cualidades humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades y grupos humanos. Y lo son, principalmente, debido a su idiosincrasia, las condiciones de vida y las presiones recibidas desde el exterior. Estos valores culturales y sociales van evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Dentro de nuestra extensa cultura occidental, que alcanza a todos los continentes del Oeste y, en menor medida, a Asia, las virtudes son aportadas por las distintas iglesias cristianas y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón. Una de estas virtudes esenciales es el respeto y el culto a la divinidad. Como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda. Esto se concreta según la educación, la cultura y el ambiente social. Así, la persecución multiforme a los cristianos atenta contra una virtud fundamental de nuestra civilización occidental.

La Persecución armada a los Cristianos en los Países Árabes.

Se están dando en los últimos meses diversos casos de persecución violenta a los cristianos, en países en los que predomina la religión musulmana. Son las tierras de dar el-Islam, donde la Umma o comunidad musulmana universal domina políticamente. Pero algunos no musulmanes que viven en dar el-Islam tienen un “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los Libros considerados también como proféticos por el Islam.

En Irak, al-Qaida ataca a los cristianos, como parte de su estrategia de triturar la sociedad civil iraquí. Generando el odio entre los distintos estamentos religiosos, étnicos y sociales. Y enfrentándolos violentamente entre sí. Las víctimas aquí son los siriacos y caldeos católicos iraquíes. Cuyo número es hoy sólo 1/3 de los que había en la época del infamado Sadam Hussein al-Tikriti. Tampoco el primer ministro, Nuri al-Maliki, que ha tardado casi nueve meses, desde las elecciones legislativas de marzo, en formar gobierno, ayuda a suavizar las cosas. En efecto, ahora está llevando a cabo una campaña de islamización en Bagdad. Y sus objetivos son los locales de esparcimiento masculinos, donde se vende alcohol, las joyerías y los cristianos bagdadíes.

Desde que en 1999 se implantó la sharia, como consolidación del poder musulmán, en 12 estados de la federal Nigeria, los muertos en las luchas étnico religiosas que sobrevinieron, ascienden a más de 12 mil personas. Sólo en marzo de 2010, los ganaderos de la etnia fulani (musulmanes) realizaron diversos ataques contra los agricultores cristianos, que causaron unos 500 muertos. En la víspera de la Navidad de 2010, un grupo nuevo radical fundamentalista violento islámico, autodenominado Jama atu Ahlu “SUNNA” Lidda Awati Wal “YIHAD” realizó un ataque simultáneo múltiple en un barrio cristiano de la ciudad de Jos. Hicieron explosión 9 o 10 artefactos en sus calles y el mercado, buscando las mayores concentraciones de personas, causando cerca de 90 muertos y 190 heridos cristianos.

En Pakistán, los grupos locales de Tehkrit-e-Taliban Pakistán y afines atacan las iglesias cristianas y a los fieles a los que pueden acusar de algún desliz verbal o de una conducta impropia. Aquéllos están establecidos al oeste del Indo, desde Quetta, en el Baluchistán pakistaní, hasta más al norte del valle del Swat, conectando con los independentistas musulmanes de la Cachemira india, a los que se les atribuyeron los ataques terroristas en Bombay. En Egipto, los cristianos coptos son exprimidos por el régimen dinástico republicano oligarca de los Mubarak (Hosni y su hijo Gamal). Así, por ejemplo, se les niega el derecho a sustituir o reparar sus locales de culto. Esto ha provocado algunas revueltas cristianas locales. Todo con la aquiescencia de los omnipresentes e ilegales teóricamente (desde 1956) Hermanos Musulmanes. Ésta es una de las organizaciones veteranas en la expansión árabe del islamismo militante violento. Cuyos principales ideólogos originales terminaron ahorcados por las autoridades egipcias de la época. En el Alto Egipto se pueden visitar numerosas iglesias coptas. Los cristianos llegaron a Egipto varios siglos antes de la aparición del Islam. Las iglesias suelen estar rodeadas de empalizadas o de vallas protectoras. Pero también aislantes y segregadoras. Cuando una iglesia es un lugar de recepción y encuentro populares.

Y, por último, hablemos del caso enquistado e infestado del Sudán. Donde los árabes norteños quieren imponer por la fuerza el Islam a las tribus negras del oeste (Darfur) y del sur. Éstas son de religiones cristianas o animistas (naturales primitivas, en constante retroceso). Esta opresión religiosa e ideológica está anclada en la mentalidad secular de esclavistas negreros de los árabes al norte de Jartum. Que ya tenían desde antes de los tiempos del Khedive o “virrey” en El Cairo de la Sublime Puerta, la sucesora y dueña nominal del Califato árabe. Esto se complicó y arraigó en las últimas décadas, con la lucha por los ricos yacimientos petrolíferos y mineros del sur y el oeste de Sudán. Estos recursos naturales, explotados en colaboración con los chinos, por cierto, los nuevos imperialistas económicos de los países en desarrollo, garantizarían la viabilidad de un Sudán del Sur libre e independiente. Que estaría impulsado y dirigido al principio por el Movimiento Popular para la Liberación del Sudán (SPLE en inglés). Cuyo brazo armado (y más conocido por el público) es su Ejército Popular o Sudan People Liberation Army. El movimiento nació en 1983 como reacción popular, religiosa y de clases al intento de Yafar el-Numeri de imponer “manu militari” la sharia y la islamización o una religiosidad legal y reaccionaria, en el sur del país.

Como en todas las guerras civiles, encubiertas e irregulares aparecen aquí las figuras de los “voluntarios”, al lado del gobierno de turno. Suelen tener escasa formación militar ortodoxa y un celo ingente, al ser recién llegados o advenedizos, por demostrar su lealtad y su utilidad al amo gubernamental. Los árabes nómadas de Darfur y el Chad fronterizo forman las milicias Janjaweed, de caballería ligera irregular. Jartum los franquicia para que aterroricen, dispersen y diezmen a los pobladores de Darfur. En las tierras limítrofes con Kenia, utilizan los musulmanes a una combinación de milicias árabes (de la etnia misseriya) y renegados (o conversos, según se mire) negros, para horrorizar, hostigar y desplazar de sus tierras a los pobladores negros. En algunos casos, estos “patriotas” son apoyados por la aviación y la artillería regulares de Jartum.

Por último, señalemos que un Gran Perpetrador de estos atropellos, el presidente del Sudán Omar Hasan Ahmad el-Bashir, de 67 años, está procesado como responsable de estos atropellos, por genocidio y crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional de La Haya. Sin embargo, este pajarraco desafía la orden de arresto internacional contra él. Y se ha paseado desde su emisión por Egipto, Qatar, Libia, Arabia Saudí, Eritrea (50% musulmanes), Chad, países todos de religión islámica.

La Persecución jurídico religiosa de los Cristianos en los Países Islámicos.

En mayor o menor intensidad y rigidez, según los casos, la sharia establece hoy en día contra los cristianos:

Pena de muerte contra los blasfemos (ofender, según su criterio, a Alá, al Islam, al Corán, al Profeta) y a los conversos desde el Islam (por su apostasía).

Quema y demolición de los templos y cierre de escuelas, hospitales y orfanatos cristianos.

Prohibición de entrada al país, expulsión e incluso pena de muerte a los misioneros cristianos.

Prisión por portar símbolos cristianos. Prohibición de reunión para orar o celebrar la Misa, incluso en los hogares.

Conversión forzosa al Islam.

Nigeria, Sudán, Pakistán, Afganistán, Qatar, Bahrein, Kuwai, Malasia, Indonesia, incluso la laica Siria, aparte de Arabia Saudí e Irán, son los países donde la sharia está más o menos establecida.

En estos países, las comunidades no musulmanas pagan en general tributos, por no ser acosadas por los musulmanes y vivir en paz bajo su protección. Estos tributos son el vínculo administrativo entre los infieles “protegidos” y dar el-Islam.

Pero, cualquier “doctor” del Islam puede enseñar que un deber colectivo de la Umma o comunidad de creyentes es la propagación de la fe. Que se realiza imponiéndola y no catequizando (de “predicar el catecismo” o texto de la doctrina). Llevando a cabo con ello la consolidación y la ampliación de dar el-Islam, las tierras sometidas al Corán, la sunna y la sharia o leyes civiles y penales basadas en ellas.

Por consiguiente, de acuerdo con su doctrina, cuando expira un “pacto de protección”, la autoridad musulmana sólo puede aceptar que se renueve, si se incrementa el importe de los tributos o si se estipula en el nuevo contrato la cesión al Islam de más tierras o ciudades, adicionales a las cedidas antes por los dimmíes (los judíos y cristianos, las gentes también mencionadas en el Corán y que detentan parte de la revelación de Alá). También emplean el principio legal de que si algún miembro de la comunidad “protegida” daña a un musulmán, toda su colectividad pierde el derecho de protección.

¿Cómo reaccionan las Autoridades Musulmanas ante estos Atropellos locales? Los verdaderos intereses de sus radicales violentos. Diferencias éticas y estéticas entre ambas religiones mencionadas.

Pues miran para otro lado. Como si los cristianos no tuviesen unos derechos adquiridos, según su religión. Como si en Europa persiguiésemos y condenásemos a muerte, a la cárcel y a la confiscación de bienes, a los millones de musulmanes que aquí viven y prosperan, acogiéndose a las bondades del Estado del bienestar. La mayoría de los musulmanes se distancian de las agresiones por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente.

Afirman sus voceros que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto. Ni con los atentados de los yihadistas que padecemos en nombre del Islam, ni con la persecución extensa, en muchos países, que sufren los cristianos. Esto contrasta con su actitud de protesta dirigida, atrabilaria y bullanguera, siempre amenazante, cuando, por ejemplo, se publican en territorios allende la Sharia, en otro continente físico y cultural, unas caricaturas de Mahoma. Que, según su criterio estricto e inapelable, son ofensivas para ellos mismos, actuando como juez y parte.

Los radicales islámicos contemporáneos (Hermanos Musulmanes, al-Qaida y sus franquicias regionales, los talibanes cis y trans de la fronteriza línea Durand, la República Islámica de Irán y sus conmilitones paniaguados de Hamas y Hezbollah, etc.) ven en la civilización occidental, al peor enemigo de sus ideas y planes. Porque nuestra civilización está basada en la razón, el conocimiento científico y filosófico, la libertad, el derecho y la fe cristiana. Porque por esas ventajas claras podemos vencer su despotismo y su radicalidad; la discriminación de la mujer por razones mundanas vetustas, en la que la religión y la protección a aquélla son la escusa teórica; el rechazo de los presupuestos científicos de progreso y cultura, al haber abandonado como método islámico ortodoxo de estudio, el ichtihad o razonamiento analógico, a partir del siglo XI.

Por último, en el cristianismo, el creyente percibe a su Dios como un padre y un salvador cercano, justo y remunerador (por más que los Novísimos no se prediquen mucho hoy en día, para no alarmar al “progrerio”), pero con los abrazos abiertos de misericordia. En el Islam, Dios está separado del hombre por un abismo natural insalvable y es justo y remunerador con él. Pero es más temido por su justicia y separación, que tenido como padre entrañable y nutricio.

Y, ¿cómo reacciona ante la persecución a los cristianos el ectoplasma variopinto “progresista” europeo?

Éste es generalmente de “ideología” dirigista (porque nos quieren dirigir, hasta en los mínimos detalles sociales y personales, como si fuéramos inmaduros), despótica (porque sus postulados no son discutibles por los demás), imperiosa (porque su método es la imposición, no el convencimiento) y, hoy, vergonzosamente socialistoide. Es vergonzosamente socialistoide, porque su sueño de sofá, café y beca o prebenda era recrear un “paraíso del proletariado”. Que tendría más o menos “oasis y huríes”, según sus casos, en sus tierras. Aunque ninguno se mudó a la URSS o a los países socialistas para trabajar en ellos ya entonces.

Y ese sueño se convirtió en pesadilla, de despertar difícil, agónico y atropellado, con la caída de los regímenes en vías del comunismo por toda la Europa del Este. Y el descubrimiento por todos los demás, de que al “hombre nuevo” de esos países, no le motivaba nada, nada la “causa del proletariado”. La carrera de armamentos que les impuso los EEUU en la década de los 80, absorbió los mejores recursos de la URSS y la agostó hasta sus entrañas. Siguiendo una estrategia nacional de desgaste, sin amenazas directas, ni maniobras melodramáticas. Algunos miembros no principales de la “nomenklatura” reconocieron después que “no teníamos ni para comer” entonces. Y el imperio rojo, vacío de contenidos, mensajes e ilusiones, implosionó social y económicamente. Y su temido ejército por la Europa del Oeste (la OTAN clásica), quedó convertido durante bastantes años en un “tigre de papel”.

Pues lo propio del “progrerio” (gentes de ideas con pocas cortapisas teóricas o éticas) es también aquí callarse ante los atropellos a los cristianos, allende las fronteras seguras de la gran Europa, desde el Atlántico a los Urales. Se produce entonces un fenómeno social paradójico, pero no inusual: los islamistas militantes enfervecidos y los “progre” decadentes y fracasados, aunque situados en 2 extremos sociales antagónicos e irreconciliables, tienen una misma intención operativa:

La destrucción de la sociedad europea, tal como está aún edificada, sobre los cimientos de las virtudes clásicas y cristianas. Y su sustitución por una sociedad amorfa, sin principios coherentes, protectores y estimulantes, conforme, pesebril y trabajadora. Donde los deseos materiales inmediatos, que antes llamábamos “caprichos”, por su veleidad e innecesidad, se buscan como pequeñas metas imprescindibles. Porque son las consoladoras de las vidas faltas de fondo y de trascendencia vitales.