LA YIHAD MODERNA, HISTORIA, IDEOLOGÍA, POSIBILIDADES…TERCERA PARTE

(CONTINUACIÓN)

«La ciudad de Mosul, provincia de Nínive, está fuera del control del Estado», confirmó una fuente del Ministerio del Interior Irakuí. Para entonces, el EISL, que irrumpió con cientos de guerrilleros exaltados, portando armas ligeras, granadas RPG y ametralladoras de pelotón y sección, con sus “banderas negras con la Shahada” ondeando al viento, ya había ocupado la sede del gobierno central, otros edificios gubernamentales y varias sedes de medios de comunicación locales en Mosúl. La guerrilla islamista salafista liberó del penal local de Badush a 1400 presos, que se incorporaron a sus filas en parte. Este ataque supera al dado, en julio de 2013, a la cárcel infamante de Abu Ghraib, al oeste de Bagdad. En aquella ocasión escaparon del penal entre 500 y mil convictos islamistas radicales, que se incorporaron en parte al Frente al-Nusrah sirio, más activo entonces. Athil al-Nujaifi, gobernador de Nínive, escapó también en la madrugada. «Insto a los hombres de Mosúl a mantenerse firmes en sus áreas para defenderlas contra los extranjeros, y a formar comités populares en sus distritos para cooperar en la defensa», declaró al-Nujaifi el lunes en un mensaje publicado en Internet. Ya se sabe, si no estás en Internet no eres nadie; si estás o no en tu puesto de defensa da igual. “El primero que va a portar armas para defender Mosúl y sus habitantes soy yo,” dijo también el gobernador, al-Nuyeifi, desde lejos.

Otras ciudades como Kirkuk y Samarra, con santuarios chiíes, están ya amenazadas por el EISL. Los avances de los yihadistas se están produciendo a las velocidades de marcha de sus columnas, según la transitabilidad de los terrenos y la capacidad de las vías recorridas. Porque, antes de que lleguen a la distancia eficaz de influencia, de constituir una amenaza real sobre su objetivo, los funcionarios del gobierno y las fuerzas de seguridad abandonan sus puestos administrativos y de defensa en aquél. Realizando una marcha retrógrada improvisada y a prisa hacia el aniquilamiento de los rebeldes. Los yihadistas están realizando incursiones en la retaguardia profunda de sus enemigos, a cargo de agrupaciones de marcha de infantería ligera sobre camiones medios artillados (ametralladoras pesadas) y con escasos anticarros y morteros medios. Estos grupos móviles carecen de cualquier de cualquier apoyo externo a ellos, ni de conexión táctica a ningún grueso o masa de apoyo, y sus flancos son sectores expuestos. Esto es una de las delicias tácticas para cualquier ejército moderno medianamente experimentado y motivado.

Los grupos rebeldes pueden ser cercados funcionalmente y atacados desde sectores convergentes por los batallones de un par de brigadas de infantería mecanizada, reforzados cada uno por varias secciones o una compañía de sus batallones de carros. Y así, batidos y deshechos sucesivamente. Si no ha ocurrido así, es que no existía allí tal ejército. Lo que tenían los Irakuíes era un proyecto, una apariencia, una entelequia, una imagen virtual y escandalosa de ello. Sabemos que la sorpresa es a veces inevitable: porque es hija del ingenio propio, de la oportunidad neutral y de la incertidumbre y de la rutina enemigas. Pero un ejército cabal es capaz de superar las crisis, de rehacerse y de vapulear al osado irregular rebelde, que se le enfrenta a campo abierto. Si no ocurre así es porque el ejército Irakuí no existe como expresión cabal y cuajada de la voluntad de defensa de la sociedad y del gobierno Irakuíes.

Nuri al-Maliki ha desencantado a los propios, a los que sólo ha adulado y comprado con temporales prebendas políticas, que no podrían durar indefinidamente a costa del resto de la población. Y ha desencantado a los extraños, exasperando sus ánimos hasta la rebelión armada de una parte de ellos, que se sintió animada por la mayor actividad de los jefes locales de al-Qaida. Aunque el diseño y la planificación de estas operaciones de acción y prestigio en Irak fueron obra de Abu Omar al-Shisheni, un jefe del EISL de las montañas kurdas de Siria. Al-Qaida juega en Irak a enfrentar a todos contra todos, porque la sangre Irakuí le importa un bledo. Ya que las fronteras nacionales son para ella una abominación, que atenta contra la comunidad universal del Islam, plasmada políticamente en el califato. Creando así un “totun revolutum” de sufrimiento, desconcierto y sangre, donde medrar e imponer ese califato delirante.

Al-Qaida les hace a los sunníes Irakuíes gran parte del “trabajo de campo” difícil, sucio, despreciable y comprometido. Y su existencia y su amenaza es una baza a jugar por los sunníes. Siempre pueden acordar con el gobierno chií ejercer más o menos el control de al-Qaida en algunas áreas tribales. Ésta era la función para la que los reconvirtió el general Petraeus desde 2007 en “fuerzas de autodefensa” regionales, en las milicias Sahwa (del “resurgir sunní”). Táctica oportunista que siguió sin contar con el gobierno y pagando los estadounidenses las soldadas de esas milicias tribales. Con ello, como único enemigo antioccidental visible en el país, quedó “al-Qaida en Irak”, transformado luego en el Estado Islámico de Irak. Sus objetivos de los “ataques puntuales con explosivos” son las mezquitas, los mercados, las peregrinaciones, las concentraciones de civiles y militares y policías Irakuíes y los tránsitos frecuentes o en masa de los chiítas. En muchos de estos sitios siempre hay miembros de una misma familia. Al-Qaida emplea la violencia incontrolada y llevada a sus extremos innecesarios, impúdicos y vesánicos.

La Yihad en la guerra de Siria.

En Siria proliferaron los “conjuntos de partidarios” o bandas de al-Qaida. Las razones de que no se hayan articulado en un único grupo terrorista sirio son varias. Una es la lejanía y la falta de control y ascendencia del mando ideológico de al-Qaida. Esta última es el opuesto antagónico de esa descentralización operativa de la que suele presumir y con la que amenaza alcanzar a sus enemigos por medio mundo. Otra razón es que estos “hermanos en religión” se odian entre sí. El igualitarismo, derivado de la fraternidad en las “doctrinas salafistas sunníes”, origina pronto entre los “iguales”, una infección purulenta y contagiosa de envidia, desafecto y rencor. Su primer enemigo acérrimo no es el ejército, ni el ESL o las milicias de autodefensa de kurdos, alauitas o cristianos. Sus más odiados y temidos enemigos son los mandos de los otros grupos yihadistas de Siria. Porque son los más afines, con los que rivalizan por el mando, con los que tendrían que competir por la dirección del movimiento yihadista en Siria.

El Frente al-Nusrah quiere establecer un “emirato islámico radical” en Siria. El Estado Islámico de Siria y Levante busca crear un califato salafista más extenso. E instalarlo, de momento, en Siria e Irak. Aunque ya ha hecho ataques de castigo a los chiítas libaneses, en respuesta al apoyo de Hezbolá a al-Assad. El primero está sintonizado con la gran estrategia de al-Qaida de favorecer la creación y el funcionamiento de “núcleos delegados” nacionales o regionales. Que desde su lejanía física y con la laxitud estructural de esa “Central del Terror”, puedan ser controlados por ella, en cuanto a órdenes, estrategias y operaciones y el uso de la “marca al-Qaida”. Pero, el EISL buscaba una independencia funcional y, quizás también ideológica, con el “central core” de la Red. Ya que actuaría como un “mando conductor operativo” en una zona supranacional, que podría incluir a todo el suroeste de Asia. Por ello, una jefatura superior administradora y ausente le sobraría enseguida al EISIL. Así, Ayman al-Zawahiri tuvo que intervenir y confirmar varias veces la vinculación del Frente Al Nusrah con al-Qaida y negar toda relación normal con el EISL. «El EISL debe ser abolido, mientras que el Estado Islámico de Irak (EII) debe seguir funcionando», declaró en noviembre de 2013. Al-Zawahiri ordenó que el Estado Islámico de Irak (EII) circunscriba sus operaciones a este país, mientras que el Frente Al Nusrah es «una rama independiente de al-Qaida que informa ante el mando general». Por cierto, el Frente al-Nusrah empezó a actuar en Siria hace años, cometiendo los “grandes atentados indiscriminados y aislados” con grandes bombas en la capital y otras ciudades, al principio de la guerra.

Los grupos yihadistas salafistas han fracasado en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su “movimiento socio religioso”. Su “catequesis de la violencia” les permite a ellos prepararse anímicamente para la muerte gloriosa y en paz, e, incluso para al suicidio, en la realización de sus acciones puntuales. Pero esa prédica no es un arma para la conversión de grupos sociales. Y hay una razón para ello: su “credo” radical carece de posibilidades de aceptación, triunfo y permanencia entre las masas, fuera de los avatares de una guerra. Los grupos yihadistas actúan con una brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante el Islam, el Corán y la Sunna o tradición islámica. Su supuesta “ideología islámica” se basa en unos pocos versículos favorables del Corán (éste tiene unos 4200) y en algunos hechos históricos favorables y no en la totalidad del mensaje del Islam. Así, al-Qaida introduce un “factor de fractura social” junto a los verdaderos parámetros de la guerra de Siria.

La profunda crisis de la sociedad civil siria y el desgobierno producidos por una guerra civil “in crescendo”, que ya se prolonga por tres años, causando unos 140 mil muertos, han permitido a los grupos yihadistas afincarse en Siria. Sus zonas de refugio o sus áreas de influencia no son grandes, ni continuas. Ellas están más bien desperdigadas, cercanas entre sí, pero desunidas. Y ninguna de ellas resistiría el acoso serio del ENS o de las principales fuerzas rebeldes: el ELS, el reciente “Frente Islámico” que es especificamente anti al-Qaida, el novísimo Ejército de los Muyahidines sirios o las fuerzas kurdas que defienden su zona fronteriza con Turquía. Las zonas ocupadas forman como “manchas” amorfas y fluentes en evolución, de las que se repliegan si la presión militar enemiga es fuerte y continua. Para instalarse en posiciones alternativas lo más cercanas posible, que les permitan mantener una mínima conexión operativa con las otras posiciones temporales regionales. En estos momentos, las zonas de influencia de los yihadistas están en la cuenca del Eufrates y en las montañas del norte e intentan crearlas en la amplia cuenca del Orontes, con incursiones en la Latakia..

La decisión, la agresividad y el desprecio a la muerte de los yihadistas les ha dado ventajas militares sobre los opositores laicos rebeldes. Y su actividad y protagonismo es creciente en el panorama de la oposición militar siria. En varias provincias sirias, como Raqqa o Deir al Zor, han desplazado al ELS y se han “asentado” como la única fuerza operativa rebelde. En diciembre de 2013, el Estado Islámico de Siria e Irak asaltó la sede del Consejo Supremo Militar, en la fronteriza ciudad turca de Bab al Hawa y saqueó arsenales y depósitos. Y los combates entre rebeldes han sido continuos en las regiones montañosas kurdas durante el primer cuatrimestre de 2014. Todo ello llevó a los EEUU y Gran Bretaña a suspender progresivamente toda clase de ayuda militar a los rebeldes sirios.

En su afán por conseguir la adhesión de nuevos seguidores, el EISL mira a Occidente. Sus objetivos preferentes son los jóvenes ilusionados, desmotivados anímica e ideológicamente, no educados en las virtudes de la civilización europea y mimados y sobrealimentados por nuestros países mercantilizados, que han convertido todos los deseos en necesidades a satisfacer por los mercados. Así, el EISL difundió a fines de mayo la primera edición de un semanario en inglés, el «Islamic State Report» (Informe del Estado Islámico) y un vídeo en alemán, pero subtitulado en inglés. En éste un yihadista occidental, alaba a al-Baghdadi y anuncia como «buenas nuevas… el regreso de la Sharia y el Estado Islámico» y pide abiertamente a sus simpatizantes que acudan, «y se unan a las filas del EISL”. El semanario «Islamic State Report» pretende dar una idea del creciente grado de institucionalización que está adquiriendo el control que mantiene el Estado Islámico en Raqqa. La publicación recoge una entrevista con el responsable de la formación de los nuevos clérigos de ese territorio, el jeque Abu Hawraa al-Jazaairi. Que explica que ya han educado a decenas de ellos en un nuevo centro educacional y que han prohibido la presencia en las mezquitas de aquellos que no cursen en él. La revista «Islamic State Report» en un segundo reportaje resulta ya irónica y sensacionalista: «De patrulla con la Oficina de Protección al Consumidor», lo titula. Y Abu Salih al-Ansari, el responsable de la unidad especializada en comprobar que no se vendan alimentos en mal estado, o que no se ajusten a las directrices islamistas del EISL, avisa en él que se ha habilitado un teléfono para atender las quejas del público…

El Acoso a la Frontera sur de Europa.

Algo debemos de tener los europeos, para que “vecinos y lejanos” de distintas etnias e ideologías, tanto deseen compartir su vida con la nuestra. Los islamistas yihadistas salafistas intentan penetrarnos por el sur. Parece que en este caso van en busca de su “al-Andalus”, una mezcla lograda de quimera, verborrea, borrachera de hierbas autóctonas y delirio. Y de vengar tácticamente alguna “afrenta” al Islam, casi siempre tergiversada o inventada, pero creída ciegamente por sus seguidores rasos. En una zona del Sahara y del Sahel continua, difusa y extensa, que comprende el este de Mauritania, el norte de Malí y del Alto Volta, el oeste de Níger y las zonas montañosas del sur de Argelia, se extiende el habitat de los yihadistas occidentales africanos. Una de las razones de la atracción de esa “zona santuario” para los grupos yihadistas semi nómadas y desarraigados de los pueblos de esos países, es la debilidad endémica de los ejércitos maliense, mauritano, alto voltano y de Níger.

La protección geográfica se la brindan los macizos montañosos de esa zona, que están adaptados al escondrijo y el refugio de pequeñas bandas aisladas. Allí tenemos la Meseta del Djado en el norte de Níger, llegando hasta la frontera con Libia; las alturas de Air (Azbine) situadas en el centro interior de Níger; el Adrar de los Iforas o montes de Kidal que se extienden en el noreste de Malí; y, acercándose desde el norte a los otros tres, el macizo elongado de Tass Ouan-Ahaggar (o Hoggar) del centro-sur de Argelia. En estos momentos, en Malí hay estacionadas fuerzas multinacionales de la Unión Africana y de Francia, que rozan los 10 mil efectivos. Y que han expulsado a los guerrilleros regionales de al-Qaida del Magreb Islámico de sus posiciones en el centro del país (el sur del Azawad) y que contienen su regreso a los montes de Kidal. La zona de Malí está, pues, defendida y estable gracias a la fuerte presencia militar.

La Amenaza de los Yihadistas nigerianos.

Nigeria tiene una superficie de casi 925 mil Km2. Está situada en el golfo de Guinea, en el África Centro Occidental. El delta del río Níger define toda su costa, llena de manglares, playas arenosas y lagunas interiores. La economía del país depende fundamentalmente de la explotación de los recursos petrolíferos del delta y de las aguas someras junto al litoral (off-shore). Tras la zona costera aparece un gran cinturón de bosques tropicales. El clima de Nigeria es tropical. Pero las lluvias se concentran en el sur con una estación veraniega lluviosa, y su cuantía va disminuyendo hacia el norte, donde son escasas y gana terreno el desierto. Su frontera norte es parte del borde semidesértico del Sahara (Sahel). El interior está formado por sabanas y zonas boscosas intercaladas, cubriendo las mesetas del centro del país, la mayor es la Bauchi, y sus estribaciones. Las sabanas son zonas de altas hierbas, intercaladas con matorrales de matas espinosas y árboles dispersos por ella, como las acacias.

La población asciende a unos 140 millones de habitantes, que se concentran en el sur y el oeste del país. El «Foro Ciudadano para la Reforma Constitucional” considera que Nigeria es un ejemplo de una sociedad muy heterogénea y dividida, a veces enfrentada. En efecto, el país está integrado por unos 470 grupos étnicos, que se diferencian por el idioma, la historia, la religión, la cultura y su tamaño, poder e influencia. Al fundar el estado de Nigeria, se estableció un sistema federal de gobierno para encarrilar esta diversidad, integrado por 36 estados, a los que últimamente se le agregó el Territorio de Abuya, la nueva capital nacional. Pero los graves enfrentamientos que se han venido produciendo hasta nuestros días, demuestran que falta mucho para dar con fórmulas políticas adecuadas, que hagan viable la convivencia pacífica entre las diversas comunidades. La mala administración pública y la inestabilidad política propias han hecho desaprovechar varias veces las riquezas generadas por el petroleo, desde la gran subida de precios de finales de 1973. Y el funcionamiento de un estado imperfecto ha generado una alta deuda pública, un incremento del paro y la extensión de la pobreza. Casi la mitad de la población nigeriana se dedica a la agricultura, que es de subsistencia, lo que hace que el país sea autosuficiente en la producción de alimentos. Las exportaciones agrícolas principales son el cacao y el caucho del sur. La escasa ganadería se localiza al norte del país. Las principales industrias nigerianas son el refino del petróleo, la química (principalmente los abonos y el cemento que son muy costosos de transportar lejos del centro productor), las industrias agroalimentarias y las textiles, el acero y el montaje de vehículos industriales y particulares.

En Nigeria existen cuatro grandes etnias, que suponen mas de dos tercios de la población total: la hausa (21%), la yoruba (21%), la ibo (20%) y la fulbé o fulani (9%), situadas principal y respectivamente al norte, suroeste, sureste y noreste del país. El norte del país es mayoritariamente musulmán; el sureste es principalmente cristiano y en el suroeste conviven ambas religiones con los cultos tradicionales animistas. El 50% de los nigerianos son musulmanes, el 40 % cristianos y el 10% restante practica las religiones animistas como el yuyu, ancestro del vudú. Hacia el siglo XVIII los musulmanes fulbé, invaden el país por el norte. No consiguen someter a los yorubas, pero periódicamente los diezman con incursiones a sus tribus para secuestrar esclavos. Son los señores musulmanes del norte. Los ibos, que entonces eran el 70% de la población del sureste, proclamaron el 30 de mayo de 1967 (29 de mayo, en varias fuentes) la República de Biafra como nación independiente, considerándose preteridos dentro de Nigeria. Aunque Biafra gozo de las simpatías de muchos europeos, sus posibilidades de mantener la secesión eran pocas. Y la guerra acabó el 15 de enero de 1970 con la rendición final de las fuerzas de Biafra en Umuhaia, la última ciudad controlada por su ejército.

La base social de estos insurrectos del siglo XXI es étnica, local y tribal y su ideología es religiosa, de carácter salafista. Sus formas de lucha son irregulares, operando localmente y, a veces, coordinados regionalmente. Sus enemigos son los de otra religión, de otra etnia. Y esto exacerba los sentimientos y demuele las salvaguardias que la “guerra entre clanes y tribus vecinas” mantiene como auto protección sabia y natural. Además, muchos de estos movimientos irregulares radicales están integrados también por muyahidines extranjeros (comprobado en Irak y en Siria), cuyos enemigos son todos los que no profesan sus ideas, que están presentes en las zonas de operaciones. Los dos parámetros de nueva aparición citados hacen que el respeto a las mujeres y niños, a los mayores, a los árboles frutales y a las cosechas no recogidas de los enemigos, desaparezcan. Y se los ataque y destruya, incluso con preferencia, para aumentar el dolor por los daños recibidos. Las tareas de estos rebeldes islamistas son la extensión por todo el norte y el noreste del país del Islam, en su versión más delirante, depravada, cruel y sanguinaria. Su estrategia operativa actual, donde casi carecen de oposición o de defensa armada contra sus actos, es el ataque sucesivo y progresivo a los poblados negros cristianos. Buscando con la extensión del terror aplicado por todas las regiones, en forma de inmensas ondas de conmoción, que alcanzan hasta el mismísimo presidente Barak Obama, la erradicación de los cristianos de sus poblaciones y la asimilación por la fuerza al Islam, de los que claudiquen en la defensa de su identidad social.

(CONTINUARÁ)

LA ESTRATEGIA NACIONAL CHINA Y SUS INTERESES INTERNACIONALES.

En la primera decena de mayo de 2014, el premier chino Li Kequicang realizó una visita por varios países africanos. Y usando una analogía con un famoso discurso de Luther King, quizás por la igualdad común en razas no blancas, el primer ministro declaró en una de sus escalas y sin rubores: ”tengo un sueño, en el que veo a todas las capitales africanas conectadas por trenes de alta velocidad, que estimulen así el desarrollo y la comunicación de los pueblos”. Ya el presidente Xi Jinping, durante su periplo por África del pasado año, prometió conceder una línea de crédito de $20 mil millones, destinada a financiar infraestructuras terrestres en África. Ahora, el primer ministro Li aseguró también que la mitad de la ayuda exterior china en los próximos años, se destinará a África, sin condiciones previas. La agencia oficial china de noticias Xinhua confirmó que a fines del año pasado, más de 2.500 empresas chinas tenían firmados contratos con distintos países de África, que ascendían a $400 mil millones. Desde el año 2009, China es el principal socio económico de África y en 2013 los intercambios comerciales entre ambos alcanzaron los $210.000 millones. Las inversiones chinas en el continente africano, que en 2003 fueron de unos $850 millones, en 2013 ascendieron a $25 mil millones. Y estaban concentradas en los sectores de las telecomunicaciones, las infraestructuras , la energía, la agricultura y la industria, dando con ellas trabajo directo a 100 mil trabajadores locales. De hecho, China es ya el tercer país emisor de inversión extranjera directa, sólo por detrás de Estados Unidos y de Japón.

En una primera etapa, la filosofía de estas inversiones cuantiosas es crear en los africanos la imagen del “inversión chino” con un firme carácter de utilidad, no injerencia en los asuntos internos, cualesquiera que sea el régimen político del país anfitrión (esto lo aprecian mucho las dictaduras más o menos encubiertas), cercanía, laboriosidad (hay más de un millón de chinos avecindados en África, trabajando) y no colonialista. Para después de un tiempo, variable para cada estado africano, continuar el flujo de inversiones, trabajo y mercancías hacia África y comprometerse con varios de los países más interesados e interesantes para China, tomándolos como “socios” de las distintas empresas chinas. Actuando en empresas conjuntas locales, formando “joint ventures” en todas las áreas interesantes económicas y estratégicas de ambos “partners”. China, además, es una alternativa diplomática de peso para los países africanos. Ya que puede vetar eventuales resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra los regímenes especiales de países africanos. Buscando justificar en derecho internacional, unas intervenciones exteriores “humanitarias” de los EEUU, la OTAN o la UE. Los conflictos africanos no podrán ya pasar desapercibidos, como ocurrió en décadas pasadas, ya que es un continente emergente de creciente relevancia económica y estratégica para las principales potencias del mundo.

China refuerza su Defensa como Proyección Geoestratégica.

China cuenta con un presupuesto de defensa que es la quinta parte de los más de 520.000 millones de dólares del Pentágono. Pero, frente a los recortes de éste, los chinos están aumentando sus inversiones militares a un ritmo de más del 10% anual. Y China intenta desarrollar su armamento y sus fuerzas estratégicas en los sectores más importantes, que le permitan en menos de una década ser no sólo una potencia decisiva en el Pacífico, sino también en África y en Hispanoamérica. Según el diario chino “Global Times”, un proyectil experimental chino, denominado WU-14, fue lanzado el 9 de enero de 2014 desde un misil de largo alcance y tras ascender y desacoplarse de su primera fase, alcanzó una velocidad diez veces superior a la del sonido. Pese a estar en un desarrollo inicial, los cohetes de estas características anularían toda la tecnología de detección y de interceptación de cohetes de Estados Unidos, estableciendo una hegemonía ofensiva que hasta ahora solo habrían explorado el Pentágono y China. Los EEUU han realizado pruebas similares, aunque a más bajas velocidades y teniendo varios fallos, al tiempo que los recortes presupuestarios han puesto el freno a las investigaciones a partir de 2014 , algo que no ocurre con China.

Asimismo, los recortes en el presupuesto del Pentágono están afectando al desarrollo de nuevos cazas y de navíos de proyección estratégica más modernos. China, mientras tanto, ha puesto en servicio un primer portaaviones, buques de asalto anfibio, cazas invisibles a radares, aviones no tripulados y un programa espacial sofisticado. «La tecnología de los cohetes hipersónicos es parte de un esfuerzo más amplio dentro de la estrategia china para obtener superioridad en armamento no nuclear hacia 2020. China quiere aumentar su poder militar mundial y desplazar a Estados Unidos y dejar claro que tiene armamento con el que las Fuerzas Armadas estadounidenses no pueden medirse», explicó el experto del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional, de Washington, Rick Fisher. «China buscará realizar maniobras conjuntas y enviar armamento a países hispanoamericanos, como ya está intentando hacer con Argentina, a la que ha ofrecido su caza Chengdu J-10», dijo Fisher. Según este experto, en un futuro cercano China podría jugar un papel esencial en conflictos regionales como el de las Malvinas, obligando a las partes a negociar, mientras ella refuerza militarmente a sus socios. «El problema será entonces si presta tanta atención a la democracia y a la no proliferación nuclear como los EEUU», concluyó Fisher.

Pero no es posible relacionar ambos presupuestos nacionales de defensa mediante la comparación de ambas cifras, tanto en sus valores absolutos como en los gastos por persona de cada país. Porque los criterios y los parámetros que caracterizan a las contabilidades nacionales son diferentes. Es decir, así no estamos tratando con cantidades homogéneas en estos gastos de defensa. Probablemente, el medio billón de dólares estadounidense refleje mejor el “esfuerzo socio económico” que realizan los EEUU en su Defensa Nacional. Y es seguro que el verdadero esfuerzo socio económico de China sea muy superior al indicado y que resulte probablemente del orden de algo más doble de éste. En efecto, los precios chinos de productos sensibles están contenidos, fijados bajos artificial y centralizadamente por el Gobierno; algunos gastos de defensa propiamente dicha se dispersan entre los de otros ministerios; el yuan se mantiene infravalorado para, entre otras cosas, hacer más competitivas aún las ingentes exportaciones de la fábrica global china, que hasta ahora eran el motor principal de su economía nacional, debido al débil e incipiente consumo interno del pueblo liberado en 1949 del capitalismo; los precios en los EEUU y China de los mismos bienes, servicios, energías, materias primas y productos intermedios, son diferentes en cada mercado nacional, lo que lleva a productos similares finales y especializados de precios distintos.

Por el momento, la presión militar china se está haciendo notar en el Océano Pacífico donde el Gobierno de Pekín tiene cada vez menor reparo en elevar sus reclamaciones territoriales y acercar sus fuerzas militares por mar y aire a las estadounidenses o las japoneses. Pero, tanto Pekín como el Pentágono son cuidadosos a la hora de reconocer que están sacando músculo, algo que en los pasillos del Pentágono nadie niega. Estados Unidos está desplegando un mayor número de aeronaves de alta tecnología a la zona de influencia china en el Pacífico, y como última medida anunció el envío de una docena de cazas F-22 a Japón. En una rueda de prensa del jueves 16 de enero, el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, dijo que los movimientos estadounidenses en la zona geoestratégica del Asia-Pacífico «están enfocados a reequilibrarnos en la región y, como ya hemos dicho, vamos a llevar más recursos militares a esa parte del mundo», sin mencionar en ningún momento a China. Bueno, los EEUU están desplegando hasta el 60% de sus recursos navales y aéreos en su “área nacional y de influencia” del Pacífico. Y han dedicado la importantísima ayuda de $1.000 millones en apoyo militar para los países de la OTAN de la Europa Oriental. Buscando que estén tranquilos ante las maniobras político militares amenazantes y eficaces del Kremlin. “América defenderá la libertad de Europa Oriental hasta el último europeo eslavo”.

Filosofía de las Inversiones chinas en África.

A la plaga de “padres de la patria, “guías de la revolución” o “padres de la patria nueva” que enseñorea a numerosos países africanos, se le ha unido la China comunista en los últimos 20 años, bajo la bandera ideológica de “pais emergente no colonialista”. Es muy difícil siempre crear una administración pública moderna, eficaz, no corrupta y dedicada al bien común de sus administrados. Esta expresión es más bien un ideal, incluso en nuestros países occidentales más avanzados: es el resultado lejano al que la función pública tiende cuando sus esfuerzos, un regeneracionismo continuo y el tiempo empleado sean ya casi inconmensurables en las medidas de los hombres (de varias generaciones). Pero las administraciones africanas son más bien la antítesis de todo lo dicho. Están ciertamente en los imperfectos balbuceos de la historia de las administraciones estatales modernas. En los esfuerzos por ajustar las formas de vida regionales, por integrar los clanes y las tribus en un estado nacional, respetando los intereses y derechos de grupos y jefes, se han creado en cada país africano “formas de administración autóctonas”. Pero que en casi todos los países africanos adolecen de los mismos tipos de defectos y condicionamientos: un sistema político administrativo endogámico y protegido; un grado de corrupción importante, cuando no asfixiante, como en Zimbabue; cuando el sistema se transmite desde sus instituciones a la sociedad, va con ellas el clientelismo, la acepción de personas y de grupos étnicos o religiosos, la frustración y el desánimo. El ideal del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo está en estos países desdibujado y lejano. Es decir, la mayoría de las sociedades africanas modernas son débiles y frágiles, aunque sus representantes acudan a los eventos internacionales igual vestidos que sus homólogos europeos. Pues bien, a todo el ramillete de carencias y fallos de los países africanos en general se le ha unido desde hace una generación la explotación étnico capitalista de la China comunista postmaoísta.

Y se trata ahora de dar un perfil cualitativo de las inversiones de China en África, de los principales países anfitriones y de las áreas económico estratégicas a las que se destinan. Y no tanto de ofrecer una relación exhaustiva y pormenorizada de ellas, que el lector puede encontrar continuamente actualizada en numerosos medios. Las inversiones chinas se concentran en el África Central y Sur, con la excepción de Libia, donde tienen una importante inversión en infraestructuras que alcanza los $18 mil millones y en Sudán del Norte, donde venden armamento de guerra, construyen presas hidroeléctricas y de regadío e instalan oleoductos para el transporte del petróleo extraído en la zona fronteriza de Kordofán y en la provincia del Alto Nilo, del Sudan del Sur, pasando por Jartum hasta Puerto Sudan en el mar Rojo. En los dos grandes colosos del centro y sur de África, las Repúblicas Democrática del Congo y de Sudáfrica, los chinos se concentran en la creación de infraestructuras terrestres y en la minería extractiva. Precisamente en la República de Sudáfrica, los chinos han hecho en el sector financiero, cosa atípica, una de las mayores inversiones individuales realizadas en África: la compra del 20% del capital del Standard Bank nacional. En Nigeria, Guinea Ecuatorial, Kenia, Uganda, República del Congo (Brazzaville) y en Sudan del Sur se concentran en la extracción de petróleo para su inmensa necesidad de energía primaria, de las concesiones que logran de los gobiernos locales, al estilo de las que obtenían desde hace menos de 100 años por todo el mundo, la Shell, la Esso, la British Petroleum, Texaco, Mobil, Total, etc. En Tanzania, China construye un puerto comercial, crea comunicaciones de todo tipo, extrae gas natural y diseña y monta “llave en mano” distintos complejos industriales primarios. En Botswana participa en la construcción de centrales hidroeléctricas.

Desde los inicios de la administración Obama, la OTAN asumió una posición activa en África, especialmente en el centro y norte musulmán. En 2007 los EEUU crearon el US African Command (acrónimo, el Africom), que es un mando estratégico operativo semi independiente, cuyos objetivos son realizar actividades de inteligencia antiterroristas e intervenir en operaciones muy laxas llamadas de “ayuda humanitaria” por todo el continente. Esta unidad tiene presencia en Uganda y participó extraoficialmente en la contra invasión realizada por el ejército keniata en territorio somalí contra las “Milicias de al-Shabab”. Desde entonces, han tenido actuaciones en Costa de Marfil, Malí, Libia y Sudán. Varios autores avisan de una creciente disputa entre los EEUU y China, buscando áreas de influencia externa y los accesos a los recursos naturales del África. A esta “disputa cool” por trozos del pastel africano, se suman otras potencias de menor relevancia económica, pero de creciente influencia geoestratégica, como Rusia e India.

Los Estados Unidos y Europa, especialmente Francia, buscan bloquear o contrarrestar la creciente influencia china en África. Pero, el corte del lazo que la une con África, significaría para China quedar a merced de la OTAN en materia de abastecimiento energético, de estabilidad económica y defensa nacional. A Occidente no le será sencillo hacer retroceder a China en África. Porque le será difícil contrarrestar una “intervención compleja” creada en base a obras de infraestructura, inversión directa y expansión comercial. Entre 1990 y 2010 las economías avanzadas de la OCDE redujeron su participación en las exportaciones del África Subsahariana del 78% al 52%, en tanto que las importaciones africanas desde ese origen también cayeron del 73% al 43%. Así, si Occidente no logra retomar el dinamismo comercial y económico con África, es improbable que le pueda ofrecer algún incentivo material semejante al ofrecido por China.

Pero, no todos son bienaventuranzas. Según la organización internacional “Agencia de Investigación del Medio Ambiente”, China es el mayor comprador de madera ilegal del mundo. Y sus grandes necesidades, tanto para muebles, como para la construcción, están detrás de la deforestación de países como Mozambique. Así lo puso de manifiesto el informe “Pillaje Chino”, preparado por la abogada ambientalista Catherine MacKenzie a petición de varias organizaciones sociales mozambiqueñas en la provincia de Zambeze. En él se afirmaba que, al ritmo actual de explotación indiscriminada, sus principales bosques desaparecerían en 10 años. Los intereses de los funcionarios y de sus socios huéspedes llevan a la paradoja de que en el país se ponen moratorias a la tala arbórea y existe una legislación cada vez más restrictiva para la explotación maderera, mientras se tolera la tala libre a los socios asiáticos. Por ello, es preocupante el hecho de que nada menos que un tercio de la cubierta forestal del África central esté concedido a los chinos para su explotación. Los chinos están especialmente interesados por la especie Pterocarpus erinaceus, de madera de una gran calidad, que es ideal para la reproducción de muebles de la dinastía Ming y Qing.

Las industrias explotadoras primarias se aprovechan de la escasa regulación ambiental o de la debilidad de algunos Estados africanos, para obtener un mayor beneficio. Un problema surge cuando los árboles, que deberían pasar por los aserraderos habilitados para ello en un país, son cortados y limpiados en almacenes clandestinos o incluso en los claros del bosque. Y sus troncos, son cargados directamente en contenedores remitidos, que les permiten esquivar los controles. El proceso se asegura con el soborno a funcionarios y políticos, para que hagan la vista gorda. Lo peor es que casi nadie de los políticos nacionales, y menos los amigos chinos, piensan en planes de reforestación, que son con resultados a medio y largo plazo. Pero, en los últimos años, las comunidades regionales empiezan a valorar lo que está en juego y a empujar a sus Gobiernos a adoptar medidas protectoras del medio ambiente y de las riquezas naturales, legando a adoptar formas de resistencia puntuales (bloqueos, huelgas, boicots) en las explotaciones de los chinos. Los roces surgen por todas partes. En 2006, Gabón decidió suspender la licencia de explotación petrolera concedida a la empresa china Sinopec, tras constatar que el uso de la dinamita y de maquinaria pesada en el parque nacional de Loango perjudicaba a los gorilas allí asentados. Finalmente, la compañía pagó una multa y tuvo que adaptar su operativa a la protección ambiental. El 21 de mayo de 2014, el Gobierno chadiano suspendió las perforaciones de la empresa estatal china CNPC, acusándola de “métodos nefastos” y de “vertidos nocivos”. Unos años antes, las autoridades de Zambia decidieron cerrar una explotación china de cobre en la ciudad de Kabwe, al comprobar prácticas contaminantes para la población local.

(CONTINUARÁ)

LA YIHAD MODERNA, HISTORIA, IDEOLOGÍA, POSIBILIDADES…SEGUNDA PARTE

(CONTINUACIÓN)

Otros movimientos yihadistas históricos.

A fines del siglo XI, Hassan-i-Sabbah fundó entre los ismaelitas chitas y en el noreste de Persia, la secta de los “asesinos”. Buscaban matar en secreto a sus enemigos. Actuaron en Persia, Mesopotamia y Siria y la montaña de Alamut fue su primer centro y refugio. Hicieron un amplio uso del hachís para animarse en sus acciones. Desaparecen en 1256, cuando los mongoles invaden Persia y destruyen hasta los cimientos la fortaleza de Alamut, que fue rendida sin resistencia por los “asesinos”.

Los almorávides aparecieron en el siglo XI en el occidente del Sahara. Son bereberes y su capital fue Marraquech. El predicador Yahya Ben Omar les llamó a la reforma de las costumbres y a la propagación del Islam. En 1086 desembarcaron en España, llamados por los musulmanes hispánicos. Y en la batalla de Sagrajas, ese mismo año, detuvieron el avance cristiano y poco después habían unificado al-Andalus y liquidado a los reinos de taifas. Hacia 1140 entraron en crisis social y religiosa y su imperio se desmembró.

Los almohades, también bereberes, formaron poco después otro imperio radical en el África occidental. Su predicador fue Ibn Tumart, hijo del farolero de una mezquita local. Dirigió ataques contra las vinaterías y sitios de moral relajada y consiguió mesmerizar e integrar a un gran número de seguidores. Siguiendo la misma pauta, en 1145 llegaron a España y a fines de siglo frenaron la reconquista cristiana en la batalla de Alarcos. A primeros del siglo XIII (1212) son derrotados por los tres reyes cristianos en las Navas de Tolosa. Al igual que con los almohades, su visión radical y combativa del Islam no cuajó en el pueblo, surgió la relajación de su modo de vida y la rebelión y se fragmentaron y desaparecieron.

Características operativas de los Yihadistas modernos.

Los insurgentes radicales fundamentalistas islámicos se dedicaron entre los años 60 y 80 a atacar a los que calificaban de gobiernos musulmanes corruptos y falsos, socialistas u occidentalizados y liberales. Su fortuna fue poca para todo el esfuerzo: la retirada de los soviéticos de Afganistán, con el soporte logístico occidental, y la toma del poder en Sudán, guiados por al-Turabi, al conseguir hacerse fuertes en su Ejército, lo cual es aún un caso único. A partir de los 90, tras el fracaso del GIA en Argelia, el objetivo terrorista se vuelve a Occidente.

Sus características operativas actuales son:

1) Su brutalidad innecesaria e indiscriminada, que los descalifica ante su religión.

Sura 2, aleya 10 “Cuando se les dice: No cometáis desórdenes (voz con la que se definen los crímenes) en la tierra, ellos responden: “Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden (el bien)”.

2, 11 “¡Ay!, cometen desórdenes, pero no lo comprenden”.

28, 77 “Al igual que Alá hace el bien, haced también vosotros el bien y no fomentéis la corrupción (el mal)” (asesinato de inocentes y de gentes que os acoge –las tierras de dar el-Ahd-, borracheras, drogas, daños innecesarios de las cosas).

Así, desprecian y desacatan numerosos versículos morales del Corán, sin que Allah las hubiese cambiado para ellos. Sura 2, aleya 100 “Nosotros no abrogamos ningún versículo de este libro, ni haremos borrar uno solo de tu memoria, sin reemplazarlo por otro igual o mejor”.

2) La ausencia absoluta de ulemas y muftíes venerables y piadosos a su lado.

3) Su gran descentralización operativa por la universalidad de la Umma, que trasciende la idea de nación o raza, pero que les impide conseguir objetivos estratégicos, aunque sus acciones puntuales sean importantes, dolorosas, temibles.

4) Su fracaso en incorporarse activa y firmemente a un grupo social amplio, que dé cobertura e impulso permanente a su movimiento. Los activistas más alienados se suelen ir aislando progresivamente de la sociedad (al menos, emocional e ideológicamente), aunque “vivan” dentro de ella, en aras de sus métodos violentos, a los que sacrifican todo por la eficacia. Siguen un proceso de segregación, purificación (en sus improvisados ritos no ortodoxos ayunan, emplean agua de lugares sagrados y banderolas verdes con inscripciones de las aleyas que les favorecen), consagración y radicalización, hasta llegar a la muerte e incluso al suicidio en sus acciones puntuales.

5) Los terroristas islámicos están en muchos lugares profundamente divididos ideológica y estratégicamente. Aunque las bandas rivales puedan ocasionalmente brindarse apoyo, refugio, información o suministros. La franja de Gaza es dominada desde hace años por Hamas, grupo radical fundamentalista palestino de orientación sunní, en rivalidad directa y violenta con el gobierno palestino de al-Fatah en la Cisjordania. En Gaza, dos organizaciones sucursales de al-Qaida, Ansar al-Sunna y Ansar al-Islam, unos grupúsculos irrisorios, se enfrentan también violentamente a Hamas por la influencia sobre sus habitantes. Los talibanes pakistaníes, principalmente el grupo Tehrik e-Taliban y los independentistas cachemires, realizan periódicamente atentados contra la minoría chií del país. En Irak, al-Qaida se dedica a atacar a los chiíes que acuden en peregrinación desde país y de Irán a los actos anuales de esta religión en sus lugares sagrados de Samarra, Nayaf y Kerbala. También lo hacían los radicales sunníes Irakuíes (antiguos funcionarios del Baaz y ex miembros de las fuerzas armadas, generalmente depurados sin procesos ni juicios, y grupos regionales tribales), en rebeldía contra los gobiernos de mayoría chií antes del llamado “despertar sunní”, promovido por el general David Petraeus, que los transformó en milicias nacionales de autodefensa.

6) Su afán de publicidad, al que Occidente colabora insensible, necio y gustoso.

7) Su objetivo de golpear al gobierno que sea, puesto que el califato radical y agresivo en dar el -Islam no existe hoy en día.

8) El así llamado Estado Islámico ha conseguido establecerse difusamente en el gran desierto del este y en las montañas del norte de Siria y en el noroeste de Irak. El río Eufrates forma la columna vertebral de su despliegue vaporoso. Ha aprovechado la quiebra de las relaciones sociales de ambos estados para aparecer en fuerza, contra enemigos militares debilitados o inexistentes. Pero son considerados por todos “verdugos de sirios e iraquíes”. Y la presencia de varios miles de muyahidines extranjeros también les enajena las voluntades de ambos pueblos.

El «salafismo yihadista» o Qutbismo.

Esta corriente hace de la Yihad un centro esencial de su actividad. El yihadismo busca acelerar la liberación de los países musulmanes de toda ocupación extranjera. Se opone igualmente a la mayor parte de regímenes de los países musulmanes, que ellos juzgan como impíos y en los que pretenden instaurar un estado verdaderamente islámico. Se basa en las ideas de Sayid Qutb, un teórico y revolucionario nacido de los Hermanos Musulmanes. Estaba convencido de que la sociedad occidental estaba enferma de individualismo e impiedad. Y los países musulmanes sufrirían lo mismo, si eran influenciados por Occidente. Su visión política e ideológica reclamaba la «limpieza» de la sociedad musulmana de cualquier influencia occidental. Y afirmaba que los regímenes musulmanes actuales eran apóstatas, al aplicar leyes laicas, en vez de la sharia. El pensamiento de Qutb fue una de las principales influencias de las sectas Sociedad de Musulmanes o Excomunion y Hégira (Emigración), surgida en 1969 en el seno de los Hermanos Musulmanes en Egipto, y al-Qaida, y de sus líderes, Aymán al-Zawahiri y Osama Ben Laden. El líder de los Hermanos Musulmanes, Sayid Qutb, fue detenido, juzgado y ejecutado por el 29 de agosto de 1966, por planear el asesinato del presidente Nasser. Tras su muerte, los Hermanos evolucionaron hacia formas de organización y de lucha dentro del sistema político imperante.

El salafismo yihadista nace en los años 80, durante la guerra de Afganistán contra la ocupación soviética. Los salafistas llegados de Arabia Saudita se encontraron con los Hermanos Musulmanes. Ello los condujo a adoptar el discurso político de los Hermanos Musulmanes y a reintegrar en él la predicación salafista de Sayib Qutb. Según el yihadismo salafista, los salafistas tradicionales, favorables a la predicación no violenta y particularmente los predicadores próximos a las autoridades saudíes, son traidores al servicio de los Estados Unidos. Por otro lado, critican a los Hermanos Musulmanes, por su fe laxa y su participación en los mecanismos políticos de Egipto y Siria.

La Guerra dentro de la Umma es inconcebible.

El Corán, fuente religiosa común de los chiíes y sunníes, no es muy revelador acerca de las disputas internas armadas dentro de la comunidad universal de creyentes. En la época del Profeta este problema ni se contemplaba. Y si aquéllas hubiesen existido, al juntarse con el acoso externo que sufrían los musulmanes, probablemente llevasen juntos a la dispersión y a la desaparición del grupo de los fieles. En la sura 49, aleya 9 se les ordena: “Cuando se hacen la guerra dos naciones de creyentes, procurad reconciliarlas… Los creyentes son tus hermanos . Arreglad, pues, las diferencias de vuestros hermanos y temed a Dios, a fin de que tenga piedad de vosotros.” Y en 4, 33: “Oh, creyentes,… no os matéis entre vosotros…(o, no os matéis a vosotros mismos)”. El inicio del versículo va dirigido contra la codicia y la apropiación ilícita.

Los Hermanos Musulmanes.

La organización de los Hermanos Musulmanes, una de las fuentes de los islamistas modernos, ha sufrido a lo largo de los 85 años vividos desde su fundación por Hasan al-Banna, toda clase de avatares, sinsabores y persecuciones. Él y sus seguidores pretendieron crear una red islámica, que sirviera de contrapeso nada menos que al estado egipcio. En 1948, contando los Hermanos con cerca de 3 millones de miembros y simpatizantes activos, comenzó una persecución estatal contra ellos. Al-Banna murió de las heridas sufridas en un atentado callejero a primeros de 1949, transformándose en el “Imán Mártir”. La trayectoria de la cofradía se ha ocultado de las vistas ajenas durante largos e intermitentes períodos. Uno de los tics de los Hermanos dice: “Nasser nos mató, Sadat nos amnistió (aunque lo mataron durante un desfile militar), Mubarak nos silenció”. Y ahora pueden añadir “Abdul Fatah al-Sisi nos desilusionó”. Pero su ideología permanece y sus “redes sociales”, superpuestas a la organización tribal, funcionan. La ideología les da una determinación para la acción, que es propia de los “grupos adoctrinados activos”. Los Hermanos son una cofradía paralegal del Islam. Y con el Zakat recibido (la limosna canónica del Islam) mantienen servicios de atención social de todas clases (escuelas elementales y madrasas, dispensarios, hospitales, ayudas a personas y familias). La ideología, la organización y su actuación cohesionan a la comunidad sunní en una “unidad de acción general” motivada, eficaz y resistente. Que es de muy difícil repetición o réplica por los laicos, los ateos no comunistas, los demócratas y otros enemigos potenciales. Los Hermanos Musulmanes de otros países del Próximo Oriente ayudan financieramente a los grupos afines sunníes.

Los islamistas no reconocen a los estados, ni a las naciones. Ni, por supuesto, aceptan la democracia liberal occidental. Sólo Allah es Legislador de los hombres. La esgrimida por las cancillerías occidentales “legitimación democrática del presidente elegido Mursi” es una blasfemia para ellos. Teocracia y democracia se excluyen esencialmente y se rechazan activamente en las ideas fundamentalistas islámicas. El Islam no admite una modernidad política, ni mucho menos religiosa. Todo está ya legislado y entregado a los hombres, a través de Mahoma, para su “cumplimiento sumiso” personal y en la Comunidad de los Creyentes. El partido Libertad y Justicia egipcio es una “apariencia” creada por los Hermanos Musulmanes. Destinada a complacer y entretener a sus adversarios laicos y a las naciones occidentales. En el largo año de mandato que ha tenido de gobierno, el partido y su cabeza visible se ocuparon de gobernar unilateralmente, favoreciendo los intereses político sociales y los plazos decididos por la cofradía. En puridad y en realidad, esto equivale a un “golpe de estado institucional” y a una “involución política” del estrenado sistema democrático egipcio, deseada y buscada por los Hermanos Musulmanes con fruición, disimulo y alevosía. Y, además, la mitad del país ha expresado en las urnas su rechazo y su abominación de esos fines socio religiosos y de sus prácticas políticas coactivas y excluyentes. Para facilitar “el acatamiento y la sumisión de los egipcios”, privados deliberadamente de “expectativas de progreso y desarrollo razonables”, es deseable que el país se desarme y se empobrezca relativamente. La “salvación de la crisis” ofrecida por los Hermanos Musulmanes es aceptar a la cofradía y a sus ideas, a la sharia y a toda su “organización social dedicada a ayudar, educar y promover la sanidad y el bienestar social”. Esto podría ser el inicio, un brote, el germen vivo y potencial, una entidad latente poderosa del añorado califato sunní. Parece que a los islamistas les va mucho el “vivir en la Edad Media”. Aunque estamos seguros de que a Allah, el Clemente y el Misericordioso, estas acciones perniciosas y esas ideas torcidas esgrimidas le desagradan y le entristecen. Un hadis de Mahoma, dice: “En muchos casos, la tinta de los sabios es más útil para la Comunidad, que la sangre de los mártires”.

Sin “realizaciones evidentes y reconocidas por muchos”, el ego se frustra. Y por ello, estos gobernantes aceleran hasta la “velocidad de descarrilamiento social” los procesos de cambio e innovación de sus sociedades. Procesos sociales que son siempre de por sí lentos y poderosos. Este “ego comprometedor, exigente y siempre insaciable” es algo que se asienta en el “gobernante”, cuando éste no es un “estadista leal” a la nación. Capaz de emprender las reformas e innovaciones necesarias, aún sabiendo que los frutos de sus trabajos los recogerán los que gobiernen en otras legislaturas o períodos políticos. Y los islamistas egipcios electos, acuciados por sus prisas egocéntricas, han estado “empujando” a sus rivales políticos y gobernando para sus propios movimientos e intereses inmediatos.

La Estrategia rebelde en el Conflicto civil de Irak.

En Irak, la estrategia de los sunníes no pretendía ganar una guerra civil al régimen democrático imperfecto de Nuri al-Maliki, de la mayoría chiíta. Los sunníes luchaban en Irak por garantizar regionalmente el poder de sus tribus, basado en sus jefes aceptados, en sus “asambleas de iguales” entre los destacados de aquéllas y en el “código de honor”, que regula, con sabiduría secular, su comportamiento y sus derechos y deberes individuales y colectivos. La estructura de tribus, clanes regionales y locales y familias, que estructura y soporta a las sociedades árabes, da el valor y sentido prácticos a las lealtades y los intereses, siempre relativos y oportunistas, de los árabes. Los sunníes peleaban por arrancarle a la mayoría chiíta los derechos y concesiones, que se les niegan tozudamente dentro de las reglas de la imperfecta y reciente democracia inorgánica existente en Irak. Las elecciones últimas consagraron el derecho “democrático” de la mayoría chií sobre ellos. No intentaron, pues, fraguar una integración nacional superior, que superara las divisiones tribales y regionales. Que podría lograrse mejorando las condiciones sociales y económicas de la vida en comunidades sociales primitivas perfeccionables, las tribus y clanes de siempre. Los estadounidenses no enseñaron verdadera convivencia democrática en Irak y así afloraron y fructificaron los rencores sectarios entre las tres etnias desde que se marcharon en 2011.

Los sunníes están dejando una libertad de acción cada vez mayor al Estado Islámico de Siria y Levante, la fracción nacional de al-Qaida, con tal de que respeten su hegemonía social. Así, les facilitan refugio, abastecimiento y ocultamiento temporales a sus “grupos de acción” en sus operaciones. Éste fue el caso de la concentración previa de las compañías y batallones del Estado Islámico a finales de 2013. Que fue el inicio de su campaña de hostigamiento y de ocupación temporal de al-Ramadi y Faluya. Faluya, en la provincia de Anbar, donde los “marines” protagonizaron una gran batalla a fines de 2004 (en los términos de esa guerra contra la insurgencia), está indefinidamente en poder de la insurgencia sunní. El EISL mantiene un “dominio difuso” sobre ella, pese al asedio suelto y los bombardeos de las tropas Irakuíes. Pero ya hemos dicho que la lucha urbana es una asignatura muy difícil y está pendiente de aprobar por el ejército Irakuí. En ella la soledad del combatiente se acentúa, la muerte le respira encima, los demonios de la incertidumbre, la falta angustiosa de confort, el fuego pesado, incluso impreciso, del enemigo y el miedo cerbal lo acechan. Y sus mandos son demasiado flojitos, para transmitirle entusiasmo y darle las necesaria cercanía y profesionalidad, que les den confianza en ellos. Así, es difícil que una infantería regular penetre en una población con defensores motivados ideológicamente y decididos a defenderse.

A primeros de junio de 2014, el EISL lanzó otra ofensiva operativa en el norte de Irak. Después de asaltar la ciudad de Samarra, irrumpieron en Mosúl y lanzaron una “acción de área” en las provincias norteñas de Salahadin y Diyala. El ataque contra Samarra lo realizaron 500 muyahidines, apoyados por camiones con ametralladoras pesadas y excavadoras, para desmantelar las barricadas erigidas por el ejército en torno a la ciudad. Samarra es una ciudad de especial significación para al-Baghdadi, ya que nació aquí. Las fuerzas de seguridad Irakuíes repelieron al principio esta nueva ofensiva, en la que los terroristas recurrieron a sus “juramentados suicidas”, cinco de los cuales fueron abatidos. Otros dos «kamikazes» hicieron detonar un vehículo cargado de explosivos en la aldea de Al-Mouwaffaqiyah, al este de Mosúl, matando a media docena de personas. Decenas de personas han muerto en esas luchas y los refugiados de esta nueva operación yihadista se cuentan por cientos de miles. El asalto del ISIL a Mosúl se suma a los ocurridos sucesivamente en varias ciudades de las provincias de Ninive, Salahadin, donde está Samarra, y Diyala. Confirmando con todo ello la capacidad y la agresividad cada día más significativas del grupo fundamentalista salafista y la ascendencia de su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, cuyo nombre real es Ibrahim ibn Awad. Y la expansión del territorio que controla el EISL tanto en Irak como en Siria reflejan de la intención de al-Baghdadi por desplazar al egipcio Ayman al-Zawahiri como sucesor de Osama Bin Laden. En efecto, Ibrahim ibn Awad se proclamó el domingo 29 de junio «imán y califa para los musulmanes de todo el mundo«.

El EISL viene acumulando cuantiosos ingresos procedentes de la extorsión, saqueos, secuestros, robos y diversos tráficos ilícitos. No pocos actores yihadistas han convergido con la criminalidad organizada, siendo Irak uno de los escenarios privilegiados para ello. En declaraciones a Niqash, el ex jefe de la policía de Mosul, el general Mahdi Gharaui, explicó que el EISL se embolsa mensualmente ocho millones de dólares en «impuestos revolucionarios», que ya cobraba antes incluso de la ofensiva de este mes. Ya en el poder, es previsible que creen nuevas tasas: para ofrecer un «transporte seguro» por las carreteras que administran o para que las familias cristianas que permanecen en la ciudad compren su paz. El listado de padrinos se amplia por los grupos sunníes que luchan junto al EISL como el Ejército de los Hombres de la Cofradía al-Naqshbandia, dirigido por Ezat Ibrahim al-Duri, que fue vicepresidente de Saddam Hussein. El grupo tiene un gran entramado económico. «No sabemos cuanto dinero atesora, pero es el movimiento que más riqueza acumula. No tiene competidores», señala el analista Ayman Jawad. Una de las fuentes de financiación de su expansión nace en países como Arabia Saudí, Qatar o Kuwait. Pero no se puede decir que esté financiado a través de canales oficiales. «Se benefician de las donaciones de hombres acaudalados del mundo musulmán, mayoritariamente de países del Golfo. Son donantes privados que creen en su proyecto de Estado islámico y que quieren contribuir en la lucha contra sus enemigos, Damasco y Bagdad«, afirma el politólogo Hasan Hasan. «Fueron apoyados por Qatar y Turquía cuando estallaron las protestas en el noroeste de Irak durante 2012 y 2013, pero no está claro que sigan haciéndolo ahora», concluye Hasan.

La deriva siria, donde el EISL libra una encarnizada batalla contra otros grupos rebeldes ha obligado a tomar medidas a Arabia Saudí. En marzo, Riad incluyó al EISL en su listado de grupos terroristas y anunció castigos de hasta 20 años de cárcel para sus súbditos que «pertenezcan, respalden y financien a grupos terroristas». Kuwait, que hasta el 2013 no disponía de una ley para perseguir la financiación del terrorismo, fue el principal coladero de las donaciones particulares. La contribución a la estructura financiera del EISL, sin embargo, es proporcionalmente cada vez menor. «El grupo ha logrado auto financiarse. Tras la expansión por Siria, se hizo con el control de recursos muy lucrativos como campos de petróleo, plantas de gas y otras compañías. Además tienen la costumbre de desmantelar las empresas y venderlas por partes dentro y fuera de Siria», cuenta el politólogo Hasan, que subraya las jugosas cantidades obtenidas mediante el secuestro, la extorsión o la toma de arsenales. «Han hecho millones y millones con estas operaciones», añade. Las vías de financiación entre la península arábiga y la cada vez más difuminada frontera de Siria e Irak han provocado declaraciones como las del presidente iraní Hasan Rohani: «Insto a los países musulmanes a detener el respaldo a los terroristas a través de sus petrodólares», sin citar a los estados bajo sospecha. «Mañana seréis vosotros el blanco de estos terroristas», agregó. En esa línea, el Gobierno iraquí culpó a la élite saudí de «ser responsable de los crímenes cometidos por los terroristas».

«Desde al menos 10 años, al-Zawahiri se oculta en la región fronteriza de Afganistán y Paquistán sin hacer gran cosa, a parte de publicar comunicados y vídeos. Mientras que al-Baghdadi ha ocupado ciudades y moviliza a un número enorme de personas. Mata sin piedad en Irak y Siria. Cualquier que ame la acción se unirá a al-Baghdadi», dijo un antiguo responsable del servicio secreto del Reino Unido a la agencia AFP. Por su parte, el King’s College de Londres estima que el 80% de los yihadistas occidentales que acuden a Siria se unen al ISIL y no al Frente al-Nusra, que se mantiene a las órdenes ideológicas de al-Zawahiri. La realidad es que, además de contar con unos 10 mil combatientes en Siria y un número desconocido, probablemente algo mayor, en Irak, el Estado islámico de Siria y el Levante ocupa un territorio que se extiende desde Alepo hasta la provincia Irakuí de Diyala, al este del país. Nunca en su historia los seguidores de Bin Laden llegaron a “controlar difusamente” tal extensión de territorio clave. «Al-Qaida es sólo un movimiento, nosotros somos ya un estado», declaró un orgulloso muyahidín salafista del EISL.

En una “operación temporal de acción, propaganda y prestigio” el EISL ha tomado al asalto y sin encontrar apenas resistencia la ciudad de Mosúl durante la madrugada del lunes 9 de junio. Es indudablemente un golpe certero y maestro de al-Bagdadi. Veamos el por qué lo planeó y lo pudo conseguir fácilmente. Mosúl es la segunda ciudad en importancia de Irak y es la segunda localidad del país que es ocupada, siquiera temporalmente por el EISL. El efecto de atracción y prestigio para el EISL y el golpe de descrédito para los gobiernos regionales y central de Irak son sorpresivos y grandes, tanto dentro como fuera del país. Las cancillerías occidentales han quedado patidifusas. La permanente disputa por la administración de la ciudad, a 350 kilómetros al norte de Bagdad, entre las autoridades Irakuíes y las del Gobierno Regional Kurdo (KRG, sus siglas inglesas) influyó en la falta de defensas adecuadas de la segunda mayor ciudad de Irak. La toma de Mosúl ha sacado a relucir la esterilidad y la incapacidad para gobernar la urbe, generadas por el enfrentamiento entre el gobierno autónomo kurdo de Erbil y la autoridad central de Bagdad. Los kurdos aguardan desde 2007 un referendo que apruebe la absorción de esta ciudad por parte del KRG. Ahora, Erbil o Arbil ha reconocido que el ejército del KRG, los “peshmerga” kurdos, no han intervenido para defender su ciudad del ataque sorpresivo del EISL. Y los policías y soldados nacionales que quedaban como guarnición estatal, abandonaron simplemente la ciudad a medida que avanzaban los “barbudos de Allah”. «Una petición para que los “peshmerga” colaborasen en la defensa de Mosúl la tenía que haber hecho el gobierno federal», argumentó Jabar Yawar, jefe del Estado Mayor de los “peshmerga”. «Si nuestras fuerzas hubiesen estado allí, todas las explosiones y asesinatos de inocentes no hubiesen ocurrido», concluyó, pero “a posteriori” de los hechos. Los ardores guerreros no cuentan, ni se blasona de ellos tras una retirada, convertida en fuga de autoridades civiles y militares. Ellos se expresan eficazmente ante el enemigo, inerme por todos sus flancos, aniquilándolo por su osadía de atacar la capital.

(CONTINUARÁ)

FUERZAS ARMADAS DE ESPAÑA: COYUNTURA PRESUPUESTARIA Y TAREAS. SEGUNDA PARTE.

(CONTINUACIÓN)

¿Qué son las Fuerzas Armadas para cualquier Nación cabal?

La voluntad de defensa de una nación es su capacidad para propiciar, crear, desarrollar y mantener unas Fuerzas Armadas, que cuenten con el apoyo necesario de la economía del país y de la diplomacia del estado. La voluntad de defensa es una expresión de la voluntad de ser y de la capacidad vital de una sociedad. Como tal expresión, será sana, normal y suficiente, cuando las Fuerzas Armadas y el apoyo diplomático y de la economía nacional que se les brinde, sean proporcionales y adecuadas a los objetivos políticos de la sociedad. Y también, a las posibles amenazas que soporte, tanto desde el interior de su territorio como desde el exterior. La voluntad de defensa se plasma normalmente en las Fuerzas Armadas, en su calidad de instrumentos específicos de la función de la defensa nacional. En los casos de ocupación ominosa y abusiva sufridos tras una guerra, los “brotes” de esa voluntad de defensa ya renovada, tras el revolcón sufrido, están en la resistencia al invasor y/o en las fuerzas irregulares populares. Ellas brotan del “humus” de la “capacidad y de la voluntad de ser” sociales. Ya vemos que, del vigor, del arraigo y de la importancia que tenga esa voluntad de defensa nacional, dependerá que a sus Fuerzas Armadas se las cuide, dote y prestigie socialmente o se las orille, descuide y no las consideren sus propios paisanos.

Esta capacidad vital y su actuación en los diferentes casos brotan de una “moral nacional” correcta. La moral nacional es la convicción colectiva de estar viviendo y siguiendo las corrientes históricas correctas de paz, progreso, servicio y justicia. Y de desear vivir colectivamente así. Cuando “se ama esta actuación formidable y ese vivir colectivo”, de la nación surge la patria. Dicha certeza debe ser asumida por la sociedad como un destino propio y más o menos claro de realizar. La falta de cualquiera de las características anteriores o su perversión, puede deteriorar la calidad de dicha “moral nacional”. Ya que, sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender, ni realizar, empresas personales o colectivas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que está orientada e iluminada por una “ilusión razonable”, no por delirios mesiánicos, vesánicos o irrealizables. Esta fuerza espiritual vence a la “entropía moral e ideológica”, que se genera inevitablemente en las sociedades con el paso del tiempo de convivencia y los roces y diferencias durante ésta. Así, no es de extrañar que sean las Fuerzas de Defensa de una nación, como instituciones y en sus miembros, las que enarbolen, enseñen y profesen el patriotismo como una de sus virtudes esenciales. Las Fuerzas de Defensa de una nación son el conjunto especializado de los “nacionales patriotas” para la Defensa beligerante y cabal de su “nación patria”.

España y sus Fuerzas de Defensa.

En España tenemos muchas decenas de miles de militares de todas las Armas, incluyendo la Guardia Civil. Pero, salvo con esta última, por su relación de cercanía y función de seguridad pública, parece que la sociedad española no sabe bien qué hacer o qué decir de sus militares. Los cuarteles están a mucha distancia anímica de nuestras casas y de los centros de actividad de la sociedad. A los militares los admiramos por su gallardía, seriedad, sobriedad, disponibilidad y disciplina, que solamente nos exhiben apenas en los pocos desfiles que les permitimos. A sus muertos los despedimos rápida y oportunamente con una Misa de “corpore in sepulto”, la Bandera Nacional cubriendo sus restos y una condecoración “a título mortis”, en dirección a su sepelio íntimo y la tumba familiar. Para ellos destinamos los cuarteles, los campos de maniobras, las maniobras con Ejércitos de los Aliados y las misiones exteriores, de una manera neutra y fría. Sin la emoción necesaria y merecida que surge del aceptar y reconocer que son parte esencial y necesaria, aunque no suficiente, de la Patria y de su trascendencia acrónica.

Esta disfunción social, que rompe el verdadero tejido nacional, surge en parte de la “ideología decimonónica izquierdona” rancia, sectaria, resabiada y rencorosa. Que aún se arrastra por la Nueva Europa, que es libre ya de las doctrinas totalitarias inhumanas y excluyentes, que se basaron en las diferencias de etnia o de clase (o dinero) entre los hombres. Su “ideal” militar no es un Ejército Patriótico de la Nación. Su “ideal” sigue siendo el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos, controlado por comisarios políticos, no por sus mandos naturales. Esto choca de frente con el principio del mando único y capacitado. Que es el que vertebra y ensambla toda la capacidad e idoneidad de las unidades, desde sus suboficiales a sus jefes y altos mandos. Por cierto, durante su Gran Guerra por la Patria, los rusos abolieron “de facto” ese comisariado arbitrario, disolvente y despótico. Y le dieron de nuevo todo el mando al jefe de la unidad, del que dependía un “delegado del jefe para el trabajo político”…

Las Fuerzas Armadas españolas son una bandera de prestigio y una proyección externa de la civilización y de los altos intereses de la nación. No son un “servicio más” que presta el Estado, cuando no hay particulares que quieran o que puedan hacerse cargo de él. Como los servicios de correos y telégrafos, la gestión de los aeropuertos, la tracción y la composición de convoyes ferroviarios por las estructuras viarias estatales, la gestión y custodia de las cárceles y penales, las policías locales o la seguridad privada. En los comienzos de la India británica, antes de su florecimiento, la Compañía comercial de las Indias se hizo cargo por bastante tiempo de los servicios de defensa. La Seguridad es un valor social único y fundamental, equiparable a la unidad nacional, a la subsistencia biológica en forma de alimentos, vestidos, techo y sanidad, y a la actividad irreemplazable de la economía para la producción y su reparto. De hecho, en el caso de Israel, asediada por todas partes por enemigos violentos y casi irreconciliables, la Seguridad es la que les brinda y garantiza la supervivencia y el funcionamiento social en todos los órdenes. Y, algo parecido, ocurrió en la Suráfrica de los blancos, hasta que éstos reconocieron que el apartheid no era sostenible por más tiempo, porque desgarraba desde dentro su “nación multirracial”, y ellos mismos lo abolieron.

Esto es algo que no hay que explicar demasiado en Francia, en Gran Bretaña o en los EEUU. Ni siquiera en Alemania, donde hay recuerdos muy cercanos de cuando su ejército fue instrumento imprescindible de un sistema totalitario excluyente, que la llevó a un desastre social de proporciones nunca vistas. Hasta la cercana y hermana Portugal tiene en numerosas capitales y ciudades importantes, un pequeño o mediano monumento en bronce, recordando la intervención de sus soldados en las guerras coloniales del siglo XX o en la I guerra mundial.

Este “problema de ideario y sentimiento nacional” que tratamos, se concreta y se expresa en la encuesta hecha por el Centro de Investigaciones Sociológicas en septiembre de 2013 sobre una “muestra” de 2.500 españoles. Un año después, el Instituto Español de Estudio Estratégicos (IEES), que la encargó en su momento al CIS, la ha hecho pública. En la España de principios del siglo XXI, la mitad de sus ciudadanos (47,1%) no sacrificaría su vida por nada que no fuera su familia. Solo un 16,3% estaría dispuesto a defender a España ante una agresión extranjera. En total, un 55,3% rechazaría o se mostraría reacio a tomar parte en la defensa de España, si fuera atacada, mientras que un 16,3% se inclinaría por hacerlo sin dudarlo y otro 22,4% sería más bien proclive a participar en esa defensa. Estos dos porcentajes últimos bajan de año en año. Y pese a la consideración social de que gozan las Fuerzas Armadas, los encuestados opinan que «hay que disminuir sus presupuestos y efectivos»… Pero, recordemos que el presupuesto español de Defensa es del orden del 0,9% del PIB y que la OTAN, en su reunión de primeros de septiembre en Cardiff, Gales, urgió de que fuese al menos del orden del 2% del PIB para todos los países miembros de la Alianza, a la vista de las amenazas del yihadismo global y de los problemas armados de la seguridad internacional en Ucrania.

Los retrasos y alargamientos de los plazos de inversiones en la Defensa no son simples demoras administrativas o presupuestarias. Entre la creación y la activación de un “sistema de armas” se desarrolla un “complejo proceso polivalente” que consume entre 15 y 25 años para realizarse. Dependiendo del grado de complicación técnica, del nivel de cualificación y capacitación industriales del que se parta, del conocimiento, la determinación y la expresión de las necesidades que satisfará y de las especificaciones que resulten de ello y de los recursos, incluyendo los humanos, con los que se cuente y de la importancia de la inversión que se le adjudique. Todos los “retrasos sostenidos y acumulados” hacen peligrar el ritmo de modernización y de adaptación, que los Ejércitos españoles necesitan para ir al compás de los tiempos y de sus necesidades.

Nuestro flanco sur es un “hervidero latente” de problemas, contradicciones y esfuerzos, sujetos, de momento, por las estructuras existentes de esas sociedades islámicas. Al estar latente, sus cambios son minúsculos y sin trascendencia, porque el entramado social y estatal los domeña y canaliza. Esas sociedades siguen aún cristalizadas y sus movimientos internos son imperceptibles. Los juegos de fuerzas político sociales, que no están polarizados y puestos en marcha, se compensan en gran parte entre sí. Y, por ello, no percibimos casi nada. Y son todavía inescrutables y están abiertos a numerosas posibilidades y “resultantes” prácticas y a sus inevitables evoluciones. Pero su inestabilidad político social en un futuro indeterminado cuestionará nuestra seguridad nacional sin dudarlo. ¿Hacia dónde irán? ¿Hacia el islamismo, la democracia inorgánica o necesitarán del bonapartismo durante un tiempo indefinido, para encausar a sus sociedades?

Tenemos que atender también la Defensa y su proyección en “zonas de influencia” de nuestras aguas territoriales y el especial entorno de las islas Canarias. Es fundamental para nuestra idiosincrasia moderna y democrática en el mundo actual nuestra participación en la Defensa colectiva asociada en el marco de la OTAN y de la Seguridad Europea. Incluyendo la actuación en misiones conjuntas de intervención, interposición y pacificación de “zonas calientes” en los tres continentes que las sufren (África, Suroeste y Centro de Asia, Europa del Este). Son necesarias también la “vigilancia y actuación remotas” en el golfo de Guinea, en las zonas marítimas frente a Nigeria, Senegal y Mauritania, en el Mediterráneo centro y oriental y en las rutas marítimas comerciales amenazadas por depredadores o en las zonas infestadas por éstos.

(FIN)

LA YIHAD MODERNA, HISTORIA, IDEOLOGÍA, POSIBILIDADES…

El Origen de la Yihad.

La Yihad, expresada en el concepto que todos entendemos, no está recogida en el Corán. Sin embargo, sí existen cerca de 50 aleyas en las que se anima a los musulmanes a la defensa de la comunidad, a la lucha contra los infieles y a la propagación armada del Islam. Establecidas las líneas maestras, rápidamente los jefes políticos de la Umma, incluyendo al Profeta, echaron mano del instrumento que tan claramente se les ofrecía y que necesitaban a vida o muerte. El Islam establece la obligatoriedad de la Yihad como guerra santa, equiparándola a los llamados “5 pilares del Islam”, que se simbolizan con el dorso de una mano abierta. Ellos son las obligaciones elementales, de carácter ritual y colectivo, y simples, de todo musulmán en su “sometimiento a la voluntad de Dios”. En el principio del Islam, cuando reinaba la jahiliyya (la barbarie anterior a éste) en los árabes, en los tiempos de Mahoma, la Yihad fue imprescindible e inevitable para la defensa de la nueva religión. Que surgía en medio de un mar proceloso de tribus y clanes paganos e idólatras y más o menos nómadas, que poblaban Arabia. Y los grupos de musulmanes podían ser fácilmente eliminados por sus enemigos. Todo cambio radical, incluso el sólo nuevo, encuentra siempre un rechazo inicial, que se origina en la “inercia ideológica y costumbrista” conservadora, que existe en la sociedad donde aparece.

La Expansión del Islam hacia Occidente: las primeras Yihad militares.

En la época de Mahoma, el poder estaba dividido entre las tribus que lo poblaban. Pero la Marcha (la Hégira) de aquél con un puñado de seguidores, de La Meca a Medina en el año 622, inauguró una nueva era de transformación en el mundo y de expansión de la teocracia árabe islámica. En esa época, el poder en todo el Cercano y el Medio Orientes se repartía entre el Imperio persa de los Sasánidas y el Imperio de Bizancio, inmersos en intermitentes pugnas fronterizas. Unos pocos años más tarde, los árabes se habían apoderado del Imperio de los Sasánidas (año 644). Y habían constreñido las tierras de Bizancio en Asia, que alcanzaban antes Egipto, la Gran Siria y el norte de Mesopotamia, sólo al centro y oeste de Asia Menor (la Anatolia).

Paralelamente, van controlando el norte de África: en el 641 ocupan Egipto y se extendían rápidamente hasta Trípoli y las costas atlánticas del Magreb y de Ifrikia (en el 697). Por último, en el 711 invaden el reino visigodo de Hispania y en el 732 penetran en el reino de los francos. Aquí son derrotados por Carlos Martel en la batalla de Poitiers y son repelidos para siempre allende los Pirineos.

Tres fueron las causas que estimularon a unas tribus a emprender el camino de la conquista de amplias y lejanas tierras y pueblos, fuera de la península arábiga. La primera fue la razón religiosa. Como en toda comunidad religiosa primitiva, la Umma fue el centro de los mandatos y las bendiciones de Allah. Viviéndose colectivamente y con entusiasmo el cumplimiento de una doctrina monoteísta y sencilla. Esta religión exigía, además, un proselitismo militante y coactivo, continuo y expansivo, dirigido hacia los infieles y los hostiles fronterizos.

Por el lado de los intereses mundanos, la extensión de las conquistas árabes, en su avance incontenible durante más de un siglo, trajo el control sobre los bienes y haciendas de los nuevos y numerosos súbditos y el poder político y militar sobre ellos. El dominio musulmán se establecía por la presencia de un gobernador con su guarnición militar, en cada ciudad o región conquistada. La relación de los nuevos súbditos con el régimen islámico se establecía y regulaba por el pago al gobernador de los tributos periódicos por el vasallaje impuesto y por profesar, de momento, una religión diferente. Este flujo de dinero importante y constante comenzó a llegar a los conquistadores, que establecieron diversos mecanismos para su reparto. La tercera razón, asequible a los nobles, jefes y más destacados musulmanes, fue el reparto de las cuotas de poder que engendraban el dominio, la defensa y la gobernanza de los nuevos territorios de dar-el-Islam. Así, fueron proliferando los emires, sheikhs y caides, ocupando y conformando la estructura política árabe de los territorios islamizados.

Las tribus árabes originales del Islam recibían una parte de los tributos y de los saqueos de la conquista, aunque no participasen en algunas expediciones militares. Otra parte era entregada a los participantes de la yihad contra algún pueblo o región limítrofe del califato. Una parte importante era entregada a las autoridades de la Umma, centradas en el califato de Damasco o de Bagdad, y representadas regionalmente por sus emires o caides, para sufragar los gastos de la gobernabilidad y el mantenimiento del estado teocrático. De ésta, se derivaba una parte destinada a sufragar, equipar y formar las nuevas yihads hacia los territorios fronterizos a dar-el-Islam, que iban apareciendo. Por último estaba el zakat o la limosna canónica, entregada a los ulemas, que tenía como finalidad resolver y compensar a los musulmanes por las penalidades y los azares de la vida, con la aportación de su comunidad. Y que se repartía a los pobres, los impedidos y los enfermos, los huérfanos y las viudas de la Umma. Esto cerraba el proceso de reparto de la riqueza y el poder. Que fijaba mundanamente las aspiraciones religiosas de los creyentes de la nueva fe.

Occidente se vuelve a Oriente: la Época de las Cruzadas.

Las Cruzadas fueron empresas militares y religiosas, impulsadas por la Iglesia con exhortaciones, oraciones e indulgencias, y realizadas por voluntarios de toda la Cristiandad. Buscaban recuperar para ella el dominio sobre los Santos Lugares de Jesucristo en Palestina, de manos del Islam expansivo e infiel. Éste los ocupó en el año 635 y fue poniendo sucesivamente trabas al peregrinaje individual y colectivo de los cristianos. Entre 1096 y 1270 se llevaron a cabo ocho cruzadas. La Primera Cruzada fue la de más vistosidad y éxito. El 15 de julio de 1099 sus cruzados ocuparon Jerusalén. Que se convirtió en la sede del primer rey, Godofredo de Bouillon. En 1291, con la toma de San Juan de Acre, principal posición cristiana en Palestina a lo largo de un siglo, por los musulmanes del califato de Bagdad, quedó definitivamente liquidado el Reino de Jerusalén. Y perdido el principal objetivo estratégico de la Europa cristiana desde 200 años atrás.

No siempre las cruzadas fueron bien organizadas por las sociedades feudales de la época. Y, en ocasiones, las rivalidades mundanas entre ellas afectaron al discurrir e, incluso, al éxito de las sucesivas expediciones. La necesidad logística de cruzar por los territorios del Imperio de Bizancio, separado de la Iglesia el 24 de julio de 1054 por el Cisma de Oriente del patriarca Miguel I Cerulario, trajo también enfrentamientos muy cruentos con los cristianos ortodoxos grecos. El hecho de que las cruzadas se estructurasen con los nobles, sus gentilhombres y sus huestes, debilitó progresivamente el poder de aquellos en sus territorios de procedencia. Así, las ciudades y los reyes no participantes en las expediciones militares, pudieron ir ganando privilegios y extensiones de poder, a costa de los príncipes y de los señores ausentes. Esto impulsó el comercio en Europa y marcó el inicio de la decadencia continental del feudalismo.

Pero no acabó con las Cruzadas la pugna entre las civilizaciones europeas y musulmanes. Pronto tomó el relevo de los árabes, el imperio Osmanlí de los turcos, tras la toma por Mohamed II, el Conquistador, de Constantinopla en 1453. Fecha que, junto con el descubrimiento de América 39 años más tarde, muchos historiadores toman como período de inicio de la Edad Moderna.

El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: Por el mar era un vecino incómodo y rapiñador del Mediterráneo occidental cristiano, apoyado en sus franquiciados y conmilitones, los piratas y corsarios musulmanes norteafricanos. Por tierra ocupaba los Balcanes cristianos y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco, desde el primer momento, fue el papa San Pío V. Hasta Felipe II de las Españas tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar este peligro de frente. Y de asestar a los turcos un golpe importante, sin existir previamente una directa provocación turca o un “casus belli”. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa con España y Venecia se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. Francia se desmarcó de ella, por su envidia y odio a la supremacía española. Por fin, la escuadra española estuvo preparada el 5 de septiembre. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada hacia los mares turcos. El domingo 7 de octubre tuvo lugar la batalla naval que alejó definitivamente del Mediterráneo occidental y central los afanes imperialistas de los otomanos.

Sin embargo, desde el inicio de la Yihad militar por los árabes, en el siglo VII, los santos lugares originales del Islam en la península de Arabia, siempre estuvieron en las manos políticas y religiosas de sus fieles, bien los árabes o los turcos otomanos.

¿Qué es el Islam?

El Islam es la sumisión de los hombres a Dios. En su acepción más simple, es una fe sencilla fácil de seguir y de cumplir, con ritos externos y sociales bien definidos. Los ritos son acciones sacralizadas por una religión y necesarios para que ella se imbuya en el alma personal y colectiva de los creyentes. En el Islam existen 5 grandes ritos, que se simbolizan en su iconografía por una mano abierta: La profesión de fe, corta declaración que abre a cualquiera la entrada al Islam; las 5 invocaciones diarias (el Salat) a Alá; el ayuno del mes de Ramadán (el Roza); la caridad (el Zakat) con los desvalidos, impedidos y pobres (por este orden) de la Umma y la peregrinación a La Meca o Hajj al menos una vez en la vida, si se poseen recursos, que se realiza en comunidad, congregándose modernamente varios millones de personas simultáneamente, entre el séptimo y el décimo día del último mes del calendario lunar,.

La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam.

Fuera de los países (llamados dar el islam) donde la comunidad islámica domina políticamente existen las tierras de dar al-harb y dar al-´ahd. La primera es la tierra de la lucha, de la yihad, o esfuerzo de sangre de los musulmanes, donde la Umma es amenazada y perseguida, no necesariamente por las armas. La segunda comprende los países donde la Umma no domina políticamente, pero está en paz con sus habitantes y puede llevar a cabo sus actuaciones y ritos. Un ejemplo de dar al-´ahd, las tierras extranjeras de paz, serían los países de Europa en estos momentos.

Las Jerarquías religiosas del Islam.

En el Islam no existe un clero institucionalizado, universal y riguroso, formado de una manera expresa e igual en toda la Umma. Que responda de la ortodoxia y homogeneidad de las ideas, normas y dogmas. Tanto es así que la pertenencia oficial al Islam se logra por la pronunciación de la profesión de fe: “no hay más Dios (en árabe, Allah) que Dios y Mahoma es su Profeta”.

En cuanto a los personajes tenemos a los ulemas o expertos estudiosos en la ley del Islam y a los muftíes o jurisconsultos encargados de interpretar la sharia o ley islámica civil y penal.

El consejo de ulemas es la máxima autoridad musulmana en cada país o región. Los más prestigiosos, por su formación, proceden de la Universidad de Al Azhar, de El Cairo. No se puede hablar propiamente de una teología islámica. Ya que la esencia de Dios, incluso la externa, es inalcanzable e inmarcesible para los hombres. De ahí la necesidad de la sumisión a Él. El Corán es una “parte” de Allah (externa a Él y diferente de Él), existente junto a Él (de ahí su sacralidad esencial). Y que Éste ha tenido a bien enviar, para enseñar (revelación) e imponer (mandatos y normas) a los hombres, para su bienaventuranza y felicidad.

Los ulemas son los encargados de custodiar, gestionar y repartir las limosnas canónicas, el Zakat, previstas por el Corán. Esto les da un enorme poder temporal sobre sus distintas comunidades, que ningún poder político musulmán, incluso los socialistas laicos, se ha atrevido a discutir o a usurpar.

Luego estarían los imames o capellanes, encargados de presidir la oración en las mezquitas. Por último estaría el muecín o sacristán, que avisa cinco veces al día, desde antes del amanecer hasta bien entrada la noche, para que los fieles hagan sus oraciones de adoración y de aceptación y entrega a la voluntad de Dios. La formación de los imames es totalmente dispar dentro de un país y no necesariamente profunda. Sus principales habilidades sociales suelen ser la buena empatía con sus fieles y un cierto don de palabra.

Las fatawa (plural de fatwa) son propiamente las decisiones jurídicas emitidas por los muftíes, en interpretación de las diferentes situaciones o casos planteados a la Umma. También pueden ser dictadas por su propia iniciativa. Adquirirían un sentido de cuerpo de jurisprudencia de la sharia, si verdaderamente parten de autoridades religiosas reconocidas por su doctrina y conocimientos. Así, en puridad, la fatwa de Jomeini contra Salman Rushdie careció de valor legal. Ya que Inglaterra o Francia no eran tierras donde se podía aplicar la sharia, al no ser parte de dar el islam.

Los Sunníes.

El sunnismo, que siguen cerca del 90% de los musulmanes actualmente, acepta también como revelación divina la Tradición o Sunna del Profeta, de donde toman el nombre. La tradición la forman los hechos y los comentarios de Mahoma. El mayor o menor rigor en la selección por la pureza de su origen y en la aceptación de esta tradición, que fue recogida y transmitida por sus seguidores más inmediatos, caracterizan a las cuatro “escuelas ideológicas” sunníes, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, abrió una puerta esperanzadora a la evolución pacífica del Islam. Ella acepta también el “consenso de los sabios” de la comunidad o Umma y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares. Partiendo de su “origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles y barbarie”. Para ello parte del hadis: “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

A la muerte de Mahoma, las alianzas tribales árabes que él creó amenazaban con disolverse, al no reconocer todos su mensaje y/o el control político religioso desde Medina. El primer califa Abu Baker al-Siddique (632-634), dos años menor que Mahoma, afirmó su autoridad en la comunidad y consolidó el califato como los “sucesores político religiosos del Profeta”. Y para ello utilizó la Yihad, en la guerra llamada de las riddas, estableciéndose un ejército permanente, pero sin paga regular. Omar, el Señor de los Creyentes, es el segundo califa (634-644). Organiza la administración y el sistema teocrático, donde el jefe militar de la tierra conquistada es el delegado del califa para los asuntos civiles, la cabeza del Islam y el juez secular. Otmán, el tercer califa (644-656), de la familia de los Omeyas, prosigue la expansión armada, pero es asesinado por preterir a la casta militar. Alí es el cuarto califa (656-661), primo, yerno y compañero eximio del Profeta. Pero, Muhawiya se subleva para vengar a su primo Otmán y Alí es asesinado. Muhawiya (661-680) es proclamado califa, inicia la dinastía Omeya y traslada la capital a Damasco. Su hijo Yazid (680-683) vence a los partidarios de Hussein (hijo de Alí) en el combate de Kerbala (72 bajas), el 10 de octubre de 680. Surge entonces el cisma en el Islam.

Los 4 primeros califas son llamados por los sunníes los Rashidun, los “rectamente guiados (por Dios)”. En esta etapa histórica primigenia, los musulmanes realizan sus primeras conquistas, partiendo de su núcleo inicial La Meca-Medina, hacia el norte, el este y el oeste del mismo. La transmisión del califato entraría pronto en conflicto irreconciliable con los chiíes.

Los Chiíes.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Ëste se siente perseguido, en razón de las ortodoxias dinástica (los derechos de la familia del Profeta a la conducción del Islam) e ideológica (admite menos fuentes de revelación), que proclama y defiende. Llamándose en árabe a los partidarios de Alí, shi’at Ali o, resumiendo, shi’is. Pero, los chiíes no tenían organización, ni medios para triunfar y dominar en los territorios donde abundaban. Así, el chiismo, en minoría demográfica siempre, asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello. Están a la espera del retorno del (califa) imán desaparecido. Éste es el nombre que toman los guías político-religiosos en el chiismo y que no tiene que ver con los imanes sunníes, de menor rango y formación ideológica. Aquél vendrá como al-Mahdi (el guiado por Alá) en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma ortodoxa (los chiitas). Pero también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente o guerrera, incluso con éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolá o partido de Alá. Las principales comunidades chiíes están en Irán (65 millones), India (22 millones), Pakistán (36 millones), Irak (17 millones) y Afganistán (5 millones), siendo mayoría en Irak e Irán.

El cisma chií pretendía arrebatar a la mayoría de los musulmanes, seguidores de la Tradición, la legitimidad del legado de Mahoma. En él iban incluidos los conceptos del legítimo origen, del mando o dirección social y militar, del control y desarrollo religiosos y de las perspectivas organizativas y sociales del Islam. Los sunníes tienen el mando político religioso de la Umma en el califato y sus emires y jeques delegados, asesorados, prevenidos y apoyados por los ulemas y muftíes piadosos. Los chiíes descansaron el poder político, la dirección de su gran estrategia o estrategia nacional y la conducción religiosa, en la “casta clerical”, como intermediarios privilegiados entre los fieles y Allah. Esto mantiene firmemente unidos a sus creyentes en torno a su interpretación única y vigilada del Corán. Aunque tienen una proyección ideológica y social hacia el futuro: es el retorno liberador, justiciero y hacedor del Mahdi, encarnado en su decimosegundo imán desaparecido (en el año 874), que no ha muerto. Pero esto es la necesidad social y psicológica de la recuperación, consolidación y exaltación del orden establecido original, que fue perturbado por los sunníes, y un premio, la paz y la ventura para los creyentes ortodoxos (ellos) antes del Juicio Final de Dios.

Y en eso llego el Mahdi…

Egipto estaba arruinado en el último tercio del siglo XIX por la construcción del canal de Suez (tuvo que poner el 44% del capital de la empresa) y los gastos de la corte y la administración turca corrupta. Sudán era entonces un protectorado de Egipto, regido por el Khedive o gobernador turco. El control militar egipcio en el Sudán era muy débil, debido a la intervención británica y a la apatía general. El Khedive intentaba controlar el Sudán, empleando a diversos “gobernadores generales” delegados, generalmente extranjeros. Los británicos y los franceses ejercían un “control dual” sobre Egipto, que impacientaba a todos; los militares veían recortados sus salarios; los puestos clave o importantes del país eran ocupados por extraños y el gobierno corrupto de los turcos remataba todo. Mohamed Ahmed Abdullah Ibn al-Sayid nació oportunamente en Sudán en 1844. Era hijo de un carpintero de ribera, que se decía descendiente del Profeta. Con 18 años entró en la secta Summaniya, donde practicaban gran austeridad y tenían voto de pobreza. En 1881 se proclamó Mahdi, reclamando la vuelta a los orígenes ideológicos del Islam. A sus seguidores los llamaba ansares o devotos, y les exigía practicar esas mismas cualidades de pureza y conversión al Islam. Su vestidura era la jibbah, una túnica de algodón crudo blanca. Para destacar esa sobriedad, les ordenó coser a ellas “parches o remiendos” de color negro. Pero las damas de Omdurman y otras poblaciones se las arreglaban para colocar en las túnicas de los hombres cuadros más estéticos, de colores azul, púrpura, amarillo, verde y rojo. El Mahdismo se convirtió en un movimiento social sudanés extenso, en el que la Yihad, como arma purificadora y liberadora tenía un puesto clave, a la par y complementario a la ideología islámica radical y severa.

En 1885 ocupó Jartum, la capital del país, dando muerte al “gobernador general”, el general Charles Gordon. El desastre hizo que los egipcios dejasen ya de gobernar el Sudán. Apenas 6 meses después murió el Mahdi. Su sucesor, nombrado Califa, fue Abdullah al-Taiai, jefe de la tribu Baggara. El Califa canalizó la fuerza de los ansares, organizando un ejército de estilo moderno y con el entrenamiento, las técnicas y las tácticas del ejército egipcio. Los británicos barren las posiciones mahdistas, pero no las guarnicionan, y mantienen un punto único de defensa en el puerto de Suakin. En el zenith de su poder, los ansares ocuparon todo el país y realizaron incursiones en Egipto, al norte de Wady Halfa, en la primera catarata del Nilo, a 800 Km. al sur de El Cairo. Durante más de 10 años, Sudán quedó en un limbo, continuando bajo la soberanía de Turquía. Por fin, llegó la decidida intervención británica para sofocar el levantamiento del Sudán. En 1896 reconquistan Dongola. 1897 fue un año de consolidación, de avances cortos en territorio sudanés, de expulsión de los ansares de las costas del mar Rojo y de preparación de fuerzas y de bases de partida de los futuros avances. Por fin, el 2 de setiembre de 1898 tuvo lugar la batalla de Omdurmán, totalmente asimétrica y desfavorable para las fuerzas del Califa. Sus formaciones: se estrellaron una y otra vez frente a los cuadros británicos y egipcios, barridas por el fuego segador de la artillería, las ametralladoras Gatling y los fusiles. Que no les permitieron, a pesar de su rápida velocidad de avance al encuentro, alcanzarlos para hacerles sentir la potencia de su choque. Los ansares no llegaron a acercarse a menos de 50 ms. de sus enemigos y sufrieron 9.700 muertos, 10 mil heridos y 4 mil prisioneros, contra 131 británicos y 256 nativos muertos o heridos. El mahdismo desaparecería entonces…

(CONTINUARÁ)

La Defensa Flexible y Móvil de las “Posiciones Ideológicas” II.

(CONTINUACIÓN)

Los Vínculos humanos crean y fortalecen las Naciones.

Las relaciones internas de los grupos humanos se caracterizan por incorporar a ellas ciertos ritos, preceptos, actitudes y prohibiciones. Su asunción y su expresión repetitiva forma parte de la inculturación, la afirmación y la cohesión sociales de esos “grupos”. Siempre existirá un “código de costumbres y honor”, no necesariamente escrito, aunque será claro y definido en sus términos. Que establece al individuo ciertos derechos y exige de él ciertos deberes sociales, hacia la familia, los amigos y otros grupos humanos superiores. En toda sociedad existen unos “valores protectores”. Éstos podrían ser la hospitalidad, la lealtad, la amistad, la justicia de ultrajes y daños, un culto divino, el honor individual y colectivo. Cada uno de ellos protege y engrandece en alguna medida al “conjunto” humano”. Las relaciones interpersonales, en los ámbitos de la familia, el grupo y la región, se proyectan por la oportunidad, la cercanía, el intercambio de bienes y las relaciones. Y se arraigan y afirman con la lealtad, el respeto a las normas aceptadas y el tiempo de trato. Siempre un exceso de reglamentación, buscando el aseguramiento de las responsabilidades objetivas y la eliminación de los “errores e incertidumbres”, termina siendo dañino para todas las “agrupaciones”. Porque son los “antónimos ideológicos” de las responsabilidades sociales compartidas. La “plétora indebida” de reglas super elaboradas y ultra racionales enerva y debilita el sentido de la responsabilidad y el coraje moral (necesario para asumirla y ejercerla) individuales. Y los reflejos y las actitudes de responsabilidad colectiva se diluyen y se pierden.

Sus verdaderos “motor y combustible” serán la “ilusión razonable, adecuada, oportuna y alcanzable” y el “entusiasmo” de esas sociedades. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar con consistencia empresas humanas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, iluminada por la ilusión razonable. Que vence a la “entropía moral e ideológica” generada inevitablemente con el tiempo en las sociedades. Esta entropía social es el conjunto del decaimiento y la molicie síquicos y espirituales. Que son generados por la desilusión y el desencanto personales y colectivos de los miembros del grupo.

De las crisis sociales sólo se puede salir fortaleciéndose en los valores y virtudes. Los valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados son los que pueden dar la fuerza y la ilusión para superar los tiempos de decadencia o de peligro. Muchas veces estas denominaciones se aplican indistintamente. Aquéllas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, permanentemente apreciadas y valoradas por las sociedades humanas. Las virtudes son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa ideología occidental. Citamos sólo algunas, que están embebidas y asumidas en el alma humana:

Aprecio de la familia, el grupo social, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta, el “humus social” fértil e imprescindible. Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales. Para evitar la venganza libre, excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños, ponderando los daños y sus castigos y reformar las conductas erradas. Cuando esta “virtud” es complaciente o muy deficiente, se abre el camino a la injuria personal o colectiva y a la necesidad imperiosa y vital de tomar venganza. Venganza que, por tender a los máximos de von Clausewitz y estar alimentada por la injusticia y la cólera, se apoyará y seguirá la ley del talión. Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda directamente. Y que se concreta según la ideología y el ambiente social vividos.

Necesidad de la educación, como marchamo del buen hacer y de la ciudadanía sociales. Y de la formación como conjunto de los conocimientos y habilidades profesionales, necesarios para el servicio a la familia y a la sociedad, con el ejercicio de un medio de vida digno y suficiente. Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social, de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o formación y el trabajo como factores necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos.

No olvidemos la función esencial de “mando, gestión, impulso y ejemplo” de los dirigentes sociales de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los cuarteles, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad, donde se crean los “vínculos humanos” recíprocos de la sociedad superior. Donde se asentarán y florecerán después “la ilusión y el entusiasmo” imprescindibles. En la decadencia, aquéllos deben acentuar más el ejemplo. Porque, los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico y vivido. Y no son aceptables como imposiciones de “normas y reglamentos fríos”, dictados desde una “supuesta cúspide moral e intelectual” de la sociedad. Los jefes y mandos son los “ejemplos vivos de la sociedad” y de su “discurso práctico” harán sus lecturas todos sus miembros.

La Voluntad de Defensa como factor de la Estrategia Nacional.

La voluntad de defensa de una nación es su capacidad para propiciar, crear, desarrollar y mantener unas fuerzas de defensa, que cuenten con el apoyo necesario de la economía del país y de la diplomacia del estado. La voluntad de defensa es una expresión de la voluntad de ser y de la capacidad vital, incluso biológica, de una sociedad. Como tal expresión, será sana, normal y suficiente, cuando las fuerzas de defensa y el apoyo diplomático y de la economía nacional que se les brinde a aquéllas, sean proporcionales y adecuadas a los objetivos políticos de la sociedad. Y también, a las posibles amenazas que soporte, tanto desde el interior de su territorio como desde el exterior, bien de su región geopolítica como de otras. Esta capacidad vital y su actuación en los diferentes casos brotan de una moral nacional correcta.

La voluntad de defensa se plasma normalmente en las fuerzas armadas, en su calidad de instrumentos específicos de la función de defensa. Las fuerzas armadas constan de unos medios humanos, de unos medios intelectuales y anímicos y de unos medios materiales. Imbricando todo y proporcionándolo, está el apoyo de la sociedad. En una sociedad moderna, la cadena de transmisión de la voluntad popular a las fuerzas armadas, pasa por una serie de engranajes sociológicos intermedios de autoridades e instituciones. En ellos se va cristalizando y cumpliendo la voluntad popular, con todos los matices, errores y desviaciones, que se derivan del grado de imperfección del sistema institucional de la sociedad y de determinadas autoridades.

Esto implica que el ataque militar directo a la población civil, no debilita la voluntad de defensa ya concretada en las fuerzas armadas. O sea, la acción militar sobre la voluntad de defensa del enemigo debe realizarse sobre lo que es expresión de ella, sus fuerzas armadas, y no primeramente sobre la fuente de la misma. El primer objetivo serían las fuerzas armadas enemigas. Luego estarían los órganos de gobierno, sus objetivos políticos, sus planes y sus alianzas y las industrias de guerra y auxiliares. Por último estaría la población civil enemiga. La población civil, sin organización independiente, dominada por el aparato ideológico e institucional del estado, es capaz de soportar y asimilar golpes militares o bloqueos duraderos. Ahí tenemos los bombardeos históricos durante años de Alemania y del Vietnam del Norte. Y el caso de Irak, sometido a una especie de guerra de sitio, tras la primera Guerra del Golfo de 1991. Sin reaccionar por ello el pueblo contra la institución política y sin que se altere sustancialmente la expresión nacional de la voluntad de defensa, alcanzada previamente. El caso más radical sería el de una guerra nuclear, en la que, con grandes pérdidas civiles iniciales, unas fuerzas armadas relativamente intactas por su despliegue y protección y bien dotadas, podrían prolongar la defensa e incluso vencer.

Esto nos permite definir al tiempo como el medio en el que actúa la voluntad de defensa, cuyo factor eficaz es la moral nacional. En efecto, la voluntad de defensa se construye en el tiempo. Y para demolerla es necesario actuar sobre ella durante un tiempo. Ésta es la forma de actuar de la insurrección, la guerra prolongada dirigida a la fuente de aquélla, el pueblo, atacando su moral nacional. La moral nacional es la convicción colectiva de estar viviendo y siguiendo las corrientes históricas correctas de paz, progreso, servicio y justicia. Dicha certeza debe ser asumida por la sociedad como un destino propio y más o menos claro de realizar. La falta de cualquiera de las características anteriores o su perversión, puede deteriorar la calidad de dicha moral nacional, que no debe pretender alumbrar un mesianismo. Pero, sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas personales o colectivas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que está orientada e iluminada por una “ilusión razonable”. Esta fuerza espiritual vence a la “entropía moral e ideológica”, que se genera inevitablemente en las sociedades,.

Cuando los dirigentes, a su vez, toman conciencia de estar sirviendo a la corriente social justa, que su pueblo desea y pide, se establece entre ambos una comunión moral, que armoniza y potencia los sentimientos nacionales y sociales implicados. Este proceso es el origen y el creador de la moral nacional de cualquier sociedad y está a otro nivel cualitativo de los intereses puramente partidistas, étnicos y de grupos. Se establece una creación ideológica desde el pueblo y hacia el pueblo, cuya razón es que sea a favor del pueblo. En este proceso se pueden generar también desviaciones y aún aberraciones históricas. El proceso de creación de la moral nacional será positivo cuando los dirigentes actúen colectivamente con honradez e inspiren “caminos” correctos, dentro de las posibles líneas de acción, bastante generales y aún ambiguas, que resuenan desde las masas populares. Las élites son las adelantadas de los pensamientos e inquietudes de los ciudadanos, elaborándolos conceptualmente y plasmándolos en posibilidades y vías a recorrer. Esto implica y demanda un cierto dirigismo ideológico por parte del sector dirigente, pero que es su función principal. Pero los órganos naturales de formación y de transmisión de la moral nacional están muy lejos de las oficinas de propaganda oficiales. La razón es que ellos son también los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad y de sus dirigentes naturales e institucionales. Es decir, lo son los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Es en el día a día de los hombres viviendo en comunidad, donde se fragua y se practica lo que queremos y vamos a ser como sociedad viva.

El Mecanismo del Flujo y Reflujo de las Civilizaciones.

Las rutas comerciales, los contactos habituales entre ambas civilizaciones son sus auténticas líneas de aprovisionamientos y comunicaciones exteriores. Y, cuando estas arterias son descuidadas en la periferia de la zona de influencia de una civilización, los expertos civiles, religiosos y militares de la otra acuden a repararla, ocuparla y vitalizarla. La “aspiración” absorbente, creada por la decadencia de la otra, creada por su “vacío existencial”, atrae una corriente ajena de ideas, métodos, palabras, inventos y estilos. Aparecen primero en la zona debilitada y permeable ajena, los viajeros, agentes comerciales y secretos, representaciones culturales, misioneros, profesores y diplomáticos. Así, muchas veces la actuación militar no es más que la confirmación política de una superioridad existente y manifiesta, que emerge y aflora irresistible desde muchos otros campos de la actividad humana. Y las ganancias territoriales se consolidan con la llegada de los funcionarios y administradores y las profesiones de crecimiento y desarrollo, arquitectos, ingenieros, agrimensores, artistas y un enjambre de buscavidas, arribistas y aventureros. De este flujo humano, especialmente de los últimos citados, porque su futuro inmediato es una página por escribir, surgen siempre personajes decisivos para la nueva implantación.

En los siglos XV y XVI España estaba en ebullición vital. Ocurría a la vista un amplio fenómeno social y étnico, de difícil contención por ello. Por una “suerte privilegiada” de circunstancias históricas y sociales, conjuntadas con el Destino o la Providencia, como se prefiera, avanzábamos a “hombros de gigantes” Se había completado la unidad política y pronto le seguiría la religiosa, y nuestros impulsos creativos nacionales alcanzaban a Europa y América. Aquel fenómeno va a crear, primero, una succión y, luego, una absorción inevitables de las fuerzas sociales periféricas y limítrofes, integrándolas en España. Todos quieren ser de la nación en auge, todos quieren participar del éxito y la prosperidad relativa. A todos les animan los triunfos y las energías de España y nadie quiere ser extraño o estar al margen de este proceso vital nacional. Aunque, paradójica y lamentablemente, su propia “actitud” de colaborar y participar, provoque en algunos, también y siempre españoles, “resentimiento y envidia”, que son ocultados de momento. Y el idioma integrador, portador y transmisor de todos los afanes espirituales y materiales de aquella nación en marcha era el Español, no los viceidiomas periféricos regionales.

Se podría pensar entonces que la sociedad y su civilización estabilizadas serían el culmen y el desideratum en su desarrollo. Ya que así serían seguras, beneficiosas y atractivas. Pues, no. Para una civilización, la penuria de desarrollo, la languidez en su esfuerzo vital es un signo ya de decadencia. Si no fluye, se adapta, emprende y avanza, se irá estancando, perdiendo la pervivencia y pudriendo. Tal como le ocurriría a una corriente fresca de agua, cuyo discurrir quedase represado. Esto ocurre en períodos medidos en muchos años, que escapan a la percepción del hombre efímero.

Los hechos observables que definen la decadencia temporal de una civilización cuajada son: la energía vital nacional, que alimenta la “moral nacional” y una sana “voluntad de defensa”, se disipa; las artes y las letras se vuelven formalistas y estériles; los emplazamientos, colonias o socios periféricos se abandonan y la política exterior se vuelve cobarde, delicada, balbuceante y precavida. Este retroceso de una civilización crea un vacío existencial, que atrae y da impulso externamente a la otra vecina. Formando un “vaivén natural cósmico”, porque la Naturaleza reniega y huye de los “vacíos”.

Se está dando en España un fenómeno social disolvente. Varias Comunidades Autónomas desean buscar un futuro social separadas de España. Y en un grado final incompatible con cualquier clase de “unidad nacional” de los estados desarrollados. Los separatismos funcionan por sentimientos, no tanto por razones más o menos evidentes. Por eso tienen que exacerbar y hacer proliferar sus símbolos: un idioma más o menos rico, himnos, banderines pintorescos, nombres de muertos, de hazañas personales o de batallas perdidas, actos colectivos enardecedores. Por eso coaccionan, cuando no atacan o hieren, a los que no piensan como ellos. Sus pequeños triunfos van alimentando todo el ciclo expansivo de su exclusión de la nación española. Sus ideas van siendo asumidas por un número creciente de personas en su comunidad. Desde el que se alegra o sonríe suavemente con una acción separatista. Pasando por las múltiples variedades de la colaboración con ellos, con dinero, influencias, enseñanza, cobijo y sostén, etc. Llegando hasta los activistas más militantes, tanto los políticos como los de acción social o revolucionaria. No es necesario que sean muchos, pero sí muy activos, para que triunfen. Porque el 70% que forma la masa social políticamente inerte, laboriosa y silente, será arrastrado por ellos, con tal de que alcancen un 15% de la población a segregar. Los partidos comunistas nos han dado antaño abundantes ejemplos de la eficacia política rapaz de un colectivo corto, militante, disciplinado, entrenado y motivado.

Y, también, hay una gran esperanza. La actividad humana útil y creadora reside en el cumplimiento por todos los miembros de un colectivo de los quehaceres cotidianos, con constancia, esfuerzo y aprecio. Esa “actitud y actuación permanente” de muchos hombres orientados en un sentido y dirección, es capaz de regenerar, levantar y animar a cualquier grupo enclenque o enfermo. Es la levadura del espíritu que panifica la masa amorfa desorientada. No olvidemos el axioma: “El hombre pone el esfuerzo y la Providencia o el Destino pone la Fuerza”. Y, recordemos también que Dios no ama al perezoso. No hay nada más, ni nada menos…

FUERZAS ARMADAS DE ESPAÑA: COYUNTURA PRESUPUESTARIA Y TAREAS.

CAPACES, EJEMPLARES Y SUFRIDOS EJÉRCITOS DE ESPAÑA

En los Presupuestos del Estado para 2014, las asignaciones para nuestros Ejércitos descienden sólo un 3,2 %, comparándolos con los del año pasado. Esto está en línea con la necesidad de pagar nuestras “deudas públicas” y sus intereses. De lo que pasaría con la demora en atender sus plazos de vencimiento o de pago de intereses, hemos tenido unos ejemplos en Grecia, Portugal, Irlanda y los Estados Unidos. Las deudas personales y empresariales vigentes suponen casi 2 veces la deuda de las administraciones estatal, autonómicas y municipales. El 40% de nuestra deuda pública lo tienen instituciones extranjeras y el resto está en una gran parte en manos de nuestros bancos. Y el dinero para comprar deuda pública se detrae del “efectivo libre” de éstos para otorgar créditos a las empresas y al público.

Piden autoridades, empresas y particulares que los bancos den más créditos, que salen de sus depósitos en custodia, que deberán reintegrar. Pero cuando esos créditos fallan, ponen todos el grito en cielo, SI hay que sanear a los bancos, para que no colapse el sistema financiero nacional. El apalancamiento de la sociedad y de sus estructuras político sociales es gigantesco. Los esfuerzos para corregir los excesos pretéritos y su corolario, la austeridad debida, los tenemos que hacer todos. Pero, en los últimos 6 ejercicios, de 2009 a 2014, los dineros que se dan a los Ejércitos para pagar a nuestros mílites, comprar y mantener equipos, las actuaciones militares internacionales y los gastos corrientes y de inversión han descendido en una gran y alarmante tercera parte.

La problemática militar derivada de la Gran Austeridad.

Con un presupuesto encorsetado y mustio, el primer problema que surge es que la paga y el mantenimiento directo de los mílites (un gasto fijo inexorable) se vuelve más y más, con cada “estrujamiento anual sucesivo”, el mayor devorador y principal capítulo de aquél. Así, más de tres cuartos de los 5745,77 millones de euros del Presupuesto del Ministerio de Defensa para 2014, se lo llevarán sus gastos de personal (serán unos 4421,83 millones, el 77%). A esta partida la han tenido prácticamente que congelar, porque la alternativa era la reducción de los efectivos humanos muy justos.

Por lo tanto, a las otras partidas las han recortado en mayor porcentaje, para conseguir el ahorro de 190 millones presupuestado. Así, el importante capítulo de inversiones baja de los 484,67 millones de euros en 2013 a los 443,80 millones para 2014. Es apenas un recorte del 8,4%, un ahorro de 40,87 millones. Pero éste es un iceberg engañoso y preocupante. Ya que se acumula a la Gran Mordida de cerca del 30%, sufrida el 2013 en relación a las inversiones de 2012. Entre los dos años, las inversiones militares se redujeron en un 36%. Así las cosas, a finales de julio pasado, el Gobierno aprobó un crédito extraordinario de 877 millones de euros, que, junto con otro de 1702 millones del 2012, sirvieron solamente para pagar deudas acumuladas de años anteriores. El capítulo 2, que incluye los combustibles, las municiones, que permite que el Ejército se entrene en el uso de sus armas y en sus maniobras y movimientos tácticos, se recortó en los 6 años citados desde los 1073 millones hasta los 682,7 millones (un -36,4%).

Parte de la falta de recursos de la Defensa se compensan con los fondos destinados a las misiones exteriores, las cuales contaron con una partida independiente de unos 800 millones en 2013. Estos costes especiales han ido subiendo consistentemente año tras año. Y en el año 2000 fueron de 240 millones de euros (convertidos desde pesetas, para la homogeneidad de las cantidades). Así, los blindados de infantería VTI especialmente protegidos contra los “improvised explosive devices”, diseñados a partir de las experiencias en la lucha contrainsurgencia de los estadounidenses, surafricanos e israelíes, RG-31 y Lince fueron adquiridos con este “dinero extra”. Se espera que, tras la retirada programada de Afganistán, esta partida nº 228 pueda reducirse drásticamente.

Los programas especiales de armamento se dotan de nuevo con 6,84 millones de euros, de los cuales 4,94 millones corresponden al programa multinacional del Eurofighter. Las menudencias son para las inversiones del avión de transporte A400M, el Military Airbus, con 1,16 millones y del helicóptero de ataque Tigre, con 736 mil euros.

La Marina ha dado de baja del Listado Oficial de los Buques de la Armada, desde 2009 al 2013 a 28 buques. Se incluyen el “Príncipe de Asturias”, modelo internacional de portaaviones ligero y con sólo 25 años de servicio, que fue dado de baja prematuramente en 2013; la fragata F-74 “Asturias”; 16 patrulleros; 2 buques anfibios; 4 lanchas de desembarco; un petrolero; 2 aljibes y un buque hidrográfico. Y retiramos al navío insignia y única portaaeronaves de nuestra Flota de Combate, adelantándonos en unos 10 años a su final técnico. El problema fue que la modernización y el mantenimiento del “Príncipe de Asturias” alcanzarían los 100 millones de euros anuales. Pero, si fuimos capaces de construirlo y mantenerlo durante 25 años, es bien triste que esta generación hipotecada y con un dogal al cuello, por los abusos y dilapidaciones anteriores, no pueda continuar haciéndolo. La Armada intenta compensar esta sangría, empleando unidades polivalentes y más avanzadas técnicamente, que puedan atender individualmente a un mayor número de tareas diferentes. Aunque el problema de su ubicación permanecerá siempre. Ya que no podrán estar simultáneamente patrullando las costas nacionales o por las zonas marítimas de nuestro interés estratégico y realizando maniobras conjuntas con nuestros Aliados y efectuando operaciones internacionales de intervención “Operación Atalanta” y de salvaguardia de la paz por el Mediterráneo Oriental, Golfo de Guinea, etc. Para ello estarían los llamados “buques de proyección estratégica”, como el “Juan Carlos I”, o los de acción naval (BAN); los de apoyo logístico avanzado; los submarinos de la clase S-80, cuyo programa está ahora demorado sólo por razones técnicas; la continuación de la producción y entrega de fragatas de la serie F-100 y las nuevas fragatas F-110, cuyo programa está detenido y no se vislumbra su aparición hasta dentro de 6 u 8 años, si continúan las facilidades actuales.

Y da igual llamar a una “fuerza naval de tareas” como Fuerza de Guerra Naval Especial o fuerza combinada o fuerza de vigilancia y control naval”. Si no tiene incorporadas a las fragatas tipos F-100 o F-110, al Juan Carlos I o a los buques de acción naval, pues será una flotilla de cañoneros modernos con capacidad aérea. Para nuestra afamada y activa industria de producción naval, con muchos empleados cualificados y un efecto positivo en nuestra balanza comercial y la de pagos, esto tiene un doloroso corolario. La Armada, como principal cliente de nuestros astilleros navales, también contribuye a mejorar la calidad técnica de éstos en las distintas etapas productoras. Y actúa de escaparate para otras Marinas de Guerra de nuestros productos para la Defensa.

El reabastecimiento de unidades en vuelo no es precisamente una fortaleza de las Aviaciones europeas, sino, un “vacío”, una “carencia expuesta” de sus capacidades operativas. Durante la guerra en Libia, tuvieron que solicitar este apoyo logístico a la USAF, para poder realizar sus misiones de interdicción terrestre contra la artillería, los cohetes y las concentraciones de carros de Gaddafi y para establecer un corredor aéreo libre de amenazas. El Ejército del Aire ha dado de baja a uno de sus aparatos que cumplían esta tarea y en 2 años más dará de baja al otro Boeing 707. Y las capacidades de los 5 Hércules KC-130 que nos quedan, no son comparables a las de los B-707. Por otra parte, la aviación embarcada, dependiente de la Armada y parte de nuestra proyección y defensa estratégica, está reducida a 12 aparatos de despegue vertical mejorados AV-8B Harrier II Plus. Pero, su vida útil concluirá en 7 años y el único sustituto posible es el F-35 estadounidense, con un precio descaradamente prohibitivo. Esto restará capacidad de combate al “Juan Carlos I”.

El Ejército afronta los recortes de sus dineros con la reestructuración de sus unidades en “brigadas polivalentes”. Unidades, por otra parte, suficientemente probadas en la práctica de la OTAN y que ya la Bundeswehr creó en los años 60. Con el intercambio entre ellas de un batallón de infantería motorizada o mecanizada y de un batallón de carros, se transforma la brigada de infantería moderna en una brigada de carros. Todas ellas son unidades bastante autónomas, dotadas con los apoyos y servicios requeridos para actuar tácticamente. A las brigadas se les puede agregar en subordinación de guerra, para cumplir misiones especiales o más complejas en el ataque o en la defensa, algún grupo de artillería autopropulsada o remolcada, un batallón o compañías de ingenieros y compañías de la lucha anticarro o de exploración o de la defensa contraaeronaves (DCA). Esta reestructuración llevará, a partir de 2014, a rediseñar las 10 brigadas actuales, creando 8 brigadas operativas del “nuevo“ modelo.

Además, en el nivel superior, los cuarteles generales de las fuerzas pesadas y ligeras del Ejército constituirán dos cuarteles generales (Estados Mayores) de tipo divisionario. Con ello, estos EEMM tendrán capacidades y medios para asumir el mando de distintos conjuntos de fuerzas que se articulen, a nivel superior al de la brigada, como fuerzas de tareas ad hoc, para atender toda clase de misiones.

Así las cosas, un “núcleo conjunto” de las Fuerzas Armadas españolas, su “central core” operativo inmediato, concentrará en lo posible los escasos recursos disponibles. Según el ministro Morenés, “más vale tener un 10% al 100% que un 100% al 10%”. Esa Fuerza de Acción Rápida (FAR) española deberá ser de “alta calidad, eficacia, flexibilidad, resistencia y con posibilidades de traslado operativas y estratégicas”, según el almirante García Sánchez. Se trata, según el almirante, de disponer de una “fuerza capaz de resolver los problemas inmediatos”, con una “respuesta rápida y efectiva”. Sus distintas unidades integrantes podrán desplazarse adecuadamente a su zona de acción en 1, 2 o 3 semanas y la totalidad de la FAR lo estaría en un mes. La FAR estaría integrada por un “conjunto de armas combinadas de los tres Ejércitos” formado por unidades blindadas de infantería y carros, infantería de élite, fragatas y transportes navales y aviones de caza y de transporte. El empleo de sus distintas unidades que la integrarían será en función de la misión que el Gobierno español le pida y encargue. Sus efectivos humanos rondarán los 10 mil militares. Esto supone el 9% de los efectivos teóricos que Morenés ha fijado como el “mínimo operativo necesario” de los Ejércitos y que asciende a 110 mil efectivos para la etapa futura inmediata. Sus capacidades operativas se reducirían a actuar sobre objetivos limitados, asegurándolos por un tiempo dado y estando sus fuerzas aisladas o protegidas de la contundencia de posibles fuerzas hostiles dominantes en la zona de operaciones.

La filosofía operativa de nuestras Fuerzas Armadas se ha tenido que adaptar para hacer frente a esta “época de presupuestos menguantes” y cumplir con eficacia sus tareas y misiones en un contexto geopolítico fluido, complicado, determinado por muchos parámetros externos y casi sólo predecible ante la inminencia de los acontecimientos.

(CONTINUARÁ)

La Defensa Flexible y Móvil de las “Posiciones Ideológicas”

Una nación es una sociedad de individuos dotada de una auto conciencia socio política. Colaboran a crearla y vertebrarla la historia, la tradición y las costumbres, y la lengua y el sentido moral propios. Y contribuyen en segundo lugar a ello la etnia y el territorio propios, que no siempre existen, especialmente la primera. Así, el territorio de un país no es una nación. Ni lo es la población inarticulada de un territorio bajo un único gobierno. Cuando la nación es amada por sus componentes y existe en ellos el deseo de servirla y defenderla en comunidad, aparece el concepto de la patria. Ambas ideas están interrelacionadas esencialmente. Y, la ausencia del patriotismo o la vergüenza de profesarlo por miembros de una “comunidad socio política”, lleva a la indefensión y a la desmembración de su nación, en mayor o menor grado, formando “grupos de individuos asociados”. No es de extrañar que sean las Fuerzas de Defensa de una nación, como instituciones y en sus miembros, las que enarbolen, enseñen y profesen el patriotismo como una de sus virtudes esenciales. Las Fuerzas de Defensa de una nación son el conjunto especializado de los “nacionales o patriotas” para la Defensa beligerante y cabal de su “nación patria”.

La Civilización.

Tras la estructuración suficiente y permanente de un “grupo humano” en sociedad, surge en él su civilización. Que es un signo de identidad, volitivo y de actividad humana del grupo. Porque, en definitiva, la civilización es una forma representativa, plástica, específica y adaptable del vivir los hombres en sociedad. La civilización es el conjunto articulado, elaborado y armónico de lenguaje, filosofía y pensamientos, artes y ciencias, sentido ético, tradiciones y costumbres, que iluminan, cohesionan, modelan e impulsan a una nación como “grupo humano diferenciado”. Surge en cuanto el desarrollo humano alcanza un “nivel de iniciación”, necesario para que brote y florezca. Nivel que supone e implica una perspectiva de futuro y de progreso relativos, la necesidad de vencer los obstáculos naturales a ellos, una coherencia social interna suficiente y la ausencia temporal de enemigos externos, demasiado poderosos, rapaces y excluyentes. La civilización sería la “cultura puesta en actuación”, poseyendo aquélla un mayor contenido anímico y volitivo de ideología, expansión y trascendencia..

La civilización contiene el conjunto de conocimientos de todo tipo que posee, anima y desarrolla una sociedad humana o una época de ella. De alguna manera es lo que el hombre aprende, perfecciona e impulsa con el ejercicio de sus facultades intelectuales y volitivas. Esto la diferencia de la raza, anclada en la herencia biológica, que es el trabajo de la naturaleza. A éste coadyuva el cuidado del hombre por su persona física. Y a él lo degradan los vicios mayores de todo tipo, los esfuerzos físicos insanos y persistentes y el desprecio al cuerpo como sede del ánima, que la mayoría de las religiones serias y sanas prohíben. Ese impulso de la naturaleza tanteando, con su ritmo particular, y decidiendo vías a recorrer es el camino natural seguido por el hombre en su andadura biológica.

Las primeras estructuras sociales con estabilidad y proyección.

La estructura del grupo tribal se asienta sobre la biología y la ideología. El linaje es la base biológica que une a los conjuntos de familias que tienen o reconocen tener un origen ancestro común. Así, el parentesco directo es el nexo antropológico de reconocimiento entre los miembros y de unión social entre ellos. La civilización como expresión amplia de las creencias, ideas, tradiciones, normas, lengua y formas de vida es el otro marchamo identificativo de cada tribu. Ambos parámetros sociales forman la base identitaria del “individuo en la comunidad”. Y sobre ella se desarrollan los derechos y deberes personales y colectivos, en un equilibrio provechoso. Que ha sido fraguado y pulido por generaciones. El colectivo da sentido vital y de pertenencia al individuo. Y le brinda independencia, flexibilidad y apoyos múltiples. El individuo y las parejas cohesionan y protegen al colectivo. Esto genera dos corolarios sociales. Existe un gran sentido igualitario entre los miembros de pleno derecho de las tribus. Y los jefes deben aportar carisma o ejemplo a imitar, respaldo de grupos, habilidades negociadoras y capacidades militares. Y no necesariamente blandiendo un sable, sino dirigiendo e impulsando hacia la victoria. Y sus decisiones más importantes deben ser aprobadas o revalidadas por las reuniones de los “importantes” de los colectivos

La estructura social de las tribus es preindustrial. Y, cuando ella subsista, las escasas posibilidades de vida llevan a que todos los miembros sean productores: pastores o agricultores. Y a que todos los varones sean también siempre guerreros. Cuanto más rudo, estéril e ingrato sea un territorio o hábitat tribal, más se desarrollan en sus miembros las cualidades de pertenencia, exclusión de extraños y defensa activa de los magros recursos disponibles. Todo ello parece que engendra y prepara para la confrontación y la liquidación de los competidores y enemigos. Pero no es así. Las tribus regionales y fronterizas han ido desarrollando un modo social, por tanto, encarnado y asumido en su cultura, de canalizar las enemistades y divergencias hacia un menor daño posible. Tres son los mecanismos reivindicativos que surgen para mediar, suavizar o paliar las afrentas y disputas y realizando siempre la justicia. El primero es el “precio de sangre”. Consiste en que un grupo afín o una selección de familias, asume y hace frente a la “ofensa” realizada por un miembro de ese colectivo. La ofensa se paga, por ejemplo, con la entrega de camellos o medidas de cereales. Luego está la venganza, cuando se comete un delito o un miembro de un clan es afrentado gravemente. Esto genera una espiral, desarrollada en ciclos sucesivos, de violencia y desmanes. Acciones que el honor del grupo obliga a buscar. Y, muchas veces, un “consejo de mediadores”, aceptado por las partes, puede arbitrar con éxito para cortar esa cadena indeseable. Por último, está la guerra limitada. Que establece una acción militar colectiva entre clanes o tribus enfrentados y tiene un carácter intermitente y extensivo. La falta de recursos es una fuente de graves enfrentamientos entre los colectivos afianzados. Y su arraigo puede llegar a ser como el de las vendettas. Los orígenes son el nomadismo, los pastos, las sequías, el hambre, las aguadas, la presión demográfica excluyente y la falta de capital o el subdesarrollo. Pero, también pueden ser el reparto de roles políticos y sociales en países en precaria situación social y económica. O de los rendimientos económicos que generen la explotación y venta de sus principales fuentes productoras, que generalmente son monocultivos o mono producciones de la minería. Pero, en su origen tribal, es siempre una guerra limitada en el daño inútil: los niños, las mujeres, los animales, los árboles frutales, incluso las cosechas que no se pueden llevar, son respetados. La premisa es más o menos no excitar y justificar en el contrario una sed de venganza total y vesánica. Clausewitz ya advirtió en su Primer Libro que la guerra tendía a los extremos de la violencia y no sólo a imponer la voluntad al enemigo. Una de las cosas que trajo la civilización moderna, que implica vivir y desarrollarse en las ciudades, es la desaparición de las “normas de contención y respeto” de la lucha en y entre las tribus. Y lo vemos en Somalía, en Irak, en El Líbano, en Malí, donde las emigraciones internas a las ciudades no rompió la cohesión interna, la influencia y el poder de las tribus. Pero que degradó a sus miembros migrados y les privó de las ventajas de su civilización. Otro de los vicios que han adquirido los miembros “urbanitas” de las tribus es la codicia desmedida. Y con ella, su corolario y su modo fácil de satisfacerla, la corrupción rampante y generalizada, que va asociada al clientelismo, extendiéndose así por toda la colectividad infestada. La igualdad social en las tribus, su “republicanismo ideológico”, expresada en las asambleas de miembros cualificados, garantizaba el uso y disfrute razonable de los recursos por todos los miembros. Y el apoyo de su colectivo suplía los casos de orfandad, enfermedad, etc., de los miembros en desgracia.

Las tribus funcionaban o pueden funcionar social y políticamente como una “nación en ciernes” en situaciones de aislamiento, pobreza estructural, autoridad central precaria. Pero tenderán a debilitarse cuando los beneficios de las estructuras étnicas y tribales, regionales y locales sean superados por los aportados por el sheik o emir dominador o el estado central déspota o democrático. Y cuando éstos tengan los medios de coacción, el respeto y la ascendencia populares, para mantener unidas y cohesionadas a las tribus. Y siguiendo aquéllos una política general común, favorable a la mayoría de los ciudadanos. Donde no tenga lugar la “acepción de clanes”. Que es el cáncer que ha corroído a las uniones tribales estatales, por ejemplo, en Somalía. Donde, además, ha faltado la figura suficientemente ejemplar, apreciada y apoyada, como para conseguir imponer una política nacional común y la paz social.

La estructura social estatal surge cuando una tribu puede imponerse a las otras existentes. Empleando siempre para ello un grado variable de coacción o violencia. Se necesita que surjan unas características o funciones, que permitan desarrollar los nuevos lazos intraestatales y debilitar los tribales y regionales antagónicos. Aquéllas podrían ser el Islam (como religión sencilla y muy socializada); la educación generalizada, que genere un cambio de mentalidad y modifique la cultura, sin crear traumas sociales, y especializada, como medio de vida y progreso; la inversión en infraestructuras y capitales; el establecimiento de un sistema político, que pueda guiar y realizar todo el proceso, apoyándose en un funcionariado civil y militar, suficiente y razonablemente probo. Buscando el desarrollo económico progresivo y repartiendo razonablemente los productos obtenidos. Y mostrando así unas posibilidades suficientes de seguridad, justicia, bienestar, prosperidad y paz para todos. Es decir, se trata de resaltar las ventajas del desarrollo integral y superior, estatal sobre el atasco del juego social de tribus y clanes, como “estructura social anterior superable”.

Origen y Significado Sociocultural de las Civilizaciones.

La civilización es literalmente el arte de vivir en los grandes poblados o cívitas. Que eran originalmente los primeros poblados o asentamientos humanos. Donde el hombre primero se asentó y dejó de vagar como necesidad imperiosa y vital. Y pudo llegar a generar beneficios sobrantes, en forma de cereales, ganados y todos sus derivados y algunas herramientas y utensilios, como reservas y para el comercio con sus vecinos. Y que le brindaban seguridad, comodidad y supervivencia. Esto le permitió empezar a comportarse socialmente como persona. Y abandonar la simple y agotadora recolección de frutos silvestres. Estableciendo lazos firmes y extensos con sus semejantes cercanos, los allegados más allá de sus familias, su prójimo o próximo vital. El resultado de toda esta actividad social fueron las primeras civilizaciones locales, estrechas, vulnerables y balbuceantes. Que comprendían: el desarrollo de los derechos y los deberes de los hombres como individuos y con sus colectividades; la aritmética, para medir y contratar las producciones y sus repartos; el lenguaje y su escritura, para comunicarse entre sí y con los poblados cercanos, dejando registro, al menos, de lo considerado importante, etc. Los inventos civilizadores, como los ladrillos, los regadíos, los abonos orgánicos, el arado, la escritura, etc., surgen en estas localizaciones humanas. Y no hubiesen sido necesarios, ni posibles, sin los poblados estables o cívitas.

Las civilizaciones poseen un carácter bivalente, necesario y complementario en sus relaciones sociales globales. Esta doble cualidad es centrífuga, expansiva y dominadora hacia su exterior. Dentro de sus fronteras la civilización es centrípeta, emprendedora y desarrolladora. En ambos casos, es creadora, innovadora y formadora. Por eso destacan en ambas actividades, que son diferentes y opuestas, pero no antagónicas. El equilibrio entre ambas tendencias, que canalizan sus mejores esfuerzos y medios, es imprescindible para su desarrollo e impulso continuos, protegidos y beneficiosos. Las civilizaciones meramente avasalladoras y expoliadoras, que caducan como todas, no dejan huellas permanentes y fructíferas a su paso por los países conquistados. Como ejemplos de agostamiento prematuro de su civilización y de sobra conocidos estarían los mongoles, sobresalientes, no comprendidos y adelantados en el arte ciencia de la guerra y los defensores del Reich de los Mil Años. Las civilizaciones que consiguen conjugar ambas pulsiones vitales, sus diástoles absorbentes y sus sístoles eferentes e impulsoras, consiguen perdurar más en el tiempo. Y también impregnan de su estilo, su lengua y su cultura a los territorios sojuzgados sucesivamente. Con ello transmiten su esencia a la posteridad, mucho después de su decadencia, a través de los pueblos civilizados con su cultura, sus leyes y su idioma y sus trayectorias históricas. Ahí tenemos el caso de Roma, rapaz e imperialista como cualquier otra potencia. Que sólo con los fríos y el mal tiempo recluía a sus legiones en los cuarteles de invierno. Dispuestas durante la república y el imperio a salir de conquista, represión de las revueltas o aseguramiento de sus fronteras, en sus campañas militares anuales, en cuanto el buen tiempo lo permitiese. Pero que fue capaz también de transmitir su cultura, sus leyes, llegadas hasta hoy como el Derecho Romano, su latín vulgar y su sistema administrativo, a todas las regiones “extra Italia” que poco a poco se incorporaban a su imperio o “res publica”. Esta impregnación cultural, que diría Lorenz, fue sancionada, integrada y consagrada con la generosa, oportuna y prudente concesión de su ciudadanía a muchas de aquellas ciudades y regiones. El “ius civitatis” se otorgaba por conquista, dependiendo del grado de anexión, lealtad y asimilación de los pueblos sometidos. Cuando se convertían en provincias romanas, se les concedían los mismos derechos que a la metrópoli. Fue el caso de Hispania. Pero hasta que no alcanzaban ese honor y cualidad, los pueblos dominados tenían que pagar su tributo de conquista (ius belli) y carecían de muchos derechos. Palestina, por ejemplo, no llegó nunca a tener la condición de provincia romana.

La convivencia entre civilizaciones limítrofes es difícil. Su carácter singular, exclusivista y expansivo hace que el contacto directo entre ellas, sea fuente de roces y choques y de amenazas de ellos. No hay más que recordar los escasos 45 años de convivencia entre la civilización occidental y la soviética. No llegaron a las manos físicas, pero los ingentes gastos de Defensa, plasmados en armas sucesivamente superadas y obsoletas, fueron los mejores signos de su rivalidad extrema. Así, los choques armados no surgieron sobre los países europeos de ambos bloques socio económico políticos, porque el ascenso apocalíptico a Armagedón, una Etscheidungschlacht o batalla decisiva clausewitziana, era en estos casos muy probable. La civilización soviética se basó en razones supuestamente científicas de exclusión y lucha entre clases antagónicas. Dirigida indefinidamente por una dictadura personalizada del partido. Esta organización era la única militante, la única a la que se le concedía, dentro de parámetros fijos, la interpretación de la realidad y de las necesidades del proletariado. Pero en aquellas razones, los pueblos no encontraron suficientes causas y emociones para que el “hombre nuevo” socialistoide se comprometiese de “por vida” y en aras a un futuro mejor y más justo, con esos ideales civilizadores atemporales. Y, por qué no decirlo, apartados de los parámetros humanos reales.

Todas las religiones trascendentes o terrenales (el marxismo leninismo, por ejemplo) son excluyentes entre sí. La moral puede ser objeto de controversia y evolución a lo largo del tiempo. Pero el dogma, la fe, es la marca distintiva identitaria de una religión. Y cambiarlo o desautorizarlo supone perder esencia y dejar de ser ella, medidos por la importancia de lo que desaparezca. La cultura también supone diferencia o exclusión, porque es el marchamo y la impronta distintiva identitaria de una sociedad o nación. Lo cual no implica choque o agresión entre las diferentes culturas, con los parámetros actuales mundiales de respeto mutuo y convivencia. La cultura, a la que se suele incorporar también una religión, es el armazón ideológico social de la colectividad integrada. La cultura forma el sustento en origen de la identidad individual de la nación. En ella están las virtudes inmanentes de esa sociedad. Que son definidas como los parámetros permanentes que rigen los derechos y deberes de sus miembros y sus normas generales de conducta hacia propios y extraños y con la divinidad.

(CONTINUARÁ)

LAS REVUELTAS ARMADAS VIOLENTAS DEL 22 DE MARZO Y DÍAS SIGUIENTES.

Todos conocemos los desmanes, las algaradas y los actos violentos protagonizados por los llamados del “22 de Marzo”. Realizados a rebufo de una manifestación nacional autorizada y pacífica, celebrada ese día. También sabemos de las distintas recidivas de sus intervenciones. Que los “éxitos” de sus acciones iniciales impulsaron y produjeron. Los del 22-M se sumaron con sus actuaciones violentas durante la última semana de marzo, a la huelga de estudiantes en algunos campus universitarios.

Con motivo de los hechos, un miembro del Poder Judicial (el CGPJ) declaró que, “los derechos personales están por encima de la seguridad”. El ministro Jorge Fernández replicó que “no existen derechos absolutos”. Una delegada del gobierno dice que no tiene potestad para restringir calles y plazas a las manifestaciones y concentraciones autorizadas. Una alcaldesa declara que hay un “abuso de uso” por ellas de ciertos sitios en su ciudad y pidió soluciones. Y la vicepresidenta del Gobierno, tras la reunión del consejo de ministros del 27 de marzo, zanjó que no se limitarían los espacios públicos a los manifestantes. Pero, los violentos perderían su interés en actuar, si no se les permitiese recorrer o concentrarse en los “puntos singulares públicos” de cada población. Porque, ¿quieren manifestarse o buscan fastidiar y violentar todo lo posible al público? Y así estamos metidos en medio de un “pandemonio exculpatorio” de asertos, réplicas y contrarréplicas y declaraciones de que la Policía será inflexible en la represión de la violencia callejera. Todos los cuales nos hacen a la ciudadanía feliz, segura y satisfecha con los gobernantes y funcionarios en general.

Curzio Malaparte, en su “Técnica del Golpe de Estado”, dedica un capítulo a la posguerra de 1918 en Italia. En él expone cómo los “camisas negras” de Mussolini abortaron y erradicaron el movimiento golpista marxista leninista, que amenazaba entonces con tragarse Italia. Lo lograron con decisión, coraje, oportunidad y contundencia. Fueron métodos expeditivos, necesarios y hábiles, para usar en tiempos muy difíciles. Todos también sabemos y criticamos casi siempre las aparentes pasividad y permisividad, la falta de decisión, la dispersión de responsabilidades ejecutivas, normativas y legislativas, el exceso de normas y precauciones, con las que aparentemente actúan los legisladores, algunos jueces y ciertos “mandos” académicos y ejecutivos en la resolución y liquidación de esas “actitudes y acciones violentas desestabilizadoras”. Y la solución del problema, mientras esté en sus brotes verdes, aún no enraizados en un grupo social y sintiéndose fuertes los violentos antisociales, puede ser rápida y fácil. Y tiene que estar hacia el medio del “espectro de actuaciones polarizadas” que hemos bosquejado.

Conteniendo a los vándalos.

Las normas de enfrentamiento, tanto policiales como militares, ahorman y conducen los modos proporcionales y progresivos con los que las fuerzas deben emplear sus medios, técnicas y tácticas en el desempeño de sus tareas y misiones de policía y de defensa. Esto es plausible y define las conductas y aclara la conducción y sus procedimientos. El problema surge cuando a las reglas de enfrentamiento se las “adultera con políticas, intenciones y puntos de vista insuficientes o no apropiados”. Que se suelen basar y asegurar en leyes y reglamentos miopes, insuficientes o no apropiados. Porque no contemplan también la naturaleza del enfrentamiento violento y armado, como criterio indispensable para su definición y expresión legal y normativa. Arma es todo instrumento destinado a ofender o defenderse. Y violento es aquél que obra con ímpetu e intensidad en sus acciones.

Por el modo actual de hablar de ellas, esas “normas” contaminadas parecen definir y exigir, en una primera revisión, un comportamiento de juego limpio (“fair play”), directo y abierto. Esto sugiere esquemáticamente una “línea de batalla” consistente en una pared de lanzas largas, proyectadas desde varias filas, hacia el enemigo. Hacia ella avanzaría la otra “pared” rival, buscando el choque. La decisión se lograría en combates singulares o reducidos, sostenidos por puro músculo, coraje y resistencia, hasta que las filas interiores de una de esas “vallas humanas” se desmoralizasen y cedieran. No hemos usado en la alegoría el lanzamiento previo al choque de piedras, palos, cohetes, mobiliario urbano privado y público, bengalas y cascotes o de pelotas de goma, gases, granadas aturdidoras y agua a presión, para no introducir el factor de acción indiscriminada, desproporcionada y/o generando daños colaterales.

Las reglas perturbadas ansían la supuesta igualdad de enfrentamiento entre una “masa a X empuje a” y la “masa b X empuje b”. Ni siquiera contemplan explícitamente que alguien más débil, pero mejor preparado en general, espere oculto a su enemigo, lo deje pasar de largo y le aseste un garrotazo de flanco o de revés. Eso sería, según criterios aherrojados de intencionalidad criminal. que actuar, nada menos, con premeditación y alevosía. Y, ¡ay!, si el alfeñique golpea suave o insuficientemente, por aquello de la bonhomía o buscando la amenaza disuasoria o la acción proporcional. Porque sólo conseguiría encender la ira de su Goliat de turno, que se lo merendará sin titubeos, ni contemplaciones.

La razón puede permitir analizar y definir a fondo un problema, un fenómeno, una situación. Pero, para ello es necesario introducir y considerar en el proceso todos los parámetros y circunstancias concurrentes. Si esto fallase, se podría decir con bastante frecuencia, que “la razón es un medio apropiado para equivocarse con convicción”. No se puede atar en corto o con demasiadas salvaguardias a unos mandos policiales, mientras se les pide que controlen a unos revoltosos violentos sin reglas democráticas o de misericordia. Primero, porque ellos conocen estas “debilidades de las fuerzas del orden y explotan sin piedad esas vulnerabilidades. Y porque sería como, recordando al maestro Sun (o Sun Tzu), “sujetar al Lebrel Negro de los Han. Y, a continuación, darle la orden de que atrape a liebres inalcanzables. ¿Dónde está la diferencia?” Queriendo ser justas, modernas y objetivas, esas normasadulteradas resultan más inhumanas y siempre de peores pronósticos. Y sólo son legales, pero no son naturales, ni eficientes, ni reales, ni útiles para conducir o analizar situaciones prácticas de lucha armada.

Un comentario atribuido a Napoleón valora que “la importancia entre la moral y el material de guerra existe una proporción de tres a uno”. Hay que obtener la victoria a expensas de la disposición y las características mentales del adversario. La dialéctica entre dos “voluntades” que se enfrentan violentamente, se resuelve por la creación en una de las “mentes” enfrentadas de la convicción de su derrota. La capacidad de fuerza bruta de un hombre es apenas una pequeña fracción de un “caballo de fuerza”. Una característica singular de los hombres es su inteligencia y su aplicación en la vida. En una acción violenta, la sorpresa aplicada por un contrincante, una característica inteligente de la lucha, compensaría su menor “capacidad de lucha”. Y la igualaría o la haría superior a la de su enemigo más belicoso, entrenado y armado. Y la sorpresa, la movilidad y otros “parámetros inteligentes” de la lucha, posibles hasta en la defensa, siempre ahorran “sangre” entre los contendientes. Porque “la victoria la decide no el número de los muertos o descalabrados enemigos, sino el de los espantados”. Los simples ataques frontales, a veces necesarios por distintas limitaciones, son el recurso a mano de los generales poco “humanos y capaces”.

La intencionalidad de los actos violentos.

Los criterios justicieros que apreciamos en legisladores y jueces deberían darnos tranquilidad y esperanzas sobre la intencionalidad de los violentos. Cuando un energúmeno patea con toda fuerza el casco (con la cabeza dentro) de un policía abatido, lo que parece intentar es practicar el balompié. Como jugaban los indígenas de Centroamérica, usando pelotas de cuero. Cuando un desequilibrado social arroja un cascote, un petardo, una bengala sobre los policías, lo que parece querer es practicar el volleyball, emular a Urdangarín y hacer carrera rápido en la vida. Cuando un sicópata social machaca gratuitamente una cristalera o la puerta de una entidad o la valla de una parada de autobús empleando un garrote o un cascote, no parece buscar destruirla “per se”, asustar localmente a los vecinos y viandantes y sembrar la alarma social. No, lo que hace son pruebas de resistencias de materiales en función de las distintas fuerzas aplicadas sobre ellos en una o varias veces.

No es necesario profundizar mucho para conocer las intenciones vesánicas y utópicas que animan a esta violencia estructurada. Sus lecturas, sus consignas, sus manifestaciones por todos los medios, sus reuniones ideológicas y prácticas y parte de sus apoyos políticos dan buena noticia de lo que buscan. Ellos se creen una vanguardia armada de la subversión. Son, además, bastante cobardes. De uno en uno y de igual a igual, no se atreverían con los miembros de las fuerzas de seguridad policiales. De ahí que los violentos necesiten el soporte y la integración en un colectivo de sus iguales, para llevar a cabo sus decididos y organizados “ataques violentos armados”. Seguramente uno de ellos se envalentonase y se atreviese contra un juez o un legislador o un docente progresista. Que de entrada quedaría conmocionado y anonado al verle irrumpir sin ser invitado en el interior de su casa familiar. Porque el violento sabe que ellos han perdido el instinto de defensa.

Buscan los violentos alterar y corromper la paz ciudadana estable. Que, como está basada en el sentir y desear de la inmensa mayoría de los ciudadanos, plasmados en sus fuerzas de seguridad, resiste bastante bien los empujes y asaltos en general. Pero sus actos puntuales son exitosos. Y los que se lamen las heridas físicas y morales y tienen que explicar una y otra vez sus acciones son los “buenos”. Que los políticos analizan hasta la extenuación, buscando los resquicios y fallos que toda “acción colectiva coercitiva” tiene siempre. Es el fenómeno omnipresente de la fricción de Clausewitz. Para erosionar luego al supuesto contrincante político. Sin considerar que la seguridad interna y externa es un asunto de Estado, donde no puede haber rivales políticos a derribar o marginar, salvo los enemigos del Estado…

Consideraciones para un Ejercicio de Campo.

Es necesario emplear el “fuego a distancia” sobre las concentraciones y despliegues de los violentos, antes de llegar al choque con ellos. Así se consigue alterar y debilitar sus planes y despliegues. E impedir que lleguen con plena potencia de lucha a la distancia de choque con los policías. También, la superior calidad del fuego policial merma la determinación y la motivación de los violentos, para llegar a la lucha personal o en grupúsculos. El fuego policial comprende las pelotas de goma, los chorros de agua a presión, los gases lacrimógenos y estornudatorios (de los tipos de irritantes leves temporales) y las granadas aturdidoras, proyectados por distintos medios de alcance e intensidad, según todas las circunstancias concurrentes en cada caso.

La policía actuará en número suficiente y proporcional a la intensidad de la amenaza en cada punto de conflicto. En caso de dudas, las fuerzas presentes mantendrán formas de “lucha de rechazo”. Y existirán varias “fuerzas móviles nómadas” para acudir a reforzarlas en tiempo razonable. El vuelo sobrevolador de un helicóptero es muy disuasorio para violentos armados no experimentados. Recordemos el efecto de conmoción y desamparo creado por el sonido chillante de las sirenas de los Stukas. Cuando picaban sobre un blanco inglés o francés, en mayo de 1940, durante su guerra de maniobras en el Oeste europeo.

Los despliegues policiales deben ser suficientemente profundos, para garantizar que las varias “puntas de avance” dirigidas simultáneamente sobre los violentos, tengan la necesaria capacidad para el choque y su mantenimiento, hasta que penetren en el dispositivo violento y/o lo hagan retroceder. Las “puntas de avance” se dirigirán operativamente con un criterio de “convergencia funcional”, buscando crear un “centro de gravedad de la acción policial” sobre los violentos. Si uno o varios policías quedan aislados y son amenazados en su integridad (recalcitrantemente y con malicia, porque ven su apurada situación), podrán hacer uso de sus armas personales. Primero dispararán al aire y luego, al suelo y/o a las piernas de sus atacantes.

Tras el rechazo de los grupos violentos debe realizarse su persecución caliente. Que estaría a cargo de “funcionarios no empleados” en esa lucha y bajo el mando de un jefe policial experimentado, capaz y decidido. Podría tratarse de la reserva táctica no empeñada. Son los momentos de capturarlos, fuera de sus escondrijos y apoyos, estando ya batidos, mansitos e “in fraganti”. Y sin esfuerzo apenas para los policías. Es el “caedes” romano, que siempre es imprescindible para dar la razón y el sentido a los choques previos. La persecución desbordante puede iniciarse por sectores, cuando aún parte de los violentos estén actuando en otros paralelos. Esto terminará por desmoronar su resistencia en todo el frente y en profundidad.

Adaptándose a las circunstancias, esta “persecución” policial debe estar operativamente escalonada en profundidad. Actuará, así, un segundo destacamento, en contacto pero no subordinado tácticamente al primero. El nuevo destacamento se formará con parte de las fuerzas que participaron en el despliegue de contención y rechazo de los violentos armados. Este segundo destacamento tendla tarea de la “limpieza policial” de las vías. Sus misiones serán: colaborar con el primer destacamento en terminar de someter a violentos aislados no neutralizados; recoger y trasladar a los furgones habilitados en retaguardia a los detenidos y toda su “impedimenta violenta acompañante”; levantar “actas policiales” de ello, incluyendo la toma de imágenes y sonidos y declaraciones de policías y testigos, para tipificar los delitos.

Ya advirtió el maestro Lao (Lao Tzu) en el Tao Te Ching: …la excelencia de un gobierno radica en la justicia y el servicio al bien común…esto conduce a la Virtud (el Te o fuerza natural).

Las Rebeliones Árabes

¿Van Hacia la Democracia, el Islamismo o el Bonapartismo?

Los militares egipcios, por cuestión de espíritu de cuerpo y de necesidad de supervivencia ante el enemigo hostil externo, son primero oficiales militares, luego patriotas egipcios y después, muy cerca también, musulmanes. Sus preferencias vitales van así. Esa idiosincrasia, esa necesidad esencial y su compromiso con la nación, se expresan y concretan en el entramado de empresas, corporaciones y puestos políticos medios que ocupan y controlan los militares egipcios. Que les garantizan su independencia de los poderes públicos “electos o impuestos”, siempre “pasajeros”, y a la inestabilidad social latente con un 30% de pobreza. Y que les brindan unos sueldos y sinecuras atractivos para los altos mandos y jefes militares. Parafraseando un adagio de la Edad Antigua, diríamos que, frente a Israel, “Egipto es un don de sus Fuerzas Armadas”.

El Desarrollo de la Situación.

En la segunda decena de agosto del 2012 el flamante presidente Mohamed Mursi destituyó del cargo de ministro de Defensa, al mariscal Husein Tantaui, jefe del Ejército egipcio y lo reemplazó por el general Abdul Fatah al-Sisi. Tras el ataque fundamentalista a un puesto de control militar cerca de la frontera con Gaza, en la península del Sinaí, que dejó 16 soldados muertos, Mohamed Mursi aprovechó esa crisis para deshacerse de la “camisa de fuerza” militar heredada de la dictadura laica. Y también abolió las enmiendas constitucionales que otorgaban al Ejército amplios poderes. Se habló entonces de que existía ya una generación de “jóvenes oficiales”, impregnados de islamismo. Contando con este “fenómeno” social, el partido “Libertad y Justicia” gubernamental (rama política de los Hermanos Musulmanes) podría apartar fácilmente a la cúpula dirigente militar de sus puestos de dominio excluyente sobre Egipto. Pero, esa teoría no se ajustó a la realidad…

Las Fuerzas Armadas egipcias cuentan con unos 450 mil hombres, de los cuales hay 300 mil en el Ejército. Las Policías tienen unos 350 mil efectivos y la Guardia Presidencial cuenta con 22 mil hombres. Las cifras varían según la fuente fidedigna que las aporta. Es el ejército mayor de África y el más experimentado. Esas Fuerzas Armadas son las segundas del Oriente Próximo y Medio, sólo por detrás de las de Irán. Aunque su “eficacia” frente a Israel haya sido baja. En 1956, Egipto fue invadido por una extraña coalición de israelíes, franceses e ingleses, tras la nacionalización del canal de Suez por Nasser. En 1967, los israelíes los echaron de la península del Sinaí en 6 días. En 1973 los egipcios penetraron por sorpresa, tras años de preparativos guiados por instructores soviéticos, la línea discontinua de fortines de Bar Lev, que protegía el Sinaí. Pero fueron frenados por el contraataque israelí y pasaron a la defensa rígida. Y Ariel Sharon se las arregló para cruzar Suez con una ugdah (brigada) combinada a retales, empleando las unidades que pudo, y aprovechando dos accesos ocultos al canal, cerca de la llamada “granja china”. Y los israelíes sembraron el terror, la confusión y la descomposición en la retaguardia militar egipcia. Llegando a aislar y cercar operativamente a su Tercer Ejército, al sur del frente del canal de Suez. El asentamiento de un régimen islamista en Egipto es uno de los demonios más temidos de su clase militar. Y no lo es tanto por sus características dictatoriales o religiosas radicales. Egipto ha sido el puntal principal de la paz global en Oriente Próximo en los últimos casi 40 años. Y los militares son los que más disfrutan de la paz. Porque ellos van delante de todos, poniendo sus muertos por el camino bélico decidido por los políticos, refugiados y a salvo en la retaguardia profunda nacional. Y un “gobierno musulmán radical intransigente” podría abocarse a una guerra con Israel, por aquello de la Yihad, de la defensa de Dar al-Islam y del enemigo sionista “ad portam”. Que son los tres tics de estos fanáticos iluminados obstruccionistas religiosos.

El gran problema de Mursi y de Erdogan (del partido de la Justicia y el Desarrollo turco) como máximos representantes de la actualidad política moderna del Islam en el Próximo Oriente y el Mediterráneo del Este, es la prisa por conseguir “resultados” y recibir el reconocimiento por ello. Es la maldita prisa por el triunfo rápido. Y, ahondando en la personalidad de los actores de primera, segunda…filas, su prisa la genera el “ego”. Sin “realizaciones evidentes y reconocidas por muchos”, el ego se frustra. Y por ello, estos gobernantes aceleran hasta la “velocidad de descarrilamiento social” los procesos de cambio e innovación de sus sociedades. Procesos sociales que son siempre de por sí lentos y poderosos. Este “ego comprometedor, exigente y siempre insaciable” es algo que se asienta en el “gobernante”, cuando éste no es un “estadista leal” a la nación. Capaz de emprender las reformas e innovaciones necesarias, aún sabiendo que los frutos de sus trabajos los recogerán los que gobiernen en otras legislaturas o períodos políticos. Y los islamistas electos, acuciados por sus prisas egocéntricas han estado “empujando” a sus rivales políticos y gobernando para sus propios movimientos nacionales e intereses inmediatos.

La organización de los Hermanos Musulmanes, una de las fuentes vivas y cristalinas de los islamistas modernos, ha sufrido a lo largo de los 85 años vividos desde su fundación por al-Morshed (el “Guía”) Hasan al-Banna, toda clase de avatares, sinsabores y persecuciones. Él y sus seguidores pretendieron crear una red islámica, que sirviera de contrapeso nada menos que al estado egipcio. En 1948, contando los Hermanos con cerca de 3 millones de miembros y simpatizantes activos, comenzó una persecución estatal contra ellos. Al-Banna murió de las heridas sufridas en un atentado callejero a primeros de 1949, transformándose entonces en el “Imán Mártir”. A los Césares romanos los transmutaban en Dios a su muerte. Como el Guadiana, la trayectoria de la cofradía se ha ocultado de las vistas ajenas durante largos e intermitentes períodos. Uno de los tics de los Hermanos dice: “Nasser nos mató, Sadat nos amnistió (aunque fundamentalistas lo mataron durante un desfile militar), Mubarak nos silenció”. Es fácil que ahora puedan añadir “Abdul Fatah al-Sisi nos desilusionó”. Pero su ideología permanece y sus “redes sociales”, superpuestas a la organización tribal, funcionan. La ideología les da una determinación para la acción, que es propia de los “grupos adoctrinados activos”. Los Hermanos son una cofradía paralegal del Islam. Y con el Zakat recibido (la limosna canónica del Islam) mantienen servicios de atención social de todas clases (escuelas elementales y madrasas, dispensarios, hospitales, ayudas a personas y familias). La ideología, la organización y su actuación cohesionan a la comunidad sunní en una “unidad de acción general” motivada, eficaz y resistente. Que es de muy difícil repetición o réplica por los laicos, los ateos no comunistas, los demócratas y otros enemigos potenciales. Los Hermanos Musulmanes de otros países del Próximo Oriente ayudan financieramente a los grupos afines sunníes.

Mursi es un “primus inter pares” en la cofradía de los Hermanos Musulmanes islamistas. Los islamistas no reconocen a los estados, ni a las naciones. Ni, por supuesto, aceptan la democracia liberal occidental. Sólo Allah es Legislador de los hombres. La esgrimida por las cancillerías occidentales “legitimación democrática del presidente elegido Mursi” es una blasfemia para ellos. Teocracia y democracia se excluyen esencialmente y se rechazan activamente en las ideas fundamentalistas islámicas. El Islam no admite una modernidad política, ni mucho menos religiosa. Todo está ya legislado y entregado a los hombres, a través de Mahoma, para su “cumplimiento sumiso” personal y en la Comunidad de los Creyentes o Umma. El partido Libertad y Justicia egipcio es una “apariencia” creada por los Hermanos Musulmanes. Destinada a complacer y entretener a sus adversarios laicos y a las naciones occidentales. En el largo año de mandato que ha tenido de gobierno, el partido y su cabeza visible se han ocupado de gobernar unilateralmente, favoreciendo los intereses político sociales y los plazos decididos por la cofradía. En puridad y en realidad, esto equivale a un “golpe de estado institucional” y a una “involución política” del estrenado sistema democrático egipcio, deseada y buscada por los Hermanos Musulmanes con fruición, disimulo y alevosía. Y, además, la mitad del país ha expresado en las urnas su rechazo y su abominación de esos fines socio religiosos y de sus prácticas políticas coactivas y excluyentes. Para facilitar “el acatamiento y la sumisión de los egipcios”, privados deliberadamente de “expectativas de progreso y desarrollo razonables”, es deseable que el país se desarme y se empobrezca relativamente. La “salvación de la crisis” ofrecida por los Hermanos Musulmanes es aceptar a la cofradía y a sus ideas, a la sharia y a toda su “organización social dedicada a ayudar, educar y promover la sanidad y el bienestar social”. Esto podría ser el inicio, un brote, el germen vivo y potencial, una entidad latente poderosa del añorado califato sunní. Parece que a los islamistas les va mucho el “vivir en la Edad Media”. Aunque estamos seguros de que a Allah, el Clemente y el Misericordioso, estas acciones perniciosas y esas ideas torcidas esgrimidas le desagradan y le entristecen. Un hadis o “comentario recogido y escrito” de Mahoma, dice: “En muchos casos, la tinta de los sabios es más útil para la Comunidad, que la sangre de los mártires”.

La Represión de las Revueltas Alentadas Armadas.

En medios occidentales se acusa a los militares egipcios de reprimir con violencia a los manifestantes islamistas desobedientes, exaltados y amotinados contra las autoridades. Para neutralizarlos y dispersarlos por “medios proporcionales y reglas ingenuas de enfrentamiento” tendrían que actuar en las distintas emboscadas, algaradas y acampadas casi tantos militares y policías como amotinados. Recuerden cuantos policías, apoyados por vehículos, empleamos nosotros para reducir y detener a un “presunto”. E invitar insistentemente a cada energúmeno recalcitrante (¿cuántas veces?) a dispersarse. ¿Es esto posible, digno, práctico y racional?

Veamos a nivel de fuerzas, puntos de aplicación y efectividad operativa, qué ocurre en las confrontaciones con la autoridad. La resultante de la “fuerza equivalente” de un “gran grupo” de rebeldes engreídos, muchos con armas blancas, bengalas y cascotes, apoyado por un número variable de tiradores y granaderos, es igual o superior a la de una “gran unidad” antidisturbios de las fuerzas de seguridad. La actuación de la fuerza profesional sobre aquélla es móvil, oportuna y concentrada en varios “puntos críticos vulnerables”. El uso de la “atrición armada” es mínima. Si la acción militar se basara en ella, los muertos serían, al menos, diez veces más de los declarados, para un igual efecto: espantar a la masa, que desaparezca su voluntad de resistencia y que se disperse en pequeños grupos inoperantes.

En las “masas oprimidas”, la “fuerza” está difuminada entre todos los componentes. Es muy pequeña personalmente, pero es enorme en su conjunto. Pero, no está cohesionada, concentrada en sectores decisivos por escalones, ni dirigida y controlada por los mandos en su conjunto. La masa se expresa en grupúsculos internos semi cohesionados. De ahí que sus resultados operativos sean bajos. Obtienen objetivos pequeños y actúan por la atrición, la rapiña, la confusión, el número y el desgaste. Dañando, perturbando, amedrentando y destruyendo en su “entorno” inmediato o cercano sin trascendencias militar. La peligrosidad de la masa amorfa y desbocada está en el contacto que realice contra blancos pequeños, sobre todo si son pacíficos y cívicos. Por eso, los grupúsculos hostiles de la masa, dirigidos por jefecillos de tres al cuarto y muy móviles, son especialmente ruinosos. Porque pueden concentrarse eficazmente en un “blanco de oportunidad” y saquearlo e incendiarlo rápidamente, dispersándose sin estorbos.

Desde el inicio de las algaradas contra el régimen de Mursi, en junio de 2013, se llevan identificados cincuenta casos de iglesias coptas cristianas destruidas por estos grupos de “indignados demócratas perseguidos” por todo Egipto. Que se autoaniman, se crecen y se entrenan con la destrucción de sus enemigos de religión. Y en otros países del Próximo Oriente ha ocurrido igual en toda una década. Cuando los países sufren sus cataclismos sociales por guerras, invasiones o revoluciones, los islamistas atacan de paso a los maronitas, a los coptos, a las comunidades cristianas sirias, a los feligreses del patriarcado de Babilonia de los caldeos. La emigración forzosa, las coacciones sistemáticas, los muertos y heridos y los daños a los bienes personales y familiares sufridos por los cristianos en esta zona geoestratégica alcanzan “niveles étnico religiosos” de “persecución y eliminación”. La actuación de los poderes occidentales los ignora ignominiosamente. Y se limita a exigir el respeto a “los resultados electorales y a la legitimidad institucional”.

(CONTINUARÁ)

CHIÍES vs. SUNNÍES II.

(CONTINUACIÓN)

Origen, necesidad y transmisión de la Tradición islámica.

Las historias transmitidas oralmente de “las costumbres y los dichos” (la sunna) de Mahoma, se transformaron pronto en escritos, que fueron, a su vez, objetos de grandes recopilaciones. A cada narración o comentario escrito se le llama hadith o hadís. El término también se usa para referirse a la generalidad de ellos. La longitud de los hadises es muy variable, según el tema del escrito. Más interesante y definitorio para nosotros es su inteligente estructura interna. Ésta los caracteriza y da fe de su verosimilitud. En cada hadís se suele exponer primero la “cadena de transmisión” hasta su escritura o la comprobación de ella, desde su origen oral, con la figura del “transmisor”. Hoy en día le llamaríamos a esto la trazabilidad histórica. Son de primera importancia como “transmisores” de los hadises, Aixa o A’,isa, la segunda esposa y preferida del Profeta, y Alí, su sobrino. Luego, viene el contenido de la narración o el comentario, llamado el “matn”.

El Corán en el capítulo 4, versículo 59 garantiza y concede un poder especial de decisión y de explicación al Profeta o Enviado de Dios y a los soberanos, sucesores o califas musulmanes, que son los que detentan la autoridad en la Umma. Esto explicaría y justificaría la necesidad de una interpretación cualificada, prevista por Allah, para la aplicación práctica del Corán a lo largo de la geografía y la historia de los pueblos. Con Mahoma como intérprete, como “intermediario” excepcional y privilegiado de Allah, aunque el Islam no admita mediadores.

Existen cientos de miles de hadises que han llegado hasta nosotros. Y entre ellos aparecen numerosas contradicciones. Además, su texto total es excesivo para haberse comentado o dicho y vivido o realizado por Mahoma. incluso empleando toda su vida. Desde casi el principio, los propios exégetas y apologistas del Islam vieron esto. Los hadises corrían el riesgo de convertirse en una cadena de mitos, cuentos tribales embellecidos y realidades más o menos conservadas de una Tradición vaporosa e insegura del Profeta. Y se estableció pronto un sistema de crítica del “isinad” o transmisión, para garantizar la calidad del contenido propiamente dicho o “matn” de los hadises.

La evolución de la Yihad hacia el esfuerzo personal.

Ante el terrorismo propio, tanto centrífugo (contra los infieles y los traidores laicos) como centrípeto (contra los musulmanes cismáticos), el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Terrorismo son las acciones de guerra colectivas o personales contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados, tanto de los llamados infieles o idólatras, como de los “hermanos separados enfrentados”. Buscando con ellos extender el temor entre los grupos afectados y provocar así cambios políticos, religiosos o sociales en ellos. Es el chantaje del terror, elaborado con bordadas largas, que busca, con las “ondas de conmoción” que transmite a los grupos sociales, atacados optimizar al máximo el efecto de sus acciones tácticas y generalmente espasmódicas. Afirman sus portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. Pero esto no es totalmente cierto, como vimos antes. Además, y esto es más grave, los ulemas y muftíes que favorecen la “interpretación compasiva y misericordiosa” del Corán no presentan argumentos sólidos contra los versículos favorables a la Yihad, que esgrimen los radicales armados. Que son los que dan pie y sostienen la interpretación belicista terrorista trasnochada. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados y ataques por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente. Pero, los ulemas o los muftíes casi nunca intervienen en las polémicas.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. No se trata de que reaccionen Los intelectuales laicos musulmanes no son operativos de la manera que conocemos en Occidente. Para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una triada única, excluyente e inseparable. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II guerra mundial. Y terminaron creando dictaduras laicas, anquilosadas ideológica y socialmente e incapaces de evolucionar pacíficamente.

La Yihad fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes, estableciendo el Profeta el estado islámico a partir de la destrucción violenta de la jahiliyya de los árabes. Y aún pudo ser útil la Yihad para la rápida extensión del Islam por el mundo, por el estado existente de cultura y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente y entonces el “esfuerzo de sangre por Allah” debe ser reemplazado por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”. Cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam.

Ya desde el surgimiento de las 4 escuelas ideológicas sunnies citadas, cobró fuerza el principio del esfuerzo de reflexión personal, el ichtihad, en el Islam. El ichtihad va a permitir el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su ideología; es la base de jurisconsultos como al-Chafii. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, enriquecimiento, progreso y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios , cuando ya la Umma se ha extendido y multiplicado enormemente por el mundo. Esto es el núcleo y la razón y una novedad del Islam. Hacia el siglo XI (el siglo V de la hégira o marcha a Medina), los ideólogos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera: a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios y resúmenes.

Dificultades para el reencuentro de las comunidades enfrentadas.

Un problema fundamental para un acercamiento fraternal de los “hermanos separados enfrentados” lo constituyen los conceptos del legítimo origen del mando, del control y desarrollo del “dogma y la moral” y de las inmensas estructuras económico político religiosas, con vida e intereses propios, creadas por ambas expresiones del Islam, casi desde el inicio del mismo.

Otro grave origen de agravios y distanciamientos irreconciliables, sobre todo a nivel nacional, son las formas de luchas violentas entre ambas creencias. Cuando se atacan entre sí, se procura hacer el mayor daño posible, llegando hasta la intimidad del parentesco. Y así se buscan los objetivos en las mezquitas, mercados, peregrinaciones, concentraciones y en los tránsitos frecuentes o en masa de las gentes. Sitios siempre donde están miembros de una misma familia. Es la violencia incontrolada y llevada a sus extremos innecesarios, impúdicos, vesánicos y paradójicos (¿no profesan la misma religión?). Entre los clanes y tribus, hablando sólo étnicamente, esta ola de asesinatos, atropellos y daños en los bienes, genera siempre una cadena intergeneracional de vindicaciones ineludibles para los ataques, las represalias y los agravios de sangre sufridos. Este nudo gordiano esencial e indestructible, por lo que parece, sólo se puede cortar con la espada de la generosidad, del altruismo (buscando no lo que nos “falta”, sino mirando adelante) y del perdón, que debería ser más asequible entre hermanos de confesión.

Al extremo este del Próximo Oriente está la teocracia antioccidental chií de los ayatollahs. Éstos, cuando quieren resultados importantes y rápidos contra sus vecinos, emplean a comandos o a unidades de la Guardia Republicana, que pueden entrenar, equipar y apoyar a sus aliados de Siria y de Iraq. Y que son capaces de luchar a las distancias próximas y de asalto, como una infantería ligera especialmente entrenada, mejor que las unidades normales de los ejércitos occidentales. La Guardia Republicana está imbricada en el régimen, formando el brazo armado incondicional y eficaz de la República Islámica de Irán, actuando como los Inmortales de los Shas de Persia modernos. El régimen está enraizado en un complejo de consejos y asambleas, ideados, creados y organizados para asegurar, mantener y perpetuar su funcionamiento oligarca socio religioso. Pero que es incapaz de desarrollar moderna y económicamente a un país con los recursos y la exuberancia demográfica de los iraníes. Irán es una Gran Isla chií en un enorme Mar sunní. Que lo abraza, desde el oeste al este, por todo el sur, desde Turquía a Pakistán, pasando por Afganistán, Arabia, Jordania, Palestina. Sus “islas y cayos adyacentes” son El Líbano, Siria, Iraq y Bahrein; teniendo más pujanza Irak y El Líbano. Los resultados de la llamada “primavera árabe” no han sido favorables a los chiíes, que se mantienen inmersos en el “océano hostil” sunní. Y la pérdida del régimen de los Assad de Siria no sólo les restará un aliado de conveniencia, que no de religión. Ya que los alauís sirios son considerados por los sunníes, “la herejía dentro de la herejía (chií)”. Sino que entorpecerá mucho toda la logística del inmenso y estratégico apoyo a Hezbolá y a Hamas, en la franja de Gaza. Esto se ve confirmado por la reciente entrada en la guerra siria de las milicias regulares de Hezbolá a favor del gobierno, buscando recuperar el progresivo desgaste social del régimen.

No existe una oposición democrática estructurada en Siria. Y su presencia en el Consejo Central Opositor es testimonial y aún personal. Siria es el último capítulo de la “saga de los dictadores árabes laicos”, que empezaron su pasión y su liquidación con el inicio de la llamada “primavera árabe” en Túnez, en diciembre del 2010. Y que se extendió por Egipto, Libia, Yemen, Bahrein y Siria. Los brotes verdes democráticos van consiguiendo resultados magros, insuficientes y desiguales. Pero se plantea en todos los países el mismo problema: los partidos islámicos, estructurados en el carácter social de la Umma, tienen una gran organización de base, que les permite acudir a las elecciones mejor preparados; pero luego surge en ellos la tolerancia, cuando no es la complicidad con los islamistas radicales nacionales; con lo que no son capaces de articular con otras fuerzas más laicas un principio de consenso nacional, que es necesario para gobernar con eficacia y resolver las considerables dificultades económicas y sociales existentes en los diferentes países; esto, junto con las pretensiones de jefes tribales, de hombres de la guerra o de regiones enteras, radicaliza las posturas sociales de cada país y aboca a un enfrentamiento grave. Enfrentamiento social que quizás sólo el bonapartismo, con su expresión radical y rotunda y el ofrecimiento de una pretendida meta común para la sociedad, pueda superar con éxito por un tiempo.

Lo que se está planteando crudamente, a escala cuasi continental, en una amplísima zona geoestratégica, es una guerra a muerte entre los chiíes y sunniíes por el poder político hegemónico en dicha zona. La gerontocracia clerical de Qom está acariciando la idea de que, allanar nuclearmente la capital israelí los pondría a la cabeza del Islam. El Islam que fue grande y poderoso, según ellos, cuando llevó a cabo la Yihad. También los turcos piensan que la Sublime Puerta sólo fue próspera y fuerte en los largos períodos en que se enfrentó con los europeos, por el control del Mediterráneo y por la Europa centro oriental. Ya la revolución de Jomeini le dió a los chiíes un espaldarazo y una influencia entonces impensables entre los musulmanes añorantes, jóvenes y/o belicosos. Hay un atractivo mesmérico para los dirigentes iraníes, de que “aquello” sería el aldabonazo al Mahdi oculto, para que reapareciera y se pusiera al frente de sus fieles chiíes en el triunfo del Islam a la culminación de la Historia…

CHIÍES vs. SUNNÍES

LAS COMUNIDADES HERMANAS ENFRENTADAS (CHE)

El Corán, fuente religiosa común de los chiíes y sunníes, no es muy revelador acerca de las disputas internas armadas (DIA) dentro de la comunidad universal de creyentes. En la época del Profeta este problema ni se contemplaba. Y si aquéllas hubiesen existido, al juntarse con el acoso externo que sufrían los musulmanes, probablemente llevasen juntos a la dispersión y a la desaparición del grupo de los fieles. En la Sura (capítulo) 49, aleya (versículo) 9 se les ordena: “Cuando se hacen la guerra dos naciones de creyentes, procurad reconciliarlas… Los creyentes son tus hermanos (la máxima relación de consanguinidad). Arreglad, pues, las diferencias de vuestros hermanos y temed a Dios, a fin de que tenga piedad de vosotros.” Y en 4, 33: “Oh, creyentes,… no os matéis entre vosotros…(o, no os matéis a vosotros mismos)”. El inicio del versículo va dirigido contra la codicia y la apropiación ilícita. Y el Legislador ha podido extenderlo al asesinato (muerte del inocente) y sus variantes (por ejemplo, el suicidio).

Los chiíes.

Existe una gran diferencia ideológica y práctica entre el sunnismo y el chiismo. Ëste se siente perseguido, en razón de las ortodoxias dinástica (los derechos de la familia del Profeta a la conducción del Islam) e ideológica (admite menos fuentes de revelación), que proclama y defiende. El cisma surge en el 680 d.C., a partir del cuarto califa, Alí, primo, yerno y compañero eximio del Profeta. Llamándose en árabe a sus partidarios, shi’at Ali o, resumiendo, shi’is. Pero, los chiíes no tenían organización, ni medios para triunfar y dominar en los territorios donde abundaban. Así, el chiismo, en minoría demográfica siempre, asume históricamente una actitud fatalista, pasiva, incluso de sufrimiento físico por ello. Están a la espera del retorno del (califa) imán desaparecido. Éste es el nombre que toman los guías político-religiosos en el chiismo y que no tiene que ver con los imanes sunníes, de menor rango y formación ideológica, que dirigen la oración en las mezquitas. Aquél vendrá como Mahdi (el guiado por Alá) en un momento dado de la Historia, para hacer triunfar a la Umma ortodoxa (los chiitas). Pero también se han dado en el chiismo casos de acción insurgente o guerrera, incluso con éxito e implantación popular, como en el Irán de Jomeini y en El Líbano con Hezbolah o partido de Alá. Las principales comunidades chiíes están en Irán (65 millones), India (22 millones), Pakistán (36 millones), Iraq (17 millones) y Afganistán (5 millones), siendo mayoría en Iraq e Irán.

Los sunníes.

El sunnismo, que siguen cerca del 90% de los musulmanes actualmente, acepta también como revelación divina la Tradición o Sunna del Profeta, de donde toman el nombre. La tradición la forman los hechos y los comentarios o hadices de Mahoma. El mayor o menor rigor en la selección por la pureza de su origen y en la aceptación de esta tradición, que fue recogida y transmitida por sus seguidores más inmediatos, caracterizan a las cuatro “escuelas ideológicas” sunníes, fundadas a caballo entre los siglos VIII y IX. La escuela más abierta y flexible, la chafií, fundada por el palestino al-Chafii, muerto en El Cairo en el 820 a la edad de 53 años, abr una puerta esperanzadora a la evolución pacífica del Islam. Ella acepta también el “consenso de los sabios” de la comunidad o Umma y el razonamiento analógico o qiijas, como vías correctas para la adaptación del Islam a todos los tiempos y lugares. Partiendo de su “origen rural, analfabeto, pobre, medieval y rodeado de hostiles y barbarie”. Para ello parte del hadiz “Alá reconoce el bien en lo que los musulmanes han juzgado como tal”.

A la muerte de Mahoma, las alianzas tribales árabes que él creó amenazaban con disolverse, al no reconocer todos su mensaje o el control político religioso desde Medina. El primer califa Abu Baker al-Siddique, dos años menor que Mahoma, afirmó su autoridad en la comunidad y consolidó el califato como los “sucesores político religiosos del Profeta” (no como “Legisladores del Islam”, institución que se extinguió con aquél). Y para ello utilizó la Yihad, en la guerra llamada de las riddas, estableciéndose un ejército permanente, no sujeto a paga regular. Los 4 primeros califas, desde Abu Baker a Alí, son conocidos por los sunníes como los Rashidun, los “rectamente guiados (por Dios)”. En esta etapa histórica primigenia, los musulmanes realizan sus primeras conquistas, partiendo de su núcleo inicial La Meca-Medina, hacia el norte, el este y el oeste del mismo. La transmisión del califato entraría ya enseguida en conflicto irreconciliable con los después llamados chiíes.

La Yihad, esfuerzo en el camino de Allah.

Es de señalar que la Yihad, expresada en el concepto preciso que todos entendemos, no está recogida en el Corán. Sin embargo, si bien aparecen en el Corán unos 8 versículos “pacifistas”, también existen cerca de 100 aleyas en las que se anima a los musulmanes a la defensa de la comunidad, a la lucha contra los infieles y a la propagación armada del Islam. Establecidas las líneas maestras, rápidamente los jefes políticos de la Umma, incluyendo al Profeta, echaron mano del instrumento que tan claramente se les ofrecía y que necesitaban a vida o muerte. Y lo denominaron Yihad. El Islam establece la obligatoriedad de la Yihad como guerra santa, equiparándola a los llamados “5 pilares del Islam”, que se simbolizan con el dorso de una mano abierta. Ellos son las obligaciones elementales, de carácter ritual y colectivo, y simples, de todo musulmán en su “sometimiento a la voluntad de Dios”. En el principio del Islam, cuando reinaba la jahiliyya (definición de la barbarie anterior a éste) en los árabes, en los tiempos de Mahoma, la Yihad fue imprescindible e inevitable para la defensa de la nueva religión. Que surgía en medio de un mar proceloso de tribus y clanes paganos e idólatras y más o menos nómadas, que poblaban Arabia. No había comenzado aun la diáspora, la expansión primera del Islam a todo el mundo árabe, y los grupos de musulmanes podían ser fácilmente eliminados por sus enemigos. Todo cambio radical, incluso sólo nuevo, encuentra siempre un rechazo inicial, que se origina en la “inercia ideológica y costumbrista” conservadora, que existe en la sociedad donde aparece.

Los Hermanos Separados Enfrentados.

El cisma chií pretendía arrebatar a la mayoría de los musulmanes, seguidores de la Tradición, la legitimidad del legado de Mahoma. En él iban incluidos los conceptos del legítimo origen, del mando o dirección social y militar, del control y desarrollo religiosos y de las perspectivas organizativas y sociales del Islam. Los sunníes tienen el mando político religioso de la Umma en el califato y sus emires y jeques delegados, asesorados , prevenidos y apoyados por los ulemas y muftíes piadosos. Los chiíes, para lograr y mantener la supervivencia, descansaron el poder político, la dirección de su gran estrategia o estrategia nacional y la conducción religiosa en la “casta clerical”, como intermediarios privilegiados entre los fieles y Allah. Esto mantiene firmemente unidos a los creyentes en torno a su interpretación única y vigilada del Corán. Aunque tienen una proyección ideológica y social hacia el futuro: el retorno liberador, justiciero y hacedor del Mahdi, encarnado en su decimosegundo iman desaparecido (en el año 874), que no ha muerto. Pero esto es la necesidad social y psicológica de la recuperación, consolidación y exaltación del orden establecido original, que fue perturbado por los sunníes, y un premio, la paz y la ventura para los creyentes ortodoxos (ellos) antes del Juicio Final de Dios.

(CONTINUARÁ)

Las Amenazas Norcoreanas a la Paz II.

(CONTINUACIÓN)

Un “pronóstico científico” para el alcance del aventurerismo militar de los norcoreanos.

Entendemos que el arma nuclear no es más que una apuesta norcoreana por cubrir todas las “fisuras” ante una hipotética amenaza imperialista contra su régimen. Varias son las razones que les desaconsejen su uso preventivo o inicial. En la práctica está primero la cercanía de China, su principal apoyo y mentor, que abraza toda la frontera norte del país. Y recordemos que, a pesar de la proliferación de las armas atómicas y termonucleares durante los 40 años de la guerra fría, ningún país de los llamados socialistas o democracias populares las usó. Una razón sicológica de fondo puede ser que los marxistas leninistas buscan el paraíso en esta tierra. Que sólo les traerá una sociedad sin clases y sin estado opresor, al final de los tiempos, al cabo de muchas, muchas, muchas generaciones del “hombre nuevo”. “Largo me lo fiáis, Sancho”. Y si pierden esa oportunidad por una guerra devastadora, pues quedan listos.

A ninguna religión normal o delirante, incluso primitiva, se le ha ocurrido nunca ofrecer el paraíso aquí. Hay dos casos en los que el arma nuclear puede ser empleada sin obstáculos ideológicos. Los yihadistas islamistas ofrecen el paraíso a los mártires de la Yihad. Con lo cual les dan a sus creyentes la seguridad en el futuro y les resuelven sus problemas en este “valle de lágrimas”. Los israelitas se consideran el pueblo elegido por Yavé. Y esto no se les ha cambiado abierta y directamente por Él. Para ellos, el cristianismo es una desviación blasfema. Tienen la seguridad de las promesas de Yavé a Abraham, a Jacob y a Moisés. En esa exclusividad de los favores de Dios, se basa su nulo interés proselitista. Así, no les importa enfrentarse a un holocausto nuclear, si la existencia de su nación, siempre amenazada por sus inquietos y no democráticos vecinos, se ve “irreversiblemente amenazada”. Por ejemplo, perdiendo una guerra convencional contra ellos.

Las fuerzas armadas norcoreanas basarían sus acciones ofensivas de apertura en golpes militares flexibles, escalonados y limitados. Los probables objetivos, simultáneos o no, estarían en Corea del Sur, el Japón y las bases estadounidenses. El ataque contra los dos últimos sería mediante un número variable de cohetes de medio o largo alcance, dirigidos contra instalaciones militares, complejos industriales y energéticos, nudos de comunicaciones y aeropuertos, en una primera salva de fuegos. No enviarían comandos para esos ataques, ya que serían de un solo uso. Y tienen que dejar abierta en el alma humana la posibilidad de escape y vuelta.

La acción contra la primera, mucho más variada, estaría basada en un doble ataque con cohetería balística e incursiones terrestres. Éstas irían a cargo de comandos tipo pelotón reforzado, que realizarían ataques con objetivo limitado principalmente hasta los 75 o 100 Km. en el interior de Corea del Sur. Sus objetivos serían aeropuertos civiles y militares, edificios gubernamentales, instalaciones de policía, nudos de comunicaciones terrestres, instalaciones energéticas, depósitos logísticos y centros de comunicaciones inalámbricas. Y no necesitan para insertarse de esas lanchas a chorro, con las que se realizan sus exhibiciones vanidosas. A una velocidad de 4 o 5 Km. por hora de avance por un río, puede una patrulla silenciosa recorrer varios cientos de Km. en 4 días. Cumplidas sus misiones, los comandos infiltrados se dispersarían en unidades elementales de escuadra e intentarían regresar. Salvo algunas unidades que puedan insertarse para atacar la retaguardia operativa de las fuerzas surcoreanas y aliadas en el futuro inmediato. Tras esta ofensiva estratégica y para no exponer a sus fuerzas al fuego pesado masivo enemigo en acciones convencionales, los norcoreanos pasarían a la defensa estratégica, operativamente escalonada en profundidad, de su territorio. Ellos tienen la experiencia de la Gran Picadora de Carne estadounidense de la guerra de Corea a primeros de los 50. Los intentos militares de invasión y de ocupación de Corea del Sur no pueden ser percibidos como factibles, permanentes y ventajosos por las autoridades norcoreanas.

Los deseos universales de paz; la cercanía de China; los esfuerzos diplomáticos de numerosos países, desde Vietnam a Venezuela, pasando por Irán, Sudán, Rusia y Bolivia; las fuertes perturbaciones de los mercados y del comercio mundiales, como factor añadido a la perezosa y vacilante recuperación de las grandes economías occidentales, limitarían mucho el tiempo disponible y el alcance de las represalias de los aliados. La iniciativa, a su nivel y perspectiva, seguiría en manos del Líder Máximo de la Revolución de los Obreros y Campesinos Unidos.

Una guerra total con cruzamiento de salvas nucleares con el enemigo sería hiperasimétrica contra las élites de Corea del Norte. Que perderían todo lo que poseen y desean: la vida, el ejercicio del poder casi omnímodo y un nivel de vida superior al de sus compatriotas. De vida futura, nada. Iría contra las pulsiones naturales existentes en todos los hombres el emprenderla en esas lamentables condiciones y con esas apocalípticas perspectivas.

FIN.

La Defensa de Occidente y la Gran Estrategia de sus naciones II.

(CONTINUACIÓN)

Corrección del rumbo de la Defensa Occidental hacia una fase de expansión.

Los EEUU y los países de la vieja Europa deben recordar que la expansión y aún el sostenimiento de las civilizaciones empiezan por la llegada de los colonos, los comerciantes y los aventureros. Que asumen los primeros riesgos de interactuar con los naturales del sitio y crean los primeros lazos entre desconocidos. Para que todos empiecen a sentirse interesadamente complementarios entre sí. Y sin percibir entre ellos ninguna amenaza potencial. Y que las civilizaciones en repliegue o aún “estacionadas y cristalizadas”, crean un vacío existencial. Que atrae y favorece la penetración, el despliegue y nuevos desarrollos de las civilizaciones vecinas.

Y que no se puede sostener ninguna civilización sana, sin unas Fuerzas Armadas suficientes. Que deben asumir y enfrentarse a los retos diferentes y aún contradictorios de las tres clases de conflictos o guerras actuales: los regulares, los nucleares y los irregulares. En la intervención europea en Libia, autorizada sólo para la protección aérea de los civiles, se observó que los europeos carecemos, por ejemplo, de aviones de abastecimiento de combustible en vuelo. Y éstos tuvieron que ser facilitados por los EEUU, para llevar a cabo nuestras misiones aéreas de interdicción y de ataque a las posiciones reforzadas y a los carros libios. Las carencias significativas europeas no se corrigen en el tiempo razonable debido a los presupuestos nacionales menguantes, que tenemos que aplicar en una fase de estancamiento económico prolongado. Pero, también, debido a la propia ausencia de una política de Defensa Europea suficiente, integrada y flexible.

Sin embargo, en mayo de 2012 tuvo lugar en Chicago una cumbre de la OTAN, para definir su estrategia conjunta para Afganistán y para profundizar en la “Smart Defence”. Y, con motivo de los preparativos para aquélla, a finales de abril de 2012, el Secretario General de la OTAN, el danés Anders Fogh Basmussen declaró que: “No creo que Europa esté siendo amenazada militarmente ahora mismo, durante esta crisis”. ¿Es necesario ver las ovejas al lobo para comprar y proveer de perros y garrotes a los pastores? ¿Cuánto se tarda en crear nuevas unidades en capacidad de combate y en diseñar, fabricar y desplegar nuevos sistemas de armas?

Así, para nosotros, recortar en nuestra Defensa Nacional es dañar, herir o mutilar, según los casos, la solidez, la convicción, la credibilidad y la continuidad de la proyección interna y externa del “marchamo” España. No se trata de tener hasta una unidad de élite de “infantería sobre burros” (unos “dragones de montaña”) para poder limpiar una afrenta en Bolivia o en la República Centroafricana. Como la que hubiese necesitado Gran Bretaña, cuando quiso vengar en el siglo XIX una ofensa de los bolivianos. Que pasearon a su embajador, montado en un burro. Y se encontró que ni la Royal Navy, ni su infantería embarcada llegaban hasta tierras tan adentro. Pero sí se trata de que nuestra Defensa Inteligente (Smart Defence), preconizada ya por la OTAN, mantenga y reparta balanceada y adecuadamente sus presupuestos y medios. Para que se pueda hacer frente a las tres clases de guerras citadas en el marco de la Defensa Conjunta europea y occidental.

Las unidades modernas deben ser adecuadas para cada tipo de lucha y, al mismo tiempo, ser bivalentes o polivalentes. Por ejemplo, las pequeñas unidades de élite son aptas para su empleo en los tres tipos de guerras. Sus tareas son atacar diversas vulnerabilidades críticas del enemigo, empleando ataques con objetivos limitados en la profundidad táctica u operativa de aquél. Realizando siempre un estudio, el planteamiento y los ensayos muy rigurosos de su inserción y extracción, que son sus debilidades tácticas. Las unidades de artillería y de cohetes nucleares tácticos son útiles en las primeras fases de un conflicto nuclear. Y cuando la guerra convencional se adentra en un conflicto grave, que no se puede perder. Empleándose como parte de una estrategia operativa de respuesta flexible y por pasos sucesivos. Los modernos cohetes antimisiles del complejo sistema AEGIS y los Patriot pueden servir para colaborar a destruir los cohetes enemigos de cualquier origen y en los tres tipos de conflictos. Recordemos que Sadam Hussein provocó repetidamente a los israelíes en la Guerra del Golfo de 1991 (una guerra regular), usando sus distintos tipos de SCUD (cohetes balísticos anticuados y de trayectorias calculables) con cabezas convencionales. Y que Hamás, en el conflicto totalmente asimétrico de finales del 2012, lanzaba con gran profusión y difusión los suyos sobre el sur y centro de Israel. Llegando a alcanzar sin precisión alguna las playas de Tel Aviv y las afueras de Jerusalén, empleando los cohetes facilitados por Irán. Es decir, casi todos los tipos de unidades existentes son necesarios, incorporándolas en una combinación balanceada y suficiente, para atender a los retos de los diferentes conflictos armados.

Los drones o Unmanned Aerial Vehicles (aviones de exploración y de bombardeo no tripulados) también tienen cabida y utilidad aquí. Pero siempre operando como parte de los “conjuntos de armas combinadas”. Los aviones sin tripulación pueden sustituir ventajosamente a una “reconnaissance long range patrol” (patrulla de exploración en la zona operativa enemiga), para confirmar con las vistas la presencia de un conspicuo jefe enemigo escondido entre las paredes y los patios de su residencia refugio, situada en un país cultural y étnicamente afín a él. Una patrulla de exploración asumiría riesgos indebidos en el interior profundo del territorio hostil. E incluso podrían ejecutarlo precisa y limpiamente con los misiles AGM-114 Hellfire II. Si no fuera por eso de la seguridad completa de hacerlo (que pertenece a Dios), y a la que se tiende con el “overkilling”, “sobre liquidando” al enemigo, a pesar de los “muertos, heridos y daños materiales colaterales”, que crecen así lateral y exponencialmente. Y del casi neurótico “body count” o comprobación del cadáver o los restos, para valorar la misión. Ambas son “apariencias” (o telarañas, como se prefiera) enraizadas en la mente y know how de los mandos y doctrinas militares de los EEUU.

Por ejemplo, cuando intentaron sólo con una pura acción de atrición, destruir operativamente el transporte de larga distancia y de reparto y las estructuras de apoyo logístico (almacenes y centros de reparto hacia las distintas áreas del recorrido, tramos con firmes más estables, centros de reparación de vehículos, etc.) de la Ruta Ho Chi Minh. Empleando los “bombardeos de saturación” de los B-52 (¡un bombardero estratégico en misiones tácticas continuas!) y los ataques más precisos de sus bombarderos de apoyo a tierra. Éstos eran principalmente el cañonero AC-130, con diversas variantes, y el bombardero ligero B-576, un aparato muy mejorado, que fue diseñado a partir del británico Canberra de los años 50 del siglo XX. La Ruta permitía abaster suficientemente al Vietcong y a las fuerzas regulares norvietnamitas en la “zona desmilitarizada” entre ambas repúblicas vietnamitas y al sur de ésta. Y discurría desde Vietnam del Norte a través del este de Laos. Los bombarderos de la aviación de apoyo atacaban por la noche a los parques de descanso de los camiones y a las agrupaciones de marcha de éstos. Y, detrás, venía el inevitable e imprescindible “body count”, el recuento de los blancos alcanzados, empleando otra oleada de aviones provistos de cámaras. Buscando medir y cuantificar el éxito de las misiones del Command Hunt (o mando de destrucción para la Ruta). El problema solía ser que, al día siguiente, todo el tramo de la vía atacada aparecía impoluto, sin restos, ni residuo alguno. Los oficiales junior estadounidenses lo explicaban irónicamente, hablando de la actuación eficaz de un “gran dragón laosiano comedor de camiones deshechos” (“Great Laotian Truck Eater Dragon”). Éste se encargaba en la madrugada, de limpiar tercamente la ruta para los norvietnamitas. Para 1972, el total de vehículos enemigos destruidos en la Ruta del tío Ho, según el body count más riguroso, superaba en más de un 50% los calculados por la Inteligencia Militar en el parque total norvietnamita. Cosas de la electrónica, de la óptica y de la gran distancia al enemigo…

Y esto ha seguido ocurriendo en la “etapa” (?) de la Guerra que los teóricos estadounidenses llaman de la Información. Y, cuyo paradigma o metáfora principal, es el ordenador o computer y sus derivados. Se suponía que todo esto debería volver a dar, tras la “dispersión” creada por la introducción del motor de explosión en las operaciones, una mayor sensación de control y seguridad en el ámbito de su dirección y control. Y permitir automatizar muchas de las fases de las operaciones militares. Pero, durante la llamada Guerra de Kosovo, los serbios fueron muy capaces de embromar a los sensores ultramodernos de los aviones de la OTAN. Utilizando para ello artificios baratos y de tecnología elemental: como fueron los camuflajes diversos, los reclamos o blancos falsos y las emisiones fugaces de sus máquinas. Cuando la “niebla” (el fog) en las operaciones aéreas se disipó, quedó a las claras la inefectividad de ellas tras 78 días de bombardeos a los serbios. Y en este período, la OTAN estuvo animada con una falsa sensación de éxito. La revista “Newsweek” publicó un artículo en el año 2000, donde se presentó una investigación realizada por la US Air Force años atrás, para “medir” los resultados de los ataques aéreos allí realizados. Así, detectaron los restos de 14 carros (de los 120 inicialmente “blancos alcanzados”), de 18 vehículos de combate (más bien, de transporte blindado) de infantería, frente a los 220 “blancos alcanzados” declarados, y de 20 piezas de artillería remolcadas o autopropulsadas, mientras se confirmaron en su momento hasta 450 piezas “golpeadas”. Más cosas de la electrónica, de la óptica y de la gran distancia al enemigo…

Las Amenazas Norcoreanas a la Paz

En un súbito arrebato del “Queridísimo Gordito” (Lovely Fatty, en los ambientes) y su Consejo Nacional de Defensa, los norcoreanos acaban de declarar la guerra a Corea del Sur y a los EEUU. La declaración de guerra es un trámite protocolario que no veíamos desde hace más de medio siglo. Y que suponía acceder jurídicamente a todas las garantías y obligaciones de un existente estado de guerra entre beligerantes armados. El estallido de una guerra sin ese trámite de juego limpio entre “caballeros”, era infamante, peligroso y aún desgraciado para el beligerante que lo emplease. Y que no podía esperar compasión de su contrincante, en cuanto al empleo contra él de la “guerra total” (sin límites “racionales”, de Clausewitz).

En el período de “posguerra” que vivimos, el buenismo y los maricomplejines de las autoridades sin cuajo ni enjundia han sustituido aquélla por el “reconocimiento” de conflictos armados (guerra sin declaración). Esta definición no es más que una hipócrita declaración reservada de guerra. Y que no ha permitido, por su alejamiento de la “realidad con los pies en la tierra”, limitar en el espacio y el tiempo dichos conflictos armados. Que han proliferado abusadora y escandalosamente por varios continentes.

¿Qué pasaría si lo inesperado sucediera y una guerra estallase en el noreste de Asia?

Temiendo un colapso inminente de sus anquilosadas, ineficaces y obsoletas estructuras económicas, sociales y políticas, las autoridades del Partido de los Trabajadores de Corea (o Choson Rodongdang) y de sus Fuerzas Armadas (o Inmun Gun), pueden percibir como única salida a sus males y para lograr su supervivencia, el emprender una “guerra revolucionaria de unificación nacional”. ¿Qué posibilidades hay de que esto suceda? Examinamos seguidamente los parámetros del “problema norcoreano” y sus “vías de elaboración” de sus conflictos.

La orografía norcoreana y sus obstáculos a las maniobras de los modernos “grupos de tareas”.

Corea es una península montañosa. Una cadena central la recorre de norte a sur, con alturas máximas superando los 2000 ms., configurando, especialmente en el norte, numerosos y estrechos valles. Éstos se orientan principalmente de norte o noreste a suroeste. Las llanuras se extienden al oeste de la península, hasta las costas del Mar Amarillo. Los ríos Yalú, al oeste, y Tumen, al este, delimitan al norte del país sus fronteras con China. Los ríos Han, Hokanko, Kuiko y Rakutoco corresponden a los desagües occidental y meridional de la cordillera central. La vertiente oriental de las aguas no posee cursos de agua notables. El clima de Corea del Norte es duro y extremado. Es muy similar al de Manchuria, con la que limita al norte. El sur de la península está sometido al influjo benéfico de los monzones y es más suave y húmedo.

Corea del Norte no presenta muchos terrenos favorables para las maniobras de fuerzas mecanizadas. Éstas se ven fácilmente canalizadas por terrenos quebrados y de corto o medio dominio por la vista. Los obstáculos naturales pueden ser reforzados por abatis, cortaduras verticales, numerosos y pequeños campos de minas, etc. Son terrenos naturales para el empleo del rechazo antitanque, basados en los cohetes de carga hueca con variadas distancias eficaces de tiro, aderezado con una defensa móvil a cargo de unidades de infantería ligera y de destacamentos blindados. En apoyo, una artillería bien protegida y camuflada, con las avenidas de aproximación enemigas y los puntos importantes o singulares del terreno registrados previamente. Los flancos de las posiciones de defensa pueden apoyarse en los compartimentos del terreno que crean las líneas de alturas.

La Ideología y la Sicología Sociales de Corea del Norte.

Para prever el comportamiento aparentemente caprichoso y errático de las élites norcoreanas, es necesario conocer los parámetro ideológicos y sicológicos de una sociedad tan cerrada, catequizada y jerarquizada. El único precedente que se le acerca en el delirio de persecución, el estado totalitario férreo y la necesidad de la pureza ideológica es la Albania del camarada Enver Hoxha. Y esos parámetros se derivan de los postulados marxistas leninistas, según interpretación y aplicaciones realizadas durante el régimen estalinista en la URSS.

Al que le parezca forzado e inalcanzable, por extraño, inhumano o paradójico, el entender a nuestro amiguito Kim Jong-un, el “Sol del Siglo XXI”, el “Supremísimo”, le sugerimos que haga la prueba de entender realmente a los suicidas yihadistas islamistas. Que también están ahí, aunque más cerca de nosotros. Por último, la ideología comunista más rancia, puesta en escena por los norcoreanos, lleva al uso de expresiones y giros lingüísticos, inusuales e inexplicables en nuestras formas de expresión y pensamiento occidentales.

La dirección norcoreana aspira a la unidad absoluta de sus estrategias, su doctrina, su organización y sus planes. En la terminología norcoreana, el “monolitismo” representa una estructura político social como el granito, con absolutas homogeneidad interna y unidad de acción externa. “Estructura” carente de fisuras, a través de las cuales pueda penetrar el enemigo y dañarla. No existe una distinción significativa o radical entre la paz y la guerra en la estrategia nacional norcoreana. Ambas son “fases” de la política nacional, con diferentes participaciones del Inmun Gun. Así, las estrategias política, económica y militar son formas de la estrategia total norcoreana. Consideran, derivándolo de la estrategia soviética estalinista, que la estrategia norcoreana posee una orientación y un estilo de planteamiento y elaboración para sus planes y decisiones. Su fundamento es el “supuestamente sensato y científico” cálculo de la “correlación de fuerzas” entre los norcoreanos y sus enemigos. Esa relación de fuerzas es un deliberado y calculado cotejo de las capacidades potenciales relativas entre ambos rivales, para las distintas situaciones de conflicto. Las estrategias surcoreana o japonesa o estadounidense se describen como directamente opuestas a las virtudes norcoreanas. Recordemos que las virtudes son hitos de bondad y ejemplo permanentes, del pensamiento, de la cultura, del referente buen hacer, de una sociedad. Y valores son las cualidades apreciadas temporales o pasajeras de aquélla. Así, las determinaciones surcoreanas o estadounidenses son divagadoras y responden a espasmos aventureristas imperialistas y/o militaristas “no científicos”.

Los norcoreanos prefieren obtener sus objetivos por medios pacíficos. Pero el determinismo del materialismo dialéctico les lleva a considerar que las guerras son inevitables, mientras existan las clases sociales y las opresiones entre ellas. O, como en los últimos 60 años, estén ellos rodeado de estados capitalistas, sujetos a las fases sucesivas de crecimiento y decadencia. Las élites norcoreanas, con su sicología especial y distintiva como sustrato anímico vital y con su ideología y toda la parafernalia rimbombante donde se expresa, no se preguntan si tendrán o no un conflicto externo. Sino, ¿qué forma de conflicto es más ventajosa para nosotros para destruir al enemigo? Y, además, ¿quién puede triunfar sobre quién en cada caso? Y consideran que, de acuerdo con las premisas y el desarrollo del materialismo dialéctico, que los sucesivos enfrentamientos de los “opuestos sociales antagónicos”, que van surgiendo progresiva y sucesivamente, tal como describe el materialismo histórico, finalmente les darán la razón. Y obtendrán la victoria final sobre los estúpidos y decadentes imperialismos yanquis y japonés. Para facilitar las cosas y como aproximación somera y pálida, podemos decir que el materialismo histórico es así como una descripción marxista de los acontecimientos o historia y que el dialéctico es así como una teoría científica de la creación, desarrollo y solución de los conflictos sociales (o sea, todos).

Los norcoreanos consideran que Marx había declarado a menudo que el ataque era la mejor forma de defensa. Y de esto arguyen que el Inmun Gun debe ser conducido por un principio operativo o estratégico ofensivo. Las razones, desde el punto de vista estalinista, para esta preferencia por la ofensiva, son la iniciativa y la actividad que caracterizan al ataque. Y cuando es necesario asumir la defensiva, por aquello de la “relación de fuerzas” local o nacional o de oportunidad dialéctica, se exige la misma importancia a la actividad y a la determinación de los jefes y hombres involucrados. En todo esto subyace, a su vez, el carácter disciplinado y decidido, militante activo y comprometido, que suelen poseer y exhibir, como una “orden militar atea”, con votos a la causa del proletariado y al partido, los miembros de los Pe Ces.

Al apoderarse de la iniciativa y en su empleo vigoroso, los norcoreanos buscan controlar la actuación enemiga y aprovechar las numerosas ocasiones que surgen para imponer su voluntad al enemigo. Esto es claramente agresivo, pero, en parte, es también una reacción defensiva, ante la posibilidad de ser controlados desde fuera. Este temor a quedar dependientes y controlados es un factor muy importante en las conductas política y militar norcoreanas. Así, ese “juego dialéctico” lo están empleando en sus interminables negociaciones con los EEUU, en las rondas periódicas con los Seis, en sus esperpénticos tiras y aflojas con sus posibles enemigos y en sus cuidadosas demostraciones del poder. En el que siempre intentan adelantarse, sorprender y superar al “enemigo”. Para controlar una situación y mantenerse sin desviaciones, por ocurrencias del azar o del enemigo, es necesario pensar y formular un plan. Y éste, en aras del monolitismo citado, debe también anular las desviaciones (o iniciativas) de sus mandos inferiores. Y se considera al azar menos peligroso, que caer en una posición de pérdida de la iniciativa, de dependencia o de mera reacción a los “movimientos” iniciados por el enemigo irreconciliable. La solución para resolver un antagonismo planteado, un dilema entre opuestos, es elaborar y realizar un plan “científico”, basado en los pronósticos teóricos y en la correlación de fuerzas probables. Las acciones sucesivas a realizar, deben ser impulsadas por un ímpetu especial, derivado del convencimiento de las superioridades moral y doctrinaria del marxismo leninismo. Parece tener un significado especial en su doctrina, la expresión hasta el fin o hasta el mismísimo fin. Así, debido a la manera de pensar norcoreana acerca de ganar al enemigo o ser derrotado por el, hay una fuerte tendencia a exagerar la necesidad de su “total aniquilación”. Es decir, de rematar la “faena” hasta el final, sin permitir la recuperación de su opuesto antagónico en ese conflicto.

(CONTINUARÁ)

La Defensa de Occidente y la Gran Estrategia de sus naciones

Desde hace más de dos décadas, los EEUU han ido reduciendo sistemáticamente sus presupuestos de Defensa. Libres de la amenaza de una confrontación global con la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia, los EEUU han dedicado grandes cantidades del dinero de los contribuyentes a engrosar sus escuálidos “gastos públicos sociales”. Pero, los EEUU son algo más que un “continente en sí mismos”, sólo sujetos a la globalización mercantil. Son el principal puntal de la Defensa de Occidente. Y son uno de sus dos polos o nodos vitales, activos, ideológicos y complementarios. Y el otro son las Europas occidental y oriental, unidas ahora por sus ansias de libertad y unos sistemas sociales y económicos imperfectos, pero asumidos y en desarrollo.

Desarrollo de la situación de debilidad.

En los años de la aplicación del Plan Marshall (conocido allí como el European Recovery Program, cuyo nombre se toma del general de cinco estrellas George Marshall, jefe del Estado Mayor del US Army durante la II guerra mundial y Secretario de Estado en 1947), para la reconstrucción y el desarrollo de Europa occidental, ésta se nutrió de las ayudas e inversiones estadounidenses. Y ante su voraz enemigo “ad portam”, que podría teóricamente cruzar las llanuras alemanas en unas horas y alcanzar Hamburgo y el Benelux, los europeos occidentales no tuvieron que realizar gastos relevantes para su Defensa. Europa la confiaba a los sistemas de armas y a los soldados de los EEUU. Los cuales, cubrían y amenazaban todo el bajo vientre del Imperio de los zares rojos. Formando estacionados un cordón protector aislante, desplegado desde el Atlántico norte hasta el Pacífico y creando alianzas estratégicas desde la OTAN a la SEATO (u Organización del Tratado del SurEste Asiático). Si queremos apreciar cuánto dinero y esfuerzo se ahorraron los europeos al poder prescindir de esos gastos inevitables de pura supervivencia, podemos ver un ejemplo. El peso abrumador de los gastos militares que soportó la URSS en sus dos últimos lustros, fue la causa necesaria, aunque no suficiente, de su asfixia socio económica. Y que la llevó al inevitable derrumbe en 1989. Un jerarca soviético de segundo rango llegó a aceptar más tarde que, “no teníamos ni para comer”.

Pero Europa también aportaba un contrapunto ideológico, un equilibrio psicológico y un magma socio cultural a ese “mutuo intercambio” transversal en Occidente. Que le daban a los EEUU continuidad, sentido y pertenencia a una tradición y una idiosincracia activa, emprendedora, expansiva, cristiana y milenaria. Que estaban enraizadas en los griegos, los romanos, la Revelación cristiana y las identidades y bagajes de los pueblos occidentalizados sucesivamente.

Esto contribuye a crear y adaptar continuamente la identidad colectiva de los EEUU y su razón de ser como “primus inter pares” de esa civilización actual. Y esta “doble ósmosis” de pensamientos, vivencias e identidades crea la moderna sociedad occidental, tal como la conocemos. Que, con todos sus fallos, errores y defectos sigue siendo la “identidad social” más adelantada social, política y económicamente. Y la que más derechos individuales y colectivos reconoce a sus ciudadanos y habitantes.

Ahora a los EEUU les pesa la púrpura y el mando en Occidente. Y, en la fase de repliegue de uno de sus ciclos vitales, han olvidado en parte su pertenencia a la civilización occidental “dependiente del comercio internacional”. Pero este mundo multipolar no es más seguro que aquél de los dos bloques antagónicos irreconciliables socio liberal y comunista, que desapareció hace casi tres lustros. Veamos varios ejemplos de “nodos” destacados en la actual “red multipolar” de naciones y sus asociaciones y alianzas. Una China expansionista, gobernada por un Partido único, que busca alianzas regionales, de momento solamente con intereses comerciales hacia los materiales escasos y estratégicos, con los países emergentes de todos los continentes. E intenta crear su “esfera de influencia y coprosperidad” de gran metrópoli en el Pacífico occidental. Una Rusia llena de contradicciones, una gran potencia que siempre ha reaccionado y se ha crecido ante los peligros y las dificultades vitales, con un protagonismo y una ambición crecientes. Los continentes suramericano y africano, en los que casi sólo la falta de unas élites dirigentes y eficaces, que son el antídoto contra la corrupción y la falta de inversiones estables, estorban y detienen una exuberante y sostenida expansión económica y social durante décadas. Un Oriente Próximo y un norte de África en plena ebullición social, que están guiados por una religión expansiva, global y excluyente en sus interpretaciones más vindicativas, más que por unos “brotes verdes” democráticos, que no tienen tradición en sus idiosincracias sociales.

Una Europa estacionada y burocratizada, muy adelantada tecnológicamente y desarrollada. Pero que está desganada ideológicamente y sin “ilusiones razonables”. Que la motiven e impulsen a la fase de motivación y expansión sociales de un nuevo ciclo. Y sin haber acometido a su tiempo, aún, la dificilísima integración de sus instituciones supranacionales. A la que se oponen pasivamente todas las burocracias nacionales y europeas, por su propio peso inerte existencial, y en razón a las complicaciones estructurales presentes y futuras y a las zonas de poder en juego. Porque sólo cuando la pertenencia a un ente social superior produzca beneficios sociales, políticos y económicos tangibles, será cuando los pueblos, las regiones y muchos de sus gobernantes aprecien, se interesen y prefieran la Europa Unida a una unión mercantilizada y amorfa de naciones europeas.

(CONTINUARÁ)

LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS MODERNOS III.

(CONTINUACIÓN)

De la Legítima Defensa de los Cristianos de todos los Tiempos, Dogmas y Lugares. Una declaración arzobispal que hace pensar que no todo está perdido.

Predicaba Juan el Bautista en el Jordán un bautismo con agua, de penitencia, preparando el camino de las almas hacia el Señor, que llegaba a redimirlas. “Le preguntaban unos soldados, ¿y nosotros qué hemos de hacer? Les contestó: “No extorsionéis a nadie, ni denunciéis falsamente y contentaos con vuestra paga” Lucas 3, 14. El Bautista (que tanto fustigó en público a Herodes solamente por estar en concubinato con Herodías, la mujer de su hermano, extremo que le llevó a ser degollado) no le pidió a las tropas que dejaran las armas y se dispersaran o se dedicaran a acciones humanitarias. Les dijo que se comportaran con honradez en su oficio de dislocar legalmente la capacidad de combate de los enemigos de la patria. Ello en una tierra hambrienta de paz, que hervía de indignación contra los romanos, por su impiedad y paganismo, donde los zelotes o rebeldes armados (Barrabás podría ser uno de ellos) eran héroes del pueblo. Yavé o el Dios Uno y Trino de los cristianos más bien prohibieron la muerte del inocente, o sea, el asesinato, la muerte injusta. Alguien alteró el sentido del “No matarás al inocente”

El 6 de julio de 1415, Juan Hus, de 46 años, sacerdote reformista y héroe nacional checo fue muerto en la hoguera por herejía. Sus seguidores, el pueblo llano de Bohemia, sojuzgada por el Imperio alemán, se organizaron rápidamente como los cristianos primitivos. Llenos de entusiasmo fresco y novedoso, celebraban sus sencillos ritos con cánticos en sus campos, dirigidos por sacerdotes casados, que oficiaban en su idioma vernáculo y les daban la comunión bajo las dos especies. Y un ejército de campesinos de Centro Europa llevó a cabo una auténtica revolución en el “arte ciencia” de la guerra. Revolución que desarrolló un sistema defensivo ofensivo cabal. Y que se adelantó en dos siglos al vigente en su época. Presentando adaptaciones e innovaciones que no fueron comprendidas por los militares hasta 4 siglos después. Así, las realizaciones de Jan Ziska y sus carros baluartes se mantuvieron vigentes, incomprendidas y temidas por sus enemigos. Era una época oscurecida por la brujería y la permanencia anquilosada de la ignorancia y la repetición. Y las técnicas y tácticas de Ziska se basaban en un conocimiento y una experiencia previos, la experimentación, la retroalimentación y el análisis de resultados y la adaptación de los magros medios disponibles.

Tras las primeras derrotas imperiales, cuando los alemanes divisaban el avance lejano de los carros husitas, formando sus lineas de marcha, entonando los hombres a viva voz sus cánticos religiosos y con los estandartes de combate del Santo Cáliz desplegados al viento, sus ánimos se llenaban de inquietud y de dudas. El himno husita más característico era el Kdoz jsu bozi bojovnici o “Los que son combatientes de Dios”. Por más que sus jefes les recriminasen una y otra vez que, si no habían logrado antes la victoria sobre los husitas, había sido porque no habían luchado con suficiente celo, interés y esfuerzo por la verdadera fe y el emperador. Lo cual sólo les servía a los alemanes para que en la siguiente batalla se rompiesen la crisma contra la defensa husita con intención, devoción, dedicación y convicción.

Veamos el caso de Lepanto. El expansionismo y el poderío de la Sublime Puerta eran evidentes: por el mar era un vecino incómodo y rapiñador del Mediterráneo occidental cristiano, con enclaves en Túnez y Argelia; por tierra ocupaba los Balcanes y amenazaba con engullirse parte del antiguo Imperio Romano Germánico de Occidente. El único hombre que vio clara la situación creada por el peligro turco desde el primer momento fue el papa San Pío V. Hasta Felipe II tardó mucho en convencerse de la necesidad de afrontar el peligro de frente y de asestar a los turcos un golpe importante. Las capitulaciones para constituir la Liga Santa, en la que sólo participaban los Estados Pontificios, España y Venecia (Francia se desmarcó muy terrenalmente, por su odio a nosotros), se demorarían hasta el 25 de mayo de 1571, debido a la disparidad de intereses y proyectos. El 29 de agosto de 1571, el obispo Odescalco, legado pontificio, llegó a Mesina, y dio la bendición apostólica y concedió indulgencias de cruzada y jubileo extraordinario a toda los hombres de la armada, en nombre de San Pío V. El 15 de septiembre, Don Juan de Austria ordenó la salida de la flota aliada y el 26 ésta fondeó en Corfú; una flotilla salió a explorar la zona.

El caso es que Lepanto quedaba a la entrada del golfo de Corinto, en pleno territorio de dominio otomano. Mahoma II (Memet, en turco, el de la nariz aguileña) sujeta a Morea (el Peloponeso) y conquista Albania, Servia y Bosnia, las dos orillas del golfo, entre 1460 y 1476. Allí los fuimos a buscar. El Papa había promovido un “ataque preventivo”, ante la convicción moral de la continuidad de las intenciones turcas. El domingo 7 de octubre por la tarde, el Papa departía con un grupo de cardenales en su despacho. De pronto, suavemente arrebatado, salió al balcón. Allí recibió la visión intelectual del triunfo cristiano de ese día. Que, en agradecimiento, quedó dedicado desde entonces a celebrar a Ntra. Sra. del Rosario. A Ella se encomendaron los cristianos de la época, con su rezo continuo por toda Europa, solicitándole el triunfo sobre el pertinaz peligro otomano.

La “voluntad de defensa” de una “sociedad o grupo” humano es su capacidad para propiciar, crear, desarrollar y mantener unas fuerzas de defensa, que cuenten con el apoyo necesario de su economía y de su “diplomacia”. La voluntad de defensa es una expresión de “la voluntad de ser y de la capacidad vital, incluso biológica”, de una sociedad. Como tal expresión, será sana, normal y suficiente, cuando las fuerzas de defensa y los apoyos “diplomático” y de la economía que se les brinde a aquéllas, sean proporcionales y adecuadas a los objetivos socio políticos de esa sociedad. Y también, a las posibles amenazas que soporte ese “grupo” humano, tanto desde el interior de su territorio como desde el exterior, bien de su región geopolítica o de otras. Esta capacidad y su actuación en los diferentes casos brotan de una “moral nacional” correcta (sana y eficaz).

La moral nacional es la convicción colectiva del “grupo” social, de estar viviendo y siguiendo las corrientes históricas correctas de paz, progreso, servicio y justicia. Dicha certeza debe ser asumida por la sociedad como un destino propio y más o menos claro de realización. La falta de cualquiera de las características anteriores o su perversión, puede deteriorar la calidad de dicha moral nacional, que no debe pretender alumbrar un “mesianismo”. Pero, sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho. El entusiasmo es una “fuerza del espíritu”, que vence a la entropía moral e ideológica, que se genera inevitablemente en las sociedades, iluminado por la “ilusión razonable”. Cuando los dirigentes, a su vez, toman conciencia de estar sirviendo a la corriente social justa, que su pueblo desea y pide, se establece entre ambos una “comunión moral”. Ésta armoniza y potencia los sentimientos nacionales y sociales implicados. Este proceso es el origen de la “moral nacional” de cualquier sociedad. La cual se realiza en todos los centros de la extensa actividad social: desde las familias a los sindicatos y desde los partidos políticos a las iglesias. Y está a otro nivel cualitativo de los intereses puramente partidistas y étnicos de “grupúsculos” en esa sociedad. Se establece una creación ideológica desde el pueblo y hacia el pueblo, cuya función es que sea a favor del pueblo. Cuando este proceso está perturbado o corrompido, por la intervención de los totalitarismos, los radicalismos y los absolutismos, se pueden generar también desviaciones y aún aberraciones históricas, que no son necesario mencionar al final.

Por último, es de destacar que históricamente no ha existido ninguna sociedad que estuviera dispuesta a ser perseguida y exterminada metódicamente, sin haber reaccionado contundente y debidamente a esa amenaza real y permanente. Ya que, biológicamente Dios colocó en la naturaleza humana sus instintos de supervivencia, de búsqueda de la felicidad y de la vida natural. Superponer a ellos una idea más o menos elaborada de “buenismo”, no una realidad de vivencia, es enmendar y corregir a Dios desde una ideología razonada y elaborada por unos hombres. Y no desde el plano en que Él actuó: la Vida humana, con toda su dignidad y trascendencia. “Si la teoría no se ajusta a la Práctica, peor para la teoría”.

Los cristianos deberán defenderse con las armas”, declaró por primera vez el arzobispo católico de Abuya, la capital de Nigeria desde 1991, monseñor John Onaiyeka, en la web del “Vatican Insider”, en la primera decena de junio pasado. Esta declaración sin precedentes la ha provocado la repetición, desde hace tres años y a niveles endémicos, de los ataque violentos e indiscriminados (sin un objetivo claro, definido y armado) a los cristianos negros en los 9 estados del norte del país, donde impera la sharia, como inspiradora de sus sistemas jurídicos federales. Y esto no es más que puro terrorismo: porque es el empleo de la fuerza desalmada, injusta y desproporcionada contra civiles pacíficos indefensos, con el fin de obtener un objetivo político o político religioso. Que, en definitiva, es aplastarlos con la plena imposición de la sharia y convertirlos en su propio país en ciudadanos de segunda o tercera, o expulsarlos de sus territorios natales. Monseñor Onaiyeka declaró que “los cristianos deben constituir “grupos armados de autodefensa en las iglesias y dentro de la ley”. Que serían algo así como “milicias del territorio”. Para el prelado católico, la campaña islamista de terror, “busca un objetivo político: la instauración plena de la sharia y la creación de un estado islamista (en el norte de Nigeria)”. Y se reafirma en su permanencia allí: “es nuestra casa, no pensamos huir” y “los cristianos se van a defender”. Acusando al Estado central de “estar ausente en la defensa de los millones cristianos nigerianos del norte en el calvario diario que sufren”.

Poco después, ahora a mediados de junio pasado, un islamista suicida se inmoló en Kaduna, capital del estado federal de Nigeria de ese nombre, en uno de los centros de la Iglesia Evangélica del África del Oeste, provocando la muerte de más de 12 personas. Diez minutos más tarde, a unos 60 Km. de distancia, dos bombas estallaban en dos iglesias de la población de Zaria. Ya el pasado domingo de Resurrección, en Kaduna, donde ejercer la fe cristiana es una “actuación peligrosa”, al menos 38 personas perdieron la vida y muchas decenas resultaron heridas en diversos grados, cuando un coche bomba explotó en la sede de la Iglesia Evangélica de las Asambleas de Dios, en medio de los oficios religiosos de tan señalada fiesta.

Ciertamente, el “islamismo radical intransigente salafista” (el IRIS verdirrojo) avanza sus tentáculos por toda esta ancha franja del África negra. Al grupo Boko Haram de Nigeria, se unen el “Ansar al-Dine”, en Mali. Donde también actúa al-Qaida del Magreb Islámico, que, junto a los tuaregs del norte de Mali, antiguos conmilitones del coronel Gaddafi, que les dotó de sustanciosos arsenales, acaban de proclamar en esta zona el nuevo “Estado Islámico de Azawad”, de mayor tamaño que Francia, el mayor estado europeo. Así, el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (de los tuareg) le rapiñó, de un golpe (en 72 horas) casi incruento, los dos tercios de su territorio a Mali. Y más al este, en Somalía, aguardan su oportunidad las “milicias de al-Shabab”, los antiguos “tribunales islámicos” reconvertidos, asociadas a al-Qaida del Yemen (o de la Península Arábica) Islámico. Para cerrar geográficamente la “vesánica faja africana” que encorrea “la agonía de los cristianos modernos”, tenemos los dos ataques armados en Kenia a fines de junio de 2012. Ocurrieron en la ciudad de Garissa, a unos 150 Km. de la frontera con Somalía, lejos del tristemente conocido campo de refugiados somalíes de Dadaab, a sólo 50 Km. de la frontera y que es visitado y hostigado regularmente por las milicias de al-Shabab y sus franquiciados regionales (oportunistas semibandoleros e irregulares islamistas minúsculos). En los ataques a dos iglesias cristianas (una, católica) participaron 2 y 5 personas, armadas con fusiles AK y granadas y produjeron 17 muertos y 45 heridos. Es toda una “multinacional africana del terror”, uno de cuyos objetivos estratégicos implícitos es “la eliminación física o la conversión forzosa de los infieles al Islam” salafista o antikafireens.

LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS MODERNOS II.

(CONTINUACIÓN)

El papel de la Yihad o esfuerzo en el camino de Alá. Sus dos conceptos: el militar o colectivo y el esfuerzo personal de purificación y superación. Sus papeles, oportunidades e intervenciones históricas.

La Yihad, como guerra santa, el esfuerzo de sangre en el sendero de Alá, va dirigida contra aquellos que amenazan la Umma. Estos pueden ser tanto los infieles hostiles externos, como los no musulmanes que conviven en dar el-Islam, las tierras donde la Umma domina políticamente, y que han roto su “pacto de protección” con ella. A éste tienen derecho teórico los judíos y los cristianos, como gentes citadas en el Corán y que detentan algunos de los libros considerados también como proféticos por el Islam. Se considera a la Yihad una obligación prácticamente igual a uno de los llamados Cinco Pilares del Islam.

El Islam tiene que asumir que la Yihad militar fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes. Cuando el Profeta estableció el Estado islámico a partir de la destrucción violenta de la “jahiliyya” árabe o la barbarie existente anterior al Islam. Y aún pudo ser útil la Yihad para su rápida extensión por el mundo. Cuando lo permitía el estado existente de cultura, relaciones internacionales y desarrollo de las civilizaciones medievales. Pero que su oportunidad histórica no existe actualmente y entonces debe ser reemplazada por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Alá”. Cuyo concepto ya existe en la sunna y que podría ser retomado y proclamado por los ulemas y los muftíes piadosos, que son los ideólogos del Islam verdadero y perenne. Y, por cierto, los mismos gozan de una independencia política, social y económica amplísima. Son respetados y/o temidos por los gobiernos en sus respectivos países, y son los que administran el zakat o las limosnas canónicas.

Ya desde el surgimiento de las 4 principales escuelas ideológicas sunnies, cobró fuerza el principio del “esfuerzo de reflexión personal”, el “ichtihad”, en el Islam. El ichtihad permitió el desarrollo de la cultura árabe e islámica, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, literatura, arte) como al enriquecimiento de su teología. El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, progreso, enriquecimiento y paz en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Dios (que es el núcleo y la razón del Islam), cuando ya la Umma se había extendido y multiplicado enormemente por el mundo. “La tinta de los sabios es más útil para la Umma que la sangre de sus mártires”, dice un hadiz de Mahoma de su última época, cuando la comunidad estaba ya consolidada en Arabia. Toda una lección de “hacer político y misticismo” Hacia el siglo XI (siglo V de la hégira o marcha a Medina), los estudiosos cierran la puerta al ichtihad. El enfoque metodológico islámico se altera. Y a partir de entonces, se imita, se repite, se abusa de los compendios en los estudios del Islam.

Ante el terrorismo (acciones de guerra contra objetivos generales, inocentes e indiscriminados, buscando una repercusión político social en la coacción y el pánico de conjuntos de una población) en su nombre, el mundo islámico se paraliza y no sabe qué decir o hacer. Afirman los portavoces e intelectuales que el Islam es paz y tolerancia. La mayoría de los musulmanes se distancian de los atentados por oportunismo, para proteger al Islam, preocupados por el creciente rechazo que sufre en Occidente.

No se ha dado en el Islam una reflexión profunda sobre la oportunidad política y religiosa de la violencia. ¿Alguien conoce a pacifistas islámicos activos? No se trata de que reaccionen los intelectuales laicos musulmanes. Éstos no son operativos de la manera que conocemos en Occidente. Ya que para un buen musulmán la política, la sociedad y la religión forman una trinidad única, excluyente e inseparable, establecida por Alá. Porque así fue la Umma original, la sociedad islámica primigenia. Además, el fracaso social y político de los intelectuales laicos árabes quedó refrendado con el de las élites nacionalistas, izquierdistas y europeizadas, que impulsaron la independencia de las distintas naciones árabes tras la II Guerra Mundial.

La Convivencia entre los cristianos y los musulmanes en las tierras del Islam. El ejemplo de los Mozárabes: los cristianos que vivían en la “idílica e integradora” al-Andalus.

En el año 710 los mahometanos invaden la Península Ibérica. Menos de quinientos años después, el cristianismo ha desaparecido prácticamente de las tierras hispánicas aún ocupadas por los musulmanes. A ello contribuyeron seguramente las persecuciones almorávide y almohade y las numerosas deportaciones a África que éstos decretaron. Pero fue decisivo el deterioro social y administrativo que sufrieron sin cesar los cristianos.

Después de algunas dilaciones iniciales, empezaron a instaurar una administración musulmana. La vieja Hispania se dividió en demarcaciones, organizadas en torno a una ciudad en la que residían el caid o sheik, que es también el valí o recaudador de impuestos y un destacamento musulmán. Aquél se preocupaba de que las comunidades no musulmanas le pagasen el “tributo”, por no ser acosadas por los moros y vivir en paz bajo su protección. Estos tributos eran el vínculo administrativo entre los infieles “protegidos” y dar al-Islam, las tierras dominadas políticamente por los musulmanes. Y consideradas un “presente irrenunciable” de Allah a sus fieles.

Pero, cualquier doctor del Islam puede enseñar que un deber colectivo de la Umma o comunidad de creyentes es la propagación de la fe. Que se realiza imponiéndola y no catequizando (de “predicar el catecismo” o texto de la doctrina). Llevando a cabo con ello la consolidación y la ampliación de dar al-Islam, las tierras sometidas al Corán, la sunna y la sharia o leyes civiles y penales basadas en ellas. Por tanto, de acuerdo con esa doctrina religiosa, cuando expira un “pacto de protección”, la autoridad musulmana sólo puede aceptar que se renueve, si se incrementa el importe de los tributos o si se estipula en el nuevo contrato la cesión al Islam de más tierras o ciudades, adicionales a las cedidas antes por los dimmíes (los judíos y cristianos, las gentes también mencionadas en el Corán y que detentan parte de la revelación de Alá). También emplean el principio de que si algún miembro de la comunidad “protegida” daña a un musulmán, toda la colectividad pierde el derecho de protección. Toledo pierde su estatuto de villa protegida en el 713, al rebelarse y ser vencida. Zaragoza también gozará de un estatuto de autonomía sólo unos pocos años después de la conquista mora.

Todo ello fue estrangulando poco a poco a la pobre comunidad cristiana, erosionada por las apostasías, cansados sus miembros de ser ciudadanos de segunda o tercera, con el ritmo pausado de la Alta Edad Media. Pero que nos permite apreciar perfectamente el “proceso agresor metódico” seguido habitualmente. Rezando el oficio divino, el sacerdote mozárabe leía diariamente en voz baja en su breviario: “Señor, ¡ten piedad de nosotros! Nuestra vida es mísera. ¡Destruye el yugo con que nos oprime el infiel! ¡Líbranos del yugo del cautiverio!”.

La Convivencia hoy en día de Cristianos y Musulmanes en dar al-Islam.

Nigeria, Sudán, Somalia, Pakistán, Afganistán, Qatar, Bahrein, Kuwai, Malasia, Indonesia, incluso la laica Siria, aparte de los radicales Arabia Saudí e Irán, son países donde la sharia está más o menos establecida. Y con mayor o menor intensidad y rigidez, según los países, la sharia establece hoy en día contra los cristianos avecindados en ellos:

Pena de muerte contra los blasfemos (ofender, según su criterio, a Allah, al Islam, al Corán, al Profeta) y a los conversos desde el Islam (por su apostasía). Quema y demolición de los templos y cierre de escuelas, hospitales y orfanatos cristianos. Prohibición de entrada al país, expulsión e incluso pena de muerte a los misioneros cristianos. Prisión por portar símbolos cristianos. Prohibición de reunión para orar o celebrar la Misa, incluso en los hogares. Conversión forzosa al Islam.

Algunas Pinceladas sobre la Agonía de los Cristianos modernos.

Los cristianos están sufriendo una persecución sin precedentes en el mundo islámico a causa de sus creencias. Lo cuenta Ayaan Hirsi Ali, que acaba de recibir el premio alemán de periodismo Axel Springer, en la revista Newsweek el mes de mayo pasado. Ayaan Hirsi Ali es una feminista y política holandesa que ocupó un escaño en el parlamento holandés del 2003 al 2006. Su crítica del Islam, religión que profesó en su juventud, la puso en el punto de mira de grupos terroristas y, como consecuencia de las amenazas de muerte recibidas, decidió emigrar y vivir fuera de Holanda.

En el artículo, Ali cuestiona la “visión positiva” que se da del mundo islámico en Occidente. Pone de ejemplo la información de los medios europeos y estadounidenses durante la primavera árabe. Que, sin embargo, está permitiendo que movimientos fundamentalistas radicales lleguen a posiciones de poder en países como Egipto o Túnez.

Los cristianos están siendo asesinados en el mundo islámico a causa de su religión. Se trata de un genocidio al alza que debería provocar una alarma mundial”, declara Ali. Indicando que existe una clara “persecución” a los cristianos en los países de mayoría musulmana. Donde no se respetan a los nacionales cristianos con un arraigo histórico en ellos. Para Ali, este asunto es “silenciado” en los medios de comunicación occidentales por diversos motivos. Primero, tienen “miedo” en ellos por las represalias violentas o a que los mismos periodistas se transformen en objetivo de grupos islámicos. También denuncia la existencia de “lobbies” como la Organización de Cooperación Islámica, que describe como “una especie de Naciones Unidas del Islam centrada en Arabia Saudita”. Estas organizaciones tienen un gran peso en la denuncia de la “islamofobia”, cuando ésta “en realidad palidece ante la cristofobia sangrienta que actualmente se vive en países de mayoría musulmana desde un extremo del mundo al otro”.

El reportaje se fija en los últimos ataques producidos a cristianos en Nigeria por Boko Haram, la persecución manifiesta en Sudán que ha provocado la huída de miles de cristianos, o la diáspora de los cristianos coptos de Egipto, por el aumento de poder de grupos islamistas que amenazan con aplicar la ‘sharia’. Menciona además la creciente violencia terrorista hacia iglesias en Irak, donde han muerto unos 900 cristianos y 70 iglesias han sido quemadas; los casos de “blasfemia” en Pakistán que han llevado a cristianos a la cárcel (como el caso de Asia Bibi) . Ni siquiera Indonesia “que a menudo se promociona como el más tolerante del mundo, democrático y moderno de mayoría musulmana” se salva: según el “Christian Post”, el número de incidentes violentos cometidos contra las minorías religiosas (con un 7 por ciento de la población, los cristianos son minoría más grande del país) se incrementaron en casi un 40 por ciento, desde 198 hasta 276, entre 2010 y 2011.

La violencia no coordinada explícitamente es una “expresión espontánea de animadversión anticristiana por parte de musulmanes y trasciende culturas, regiones y grupos étnicos”. Ante esta constatación, Hirsi Ali expone la necesidad de que los gobiernos occidentales “actúen protegiendo” no sólo a las minorías musulmanas en sus países, sino también exigiendo la libertad de conciencia y expresión en todo el mundo. Además de la presión diplomática, entiende que es necesaria una presión “económica” en los países donde hay evidencias de esta persecución. “Tomemos una posición real frente a la “cristofobia” que infecta el mundo musulmán”, concluye”.

Y una noticia entre tanta información que recorre los medios, sobre un sitio no conocido de ataques. Los Islamistas incendiaron dos iglesias y se enfrentaron a la Policía en Tanzania a finales del pasado mayo. Cientos de simpatizantes del “grupo islamista separatista” Uamsho (el Despertar) han prendido fuego a dos iglesias y se han enfrentado con la Policía, en los disturbios desatados en la localidad zanzibarí de Stone Town, a raíz de la detención de un dirigente de esta organización. Uamsho es el acrónimo en suajili de la “Asociación para la Movilización y la Predicación Islámica”, que defiende la secesión musulmana de las islas de Zanzíbar de la región rincipal de Tanzania, Tanganika. La Policía ha acusado a Uamsho de ordenar salir a las calles a sus seguidores, pero los dirigentes del grupo lo niegan y aseguran que no tienen nada que ver con los disturbios. Hasta el momento se han realizado 30 detenciones de miembros de Uamsho. Desde el grupo islamista niegan las acusaciones: «La asociación Uamsho (…) no está implicada en ningún acto que viole la paz. Queremos pedir a todos los musulmanes y zanzibaríes que sigan manteniendo la paz y la tranquilidad en el país”. Los enfrentamientos comenzaron, según testigos en la tarde del sábado. Ya el domingo los comercios no abrieron y los antidisturbios patrullaban la localidad. «Hay mucha tensión. La gente se esconde en sus casas. Todas las calles están vacías. Afuera sólo está la Policía», ha explicado un vecino, Mai Zuberi. «Ha habido enfrentamientos durante toda la noche del sábado y la violencia ha seguido hasta el mediodía de hoy. Todas las calles están cortadas en la zona de Stone Town», añadió Zuberi.

(CONTINUARÁ)