Introducción.
El Islam tiene que asumir que la Yihad, como “esfuerzo de sangre en el camino de Allah” fue necesaria para la instauración y la defensa de la primitiva comunidad de creyentes.
Mahoma se refugiaba en una cueva cercana a la Meca para meditar y rezar. Hacia el 610, comenzó a recibir mociones, visitas de ángeles enviados por Allah (Dios, en áabe). “Profeta, oye y escribe”, le ordenaron. Pero, él era iletrado y tenía que dictarle los versículos a sus colaboradores. Eran las aleyas o versículos mequinenses del Corán, eminentemente religiosos. Los primeros que creyeron su predicación fueron su esposa, Abu Baker al-Sidrique, su suegro, Alí, su primo y, luego, su yerno, su esclavo… Del orden de 40 seguidores formaban el grupo musulmán que vivía con él en la Meca.
Hacia el 615, llegó a verle un grupo de árabes procedentes de Medina. Los judíos habían tomado el poder en la ciudad árabe y ellos querían reconquistarlo. Pero, no tenían guía, ni sentido motivador o ideología.
Mahoma lo comprendió perfectamente. “Los árabes medinenses eran una fuerza sin ideología y “él era una ideología sin fuerza”. “Usemos su fuerza para nuestra ideología”.
Las autoridades mequinenses veían con creciente preocupación las visitas al Profeta de árabes extraños. Y, desde el principio, los jefes de la comunidad árabe en la Meca veían extraños el comportamiento y los ritos religiosos de los musulmanes.
La situación tenia que desembocar en violencia. Y, decidieron matar al Profeta, al menos.
Avisado. Mahoma y Abu Baker huyeron de la ciudad. Era la Hégira o marcha de la Comunidad Islámica desde la Meca a Medina (la ciudad del Profeta) en el 622. La escasa comunidad musulmana siguió el camino más largo de la costa, según las indicaciones de Mahoma.
Cuando Mahoma llegó a Medina plantó su tienda en las afueras. Pronto salieron los jefes árabes a saludarlo y recibirlo como jefe.
Una embajada de la Meca acudió a las autoridades medinenses para que les entregaran a Mahoma. Pero, “verdes las han segado”, les avisaron los jefes a los enviados mequinenses.
Los judíos medinenses vieron la amenaza y les atacaron. Mahoma los derrotó y expulsó de Medina. Aquí recibió el Profeta los capítulos o suras medinenses del Corán, de naturaleza eminentemente política y de la gobernanza de los pueblos.
Desde Medina, las fuerzas musulmanas atacaron y saquearon a varias caravanas de mercaderes, unas de la Meca y otras por cuenta de los judíos vecinos.
Los musulmanes iban creciendo en capacidad militar y buenas relaciones con las poblaciones vecinas. Sus tácticas usando unidades ligeras muy móviles y acciones reiterativas, buscando las debilidades o creándolas, resultaban eficaces y novedosas para combatir a sus enemigos.
Sin embargo, por contra, La Meca y otras poblaciones del oeste de Arabia iban languideciendo y perdiendo influencia. Era el péndulo de la Historia.
Desde La Meca terminaron enviando un grupo de contacto para pactar con Mahoma la paz y la aceptación del Islam como religión de los árabes. Los jefes de Meca aceptaron las condiciones de Mahoma.
El 1 de noviembre del 630, Mahoma entra victorioso en Meca. Suprime la Jahiliyya, el estado de idolatría y caos en Meca, anterior al Islam, convierte la Kaaba, uno de los puntos idolátricos existentes, en un centro de piedad islámica. Hasta entonces. Los musulmanes practicaban el Salat, sus rezos canónicos diarios, dirigiendo su posición hacia Jerusalén.
Desconectándose más de los judíos, Mahoma ordenó cambiar la dirección hacia Meca, concretamente hacia la Kaaba, y estableció sólo 5 rezos al día, según las posiciones solares de actividad de los musulmanes.
Pronto la nueva religión se extenderá por toda la península de Arabia, empleando las armas el Califa Abu Baker (632-634) contra las últimas tribus idólatras. En el 632, el Profeta muere en Medina, su ciudad favorita, tenía apenas 62 años.
Viene ahora lo que denomino la Primera Transformación del Islam. Hacia el exterior, sus adeptos denotan una continua (en medidas históricas, no en cronografía) actividad conquistadora y expansionista. Que durará hacia el año 750, al final de la dinastía Omeya. Estos éxitos los asocian los musulmanes a que Allah está con ellos. Es un recrecido siglo musulmán.
En un rosario de conquistas, los musulmanes destruyen y toman el Imperio Sasánida, desde Anatolia hasta Persia, por Asia. Y, desde Palestina, pasando por Egipto, Libia, Ifrigia, el Rif e Hispania, por todo el norte de África y la península europea occidental.
Sus intentos de penetrar hacia Centro Europa son cortados el 10 de octubre del 732 en la batalla de Poitiers por Carlos Martel, al mando de las tropas francas. Obligando a la caballería ligera islámica a enfrentarse con fuerzas sólidas de defensa, en una adaptación práctica de las falanges, apoyadas por arqueros desde su retaguardia. Y, con su propia caballería noble pesada atacando al choque a la caballería ligera musulmana.
Los 5 rezos diarios del Salat, compuestos de posiciones de pie e inclinaciones, arrodillados y echados, con giros de la cabeza y la repetición de aleyas del Corán, ejercen en los fieles un aumento de la piedad religiosa, del amor a Allah y de pertenencia al grupo de oración.
Aquí terminaría la irrupción histórica de la Yihad menor. Cuya oportunidad histórica no existe actualmente.
La prueba es que la Yihad menor no es nombrada en el Corán, no existe directamente en los mandatos de Allah. No es necesaria, ni trascendente. Es ocasional y temporal en los planes de Allah.
Y, debe ser reemplazada por “otro tipo de esfuerzo en el camino de Allah” adecuado.
Éste sería el esfuerzo de desarrollo personal interior (ascético), buscando la purificación y la superación interior de los creyentes.
Este concepto existe en la Sunna, donde es llamada la Yihad Mayor y podría ser impulsada por los ulemas (ideólogos) y los muftíes (jurisconsultos) piadosos.
Desde el surgimiento de las cuatro principales escuelas ideológicas sunníes, desde el año 750 hasta pasado el 1000, cobró también fuerza el principio del esfuerzo de Reflexión Personal, el ICHTIHAD, en el Islam.
Son 250 años largos, porque en la Historia los hechos van deshilachados. Sin cenefas rígidas que les corten sus espacios temporales y mentales. En los que se va a producir la Segunda Transformación del Islam: la Ideológica. Donde se elaborará el cuerpo de doctrina para la aplicación práctica del Islam, por todos los espacios de la vida de los hombres y su futuro.
El Ichtihad va a permitir el desarrollo de la cultura árabe, tanto en lo tocante a los aspectos civiles (ciencias, comercio, arte, literatura), como al enriquecimiento de su “ideología”. Y es la base de ideólogos y jurisconsultos como el palestino al-Chafii, en el Cairo, fundador de la escuela islámica más elaborada y brillante.
El ichtihad es fuente de lucidez, creatividad, enriquecimiento, progreso y paz, en el camino del esfuerzo personal y colectivo hacia Allah (que es realmente el núcleo religioso y la razón del Islam), cuando ya la Umma (nombre árabe de la comunidad islámica), se ha extendido y multiplicado enormemente por e mundo.
Pero, hacia el siglo XI (siglo V de la Hégira), los ulemas y muftíes cierran la puerta al ichtihad.
El enfoque metodológico de progreso islámico se altera. Y, a partir de entonces, se imita, se repite, se frena la creatividad, se abusa de los compendios.
Paralelamente, las artes, las ciencias, los estudios civiles y sociales de los musulmanes van languideciendo. Surge el temor (siempre paralizante) de cumplir las exigencias (reales o forzadas) del Islam.
(Continuará)