LA SORPRESA MILITAR: conceptos, efectos, realización y tipos. 2ª PARTE.

(CONTINUACIÓN)

 

Los tres regimientos de caballería de la brigada contaban con 27 oficiales, 228 suboficiales y 1.740 soldados, montados en caballos alemanes. Se procuró que los oficiales y suboficiales y todos los hombres posibles portasen subfusiles o metralletas MP-38 o MP-40 de 9 mm, en vez de las carabinas K98 de 7,92 mm. Las armas pesadas de infantería eran 30 ametralladoras pesadas (MG-34 sobre trípode) y 72 ametralladoras ligeras (MG-34 con bípode). Su fuego pesado de apoyo orgánico lo proporcionaba una batería de 6 obuses ligeros de 75 mm, para cada uno de los tres regimientos hipomóviles. Como apoyo externo tendría fuego artillero, tanto centralizado, como de las divi-siones situadas en sus flancos, para lo que la acompañaban los correspondientes observadores y oficiales.

Resultado de imagen de carretas del país soviéticos Carretas del país avanzando por una llanura…

En apoyo también contaban con una compañía de ingenieros (pioneros) y una compañía sanitaria. Mediante un parque de carretas del país, arrastrada cada una por una pareja de caballos nativos, se llevarían los abastecimientos, repuestos, municiones, fuerzas médicas, etc., de la brigada en los terrenos difíciles. También contaba con otra columna de abastecimiento motorizada.

La naturaleza, la estructura de la brigada y sus soportes o apoyos constituían ele-mentos que contribuían a la simplicidad de la misión, ya que se adecuaban perfectamente a ésta. Incluso, como ya veremos, recibió el apoyo de una compañía de tanques (14 tanques) para el ataque, cuando la exploración vio que era posible que se trasladasen hasta la irrupción.

Otro de los factores esenciales que vemos actuar ya antes de la concepción de la operación es la inteligencia, como el conocimiento elaborado más completo del enemigo y de las características de la zona de operaciones, adquirido a través de todas las unidades, las agencias y los recursos disponibles en cualquier nivel jerárquico propio, continua y debidamente actualizado e informado. Ello permitirá definir la misión, adscribir los medios y unidades, fijar los entrenamientos, ajustar adaptaciones o cambios en los planes, etc.

Otro factor imprescindible en estas operaciones extraordinarias o heterodoxas, el entrenamiento y el ensayo de la misión, tampoco fue descuidado. La brigada fue entrenada entre 4 y 6 semanas, antes de su activación, en terrenos similares a los de su zona de operaciones futuras y distintos de ella, cumpliendo durante el mismo el factor seguridad.

El entrenamiento de su empleo con tanques no fue hecho, porque no estaba previsto su empleo. Y uno de los problemas que surgieron durante la operación fue que la caballería se adelantaba a los tanques en su misma agrupación de marcha y otro que la comunicación entre jinetes y tanques fue mala. En la espesura de los bosques salvajes, las radios inalámbricas no funcionaron bien y hubo que emplear la telefonía por cables existente. Pero éstos no bastaron para mantener todas las comunicaciones necesarias entre las pequeñas unidades atacantes.

Resultado de imagen de frente del este 1942

Una característica del entrenamiento en estas misiones especiales, en las que la innovación suele ser un rasgo definitorio, es que aquél debe ser lo más completo posible, de acuerdo a las peculiaridades de aquéllas. Y un ensayo general, incluyendo el tiempo total previsto, suele ser necesario, por ejemplo, para comprobar la resistencia de determinados equipos y no solamente su buen funcionamiento, como se verificaría en un ensayo parcial o incompleto.

La brigada se situó en sus posiciones de partida unos 10 días antes de iniciar la marcha hacia el contacto, integrándose en el dispositivo de la 5ª división panzer, ya presente. Los soviéticos no fueron capaces de detectar la activación de esta unidad, por lo que el factor seguridad quedó, junto con lo expuesto arriba, cumplido.

Inmediatamente sus miembros, con la ayuda de tropas de tanques, realizaron con toda precaución una exploración intensa del terreno intermedio y de las posiciones enemigas (avanzadas de combate y límite anterior). De ella se dedujo que el apoyo de tanques en el ataque era posible (en un sector estrecho), si se realizaba la necesaria adecuación en los caminos/sendas del terreno de acceso. Esta innovación más añadiría una importante capacidad de choque y de fuego pesado directo al ataque, especialmente en la irrupción y en la lucha por las posiciones y en el interior operativo de la zona de defensa soviética (artillería, unidades en desorden o en retirada, transportes, abastecimientos, etc.)

El factor sorpresa se iba a lograr por la acción táctica innovadora e inesperada en el “campo de acción” elegido para el ataque. Hemos de considerar que los soviéticos están preparados, incluso fortificados y esperan el ataque, ya que el tiempo o momento era más o menos previsible. Y los soviéticos habían demostrado desde el principio de la guerra que eran maestros en la defensa y el enmascaramiento de posiciones. Pero el ataque alemán se produce con unos medios y en un lugar totalmente inesperados, dislocando la capacidad de combate, los medios de defensa enemigos, que poco pueden hacer para reaccionar rápidamente, debido al dispositivo que habían adoptado.

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Con ello se consigue por el atacante el factor velocidad de acción. Esto permite a los alemanes superar rápidamente su principal vulnerabilidad, el contacto inicial con el enemigo en la “interfase de acción” decidida. En la que siempre se pueden producir contratiempos inesperados ante fuerzas potencialmente superiores, hasta que se impone al enemigo la ley de la acción.

Durante la irrupción concurren la incertidumbre o la fricción, como función del enorme número de acciones individuales y de unidades implicadas en toda la misión; el error, como función de los pequeños fallos que ocurren inevitablemente en esas acciones; la acción del enemigo, hasta que la supremacía de fuego y de maniobra le prive progresivamente de la iniciativa y se mantenga ésta por el atacante; la oportunidad, en forma de situaciones favorables no previstas y fugaces para los alemanes, de las que los propios mandos de las pequeñas unidades deben aprovecharse rápidamente, para el cumplimiento de la misión impartida.

Para poder actuar así, las tropas extraordinarias deben poseer el factor compromiso, que implica la aceptación y el reconocimiento por todos de la misión encomendada, de sus consecuencias importantes y de sus posibilidades reales de éxito en esas condiciones.

Un par de días antes del ataque, los ingenieros (pioneros) provistos de sierras mecánicas, fueron trazando muy rápidamente, siguiendo los linderos de los bosques y sus claros, una senda reforzada y alfombrada de troncos medios cortados in situ y dispuestos más o menos a un metro de distancia. Con ello daban suficiente consistencia a una vía de circunstancias hasta los campos de minas soviéticos, que soportaría el paso de los pocos tanques agregados a la brigada hipomóvil en subordinación táctica, que iniciaron lentamente su avance poco después. El ruido de las sierras y de los motores de los vehículos era ahogado por el vuelo de aviones de exploración a baja altura y por el fuego esporádico alemán de hostigamiento.

El ataque conjunto se inició el 2 de julio de 1.942.

La brigada hipomóvil debía cruzar unos 15 Kms de bosques y pantanos, hasta alcanzar las posiciones soviéticas. Por su derecha atacaría la 5ª división panzer, siguiendo el camino principal citado como eje de avance, que actuaba como la fuerza normal o masa de apoyo del ataque. Su flanco izquierdo, apoyado en ese terreno de tan difícil transitabilidad, era cubierto por débiles fuerzas de infantería (alrededor de una compañía), hasta que el día 3 iniciase su ataque por ese sector una división de infantería alemana.

A las 15 hs. avanzaron los tanques junto a las tropas de caballería, aprocvechando la preparación artillera general. Aquéllos iban acompañados por tropas de ingenieros. Los campos de minas fueron detectados inmediatamente y los ingenieros limpiaron el terreno en torno a las sendas de paso para ampliar su ancho. Casi de improviso, los tanques y la caballería en vanguardia alcanzaron el límite anterior de la posición de defensa soviética en ese “campo de acción” decidido para atacar.

De un solo impulso irrumpieron perfectamente en la misma, rompiendo las primeras líneas de defensa preparadas. Tras esto, los tanques fueron dejados en reserva, ya que la posición enemiga profundizaba por terreno boscoso no reconocido. La caballería alcanzó a penetrar esa mañana hasta 6,5 Km. en el interior de la posición soviética.

Durante todo el tiempo el tren de abastecimientos de carretas del país fue capaz de adelantar suministros, repuestos y municiones a los cansados hombres.

Resultado de imagen de 9º ejército alemán Rzhev Model salva el peligro para el 9º ejército alemán.

Por su parte, la 5ª división panzer, a su derecha, no podía avanzar a pesar de su superior capacidad de choque y medios, sufriendo graves pérdidas ante el rechazo en profundidad muy bien camuflado establecido por los soviéticos.

Hacia el mediodía un regimiento hipomóvil giró para atacar las posiciones principales enemigas desde el este. Para alcanzarlas tuvo que cruzar una zona de bosques pantanosos, donde el agua alcanzaba hasta la rodilla de los alemanes. Al anochecer la brigada controlaba un sector del camino principal, en el interior de la posición soviética, rompiendo su cohesión táctica y volviéndola insostenible.

A primera hora del día 4, la resistencia soviética colapsaba en todo el sector de ataque de la 5ª división panzer y la brigada hipomóvil. Ésta, por su parte, cruzó otro trozo de terreno de bosques pantanosos de unos 10 Km y emergió en la retaguardia operativa enemiga. Ésta estaba atestada de vehículos aislados, columnas de tropas y soldados deambulando, que se movían por todo lo que alcanzaba la vista en el mayor desorden. También la llegada de las fuerzas panzer permitió acelerar la descomposición del 39º ejército de infantería soviético como fuerza organizada y eficaz.

Ese mismo día, todo el sector de ese ejército se hundía y las divisiones de infantería alemanas del 9º ejército de Walter Model convergían en su interior por todos sus sectores de ataque.

Durante los 11 días que duró la operación, los alemanes capturaron unos 50 mil militares soviéticos, unos 230 tanques y 760 piezas de artillería.

(FINAL)

LA CREACIÓN DE LA SORPRESA MILITAR.

Prolegómenos.

La sorpresa militar forma parte más del arte bélico y de su creación, que de la ciencia militar, la doctrina, sus reglamentos y los principios o “normas del buen hacer en la guerra. Desde luego, su ámbito y sus instrumentos los toma de la ciencia militar. La ciencia militar tiene su lógica y su práctica orientada a la teoría aplicada.

La doctrina militar forma el armazón, la estructura, el corazón de todo el desarrollo y la sabiduría que la ciencia militar ha ido elaborando hasta el momento. La doctrina militar de cada estado incorpora la idiosincracia, la historia y la civilización de la nación correspondiente. Las virtudes permanentes y los valores, más temporales, de aquélla se reflejan también en su doctrina militar. Todo esto la canaliza en una dirección y un sentido.

El arte bélico tiene en su concepción y ejecución las características de: la variabilidad; la concepción insólita y singular; la aplicación diferente, inesperada y novedosa y la relativa ingenuidad (naturalidad y frescura) y libertad en sus hechos.

Resultado de imagen de general hermann balck General Hermann Balck, uno de los más finos tácticos de las fuerzas blindadas alemanas.

Si nos guiamos principalmente por la ciencia militar, que también conoce y puede dominar el enemigo, los resultados de la dialéctica bélica los obtendremos manteniendo una superioridad en hombres y medios, marchas y maniobras. Y el coste será la atrición de los medios y el desgaste humano en una proporción mayor, y siempre indebida, que con el empleo de la sorpresa.

Así, una defensa escalonada en profundidad y con suficientes reservas, probablemente nos prive de muchas oportunidades para la sorpresa eficaz. Pero, casi siempre, actuando en el microterreno, como empleando un zoom táctico, podremos aplicar la sorpresa táctica u operativa, insólita e inesperada.

Desarrollo.

La sorpresa se concreta y materializa en una acción inesperada sobre el enemigo por el fuego y/o el choque. Que, aprovechando la no disponibilidad combativa habitual del enemigo, le hace víctima de un ataque que no está en disposición de rechazar con éxito.

Evidentemente, las unidades a cargo de la sorpresa deben eludir a la exploración, a las avanzadas de combate y a la seguridad enemiga. Encargadas de dar al grueso que las destacó, el tiempo suficiente para adquirir la disponbilidad combativa que le permita el rechazo de su atacante.

Pero, la sorpresa mental no sólo debe ser inesperada para el enemigo. Sino que, para que se pueda aprovechar la totalidad de su potencial y efectos, debe ser también desacostumbrada, especial, infrecuente. Con una tendencia indudable a ser “insólita, nunca vista”. Este carácter insólito, nunca ocurrido, refuerza extraordinariamente el carácter al uso, inesperado y súbito de la sorpresa.

Imagen relacionada Tanque T-34 /76 soviético.

No siempre tenemos a mano la insolitud. Y la sorpresa favorece frecuentemente, al emplear la ley de la acción, al rival más móvil e, incluso, sólo activo.

Entonces, el empleo y la manipulación de las “apariencias”, las características apreciadas de los eventos y sus circunstancias, nos permitirán establecer y desarrollar una “situación” táctica u operativa nueva. Que, para el enemigo, resulte sorpresiva e insólita. Y que nos dé una victoria insospechada al principio de la situación dialéctica planteada.

Ejemplo táctico con Trascendencia Operativa.

Veamos un ejemplo de una fuerza extraordinaria actuando como fuerza normal, indu-ciendo al enemigo a un engaño completo, gracias a la manipulación de las apariencias de las circunstancias.

Con el avance de los soviéticos amenazando operativamente Rostov, el 4º Ejército panzer del coronel general Hoth se retiró en enero de 1.943 de sus posiciones en las riberas del Sal, estableciendo una línea defensiva al sur del río Manich. Por aquella ciudad pasaba la vía de abastecimientos y de retirada del 1er. Ejército panzer y debía mantenerse abierta, si se deseaba evitar un desastre cualitativamente similar al de Stalingrado. El Sexto Ejército atrapado aquí era la unidad tipo ejército más poderosa de la Wehrmatch. El 4º Ejército panzer recibió la misión de proteger este cuello de botella de las comunicaciones del Grupo de Ejércitos Don.

Pronto alcanzaron los soviéticos la confluencia del Manich con el Don. Apoderándose de la pequeña ciudad de Manutchskaya, en su ribera sur y situada a sólo 30 Km en dirección a la desembocadura del Don. Los soviéticos adelantaron entonces destacamentos avanzados en esa dirección. El 23 de enero, la 11ª división panzer y la 16ª división de infantería contraatacaron a las puntas de avance soviéticas y las rechazaron sobre Manutchskaya.

Ahora era vital restaurar el frente al sur del Don y del Manich, expulsando a los soviéticos de esa ciudad. Que constituía una de sus características cabezas de puente, que con enorme habilidad sabían reforzar rápidamente, una vez constituidas.

Los alemanes realizaron un ataque directo desde el suroeste el día 24, buscando sorprender a los soviéticos, con la continuidad de las operaciones. Pero se encontraron con el fenómeno citado. Los soviéticos ya habían creado un frente antitanque en esa entrada a la ciudad. Emplazando tanques con sus cascos semienterrados y distribuidos entre los edificios, a lo largo de las calles en profundidad y que eran de muy difícil localización.

La 11ª división panzer, muy veterana y con un magnífico táctico por jefe, el general Hermann Balck, cesó rápidamente el ataque al detectar la importancia de las defensas, sin empeñarse a fondo.

Imagen relacionada Panther de la 11 división panzer circa verano 1943.

El día 25, el general Balck inició un ataque sobre el sector noreste de la ciudad, que los soviéticos identificaron como el asalto principal, similar al anterior y siguiendo el criterio ortodoxo de “no insistir en ataques fallidos o frontales” (no provechosos). Por ello, trasladaron rápidamente sus medios antitanques (los tanques son los más móviles) al sector amenazado.

Para que ese ataque fuera creíble (manipulación de las apariencias) se empleó en un principio en su apoyo toda la artillería divisionaria. Se trataba, además, de la dirección de ataque más peligrosa para los soviéticos, ya que ésa era la parte de la ciudad más cercana al puente principal de carretera sobre el Manich y su ocupación aislaría la cabeza de puente soviética en la ribera sur. Esto constituirían las “evidencias primarias”.

Probablemente el ataque en el sector nordeste ya fue considerado por la defensa soviética como un ataque alternativo (una de las posibilidades) y por eso también reaccionó rápidamente al ocurrir.

El ataque principal “virtual” lo ejecutaban tanquetas de exploración y vehículos semi orugas de infantería, para simular la marcha de vehículos mecanizados, ocultos por cortinas de humo. Buscando más esconderlos de las vistas enemigas que proteger su avance por saltos observados. Esto prestaba una “evidencia secundaria” a la credibilidad de las “apariencias”.

Cuando el empeño soviético en la nueva defensa fue apreciado, lo cual confirmaba la alteración del dispositivo original y la atracción ejercida sobre él por el ataque normal “aparente”, el grueso de la artillería divisionaria lanzó un potente golpe de fuego sobre un sector de la zona suroeste de la villa. Una sola batería alemana quedó apoyando el falso ataque principal en marcha.

El grueso de los tanques del 15º regimiento panzer atacaron inmediatamente el límite anterior de la defensa y entraron en la villa. Avanzando por su interior, para atacar por la retaguardia el nuevo despliegue defensivo soviético, especialmente sus tanques. La infantería mecanizada alemana cerró tras ellos después de la irrupción.

La resistencia soviética se desmoronó. Su infantería se dirigió al puente sobre el Manich, siendo perseguida por el batallón de motoristas 61. Las bajas alemanas en la liquidación de la defensa de Manutchskaya fueron, según fuentes propias, de un muerto y catorce heridos. Atribuyéndoseles a los soviéticos entre 500 y 600 bajas y 20 tanques destruidos.

Creo, que toda la exposición es clara y simple. Que son características necesarias de las maneras prácticas y reales del buen hacer.

LA SORPRESA MILITAR: conceptos, efectos, realización y tipos.

La sorpresa táctica común o general es aquélla normal o frecuentemente usada y que es conocida y esperable. Hay un caso del que tomamos ejemplo, que consiste en emboscar u hostilizar a las fuerzas enemigas que acuden en socorro o rescate de un grupo propio inmovilizado y/o asediado por nosotros. Este ataque nuestro es lógico hacerlo, porque las fuerzas en movimiento, y más cuando la urgencia les acicatea, son especialmente vulnerables: por la debilidad de sus flancos, por su escasa exploración y mayor desconocimiento de su terreno de marcha al combate, por su despliegue o encolumnamiento de avance más o menos deshilachado.

El ataque de hacerse empleando secuencial o simultáneamente distintas técnicas: emboscadas, incluso empleando pequeñas unidades; líneas de tiradores libres; cerrojos de las vías de avance y sus laterales por minas; bombardeos por la artillería y los morteros orgánicos, empleando fuego registrado sobre las vías o puntos singulares del trayecto de aproximación; ataques de la aviación propia o aliada; apariciones y ataques de un “grupo de combate” (¿de armas combinadas?) nuestro en su retaguardia más o menos inmediata o cubriéndose en un flanco del trayecto que sea favorable a nuestra protección (línea de alturas, borde de bosques, polígonos industriales y edificaciones urbanas).

De esta sorpresa común hay que echar mano necesariamente. Pero, el atacante no debe repetir su juego de tácticas y técnicas militares en cortos períodos de tiempo. Para que nuestro ataque no sea tan predecible, también en los detalles y modos, que facilite al enemigo su rechazo. Ya que con nuestra rutina estamos anunciando al enemigo cuál es nuestro juego, mostrándole las cartas. Y, sepamos que, incluso con estas precauciones, se le está enseñando a luchar.

Con la variedad mencionada, sus combinaciones y la oportunidad de uso, el enemigo no podrá tomar suficientes medidas para el rechazo. Ya que las variantes de acción que podemos utilizar son suficientemente diferentes y numerosas.

Ésta es una sorpresa táctica, en el mismo nivel en el que estamos desenvolviéndonos. Que nos permitirá aumentar la atrición (sobre los medios) y el desgaste (de los hombre) del enemigo. E, incluso, situarnos y movernos más favorablemente respecto a él. Pero los resultados totales dependerán del desenvolvimiento del conjunto de las operaciones planteadas. Basados en las formas de lucha, los movimientos y los hombres y medios involucrados.

Así, esta sorpresa menos elaborada conceptualmente rinde menos frutos que tengan trascendencia operativa o decisiva. Todo indica que, para que se produzca y aumente cualitativamente la eficacia trascendente en nuestras acciones, es necesario que la calidad de la sorpresa alcance otra dimensión en su acción.

 Resultado de imagen de walther model Coronel General Walther Model.

Es necesario, pues, en el nivel operativo de la sorpresa, que ésta sea una “sorpresa ingrata” para el enemigo. Que tenga efectos catastróficos, aunque sean locales, sobre él. Y que las “ondas de conmoción” en el área o las secciones afectadas, se propaguen por el sistema militar enemigo atacado. Dañando sus capacidades, su moral general y grupal (una sección, los servidores de un arma) y sus intenciones y perspectivas. Ello equivaldría, en el escenario planteado, a una “explotación del éxito” de las acciones propias. Que son animadas y perfeccionadas por la sorpresa operativa conseguida.

Veamos un ejemplo de cómo el empleo de un “campo de acción” inesperado para el enemigo y el uso apropiado de las fuerzas ordinarias y heterodoxas, con sus respectivas características de actuación, permitió al general Walther Model, tomar la iniciativa, crear una sorpresa ingrata y destruir un ejército soviético insertado en su retaguardia operativa.

En el invierno de 1941-1942, durante su contraofensiva general de invierno, los soviéticos habían penetrado en la retaguardia operativa del 9º ejército alemán del coronel general Model. Éste se integraba en el Grupo de Ejércitos Centro, al mando del mariscal von Kluge. El repliegue de los alemanes a posiciones centradas en poblaciones, hilvanadas entre sí por el fuego de su artillería y el mantenimiento de unas líneas de comunicaciones suficientes, aunque precarias, entre ellas, mantenía, sin embargo, la estabilidad operativa de dicho ejército en la defensiva.

 Los soviéticos habían cruzado las “líneas” del frente semi continuo alemán, arrollado a su paso las posiciones débiles alemanas e insertado al 39º ejército de infantería y al XI cuerpo de caballería (fuerzas móviles para terrenos de difícil transitabilidad), que sumaban hasta 60 mil hombres, en dicha retaguardia. Su despliegue se protegía en los bosques semi salvajes y los pantanos situados entre Boly y Rzhev, la principal ciudad regional, y era abastecido siguiendo un camino que orillaba Boly y seguía por Nelidovo, al norte de la zona. Esas fuerzas sovié-ticas se hallaban también en hibernación operativa, a la espera de que pasase el tardío deshielo de la primavera rusa.

Este potente núcleo enemigo, en acción coordinada con las fuerzas soviéticas del frente, podía comprometer la ofensiva de verano (1942) alemana en el sector del 9º ejército, actuando contra las líneas de abastecimiento del mismo. Por ello era necesario liquidarlo antes de emprender una nueva campaña.

Con instrucciones expresas del general Model se constituyó una brigada hipomóvil con las fuerzas de exploración (un batallón reducido) de cada una de las ocho divisiones de infantería del 9º ejército, que tuviera capacidad de tránsito por cualquier terreno.

La misión de esta brigada era deslizarse por sectores no observados (por la seguridad y las posiciones principales) de la zona enemiga insertada. E irrumpir en ella, por donde menos era esperado un ataque importante, luchando en su interior e incluso ocupando núcleos de defensa. Con ello buscaban los alemanes desequilibrar severamente el despliegue y la conducción sistemática del plan de defensa soviético.

Resultado de imagen de batalla Rzhev El saliente de Rzhev se formó tras la contraofensiva soviética frente a Moscú.

Empleaban para ello sus fuerzas en un “campo de acción” adecuado e inesperado, que les permitiera recuperar la libertad de acción para imponerse al enemigo. Se trataba de un objetivo cuya simplicidad, que no dificultad, permitía su consecución.

Con esta acción de la brigada como fuerza extraordinaria se facilitaba la penetración en la bolsa soviética de las fuerzas principales interarmas o fuerzas normales, la 5ª división panzer del mayor general Gustav Fehn, a la que estaba subordinada la brigada. Esta últimas estaban sujetas en su tránsito a vías permanentes y avanzarían siguiendo el camino de firme reforzado principal de la zona, el cual transcurría desde Olenino, al norte, siguiendo la vertiente oeste del río Luchesa.

Las tropas soviéticas (39º ejército de infantería), dentro de su zona de defensa, se abrazaban a este camino principal, con un dispositivo antitanque (obstáculos y piezas) en profundidad. Los flancos estaban menos ocupados, pero se protegían con extensos campos de minas a derecha e izquierda, apenas cruzados por unas sendas. Su flanco derecho se apoyaba en las inhóspitas e intransitables tierras boscosas y pantanosas del valle profundo del Luchesa, que los soviéticos estimaban que les aseguraban contra cualquier ataque de importancia. Como vemos, el mando soviético previó con acierto por donde debía discurrir el esfuerzo principal alemán contra ellos, fuera de originalidades e inventivas, y desplegó sus fuerzas en consecuencia.

Solamente soldados sanos, fuertes y veteranos, que poseyeran la experiencia del trabajo en común, que cohesiona íntimamente a las unidades, en la confianza y el respeto entre los hombres, y con una clara afición por la naturaleza, podían ser empleados en esta misión. No era un trabajo para tropas de guarnición, traídas ex profeso de la retaguardia alemana o de los países ocupados. Por eso Walther Model no dudó en privar a sus divisiones de infantería de las únicas unidades móviles de maniobra, que tenían en esos momentos.

(CONTINUARÁ)

LA EXPLORACIÓN Y LA INTELIGENCIA: UN SISTEMA MILITAR OPERATIVO.

La exploración y el reconocimiento del terreno generan información de los diferentes niveles de actuación militar. Entonces debe ser convertida en inteligencia. Ésta es el conocimiento razonablemente fiable y suficiente del enemigo, de sus intenciones y capacidades, y del terreno en sus posibilidades de lucha, transitabilidad, etc. Que nos permitan tomar una resolución fundada sobre el empleo de nuestros medios y de las formas de lucha, en función de nuestros objetivos.

Conceptos y principios de la exploración.

La exploración es una de las funciones más importantes a desempeñar por las unidades en operaciones. Sus datos, debidamente filtrados, elaborados y transmitidos a quien corresponda forman una parte fundamental de la inteligencia. Ésta, por fin, es uno de los factores eficaces del mando decisivo.

La exploración se puede dividir en estratégica, operativa o táctica y de combate, según su misión y el ámbito de obtención. La estratégica busca perfilar y definir los grandes datos sobre el enemigo en la profundidad del teatro de operaciones: las grandes concentraciones de fuerzas, sus movimientos, las líneas defensivas importantes, los posibles blancos de superficie, etc. Un blanco de superficie se convierte en zona de destrucción por la acción eficaz de armas pesadas de destrucción, por ejemplo, la artillería reactiva o los ingenios nucleares tácticos.

La exploración táctica u operativa trata de definir la situación y las intenciones del enemigo en el ámbito de las operaciones de las grandes unidades, tipo división, cuerpo o ejército. Determina los movimientos del enemigo en la frontera con la propia zona de operaciones, sus formaciones y dispositivos, sus líneas de defensa y los posibles blancos de superficie. Sus órganos son la aviación tripulada o no (los drones), la exploración específica de algunas unidades y el batallón reforzado de exploración blindado de la división o del cuerpo de ejército. En este sentido, deben existir una total conexión y un complemento en sus misiones entre la aviación y la exploración terrestre y considerar que su tarea no es de lucha.

Resultado de imagen de SDKFZ 263. SDKFZ 263.

El batallón de exploración reforzado actúa en una zona de hasta unos 60 Km. de ancho y hasta unos 120 Km. de profundidad. Su adelanto sobre la unidad mecanizada o motorizada debe ser al menos de 6 horas, para el aprovechamiento de la información recolectada. Sobre la base de su orden de exploración, el jefe de batallón, manteniendo siempre bajo su mando a las compañías, puede enviar hasta 15 patrullas de 2-3 vehículos a cubrir su sector. Buscando siempre un centro de gravedad de dicho despliegue. Creado aquél, puede mandar sobre dicho centro del esfuerzo hasta 2 escalones de patrullas, relevándose o intercalándose, según la técnica que sigan. Por último, si el terreno a reconocer preferentemente está ocupado por el enemigo, puede hacer avanzar sobre él a sus compañías en puntas de ataque, bajo la pantalla de las patrullas más avanzadas. Es de señalar que el batallón no debe infiltrarse tan profundamente en el interior del dispositivo enemigo, si existe en ello riesgo importante de ser aislado.

Resultado de imagen de Panhard AML-245 PANHARD AML 245.

No todos los ejércitos le han dado o le dan valor suficiente a estas dos últimas exploraciones, lo cual depende de su doctrina militar.

Todos los principios operativos de la exploración podrían resumirse así: Centrarse siempre en el objetivo recibido del mando (su misión es generar información, el combate ya lo harán otros), buscando el máximo uso del tiempo y de sus medios, consiguiendo y manteniendo el contacto con el enemigo, sin perder nunca la libertad de acción. Ésta le permitirá desempeñarse y escabullirse, sin ser atrapado por fuerzas siempre superiores.

La exploración táctica es también empleada en los combates urbanos. No siempre la exploración táctica penetra tanta distancia en el terreno disputado o enemigo. Las zonas pobladas o fabriles, llenas de “alturas ocultantes relativas” y escalonadas en profundidad, que brindan protección a las vistas enemigas, incluso cercanas, y hasta cubiertas contra el fuego ligero y pesado, “espesan” considerablemente la maniobra táctica de los contendientes. Reduciendo muchísimo sí, la profundidad de la zona de lucha de la infantería. Así, masas de la artillería, como baterías e inclusos grupos medianos de ella, se encuentran desplegadas a muy corta distancia de su enemigo, en una zona de lucha de la artillería entonces muy próxima al límite anterior de la posición de defensa propia.

El 9 de octubre de 1942 una patrulla de exploración soviética se adentró tras las líneas alemanas en Stalingrado, buscando detectar en su retaguardia los movimientos enemigos. Los 4 hombres se refugiaron en un vagón auxiliar de ferrocarril roto y abandonado, situado en una línea férrea entre los talleres de la fábrica Octubre Rojo (donde antes se fabricaban piezas metálicas y pequeñas armas), al noreste de la ciudad, y la disputada colina Mámaiev, hacia el centro geográfico de aquélla, que brindaba vistas grandiosas sobre la mayor parte de Stalingrado. Durante casi todo el día permanecieron en aquel escondite, comunicando por radio a sus líneas la actividad alemana. Habían localizado a varias decenas de morteros y obuses alemanes, acompañados de los camiones en los que trasladaban sus municiones, que se desplazaban por las carreteras de retaguardia hasta unos emplazamientos situados en los suburbios del oeste de Stalingrado. También localizaron a numerosos morteros y piezas situados en una hondonada al norte de la colina Mámaiev, haciendo fuego contra las posiciones soviéticas en la ciudad.

Al oscurecer, los exploradores rompieron un cable telefónico de la red de comunicaciones fija enemiga y esperaron a que los alemanes acudiesen a repararlo. Muy pronto observaron de lejos la luz de una linterna y cuando el soldado se aproximó, lo mataron a tiros. Uno de los soviéticos se disfrazó con su uniforme y se situó junto a la vía del ferrocarril, esperando que otro alemán se aproximara al cable cortado. Al poco otra linterna empezó a acercarse por la vía. El soldado cayó en la emboscada y los exploradores lo dejaron inconsciente. Al recobrarse se encontró con los 4 soviéticos de pie junto a él. Aterrado el soldado Willy Brandt dio su nombre, rango y unidad de pertenencia. Psicológicamente le habían ya ganado la mano. Seguidamente el alemán refirió a los exploradores que la 94 división de infantería alemana había llegado a la zona de las fábricas desde el sur de la ciudad, que la 24 división panzer se dirigía hacia allí y que el Fuehrer había ordenado que se ocupase totalmente Stalingrado para el 15 de octubre. Esto les confirmaba la razón de los extensos movimientos apreciados por ellos en la zona operativa alemana.

Resultado de imagen de Engesa EE-9 Cascavel brasileño. ENGESA EE-9 CASCAVEL.

Para la patrulla de exploración llevar consigo a un prisionero ya interrogado tras sus líneas era más un incordio y un peligro que un mínimo éxito. Y, a pesar de la dureza, incluso la brutalidad, de los combates en la ciudad, no lo mataron, ni lo mutilaron. Los soviéticos le comunicaron a Brandt que había revelado secretos militares, le llevaron a la línea férrea y le indicaron la dirección que debía seguir para alcanzar a sus camaradas y lo dejaron en libertad.

Pero, ¿qué es esto de hablar de exploración operativa en la era de la electrónica, la robótica y la informática?

Hace casi 50 años, los norteamericanos habían desarrollado un arsenal de artilugios electrónicos, encaminados a la vigilancia (surveillance) de sus enemigos en Vietnam.

Ya tenían drones de exploración para vigilar “from above” al enemigo guerrillero escurridizo. Las aeronaves no tripuladas, aún en sus albores técnicos, trasmitían sus imágenes por televisión a unos aviones de detección y transmisión, situados a unas decenas de Km. de la zona observada.

Resultado de imagen de drones guerra Vietnam DRONE AQM-34 Ryan Firebee, EN VIETNAM.

Resultado de imagen de sensor ADSID SENSORES ADSID.

El principal sensor utilizado en la vigilancia remota era el ADSID (Air Delivered Seismic Intruder Device). Se lanzaba principalmente desde los F-4 Phantom, siguiendo pautas de navegación por radar, con el fin de cubrir adecuadamente la zona a observar, bien una vía de tránsito de hombres y vehículos, bien un estacionamiento o almacén. El aparato medía unos 91 cm. de largo y unos 15 cm. de diámetro y al caer quedaba casi enterrado, desplegando entonces una antena emisora de 120 cm. de altura, camuflada como si fuera una mata deshojada. Su batería le permitía emitir durante casi mes y medio.

Con estos sofisticados artificios pretendían observar el tránsito de mercancías y hombres por la Ruta Ho Chi Minh, la vía de abastecimientos del Ejército Popular de Vietnam del Norte y del Viet Cong en Vietnam del Sur. Era una ruta muy ramificada que, partiendo de Vietnam del Norte se internaba en Laos y lo recorría, protegiéndose, y destacando entonces diversas vías hacia las distintas zonas de operaciones de aquéllos en Vietnam del Sur.

El programa “Igloo White” destinó 1,7 miles de millones de dólares de los de entonces entre 1966 y 1971, para estas tareas de recolección de información con los ADSID. Con los datos recogidos del tránsito en las vías, los norteamericanos decidían las acciones de bombardeo de interdicción, a cargo de sus distintos ingenios aéreos, incluyendo los invisibles e inaudibles (por su altura de crucero) bombarderos estratégicos B-52. A primeros de 1971 los datos de las fotografías aéreas tras los bombardeos, tomadas por aviones que volaban después de las formaciones de ataque, permitían suponer a los analistas que la “guerra de camiones” estaba causando un muy severo esfuerzo a la capacidad industrial de los suministradores de Vietnam del Norte (la URSS y China).

Pero, si era cierto que se destruían tantos camiones y equipos, ¿cómo era posible que los comunistas mantuvieran la iniciativa en Vietnam del Sur? Por otro lado, ¿dónde estaban las decenas de miles de restos de camiones que literalmente debían plagar muchas de las vías y parques de la Ruta? ¿quiénes se molestaban en quitarlos? La respuesta la dieron pronto los jóvenes oficiales norteamericanos: los comía un monstruo llamado el “Great Laotian Truck Eater”; un horrendo carroñero que se levantaba hacia el amanecer y devoraba los vehículos destruidos por la aviación durante la noche, después de la fotografía de rigor para el “wreck count”. Porque los norteamericanos son muy escrupulosos con las estadísticas y consideran a la mentira un pecado social casi imperdonable para sus funcionarios.

Hasta hoy, casi 50 años después, la electrónica, la robótica y la informática han seguido mejorando. Pero no parece que sirvan de mucho en Irak, para detectar a un burro bomba; para evitar que un grupo de fanáticos desalmados sin Dios (“al igual que Allah hace el bien, haced vosotros también el bien y no fomentéis la corrupción(el «mal”, les manda el Noble Corán), destruya gran parte de una de las principales mezquitas santuarios del chiismo en Samarra; para saber si en una casa iraquí hay terroristas o sólo una aterrorizada familia árabe, antes de demolerla de lejos y sobradamente, con fuego pesado, según su doctrina militar operativa vigente.

Resultado de imagen de Joint Surveillance Target Attack Radar System BOEING DEL SISTEMA JSTARS.

Además, durante bastante tiempo aún los medios aéreos y espaciales estadounidenses, como satélites espías, drones o aviones no tripulados y aviones del sistema Joint Surveillance Target Attack Radar System (JSTARS), tendrán serias limitaciones para la detección y verificación de pequeñas fuerzas terrestres, incluso regulares, en los terrenos de difícil transitabilidad y con posibilidades de ocultamiento, como montañas, junglas y bosques, pantanos y zonas urbanizadas (fabriles, de almacenaje y distribución, y de viviendas). Aquéllos no sólo ofrecen ocultamiento, sino también cubiertas al fuego hasta las distancias próximas de combate.

Los norteamericanos no emplean la exploración táctica, que exige unas características tácticas de fuerzas semi independientes de élite y un coraje moral específico. Y que es una de las más difíciles tareas de la infantería. Ellos usan la exploración de combate y la llaman, expresivamente, reconnaissance.

(CONTINUARÁ)

TEORÍA Y CRÍTICA DE LA «BATALLA MODERNA» Y SUS ACTUALIZACIONES.

Los proponentes de la nueva doctrina militar del U.S. Army, la AirLand Battle sucesivamente modernizada desde 1976, se dicen creadores de una doctrina científica, basada en postulados racionales. A lo largo del tiempo, realizaron aportaciones a aquella el coronel John Boyd, William Lind, famoso por sus divulgaciones militares, el general Donn Starry, desde el Tradoc, Steven Canby, Philip Karber y otros muchos teóricos. Es siempre un trabajo prolongado y colectivo, donde participan individualidades destacadas y lúcidas, que resulta siempre convergente y fructífero. El TRADOC es el mando del Ejército de los EEUU, encargado de atender sus necesidades de formación, entrenamiento y doctrina. Formulando para ello los modelos y las recomendaciones y propuestas de doctrina y de reglamentos.

Imagen relacionada CORONEL JOHN R. BOYD

Se supone que este salto teórico cualitativo, establece y perfeccciona, no sólo un modelo científico para la guerra moderna, basada en el empleo del motor de explosión y en la electrónica, como factores novedosos. Sino que el mismo puede ser adoptado y seguido por el rival menos numeroso (en hombres, medios y sistemas). Y que su superioridad conceptual le permitirá a éste superar en campaña las deficiencias cuantitativas de un ejército menor. Y ello, independientemente de la forma de lucha que se plantee en el conflicto. Además, dicha doctrina militar científica, una vez fijados correctamente sus parámetros, podrá evolucionar y adaptarse a las nuevas exigencias de la guerra en el transcurrir del tiempo. Estableciéndose las nuevas variables operativas, para las diferentes situaciones bélicas.

Resultado de imagen de william lind ANALISTA WILLIAM LIND.

Partieron para ello de la llamada Central Battle, cuyas Operaciones se recogieron en el FM 100-5 de 1976. Y que mantenían al fuego pesado como su principal “argumento” de combate y empleaban magramente las maniobras de las fuerzas. Algunas de las cuales terminaban en ataque frontales o, al menos, esperados y recibidos por el enemigo. Es la vieja idea táctica de oponer fuerza contra fuerza. Donde cualquier avance o ventaja se logra a un elevado coste en bajas, tiempo y materiales. Como sucedió durante casi cuatro años en el Frente Occidental europeo durante la I Guerra Mundial. El concepto de la Central Battle se ofrecía para un ejército encargado de defender un gran territorio de importancia vital. Que en la práctica comprendía la Europa Central y Occidental. Por lo que resultaba que la cesión de espacio, por ejemplo en una defensa móvil o, incluso, retardante, era inaceptable “a priori”. Y para ello el ejército “defensor” debía desplegarse casi en la misma “línea o faja” fronteriza de los estados que estuvieran inmediatamente amenazados, o sea, los más orientales.

El ejército “defensor” no contaría para operar con un escalonamiento en profundidad, a cargo de sus grandes unidades sucesivamente desplegadas. Sino que su despliegue sólo contaría con el escalonamiento propio (interno) de sus Grandes Unidades, que estarían desplegadas cuasi linealmente en el borde del territorio a defender. Tampoco contaría con fuerzas móviles de contraataque, desplegadas en la profundidad. Sino que se utilizarían las reservas móviles propias de esa gran línea defensiva, para realizar localmente contrachoques tácticos contra las rupturas y penetraciones en la zona de defensa del atacante enemigo.

La defensa en posición de la totalidad de un enorme territorio, tendría como Tarea la de detener todos los ataque penetrantes de un potente enemigo. Que contaría posiblemente con una supremacía de medios. La defensa actuaría así como una extensa y delgada fuerza (ĺinea) de contención “estratégica”. La idea subyacente en la doctrina es que empleando las tácticas adecuadas sucesiva y únicamente, se podrían alcanzar los objetivos estratégicos propios. Y la razón (incorrecta, por corta de vista) era que las tácticas podían resolver combates sucesivos. Pero éstos, por sí mismos, sin la estrategia operativa no podían alcanzar la trascendencia, la guía, la influencia. Necesaria para conseguir los objetivos estratégicos de otro nivel de actuación.

La mentalidad táctica existente en el U.S. Army antes de la promulgación de la “Defensa Activa” suponía y se basaba en el empleo contra el enemigo y en toda la profundidad táctica y operativa de su despliegue del fuego pesado propio. Que era, de menor a mayor alcance, la artillería de campaña y pesada, los cohetes reactivos ylos balísticos de corto y medio alcance y la aviación de apoyo a tierra.

La “Airland Battle” definida en el FM-100-5 Operaciones de 1982.

Las premisas elaboradas por el colectivo de los teóricos, que contribuían a crear el concepto de dicha nueva batalla fueron: el engaño del enemigo, en relación a nuestras capacidades e intenciones en la situación planteada; la destrucción de la sinergia conseguida por el enemigo por la colaboración táctica u operativa de sus unidades; la acción propia simultánea en todo el despliegue operativo enemigo; la dualidad sinérgica propia de una fuerza de contención del avance, ataque o despliegue enemigo y de una fuerza de maniobra, encargada de la aplicación de flanco y/o de revés de nuestro ataque en toda la profundidad enemiga; deshacer la cohesión enemiga con ello; la conmoción de la totalidad de la fuerza enemiga empeñada; desmenuzándola en unidades inconexas, quizás fragmentadas, con escasas capacidades de combate y movimiento operativo. Así, se cambiaba el pensamiento militar desde la aproximación táctica y técnica vigente hasta entonces a la concentración del esfuerzo propio, empleando las maniobras exigidas por la estrategia operativa.

Resultado de imagen de mijail tujachevski MARISCAL MIJAIL TUJACHEVSKI, UNO DE LOS PRECONIZADORES SOVIÉTICOS DE LA «BATALLA SIMULTÁNEA Y PROFUNDA». SU PURGA POR STALIN EN 1937, POR CELOS HACIA EL EJÉRCITO ROJO, AFECTÓ NO SÓLO A LOS ALTOS MANDOS EN DESGRACIA. SINO ESTERILIZÓ Y RETRASÓ LA DOCTRINA MILITAR SOVIÉTICA MODERNA. 

La fuerza de maniobra penetraría en todo el despliegue enemigo, si éste era favorable para ello, por no estar preparado para una defensa fortificada; como sería el caso de un combate de encuentro. Y, en el caso del rechazo preparado, el ataque sería avanzando rápidamente por un “corredor libre” o “free corridor” fuera del despliegue enemigo, buscando un flanco y/o una retaguardia expuestos. Desde donde y a lo largo de ese “lado”, la fuerza de maniobra móvil, dotada con gran capacidad de combate y de movimiento, debería golpear simultáneamente a todo el despliegue enemigo “descubierto”.

Análisis de la “Airland Battle” en la práctica.

En el concepto de la Airland Battle y en las diferentes actualizaciones de la doctrina militar norteamericana, aparece claramente el llamado principio de simultaneidad. La simultaneidad aconseja batir al mismo tiempo a la mayor cantidad posible de fuerzas enemigas, escalonadas en profundidad, tanto en el ataque como en la defensa. Se justifica su aplicación en el aprovechamiento máximo de la potencia de fuego propia sobre el enemigo y considerando los diferentes alcances óptimos de los diversos sistemas de armas empleados. El factor eficaz de la simultaneidad es la tecnología moderna de detección, de precisión de tiro y de potencia de fuego. Como conmilitón de ella está el principio de complementariedad, que expresa que el movimiento y/o el choque pueden ser sustituidos, indefinida y casi totalmente, por el fuego. Con ello parecen buscarse dos finalidades: el ahorro de vidas, discutible si no es correcto el planteamiento o su aplicación, y adaptar los medios militares a los recortes presupuestarios crónicos de las democracias mercaderes.

(CONTINUARÁ)

Reflexiones sobre España y Cataluña. 2ª Parte.

(Continuación)

Las situaciones de tensiones y de enfrentamiento sociales.

Hay una profunda fractura social en Cataluña, donde los dos “grupos enfrentados” forman las dos mitades antagónicas de su sociedad. Por la fuerza, no se puede imponer ninguna de las dos partes ideológicas a la otra, porque las posiciones están ancladas y sujetas. Así, un enfrentamiento violento sólo llevaría, por la fricción y el desgaste generados, a que las bajas de ambos bandos sean casi similares. No es posible aquí conseguir el “caedes” romano, en el que el “vencido” era pasado al “filo de la espada”, mientras que el “vencedor” sólo sufría ligeras bajas.

Resultado de imagen de familia pujol LA FAMILIA IMPULSORA DE UNA CATALANIDAD ESPURIA, DEFENSORA DE LA BURGUESÍA PLUTÓCRATA Y LEJOS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA Y CATALUÑA.

Y no se trata tampoco de distinguir entre “buenos” y “malos”. Porque los intereses y las ideas que los sustentan, se dividen simplemente en “favorables” y “desfavorables” para las dos causas socio políticas.

Los intereses, las actitudes y las ideas divergentes, cuando no opuestas, alimentan y sostienen dichas posiciones. Y un primer gran error vergonzante de las autoridades es haber permitido que se generase y degenerase esta situación. En gran parte, cediendo funciones sociales esenciales del Estado o dineros presupuestarios cuantiosos, para obtener los votos de los separatistas, que eran autonomistas y moderados al principio, apoyando a los gobiernos de España, del PSOE y del PP.

Los enfrentamientos civiles en Cataluña, surgidos entre grupos de activistas de ambos signos político sociales, son variados y de diferente gravedad: colocación y retirada de los lacitos amarillos o de carteles anunciadores de eventos; ocupación por “grupos percutientes” de los CDR, ARRAN u otros partidistas, de los locales donde se iban a celebrar actos de otros grupos o conferencias de personas no afines; roces irritantes entre grupos de manifestantes de signo opuesto. En la situación de enfrentamiento irritado actual es sólo cuestión de tiempo y de la repetición de estos actos, que se instale la violencia en los mismos. Esta degeneración social es consecuencia de la ineficiencia del Poder Central y del abandono de sus funciones de gobernar. Dejando en manos de los jueces, la defensa a destiempo de una legalidad autonómica y penal conculcadas por los secesionistas arribistas.

Cuando, a mediados de 1996, Umberto Bossi, líder y senador entonces de la Liga Norte, un partido radical de derecha creado en torno al mantra “Roma nos roba”, anunció para el 15 de setiembre la secesión de la Padania, una aberración político social desplegada en el valle del río Po, de Italia, recibió el siguiente aviso del presidente Oscar Luiggi Scalfaro: “Sr. Bossi, si sigue por ese camino, se dará de frente con el Ejército Italiano”.

La Liga Norte frenó en seco sus pretenciones delirantes. Y su trayectoria vital discurrió hasta hace poco, emergiéndose o sumergiéndose por el panorama político italiano, y con meandros. No hizo falta tomar entonces medidas excepcionales, ni duras, contra la Liga Norte o sus mandos conductores.

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Porque, cuando a las instituciones y a sus protagonistas se les respeta, esto, “per se”, cuida y defiende la viña del Señor. Y, viceversa, cuando se te han subido a las barbas, ya puedes amenazar, amagar, driblar, fintar, cabrearte, dar un puñetazo en la mesa o lloriquear. Que no te servirá de nada. Porque, los atributos de tu autoridad y las causas y razones de la soberanía nacional, que dices defender, ya los has perdido. Y, los supuestos infractores ya las han despreciado, arrinconado y sustituido por otras. Que les resultan más cercanas y convenientes para ellos.

La necesaria reconstrucción nacional.

Tras la ilegalización de la secesión, dentro del marco jurídico existente en España, hay distintas tareas a realizar por todo el aparato del Estado.

Neutralizar a los activistas callejeros, anónimos o no, situados en el límite difuso de la violencia. Para que no acosen, perturben el orden social y vial y no obstaculicen las actividades políticas de otras formaciones. Es una labor de orden público inmediato.

Erradicar de la sociedad catalana los pensamientos y las creencias tendenciosas y tergiversadas antiespañolas o que fomenten y alienten la división social y el odio y la eliminación de los rivales políticos. Es una tarea multidisciplinar y compleja, con componentes educativos, psicológicos y sociales a realizar en el medio y largo plazos.

Cambiar las conductas políticas disolventes. Cesando y sustituyendo a las autoridades autonómicas que incumplan las leyes de un Estado de Derecho, reconocido internacionalmente. Es una tarea de regeneración institucional y legal de las instituciones autonómicas y locales a medio plazo. Y que exige la anuencia, la decisión y el apoyo de una mayoría de partidos y ciudadanos

Si esto no se hace, los separatistas recalcitrantes se agazaparán y acudirán de nuevo a otras elecciones autonómicas. Y podemos llegar a tener un Parlament y un Govern cualitativamente iguales a los disueltos por los jueces.

Lo que está en juego es la ruptura de una de las naciones más viejas de Europa. Y que surgió y se mantiene cuando sus componentes sociales territoriales comprueban y aceptan la apuesta de vivir en común todos, para superar las debilidades y limitaciones de dichos territorios aislados. Nación española de la que forman parte los catalanes desde su inicio y establecimiento. Y los secesionistas no ofrecen al pueblo catalán por esa ruptura, una contraprestración clara de derechos, libertades y progreso para él. Una prueba del aventurerismo pequeño burgués de las tesis separatistas es el alejamiento de sus ideas excluyentes de la práctica totalidad de las instituciones y naciones europeas.

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Los mandos secesionistas manejan los argumentos demagógicos, las medias verdades y las interpretaciones históricas sesgadas como nadie, para atraer y mantener a su electorado potencial. Porque, la verdad es relativa y es un medio más para ellos, en aras de la libertad del pueblo catalán. Y alimentan sus afanes separatistas con odios variopintos hacia la Nación donde se hicieron grandes los pueblos hispanos. Es el paradójico y vesánico rencor, por otra parte, muy recurrente, contra aquél que te ha ayudado mucho y con el que has compartido tu vida.

Su argumentario político se basa en la explotación de las pasiones humanas, que son insaciables, por definición epistemológica. La codicia de tener más que el otro, sin considerar la intercomunicación de los beneficios en las sociedades modernas democráticas. El egoismo del abandono de la solidaridad nacional, sin admitir que en todas las naciones hay zonas más atrasadas y deprimidas que otras. La mentira de la manipulación y tergiversación de la historia recorrida común; como instrumento de justificación de sus acciones imperiosas y disolventes. La envidia, como expresión de las propias carencias anímicas; representada y satisfecha de momento, en la utópica nación independiente catalana, llena de ventajas y bendecida por la diosa Fortuna. Derramando sobre ella su cuerno inagotable de placer, dinero y bondades personales y sociales. La vanidad de los mandos separatistas, que se satisface cuando piensan en la admiración que creen despertar en los demás.

Las virtudes sociales, enseñadas y aprendidas en gran parte por el ejemplo observado y recibido, son los únicos y verdaderos frenos contra las tentaciones que surgen de las pasiones desbocadas del alma de los hombres.

Reflexiones sobre España y Cataluña.

Introducción.

La nación es una y única por esencia. Y surge del compromiso de los ciudadanos de vivir en comunidad. Y se mantiene y conserva en la defensa de esa unión, que se ama, contra sus enemigos de dentro y de fuera. Una nación es dotada de una auto conciencia socio política. Y colaboran a crearla y vertebrarla la historia, la tradición y las costumbres, y la lengua y el sentido moral propios. Y contribuyen en segundo lugar a ello la etnia y el territorio propios, que no siempre existen, especialmente la primera. Así, el territorio de un país no es una nación. Ni lo es la población inarticulada de un territorio bajo un único gobierno.

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Aunque el territorio que ocupa es necesario para darle a una nación la posibilidad de mantener una estructura socio administrativa, que garantice el ejercicio de su soberanía. A pesar de los tiempos “civilizados” actuales, todos conocemos las viscicitudes y los malestares que sufre el pueblo kurdo, privado de un territorio nacional propio y “repartido” entre Turquía, Siria, Irak e Irán. Uno de los problemas esenciales de los kurdos es que forman parte de países despóticos e, incluso, étnicamente excluyentes. Así, en esos países, son considerados como ciudadanos de segunda, diferentes, e, incluso, potencialmente peligrosos, al ser siempre minorías nacionales. Pero, dotadas de una fuerte identidad socio cultural, que impide su absorción o dilución por el resto de las poblaciones nacionales a las que pertenecen.

En una nación caben varias etnias no antagonistas. Porque su base es la convivencia, el respeto y los derechos y deberes para todos. Y con tal de que amen ese “conjunto armónico” de personas y sus destinos de bienestar, paz y progreso en común.

Cuando la nación es amada por sus componentes y existe en ellos el deseo de servirla y defenderla en comunidad, aparece el concepto de la patria. Ambas ideas están interrelacionadas esencialmente. Y, la ausencia del patriotismo o la vergüenza de profesarlo por miembros de una “comunidad socio política”, lleva a la indefensión y a la desmembración de su nación, en mayor o menor grado. Formándose entonces grupos de individuos asociadoscon ideas e intereses disolventes del conjunto naional.

Resultado de imagen de fuerzas armadas símbolo patriotismo GARANTES DE LA UNIDAD Y SÍMBOLO DEL PATRIOTISMO.

No es de extrañar que sean las Fuerzas de Defensa de una nación, como instituciones y en sus miembros, las que enarbolen, enseñen y profesen el patriotismo, como una de sus virtudes esenciales. Porque sólo se puede morir por lo que se ama. Las Fuerzas de Defensa de una nación son el conjunto especializado de los “nacionales o patriotas” para la Defensa beligerante y cabal de su “nación patria”.

El devenir histórico común de unidad, progreso y paz.

En los siglos XIV y XV, el castellano se convierte en la lengua del Estado, entrando en pugna con el latín culto, al que desplaza. El “dialecto toledano” aportará las normas lingüísticas al castellano. La prosa castellana se extiende y se va puliendo en la extensa literatura de la Alta Edad Media. El avance de la Reconquista por todo el territorio andaluz, con sus 4 reinos de cultura y religión islámica, regido por los “altibajos en el impulso centrífugo” de los cristianos, va incorporando numerosos vocablos de raíz árabe al castellano. Siguiendo un proceso de enriquecimiento y definición idiomáticos, progresivo y extenso, similar al ya visto en etapas anteriores. Aparece la Gramática de Antonio Nebrija, que define el nuevo idioma español.

Durante el siglo XVI, el castellano, que pasa a ser el español, se convierte en lengua universal. El español va tomando el papel de lengua literaria de toda la nación española. Aragón, Valencia, Mallorca, Cataluña y Navarra (incorporada a Castilla en 1512), mantendrán unas variables autonomías administrativas, ligadas a la Corona de España. La presencia española en Europa, por su carácter de gran potencia mundial, y su expansión por las Américas, llevan a la incorporación al español de numerosos vocablos europeos e indígenas. En esta época final, el español adquiere lo esencial de su actual estructura.

Reconstrucción del primer estandarte de España. /Hugo Vázquez Bravo y Ramón Vega Piniella. Reconstrucción de la primera Bandera de España, enarbolada por Gonzalo Fernández de Córdoba en Nápoles por Hugo Vázquez Bravo y Ramón Vega Piniella. En El Comercio de Gijón.

En esta Nación multiétnica y policultural que eclosionaba con una inmensa fuerza vital, se hicieron grandes todos los pueblos hispánicos. En el siglo XVI todos los habitantes querían pertenecer y seguir las sendas de las Españas. Nación que surgió en el deseo de los subditos reales de convivir en ella. Y que se mantenía con su compromiso de defenderla en su concepto e integridad.

No fueron fáciles para Cataluña y España los tiempos de Felipe IV y el Conde Duque de Olivares, Gaspar de Guzmán, ministro valido del rey desde 1621. Éste se había propuesto reformar e impulsar la idea de España en todo el Reino y recrear el Imperio de Felipe II. España tenía una ingente y larga tarea delante. Pero las capacidades y los medios no estuvieron a la altura requerida.

Felipe IV era una persona abúlica y pusilánime. El programa chocó con una burocracia conformista y lenta, llamada a realizarlo, y con las oligarquías nacionales, llamadas a secundarlo. España tenía guerras y conflictos armados por toda Europa Occidental: en Alemania, Francia, los Países Bajos o Flandes, Italia y al este y oeste de España. Los soldados, no siempre con buenos mandos, no peleaban bien. La guerra de los Treinta Años continuaba y en Francia, el cardenal Richelieu surgía como enemigo inteligente, correoso y sagaz de España.

Las rebeliones de 1640 en Cataluña y Portugal (en diciembre, el alzamiento de sus oligarquías llevó a su separación final de España) fueron desastrosas para los planes de Olivares. La revuelta y secesión catalana o “guerra de los campesinos” se prolongó hasta 1652. Se gestó en las reformas del Conde Duque, para repartir y homologar los esfuerzos de las regiones peninsulares en pro del interés común. Hasta entonces, Castilla había pagado de manera desproporcionada los gastos de los compromisos externos de los Habsburgos. La razón inmediata del rechazo a esos planes fue que la oligarquía catalana los vió como una amenaza a sus libertades históricas. Que en realidad eran unos privilegios administrativos del medioevo, centrados en que prohibían a las tropas catalanas servir fuera del Principado.

Resultado de imagen de 1640 rebelión Cataluña Inicio de la Revuelta de los Segadores el día del Corpus.

Los roces entre la población y las exiguas fuerzas acuarteladas en Barcelona llevaron al levantamiento del 7 de junio (día del Corpus Christi), que se generalizó y extendió por toda Cataluña. Esto derivó en una revolución de los pobres y campesinos contra los nobles y los ricos u oligarquía catalana. Pronto, ésta recuperó parte del control y pidió ayuda y protección a Francia. Richelieu no perdió la oportunidad de debilitar a España y apoyó a los sediciosos.

Pero, los franceses, con su protectorado, se hicieron inmediatamente más onerosos y rapaces para los catalanes que España. Por ejemplo, inundando la región de productos franceses muy competidores. Así, la oligarquía catalana, que sin unos objetivos claros y meditados, se propuso dañar al Imperio español, perjudicó, con su insensata actuación y sin la menor consideración, al pueblo catalán y a su Principado. El enfriamiento del choque con Francia y el final de la guerra de los Treinta Años, permitió enviar un ejército hispano que ocupó fácilmente Barcelona, en 1651.

En la Guerra de Sucesión de España de 1714, Cataluña luchando junto a España, apoyó al candidato Habsburgo, que era la línea dinástica de sucesión. Si reinaba el borbón, de la dinastía real francesa, se aceptaba e imponía una nueva dinastía para el trono real español. Ésta nos uniría a Francia por “pactos de familia” temporales, los cuales no siempre serían favorables o neutrales para la nación española. Recuerdo el caso del Carlos III, con ministros muy útiles para el Reino y con un comportamiento personal que, por discreto, fue bueno. El cual, antes, cuando era rey de Nápoles, fue humillado por la Royal Navy. Y que inmediatamente de ascender al trono, estableció un pacto de familia con Francia, que nos llevó en 1763 a una innecesaria y mala guerra con Inglaterra.

Ganada la guerra civil por el borbón, cuyas tropas tenían acceso por nuestras fronteras terrestres, Cataluña fue ocupada por sus tropas. Pero, nuevamente, Cataluña recibió el trato que su importancia merecía en la nación española. Y, pronto, los Decretos de Nueva Planta y otras disposiciones administrativas fueron favoreciéndola en el devenir de los pueblos hispanos.

Resultado de imagen de 1714 Cataluña lucha contra Borbones Cataluña lucha en 1714 por la continuidad dinástica de España.

Los Padres de la Patria no son sus dueños.

El creérselo es una percepción común en los déspotas y “liberadores nacionales” modernos. Tiene su origen en la conducta de los sátrapas y monarcas absolutos antiguos. Y se refuerza aún más cuando, como en el Islam, la religión consolida y sustenta también al poder político que ejercen.

La corrupción dinástica de la familia Pujol, aceptada implícitamente por sus adláteres y comparsas, por ser la impulsora visible de la “soberanía catalana”, es una de las hiedras parásitas que se han enseñoreado de los dineros públicos catalanes.

Las comisiones de más aún del famoso 3% señaladas por Pascual Maragall, recolectadas metódicamente por Convergencia y Unión, el partido de los burgueses catalanes, han llegado a enfangar al Palacio del Liceo. Partido que se disolvió en 2016, con sus sedes embargadas, y reconvirtió en el PdeCat.

Y una institución provincial de condición estatal, como es la diputación de Barcelona, destinada a ayudar en su gestión a los pequeños municipios, desvió unos 12 millones de euros, asignados por el presupuesto público, a los fieles del PdeCat. De los cuales, los últimos 2 millones iban destinados a los objetivos de la cooperación y el desarrollo (operación Estela de la Policía Nacional, el 25 de mayo).

La corrupción es universal. No depende de los países, ni de las clases sociales, ni del dinero que tengas. Ya Juvenal decía que “todos vivimos en un estado de pobreza ambiciosa”. La corrupción actús como un gas incoloro e inodoro, insperado, que todo lo alcanza, lo penetra y lo puede afectar. Tiene múltiples facetas o campos de actuación. La corrupción es una enfermedad social crónica e irradicable en su totalidad. Con la que hay que aprender a convivir.

Y lo que hay que hacer es controlarla y limitarla, para que solamente estorbe levemente el comportamiento siempre imperfecto de la sociedad. Eso es el Bien.

(CONTINUARÁ)

La Democracia, como Sistema Político perfectible. 2ª Parte.

(CONTINUACIÓN)

 

Funcionamiento teórico de los Regímenes modernos. Los Partidos Políticos.

El régimen político de un país es su modo de gobernarse y regir su cosa pública. Existen dos tipos de regímenes: los pluralistas o democracias liberales o democracias occidentales y los monolíticos o dictaduras, sean o no ideológicas. Los partidos políticos aparecen cuando se produce la participación popular en el proceso de las decisiones públicas. Su origen, en los países occidentales, se sitúa a finales del siglo XIX. Cuando esa actuación por delegación popular no se produce, surgen los partidos de pega o dictatoriales, aparentando unas libertades inexistentes. Estos “partidos únicos” se caracterizan por tomar por sí mismos las decisiones públicas, sin ninguna fiscalización ni cortapisa. Son también normalmente “partidos radicales intransigentes” o PRIs.

Resultado de imagen de partido totalitarios Hacia el «pueblo» y siempre sin el Pueblo.

El estado garantiza el cumplimiento de los principios básicos y hace posible las relaciones sociales de todo tipo. Y cuando éstas toman una dirección de antagonismo violento, el estado debe intervenir para corregirla y mantener la unidad funcional y armónica de su sociedad. Los estados modernos democráticos se basan en la premisa, aceptada desde hace unos pocos decenios, de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y tienen los mismos derechos y obligaciones. Otra virtud política, admitida desde hace menos tiempo aún, es que los bienes que la sociedad produce deben ser repartidos a todos. Cumpliendo los principios de premiar los esfuerzos, los riesgos y el conocimiento, que las cargas incidan más en los más pudientes y que a los desfavorecidos se les ayude especialmente.

La antigua división de los “poderes públicos” entre legislativo, ejecutivo y judicial, está derivando en los últimos lustros hacia un “poder del Estado”. Éste está encargado de legislar y gobernar, y es regido por el “jefe” del partido elegido. Poder público que es controlado o fiscalizado por la oposición política y los medios de comunicación. Las democracias pueden ser de dos tipos. Son presidencialistas, cuando su “jefe” es elegido directamente por el pueblo. Y son parlamentarias, cuando los electores, al votar sus “representantes a las cámaras”, saben que también lo hacen por el “jefe” de su partido, para el cargo de presidente del gobierno o primer ministro.

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Es normal y deseable en muchas ocasiones, que los ciudadanos tengan diferentes puntos de vista acerca de cómo se ha de dirigir una nación y cuál es el orden de prioridad de las necesidades a atender por el estado. Así, un partido político es mucho más que un “grupo de presión”, como un lobby o un sindicato. Es realmente un órgano público de la democracia moderna. Los partidos ofrecen a los electores que, si son elegidos, gobernarán según su ideología y aplicando su último programa.

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En el gobierno por los partidos resulta fundamental la forma de adjudicarles los votos primarios que reciben de los ciudadanos. Se pueden acumular a nivel nacional los votos recibidos. Aunque generalmente se divide al país en circunscripciones electorales. Con lo que se otorga un peso determinado en los resultados, a las distintas zonas geográficas o demográficas del país. En estas “zonas electorales” se pueden adjudicar los elegidos con diferentes fórmulas, proporcionales a los votos recibidos por cada partido. Y, en áreas más pequeñas o menos pobladas, se puede nombrar representante local a la cámara al candidato del partido más votado, excluyendo a los otros. Como todas las fórmulas electorales son imperfectas, con sus beneficios y penalizaciones según las características de las circunscripciones, los partidos no se ponen fácilmente de acuerdo para cambiar o modificar las vigentes.

Los problemas de las democracias liberales.

El propio Montesquieu reconocía que las virtudes republicanas o ciudadanas sólo existían en los relatos de la Antigüedad. Así, resultaban atractivas para una minoría dirigente o pensadora. Pero su adopción por los ciudadanos no podía hacerse solamente por mandato legal. Los valores morales ciudadanos propuestos por las revoluciones liberales y ejemplificados en el grito de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, se veían también como algo artificial y remoto. Sin conexión real con un código moral práctico, conocido y asumido. Y, sobre todo, con ejemplos vivos que pudieran seguirse por las personas.

Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas de provecho. Enfrentándose a la inercia y a las dificultades diferentes que todo proceso creativo tiene, y superándolas. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, iluminada por una “ilusión razonable”. Que vence, específicamente, a la entropía moral e ideológica generada casi inevitablemente en todas las sociedades a lo largo de un período suficientemente largo de su historia.

El proceso natural de creación de una “moral nacional”, como sentido correcto de la vida en común, siguiendo las corrientes adecuadas de paz, progreso, satisfacción propia, servicio y justicia, es incluso desconocido por muchas sociedades occidentales. Las cuales han perdido hoy en día muchos de sus reflejos instintivos de desarrollo social y aún de pervivencia. Decía Juan Vázquez de Mella Fanjul que ningún pueblo moral (yo diría que con una sana “moral nacional”) ha soportado tiranías. Pues esta “peste de las sociedades” se alimenta y extiende y afianza sus raíces en la degeneración o el estiércol de ellas.

A ello han contribuido dos grandes desventajas morales que padecen las democracias liberales. Su inmensa y dedicada producción de bienes y servicios, que ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas, alejan al pueblo consumidor y productor de las virtudes (los valores permanentes sociales) del esfuerzo y la sobriedad, de la espera de la recompensa. E, incluso, altera el necesario equilibrio entre los deberes y derechos personales y sociales. Ha surgido el homo economicus, como personaje definitorio de esta época. Destinado a producir y consumir bienes y servicios y a acrecentar, un poquito con cada operación económica, la riqueza de los plutócratas.

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La otra desventaja moral es el alejamiento social del mantenimiento y del cultivo de los valores y virtudes. Éstas últimas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas. Por ejemplo, para los blancos de Suráfrica, la beligerancia activa fue un valor cultural y social necesario e imprescindible durante décadas. Para mantener su independencia y su dominio, frente a la mayoría negra en la que estaban embebidos.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Hay que citar también la función esencial de “mando, gestión, impulso y ejemplo” de los dirigentes sociales de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los cuarteles, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad, donde se crean los vínculos humanos recíprocos de la sociedad superior. Donde se asentarán y florecerán después “la ilusión y el entusiasmo” imprescindibles. En épocas de cambio o difíciles, aquéllos deben acentuar más su ejemplo. Porque, los valores y las virtudes nunca son dictados desde una “supuesta cúspide moral e intelectual” de la sociedad.

FINAL.

La Democracia, como Sistema Político perfectible.

La democracia es el menos malo de los sistemas políticos que existen”. Esta frase de un estadista como Winston Churchill, que ya era ex-primer ministro de la Gran Bretaña y pronunciada ante la Cámara de los Comunes el día 11 de noviembre de 1947, parece corroborar la bondad y la oportunidad de la democracia, como “sistema político global” para la Humanidad.

La democracia actual lleva implantada en el mundo occidental, Europa Central y Occidental y América, desde el final de la Edad Moderna. La revolución estadounidense, la revolución francesa y la revolución industrial y el desarrollo científico, que propiciaron la especialización del trabajo, la concentración y el empleo del capital o medios de producción y la mecanización de los procesos fabriles, marcan cualitativamente el comienzo de la Edad Contemporánea. La vigencia de la democracia moderna son apenas un par de siglos o muchos decenios. Es aún corta, si la medimos en los tiempos históricos humanos.

Orígenes históricos de nuestra democracia.

Los historiadores y políticos actuales sitúan su origen en la Grecia antigua. Lo que no suelen decir casi todos, especialmente los últimos, es que la democracia griega funcionaba solamente para los ciudadanos de las polis. Todos los ilotas griegos, que eran al menos tantos como aquellos, estaban excluídos de participar en esas “democracias” o gobiernos de los pueblos.

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Además, las urbes griegas, separadas entre sí por sus montañas y por sus identidades sociales excluyentes, fueron incapaces de idear y tener un destino único. Y se enzarzaron durante decenios en luchas entre ellas, que las debilitaron absurdamente. Apenas se aliaban, durante un tiempo, cuando los persas de Darío (490 a.C.) o de su hijo Jerjes (480 a.C.) aparecían por el Helesponto (hoy, el estrecho de los Dardanelos) y por el mar Egeo, para atacarlos y subyugarlos. Y, al final, en la batalla de Pidna (168 a.C.), Roma los venció e incorporó a su imperio. Ese combate fue sostenido sobre las irregularidades de un terreno montañoso suave, que impedía la continuidad y, con ello, la fortaleza de las falanges griegas. Y los romanos emplearon sus manípulos, al mando de sus respectivos centuriones, maniobrando individuamente y desbordando, dividiendo y batiendo a esas fortalezas semiestáticas helenas.

Como ejemplo de los valores y usos democráticos de Atenas, quizás la polis más representativa del sistema político heleno, citaremos el caso de su general Arístides (540-467 a.C.) Los ciudadanos tenían el derecho a condenar al destierro, una vez al año, al hombre de estado que consideraran conveniente. Si se pronunciaban 8 mil votos escritos en una concha, adversos al personaje en cuestión, éste era desterrado de Atenas sin más argumentos. Se cuenta que se dirigían a votar Arístides y un ciudadano iletrado, que no lo conocía personalmente. Éste le pidió a Arístides que le escribiera Arístides en su concha. El general solamente le preguntó el por qué. Y el ateniense le respondió: “es que me molesta que le llamen “el Justo”. A pesar de sus virtudes ciudadanas y militares, Arístides fue condenado al ostracismo en esa votación.

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La evolución sociológica de las tribus al estado nacional.

Las tribus funcionaban o pueden funcionar social y políticamente como una “nación en ciernes” en situaciones de aislamiento, pobreza estructural, autoridad central precaria. Y tenderán a debilitarse cuando los beneficios de las estructuras étnicas y tribales, regionales y locales fueran o sean superados por los aportados por el sheik o emir dominador o el estado central déspotico o democrático. Y éstos tuviesen o tengan los medios de coacción, el respeto y la ascendencia populares, para mantener suficientemente unidas y cohesionadas a las tribus. Y siguiendo los estados una política general común, favorable a la mayoría de los ciudadanos. Donde no tenga lugar la acepción de clanes. Que es el cáncer que ha corroído a las uniones tribales estatales, por ejemplo, en Somalía o en Sudán del Sur. Donde, además, ha faltado la figura suficientemente ejemplar y apoyada, como para conseguir imponer una política nacional común y la paz social.

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La estructura social estatal surge cuando una tribu puede imponerse a las otras existentes. Empleando siempre para ello un grado variable de coacción o violencia. Es necesario que surjan unas características o funciones, que permitan desarrollar los nuevos lazos intraestatales y debilitar los tribales y regionales. Aquéllas podrían ser el Islam (religión sencilla y muy socializada en la Umma, como ocurrió tras la muerte de Mahoma); la educación generalizada, que genere un cambio o suave ruptura de mentalidad y modifique la cultura, sin crear traumas sociales, y especializada, como medio de vida y progreso; la inversión en infraestructuras y capitales; el establecimiento de un sistema político, que pueda guiar y realizar todo el proceso, apoyándose en un funcionariado civil y militar suficiente y probo. Buscando el desarrollo económico progresivo y repartiendo razonablemente los productos obtenidos. Y mostrando así unas posibilidades suficientes de seguridad, justicia, bienestar, prosperidad y paz para todos. Es decir, se trata de resaltar las ventajas del desarrollo integral y superior, sobre el atasco del juego social de tribus y clanes, como estructura anterior superable.

Otro de los vicios que han adquirido los miembros “civilizados” de las tribus es la codicia desmedida. Y con ella, su corolario y su modo fácil de satisfacerla, la corrupción rampante. La igualdad social en las tribus, su “republicanismo ideológico”, garantizaba el uso y disfrute razonable de los recursos por todos los miembros. Y el zakat o limosna canónica musulmana y el apoyo de su colectivo suplían los casos de orfandad, enfermedad, etc.

Las aristocracias despóticas. Su perdurabilidad y su caducidad.

Estos sistemas políticos constituyen y también fueron durante muchos siglos, regímenes sociales semi eficaces y aceptables. Ambas características están conectadas en una “ecuación social”, que medirá cualitativamente la viabilidad del régimen. Ninguna de las dos cualidades son ideales en la práctica. Siempre serán más o menos suficientes y perfectibles. Y se da una condición en su acción sinérgica: cuando el régimen en cuestión no es suficientemente aceptable (con tiranía, corrupción, despotismo, clientelismo), tampoco es eficaz en su gestión administrativa y social.

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Llevando entonces a la revolución y a la revuelta sociales, que, al ser conflictos civiles armados, tienden a ser dolorosos, incluso crueles, y prolongados, lo que aumenta las pérdidas en bienes y personas. Y fractura durante un tiempo largo a la sociedad que los sufrió.

Veamos un ejemplo de este tipo de régimen, regido desde arriba hacia abajo, y que ha perdurado en el tiempo mucho más que las democracias.

El entramado social de los musulmanes está enraizado en las estructuras de las viejas comunidades. Las jerarquías sucesivas de la familia, el clan o vecindario, como conjunto emparentado de familias, y la tribu, como conjunto de clanes afines y asentados en varias regiones, conforman su estructura social. Estructura que define, articula y sostiene los derechos y deberes recíprocos del individuo y de su sociedad.

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Los países musulmanes no son proclives a la rebelión contra sus autoridades. La obediencia es una cualidad arraigada en las sociedades islámicas. El Islam quiere decir sumisión a Allah. Desde el inicio del Islam, los califas, una combinación integral de las autoridades civil y religiosa de la sociedad, dirigían a la comunidad de creyentes, la Umma. Que era sostenida por la Sunna, la Tradición y la Revelación de Allah. Y no existía un contrapeso legal a su soberanía. Sólo las autoridades religiosas, singularmente los ulemas o ideólogos del Islam y los muftíes o sus jurisconsultos, podían llamarles la atención en las cosas tocantes a la Fe y a las costumbres.

Corresponde al dirigente musulmán y a su oligarquía, dar medios de vida a su pueblo. Bien, proporcionando ellos mismos empleo (administraciones, trabajos públicos y fuerzas de seguridad). Bien, protegiendo a los pequeños y medianos comerciantes piadosos, la “casta del bazar”. Que forman el núcleo urbano de las clases “medias” del Islam. Bien, fomentando otros empleos, como los relacionados con las peregrinaciones y, hoy en día, el turismo. Esto es más necesario cuanto menor sea el “tejido industrial y financiero” de la sociedad. Las autoridades deben brindar sosiego a la sociedad y controlar su coste de la vida.

Mientras esto se cumpliese razonablemente, existía un flujo de lealtades y sincero entusiasmo de las clases populares hacia sus gobernantes naturales. Que se conseguía con la identificación anímica, por apropiación, del pueblo con el esplendor y la grandeza de sus jefes. Éstos encarnaban, de modo ideal y simbólico, el “Nosotros”. Mientras esta simbiosis de dirigentes y pueblo se mantuviese, éste estaba dispuesto a defenderlos y a nutrir las fuerzas armadas. Pero nadie daría un paso por un gobernante injusto, porque es la negación y la corrupción de su esencia y sus funciones vitales.

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Así, en Siria, el gobierno dinástico de los Hafez y Bashar al-Assad y su aparamenta política han dejado de formar hace mucho tiempo un régimen nacional. Ya que no representan, ni defienden, ni integran los intereses particulares y colectivos de su nación. Ahora sólo abanderan y protegen a los miembros de la amplia oligarquía socio religiosa, que acapara y distribuye, en distintos grados, el poder institucional, social y económico de Siria, cada vez más deteriorado. El régimen sirio está cristalizado, sin fluidez, tanto social como ideológicamente. Y se ha convertido en la cáscara de un “fruto socio político”, agostado, estéril y vacío. Permanece en el Poder, gracias a las ayudas militares de Irán y Rusia, que son potencias regionales ambiciosas. A las que Siria les puede resultar muy onerosa, tras la guerra, para lograr su recuperación socio económica. Rusia, con afanes de gran potencia, por su arsenal nuclear, sólo encuentra aliados desestructurados y esquilmados.

LA POLÍTICA NACIONAL ESPAÑOLA.

UN INSTRUMENTO ESTÉRIL E INEFICAZ

Introducción.

La dispersión e ineficacia que demuestran las autoridades en la compleja labor de aunar las voluntades populares y en implementar políticas claras de refuerzo de la unidad nacional y de control de las trasnochadas y fallidas ideas de disolución y sustitución de aquélla, tienen varias causas originales.

Una nación no se congrega y galvaniza, se reune y avanza con normas, leyes y reglamentos. Llamados a encorsertar jurídicamente la cosa pública. Una nación no se gobierna en épocas de peligros e incipientes decadencias solamente con las ideas y políticas económicas y contables. Que sólo sirven para crear y conservar la riqueza material. Pero que ni siquiera hoy en día pueden evitar la dureza y la crueldad de las fases de crisis y decadencia de los ciclos económicos sucesivos. Que literalmente pueden triturar la colaboración entre los estratos sociales y ahondar sus diferencias. Y esas políticas son aburridas, melindrosas y meaqueditas. Porque la actuación del dinero, que es su esencia, tiene esas cualidades naturales.

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Esto crea y define una política raquítica, defensiva y sin horizontes dignos de los mejores esfuerzos. Y, también, seria y cumplidora del deber. Como serias y cumplidoras fueron las presencias de Cervera, cuando le hundieron su flota en Santiago de Cuba y de Montojo, cuando le ocurrió lo mismo en Manila a su flota española del Pacífico.

La falta de virtudes en el ejercicio y el ejemplo del poder y de los gobernantes, han drenado y agostado a la derecha cabal del país, como instrumento político nacional.

Los intentos de secesión político social.

En el caso secesionista que tenemos frente al rostro y a estas alturas de su proceso de ruptura con la nación española, se nos presentan varias incógnitas sobre lo que tendríamos que hacer o ir haciendo. ¿Una acción eficaz preventiva sería útil o contraproducente? La parsimonia e inanidad, apoyada en el cumplimiento de las normas, que exhiben las autoridades nacionales, ¿nos permitirán, al menos, tomar a cambio futuras decisiones ventajosas?

El mismísimo presidente ya le ha dicho a su partido, que ya no hay crisis económica que arreglar. Y las encuestas van descontándoles votantes, que no parecen querer premiarles indefinidamente los resultados pasados. La memoria que alimenta el agradecimiento colectivo es frágil, interesada y voluble.

Entonces, los españoles tienen que ser convencidos por las ideas y actudes del PP, que deben votar también al partido cuando las cosas van económicamente bien. Pero eso será si perciben un PP radicalmente distinto al que ha gobernado hasta ahora. Capaz de ilusionarles y de impulsarles creíblemente, en unidad y cooperación, hacia el futuro social inmediato en paz y prosperidad.

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Que no se diga solamente que en estos momentos, amparándose, apoyándose Y cubriéndose en la ley y sus posibilidades, el gobierno está tomando ya medidas legales contra los secesionistas. Porque quienes están aplicando la ley son los tribunales y fiscales, como corresponde al poder judicial. Y el gobierno, como poder ejecutivo, ejecuta muy poquito, en procurar su cumplimiento y dispersar las acciones hostiles contra la ley. También el 1 de noviembre del 2014 realizaron los secesionistas catalanes acciones contra la unidad de España y la soberanía de los españoles, que fueron de igual cualidad separatista e ilegal que las de ahora. Y la actitud y la actuación de la administración contra la consulta popular catalana de ese día, fue deplorable, escasa e ineficaz. La lenidad, la tolerancia y la dilación frente a los rebeldes, por parte de los ejecutivos nacionales, les hace estos también responsables parciales y cooperadores necesarios, no suficientes, en los delitos de lesas “nación, patria y soberanía” de aquellos malvados.

La prudencia, el aplomo y la postura caracterizando la cosa pública.

El refrán “meaquedito, caga poquito”, indica que a los cuitadillos no les pidas largos, grandes o importantes haceres. A los que miran con fruición los metros y los detalles del patio, no los lleves a recorrer muchos kilómetros de viaje.

El meaqueditismo tiene a la prudencia y a la paciencia como escudo protector y supuesto estandarte de valentía. Pero pocas veces un meaquedito se lanzará o tomará la iniciativa, porque querrá cubrir todas las apuestas o posibilidades. El riesgo necesario y presente para casi todas las acciones y empresas es su aversión esencial. Y su incapacidad íntima es la ausencia de carisma y liderazgo, fundamental para los conductores o líderes en los tiempos de crisis que vivimos. Pero esto, por vergüenza, nunca lo aceptará, ni hablará de ello. El meaquedito está cómodo en el embridaje de una sociedad bien controlada por leyes y reglamentos. Que le facilita el andar por carriles seguros hacia metas definidas.

La vocación profesional pública de los meaqueditos no es la de político, aunque muchas veces lo sean. Sus aspiraciones temperamentales son la de funcionarios sin mayores responsabilidades, buenos cumplidores de lo escrito y de lo mandado por los superiores. Para defender su posición y usar sus argumentos, el meaquedito suele ser un buen hablador o locutor. Él sabe que todas las posiciones son, al menos, medianamente defendibles. Y, usando de la palabra, como su instrumento en la dialéctica de voluntades con sus competidores, puede imponérseles. En los avatares de una sociedad tan reglada y definida, que no admite salidas de tono, golpes en la mesa, acelerones o brusquedades.

La Nación social y política.

Una nación es una sociedad de individuos dotada de una auto conciencia socio política. Colaboran a crearla y vertebrarla la historia, la tradición y las costumbres, y la lengua y el sentido moral propios. Y contribuyen en segundo lugar a ello la etnia y el territorio propios, que no siempre existen, especialmente la primera. Así, el territorio de un país no es una nación. Ni lo es la población inarticulada de un territorio bajo un único gobierno. Cuando la nación es amada por sus componentes y existe en ellos el deseo de servirla y defenderla en comunidad, aparece el concepto de la patria. Ambas ideas están interrelacionadas esencialmente. Y, la ausencia del patriotismo o la vergüenza de profesarlo por miembros de una “comunidad socio política”, lleva a la indefensión y a la desmembración de su nación, en mayor o menor grado, formando “grupos de individuos asociados”. No es de extrañar que sean las Fuerzas de Defensa de una nación, como instituciones y en sus miembros, las que enarbolen, enseñen y profesen el patriotismo como una de sus virtudes esenciales. Las Fuerzas de Defensa de una nación son el conjunto especializado de los “nacionales o patriotas” para la Defensa beligerante y cabal de su “nación patria”.

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Nuestras fortalezas ideológicas y sociales.

Los ataques de agentes ideológicos externos, lejos de apiñarnos en torno a la patria amenazada, nos enfrentan y, hasta, nos dividen más. Porque nuestra Política es mediocre, envidiosa y cortoplacista en objetivos. Y nuestra sociedad invertebrada es una sumatoria de seres y grupos aislados, sin un norte común y pesarosos del bien ajeno muchos de ellos.

Nuestra civilización mayoritaria convive con otras en el mismo suelo. Pero eso no quiere decir que no podamos tener unas virtudes sociales comunes. Las virtudes son los valores permanentes e indefinidos de un grupo humano. Y, junto con las creencias que se profesan, son los parámetros definitorios de una sociedad. Así, su observancia y respeto unánimes fomentan en gran parte la creación y la integración del grupo social. De todas las decadencias y problemas sociales solamente se puede salir fortaleciéndonos los valores y virtudes.

Éstas últimas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, apreciadas y valoradas permanentemente por las sociedades y los grupos humanos. Las virtudes humanas son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades o grupos humanos. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas. Por ejemplo, para los blancos de Suráfrica, la beligerancia activa fue un valor cultural y social necesario e imprescindible durante décadas. Para mantener su independencia y su dominio, frente a la mayoría negra en la que estaban embebidos.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones más elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa cultura occidental. Podemos citar las principales y evidentes, que están embebidas y asumidas en el alma humana, sin buscar ser exhaustivos, sino demostrativos:

Aprecio de la familia, el clan, la tribu, la nación, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el “entorno vital” que nos sustenta y es soportado por todos, nuestro “humus social” fértil, rico en capacidades y matices  e imprescindible.

Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales. Para evitar la venganza libre, excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños y reformar las conductas erradas. Cuando esta “virtud” es complaciente o deficiente, se abre inevitablemente el camino a la injuria personal o colectiva y a la necesidad imperiosa y vital de tomar venganza. Venganza que, por tender a los máximos (como diría Karl von Clausewitz) y estar alimentada por la injusticia y la cólera, se apoyará y seguirá la Ley del Talión.

Necesidad de la educación, como marchamo del buen hacer y de la ciudadanía sociales. Y de la formación, como conjunto de los conocimientos y habilidades profesionales, necesarios para el servicio a la familia y a la sociedad, con el ejercicio de un medio de vida digno y suficiente.

Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda directamente. Esto se concreta, según la educación, la cultura y el ambiente social vividos, en distintos credos y religiones.

Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, y el trabajo como factores y parámetros necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos humanos.

Y son nuestros valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados, los que verdaderamente nos darán la fuerza y la ilusión para superar los tiempos de decadencia.

Y no olvidemos la función esencial de mando, gestión, impulso y ejemplo de las autoridades y los dirigentes sociales de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad. En los tiempos difíciles, elos deben actuar mucho más desde el ejemplo. Los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico, vivido y conocido. Tienen que ser percibidos y aceptados por los ciudadanos, para que puedan seguirlos. Y no pueden ser imposiciones de normas, códigos y reglamentos fríos, dictados desde una supuesta cúspide moral e intelectual de la sociedad.

Nuestros mandos gestionan, pero el impulso que recibimos de ellos es débil e ineficaz; mandan débilmente, decidiendo para ello todo lo colectivamente que pueden; y su ejemplo no es apreciado, ni tomado como merecedor de la emulación y el seguimiento. Sin biología no hay familia, ni mucho menos existirá sociedad. ¿Son fértiles y sólidas las familias de los jefes sociales?

Líderes ejemplares que se apartaron de sus posiciones públicas.

Hablaremos de líderes de la derecha, retirados de la vida pública por desavenencias ideológicas con sus compañeros. O por apreciar que no existían entonces las condiciones sociopolíticas que les permitieran llevar a cabo sus creencias e ideales. En la izquierda española creemos que a sus mandos solamente la enfermedad crónica o grave y la edad ineludible les han apartado de los deberes de su cargo.

Sólo recordamos el caso de Gerardo Iglesias, que fue elegido secretario general del PCE en noviembre de 1982, defendiendo entonces las ideas renovadoras de los camaradas recién purgados. Por ello, se enfrentó a los llamados eurocomunistas de Carrillo, buscando la integración de los distintos grupos comunistas existentes. Participó en la creación de Izquierda Unida en 1986, siendo elegido su Coordinador General. En 1988, renunció a todos sus cargos en el XII congreso del PCE, siendo sustituído progresivamente en ellos por Anguita. Iglesias, que estaba en excedencia, se incorporó posteriormente a su puesto de minero.

Esta selección, sacada de lo que podemos detectar y vislumbrar, es un ejemplo y resumen. Representa lo que sería un afloramiento rocoso, la parte no sumergida del iceberg, de todas las innumerables personas que en política se esfuerzan por mantener y mostrar una posición coherente con un ideario ejemplar y cabal.

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Jaime Mayor Oreja es quizás el paradigma de todos los mandos que en la derecha se han retirado de la palestra pública. Su categoría se la dan sus características: conocimientos, bagaje ejemplar y moral, posiciones ocupadas en la vida pública, relaciones y edad. Mayor Oreja tiene una sólida formación política de raíces cristianas. Siempre señaló y condenó la estrategia disolvente, secesionista y comunista de ETA. Que actuaba, según él, acomodándose tácticamente a los cambios de poder en Madrid y usando diversas actitudes e imágenes.

Sin enfrentarse nunca al poder del PP, ha mantenido una clara y seria trayectoria política. Condenando, así, por ejemplo, el aborto, como “algo propio de los bolcheviques”, y la eutanasia, que “es una vieja receta de los totalitarismos que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XX”. Nunca condenó al franquismo en su totalidad y con motivo de la ley de la Memoria Histórica, en la crisis de 2008, alertó de los riesgos que ya amenazaban la concordia y la unidad de España. Su ideología inspiró el ideario de María San Gil, compañera del PP vasco.

Alejo Vidal Quadras fue presidente del PP de Cataluña desde 1991. En los comicios autonómicos de 1995 su formación obtuvo 17 diputados y la mayor cifra de sufragios populares hasta hoy. Por el pacto del Majestic (el hotel del Paseo de Gracia, en Barcelona) entre Convergencia y Unión y el PP, que permitió la investidura de Aznar como Presidente del Gobierno de España (en la 6ª legislatura de la democracia actual, 1996 a 2000), fue inmolado por el PP de sus cargos en Cataluña. Vidal Quadras fue reubicado como eurodiputado del PP. Y fue vicepresidente del Parlamento Europeo. Actualmente milita en el pequeño partido regeneracionista VOX.

María San Gil inicia su actividad política en 1991 en el PP guipuzcoano. Cuando comía con Gregorio Ordóñez, primer teniente de alcalde de San Sebastían, el 23 de enero de 1995, presenció el asesinato de éste por un comando de ETA en un restaurante de esa capital. A fines de 2004 era presidenta del PP en el País Vasco.

En mayo de 2008, tras la crisis interna del PP al perder las elecciones generales, presenta su dimisión como presidenta y diputada del PP en el País Vasco. Los motivos fueron las fuertes discrepancias con el fondo y las formas del PP de Mariano Rajoy.

José Antonio Ortega Lara era un funcionario de prisiones en el centro penitenciario de Logroño. A primeros de 1996 fue secuestrado en su casa de Burgos por ETA. Y permaneció así, en condiciones deplorables, por más de 500 días. Hasta que fue liberado in extremis por la Guardia Civil. Se jubiló anticipadamente a finales de 1997, iniciando una carrera política en el PP.

Siempre mantuvo una línea de defensa de los valores democráticos de la familia, de la unidad de España y de su fortaleza y de lucha contra los terroristas de ETA. En la crisis del PP de la primavera de 2008, anunció su baja del partido por sus diferencias ideológicas con él. En 2014 se unió al partido VOX.

La Defensa Flexible y Móvil de las “Posiciones Ideológicas” II.

(CONTINUACIÓN)

Los Vínculos humanos crean y fortalecen las Naciones.

Las relaciones internas de los grupos humanos se caracterizan por incorporar a ellas ciertos ritos, preceptos, actitudes y prohibiciones. Su asunción y su expresión repetitiva forma parte de la inculturación, la afirmación y la cohesión sociales de esos “grupos”. Siempre existirá un “código de costumbres y honor”, no necesariamente escrito, aunque será claro y definido en sus términos. Que establece al individuo ciertos derechos y exige de él ciertos deberes sociales, hacia la familia, los amigos y otros grupos humanos superiores. En toda sociedad existen unos “valores protectores”. Éstos podrían ser la hospitalidad, la lealtad, la amistad, la justicia de ultrajes y daños, un culto divino, el honor individual y colectivo. Cada uno de ellos protege y engrandece en alguna medida al “conjunto” humano”. Las relaciones interpersonales, en los ámbitos de la familia, el grupo y la región, se proyectan por la oportunidad, la cercanía, el intercambio de bienes y las relaciones. Y se arraigan y afirman con la lealtad, el respeto a las normas aceptadas y el tiempo de trato. Siempre un exceso de reglamentación, buscando el aseguramiento de las responsabilidades objetivas y la eliminación de los “errores e incertidumbres”, termina siendo dañino para todas las “agrupaciones”. Porque son los “antónimos ideológicos” de las responsabilidades sociales compartidas. La “plétora indebida” de reglas super elaboradas y ultra racionales enerva y debilita el sentido de la responsabilidad y el coraje moral (necesario para asumirla y ejercerla) individuales. Y los reflejos y las actitudes de responsabilidad colectiva se diluyen y se pierden.

Sus verdaderos “motor y combustible” serán la “ilusión razonable, adecuada, oportuna y alcanzable” y el “entusiasmo” de esas sociedades. Sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar con consistencia empresas humanas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, iluminada por la ilusión razonable. Que vence a la “entropía moral e ideológica” generada inevitablemente con el tiempo en las sociedades. Esta entropía social es el conjunto del decaimiento y la molicie síquicos y espirituales. Que son generados por la desilusión y el desencanto personales y colectivos de los miembros del grupo.

De las crisis sociales sólo se puede salir fortaleciéndose en los valores y virtudes. Los valores y virtudes reconocidos, retomados y reafirmados son los que pueden dar la fuerza y la ilusión para superar los tiempos de decadencia o de peligro. Muchas veces estas denominaciones se aplican indistintamente. Aquéllas son las “bondades y cualidades” humanas de referencia, permanentemente apreciadas y valoradas por las sociedades humanas. Las virtudes son muy estables en el tiempo. Los valores son las “cualidades y bondades” humanas, estimadas de forma temporal y/o local por algunas sociedades. Y, principalmente, en virtud de su idiosincrasia, condiciones de vida y presiones recibidas desde el exterior. Los valores culturales y sociales suelen ir evolucionando con las contingencias, los desplazamientos y las fortunas de las sociedades humanas.

Las virtudes son aportadas principalmente por las religiones elaboradas, y por los discursos de Cicerón y los Diálogos de Platón, dentro de nuestra extensa ideología occidental. Citamos sólo algunas, que están embebidas y asumidas en el alma humana:

Aprecio de la familia, el grupo social, la amistad y los forasteros amables y curiosos que llegan a nuestro entorno. Es el entorno vital que nos sustenta, el “humus social” fértil e imprescindible. Necesidad de punición de las conductas que se aparten suficientemente de las normas sociales. Para evitar la venganza libre, excesiva o desordenada, disuadir a los posibles contraventores, satisfacer en justicia las injurias y los daños, ponderando los daños y sus castigos y reformar las conductas erradas. Cuando esta “virtud” es complaciente o muy deficiente, se abre el camino a la injuria personal o colectiva y a la necesidad imperiosa y vital de tomar venganza. Venganza que, por tender a los máximos de von Clausewitz y estar alimentada por la injusticia y la cólera, se apoyará y seguirá la ley del talión. Aprecio del respeto y del culto a la divinidad, como reconocimiento y veneración del Ser Necesario que nos crea, nos sostiene y, en algunos casos, nos ayuda directamente. Y que se concreta según la ideología y el ambiente social vividos.

Necesidad de la educación, como marchamo del buen hacer y de la ciudadanía sociales. Y de la formación como conjunto de los conocimientos y habilidades profesionales, necesarios para el servicio a la familia y a la sociedad, con el ejercicio de un medio de vida digno y suficiente. Valoración de los distintos deberes a cumplir como contrapartida necesaria, vital y social, de los varios derechos a recibir. Valoración de la sobriedad, el esfuerzo, el ahorro, el compromiso, el estudio o formación y el trabajo como factores necesarios para la consecución progresiva y justa de los objetivos personales y colectivos.

No olvidemos la función esencial de “mando, gestión, impulso y ejemplo” de los dirigentes sociales de todo tipo, presentes en los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los cuarteles, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Éstos son los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad, donde se crean los “vínculos humanos” recíprocos de la sociedad superior. Donde se asentarán y florecerán después “la ilusión y el entusiasmo” imprescindibles. En la decadencia, aquéllos deben acentuar más el ejemplo. Porque, los valores y las virtudes no pueden verse como algo artificial y remoto, sin conexión real con un código práctico y vivido. Y no son aceptables como imposiciones de “normas y reglamentos fríos”, dictados desde una “supuesta cúspide moral e intelectual” de la sociedad. Los jefes y mandos son los “ejemplos vivos de la sociedad” y de su “discurso práctico” harán sus lecturas todos sus miembros.

La Voluntad de Defensa como factor de la Estrategia Nacional.

La voluntad de defensa de una nación es su capacidad para propiciar, crear, desarrollar y mantener unas fuerzas de defensa, que cuenten con el apoyo necesario de la economía del país y de la diplomacia del estado. La voluntad de defensa es una expresión de la voluntad de ser y de la capacidad vital, incluso biológica, de una sociedad. Como tal expresión, será sana, normal y suficiente, cuando las fuerzas de defensa y el apoyo diplomático y de la economía nacional que se les brinde a aquéllas, sean proporcionales y adecuadas a los objetivos políticos de la sociedad. Y también, a las posibles amenazas que soporte, tanto desde el interior de su territorio como desde el exterior, bien de su región geopolítica como de otras. Esta capacidad vital y su actuación en los diferentes casos brotan de una moral nacional correcta.

La voluntad de defensa se plasma normalmente en las fuerzas armadas, en su calidad de instrumentos específicos de la función de defensa. Las fuerzas armadas constan de unos medios humanos, de unos medios intelectuales y anímicos y de unos medios materiales. Imbricando todo y proporcionándolo, está el apoyo de la sociedad. En una sociedad moderna, la cadena de transmisión de la voluntad popular a las fuerzas armadas, pasa por una serie de engranajes sociológicos intermedios de autoridades e instituciones. En ellos se va cristalizando y cumpliendo la voluntad popular, con todos los matices, errores y desviaciones, que se derivan del grado de imperfección del sistema institucional de la sociedad y de determinadas autoridades.

Esto implica que el ataque militar directo a la población civil, no debilita la voluntad de defensa ya concretada en las fuerzas armadas. O sea, la acción militar sobre la voluntad de defensa del enemigo debe realizarse sobre lo que es expresión de ella, sus fuerzas armadas, y no primeramente sobre la fuente de la misma. El primer objetivo serían las fuerzas armadas enemigas. Luego estarían los órganos de gobierno, sus objetivos políticos, sus planes y sus alianzas y las industrias de guerra y auxiliares. Por último estaría la población civil enemiga. La población civil, sin organización independiente, dominada por el aparato ideológico e institucional del estado, es capaz de soportar y asimilar golpes militares o bloqueos duraderos. Ahí tenemos los bombardeos históricos durante años de Alemania y del Vietnam del Norte. Y el caso de Irak, sometido a una especie de guerra de sitio, tras la primera Guerra del Golfo de 1991. Sin reaccionar por ello el pueblo contra la institución política y sin que se altere sustancialmente la expresión nacional de la voluntad de defensa, alcanzada previamente. El caso más radical sería el de una guerra nuclear, en la que, con grandes pérdidas civiles iniciales, unas fuerzas armadas relativamente intactas por su despliegue y protección y bien dotadas, podrían prolongar la defensa e incluso vencer.

Esto nos permite definir al tiempo como el medio en el que actúa la voluntad de defensa, cuyo factor eficaz es la moral nacional. En efecto, la voluntad de defensa se construye en el tiempo. Y para demolerla es necesario actuar sobre ella durante un tiempo. Ésta es la forma de actuar de la insurrección, la guerra prolongada dirigida a la fuente de aquélla, el pueblo, atacando su moral nacional. La moral nacional es la convicción colectiva de estar viviendo y siguiendo las corrientes históricas correctas de paz, progreso, servicio y justicia. Dicha certeza debe ser asumida por la sociedad como un destino propio y más o menos claro de realizar. La falta de cualquiera de las características anteriores o su perversión, puede deteriorar la calidad de dicha moral nacional, que no debe pretender alumbrar un mesianismo. Pero, sin ilusión y entusiasmo no se pueden emprender ni realizar empresas personales o colectivas de provecho. El entusiasmo es una fuerza del espíritu, que está orientada e iluminada por una “ilusión razonable”. Esta fuerza espiritual vence a la “entropía moral e ideológica”, que se genera inevitablemente en las sociedades,.

Cuando los dirigentes, a su vez, toman conciencia de estar sirviendo a la corriente social justa, que su pueblo desea y pide, se establece entre ambos una comunión moral, que armoniza y potencia los sentimientos nacionales y sociales implicados. Este proceso es el origen y el creador de la moral nacional de cualquier sociedad y está a otro nivel cualitativo de los intereses puramente partidistas, étnicos y de grupos. Se establece una creación ideológica desde el pueblo y hacia el pueblo, cuya razón es que sea a favor del pueblo. En este proceso se pueden generar también desviaciones y aún aberraciones históricas. El proceso de creación de la moral nacional será positivo cuando los dirigentes actúen colectivamente con honradez e inspiren “caminos” correctos, dentro de las posibles líneas de acción, bastante generales y aún ambiguas, que resuenan desde las masas populares. Las élites son las adelantadas de los pensamientos e inquietudes de los ciudadanos, elaborándolos conceptualmente y plasmándolos en posibilidades y vías a recorrer. Esto implica y demanda un cierto dirigismo ideológico por parte del sector dirigente, pero que es su función principal. Pero los órganos naturales de formación y de transmisión de la moral nacional están muy lejos de las oficinas de propaganda oficiales. La razón es que ellos son también los núcleos de la actividad colectiva de la sociedad y de sus dirigentes naturales e institucionales. Es decir, lo son los hogares las escuelas, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los centros de trabajo, las asociaciones en general, etc. Es en el día a día de los hombres viviendo en comunidad, donde se fragua y se practica lo que queremos y vamos a ser como sociedad viva.

El Mecanismo del Flujo y Reflujo de las Civilizaciones.

Las rutas comerciales, los contactos habituales entre ambas civilizaciones son sus auténticas líneas de aprovisionamientos y comunicaciones exteriores. Y, cuando estas arterias son descuidadas en la periferia de la zona de influencia de una civilización, los expertos civiles, religiosos y militares de la otra acuden a repararla, ocuparla y vitalizarla. La “aspiración” absorbente, creada por la decadencia de la otra, creada por su “vacío existencial”, atrae una corriente ajena de ideas, métodos, palabras, inventos y estilos. Aparecen primero en la zona debilitada y permeable ajena, los viajeros, agentes comerciales y secretos, representaciones culturales, misioneros, profesores y diplomáticos. Así, muchas veces la actuación militar no es más que la confirmación política de una superioridad existente y manifiesta, que emerge y aflora irresistible desde muchos otros campos de la actividad humana. Y las ganancias territoriales se consolidan con la llegada de los funcionarios y administradores y las profesiones de crecimiento y desarrollo, arquitectos, ingenieros, agrimensores, artistas y un enjambre de buscavidas, arribistas y aventureros. De este flujo humano, especialmente de los últimos citados, porque su futuro inmediato es una página por escribir, surgen siempre personajes decisivos para la nueva implantación.

En los siglos XV y XVI España estaba en ebullición vital. Ocurría a la vista un amplio fenómeno social y étnico, de difícil contención por ello. Por una “suerte privilegiada” de circunstancias históricas y sociales, conjuntadas con el Destino o la Providencia, como se prefiera, avanzábamos a “hombros de gigantes” Se había completado la unidad política y pronto le seguiría la religiosa, y nuestros impulsos creativos nacionales alcanzaban a Europa y América. Aquel fenómeno va a crear, primero, una succión y, luego, una absorción inevitables de las fuerzas sociales periféricas y limítrofes, integrándolas en España. Todos quieren ser de la nación en auge, todos quieren participar del éxito y la prosperidad relativa. A todos les animan los triunfos y las energías de España y nadie quiere ser extraño o estar al margen de este proceso vital nacional. Aunque, paradójica y lamentablemente, su propia “actitud” de colaborar y participar, provoque en algunos, también y siempre españoles, “resentimiento y envidia”, que son ocultados de momento. Y el idioma integrador, portador y transmisor de todos los afanes espirituales y materiales de aquella nación en marcha era el Español, no los viceidiomas periféricos regionales.

Se podría pensar entonces que la sociedad y su civilización estabilizadas serían el culmen y el desideratum en su desarrollo. Ya que así serían seguras, beneficiosas y atractivas. Pues, no. Para una civilización, la penuria de desarrollo, la languidez en su esfuerzo vital es un signo ya de decadencia. Si no fluye, se adapta, emprende y avanza, se irá estancando, perdiendo la pervivencia y pudriendo. Tal como le ocurriría a una corriente fresca de agua, cuyo discurrir quedase represado. Esto ocurre en períodos medidos en muchos años, que escapan a la percepción del hombre efímero.

Los hechos observables que definen la decadencia temporal de una civilización cuajada son: la energía vital nacional, que alimenta la “moral nacional” y una sana “voluntad de defensa”, se disipa; las artes y las letras se vuelven formalistas y estériles; los emplazamientos, colonias o socios periféricos se abandonan y la política exterior se vuelve cobarde, delicada, balbuceante y precavida. Este retroceso de una civilización crea un vacío existencial, que atrae y da impulso externamente a la otra vecina. Formando un “vaivén natural cósmico”, porque la Naturaleza reniega y huye de los “vacíos”.

Se está dando en España un fenómeno social disolvente. Varias Comunidades Autónomas desean buscar un futuro social separadas de España. Y en un grado final incompatible con cualquier clase de “unidad nacional” de los estados desarrollados. Los separatismos funcionan por sentimientos, no tanto por razones más o menos evidentes. Por eso tienen que exacerbar y hacer proliferar sus símbolos: un idioma más o menos rico, himnos, banderines pintorescos, nombres de muertos, de hazañas personales o de batallas perdidas, actos colectivos enardecedores. Por eso coaccionan, cuando no atacan o hieren, a los que no piensan como ellos. Sus pequeños triunfos van alimentando todo el ciclo expansivo de su exclusión de la nación española. Sus ideas van siendo asumidas por un número creciente de personas en su comunidad. Desde el que se alegra o sonríe suavemente con una acción separatista. Pasando por las múltiples variedades de la colaboración con ellos, con dinero, influencias, enseñanza, cobijo y sostén, etc. Llegando hasta los activistas más militantes, tanto los políticos como los de acción social o revolucionaria. No es necesario que sean muchos, pero sí muy activos, para que triunfen. Porque el 70% que forma la masa social políticamente inerte, laboriosa y silente, será arrastrado por ellos, con tal de que alcancen un 15% de la población a segregar. Los partidos comunistas nos han dado antaño abundantes ejemplos de la eficacia política rapaz de un colectivo corto, militante, disciplinado, entrenado y motivado.

Y, también, hay una gran esperanza. La actividad humana útil y creadora reside en el cumplimiento por todos los miembros de un colectivo de los quehaceres cotidianos, con constancia, esfuerzo y aprecio. Esa “actitud y actuación permanente” de muchos hombres orientados en un sentido y dirección, es capaz de regenerar, levantar y animar a cualquier grupo enclenque o enfermo. Es la levadura del espíritu que panifica la masa amorfa desorientada. No olvidemos el axioma: “El hombre pone el esfuerzo y la Providencia o el Destino pone la Fuerza”. Y, recordemos también que Dios no ama al perezoso. No hay nada más, ni nada menos…

La Defensa Flexible y Móvil de las “Posiciones Ideológicas”

Una nación es una sociedad de individuos dotada de una auto conciencia socio política. Colaboran a crearla y vertebrarla la historia, la tradición y las costumbres, y la lengua y el sentido moral propios. Y contribuyen en segundo lugar a ello la etnia y el territorio propios, que no siempre existen, especialmente la primera. Así, el territorio de un país no es una nación. Ni lo es la población inarticulada de un territorio bajo un único gobierno. Cuando la nación es amada por sus componentes y existe en ellos el deseo de servirla y defenderla en comunidad, aparece el concepto de la patria. Ambas ideas están interrelacionadas esencialmente. Y, la ausencia del patriotismo o la vergüenza de profesarlo por miembros de una “comunidad socio política”, lleva a la indefensión y a la desmembración de su nación, en mayor o menor grado, formando “grupos de individuos asociados”. No es de extrañar que sean las Fuerzas de Defensa de una nación, como instituciones y en sus miembros, las que enarbolen, enseñen y profesen el patriotismo como una de sus virtudes esenciales. Las Fuerzas de Defensa de una nación son el conjunto especializado de los “nacionales o patriotas” para la Defensa beligerante y cabal de su “nación patria”.

La Civilización.

Tras la estructuración suficiente y permanente de un “grupo humano” en sociedad, surge en él su civilización. Que es un signo de identidad, volitivo y de actividad humana del grupo. Porque, en definitiva, la civilización es una forma representativa, plástica, específica y adaptable del vivir los hombres en sociedad. La civilización es el conjunto articulado, elaborado y armónico de lenguaje, filosofía y pensamientos, artes y ciencias, sentido ético, tradiciones y costumbres, que iluminan, cohesionan, modelan e impulsan a una nación como “grupo humano diferenciado”. Surge en cuanto el desarrollo humano alcanza un “nivel de iniciación”, necesario para que brote y florezca. Nivel que supone e implica una perspectiva de futuro y de progreso relativos, la necesidad de vencer los obstáculos naturales a ellos, una coherencia social interna suficiente y la ausencia temporal de enemigos externos, demasiado poderosos, rapaces y excluyentes. La civilización sería la “cultura puesta en actuación”, poseyendo aquélla un mayor contenido anímico y volitivo de ideología, expansión y trascendencia..

La civilización contiene el conjunto de conocimientos de todo tipo que posee, anima y desarrolla una sociedad humana o una época de ella. De alguna manera es lo que el hombre aprende, perfecciona e impulsa con el ejercicio de sus facultades intelectuales y volitivas. Esto la diferencia de la raza, anclada en la herencia biológica, que es el trabajo de la naturaleza. A éste coadyuva el cuidado del hombre por su persona física. Y a él lo degradan los vicios mayores de todo tipo, los esfuerzos físicos insanos y persistentes y el desprecio al cuerpo como sede del ánima, que la mayoría de las religiones serias y sanas prohíben. Ese impulso de la naturaleza tanteando, con su ritmo particular, y decidiendo vías a recorrer es el camino natural seguido por el hombre en su andadura biológica.

Las primeras estructuras sociales con estabilidad y proyección.

La estructura del grupo tribal se asienta sobre la biología y la ideología. El linaje es la base biológica que une a los conjuntos de familias que tienen o reconocen tener un origen ancestro común. Así, el parentesco directo es el nexo antropológico de reconocimiento entre los miembros y de unión social entre ellos. La civilización como expresión amplia de las creencias, ideas, tradiciones, normas, lengua y formas de vida es el otro marchamo identificativo de cada tribu. Ambos parámetros sociales forman la base identitaria del “individuo en la comunidad”. Y sobre ella se desarrollan los derechos y deberes personales y colectivos, en un equilibrio provechoso. Que ha sido fraguado y pulido por generaciones. El colectivo da sentido vital y de pertenencia al individuo. Y le brinda independencia, flexibilidad y apoyos múltiples. El individuo y las parejas cohesionan y protegen al colectivo. Esto genera dos corolarios sociales. Existe un gran sentido igualitario entre los miembros de pleno derecho de las tribus. Y los jefes deben aportar carisma o ejemplo a imitar, respaldo de grupos, habilidades negociadoras y capacidades militares. Y no necesariamente blandiendo un sable, sino dirigiendo e impulsando hacia la victoria. Y sus decisiones más importantes deben ser aprobadas o revalidadas por las reuniones de los “importantes” de los colectivos

La estructura social de las tribus es preindustrial. Y, cuando ella subsista, las escasas posibilidades de vida llevan a que todos los miembros sean productores: pastores o agricultores. Y a que todos los varones sean también siempre guerreros. Cuanto más rudo, estéril e ingrato sea un territorio o hábitat tribal, más se desarrollan en sus miembros las cualidades de pertenencia, exclusión de extraños y defensa activa de los magros recursos disponibles. Todo ello parece que engendra y prepara para la confrontación y la liquidación de los competidores y enemigos. Pero no es así. Las tribus regionales y fronterizas han ido desarrollando un modo social, por tanto, encarnado y asumido en su cultura, de canalizar las enemistades y divergencias hacia un menor daño posible. Tres son los mecanismos reivindicativos que surgen para mediar, suavizar o paliar las afrentas y disputas y realizando siempre la justicia. El primero es el “precio de sangre”. Consiste en que un grupo afín o una selección de familias, asume y hace frente a la “ofensa” realizada por un miembro de ese colectivo. La ofensa se paga, por ejemplo, con la entrega de camellos o medidas de cereales. Luego está la venganza, cuando se comete un delito o un miembro de un clan es afrentado gravemente. Esto genera una espiral, desarrollada en ciclos sucesivos, de violencia y desmanes. Acciones que el honor del grupo obliga a buscar. Y, muchas veces, un “consejo de mediadores”, aceptado por las partes, puede arbitrar con éxito para cortar esa cadena indeseable. Por último, está la guerra limitada. Que establece una acción militar colectiva entre clanes o tribus enfrentados y tiene un carácter intermitente y extensivo. La falta de recursos es una fuente de graves enfrentamientos entre los colectivos afianzados. Y su arraigo puede llegar a ser como el de las vendettas. Los orígenes son el nomadismo, los pastos, las sequías, el hambre, las aguadas, la presión demográfica excluyente y la falta de capital o el subdesarrollo. Pero, también pueden ser el reparto de roles políticos y sociales en países en precaria situación social y económica. O de los rendimientos económicos que generen la explotación y venta de sus principales fuentes productoras, que generalmente son monocultivos o mono producciones de la minería. Pero, en su origen tribal, es siempre una guerra limitada en el daño inútil: los niños, las mujeres, los animales, los árboles frutales, incluso las cosechas que no se pueden llevar, son respetados. La premisa es más o menos no excitar y justificar en el contrario una sed de venganza total y vesánica. Clausewitz ya advirtió en su Primer Libro que la guerra tendía a los extremos de la violencia y no sólo a imponer la voluntad al enemigo. Una de las cosas que trajo la civilización moderna, que implica vivir y desarrollarse en las ciudades, es la desaparición de las “normas de contención y respeto” de la lucha en y entre las tribus. Y lo vemos en Somalía, en Irak, en El Líbano, en Malí, donde las emigraciones internas a las ciudades no rompió la cohesión interna, la influencia y el poder de las tribus. Pero que degradó a sus miembros migrados y les privó de las ventajas de su civilización. Otro de los vicios que han adquirido los miembros “urbanitas” de las tribus es la codicia desmedida. Y con ella, su corolario y su modo fácil de satisfacerla, la corrupción rampante y generalizada, que va asociada al clientelismo, extendiéndose así por toda la colectividad infestada. La igualdad social en las tribus, su “republicanismo ideológico”, expresada en las asambleas de miembros cualificados, garantizaba el uso y disfrute razonable de los recursos por todos los miembros. Y el apoyo de su colectivo suplía los casos de orfandad, enfermedad, etc., de los miembros en desgracia.

Las tribus funcionaban o pueden funcionar social y políticamente como una “nación en ciernes” en situaciones de aislamiento, pobreza estructural, autoridad central precaria. Pero tenderán a debilitarse cuando los beneficios de las estructuras étnicas y tribales, regionales y locales sean superados por los aportados por el sheik o emir dominador o el estado central déspota o democrático. Y cuando éstos tengan los medios de coacción, el respeto y la ascendencia populares, para mantener unidas y cohesionadas a las tribus. Y siguiendo aquéllos una política general común, favorable a la mayoría de los ciudadanos. Donde no tenga lugar la “acepción de clanes”. Que es el cáncer que ha corroído a las uniones tribales estatales, por ejemplo, en Somalía. Donde, además, ha faltado la figura suficientemente ejemplar, apreciada y apoyada, como para conseguir imponer una política nacional común y la paz social.

La estructura social estatal surge cuando una tribu puede imponerse a las otras existentes. Empleando siempre para ello un grado variable de coacción o violencia. Se necesita que surjan unas características o funciones, que permitan desarrollar los nuevos lazos intraestatales y debilitar los tribales y regionales antagónicos. Aquéllas podrían ser el Islam (como religión sencilla y muy socializada); la educación generalizada, que genere un cambio de mentalidad y modifique la cultura, sin crear traumas sociales, y especializada, como medio de vida y progreso; la inversión en infraestructuras y capitales; el establecimiento de un sistema político, que pueda guiar y realizar todo el proceso, apoyándose en un funcionariado civil y militar, suficiente y razonablemente probo. Buscando el desarrollo económico progresivo y repartiendo razonablemente los productos obtenidos. Y mostrando así unas posibilidades suficientes de seguridad, justicia, bienestar, prosperidad y paz para todos. Es decir, se trata de resaltar las ventajas del desarrollo integral y superior, estatal sobre el atasco del juego social de tribus y clanes, como “estructura social anterior superable”.

Origen y Significado Sociocultural de las Civilizaciones.

La civilización es literalmente el arte de vivir en los grandes poblados o cívitas. Que eran originalmente los primeros poblados o asentamientos humanos. Donde el hombre primero se asentó y dejó de vagar como necesidad imperiosa y vital. Y pudo llegar a generar beneficios sobrantes, en forma de cereales, ganados y todos sus derivados y algunas herramientas y utensilios, como reservas y para el comercio con sus vecinos. Y que le brindaban seguridad, comodidad y supervivencia. Esto le permitió empezar a comportarse socialmente como persona. Y abandonar la simple y agotadora recolección de frutos silvestres. Estableciendo lazos firmes y extensos con sus semejantes cercanos, los allegados más allá de sus familias, su prójimo o próximo vital. El resultado de toda esta actividad social fueron las primeras civilizaciones locales, estrechas, vulnerables y balbuceantes. Que comprendían: el desarrollo de los derechos y los deberes de los hombres como individuos y con sus colectividades; la aritmética, para medir y contratar las producciones y sus repartos; el lenguaje y su escritura, para comunicarse entre sí y con los poblados cercanos, dejando registro, al menos, de lo considerado importante, etc. Los inventos civilizadores, como los ladrillos, los regadíos, los abonos orgánicos, el arado, la escritura, etc., surgen en estas localizaciones humanas. Y no hubiesen sido necesarios, ni posibles, sin los poblados estables o cívitas.

Las civilizaciones poseen un carácter bivalente, necesario y complementario en sus relaciones sociales globales. Esta doble cualidad es centrífuga, expansiva y dominadora hacia su exterior. Dentro de sus fronteras la civilización es centrípeta, emprendedora y desarrolladora. En ambos casos, es creadora, innovadora y formadora. Por eso destacan en ambas actividades, que son diferentes y opuestas, pero no antagónicas. El equilibrio entre ambas tendencias, que canalizan sus mejores esfuerzos y medios, es imprescindible para su desarrollo e impulso continuos, protegidos y beneficiosos. Las civilizaciones meramente avasalladoras y expoliadoras, que caducan como todas, no dejan huellas permanentes y fructíferas a su paso por los países conquistados. Como ejemplos de agostamiento prematuro de su civilización y de sobra conocidos estarían los mongoles, sobresalientes, no comprendidos y adelantados en el arte ciencia de la guerra y los defensores del Reich de los Mil Años. Las civilizaciones que consiguen conjugar ambas pulsiones vitales, sus diástoles absorbentes y sus sístoles eferentes e impulsoras, consiguen perdurar más en el tiempo. Y también impregnan de su estilo, su lengua y su cultura a los territorios sojuzgados sucesivamente. Con ello transmiten su esencia a la posteridad, mucho después de su decadencia, a través de los pueblos civilizados con su cultura, sus leyes y su idioma y sus trayectorias históricas. Ahí tenemos el caso de Roma, rapaz e imperialista como cualquier otra potencia. Que sólo con los fríos y el mal tiempo recluía a sus legiones en los cuarteles de invierno. Dispuestas durante la república y el imperio a salir de conquista, represión de las revueltas o aseguramiento de sus fronteras, en sus campañas militares anuales, en cuanto el buen tiempo lo permitiese. Pero que fue capaz también de transmitir su cultura, sus leyes, llegadas hasta hoy como el Derecho Romano, su latín vulgar y su sistema administrativo, a todas las regiones “extra Italia” que poco a poco se incorporaban a su imperio o “res publica”. Esta impregnación cultural, que diría Lorenz, fue sancionada, integrada y consagrada con la generosa, oportuna y prudente concesión de su ciudadanía a muchas de aquellas ciudades y regiones. El “ius civitatis” se otorgaba por conquista, dependiendo del grado de anexión, lealtad y asimilación de los pueblos sometidos. Cuando se convertían en provincias romanas, se les concedían los mismos derechos que a la metrópoli. Fue el caso de Hispania. Pero hasta que no alcanzaban ese honor y cualidad, los pueblos dominados tenían que pagar su tributo de conquista (ius belli) y carecían de muchos derechos. Palestina, por ejemplo, no llegó nunca a tener la condición de provincia romana.

La convivencia entre civilizaciones limítrofes es difícil. Su carácter singular, exclusivista y expansivo hace que el contacto directo entre ellas, sea fuente de roces y choques y de amenazas de ellos. No hay más que recordar los escasos 45 años de convivencia entre la civilización occidental y la soviética. No llegaron a las manos físicas, pero los ingentes gastos de Defensa, plasmados en armas sucesivamente superadas y obsoletas, fueron los mejores signos de su rivalidad extrema. Así, los choques armados no surgieron sobre los países europeos de ambos bloques socio económico políticos, porque el ascenso apocalíptico a Armagedón, una Etscheidungschlacht o batalla decisiva clausewitziana, era en estos casos muy probable. La civilización soviética se basó en razones supuestamente científicas de exclusión y lucha entre clases antagónicas. Dirigida indefinidamente por una dictadura personalizada del partido. Esta organización era la única militante, la única a la que se le concedía, dentro de parámetros fijos, la interpretación de la realidad y de las necesidades del proletariado. Pero en aquellas razones, los pueblos no encontraron suficientes causas y emociones para que el “hombre nuevo” socialistoide se comprometiese de “por vida” y en aras a un futuro mejor y más justo, con esos ideales civilizadores atemporales. Y, por qué no decirlo, apartados de los parámetros humanos reales.

Todas las religiones trascendentes o terrenales (el marxismo leninismo, por ejemplo) son excluyentes entre sí. La moral puede ser objeto de controversia y evolución a lo largo del tiempo. Pero el dogma, la fe, es la marca distintiva identitaria de una religión. Y cambiarlo o desautorizarlo supone perder esencia y dejar de ser ella, medidos por la importancia de lo que desaparezca. La cultura también supone diferencia o exclusión, porque es el marchamo y la impronta distintiva identitaria de una sociedad o nación. Lo cual no implica choque o agresión entre las diferentes culturas, con los parámetros actuales mundiales de respeto mutuo y convivencia. La cultura, a la que se suele incorporar también una religión, es el armazón ideológico social de la colectividad integrada. La cultura forma el sustento en origen de la identidad individual de la nación. En ella están las virtudes inmanentes de esa sociedad. Que son definidas como los parámetros permanentes que rigen los derechos y deberes de sus miembros y sus normas generales de conducta hacia propios y extraños y con la divinidad.

(CONTINUARÁ)

LA ARROGANCIA DEL MANDO EN COMBATE II.

(FINAL)

La Batalla de Cowpens.

Al salir el sol y más allá de las posiciones rebeldes, los primeros dragones británicos se fueron destacando entre la línea de árboles que enmarcaba el horizonte. Tal como pensó Morgan, los británicos habían aprovechado varias horas de la noche para proseguir su marcha y alcanzarles en la primera mañana. Los dragones avanzaron al frente, formando una desgarbada vanguardia, y fueron sorprendidos por el fuego graneado de los rifleros de la primera línea enemiga, ocultos en lo posible entre los árboles. Morgan y Howard, desde la altura observaron el resultado: habían caído de sus cabalgaduras 15 dragones. El resto giró grupas y se internó a prisa entre los árboles. Muy pronto, todas las unidades de la fuerza combinada de Tarleton salió del bosque y comenzó a formar su línea de ataque. En cada extremo se situó una compañía de dragones (<50 hombres). Junto al del lado izquierdo, como él algo rezagado, se desplegó el 71 batallón de los Highlanders escoceses (la reserva de infantería). La línea principal británica estaba formada, de izquierda a derecha, por el 7 regimiento de infantería (de reclutamiento), la infantería regular de la Legión y su infantería ligera, en línea algo compacta de guerrilla. Intercaladas entre esas 3 unidades, había dos pequeñas piezas de artillería de 3 lbs., que se transportaban a caballo y que eran conocidas como “saltamontes”, debido al salto característico que daban al disparar. Detrás de la Legión se desplegaron sus dos compañías de dragones (>250 jinetes), formando la reserva móvil del destacamento británico.

La línea principal británica comenzó a avanzar al paso de sus tambores. Poco después, se podían observar las nubecillas de humo de los rifles de los tiradores rebeldes. Éstos se levantaron y corrieron hacia la línea mandada por Pickens, retirándose por los espacios entre las compañías formadas. Los británicos nivelaron sus mosquetes para cargar a la bayoneta. Cuando su línea estaba a menos de 40 ms. de las milicias, sus oficiales dieron la orden de abrir fuego. La salva golpeó a los británicos, cuya disciplina les permitió cerrar filas rápidamente y responder a su vez con una descarga cerrada. Pero, en vez de proseguir su decidido avance, los británicos perdieron su ímpetu, al decidirse a recargar las armas. Fue una oportunidad para los rebeldes: el enemigo estaba detenido dentro del alcance de sus mosquetes. Y otra descarga cerrada salió de sus filas, golpeando a toda la línea británica y derribando a muchas “charreteras” u oficiales. Nuevamente los británicos se repusieron y se dispusieron a la carga a la bayoneta. Cumplidas sus órdenes, los milicianos rompieron las formaciones y corrieron hacia el lado izquierdo, buscando su retaguardia.

Por su parte, los dragones del flanco derecho británico lanzaron una carga al degüello, para deshacer el tropel de milicianos, empujándolos hacia arriba. Y que en su huida, ya en pánico, atropellasen y deshiciesen las formaciones de su línea de regulares. Morgan envió sus órdenes a Washington con un ayudante. Los dragones estadounidenses avanzaron desde sus posiciones de espera junto al cerro derecho y, formando dos líneas de choque, cargaron sobre el flanco derecho de los dragones de Tarleton, deshaciendo su formación. Sus jinetes se convirtieron en un barullo de fugitivos, escapando individualmente de los sables rebeldes. La vista de los dragones británicos alteró a los milicianos. Y tanto Pickens como Morgan se tuvieron que emplear a fondo para retener a sus oficiales. Y para que los mandos consiguieran que los milicianos se calmaran, se fueran recuperando y formaran en sus compañías y batallones en la pendiente posterior. Mientras esto ocurría, la línea británica llegaba a la distancia de combate con la última línea rebelde. Éste se desarrolló con un intercambio de fuego. La línea británica vaciló y descendió para reformarse. Habían cargado sucesivamente contra 3 líneas rebeldes… Entonces, Tarleton empeñó su reserva de infantería: el batallón de Highlanders inició su marcha para atacar el flanco derecho enemigo, buscando arrollar desde allí toda su línea. Poco después, una compañía de milicianos de Virginia del extremo de esa línea retrocedía y giraba hacia la derecha, buscando rehusar su flanco a los Highlanders y recibirlos de frente. Morgan recibió entonces a los mensajeros de Pickens desde la pendiente posterior, indicándole que sus milicianos estaban listos. Morgan les ordenó que siguieran bordeando la posición de defensa hacia su derecha y que atacaran a los británicos que estuvieran frente al flanco derecho de los Continentales.

La línea británica avanzaba, por cuarta vez y sin ningún descanso, ya inconexa y convertida en una turbamulta. Aunque los hombres atacasen, estaban agotados física y mentalmente y habían perdido un número demasiado grande de oficiales y suboficiales. Sin darse cuenta, los británicos estaban batidos y maduros para un contraataque contundente. La caballería de Washington se dispuso a cargar sobre su flanco derecho, desde su posición de espera. Mientras, la infantería regular rebelde recibía a los británicos con otra descarga cerrada desde unos 27 ms. de distancia. Fue un golpe demoledor para los británicos, que se detuvieron en seco, aturdidos. El teniente coronel Howard dio su orden a los hombres: “carga a la bayoneta”. Los dragones estadounidenses también cargaban con sus sables sobre las unidades del flanco derecho británico. En esta ocasión, los dragones británicos, situados más atrás, no intervinieron, simplemente se dispersaron y huyeron hacia el bosque. Los restos de los infantes ligeros y de la infantería de línea británica de la Legión y del 7º regimiento retrocedieron dispersos y corriendo, y fueron detenidos y hechos prisioneros por los dragones de Washington. A su vez, en el flanco derecho rebelde, las milicias de Virginia y los regulares se enfrentaban con el batallón escocés de los Highlanders. Por su parte, las milicias de Pickens en formación cerrada aparecieron desbordando esa posición y los atacaron de flanco y de revés. Abrumados por esta sorpresa ingrata, los escoceses vacilaron en sus líneas, pero continuaron la lucha. La reserva de caballería británica, los dragones de la Legión, dirigidos por el propio Tarleton, acudieron en auxilio de los Highlanders. Pero, una descarga cerrada de los milicianos de Pickens, les quitó los ánimos y, ya sin expectativas, dando media vuelta, huyeron. Los Highlanders estaban rodeados, excepto por su flanco derecho, y, para evitar su destrucción, el mayor Mc Arthur rindió su espada. Sólo permanecían útiles y en sus puestos los artilleros británicos. Entonces, la infantería de Howard asaltó las piezas y los batió. Washington intentó la persecución de Tarleton, sin resultado. Todo estaba acabado.

Análisis y Lecciones de la Batalla de Cowpens.

Las bajas de Morgan fueron 12 muertos y 61 heridos, equivalente al 7% de su contingente. Los británicos tuvieron 110 muertos y 830 prisioneros, de los cuales unos 200 estaban heridos, que suponían el 85% de sus fuerzas. Y perdieron 2 banderas regimentales, las 2 piezas de artillería, 800 mosquetes, 35 vagones de carga, todos los instrumentos de su banda de música y unos 60 esclavos negros. Tarleton en sus memorias posteriores declaró: “(ocurrió) algún hecho imprevisto, que pudo lanzar el terror entre las más disciplinadas tropas y contrarrestar los planes mejor pensados”. A esto los entendidos cabales le suelen llamar sorpresa y es un eficaz multiplicador de la capacidad de combate aplicada.

En una batalla pequeña y de poco más de una hora de duración, vemos como un mando, a 24 días de su baja definitiva a causa del reuma, supo sacar de la debilidad y las carencias de sus tropas, “fuerzas” renovadas, sucesivas “capacidades de combate”. Y recrea a sus medidas insignificantes una pequeña Cannas, sin que Morgan sea un Aníbal…. Sin que las características de sus hombres hubiesen cambiado en lo absoluto. Y tan bien lo hace y tan arrojado, directo, tozudo y seguro es su arrogante enemigo, que los resultados superan sus expectativas y las órdenes recibidas del General Greene. Ya que Morgan buscaba sólo rechazar el intenso acoso al que le sometía el impulsivo británico,.un oficial de caballería muy eficaz y temido.

En Cowpens, Morgan utilizó la retirada sucesiva de sus fuerzas poco eficaces de tiradores libres y de la primera fila de milicianos. Era lógico y esperable. Sin embargo, una fuerza de regulares que se retire, sin llegar al fuego cercano o a la amenaza próxima de las bayonetas, aparece como una añagaza. Los milicianos estaban estimulados en su moral y en su instinto de supervivencia. Y no se les pidió ningún imposible emocional o un esfuerzo por encima de su entrenamiento y de sus aptitudes, que les generasen unas fuertes tensión mental y enervación. Esto va a ser suficiente para mellar gravemente la capacidad de asalto a la bayoneta de la infantería regular de Tarleton. Y, además, sin que sus mandos intermedios lo advirtieran, ya que las tropas regulares avanzaban sobre líneas de milicianos, que se comportaban como se esperaba de ellos, es decir, rehuyendo el choque y retirándose. Tarleton se lanza, seguro de contar con una potencialidad sobrante, basándose en su comparación hombre a hombre. Su lógica lineal es aplastante. Sin embargo, tras el segundo o tercer encuentro sucesivos, los mejores hombres sufren un cansancio general: se descuidan, su moral se vuelve neutra, han caído bastantes oficiales y clases y su vulnerabilidad es máxima. Los atacantes han agotado su capacidad de combate, aunque continúen avanzando disciplinadamente.

De este fenómeno también trata Sun Tzu. “El escoge a sus hombres y ellos aprovechan lo mejor posible la situación”. Li Ch’uang lo comenta así: “El valiente sabe batirse; el prudente, defenderse; el sabio, asesorar. No se desperdicia el talento de nadie” y Chang Yu dice: “Luego el verdadero método, cuando hay que mandar hombres, consiste en utilizar al avaro y al tonto, al sabio y al valiente y en dar a cada cual la responsabilidad en las situaciones que le convienen. No confiéis a la gente tareas que no pueden cumplir. Haced una selección y dad a cada cual responsabilidades adecuadas a sus cualidades”. “El que tiene en cuenta la situación, utiliza a sus hombres en el combate como quien hace rodar troncos o piedras. Pues está en la naturaleza de los troncos y de las piedras estar en equilibrio en un suelo firme y rodar en un suelo inestable. Y si son cuadrados, se paran y si son redondos, ruedan”.

Tras utilizarlos sucesivamente, sin agotarlos o permitir que sean barridos o les entre el pánico, Morgan no descarta a sus hombres. Los va incorporando a reservas, con la moral crecida por el esfuerzo mantenido sobre los regulares británicos. No agota sus potencialidades, sino que las preserva y las recupera, recreando reservas. Aunque se trate de tropas poco entrenadas, tienen una capacidad de combate aplicable y operable sobre el enemigo. El brigadier impide que el choque o el agotamiento afecten a la inferior capacidad de sus hombres. Morgan evita el desgaste, pero lo emplea al máximo contra su enemigo. El resultado sería menos manifiesto y llamativo, si Tarleton hubiese dado descanso y rotación a sus distintos batallones. Con ello compensaría mucho aquél y podría actuar más eficazmente sobre su contrario, empleando sus reservas. Esta posibilidad presenta una perspectiva enriquecedora de la visión holística, global, del fenómeno tratado.

LA ARROGANCIA DEL MANDO EN COMBATE

El 17 de enero de 1781, el brigadier estadounidense Daniel Morgan, de 45 años, se enfrentó en Cowpens, en una pequeña batalla sin trascendencia operativa, con las fuerzas regulares británicas del teniente coronel Banastre Tarleton, de 27 años. Ambos contaban con unos contingentes similares. Pero la mitad del millar largo de hombres de Morgan pertenecían a las milicias territoriales. El choque con los regulares británicos las desharía, ya que las bayonetas caladas en formación cerrada aterrorizaban a los milicianos. Éstos, sin embargo, eran buenos tiradores y estaban acostumbrados a la caza, manteniendo una gran iniciativa personal. Sólo los 200 milicianos de Virginia habían recibido entrenamiento de regulares. Y junto a los Continentales de Delaware, Maryland y Virginia, podrían formar parte de una línea de infantería, para resistir el asalto de los más de 1000 regulares británicos. Morgan no llegó a una deducción muy reflexiva, ni planificó demasiado. Se gu simplemente por su instinto y experiencia y utilizó a sus hombres sucesivamente, según sus cualidades. Y tuvo en cuenta el comportamiento de Tarleton con los rebeldes en otras ocasiones, pensando en ir desgastando a los británicos. En Cowpens act un enemigo capaz, impulsivo y soberbio. Que era un ejemplo de la arrogancia del mando. Éste es uno de los mejores caracteres para enfrentársele en una diialéctica de voluntades. Mostrándole convincentemente un cebo y una debilidad, estos “mandos invenciblesse crecen y se empeñan a fondo, mental y tácticamente, hasta el sumidero.

Antecedentes de la Batalla de Cowpens.

La misión dada a Daniel Morgan por el general Nathanael Greene, comandante del Departamento Sur del Ejército Continental, era tan simple como amplia y vaga. Y tenía un alto grado de interpretación, de adaptación y de posibilidades de uso de sus escasos y dispares recursos. “Su fuerza y todas las que se le puedan unir, operarán al oeste del río Catawba, tanto defensiva como ofensivamente, según su prudencia y discreción, actuando con todo cuidado y precaución para evitar sorpresas y tropiezos con el enemigo. Su objetivo es proteger esa zona del país, elevar el espíritu de sus habitantes y molestar (hostigar) en ella al enemigo”. Morgan, que ya había luchado en las guerras indias y francesas de los últimos tiempos de las Colonias, fue puesto por George Washington en 1777 al mando de una fuerza escogida ligera de 500 infantes con rifles, que fueron conocidos como los “Tiradores de Morgan”. Esta unidad jugó un papel principal en la victoria estadounidense de Saratoga, que fue un punto de inflexión de la Guerra de Independencia. El cargo del brigadier general Morgan era el de Comandante del Departamento del Suroeste. Aunque sus fuerzas iniciales fueran sólo unos 300 infantes regulares de Maryland, Delaware y Virginia, bajo el mando del teniente coronel John Howard, unos 200 milicianos de Virginia, comandados por el major (comandante) Frank Triplett y unos 80 dragones al mando del teniente coronel William Washington (primo segundo de George Washington).

Por su parte, el comandante británico del territorio, Lord Cornwallis, planeaba regresar a Carolina del Norte y conducir la invasión pospuesta tras su derrota en King’s Mountain. Y la fuerza al mando de Morgan era una amenaza imprecisa sobre su flanco izquierdo. Para derrotarla y proteger el fuerte británico en Ninety Six, que su inteligencia le indicó erróneamente que Morgan iba a atacar, Corwallis llamó al teniente coronel Banastre Tarleton al oeste del Catawba. Las tropas de Tarleton eran la “fuerza de tareas” llamada la Legión Británica, una unidad combinada de infantería y caballería, formada por algunas de las mejores tropas británicas en las Carolinas. La Legión había ganado importantes victorias en Monck’s Corner y en Fishing Creek. Pero Tarleton había adquirido una fama odiosa e irrevocable de cruel y despiadado entre los “patriotas” tras la batalla de Waxhaws, cuando permitió a sus hombres masacrar a los soldados rebeldes que se les habían rendido. Tarleton le pidió a Cornwallis más regulares y se lanzó tras Morgan con una fuerza reforzada, buscando acorralarle en el río Broad.

Los Preparativos de la Batalla.

En la fría y húmeda mañana del viernes 16 de enero de 1781, los regulares de Morgan salieron de su campamento nocturno en Burrs Mill hacia el río Broad. Los rebeldes se encontraban en Carolina del Sur, cerca de su frontera con Carolina del Norte. En ambas Carolinas los estadounidenses habían sufrido varios reveses el año anterior: en el sitio de Charleston tuvieron que rendir un “ejército” y perdieron otro en la battalla de Camden. Y gran parte de Carolina del Sur estaba en manos británicas, al mando de Lord Cornwallis. La columna avanzaba siguiendo caminos y cañadas, enmarcados por matas bajas aún deshojadas, al oeste del río Catawba. Daniel Morgan se sabía seguido por las fuerzas británicas de Tarleton, situadas detrás a tan sólo 4 horas de marcha. Los sucesivos informes de sus exploradores de caballería, que mantenían el contacto visual con los exploradores y la vanguardia enemiga, confirmaban que esa “distancia en tiempo” no cambiaba. Pero el brigadier Morgan pensaba que podría reducirse mucho esa noche, si Tarleton, como era su costumbre, decidía continuar la persecución durante parte de ella, para caer al alba sobre los “rebeldes”. El peligro principal era ser alcanzados por los 300 dragones de Tarleton durante el cruce del Broad, que fluía entonces muy crecido y dificultaba aún más su paso. A media tarde, los estadounidenses estaban a unos 16 Km. del río y sólo quedaban unas 4 horas de la luz lánguida del invierno. Ya no podrían realizar el cruce ese día. Morgan supo de la existencia de un terreno abierto de pastos, salpicado de árboles, a medio camino del río. Era el Pastizal (Cowpens) de Hannah, donde los granjeros locales soltaban libremente a su ganado. Morgan decidió dirigirse a él y tomar su decisión, después de realizar una exploración visual y saber el parecer de sus jefes. Esa noche, además, recibiría el apoyo solicitado al coronel Andrew Pickens, jefe de las milicias de Carolina y Georgia, que estaban también al sur del Broad y que se dirigían a su encuentro.

Al final de la tarde, las fuerzas regulares rebeldes alcanzaron por su lado suroeste el pastizal, situado a unos 8 Km. al sur del río. Se trataba de un terreno suavemente ondulado o llano, provisto de pequeñas manchas dispersas de nogales, pinos o encinas. Al carecer de matorrales bajos, la alta hierba natural proveía de buenos pastos a los ganados. Morgan y sus jefes pudieron apreciar así el terreno de defensa desde las vistas que tendrían los británicos. El terreno frente a ellos ascendía hasta una larga cresta que lo cerraba, situada a unos 375 ms. de distancia y a no más de 20 ms de desnivel con esa base. Más allá de aquélla, parcialmente tapados por la pendiente posterior, se destacaban a la derecha 2 cerros cercanos. Era un terreno favorable para la caballería, donde Tarleton podría mover a su gusto a sus dragones, para maniobrar, amagar, atacar o rematar la faena de su infantería regular. Por ello, era de esperar que los británicos no rehuirían un combate presentado en él. Morgan decidió enfrentarse allí a los británicos. Estableciendo en ese gran trozo de pradera una posición de defensa en profundidad, con la reserva de sus dragones para rechazar ataques a sus flancos expuestos y utilizando a sus hombres según sus cualidades y posibilidades reales.

Uno de los medios del mando para vencer la “pereza de combate” de los hombres, es utilizar siempre a las fuerzas según sus capacidades reales. Y dejando que las fases del “ciclo de acción y de recuperación” se cumplan siempre. Por ejemplo, unas “milicias nacionales” no podían ser nunca la punta de lanza de una ruptura, ni operar permanente y agresivamente lejos de sus bases de apoyo. Pero sí podían defender posiciones establecidas, “reductos”, contra unidades profesionales e incluso llegar a contrachocarlas localmente con éxito, si estaban bien dirigidas. Sus objetivos debían ser simples, fáciles e, incluso, escalonados. De tal manera que no fuesen barridas por una capacidad de combate enemiga superior y pudieran cumplirlos. Y que las gratificaciones por las sucesivas etapas conseguidas, les mantuviesen y les reforzasen su moral y su confianza en ellas mismas.

Esa noche se le unieron unos 600 milicianos estatales y locales del Coronel Pickens. Morgan establece con los milicianos una primera línea de tiradores expertos dispersos para el hostigamiento, situada en el inicio de la suave pendiente. Y otra segunda línea, en formación cerrada, a unos 135 ms. más atrás, para recibir a los primeros. A los hombres de ambas líneas sólo les pide que realicen dos disparos deliberados cada uno. Permitiéndoles entonces la retirada a retaguardia, junto a los dos cerros cercanos, deslizándose por su flanco izquierdo, sin esperar al temido choque con los británicos. Morgan les aleja de las bayonetas y aprovecha su capacidad de atrición por el fuego a muchas decenas de yardas sobre blancos, incluso pequeños. Tampoco se olvida de estimular su instinto de supervivencia. Les recuerda que si la carga de la infantería enemiga triunfa, la persecución y su aniquilamiento son casi inevitables: tienen a su espalda el río Broad y los británicos cuentan con una mayoría de caballería regular de 3 a 1. La tercera línea de Morgan, su única línea de regulares, es desplegada un poco abajo de la cresta militar. Su lado derecho lo forman los milicianos virginianos de Triplett y el centro y el lado izquierdo de ella, los forman la infantería Continental, con Howard al mando de toda la línea. Los estadounidenses descansaron esa noche aproximadamente en sus puestos. Y sus mandos directos y el propio Daniel Morgan se acercaron a ellos con interés, para animarlos y despejar sus dudas. Al amanecer, tomaron allí el desayuno.

(CONTINUARÁ)