Las zona operativa y sus funciones y vulnerabilidades.
La zona operativa es el espacio geográfico donde se desarrolla el proceso de convertir la “masa de apoyo” de la retaguardia estratégica (fuerzas, apoyos, logística, comunicaciones, estados y planas mayores) en “unidades de acción” capacitadas y especializadas para su empleo en las “interfases de acción” con el enemigo. Éstas constituyen los puntos activos de lo que se puede llamar frente, cada vez más móvil y discontinuo, debido a la dispersión de las fuerzas, a su velocidad táctica y a su potencia de fuego.
Dichas unidades de acción, se integran en conjuntos de armas combinadas, cuyo nivel inferior táctico suele ser el batallón o la compañía reforzados, que tienen subconjuntos o unidades elementales, en el combate móvil.
Los elementos críticos de esta zona, que es el soporte físico de aquella actividad, son las comunicaciones de todo tipo, los espacios de maniobras (zonas de desdoblamiento, de apresto, de espera, de avance, provistas de cubiertas o desenfiladas), las unidades de ingenieros y de exploración operativa, los medios logísticos (almacenes, medios de distribución, organización y zonas de distribución a las unidades) y los centros de elaboración de la inteligencia y la transmisión de los reconocimientos y del mando operativo.
La zona operativa debe tener la suficiente profundidad espacial para poder contener, suministrar, desplegar, encaminar y dirigir al número suficiente de unidades, siguiendo las puntas de avance o de ataque necesarias junto al frente, para reiterar los esfuerzos en las “interfases de acción” y conseguir el objetivo táctico que en éstas se plantea y decide.
En la práctica suele existir una simetría espacial, como indicó el general Richard Simpkin, de las zonas operativas de ambos contendientes, a lo largo de la supuesta línea continua del frente. Una diferencia muy marcada en la profundidad de una zona, puede indicar la debilidad táctica de un rival, bien por menores recursos o por un más lento alistamiento para el combate de sus reservas estratégicas o medios militares en general (nivel gran estrategia o estrategia total).
Las razones de incluir a las tropas de ingenieros entre los elementos críticos de la zona operativa, residen en sus funciones específicas de lucha: actúan contra el centro de gravedad enemigo; son fuerzas muy escasas para todas las tareas que pueden desempeñar; su acción tiene un gran efecto multiplicador en nuestro esfuerzo; suministran a las otras fuerzas el material de ingenieros para su uso particular; son responsables de las interceptaciones y cortaduras reforzadas del terreno y las obstrucciones más eficaces: posiciones antitanques estables, campos de minas y fortificaciones más elaboradas. Con ello afectan gravemente al esfuerzo eficaz de nuestra capacidad de movimiento como elemento operativos.
Los elementos funcionales citados de la zona operativa son altamente vulnerables. En efecto, carecen de suficiente capacidad de defensa cercana (incluyendo los antitanques de infantería, aunque sean de apoyo), que suele estar limitada a los elementos de seguridad destacados por las unidades y los centros y que, aunque sea circular, son de tipo puntual en su posicionamiento. Si se produce la destrucción o la desarticulación de esos elementos funcionales críticos, que actúan como una red conexa e interdependiente de una sola costura. Se generará en los elementos afectados ondas de conmoción, que se transmiten por toda ella. Y, ello afectará exponencialmente a la funcionalidad de la retaguardia operativa, haciéndola incluso colapsar.
Privadas las unidades de acción enemigas en sus puntos activos del frente, de su zona operativa, que las capacita, sostiene e impulsa, la supervivencia de todo el sector de frente afectado es imposible tras un tiempo, por agotamiento o por consunción. Asimismo, los efectos morales de la sorpresa ingrata y de la pérdida de las expectativas precipitan el hundimiento de su frente más rápidamente aún. Sus fuerzas tenderán a retroceder hacia su retaguardia profunda, para proteger los elementos funcionales que les permiten operar tácticamente.
Y, ¿qué hay de la capacidad de combate de las unidades desplegadas en la zona operativa, preparándose para operar en ese sector de frente o en otro contiguo? ¿Pueden defender a los elementos funcionales de su zona operativa? ¿Pueden contraatacar la penetración del enemigo?
Recordemos que cualquier conjunto militar, desde la tripulación de un tanque hasta un ejército, pasa la mayor parte de su tiempo, no desplegado ni preparado para combatir. Su tiempo utilizado transcurre haciendo labores y operaciones que le permitan llegar a combatir en el momento elegido.
Tanto si está entrenando, embarcándose, moviéndose, equipándose, abasteciéndose, reorganizándose, esperando o descansando, cualquier unidad no está en plena disponibilidad de combate. Precisamente en la zona operativa es donde las unidades se preparan para realizar sus operaciones contra el enemigo. Incluso aunque ésta se trate de una marcha táctica, “empujando” un frente flexible y discontinuo con débil alistamiento de combate de su enemigo.
Sólo podemos contar para la defensa de la zona operativa con las reservas operativas alistadas y con las reservas tácticas más profundas, situadas ambas en ese sector o en los contiguos.
La masa de apoyo es el conjunto de los medios militares que concurren en el teatro o la campaña. Su medio de actuación es la estabilidad y es regida mediante la “gestión” de los altos mandos. Ésta se basa en procesos y estándares definidos, que son estables durante largos períodos de tiempo, los cuales le confieren la previsibilidad necesaria de los efectos buscados en su acción. Con ellos se mantienen y se manifiestan la cohesión y la funcionalidad de estas estructuras e hiperestructuras militares.
Al nivel de un grupo de ejércitos, la masa de apoyo se extiende desde el límite anterior de la posición de defensa hasta los 300-500 Km. en la profundidad propia y con un ancho de unos 300 Km.
Hacia la zona de los 75-100 Km., la hiperestructura de la masa de apoyo se disgrega en las estructuras y microestructuras más activas, que constituyen las unidades operativas y tácticas. Éstas actuarán en los campos de acción y las interfases de acción con el enemigo, hasta unos 150-250 Kms en la profundidad de éste. Seguirán para ello procedimientos de combate y de maniobras operativo-tácticos, que estarán orientados con los criterios de descentralización, aprovechamiento de oportunidades, sorpresa, contraataques, vacíos enemigos, etc., y que estarán regidos por la intención superior y su centro de gravedad, que son todos específicos de las estructuras y microestructuras activas con el enemigo.
(continuará)











































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